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EL AMOR DEL PADRE EN

MEDIO DE LAS
DIFICULTADES

Un entendimiento del amor de Dios nos ayuda a seguir


adelante sin importar la situación.
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien
según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una
esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre
los muertos, 4 para obtener una herencia incorruptible,
inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para
vosotros, 5 que sois protegidos por el poder de Dios mediante la
fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el
último tiempo. 6 En lo cual os regocijáis grandemente, aunque
ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con
diversas pruebas, 7 para que la prueba de vuestra fe, más
preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea
hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación
de Jesucristo; 8 a quien sin haberle visto, le amáis, y a quien
ahora no veis, pero creéis en Él, y os regocijáis grandemente con
gozo inefable y lleno de gloria, 9 obteniendo, como resultado de
vuestra fe, la salvación de vuestras almas.

David fue dejado con su mamá cristiana a la edad de 6 años. Nunca


tuvo una explicación de por qué su papá lo dejó y nunca pudo
entender por qué él tenía que sufrir esta dificultad de no ser amado.
Para cubrir el dolor del rechazo, David buscó la iglesia, la oración,
la Palabra e incluso amigos cristianos para aliviar sus dificultades y
aquella sensación de no ser deseado y amado por su propio padre
biológico. La amargura marcó su alma, pero la felicidad enmascaró
su dolor. Un día, llegó la noticia de que su padre biológico
finalmente quería verlo el día del padre. Él tenía emociones
mezcladas y se hacía las siguientes preguntas: “¿Debo estar feliz?
¿Debo estar enojado?”. Pero él hizo a un lado su confusión y llegó a
un punto en el que finalmente le dijo a su madre: “Mamá, Dios
quiere que lo perdone. Dios dice que debo honrar a mis padres. ¡Mi
dificultad se termina hoy! Haré todo lo que pueda para aceptar a mi
propio padre de nuevo e incluso daré la milla extra y ganaré más
dinero trabajando más y le compraré algunos regalos”. Su madre no
le dio una respuesta a su decisión, y David, procedió a comprar un
buen reloj con el dinero que había obtenido.
Llegó el día del padre, y David y su papá hicieron el plan de
encontrarse en un restaurante. David tenía un montón de preguntas.
Finalmente llegó su papá al restaurante, y los dos se abrazaron de
una manera robótica, de manera incómoda. Pero mientras
compartían el almuerzo juntos, las cosas empezaron a suavizarse con
sonrisas y risas. ¡David finalmente entendió el amor de un padre! ¡Él
entendió lo que significa ser querido y ser amado! ¡Su dificultad ya
había llegado a su fin! Ese día, cuando estaban terminando su
almuerzo, David comenzó a hablar sobre la pasión que él tenía por
Cristo, la iglesia y sus amigos cristianos. Pero fue en ese momento
que el padre se quedó callado sin una expresión en su rostro. Sin
embargo, David no pensó nada al respecto.
Después del almuerzo, habían planeado encontrarse nuevamente al
día siguiente en el mismo restaurante. David llegó al restaurante
emocionado, pero el papá de David nunca llegó. Pasaron horas y
horas, David esperó, y una vez más, su padre estuvo ausente en su
vida. Una vez más, sus dificultades volvieron. Esos sentimientos de
“No me quiere, no soy amado”, comenzaron a correr hacia él como
una ola incontrolable que lo sofocó y lo hizo llorar. Momentos
después, en lugar de su padre, su madre llegó al restaurante y David
comenzó a llorar y le preguntó: “¿Por qué mamá? ¿Qué hice? ¿Por
qué papá no me quiere? ¿Por qué no me ama?”. Después de tantos
años, ella finalmente le dijo la verdad: “Tu papá se fue porque no
estaba de acuerdo con mi fe en Jesucristo. Esa es la verdadera razón
por la cual él nos ha dejado. Esa es la razón por la que has luchado
contra esta dificultad en tu vida hijo”. Desde ese día, David recordó
el día del padre como un día de “dificultades” y se alejó de Dios
porque pensaba que Dios traía dificultades a su vida por la relación
con su padre.

Dios es un Padre amoroso


Una de las mayores dificultades que enfrentamos en nuestras vidas
es cuando nuestros padres o incluso familiares se vuelven contra
nosotros por lo que creemos y amamos más. Estos pueden ser los
días más vacíos y dañinos en nuestras vidas; especialmente, cuando
se trata de nuestra fe y estamos haciendo todo lo que el Señor nos
dice que hagamos. Cuando hemos experimentado este tipo de dolor
y odio dentro de nuestras familias, ¿cómo podemos responder con
obras de bondad, misericordia y dedicarnos a la obra del amor?
Cuando hemos hecho todo lo que Dios nos pide que hagamos, y
nuestros padres o familiares están llenos de odio contra nosotros,
¿cómo podemos responder con alegría?

