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ASTRONOM ÍA
EN LA AME RICA A N TICU A
compilación de
AN THO N Y F. AVEN I
m
siglo véintiuno editores, sa
CEMO DEL AGUA 348 , MÉXICO 30 . 0 .F.
g a n z l9 1 2
portada de anhelo hernández
primera edición en español, 1980
© siglo *xi editores, s.a.
ISBN 968-23-0556-X
?
SOBRE los autores
pr ó lo g o , por Michael D. Coe
por Anthony F. Aveni
in t r o d u c c ió n ,
*1. CONCEPTOS DE ASTRONOMÍA* PQSIClOtfAL EMPICADOS EN LA ARQUI
TECTURA m e s o a m e r ic a N a* A N l i G u Á / p o r vlniAoñy F. Aveni
2. LA CALENDÁKICA m e s o a m e r ic a n a c o m o e v d e n c ia de a c t iv id a d
a s t r o n ó m ic a , por Sharón L. Gibbs
— 7. e l m e c a n is m o pa r a la d e t e r m in a c ó n de fech a s en la tabla
DE VENUS DEL CÓDICE DE DRESDEN, p o r M ichael P. CloSS
- 8. EL ALTAR Q DE COPÁN: ¿EL CONGRESO ASTRONÓMICO MAYA DE
763 d . c .? , por John B. Carlson
— 1-8. ARQUITECTURA Y PLANIFICACIÓN ENTRE LOS ANTGUOS MAYAS:
POSIBILIDADES Y LIMITACIONES PARA LOS ESTUDOS ASTRONÓMICOS,
por Hora Hartung
BIBLIOGRAFÍA 312
g a n z l9 1 2
-SOBRE LOS AUTORES
Michael D. Coe
INTRODUCCIÓN
hecho cada vez más difícil el encontrar semejanzas entre los sktem afM
astronómicos básicos del Nuevo y Viejo Munidos. A
Por mucho tiempo hemos reflexionado sobre cómo se obtuvo hÍIB
precisión de las tablas de Venus en el Códice de Dresden. L a respuesta ! !
puede residir en la arquitectura. En el Caracol de Chichón Itzá encon-¿A
tramos un edificio que incorpora precisamente esas alineaciones hori- M
zontales hacia Venus que pudieron haber servido para calcular su A
período de 584 dias y su ciclo de 8 años, exactamente como se describe A
en el Dresden. La asociación de la form a redonda del edificio con a
Quetzalcóatl-Kukulkán, el dios de Venus, y el tener en común con el 1
Códice de Dresden la región y la época de realización, fortifican este 1
punto de vista, has observaciones basadas en el horizonte están fuerte* 1
mente apoyadas por la evidencia recogida en los códices, como H artung 1
reporta en “Signos astronómicos en los Códices Bodley y Selden”. j
H artung discute la presencia y el posible significado del simbolismo ¡
del ojo y loe palos cruzados, repasando y extendiendo el por mucho j
tiempo olvidado estudio de Zelia N uttall en el volumen de aniversario
de Franz Boas.
(Los estudios de orientación sugieren que había muchas maneras I
diferentes de establecer lineas de referencia astronómicas de larga dis
tancia —entre piedras sobre los rayos de una rueda medicinal, entre
los petroglifos en cruz de Teotihuacan, entre las columnas verticales
colocadas en la cima de m ontañas en lados opuestos del vállenle Cuzco,
o entre las estelas en el valle de Copán. Líneas de referencia entre
ciudades han sido reportadas también. Esto puede reflejar una ten
dencia hacia la planeación geográfico-cosmd^gica en gran escala, un
concepto apoyadopor las inscripciones, j
P Los objetos principales que aparecen en todas las astronomías primi
tivas son el sol (las'horas de salida y puesta del sol en los- equinoccios,
solsticios y tránsito cenital eran registradas para usarse en la determi
nación de fechas y periodos de im portancia cívica, religiosa o agrícola
a través del año trópico^, la luna (usualmente se m antenía una cuenta
lunar registrando fases en lugar de posiciones en el horizonte, como se
hacía en los sitios m egalíticos), y los planetas y estrellas más brillantes.
Es interesante encontrar algunas estrellas de éstas que se ajustan tanto
a alineamientos horizontales mesoamericanot como a norteamericanos,
por ejemplo Sirio y Aldebarán. Esto pudo haber resultado de la. rela
ción especial que cada estrella tenía respecto a una posición solar, lunar
o planetaria; las dos estrellas mencionadas funcionaban como m arca
dores para determ inar el intervalo del mes lunar en la latitud de la
rueda medicinal de Big H ora. En Mesoamérica, Aldebarán transita
el cénit, mientras que la prim era y últim a aparición de Sirio podrían
usarse corno un divisor aproximado del año trópico en estaciones. Por
nm oD uoaÓ N I»
R E CO N O CIM IEN TO S
Anthony F. Aveni
1. CONCEPTOS D E ASTRONOM IA POSICIONAL
EMPLEADOS EN LA ARQU ITECTU RA
MESOAMERICANA ANTIGUA
por A N T H O N Y F . AVENI
■ n v -í ■ ;
s
1.1. Diagrama pelar que muestra la distribución de los ejes de cen
f ig u r a
tros ceremoniales de Mesoamérica respecto al norte astronómico.
con Dow, pudieron haber construido un ángulo recto muy exacto para
trazar la Calzada de los Muertos. Alternativamente, la linea de refe
rencia pudo haber servido para transferir el eje básico del centro
ceremonial, que se estableció antes, a la parte circundante de. la ciudad.
Pusimos a prueba la linea de referencia como orientación astronó
m ica determinando, para la latitud, épora de construcción y eleva
ciones del horizonte de Teotihuacan, qué cuerpos astronómicos se
pudieron haber observado a lo largo de cualquiera de las dos direccio
nes dadas por la línea. Aun cuando Sirio salia en la linea de referencia
vista del oeste a este, encontramos una posibilidad astronómica más
probable en las Pléyades (ambos cuerpos celestes fueron mencionados
por D ow ). Este conspicuo grupo de estrellas no sólo se pone dentro
de 1° de la línea de referencia dada por las cruces, sino que también
funcionaba de una m anera de lo más singular en la disposición espacio-
tem poral de Teotihuacan. Las Pléyades tenían salida heliaca el mismo
día en el que ocurría el prim ero de los dos tránsitos del sol por el cénit,
un día de gran importancia para dem arcar las estaciones. La apari
ción de las Pléyades pudo haber servido para anunciar el comienzo de
este im portante dia, Cuando el sol de mediodía no proyecta sombras.
En vista de la coincidencia de acontecimientos astronómicos y de la
im portancia central de las Pléyades en el saber astronómico de Meso-
américa, éstas deben permanecer como candidato principal para la
motivación astronómica presente en la orientación de Teotihuacan.
U na tercera cruz teotihuacana fue encontrada en Cerro Gordo,
7 km al norte de la Pirámide del Sol. Esta cruz tiene una orientación
de ló 0^ al este del norte, vista desde la cruz vikinga. Esta línea de
referencia form a un ángulo recto casi perfecto con uno de los ejes
este-oeste de Teotihuacan, cómo ilustra la fig. 1.2. No se ofrece
explicación astronómica p ara esta dirección, aun cuando la brillante
estrella Dúbhe ha sido sugerida como referencia estelar (Dow 1967,
p. 330). Otros petroglifos han sido notados en Teotihuacan (Gaitán
et al., 1974) , pero su conexión con orientaciones de edificios no ha
sido estudiada en detalle.
Petroglifos de cruces punteadas han sido reportados en otras partes
■de Mesoamérica. Un diseño que tiene el mismo número de agujeros en
sus ejes que el del centro de Teotihuacan aparece en Uaxactún (véase
H artung 1971, fig. 8 ), y dos petroglifos de cruces también similares
fueron reportados recientemente por J. C. Kelley en Alta Vista. Zaca
tecas (comunicación privada). Este último sitio está situado dentro
de 2 km del Trópico de Cáncer, donde el sol alcanzaría el cénit al
mediodía sólo una vez al año. Dos cruces punteadas aparecen en
Tepeapulco. al noreste de Teotihuacan. Es claro que se requiere má*
investigación acerca del simbolismo de la cruz y su relación con la arqui
tectura y la orientación de edificios en Mesoamérica.
26 ANTH O N Y F . AVINT
1.3. Diagrama de tiempo vs. azimut para sitios del centro de México.
f ig u r a
Los líneas quebradas dan la ocurrencia de eventos astronómicos importantes
en d horizonte. Los límites verticales ilustran la incertidumbre en la época de
construcción de cada sitio, mientras que la linea horizontal indica la época
más probable de construcción. Los extremos horizontales incluyen orienta*
ciones de todos los edificios que fueron medidos. Abreviaciones para los sitios:
c a l = Calixtlahuaca; c h a l = Chalcatzingo; c h o = Cholula; cui Cuicuilco;
h a n = Manzanillo; t e n a = Tenayuca; TENG = Tenango; t e ñ o =\Tenochti-
tlan; t e o p = Teopanzolco; t e o t = Teotihuacan; t e p o = TepoztecoÍNrLA =
ASTRONOMÍA POSKaONAL Y ARQUITECTURA MESOAMRRICANA
figura 1.4. Vista a lo largo de la línea de referencia dada poc las estelas 12
y 10 desde el este al oeste. La posición de la estela occidental se muestra
con un círculo. Las ruinas de Copán que se hallan entre los árboles al cen
tro son cortadas por la linea de referencia.
figura 1.5.1 La división del año en Copan usando alineaciones dirigidas hada
d solsticio ae verano, los equinoccios, el tránsito del sol por el cénit, y la
puesta del sol en la linea de referencia dada por las estelas 12 y 10. |
A G R A D E C IM IE N T O S
Doy las gracias a Horst Hartung por haber dibujado las figs. 1.2, 1.3,
1.5, y 1 6 y a la National Science Foundation por cpstear esta in
vestigación.
\
2. LA CALENDÁRICA MESO AMERICANA
CO M O EVIDENCIA DE ACTIVIDAD ASTRONÓMICA
P or S H A R O N L . G IB B S
C A L E N D Á R IC A
LA C U E N T A R IT U A L
centro de México
Imix Cipactli
Ik Ehecatl
Akbal Calli
Kan Cuetzpallin
Chicchán Coatí
Cimi Miquiztli
Manik Mazatl
Lamat Tochtli
Muluc Atl
Oe Itzcuintli
Chuen Ozomatli
Eb Malinalli
Den Acatl
Ix Ocelotl
Men Cuauhtli
Cib Cozcacuauhtli
Cabán Ollin
Etz’nab Tecpatl
CauaC Quiahuitl
Ahau Xóchitl
E L A Ñ O VAGO
Pop
Uo
Zip
Zotz’
Zec
Xul
Yaxkín
Mol
Ch’en
Yax
Zac
Ceh
Mac
Kankín
Muan
Pax
Kayab
Cumkú
Uayeb (5 días sin nombre)
L A R U E D A C A L E N D Á R IC A
LA C U E N T A LARGA
20 días carente de nombre del Año Vago pueden ser fácilmente com
prendidos como extensiones fundamentales de un sistema numeral
vigesimal.
