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HISTORIA CONTEMPORÁNEA UNIVERSAL

LA ERA DE LA
REVOLUCIÓN
1789-1848

ERIC HOBSBAWM

Eduardo Alcolea Ausejo


Curso 2º, Grupo1
Mayo 2014
ERIC HOBSBAWM-
LA ERA DE LA REVOLUCIÓN, 1789-1848

Esta reseña no pretende ser un mero resumen de la obra, internet está plagado de
resúmenes y estimo que es mucho más provechoso realizar un análisis estructural y una
valoración de la obra en su conjunto.

Hobsbawm es un autor titánico en lo que a historia contemporánea se refiere, no


solo por su tremendo conocimiento y erudición sino porque ha vivido parte de los
acontecimientos más importantes del s.XX, de familia judía nació en 1917 en Alejandría,
vivió en Alemania el ascenso de Hitler al poder, emigró a Londres , participo en la II
Guerra Mundial, vivió el surgimiento y la caída del bloque Soviético y murió finalmente
en 2012 tras haberse convertido en el más importante historiador de la escuela marxista
británica y uno de los mayores estudiosos del mundo contemporáneo.

La obra que estamos analizando se enmarca dentro de una trilogía, a saber: La era
de la Revolución, 1789-1848; La era del Capital, 1848-1875 y La era del Imperio, 1875-
1914. Con esta trilogía y junto a Historia del siglo XX1 Hobsbawm traza una un denso y
profundo arco con el que recorre la historia de los últimos doscientos veinte años.

La era de la Revolución, 1789-1848 se divide en dos partes bien diferenciadas, en la


primera, Evoluciones, se dedica a plantear los hechos acaecidos estableciendo una
progresión entre ellos por capítulos, primero describe el estado de las cosas en los
prolegómenos de la Revolución Francesa, en el segundo y tercer capítulo analiza en
profundidad las revoluciones industrial y francesa respectivamente, toda su obra gira en
torno a esta dualidad que él llama la “doble revolución”.
En el siguiente capítulo, La Guerra, analiza el periodo ininterrumpidamente bélico
de 1790-1815 y como se revoluciono el arte y la forma de entender la guerra por parte de
los franceses, en quinto capítulo, la paz, se encentra en el periodo siguiente de relativa
paz, o al menos de guerra entre no más de dos estados, de paz tensa fruto del congreso de
Viena y bajo la atenta mirada de la Santa Alianza.
El sexto capítulo versa sobre las tres olas revolucionarias entre 1815 y 1848, la
primera y mediterránea en 1820-1824, la segunda 1829-1834 y finalmente la ola de 1848
que definitivamente acabo con el antiguo régimen. Para terminar esta primera parte nos
habla del surgimiento de los nacionalismos, de su origen, de su composición y de su
evolución del liberal al conservador.
En la segunda parte, consecuencias, analiza los efectos que todos los procesos
descritos en los capítulos precedentes ocasionaron en diferentes aspectos sociales,
económicos o áreas del conocimiento.
En primero lugar examina como la doble revolución trastoco las relaciones del
hombre con la tierra, su dependencia de ella y de quien la poseía, la caída del sistema
feudal, el éxodo rural, las consecuencias de las desamortizaciones en las propiedades
comunales etc.
En el siguiente capítulo se describe los efectos en la industrialización, tanto de los
países y de cómo el desigual ritmo al que se producía generaba diferencias económicas y

1
The Age of Extremes en su versión original
sociales de importante magnitud entre los diferentes estados, como en la mentalidad
colectiva de la sociedad industrializada.
En el capítulo con el nombre tan singular de La carrera abierta al Talento estudia
como las transformaciones político-económicas propiciaron el surgimiento y la llegada a
posiciones preminentes de personas que no debían su posición al renombre de su linaje
ni de su riqueza original, sino más bien, a la capacidad de mediante los negocios, la
inversión y especulación la capacidad, en cierta medida debida al ingenio, de medrar
económica y socialmente.
En el capítulo siguiente, El Trabajador Pobre, con especial habilidad consigue
transmitir el vivir y el morir de las masas trabajadoras, angustia porqué sabe recrear a la
perfección la opresión y la insalubridad de aquellas primigenias comunidades de obreros
industriales hacinados en ciudades.
Los capítulos 12 y 13, Ideología religiosa e ideología secular, son muy interesantes
por que muestran tanto la evolución como las diferentes funcionalidades de las
corrientes de pensamiento, religioso o filosófico, respecto al estrato social que las
esgrime y respecto al estrato que las sufre, especialmente sugestivo es el capítulo de
Ideología secular puesto que realiza un recorrido por la filosofía política desde Hobbes
hasta Marx, arguyendo los razonamientos de cada corriente y sus intentos de aplicar su
teoría o contrateoría en tal o cual estado o sociedad.
En Las Artes analiza el florecimiento en la literatura, la música y las artes plásticas
de una potente corriente de grandes artistas cuyas obras aún tienen renombre en la
actualidad en el pensamiento colectivo, intenta establecer este florecimiento con la doble
revolución, también analiza la corriente romántica y sus peculiaridades.
El último capítulo, La Ciencia, es tremendamente emocionante puesto que es el
periodo donde se consolida el método científico y donde se dan los primeros pasos en la
consolidación de áreas del saber tales como la química, la biología, la geología, la física,
la psicología o la sociología, las matemáticas, la lingüística etc como disciplinas
científicas. Supone el despertar de la oscurantista época anterior. Carnot, Lavoisier,
Darwin, Marx, Gauss, Hamilton etc y lo crucial que sus avances científicos supusieron
para la concepción de la sociedad del mundo que les rodeaba y los consiguiente cambios
mentales a la hora de comprender e interpretar la realidad.
Termina con un epilogo titulado Conclusión: Hacia 1848, en el que intenta sintetizar
y resumir las conclusiones de la obra, siendo el último párrafo realmente sublime:

“En 1831 ya había escrito Víctor Hugo que oía –el ronco son de la revolución,
todavía lejano, en el fondo de la tierra, extendiendo bajo cada reino de Europa sus
galerías subterráneas desde el túnel central de la mina que es Paris-. En 1847 el sonido
era estentóreo y cercano. En 1848 se produjo la explosión.”

Para terminar con los aspectos formales del libro hay que añadir que acompaña con
siete mapas de Europa en diversos momentos del periodo que estudia la obra y también
con una tabla estadística y un gráfico.

En cuanto a la sección de bibliografía se trata de una bibliografía comentada por


áreas temáticas. La establece sin ningún orden, pero detallando pormenorizadamente
cada obra o grupo de obras, a pesar de estar la inmensa mayoría escritas en inglés y
francés, con alguna excepción en italiano o alemán, la presente edición indica entre
corchetes aquellas obras que se encuentran traducidas al castellano por lo que esto
resulta de una importancia crucial para el joven e intrépido investigador que desee
profundizar en el estudio de este periodo.

Ahora bien, tras un somero vistazo por encima de la obra pasaremos a comentar
algunos detalles de forma más profunda:

Este libro no es sino un espejo de la profunda erudición de Hobsbawm, describe con


afilado detalle las situaciones y circunstancias que narra aportando comparaciones entre
años, entre países o entre diferentes grupos sociales, consigue que el lector sin quererlo
se traslade al siglo XVIII o XIX, lo hace partícipe de la problemática de tal o cual
situación.

Esta característica señalada en el epígrafe anterior es muy interesante, puesto que


permite situar un hecho o acontecimiento en su justo contexto mediante una correlación
comparativa, siendo la comparación una herramienta básica y fundamental en el análisis
histórico.

Por otra parte es capaz de desmenuzar a las masas protagonistas de la historia en su


diferente composición étnica y de clase, y aun dentro de la misma clase nos desvela con
datos firmes la composición porcentual de dicha clase, sus oficios, sus orígenes, sus
aspiraciones, sus sueños y sus miedos. Esto es especialmente útil a la hora de estudiar la
composición social de los movimientos nacionalistas, de movimientos como el cartismo o
el ludismo y en definitiva la comprensión de la motivación de las oleadas revolucionarias
atendiendo a la constitución y diferentes características de sus miembros.

Otra característica importante es que no se centra en un solo aspecto de la época


sino que por el contrario, transmite una saber repartido sobre múltiples áreas temáticas,
hay muchas obras y especialistas con profundos estudios políticos, sociológicos o
económicos, pero que en una misma obra reúnan de manera igualmente profunda
análisis sobre cuestiones de tan diversa índole como la ciencia, el arte, la producción
industrial, la filosofía política, las mentalidades religiosas etc, no es frecuente, reitero,
encontrar obras que abarquen sectores tan amplios de la realidad histórica sin perder a
cambio rigor académico.

Tras la lectura de La Era de La Revolución, el lector, incluso el no iniciado en el


estudio de este periodo, sale con un profundo conocimiento de la Europa de esa época,
más que un conocimiento concreto en realidad lo que transmite Hobsbawm son ideas,
multitud de ideas, quizás difícil de definir claramente tras una primera lectura, las ideas
las va conformando el lector a base de recibir el constante bombardeo de información
precisa, de datos, de fechas, de comparaciones...