El pasaje central de este artículo fue escrito en una sociedad muy


anticristiana. Los cristianos fueron ridiculizados, la persecución
prevaleció, el sufrimiento por la voluntad de Dios fue evidente y las
dificultades debido a la fe en Jesucristo fueron muy comunes. A
pesar de todo, los versículos que veremos a continuación nos dirán
lo que debemos creer y cómo debemos responder al comprender el
amor de Dios, porque el peligro de no conocer realmente Su amor
hará que respondamos en nuestras dificultades familiares, o en
cualquier dificultad, de maneras pecaminosas. Nuestra comprensión
bíblica del amor de nuestro Padre celestial define cómo sentimos,
pensamos y actuamos. Así que, quiero que veas conmigo este
hermoso pasaje que nos muestra que, a pesar de nuestras
dificultades, debemos vivir con la confianza de que nuestro Padre
nos ama.
“3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien
según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una
esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los
muertos, 4 para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y
que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros, 5 que
sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación
que está preparada para ser revelada en el último tiempo” (1 Pedro
1:3-5). 

Cuando Pedro dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor y


Jesucristo”, quiere decir que Dios es digno de celebración y que
debemos regocijarnos en Él. ¡Alabado sea Aquel que es el creador y
el que nos salvó a través de su amor inmenso! ¡Este Padre amoroso
que vale la pena celebrar, cuán grande es este amor que Él tiene para
que nosotros podamos ser salvos! Nos ha dado una nueva vida,

pero no solo una nueva vida, sino una esperanza viviente ¡las
grandes cosas están por venir! Pedro en estos versículos nos da los
términos más fuertes posibles para mostrarnos que nuestra herencia
es indestructible. Hay un lugar prometido reservado para nosotros
los creyentes que hemos nacido de nuevo. Hay un lugar para quienes
realmente han puesto su fe en la muerte y resurrección de Jesucristo
por sus pecados y este lugar será revelado en el último tiempo.
Pero tal vez, si eres completamente honesto, puede ser que mientras
lees esto no sientes absolutamente nada. Dices: “Sí, bendito sea
Dios. Él me ama, está bien. Entonces, alabado sea su nombre, sí,
santo, santo. Él me salvó. Gracias Dios”. Muchos leen estos
versículos como esas publicaciones de Facebook con dos parejas
abrazándose que tienen unas letras en la parte de abajo que dicen
algo como: “Nuestro amor no es perfecto, pero sí es real y dura más
que unas pilas Duracell”. Algunos, al leer estos versos, no sienten
entusiasmo por Dios. ¿Por qué digo esto? Porque si realmente
creyeras que Él te ama y te ha salvado, y hasta que te está amando
en este preciso momento, escaparías de tu tiempo para buscar su
amor incomprensible. Pero para algunos, Dios es simplemente ok.
Muchos cristianos saben que Él los ha salvado o está intentando
salvarlos de ellos mismos, pero eso es todo. No sienten que su Padre
los ama realmente debido a ciertasdificultades en su vida del pasado
o del presente. Han hecho lo que Dios les dijo que hicieran,
especialmente cuando su familia y todo el mundo está en contra de
su fe, pero el amor de Dios aún se siente lejos en sus vidas. La
consecuencia de pensar así es que vas a pensar que Dios no te ama,
y que, por tal razón, Él no te cuidará. Si crees que Él no te cuidará,
harás lo que sea necesario para cuidarte a ti mismo. Vas a caminar
voluntariamente hacia el pecado porque Dios no te está dando lo que
tú quieres; vas a tener millones de preocupaciones y ansiedades en
tu vida porque vas a creer que debes cuidarte a ti mismo; incluso
puedes llegar a aprovecharte de las personas sin darte cuenta. Dirás:
“Si Dios no me cuida, aunque se que está mal, tengo que cuidarme a
mí mismo y usaré a la gente para hacerlo”.