Para obtener una visión más clara de las influencias lunares en el
conteo del tiempu por los mayas, uno debe ir más allá d d sistema discu
tido hasta este punto. De acuerdo con Lauda (1978, p. 61), el año maya
estaba dividido en “dos maneras de meses, los unos de a treinta días
que se llaman U, que quiere decir luna, la cual contaban desde que
salía hasta que no aparecía” . El significado cabal de las palabras de
L anda no fue comprendido sino hasta 1925, cuando Jobn E. Tecple
reconoció cuentas de días, d d tipo que Landa describió, en una
serie de jeroglíficos frecuentemente añadidos a una combinación de la
Cuenta Larga y la Rueda Calendárica. Algunos elementos de la Serie
Lunar, como luego se vino a conocer, son encontrados en las más
antiguas Cuentas Largas inscritas, de modo que aparentemente una
cuenta lunar había estado asociada desde hacía mucho con los asuntos
calendárteos. De hecho, las inscripciones indican que el mes lunar como
lo registraban los mayas tenía una duración de 29 a 30 días, circuns
tancia que sugiere que las cuentas tenían la intención de reflejar la
realidad astronómica.
En 1843, John Lloyd Stephens publicó la sugerencia de Pío Pérez
de que el mes de 30 días, que después se asoció con la Serie Lunar,
realmente precedía a los componentes de la Rueda Calendárica La
idea de que las convenciones de grupos de 20 días del calendario
formal podrían de alguna manera haberse derivado de una antigua
cuenta lunar es mantenida por el análisis lingüístico de la palabra
uinal y su representación glífica (véase Thompson 1960, pp. 47, 143-
144). Las asociaciones lunares con un periodo de 20 días difícilmente
pueden neearse en aquellas ocasiones en las que un glifo de la luna es
usado como símbolo de 20. Tal convención es siempre empleada en las
Series Lunares. También se le usa en combinación con otros glifos para
expresar la duración del período que separa dos fechas de la Cuenta
Larga, cuando esta duración está entre 20 y 39 días.
La mejor evidencia de que los mayas conocían y usaban el mes
sinódico puede encontrarse en las páginas 51-58 del Códice de Dresden.
A principios de siglo, Forstemann (1906. pp. 200-215) se dio cuenta de
que las fechas del calendario ritual en dichas páginas registraban inter
valos de 177 (o 178) días (6 lunaciones con periodo de 29.5 días).
Como resultado, esta sección del Dresden se conoce desde hace mu- ■
cho como la tabla lunar. Para 1913 se le daba también la designación
de tabla de los eclipses. Las implicaciones completas de esta última de-
siguación continúan siendo exploradas.
Ninguna discusión de las costumbres calendáricas de Mesoamérica
50 SHAXON L . OIBBS
A S T R O N O M ÍA A T R A V E S D E L A C O R R E L A C IÓ N
de Dresden (los números entre paréntesis son correcciones hechas a los valo
res originales).
177 [354] 502 [679] 856 1033
8 Ik 3 Cauac 2 Gib
9 Akbal 4 Ahau 3 Gaban
10 Kan 5 Imix 4 Etz’nab
A S T R O N O M ÍA S IN C O R R E L A C IÓ N
En 1930 John E. Teeple publicó la que, aún hasta ahora, debe ser
considerada como la más lúcida exposición de la práctica astronómica
en el Nuevo Mundo. Las conclusiones que alcanza son totalmente
independientes del problema de la correlación. Se basan únicamente en
un examen de intervalos que separan fechas mayas encontradas en los
monumentos y códices. La mayor contribución de Teeple fue su confir
mación de que había evidencia de actividad astronómica en las llama
das Series Lunares que en muchas ocasiones suplementan la información
calendárica dada por la Cuenta Larga y la Rueda Calendárica. Teeple
determinó primero que elementos de las Series Lunares registraban la
“edad” de la luna (contada desde la luna nueva) y la duración del
mes lunar en curso. Errores al azar en las edades registradas le sugi
rieron a Teeple que las edades lunares registradas eran registros de
observaciones y no un producto de cálculos formalizados (p. 51). Por
otra parte, , una relación sistemática entre la duración inscrita del mes
en curso (glifo A) y su posición dentro del medio año lunar (glifo C)
convencieron a Teeple de que la duración del mes registrada era un
c a l e n d Áb i c a m e s o a m e r ic a n a y a c t i v id a d a s t r o n ó m i c a 55
8 Cib
90 días
7 Cimi 340 días
46a 250 dias
10 Cib
8 dias
5 Kan
236 días
7 Ahau
90 días
6 Oc 340 días
47a 250 días
9 Ahau
8 días
4 Lamat
236 días
6 Kan
90 días
5 Ix 340 días
48a 250 ■días
8 Kan
8 días
3 Eb
236 días
5 Lamat
90 días
4 Etz'nab 340 días
49a 250 días
7 Lamat
8 días
2 Cib •
236 días
4. Eb
90 días
3 Ik 340 dias
50a 250 dias
6 Eb
8 días
1 Ahau
CALEN d Ar ICA MESO AMERICANA Y ACTIVIDAD ASTRONÓMICA 57
y reeditada recientemente por Arte Primitivo, Nueva York. Para las considera-
dones inás recientes sobre el significado de las fechas en las inscripciones, víase
Proskouriakoff 1960, y Mathews y Schele 1974.
5 Michael P. Closs es el colega que más recientemente me ha hecho notar
los peligros de la analogía del valor posicional.
3. SIGNOS ASTRONÓMICOS
EN LOS CÓDICES BODLEY Y SELDEN
por H O R ST HARTUNG
FIGURA 3.1. Dibujos de todos los signos de palos cruzados y piernas cruzadas
en el C6dice Bodley. Los presentamos con los contornos de las personas, plata
formas y templos cercanos. números arábigos se refieren a la página, los
números romanos a la linea de la página correspondiente del códice.
64 R O R S T HARTUNO
tro de las entradas a los edificios ( ¿templos?). El signo 32-IV incluso repre
senta una cabeza mirando a través del dispositivo desde dentro del templo;
en este caso no hay un ojo entre los palos como sucede en los otros cinco
ejemplos. El signo 16-IV muestra el único ejemplo de unas piernas cruzadas
(sin ojo) en una entrada.
a g r a d e c im ie n t o s
Doy las gracias a Emily Rabin por sus valiosos consejos y a Federico
Solórzano por permitirme usar su material bibliográfico.
4. PALENQUE: LA CASA DEL SOL ACONIZANTE
por L IN D A S C H E L E
conejo
descamada
Tab. Pal. I
a b c
figura 4.9. La luna y el conejo.
82 LINDA SC H ELE
vera sin la oreja no sería identificable en los glifos. Aun los dientes
incisivos del conejo son compartidos por especies de roedores. La oreja
garantiza la identificación d d conejo y el venado y, según mi opinión,
el significado secundario de cada especie, la luna y el sol
Thompson (1967) registró cierto número de mitos de varios gru
pos mayas que incluye una creencia común entre ellos de la luna y el
sol como gemelos. El mito de los gemelos varía en su identificación
de los gemelos como la luna y el sol, o Venus y el sol. El venado y el
conejo están asociados similarmente como gemelos a través de Meso-
américa. Peter Furst cuenta una serie de leyendas huicholas sobre las
aventuras de los gemelos Conejo y Venado. Los animales son muy
diferentes en escala, pero fuera de esto son notablemente similares en
forma. Ambos tienen orejas largas y fláccidas y colas cortas y activas,
y la forma de sus bocas es similar. Siguificativamente, el excremento de
ambos animales es casi idéntico, excepto por el tamaño.
El conejo está definitivamente identificado como una de las cala
veras de los GE por la presencia de sus típicos dientes incisivos, pero
en el caso de las variantes en los GE de la Lápida de los 96 Glifos
y el T I II, los dientes no están presentes. Es significativo que el venado
carezca de dientes en la parte superior delantera de su boca, haciendo
la presencia 0 ausencia de dientes un elemento critico en la identifi
cación del animal especifico (fig. 4.10). U na característica de tanta
importancia no pasaría inadvertida para los escribas. Más aún, aparece
una pequeña protuberancia en la frente de todos los GE de la Lápida
de los 96 Glifos, pero está ausente de todos, menos uno, de los GE con
incisivos. Creo que la protuberancia representa el cuerno del venado
y que fue usada para asegurar la diferenciación entre el venado y
el conejo.
Les GE de las variantes de calavera pueden ser parafraseados
como “el sitio del conejo muerto” y “el sitio del venado muerto”, y
por extensión “el sitio de la luna muerta” y “el sitio del sol muerto” .
pa l e n q u e : la c a sa d e l so l a g o n iz a n t e 83
por DAVID H . K E L L E Y
Aun cuando yo no creo que más de una décima parte de los glifos
mayas puedan ser leídos con alguna seguridad, ya estamos comenzando
a entender el tenor general de muchos textos que antes eran conside
rados oscuros. Astronómicamente, el cuadro emergente sugiere que
los mandatarios mayas consciente y directamente enlazaban sucesos de
sus propias vidas con eclipses y movimientos planetarios. La astrología
personal, en el sentido estricto de la palabra, jugaba un papel crucial
en lo que se inscribía en las montañas. En Palenque, la gran inscrip
ción de Pacal conecta su propio reino con la llegada al poder de un
gobernante que era probablemente un dios planetario casi un millón
y cuarto de años anterior. Los problemas presentados por nuestra limi
tada comprensión de los glifos están bien ejemplificados por los glifos
del nombre de su hijo y sucesor. El más frecuente de éstos es la ca
beza de un animal que combina las características de una serpiente y
un jaguar. Por esta razón, Kubler lo llamó Jaguar Serpiente y los
investigadores de la Primera Mesa Redonda de Palenque asintieron
en llamarlo Chan Bahlum, una traducción chol de Jaguar Serpiente.
Otro nombre para él que aparece frecuentemente es un glifo Ahau,
parcialmente cubierto con manchas irregulares del tipo usado para
representar una piel de jaguar y precedido por un glifo de hueso.
Spinden (1924, pp. 151-152) señaló la aparente inserción de este glifo
en un texto de Palenque en lugar de un glifo kin medio oscurecido.
Kin significa “sol” o “día”, y Ahau, “señor”, ha sido generalmente
reconocido como un título para el Dios Sol. Spinden también sugirió
que este sol o Ahau medio oscurecido significaba “equinoccio”. Recien
temente hice la sugerencia posible (Kelley y Kerr 1973, pp. 190-191)
de que el kin medio oscurecido era un glifo de eclipse, y en mis estu
dios preliminares de la correlación de glifos con eventos astronómicos,
inocentemente traté de asociar varias fechas de la vida de Chan Bahlum
con eclipses simplemente porque las fechas estaban asociadas con el
glifo del Ahau cubierto, al cual no reconocí como un glifo de nombre
hasta que Linda Schele y Peter Mathews me lo demostraron. Ahora
Ico el prefijo como bac, que es la palabra maya general para “hueso”
y la cual leería en este contexto como su homónima bac, que en el
maya yuca teco significa “niño” . La interpretación general se deriva
de una idea de Linda Schele. Yo creo que la piel de jaguar representa
aquí la raíz bal “esconder” (balam significa “jaguar” ) y que el nom-
[84]
TABLAS E IN SCRIPCIONES ASTRONÓMICAS MAYAS 85
bre debe ser leído como “el Niño del Señor Escondido” (esto es del
Sol Eclipsado). Esta interpretación, a su vez, se deriva en parte
del hecho de que, como Floyd Lounsbury me hizo notar, la fecha de
nacimiento de Chan Bahlum, en la correlación 584 283 o revisada
de Thompson, precedió per tres días a una sicigia con eclipse, aun
cuando este eclipse no fue visible en Mesoamérica. Naturalmente, cual
quier otra correlación que coloque la base de la tabla lunar dsl Códice.
de Dresden en o cerca de una fecha de eclipse también pondrá el
nacimiento de Chan Bahlum en una sicigia con eclipse o cerca de ella.