Nadie en su sano juicio está en disposiciones de criticar esta obra ni a su autor,


¡Robespierre nos libre! Sin embargo y sin detrimento de lo dicho en los epígrafes
precedentes hemos de ser honestos con nosotros mismos y mencionar aquellos aspectos
de la obra que, aunque quizás erróneamente, consideramos equivocados o al menos
contraproducentes.
Las comparaciones son útiles, desde luego pero se tornan excesivas cuando impiden
a la narración desarrollarse con normalidad, cuando en una misma página aparecen 10
comparaciones temporales diferentes la lectura se vuelve pesada, evidentemente no
abogamos por su eliminación sino por establecerlas de forma diferente, una opción sería
colocar las referencias temporales que no fueran del todo importantes en pies de página
o notas al final de cada capítulo, o mejor aún, reflejadas en tablas estadísticas, esto
permitiría no solo hacerse sin perjuicio de la lectura sin que aumentaría la capacidad de
comprensión al reflejar en un gráfico o estadística mucho mejor mayores cantidades de
información sintetizada en espacio muy reducido.

Algo similar ocurre con la comparativa entre países, está bien, es positivo, pero su
exceso a veces abruma, en este aspecto se junta una peculiaridad, al ser Hobsbawm
británico no deja de tener ese retrogusto anglocentrista o britanocéntrico, y es que
encontramos muchas más referencias comparativas entre cualquier país e Inglaterra que
entre países continentales. Se asemeja un tanto a esos presentadores de documentales de
viajes, que constantemente se deshacen en comparaciones entre el país visitado y su
omnipresente Inglaterra.

Respecto a la composición social de las masas protagonistas de este periodo, quizás


no de forma tan manifiesta, pero también crea cierta arritmia, por lo que estimo que
debería haberse reflejado mediante tablas porcentuales o gráficos detallados en los que
de una solo vistazo podríamos realizar una comparativa entre los diferentes movimientos
revolucionarios y su composición economicosocial a través de los años y a lo largo de los
diferentes países.

Es quizás esa profunda erudición que refleja Hobsbawm la que paradójicamente


causa cierto freno a la una lectura dinámica y provechosa de la lectura, Hobsbawm ha
preferido un análisis detallado en la narración a realizar mediante una mirada de
telescopio una síntesis donde prime la capacidad narrativa y de relacionar unos hechos
con otros, el resultado es que este libro se hace duro a ratos, difícil para un lector no
iniciado en la Europa contemporánea e imposible para uno cuyo interés por la materia
sea bajo.

Es por tanto obligado darse cuenta de la importancia que tiene en la ciencia histórica
la transmisión de su saber, es fundamental darse cuenta que a veces un relato histórico
bien construido vale más que un infinito aluvión de datos, fechas, nombres o como en el
caso concreto que analizamos, un detallado y pormenorizado compendio de la
producción textil de hasta la última fabrica británica, los datos dan fuerza a la narración,
pero su exceso la asfixia.

Otro aspecto negativo de la obra es su falta de uniformidad y de ritmo, hay capítulos


realmente interesantes en los que el lector pasa de página en página con gran voracidad,
deseando conocer más y más, pero en cambio otros la lectura se vuelve eternizante, sin
mucho interés. Es significativo en este sentido advertir que son precisamente los
capítulos donde prima la narración por encima del aporte de datos donde la lectura se
vuelve más amena y la información que aporta más interesante. Estos capítulos de mayor
aprovechamiento de los que hablamos son los de El trabajador pobre, los referentes a las
ideologías, tanto secular como religiosa, y el capítulo de La Ciencia.
El epílogo tampoco muestra las características que, se supone, un epílogo debería
tener, exceptuando los dos o tres últimos párrafos del mismo no encontramos nada que
signifique una síntesis clara del libro ni tampoco un avance de la época posterior que se
avecina.

Con todo, y por no querer pecar de excesiva exquisitez, este es un libro esencial
para cualquier individuo que desee adentrarse en el conocimiento de la edad
contemporánea, pero su aprovechamiento vendrá en gran medida determinado por los
conocimientos iniciales que tenga el lector, siendo conscientes de que su lectura sin una
aproximación previa significara, aunque recomendable, un desaprovechamiento del libro
a perderse multitud de matices y enfoques por la incapacidad de apreciarlos o
comprenderlos.

Pour chanter Veni Creator


Il faut une chasuble d'or
Nous en tissons pour vous, gens de l'église
Et nous, pauvres canuts, n'avons pas de chemise

C'est nous les canuts


Nous sommes tout nus

Pour gouverner, il faut avoir


Manteaux ou rubans en sautoir
Nous en tissons pour vous grands de la terre
Et nous, pauvres canuts, sans drap on nous enterre

C'est nous les canuts


Nous sommes tout nus

Mais notre règne arrivera


Quand votre règne finira
Nous tisserons le linceul du vieux monde,
Et l'on entend déjà la révolte qui gronde

C'est nous les canuts


Nous n'irons plus nus
C'est nous les canuts
Nous n'irons plus nus2

2
Les Canuts, canción popular de los tejedores de Lyon, con cuyo extracto se inicia uno de los capítulos.

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