Puedes decir que conoces a Dios y Su amor, pero si tus acciones


representan lo contrario, en verdad no sabes, o te has olvidado de
quién es Dios y de Su amor.  Mira lo que dice 1 Juan 4:8: “8 El que
no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”. Esto dice
directamente que puedes pensar que conoces a Dios y que conoces
Su amor. Sin embargo, si tu vida consiste solamente en cuidarte a ti
mismo sin amar a otros, sin sacrificar tu dinero por otros (y la
iglesia), sin dar a otros voluntariamente, tú estás enamorado de ti
mismo y tu corazón está envenenado con una ambición egoísta. En
Santiago 3:15, él dice que este tipo de pensamiento es terrenal,
animal y diabólico.

Yo sé que, para muchos cristianos, comprender el amor de Dios es


difícil. Sé que los padres de la mayoría —especialmente el papá—
no son cristianos y esto puede dar ciertos conceptos de cómo es
nuestro Padre celestial. Algunos naturalmente comparan el amor de
su Padre Celestial con el amor de su padre terrenal. Pero estos son
dos tipos de amor que no se comparan. Yo amo a mi hijo hasta la
muerte. A veces me vuelve loco, pero lo amo. Cuando me vuelve
loco, seré sincero, cometo muchos errores en la forma en que lo
castigo. Por ejemplo, en el pasado cometí el error de mostrarle una
imagen de una Barbie malvada, que no tenía cejas, cada vez que se
portaba mal. Mi hijo odia esa imagen. Entonces, cuando él se
portaba mal, le mostraba esa foto y le decía: “¡Estás portándote muy
mal! ¿Quieres que este rostro de Barbie venga por ti? ¡Si sigues
desobedeciendo a Dios, el diablo ama que peques y se acercará a ti
por tu pecado!”. Bueno, eso es parcialmente cierto porque el
enemigo se nos acerca cuando pecamos, pero podía corregir a mi
hijo de otras formas. Estuve haciendo esto para corregirlo, pero mi
método estaba mal.  Si desobedecemos, Dios no nos va a mostrar
una imagen de una Barbie malvada en un teléfono celular,
poniéndola en nuestra cara y gritando:
“¿Quieres que esto venga por ti?”. Él tiene sus diferentes maneras de
disciplinarnos en amor. Por eso digo que es un gran problema pensar
que Dios es idéntico a nuestro padre terrenal. Si piensas esto,
pensarás que Dios solo te ama cuando te portas bien y haces todo lo
que debes hacer. Vas a pensar que, si eres bueno esta semana, Dios
te dará 50 mil pesos, y si te portas mal, te va a mandar un ladrón a tu
casa para que te robe esos 50 mil pesos.

Algunos que han sido rechazados por sus propios padres, piensan
que Dios simplemente los tolera y los perdona pero que no los ama.
No creen profundamente que Él los ama. Dicen con su boca, “Dios
me ama”, pero su corazón está lejos de esta verdad y dicen: “¿Qué
hay para amar de mí?”. Se cierran a la idea de que el amor de Dios
es real y que Él sí los salvó. Este tipo de pensamiento es muy
peligroso porque si crees que Dios no te ama, culparás a Dios por las
dificultades que estás pasando y no tendrás alegría en medio de tus
dificultades. 

Dios, en Su amor, purifica nuestra fe


Lo que es interesante es que los destinatarios de esta carta se
regocijaron en la verdad de que ellos eran salvos. Y se regocijaron
en medio de las dificultades que tuvieron y en medios de sus
sufrimientos por tener fe en Cristo. Pedro también nos recuerda que,
porque Cristo nos ama, debemos creer que hay un propósito en
nuestras dificultades. Pero ¿cuál es el propósito de mis dificultades
si Cristo me ama y me salvó? Pedro da la respuesta en los versículos
6-7: “6 En lo cual os regocijáis grandemente, aunque ahora, por un
poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas pruebas,
7 para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que
perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en
alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo”.

Pedro pasa de alabar a Dios por lo que ha hecho a decirles a los


lectores que los sufrimientos son necesarios. ¿Por qué es necesaria
esta prueba? ¡Porque somos posicionalmente hecho santos a través
de Él porque, prácticamente, somos un desastre! Así que, Dios, en
Su amor, no nos dejará donde estamos. El purificará nuestra fe, y
esta purificación sucede a través de nuestras dificultades. En otras
palabras, nuestras dificultades sirven como una prueba, al igual que
el oro se coloca en el fuego para ver si es real o falso. En estos
versículos, Pedro nos está mostrando que la autenticidad de nuestra
fe es probada por nuestras dificultades.
Es decir, cualquier dificultad que estés enfrentando en este preciso
momento —o la dificultad que vas a enfrentar en el futuro— te va a
mostrar si eres un seguidor de Cristo o no.  Si superas tus pruebas y
estas disciplinas, sea las dificultades que tengas con tu familia o en
tu vida personal, entonces estarás cara a cara con Cristo y recibirás
“alabanza, gloria y honor” en el tiempo dado. ¿Esto significa que
esta prueba no va a doler? No, por supuesto, duele. Pedro usa la
palabra “probado por fuego”, y en 1 Pedro 4:12 dice: “Amados, no
os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha
venido para probaros”.