Así, la correlación de Makemson coloca su nacimiento el dia anterior
a un eclipse visible en Africa central, y la correlación de Dittrich lo
pone siete días antes de un eclipse también invisible en Mesoamérica.
El reconocimiento del mismo glifo nos permite asociarlo con la
única fecha realmente relevante (con la cual no ocurre) y excluir
las muchas otras fechas con las que el glifo ocurre.
Trataré de demostrar cómo la evidencia de las inscripciones, tal
como la que se refiere al nacimiento de Chan Bahlum, puede ser corre
lacionada con las tablas lunar y de Venus del Códice de Dresden. Aun
cuando la estructura general de estas tablas ha sido reconocida hace
mucho, sólo Spindeii (1928, 1930) ha tratado formalmente de confron
ta r información de las tablas con evidencia de las inscripciones, e hizo
esto en términos de su propia correlación. L a figura 5.1 muestra un
grupo de inscripciones cuyas fechas las relacionan con posiciones espe
cificas de la tabla de Venus del Dresden. L a tabla de Venus está en
las páginas 46-50 del Dresden (siguiendo de inmediato a un preám
bulo que está en la página 24 del Original pero que debió haber sido
paginado en orden). El preámbulo consiste de un breve texto, algunas
fechas, y una tabla de multiplicación para ser usada con la tabla
principal. Esta última está dividida en cinco secciones consecutivas
con fechas, intervalos y totales acumulativos. Cada página tiene un
total de 584 días, divididos en 236, 90, 250 y 8 días, en tres conjuntos
paraleles de fechas. Las cinco páginas juntas suman 2 920 días (este
número es igual tanto a 5 X 584 como a 8 X 365). Como la duración
media verdadera del periodo sinódico de Venus se calcula ahora como
583.92166, el intervalo de 584 días es con mucho la mejor aproxima
ción usando días enteros. Como el intervalo realmente varia de 579.6
a 588.1 días dentro de cada periodo de ocho años, pero con el pro
medio antes mencionado, los números dados en el Códice deben consi
derarse como una tabla de movimiento medio. La literatura colonial
temprana indica que los mesoamericanos suponían que Venus desapa
recía por echo días durante la conjunción inferior y generalmente se
ha supuesto que el período de 90 dias indica un periodo análogo de
invisibilidad durante la conjunción superior, con una distribución
86 DAVID H . K E L L E Y
tabla debe ser rechazada. Owen (1975) ofrece una posible explicación
alternativa pero, como ésta hace a 9.16.4.10.8 una luna llena en lugar
de una luna nueva, no puede adaptarse de ninguna manera a la corre
lación de Thompson. En. este respecto, la correlación de Thompson
es superior a la de Owen, porque las inscripciones mayas cuentan los
días del mes lunar desde una base marcada ya sea con una mano (que
probablemente debía ser leída lah “fin” y se refería a la desaparición
antes de la conjunción) o con un glifo de cabeza de rana que casi
seguramente debía ser leído pok “nacer” y que se refiere a la primera
aparición de los cuerpos celestes después de la conjunción, y en este
caso a la luna nueva. La fecha 9.16.4.10.8 12 Lamat 1 Muan puede
calcularse a partir de inscripciones fechadas como correspondiendo
aproximadamente a este intervalo “fin/nacer” que parece en clara
contradicción con el punto de vista de Owen.
Sorprendentemente, nadie parece haber calculado anteriormente
las posiciones en la Cuenta Larga de las fechas de la tabla de eclipses
bajo la directa suposición de que etan contadas desde 9.16.4.10.8.
Cuando se hace esto, algunas fechas de la tabla aparecen también
en las inscripciones y también se encuentra un sorprendente grado de
aproximaciones a posiciones de la tabla de Venus. Estas se muestran
en el cuadro 5.1, la cual lista las fechas intermedias de los tres días
sucesivos dados por la tabla de eclipses del Dresden. Asi. para el
eclipso número dieciocho, el Dresden da 8 Cabán, 9 Etz’nab, 10 Cauac;
contados desde 9.16.4.10.8 estos días serían 9.16.13.4.17 8 Cabán
5 Yaxkín, 9.16.13.4.18 9 Etz’nab 6 Yaxkín y 9.16.13.4.19 10 Cauac 7
Yaxkín. El primero de estos días aparece como la Serie Inicial de la
estela D de Quiriguá, donde es el segundo aniversario katún del
9.14.13.4.17 12 Cabán 5 Kayab. A primera vista, esto sugiere que la
coincidencia de la fecha de la estela D con la tabla de eclipses del
Dresden es totalmente accidental. Sin embargo, dos katunes están
próximos a un intervalo de eclipses y, si 9.16.4.10.7 fue durante el
tránsito nodal, entonces el tránsito nodal debió de haber ocurrido cerca
de la fecha de luna llena, cinco días después de 9.14.13.4.17 y esta
luna llena debió de haber sido eclipsada. Anteriormente he sugerido
que esta fecha fue la de nacimiento de un gobernante cuyos glifos de
nombre incluyen el prefijo humo, el glifo haab o Cauac, el glifo
del cielo, y dos apéndices, interpretados per Thompson (1950, fig. 12,
pp. 47-49) como piernas invertidas, aunque se parecen mucho también
a dos brazos en alto. Thompson llamó al glifo “cielo con dos piernas”,
palabras que yo adopté como un nombre mnemónicó para este gober
nante (Kelley 1962, p. 328). Entonces no me había dado cuenta de
que el glifo que aparecía sobre la estela E oeste de Quiriguá, en A6,
era o una variante G7 de los glifos de los Nueve Señores de la Noche
cuadro 5.1. Fechas embonantes de la tabla de eclipses y de la tabla de
Venus.
(como los que muestra Thompson 1950, fig. 34, núm. 38) u otro
glifo que reemplaza a la serie G. £1 dibujo dado por Thompson es
notoriamente diferente del de Annie Hunter (Maudslay 1889-1902,
2, lám. 31), en el sentido de que el último muestra los brazos o piernas
hacia arriba que aparecen en el glifo “cielo con dos piernas”. U n
examen de las fotografías del monumento indica que Annie Hunter
está en lo correcto en este punto y yo creo que podemos concluir con
seguridad que el glifo incorpora algún suceso astronómico y que es de
esto de donde el “cielo con dos piernas” tomó su nombre. Ya he argu
mentado anteriormente que el G7 corresponde a Saturno (Kelley 1972,
p. 59), pero estos glifos no incluyen ninguno de los glifos G7 habituales
y yo creo que esto podría bien ser una referencia astronómica directa
mente insertada. £1 glifo de ahajo de este bloque ineluye un elemento
de banda cruzada. Aun cuando no lo puedo demostrar, sospecho que
estas bandas cruzadas se refieren aquí al futuro tránsito nodal de
la luna.
La fecha 8 Cabán 5 Yaxkin de Quiriguá ocurre sólo dos días
después de la dudosamente leída fecha 9.16.13.4.15 6 Men 3 Yaxkin
en la estela N de Copán (Morley 1920, p. 286), la cual, a su vez, ocurre
tres días después de 9.16.13.4.12 3 Eb 0 Yaxkin, una fecha formal
de la sección 3 Xul de la tabla de Venus del Dresden. Aun cuando no he
encontrado indicaciones glificas claras de interés astronómico en esta
fecha de la estela N, el hecho de que dos monumentos en sitios dife
rentes caigan en el corto intervalo entre la fecha formal de Venus y la
fecha formal del eclipse sugiere que pudo haber un propósito astro
nómico deliberado.
U na fecha de la tabla de eclipses que ha sido marcada ampliamente
es la del eclipse número treinta y dos, 9.17.0.0.0 13 Ahau 18 Cumkú,
que cae dos días después del 9.16.19.17.18 11 £tz’nab 16 Cumkú, una
posición formal de la tabla 3 Xul de Venus. £n la correlación de
Thompson (584 283), esto ocurrió 11 días después de una conjunción
-superior de Venus y el sol (en 289°, 5 de enero de 771, juliano). En la
correlación 584 283, la fecha 9,17.0.0.0 fue dos días antes de un eclipse
pero coincidió con el eclipse en la correlación 584 285, como discuti
remos en mayor detalle en un artículo futuro. Entre los monumentos
que tienen marcada esta fecha está el Templo 21a de Copán, con sus
repetidos glifos de estrella gigante, lo que llevó a Morley a llamarlo
Templo de Venus. En la correlación de Spinden, la fecha está a un
día de la conjunción inferior de Venus y el sol (a 6o, 25 de marzo
de 511, juliano).
En el Monumento 6 de Tortuguero, encontramos la fecha
9.10.16.13.6 8 Cimi 9 Mol en asociación con el verbo batcah (¿“des
cender” ?) (Kelley y K err 1973, p. 192) y con un círculo punteado que
92 DAVID R . U L L I T
1 0 .1 9 1 4 .1 7 .0
6 A hau 18 K ayab
P o s ic io n e s d a la ta b la d a V a n u s d a l C ó d ic e d a D ra e d a n d a a d a 9 .9 .9 .1 6 .0 - p a rá m e trc e e s tá n d a r
236-90-250-8
9 .9 9 .1 6 .0
1 A h a u ie K a y a b
9.9.18.18.8
1 0C ¡m i1 9 M u a n E s t. 3 d a l C ara co l E s c a le ra je ro g lific a d e N aran jo
9.10.18.13.8
91 0.18.13.10 8 C irnt9M ol
12 O c 13 Mol
9 1 1 .1 9 3.16
12 Clb 9 Zac 9.11.19.4.3
6A kbal 16 Zac
T t x tc d a h u e a o a d a THral
9.14.0.0.0
8 A hau 13 M uan
9.14.0.0.8 E a tC d a C opén
12 C M 19 M uan t o c a d a E a t 1 6 d a Titea!
9 1 5 4 .6 4
8 Kan 17 Muan
9.15.4.6.8
10 Ciml 19 M uan
9.18.8.7.14
3 1x7 P op (9.18.8.7.187)
5 C b (97) P op
c o p a n Til, C a3-C b4
9.16.9.4.4
7 Kan 17 Muan
9.18.9.4.6
9 Clml 19 M uan S e d a In ic ial d a P a le n q u e * E a tra « a T ierra
(n o m b ra s o títu lo s)
del cuadro 5.1. La fecha está (91 X 173.31) + 17.79 días después de
9.16.4.10.7, en el límite externo máximo del tránsito nodal para eclipse
solar, de modo que permanece muy dudoso si las bandas cruzadas en
la cabeza de la deidad se refieren al tránsito nodal.