Has hecho las siguientes preguntas: “¿Dios por qué vivo en


dificultades? ¿Por qué no cambias a mis padres y mi familia? He
hecho todo lo que me has mandado, pero ¿por qué nada funciona a
mi manera? Dios, ¿por qué tengo estas tentaciones en mi vida
cuando te pedí que me las quitaras? ¿Cómo es que esas personas
tienen estas cosas en la vida y yo no? ¿Por qué haces las cosas
difíciles para mi vida? Si has hecho estas preguntas, estas cosas
precisamente son pruebas en este momento. Dependiendo de cómo
respondas a estas pruebas, vas a poder ver la autenticidad de tu fe.
Porque en medio de esto, vas a hacer una de las siguientes dos cosas:
1) Te vas a agarrar de Dios en medio de estas dificultades o, 2) te
vas a alejar de Dios durante estas dificultades. Dependiendo de lo
que tú hagas, podrás ver la autenticidad de tu fe. Pero, aunque estés
agarrado de Dios en medio de tu dificultad, o, aunque te estés
alejando de Dios enmedio de la dificultad, en los dos casos, Dios te
ama para mostrarte si estás caminando hacia Él o hacia el infierno.
El amor es honesto, y Dios, será honesto con nosotros y nos
mostrará hacia dónde estamos caminando en nuestras vidas.
Entendiendo que Él nos ama, debemos tener gozo en la verdad de
que Él nos salvó sin importar qué tipo de dificultades
enfrentaremos. Mira lo que dicen los versículos 8-9: “8 a quien sin
haberle visto, le amáis, y a quien ahora no veis, pero creéis en Él, y
os regocijáis grandemente con gozo inefable y lleno de gloria, 9
obteniendo, como resultado de vuestra fe, la salvación de vuestras
almas”.

Comprender el amor de Dios trae gozo


Los receptores de esta carta, aunque no vieron a Jesucristo o
caminaron con Él como Pedro, amaron a Jesucristo. Estaban llenos
de un amor por Jesucristo. A pesar de las dificultades o persecución
que ellos tenían con los miembros de la familia o sus vecinos, a
pesar de sus sufrimientos, ellos continuaron teniendo gozo, amando
y creyendo en Jesucristo. Entonces, ¿qué es lo que dicen estos dos
versículos? Más atrás en el versículo 5, Pedro habla de un lugar
maravilloso “guardado (tiempo pasado) para ellos” y aquí en el
versículo 9 dice “obteniendo el resultado de vuestra fe”. Entonces,
los versículos 8-9 en otras palabras se pueden leer así: “no has visto
a Jesús, pero lo amas, y estás regocijándote inexplicablemente lleno
de gozo porque vas a recibir la recompensa de tu salvación por
amarlo a Él”.

Tanto Pedro como sus receptores sabían que ellos enfrentarían la


persecución del rey Nerón. Nerón era el rey que fue conocido por
matar a Pablo y a Pedro. Él alimentó con los cristianos a los leones,
los quemaba en antorchas con fuego y hacía cosas brutales a los
cristianos. A pesar de estas cosas, los receptores de Pedro pudieron
seguir creyendo y amando a Cristo en momentos de dificultad
porque ellos amaron a Jesucristo, y también, ¡sabían que Cristo
realmente los amaba! Sin importar qué tipo de dificultad ellos
estaban enfrentando o enfrentarían, sabían que Dios los amaba.
¿Crees realmente que Jesucristo te ama? Algunos piensan que
Jesucristo tiene que amarlos, pero que realmente no los ama. Han
asistido por años a la iglesia, pero todavía no creen que Jesucristo
los ama.

Mientras crecí en la iglesia, recuerdo que cantaba “Cristo me


ama…” todo el tiempo. Tal vez lo has cantado. He cantado esta
canción en coreano, español e inglés toda mi vida. En los días que
venían mis amigos a mi casa cuando yo estaba en el colegio, esta
canción era una alarma para todos nosotros. Nos quedábamos
despiertos hasta muy tarde, y en la mañana, escuchábamos la voz de
mi papá:
“Cristo me ama, me ama a mí” despertándonos para tener el culto
familiar. Hasta hoy en día, mis amigos recuerdan a mi papá como el
pastor que los despertaba con un himno para el culto familiar. Pero
seré honesto, cuando cantaba esta canción, no sentía nada. Llegué a
un punto en el que ya no me gustaba la canción. No había nada de
malo en la canción, el problema era yo. Realmente no creía que
“Jesús me amaba” a pesar de que “la Biblia me dice así”. Pensaba
que Él me había perdonado y me toleraba, pero que en realidad no
me amaba. Mientras pasaron los años, entendí que Él sí me amaba,
pero hubo un momento donde el amor de Dios sí me impactó
fuertemente. Fue en el momento que finalmente tuvimos a Jinwoo,
mi primer hijo. Mi mamá estaba ahí para verlo todo al lado mío.
Recuerdo que mi mamá grito con alegría: “¡Aquí viene el niño!”
emocionada, mientras yo pensé que había salido un ¡extraterrestre!
Mi hijo salió como un pulpo azul con la lengua por fuera, sangriento
y viscoso. Bueno, de todos modos, después de unos meses, recuerdo
unas noches en las que yo quería alimentar a mi hijo y darle el
tetero. Recuerdo la noche donde tenía a este bebé en mis brazos y
sentí ese pequeño dolor en mi pecho y estaba un poco confundido y
dije: “¿Qué es esto? ¿Qué me está pasando?”. Y dije: “¡Creo que
esto es, amor!”. ¡Y pensé que eso era tan raro porque este niño no
había hecho nada por mí! Pensé lo siguiente en ese momento: “No te
pareces nada a mí, te pareces completamente a tu madre, todo lo que
haces es vomitar sobre mí y defecar todo el día y ni siquiera limpias
la casa. ¡Ya eres caro y ni hemos empezado! No me das palabras de
sabiduría donde me siento y digo, 'sí, bebé inteligente, tienes razón'.
¡Estás aquí por la gracia de Dios y por nuestro plan de tenerte! ¡No
contribuyes de ninguna manera a nosotros, pero aún, cuando te miro,
siento que te amo!”. No tenía palabras para describir lo que estaba
sintiendo.  Si hubiera tenido una manera de transferir mi amor en
una memoria y ponerlo en la boca de Jinwoo para transferir mi amor
hacia él como un computador, lo hubiera hecho para que él conozca
mi amor. Si pudiera convertir la leche que él estaba tomando a mi
amor por él, lo hubiera hecho para que él hubiera sido lleno de mi
amor.
Fue en ese preciso momento cuando sentí que el Espíritu Santo se
acercó a mí y me preguntó lo siguiente: “¿Crees que tu amor por él
es más grande que mi amor por ti?”. Eso rompió mi corazón.
Durante ese tiempo hice lo que quizá debas hacer hoy: tuve
que arrepentirme por creer que el amor de Dios por mí era pequeño.

Para muchos cristianos, la razón por la que están tan atrapados en


sus vidas, en preocupación, en tentación y siguen cayendo en el
pecado sin poder controlarlo es porque están buscando dinero, un
hombre, una mujer, las opiniones de las personas, o una pantalla,
para llenar el hueco vacío en su corazón. Si ese es tu caso, estás
siendo engañado/a de la verdad que tienes un buen Padre que te
ama. Si entiendes que Dios te ama, la oscuridad ya no te definirá
porque descansarás en el amor de tu Padre y sabrás que eres
aceptado por Él.
Lo más malvado que alguien podría hacerme sería convencer a mi
hijo o a mis hijas de que yo no los amo. El enemigo tratará de
convencerte de que tu Padre celestial no te ama. Debes luchar contra
esos pensamientos cuando surgen porque no son verdad. Si Satanás
puede hacerte pensar que Dios no te ama, nunca lo amarás de vuelta.
¿Saben por qué? Porque 1 Juan 4:19 dice: “Nosotros amamos,
porque Él nos amó primero”.

Cuando entiendes profundamente este amor de Dios para ti, puedes


seguir adelante con gozo sin importar qué tipo de dificultad
enfrentarás en tu vida. No olvides que debemos vivir con la
confianza de que nuestro Padre nos ama, creer que hay un propósito
en nuestras dificultades y tener gozo en la verdad de que Él nos
salvó sin importar qué tipo de dificultades enfrentaremos.

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