La figura 5.1 también incluye un glifo de calavera animal de la
estela C de Copán que está asociado con la fecha 9.14.0.0.0 6 Ahau
13 Muan. El mismo extraño glifo aparece en el Monumento 6 de
Tortuguero asociado con la fecha 8.15.16.0.5 11 Chicchán 13 Muan.
Esta fecha es precisamente 359 años mayas anterior a la fecha de la
estela C y hubiera involucrado un corrimiento de un cuarto de año
trópico. La misma calavera aparece como tocado de un gobernante
que está en la estela 16, con fecha 9.14.0.0.0, donde lleva anexo un
glifo de “estrella”. En la estela C de Copán, un cálculo se remonta
a 10.19.14.17.0 6 Ahau 18 Kayab. El texto acompañante es en general
oscuro pero incluye un glifo de “estrella”. Esta fecha precede por
4352 años de 365 días a la fecha 18 Kayab de la tabla de Venus del
Dresden. Como hace mucho apuntó Spinden (1924, pp. 174-175), este
intervalo está dentro de un día para recuperar el mismo día del año
trópico. Puesto que 1 508 años de 365 días (29 ruedas calendáricas)
igualan a 1 507 años trópicos, el período es tres veces esto más 8 años
adicionales. El período es también igual a 2 832J4 vueltas de Venus
de 584 días. Usando 583.92166 días como la revolución sinódica media,
calcularíamos un error de 221.898 + días a lo largo de este período,
pero ahora no tenemos manera de saber cuál era el cálculo que k»
mayas hadan.
La única fecha del cuadro 5.1 que no está en la posición formal
326 de la tabla 1 Ahau 18 Kayab es la fecha 6 Akbal 16 Zac de la
rueda calendárica. Esta fecha aparece en huesos grabados de Tikal,
que muestran escenas de canoas, y una de las canoas tiene sobre ella
una forma simplificada del glifo de “estrella”. Las figuras en las canoas
son deidades animales y un dios del maíz, pero el texto acompañante
se refiere a un gobernante histórico de Tikal. Satterthwaite, en una
nota que circuló privadamente, ha sugerido la fecha 9.11.19.4.3 6 Akbal
16 Zac. Esta fecha ocurre 7 días después de 9.11.19.3.16 12 Cib 9 Zac,
que es el día 236 desde la base 1 Ahau 18 Kayab.
. Las figuras 5.2-5.4 muestran otres textos, muchos de los cuales su
gieren glíficamente un interés astronómico y algunos de los cuales con-
cuerdan con posiciones normales de la tabla de Venus del Dresden. Hay
también algunas otras fechas que no muestran evidencia glífica de
interés astronómico, pero que se ajustan al patrón La Serie Inicial
de la estela 3 del Caracol es 9.6.12.4.16 5 Cib 14 Uo; esta fecha ocurre
56 x 584 días antes que 9.11.3.2.0 1 Ahau 13 Mac. La misma estela
contiene la fecha 9.7.10.16.8 9 Lamat 16 Ch’en. la cual ocurre 8 X 584
TABLAS E INSCRIPCIONES ASTRONÓMICAS MAYAS 97
1.18.5.4.0
1 A ta n 13 Mac M a n q u e , T e m p lo d e le C ru z FdW ede
9.6.12.4.16 9.6.12.4.16
5Ct) 14U0 5 C ib 14 UO
E sta d e l C arn e o !
9.10.0.6.13
4B en 162ac
7 C fc 1 9 Z e c
9.10.11.13.0
9.10.11.13.4 9 A hau 8 C h'en
13 Kan 12 C h'en
9.11.3.2.0
1 Ahau 13 Mac
9.11.19.17.16
8 C ib 4 Vaxkin 9.12.0.0.0
10 A hau 6 Yaxkin
P a le n q u e , T e m p lo d e le a In s c rip c io n e s , ta b le t a c a n t a l
9.15.5.0.0
9.15.5.0.4 10 Ahau 8 C h'en
1 Kan 12 C h'en E st 2 de Aguetece
9.16.18.51
5 Imix 4 Xul Aliar de Sacrtltcloe, Eet 15 (muy erosionada)
8K an7X ul
9.17.10.6.0 2 A hau 3 Z o o
(m u c h o m 4 n a p a r t e d e
9.17.10.7.0 la b a e e d e la ta b la )
9A hau3Z ac
T ro n o 1 d e
9.17.10.7.16 E a t 1 d e L o e H lg o e P ia d m e N e g r a s
1 2 C lb 1 9 Z a c
(17 x 584) + 1
9.10.17.2.14
1 3 1» 17 Muan
(148 d fa a d aa puA a d a
9.10.16.13.10
d a I* « o . $.1 d a l
M on. 6 d a T ortu g u ero )
(40 x 584)
(9.14.2.0.14)
12 Ix 17 Muan
(31 x 584) - 1
9.16.12.5.17
6 C a t a n 10 Mol
x-x-moí x- g ra n a c traH a
( ic o n |u o c ló n 7 ) lu n a (V anua)
A ltar B d a CopAii, f a c h a d a In a u g u ra c ió n d a g o b e rn a n ta
9.10.3.17.0
4 A h auS M ua n
A ta r d a S a c rific io s , P a n a l E s c u lp id a 1 (s in e v id e n c ia
(67 x 584) ♦ $ g llf lc e d a Im p o rta n c ia a s tr o n ó m ic a c o n o c id a )
9.15.12.11.13
7 8 a n 1 Pop
c o n c h a (?) (¿ n u e v o v erbo?)
e s tr a d a , ta p ó n d a o M o
T e m p le 4 d a T tta l, D in te l 2
(1 3 .0 .0 .0 .0 )
4 Ahau 8 Cunku
Estrella Tierra
Vasl|a da los SMo Dtoaae
9 .M V .H W
E t i 3 d e l C a ra c o l
9 L am al 16 ChTen
9 .8 .3 .1 0 .0 b e e e s u g e rid a O » la la b l* 3 X u l d e l D ise d e n
1 A h au 3 X l4
15
9 .1 0 .1 5 .1 .1 0
lO O c 3 M u a n 9 -1 0 .1 0 1 .1
11 C h u e n 4 M uan
Moa 0 de Tortuguero
9 C h u en 14 Zec
9 .1 1 .0 1 1 .1 2 (9.10.0.11.11 O
lO E b IS Z a c 9 .1 0 6 .1 .1 0 Ó» la ta b la 3 X ul)
O (9.13.13.6.11 o
9 .1 6.18.14.11 d a la ta b la 1 3 M ae)
Altar L de (MtlguA
9 .1 0 .1 1 .9 .8
13CM14Zae
Moa 6 da Tortugusre
9.15.4.1.1
7 M X 14Z 8C
D in te l 41 d a V o cM M n
9 .1 5 .1 3 2 .2
n k IS C h 'e n
T h m p lo 4 d a TN tal. O in M 3
9.10000
2 Ahau 1S Zac, supuesto lacha dedfcatode dal Tampio« da m al, DMal 3
tomamos la tabla de eclipses del Dresden como parece que fue pla
neada. Esto ocurre 14 dias después de la fecha en la linea m edia del
eclipse dieciséis de la tabla, lo que significa que está cerca de la luna
llena. Sin embargo, está fuera de los límites para un eclipseJunar.
En la figura 5.4, el tocado de estrellas portado por el gobernante
mostrado en el Altar L de Quiriguá recalca de nuevo la interrelación
entre el hombre y las estrellas. Aqui la fecha de la rueda calendárica
no está fijada en la Cuenta Larga de m anera clara. La fecha más
probable es 9.10.0.11.11, el día anterior a la fecha normal de la tabla
3 Xul del Dresden; el contexto arqueológico sugiere que éste es un
monumento temprano de Quiriguá. La fecha 14 Zec es una de las
cinco fechas de biterés astronómico en 13, 14 o 16 Zec, como lo son
las fechas 13, 16 y 17 M uan de las figuras 5.1 y 5.2. Sin embargo, no
hay un patrón astronómico obvio en estas fechas. Estamos aún lejos
de entender gran parte de lo que los mayas escribieron, pero algu
nos patrones comienzan a aparecer. Algunos nombres de días y meses
particulares eran importantes para los registros astronómicos, aun
cuando no guarden una relación bien definida entre sí.
Considerando toda la información junta, yo creo que es muy pro
bable que las fechas dadas como Serie Inicial en conexión con las
tablas de Venus y de eclipses del Dresden reflejen cálculos, observa
ciones y prácticas de registro del período Clásico, y no cálculos retros
pectivos posteriores. Creo probable que 9.16.4.10.7 fuese una fecha
de tránsito nodal y me inclinaría a sugerir que 9.9.18.16.3 7 Akbal
16 Muan fue una salida heliaca de Venus como lucero del alba, pero
creo que hay demasiadas alternativas para poder sentirnos muy seguros
de esto. Nuestra comprensión de los glifos, continuamente en aumen
to, ya está permitiendo la eliminación de muchas interpretaciones
anómalas previas.
A G R A D E C IM IE N T O S
por J U D I T H A. R E M IN G T O N
INTRODUCCIÓN
TIEMPO
Temporadas
O R IE N T A C IÓ N E S P A C IA !.
Direcciones
Senderos celestes
A S T R O N O M ÍA
Eclipses
Sol
Luna
Tres palabras son dadas para la luna: ikx tanto en quiché como en
cakchiquel, nan (“mujer vieja” ) en quiché, y k’auti? (“nuestra abue
la” ) en cakchiquel. En la conversación normal los quichés usan la
forma ik*. Los cakchiqueles usan k’autP generalmente; la forma ikx
se reserva para frases formales que describen las fases de la luna. Como
mencionamos anteriormente, la luna es un dios.
La luna es descrita, comenzando con la luna nueva, por su apa
riencia en la primera noche, la segunda noche y así sucesivamente.
Se refieren a la luna nueva con frases que se traducen como “la
noche de la luna” y “la luna ha nacido”. La segunda noche es des
crita con frases como “ahora se ve la luna” y “el primer día de la
luna” . Desde la tercera noche hasta el primer cuarto, la descripción
es “segundo (tercer, etc.) día de la luna”. En el primer cuarto se usan
dos frases: “la luna se está llenando” y “medio tiempo de la luna” .
Desde aquí hasta la luna llena continúa la cuenta de las noches.
En luna llena, las descripciones cambian a “la primera noche de
la luna llena” y a “luna redonda” . Desde aquí hasta el último cuarto,
en menguante, la descripción se vuelve “la luna sale a las siete (ocho,
etc.)” . La luna en cuarto menguante es conocida de nuevo como el
“tiempo medio de la luna” o “luna de medianoche”. La cuenta de
la hora de salida continúa hasta la última noche antes de la luna
nueva, llamada “hoy es el fin de la luna (del m es)”. La p>alabra ikx
es usada aquí en el sentido de mes. Esto ya había sido notado pior
Lcthrop (Recinos y Goetz 1953, p. 28).
Las fases de la luna son categorizadas también de otra manera. Se
la considera tierna mientras está en creciente, madura cuando está
en menguante. Sin embargo, la luna es considerada peligrosamente
tierna cuando es nueva (de 12 a 72 horas, de acuerdo con el infor
mante) y cuando está llena (por un período de 12 horas). Cuando
la luna está peligrosamente tierra, se aplican muchas prohibiciones. Si
112 JU H T H 10 0
A. KBM N T N
Planetas
Meteoros
Estrellas
B e te tg e u se • a
• Bellatrix
V
•' «
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e
«
i
• Rige)
/8
Saiph •
k
t
I
TI
a •, Fomalhaut
• y
a
y
• Al N air
a
figura 6.8. Posible visualización de la Cruz C, con Fomalhaut y estrellas
en la Grulla.
C O N C L U S IO N E S
Las tres secciones anteriores han presentado datos actuales que indican
que la cosmología maya contemporánea contiene muchos elementos que
parecen provenir de los tiempos prehispánicos. Entre estos elementos,
están el calendario de 260 días, una orientación espacial no europea,
y los nombres de varias estrellas y constelaciones. Parece también pro*
bable que algnnas de las creencias relacionadas con los eclipses solares
y lunares, asi como ciertas prácticas de siembra y cosecha, sean de
origen prehispánico.
El propósito del estudio del que estos datos proceden era determi
nar si en efecto existían supervivencias cosmológicas prehispánicas y,
en tal caso, si las habia en cantidad suficiente para ameritar mayor
investigación. Creo que el estudio preliminar mostró que ambas pre
guntas pueden ser respondidas sin amhages afirmativamente.
Si pudiéramos establecer un cuerpo sólido de datos prehispánicos,
muchos de los problemas que actualmente enfrentan los investigadores
en campos asociados, desde la arqueología hasta la iconografía, desapa
recerían. En el peor de los casos, las variables con las que todos traba
jamos quedarían mejor definidas. Es mi esperanza que* más investigado
res encuentren estos problemas tan sugestivos como los hallo yo y que
algunos de nosotros nos volvamos a encontrar, en aquellas áreas de
investigación.
A G R A D E C IM IE N T O S
POT M IC H A E L P . C L O S S
particulares, pero a veces períodos más largos... Además, los capítulos que
llevan la cuenta de las salidas heliacas del planeta Venus y de los eclipses
solares... caen en la misma categoría de los anteriores porque también son
de carácter adivinatorio. Ambos fenómenos eran grandemente temidos por los
mayas; estos capítulos describen ías varias desgracias que sufrirían los huma
mos en el día en que estos eventos astronómicos ocurrieran.
Posición media de
Venus calculada
con una base astro
nómica en 1 Ahau
18 Uo
A. 9 .9 .9 .1 6 .0 lA h a u l8 K a y a b (— 17.4)
1. 5.14. 4.0 317RV — 8 días = 317PV + 17.4 días
1 0 .1 5 .4 .2 .0 1 Ahau 18 U o (0)
B. 9 .9 .9 .1 6 .0 lA h a u l8 K a y a b (— 17.4)
1. 5. 5.0 15RV + 340 días = 15PV + 341.2 días
9.10.15. 3.0 1 Ahau 13 Pax (323.8)
Posición media de
Venus calculada
con una base astro
nómica en 1 Ahau
18 Uo
figura 8.1. El Altar Q de Gopán (un bloque de piedra cuadrado de 1.40 me
tros en cuadro y 75 era de alto, con 36 jeroglíficos bien conservados en su
parte superior).
a] Lado oeste: cuatro “astrónomos” mirando hacia la fecba de Rueda
Galendárica 6 Gabán 10 Mol (Maudslay 1889-1902, 1, lámina 90).
8. EL ALTAR Q DE COPAN: ¿EL CONGRESO
ASTRONÓMICO MAYA DE 763 D. C.?
por J O H N B. CARLSON
Sur
3
FIGURA 8.1. b] Dibujos de los cuatro lados con “astrónomos” numerados der
1 al 16 (ibid., lámina 92).
U . A L T A lt Q DB C O P Á N : ¿C O N G R E S O A S T R O N Ó M IC O M AY A ? 137
co
CUADRO 8.1. Resumen de las fechas de la Cuenta Larga que se hallan en monumentos con la fecha de la c^wen-
ci6n 9.16.125.17 6 Cabán 10 Mol o sus aniversarios katún.
.14.19. 5. 0
.15. 0. 0. 0
9.15. 6.16.17
9.15. 6.17. 0
9.15. 7. 6.13
9.15. 8.10.12
9.15. 9. 0. 2
9.15. 9.10.17
9.15. 9.13.0
9.15.12. 5. 0
9.15.12. 5. 7
9.15.12. 5.17
9.16. 5. 3. 6
9.16.12. 5.17 9.16.12. 5.17 9.16.12. 5.17 9.16.12. 5.17 9.16.12. 5.17 9.16.12. 5.17 9.1&12. 5.17
9.17. 0. 0. 0 (dos veces) 9.17. 0. 0. 0
9.17. 5. 0. 0 9.17.12. 5.17 9.17.12. 5.17 9.17.12. 5.17
9.17. 5. 3. 4 9.17.12. 6. 2
10. 0. 0. 0. 0
J O H N B . GAKLSON
(profitica)
de Morley, 1920, p. 344.
E L A LTA R Q D E C O PA n : ¿C O N O R E S O A ST R O N Ó M IC O M A Y A ? 139
f ig u r a 8.2. Copán.
1 La teoría de los determinantes fue enunciada por primera vez por John
Teeple (1930, pp. 70-85). Un buen resumen y una discusión de la teoría se
pueden encontrar en Thompson (1971, pp. 317-320), en el Apéndice v.
2 Una nueva linea de razonamiento que corrobora la correlación GMT,
debida a Closs (1976), emplea evidencia de tres de los Khros mayas del Chilam
Balam, así como material histórico español: . .la nueva información, derivada
de las crónicas mayas y controlada por fuentes españolas, muestra una debi
lidad en la correlación [de Spinden], precisamente en el área en que se suponía
más fuerte. . . respocto a los datos de las crónicas mayas, algunos de los puntos
ganado: antes por la correlación Morley-Spinden han sido adquiridos por la
correlación Goodman-Martinez-Thompson”.
9. ARQUITECTURA Y PLANIFICACIÓN ENTRE LOS
ANTIGUOS MAYAS: POSIBILIDADES Y LIM ITACIONES
PARA LOS ESTUDIOS ASTRONÓMICOS
por H O R S T H A R TU N G
A N TECEDENTES
L IM IT A C IO N E S E N L A S D IR E C C IO N E S A S T R O N Ó M IC A S
líneas rectas. El más largo de estos caminos aún existente mide alre
dedor de 100 km, de Cobá a Yaxuná, en el norte de Yucatán.
La evidencia presentada sugiere que las antiguas culturas de Meso-
américa eran capaces de trabajar con gran exactitud en sus observa
ciones y trazados, lo cual se manifestó en su planificación, arquitec
tura y monumentos.
fioura 9.7. El Juego de Pelota de Copán representa una de las m&s impre
sionantes composiciones de espacio exterior en la arquitectura maya.
Los dos tránsitos anuales del sol por el cénit marcan dos dias impor
tantes en Mesoamérica. En estos días un palo vertical no proyecta som
bra al mediodía y la arquitectura presenta un aspecto muy especial.
También los días de equinoccio parecen haber sido importantes por
las sum bram oe ptcTvéci^añ/com o en eTca8o~3ei trastulo de (ühirheñ
Itzá. La gente del luga ha notado que en kw equinocdns. aprmñma-
dauzgnte,unal^;,jiñtg ttifiS B 'ft.m Ifa » ondllr
lante debida a la sombra de la esquinanoroeste del edificio en el lado
oeste de la escalera norte, la cual tiene una cabeza de serpiente en el
extremo inferior de su balaust ada (Rivard 1970). La visibilidad im
plicada de la imagen de la serpiente (una línea ondulada con la cabeza
de serpiente en su extremo), que sólo ocurre en los equinoccios, subraya
la importancia de estas fechas para los mayas y sugiere un examen
más detallado de esta relación.
En abril de 1966, estando en pie a la entrada dol Templo II de
Tikal, noté que el templo proyecta su sombra exactamente en la esca
le a del Templo I (fig. 9.8). ¿Seria que la forma origiual de la eresta
del techó proyectaba su sombra en cierto día a la altura de la entrada
al Templo I? Pod ia ser beneficioso el buscar situaciones similares en la
arquitectu a maya, puesto que podrían ser muchas e importantes.
OBSERVACIONES FIN A L E S
A G R A D E C IM IE N T O S
Estoy agradecido a Anthony Aveni y Sharon Gibbs por sus útiles cri
ticas. M i participación en el simposio de la Universidad de Colgate
fue costeada en parte por el proyecto núm. 805 del c o n a c y t .
edificio « i una posición tal que pudiera determinarte cuidadosamente una orien
tación. La única pared disponible para una medición esmerada era la pared
trasera del cuarto interior d el Tem plo A. Menvin encontró que se bailaba
3*42*20” al este del norte, referida al meridiano verdadero.. . d profesor Robert
W ilson, quien ha estado muy interesado en las orientaciones de edificios prehis
tóricos, me ha sugerido la posibilidad de que la verdadera linea d e visión no
fuese dada por las fachadas o por las paredes interiores de la parte trasera, sino
por una linea que saliera en ángulo recto de la pared interior trasera d d edifi
cio y pasara por el frente de la estructura exactamente en el punto medio de la
entrada principal. Éste es un importante tema de investigación y no debe ser
ignorado por los futuros exploradores de América Central.” (T o ser 1913,
p . 155.)
10. LA ASTRONOMIA ANTIGUA DE LOS INDIOS
CADDOANOS DE LAS LLANURAS NORTEAMERICANAS
p o r WALDO R. WEDEL
INTRODUCCIÓN
evento y que habría mucho frío”. Dunbar los tranquilizó con una expli
cación del «pecticuloL Su colaborador Samuel Allis, escribiendo de
las muchas “supersticiones’’ que habla observado entre los pawnees
skidi, incluía la creencia (1918, p. 707) d e que “cuando las estrellas
caen, el enem igo vendrá a guerrear contra ellos”. Algunos de los
pawnees de Oklahama de hoy recuerdan la creencia de que “cuando
las estrellas vuelan por todas partes pluvias de meteoros], morirán
grandes líderes”.
Ño he encontrado en la literatura sobre los pawnees referencias
a sus reacciones hacia otros fenómenos celestes, tales como la aparición
de un cometa. En 1858, el cometa de Donad creó gran doasaiego
entre los mándanos, hidatsas y los cercanos sioux de alrededor de Fort
Atkinson en el río Missouri (Boller 1868, pp. 143, 154), siendo consi
derado por ellos como u n mensajero de desastre. Una búsqueda hecha
en los reportes de ese año presentados por los agentes indios no reveló
información respecto a las reacciones de los pawnees.
En contraste con los superficiales reportes de los misioneros, ya
discutidos, muchos años después observadores entrenados han encon
trado que los rituales y la religión pawnees estaban fuertemente entre
lazados con material tradicional, mitológico y anecdótico, que quizá sea
más adecuado nombrar como tradición celeste. Los deidades princi
pales (Dorsey 1904b, p. x a ) estaban identificadas con la Estrella de la
M añana y la Estrella de la Tarde, consideradas masculina y femenina,
respectivamente, y la primera asociada también con la guerra. Siguien
do en jerarquia, estaban los dioses de los cuatro cuadrantes del mundo,
parados en las posiciones intercardinales y sosteniendo los cielos. El sol
y la luna eran de mucho menor importancia en el panteón pawnee.
De acuerdo con Weltfish (1965, p. 80), los dioses de las cuatro direc
ciones cardinales fueron creados primero, con la Estrella de la Tarde
en el oeste y la luna como su ayudante, la Estrella de la Mañana y el
sol como su ayudante, la estrella polar (“la que no se mueve” ), y
la estrella del sur (Canopus). Los dioses en las direcciones intercar
dinales fueron enumerados por el mismo observador como la Estrella
Negra al noreste, la Estrella Amarilla al noroeste, la Estrella Blanca al
sudoeste y la Estrella Roja al sudeste. La correlación de estas estrellas
con estrellas especificas del cielo de nuestros días permanece incierta.
Varias constelaciones eran reconocidas y nombradas por los paw
nees, quienes estaban conscientes de sus variaciones durante su salida
y puesta. Creian que Corona Boreal representaba a un circulo de jefes,
los cuales eran los patronos de la sociedad de jefes terrestres (Fletcher
1904, p. 234); y de acuerdo a Dorsey ( 1904b, p. x a ) , la estrella polar
presidía sobre la actuación de su corte celeste. Dunbar (1882, p. 743)
dice que las Pléyades eran asociadas con clima frío, la Via Láctea
A ST R O N O M ÍA A N T IG U A D E L O S IN D IO S CADDOANOS 171
X X
í X
7
X
X
X
* *
* *
4 3
X X
1600 d. _c. /] El altar de plataforma con una calavera de bisonte; 2-5] los
postes centrales; 6] entrada; F] fogón. (Tomado de Strong 1935.)
NO NE
AMARILLO NEGRO
\ ✓
relám pago trueno
\ /
león d e m ontana o so
/
álam o olm o
/ \
g ato m o n tés lobe
/ \
vientos nubes
/ \
BLANCO ROJO
SO
LA E V ID E N C IA A R Q U E O L O G IC A
>
a s t r o n o m ía a n t ig u a de los in d io s caddoanos 179
tral de Kansas, cuando tuvieron sus primeros contactos con el hombre
blanco. Otros aspectos de su cultura material, como sus trabajos en
piedra, cerámica, hueso, etc., son mejor conocidos (Wedel 1959,
pp. 210, 571), aun cuando nuestra información es muy limitada en
comparación a la que tenemos respecto a los pawnees de Nebraska.
Sin embargo, en un aspecto particular parece que la arqueología de
los wichitas es única y sin paralelo conocido en las llanuras o en cual
quier otra parte. Me refiero a los llamados círculos de consejo.
Los círculos de consejo son las principales estructuras superficiales
observables actualmente en cinco aldeas indias de la parte central
de Kansas. En la superficie, cuando no ha sido destruido por la civili
zación moderna, un círculo de consejo típico consiste de un montículo
central de 20 a 30 metras de diámetro, rodeado de una zanja poco
profunda o de una serie de depresiones oblongas alrededor del mon
tículo en un patrón aproximadamente circular, subeircular o elíptico.
En dos casos al menos parece haber habido dos zanjas o depresiones
discontinuas rodeando al montículo central Las mediciones toscas que
son posibles mediante trazados superficiales y fotografías aéreas indican
que el diámetro exterior de estas configuraciones iba de aproximada
mente 30 a 70 metros. El relieve máximo es de 40 a 85 centímetros.
Aparte de los contornos superficiales, poco había para distinguir estas
configuraciones antes de la excavación, excepto que las puntas de
algunas rocas de arenisca eran visibles aquí y allá en dos de los círculos.
Se veían artefactos y basura sólo donde roedores y vándalos habían
perforado o donde por alguna otra razón se había roto la superficie.
Su desiguación como círculos de consejo por los historiadores locales
hace medio siglo (Jones 1928, p. 541) fue dada no porque hubiera
indicación de que ésta era su función, sino a falta de otro término
mejor.
Se han hecho excavaciones en tres de los círculos, todos en Rice
County (Wedel 1959, p. 215; 1967; 1968). El trabajo más completo
fue hecho en el sitio de Tobias ( 14RC8), a 13 kilómetros al noreste de
Lyons. Antes de la excavación este círculo consistía de un arreglo elíp
tico de seis depresiones oblongas poco profundas que variaban conside
rablemente en tamaño, forma y profundidad, pero que eran clara
mente visibles desde el aire debido a su cubierta de hierba verde
obseura. Esta elipse medía cerca de 40 metros de largo; su eje mayor
estaba dirigido del este-noreste al oeste-sudoeste en una línea muy
cercana a los 30° al norte del este. La excavación reveló una serie
de 4 cuencas curvadas que forman aproximadamente un diseño cuadri
lateral adentro de la elipse y sólo muy crudamente corriendo paraledas
a las depresiones en la superficie. No había coincidencia entre las cuen
cas y las depresiones y no hay razón para dudar que el diseño concén
trico es intencional.
180 W A LD O K- W E D E L
A G R A D E C IM IE N T O S
por JO H N A . EDDY
L O S IN D IO S P R IM IT IV O S D E LAS L L A N U R A S
3m N ►
L A R U E D A M E D IC IN A L D E BIO H O R N
doeste, está al final de un rayo que se extiende más allá del círculo
principal (fig. 11.2).
Las montañas de Big H om eran consideradas como «spedalra por
algunas de las tribus de las Llanuras, y esta nieda medicinal h a sido
atribuida —o ellos la han reclamado— a los indios ctaw, rioux, cheyen-
nes, arapaboes, shoahones y protahlonente otros. De hecho, m a id n la
empezaron a estudiar los arqueólogos, a principios del rigió xx, ninguno
de los informantes indios de la localidad sabía dónde estaba, ni su uso.
Algunas de las vagas repuestas inkáalra recibidas pudieran haber guar
dado pistas no reconocidas entonces, porque varios de los informantes
la relacionaron con el sol, la luz e, indirectamente, con el amanecer.
Los primeros arqueólogos reconocieron su similitud a una de las formas
encontradas en la Gheyenne Medicine Lodge o Sun Dance Lodge, la
cual tenia un poste central y veintiocho vigas radiantes. En alguna»
versiones de la Sun Dance Lodge había un altar al oeste, aproximada
mente donde uno de los mojones periféricos está situado. Pero las otras
correspondencias eran imperfectas y no había precedente conocido de
un facsímil bidimenrional de piedra de la Sun Dance Lodge, ni había
razón genendirente aceptada para explicar su construcción en la cuna
de una montaña, donde hay poca evidencia de que hubiera sido habi
tada prolongadamente.
Ahora se cree probable que esta estructura fue construida con pro
pósitos calendárteos, especialmente para marcar el sol del solsticio de
verano y la salida de ciertas estrellas en esa fecha, y que la última vez
que fue usada con este propósito fue hace de 200 a 700 años (Eddy
1974). Una línea que pasa por el notorio mojón saliente y por el
mojón central, apunta con precisión de y$° a la posición de la salida
del sol en el solsticio de verano, y una línea similar desde otro de los
mojones externos apunta a la puesta del sol en el m ism o día. L a posi
ción de la salida del sol es más fácil de marcar que la posición de la
puesta (por razones de fatiga ocular), pero el heeho de que ambas
están marcadas es interesante y probablemente importante. Nos dice
que, en caso de que al salir el sol hubiese niebla, los usuarios tendrían
otra oportunidad de observar el sol solsticial durante el atardecer del
mismo día. El alineamiento de la salida del sol en el solsticio de verano
está ilustrado en la figura 11.3; la fotografía fue tomada en el solsticio
de verano de 1974. Las alineaciones pudieron haber sido accidentales
aun cuando la probabilidad de esto es menor de una parte en 4 000.
Mucho menos seguras son las alineaciones propuestas para tres de
los mojones restantes y el mojón central, respecto a tres estrellas promi
nentes: Aldebarán en Tauro, Rigel en Orión y la brillante Sirio. Éstas
son tres de las estrellas más brillantes en el cielo & la latitud de Big
H om y, más significativamente, las únicas estrellas que salían con el
figura 11.3. La salida del sol en la rueda medicinal de Big Hom el dia del
solsticio de verano 'de 1974. El prim er fulgor del sol aparece en la línea
definida por el mojón e (al frente) y el mojón central o (véase la fig. 11.4).
amanecer (salida heliaca) en los pocos meses del año en los que este
elevado sitio podía ser habitado. Estas alineaciones se muestran esque
máticamente en la figura 11.4. La primera de estas estrellas, Aldebarán,
salía heliacamente (inmediatamente antes del alba) cerca del solsticio
de verano alrededor de 1200 d. c. y pudo haber sido usada por varios
siglos alrededor de esa fecha para verificar al solsticio de verano; en
nuestros tiempos sale heliacamente pero no se ve por el brillo del ama
necer. Las otras estrellas cuyas alineaciones están indicadas salían helia
camente a intervalos posteriores de aproximadamente 28 días (o sea
una “luna” y también el número de rayos de la rueda medicinal)
después de Aldebarán, primero Rigel, y después, ad final del verano,
la brillante Sirio. Por lo tanto, seis de los siete mojones parecen ajus
tarse a un plan práetico y consistente; el mojón restante, pequeño,
cerca del extremo sur de la rueda, permanece sin explicar y podría
ser un indicador norte-sur, pero estaría 11°.5 en error.
R U ED AS M U M C IN A U S Y A ST R O N O M ÍA 193
indios crow de Fort Smith, Montana. La sencilla rueda tiene seis rayos, cada
uno de 10 a 20 metros de larga Un rayo marca la dirección de la salida del
sol en el solsticio de verano.
200 jo h n a . tjxrr
r u ed a s tta m a H A ia s y m o jo n e s e n Ca n a d á
nes celestes indicadas) dadas por los rayos y otros detalles direcdonales de
veinte ruedas medicinales, tomada de la investigación de Eddy y Forbis
(1975). La curva sólida detrás del histograma da la distribución al azar de
azimutes e ilustra el inapeo no lineal del azimut en la declinación celeste
Por lo tanto, el gran número de alineamientos aparentes alrededor de la
declinación + 40a probablemente no es significativo. Las declinaciones están
marcadas para cnatro estrellas del amanecer veraniego, la salida del sol en
el solsticio de verano (SSV), y la salida del sol en el solsticio de invierno
(SSI), cada una para el intervalo de tiempo de 500 a. c. (—) a 1000 d. a
( + ), con 1 d. c. también marcado al centro de la barra. Las alineaciones
de los lugares de salida de Sirio, Rigel, Betelgeuse, Aldebarán y el sol del
solsticio de verano parecen ser significativas.
EO
051.05'
IncsrtMufnbr* sn los M iaros, ±3M °
9
9
1
1
\
%
I 050.5° l
050* 051° 052°
00
— i-------- 1---------- r -
i A ld e b a rá n : s a lid a h e lla c a
I
C a p a ila : a lin e a m ie n to n o r te (DO)
, i . —i ... i i
a .C . 0 5 0 0 d .C . 1000 1500
AGRADECIM IENTOS
Gran paute del trabajo reseñado aquí fue hecho en colaboración con
R ichard G. Forbis de la Universidad de Calgary y con Thomas F. y
Alice B. Kehoe del Public M useum de Milwaukee y de la Universidad
de M arquette. Estoy agradecido a la National Geographic Society por
su apoyo fii^nciero a través de un subsidio para investigación y
exploración.
12 REPRESENTACIONES SOBRE ROCA DE LA SUPERNOVA
DE 1054 D. C .: INFO RM E DE ADELANTOS
figura 12.1. Los petroglifos de la aldea de las Grandes Kivas: liay posibles
representaciones de la supemova a unos 5 metros al este de la pictografía
principal publicada por Roberts (1932). Los dos crecientes están cerca del
borde superior de la fotografía, aproximadamente a 4 metros sobre el nivel
del suelo. Nótese el incremento en la separación entre creciente y estrella
en el panel de la derecha.
(2 1 4 1
figura 12.2. El petroglifo de Scholle. El creciente y la estrella aparecen
en la base de un panel de roca que mira al este. La pictografía fue realzada!
mediante una suspensión ¿e aluminio en agua (este recubrimiento fue elimi-7
nado después). La parte izquierda de esta fotografía aparece también en laj
fig. 113 del libro de Schaafsma (1972).
IN T R O D U C C IÓ N
L A F IO U R A D E L A M E D IA L U N A
M E D IA S L U N A S C E R C A N A S A C ÍR C U L O S Y P E R F O R A C IO N E S
„O
PRA153d, ARF .io,Ly-1 figura 13.2
tí)
PRA323e, ARF, foto,Ch-71 Figura 13.9
'W r
O
CRA48w&PRA359c, lny-272
& Figura 13.7
N eva d a
lny-2690
Mno-40
CRA36t&vonW 67i
CRA 124b
á 13.2
13.2
E
o
o
Ker-2320 CRA88d 13.2
Mrp-194. CRA 17ed. i E
SBr-211 CRA226b
Q) 13.5 E,O
Tul-176 CRA369 13.10 o
o -:zJ
t J N 1 X A H B H D B LA H ^ ^ n s i a DB W J 1 227
^orientación Otros
deotros crecientes 9 *
19terlsmos Circules de1054
Círculos Signo
concéntricos con “sol",
prolongación
X X•
(X) (X)
(X) o
X o
X X (X)
X X
o
¡'
X X o
’ o
X o
X X (X) X o
X X
X (X) X
228 DOROTHY M AYE*
O C H O E J E M P L O S D E T E R M IN A B L E S
Figura 13.3A
■ B
TOUUJtA 13.3A: El ^ ^ ^ lif o PRA 151k acopiado de una foto del ^ARF; B: Ja
de And^meda, tomada del Norton’s Star Atlas.
Ursa
’V Dreoo
J
i
Potarte
8 4 T , 12*
F igura 13.4A
E .v r« . i./
1064 E.V*. - -
1950
*"Ptiea
S 4 T, 0* Sur
roca 2
Corona'— '
AiflttaNs
S4T .22*
F igura 1 3 .6 Ly 1
Este petroglifo puede correlacionarse con el C rnturón de O rión (1)
y con la región alrededor del solsticio de verano actual como se ve en él
cáelo poniente durante marzo y abril. L a figura a la derecha del Cin-
turón corresponde a Casiopea, p a o está dibujada com o se vería proyec
tada en un espejo (2).
La prominente figura de la «nedía Juna (3) está en creciente, la
form a lunar del horizonte poniente; sin embargo podría tam bién refe
rirse de m anera consistente a la curva form ada por las estrellas de
Auriga. El gran circulo en la base de la media luna está en la posi
ción de la Nebulosa del Cangrejo (4 ). Sin embargo, esta composición
podría no referirse a la configuración inicial luna en menguante-
supemova que aparecía al este. Es interesante notar que una conjun
ción de la lima en creciente con la supemova ocurrió durante los meses
de marzo, ahril y mayo de 1055; esto es consistente con e l glifo. En este
sitio hay otras dos posibles representaciones de la supemova (figs. 13.3
y 13.4).
F igura 1 3 .7 lny-272
Este glifo m uestra la misma región del cielo sobre el horizonte ocd-
dental que la que m uestra la figura 13.6 y de nuevo m uestra una luna
U N e x a m e n d e l a h i p ó t e s i s d e m i l le e 257
O Ch-71
D ado que la m edia luna m uy delgada es un fenómeno de hori
zonte, este petroglifo fue hecho probablemente para ser visto desde
la dirección en la que aparece en la figura 13.8A. El que la media luna
representa de hecho una luna en m enguante sobre el horizonte oriente,
puede verse por las figuras de encima, las cuales corresponden en
form a y posición a los prominentes grupos estelares de Casiopea y
Corona Boreal a las 22h. (El semicírculo rayado ha sido frecuente
mente correlacionado con Corona Boreal: M ayer 1976). La luna
en menguante hubiera estado muy cerca del solsticio de verano actual
y por lo tanto el sol hubiera estado al menos 17° (más probable
mente 29°) al este. Por lo tanto, a menos que éste sea un glifo muy
FJOuRA'i3.8A: PRA 3291>', copiado de una foto' del ARF. Bt La rregión de
UN EXAMEN DE LA H IPÓ T E SIS DE M IL LEE 299
F igu ra 13.10A
O Tul-176
L a figura relevante en esta pictografía de un lugar de California'
es la m itad inferior de una luna creciente, con un gran círculo cercaj
del cuerno. E l glifo, como un todo, probablemente se refiere a una
secuencia de dos meses de eventos lunares y solares que ocurrieron
en un área de la eclíptica próxima al solsticio de verano actual: parece
que las medias lunas eran usadas para estim ar la posición del sol y
para determ inar el tiempo que lé tomaba llegar al solsticio.
El área de la eclíptica alrededor del solsticio de verano parece
movtmtonto
tfiumod* Im
wtrN as fija*
i
Orion»
Ttury»
« m«n*ual
x d« sol y luna
V
S %\ AriM
S 4 T .8 " Om»
sol estaría a unos 60° del solsticio de verano, y al final a unos 90°. U na
figura rectilínea se extiende desde la figura izquierda del sol, m ar
cando su lugar.
La figura de concha tiene su centro en un punto que corresponde
a la estrella polar, y sus lineas o espacios, contados contra la dirección
de las manecillas del reloj, podrían indicar días; esto está corroborado
por las figuras de unos menguantes, anteriores en tres “días” a la del
gada luna en creciente.
Puesto que la media luna truncada parece estar colocada a unos 10'
al este de la posición de la Nebulosa del Cangrejo, el gran circulo cer
cano a su cuerno inferior probablemente no sea la supemova de 1054;
podría referirse a un planeta. L a form a predominantemente occi
dental tam bién elimina este glifo como una posible representación de
la aparición inicial de la supemova, que ocurrió en el horizonte oriente.
C O N C L U S IO N E S j
•i|
Primero, las figuras 13.5, 13.6, 13.7 y 13.10A no parecen ser represen
taciones de la configuración inicial luna menguante-supemova. Sin j
embargo, las figuras 13.6 y 13.7 podrían indicar la configuración de la |
luna en creciente con la supemova durante la prim era vera de 1055 ]
(es interesante el que la figura 13.6 aparezca en el sitio Ly-1, donde i
hay otras cuatro representaciones posibles de la supem ova). j
Asimismo, las figuras 13.5 y 13.10A, ambas de la parte sur de Cali- J
forma, com parten ciertas características inesperadas: ambas parecen f
representar ciclos lunares sidéreos cercanos al solsticio de verano y .
ambas condensan considerable información acerca del ciclo en ingenio- ¡
sos diagramas. Estos ejemplos casi podrían ser llamados ecuaciones
visuales. Sus figuras de inedias lunas y circuios podrían ser conjuncio- \
oes de la luna con planetas. j
Puesto que estos casos dudosos contienen formas similares a las
aceptadas por M iller como representaciones de la supemova, quizá i
hubieran sido aceptadas por él como tales, si la evidencia arqueológica >
fuera consistente. Desafortunadam ente, esta evidencia puede no ser
tan siguificativa como se quisiera en algunos casos puesto que, por una
parte, los lugares con petroglifos pudieron haber sido usados intenni-
ternemente a lo largo de largos períodos de tiempo (PRA, p. 234) y, -
por otra parte, algunos de ellos pudieron haber sido lugares sagrados;
muy alejados de las zonas habitadas.
Segundo, las figuras 13.3A, 13.4A, 13.8A y 13.9 parecen ofrecer
evidencia en apoyo a la hipótesis de M iller. Sin embargo, la figura 13.9
es un caso marginal debido a la simplicidad de su diseño y se incluye
en la discusión por sus interesantes semejanzas con la figura 13.8A, la
U N EX A M E N D E LA H I P Ó T E S I » D E lfIL L E R 243
l a o r ie n t a c ió n d e l p e t r o g l ifo
RESUMEN DE TESTIMONIOS
A G R A D E C IM IE N T O S
por RA Y A . W IL L IA M S O N , H O W A R D J . F I S H E R y D O N N E L o ’F L Y N N
INTRODUCCIÓN
é
248 HAY A. W ILLIAM SON, HOWARD J. FISH ER Y DONNEL O’ f LYNN
E S T A C IO N E S D E O B S E R V A C IÓ N D E L H O R IZ O N T E
E l sitio Wijiji
Fajada Butte
E S T R U C T U R A S A R T IF IC IA L E S
Hemos encontrado anteriorm ente que los ejes de sim etría de las G ran
des Kivas de Casa Rinconada y Pueblo Bonito A están alineados en
dirección norte-sur (Williamson et al. 1975). O tras alineaciones astro
nómicas son evidentes en Casa Rinconada y en Pueblo Bonito.
Casa Rinconada
Pueblo Bonito
Iluminación
HovenweeP
C O N C L U S IO N E S
Es ya claro que entre las estructuras dejadas por los anasazis hay una
variedad de observatorios solares y posiblemente estelares. Lo que
nosotros y otros investigadores hemos encontrado hasta abora indica
que los anasazis poseían una gama de conocimientos y prácticas astro
nómicas de considerable refinamiento. Ahora debemos comenzar a
integrar nuestros datos con otra reform ación disponible (Reyman
1971) y a considerar qué significado tenían estos observatorios solares
en la vida de sus constructores. Un examen en detalle de esta pre
gunta no puede presentarse aquí, pero podemos hacer algunas suge
rencias de carácter provisional.
Sabemos, por las costumbres registradas históricamente de los in
dios pueblo, que la determinación exacta del solsticio de invierno, y a
menudo del solsticio de verano, era crucial para los intereses ceremo
niales y agrícolas de la sociedad pueblo (Ellis 1975; Parsons 1939a).
Creemos que hemos presentado evidencia firme de que los anasazis
tam bién observaban el sol p a ra establecer estas fechas. Más aún, no
sólo observaban el sol para establecer un calendario, sino que al menos
un segmento de la población anasazi también incorporaba su conoci
miento del ciclo anual del sol a sus moradas y estructuras ceremoniales.
En algunos casos, como en Pueblo Bonito, esto pudo haber sido hecho
p ara fechar rituales, pero en otros casos, como en Casa Rinconada, pa
rece haber un deseo consciente de reflejar los fenómenos celestes cru
ciales en las estructuras terrenales.
Casa Rinconada parece ser un lugar especial, alejado de los pue
blos mayores y sin embargo situado en el centro del patrón de celosía
OBSERVATORIOS s o l a r e s d e l o s i n d i o s a n a s a z i s 261
que form an los antiguos caminos (Ebert y Hitchcock 1973). Casa Rin
conada representa en forma simbólica y gráfica las características esen
ciales de la visión cósmica de los indios pueblo.
Las direcciones cardinales quedan claramente indicadas por la
orientación y situación geográfica de las características del piso y de
los nichos en la pared. El solsticio de verano y posiblemente el solsticio
de invierno pueden establecerse desde dentro de la kiva. El sipapu, un
detalle estructural que representa el lugar de salida del mundo subte
rráneo, está construido cuidadosamente. Otros detalles de la kiva cuyas
funciones aún no se entienden bien podrían completar este panoram a.
En el futuro será im portante determ inar sr Casa Rinconada es el resul
tado de patrones de pensamiento aislados o la culminación de años
de práctica astronómica más m undana entre los anasazis. Reyman
(1971, p. 307), quien sugiere que Casa Rinconada y las otras grandes
kivas son ejemplos de la influencia mexicana en el sudoeste norteame
ricano, parece favorecer la prim era posibilidad. Nosotros preferimos
la segunda, aun cuando esta selección se deba únicamente a que la
práctica de observar el sol parece estar muy extendida en la cultura
pueblo y porque es una necesidad obvia para una sociedad agrícola.
Una dificultad particular para resolver esta disyuntiva es que no cono
cemos las edades de algunos de los sitios y, por lo tanto, no sabemos aún
si es que hay una secuencia tem poral en los tipos de observatorio solar.
Los resultados de la investigación de los caminos de Chaco Canyon
deben ser también tomados en cuenta para entender el papel que la
astronomía jugaba en la vida de los anasazis. P or ejemplo, algunos
de los caminos podrían estar alineados astronómicamente. Pero aun
si los caminos y el estudio de los movimientos solares estuvieron com
pletamente separados en la mente de los anasazis, ambos, con la arqui
tectura, son manifestaciones de logros intelectuales de alto nivel en
Chaco Canyon.
Hemos sido por fuerza precavidos respecto a la posible im portancia
de la astronomía en Mesa Verde y en Hovenweep. El trabajo de
Reyman en Mesa Verde (1971, pp. 188-227) está lejos de ser cora--
pleto y en algunos casos es de precisión cuestionable (Reyman 1975).
Aún está por verse si hay observatorios solares en Mesa Verde. Si nues
tros resultados iniciales de Hovenweep son confirmados por el trabajo
que haremos en el futuro, este sitio promete ser un rico depósito de
alineaciones astronómicas. En cualquier caso, está claro que aún bay
mucho que hacer en el sudoeste norteamericano para llegar a com
prender más plenamente las prácticas astronómicas de los anasazis.
A G R A D E C IM IE N T O S
por R . T . Z U ID E M A
IN T R O D U C C IÓ N
C A L E N D A R IO S A N T E R IO R E S A L A C O N Q U IS T A
. Esta tela (fig. 15.1) está constituida por dos partes, unidas por una
costura, que son idénticas excepto en la simetría especular de las figu
ras humanas. La figura 15.2 m uestra el esquema de los colores de la
tela. Cada parte tiene diez filas de 36 círculos. Tres columnas verticales
de 10 círculos corresponden a una figura hum ana. Las 12 figuras po
drían representar meses de 30 días en un año de 360 días (Catálogo
M éxico-Perú 1968, núm . 630, fig. 91).
Más aún, los círculos están organizados en diagonales m ediante
5 colores: blanco (B ), rojo (R ), café (C ), am arillo (Am) y azul (A z).
Contando desde la esquina superior izquierda hasta la inferior derecha,
encontramos 45 diagonales: prim ero 9 parciales, luego 27 completas
de 10 círculos cada una, y finalmente otras 9 parciales. El siguiente
diagrama representa el esquema dado por los colores, representando
cada abreviatura una diagonal.
B R C Am C
B R Az Am C
B R C Am Az
B R C Am C
B R c Am Az
B R c Am C
B R Az Am C
R B c Am C
R B Az Am C
72 72 72 72 72
f ig u r a 15.1. La tela Huari.
268 * . T . ZUIOEMA
B R C Am C B R Az Am C B R C Am Az B R
R C Am C B R Az Am C B R C Am Az B R C
C Am C B R Az Am C B R C Am Az B R C Am
Am C B R Az Am C B R C Am Az B R C Am C
C B R Az Am C B R C Am Az B R C Am C B
B R Az Am C B R C Am Az B R C Am C B R
R Az Am C B R C Am Az B R C Am C B R C
Az Am C B R C Am Az B R C Am C B R C Am
Am C B R C Am Az B R C Am C B R C Am Az
C B R C Am Az B R C Am C B R C Am Az B
I II III IV V VI
Am C B R C Am Az B R C Am C B R Az Am C
C B R C Am Az B R C Am C B R Az Am C R
B R C Am Az B R C Am C B R Az Am C R B
R C Am Az B R C Am C B R Az Am C R B C
C Am Az B R C Am C B R Az Am C R B C Am
Am Az B R C Am C B R Az Am C R B C Am C
Az B R C Am C B R Az Am C R B C Am C R
B R C Am C B R Az Am C R B C Am C R B
R G Am C B‘ R Az Am C R B C Am C R B Az
C Am C B R Az Am C R B C Am C R B Az Am
VII VIH IX X XI X II
cara, las plumas de la corona y los pies de cada figura individual. Los
grtipos podrían representar estaciones de 4 meses cada una. Bajo cada
figura, con una excepción, hay una fila de 5 caras similares pero mucho
más pequeñas; bajo la tercera figura hay 6 caras.
Los colores de las caras más pequeñas que están bajo cada figura,
son diferentes de los colores de la figura. Sin embargo, bajo cada una
de las tres secuencias de 4 figuras discernimos el siguiente patrón en
los colores de las caritas que, cuando son consideradas ciertas varia
ciones, podría ser llamado un patrón recurrente (e', f', a 'y l / tienen
una pequeña diferencia respecto al esquema de colores dado por
e, f, a y b ) :
I II III IV
ababa/ c b c b c/ efefef/ cdcdc
V VI VII VIII
b a b a b/ d c d c d/ e f e f e/ dcdcd
IX X XI XII
e'f'e'f'e'/ d c d c d/ b'a'bVb'/ dcdcd
Hasta abora sólo hemos descrito una m itad de la tela. La otra m itad
es idéntica en lo que a los círculos se refiere. Sin embargo, las doce
figuras m uestran un orden invertido por la sim etría de reflexión que
las dos mitades presentan. Entonces, la tela com pleta representa un
270 R. T . ZUIDEM
En esta tela (fig. 15.3) los días están representados por rectángul
cada uno dentro de un m arco tam bién rectangular. Parejas de ma
en colores oscuros aparecen alternadas, en cada fila y columna,
parejas de m arcosen colores claros. O sea que hay grupos de 4 m ar
eos. L a alternación es irregular en una sección de dos filas, pero es"
se podría deber en parte a restauraciones (¿m odernas?) hechas a
tela. Cada marco consiste de una parte superior y de una inferí
en colores diferentes; los marcos de una pareja alternan las posid
nes de los colores. Los rectángulos aparecen con cinco diseños dife
rentes, pero hasta ahora no he descubierto ninguna regularidad en
distribución.
La naturaleza de las restauraciones que la tela pudo haber sufrid
no invalida las siguientes conclusiones respecto al núm ero de rect
gulos: tres filas aparecen separadas del resto de la tela, tanto
líneas dobles como per un núm ero irregular de rectángulos. La £
superior tiene 32 reotángulos, una fila cercana al centro tiene 37,
la fila inferior tiene 30 rectángulos. Siete filas regulares están en
parte superior y cuatro en la inferior, cada una consiste de 7 X 4 =
rectángulos. Estas 11 filas claram ente se refieren a los meses lu
sidéreos de 27% días redondeados a 28 días. Los 13 meses de 28 d '
form an un año de 364 días, el cual queda 1% días corto respecto
un año solar. En este caso, las filas irregulares superior e inferior
dieron haber servido para compensar esta deficiencia, aun cuando
número de rectángulos parece demasiado grande para este propósi
Kosok sugirió que la fila m edia de 37 rectángulos podría referirse
un período de 3 años solares y 27 meses sinódicos. Si su idea es cor
podríamos tam bién proponer que las dos filas de 30 y 31 reotángu'
se refieren a las dos duraciones posibles de los 12 meses del año solar
365 días. Por el momento, estas sugerencias no serán de gran ay
Sin embargo, queda claro del análisis de la tela que en el Perú preh*
pánico existía un calendario lunar sidéreo que utilizaba meses de 271
o 28 días ordenados en grupos de 4 días. Veremos que esta conclusi
queda corroborada por la información que sobre el calendario in~
existe en las crónicas españolas.
CALENDARIO INCA
272 *. T. t t
L O S M E S E S D E L A N O S O L A R IN C A IC O
Raymi Quilla
Los solsticios y equinoccios eran los puntos de reposo del año, y cual
quiera de estos puntos pudo haber sido usado para comenzar el año.
{Otros comienzos no solsticiales ni equinocciales han sido tam bién roen-
nados. V arios cronistas decían, por ejem plo, que originalmente el
274 R. T . ZUIDRHA
Fuentes tan fidedignas como Betanzos (cap. 18), Ávila (cap. 18) y
Guarnan Poma (ff. 235, 260) nos hablan de un mes esquemático con
el núm ero fijo de 30 días, que los incas dividían tanto en dos medios
meses de 15 días como en 3 períodos de 10 días. Tengo la impresión
de que usaban estos períodos más bien como un dispositivo de cálculo
para describir períodos astronómicos de un calendario solar; sin em
bargo, ningún otro cronista menciona estos períodos.
L a semana de 8 días es descrita desde Ecuador (Ortegón, en
Oberem, p. 235) hasta Bolivia (M atienzo, p. 53), en antiguas fuentes
que se refieren a costumbres locales. Los incas usaban esta semana
especialmente en relación con la costumbre del rey de cam biar de
esposa cada 8 días; las esposas que form aban porte de esta rotación
le servían a él con su séquito, el cual era llevado a Cuzco desde su
lugar de origen (Pedro Pizarro, pp. 49, 63; Cobo, libro 12, cap. 37).
Después de un año (pero, como veremos, éste no era un año solar)
el inca regresaba a la prim era esposa. Esta semana de 8 días también
era usada en ciclos relacionados con el mercado (Garcilaso^ libro 6,
cap. 35) y en el servicio cíclico que los sacerdotes prestaban en el T em
plo del Sol de Cuzco. Probablemente bajo la influencia del calendario
europeo, Garcilaso añadió un día de fiesta a cada semana y por lo
tanto hahla de una semana de 9 días como el período de rotación
de los sacerdotes solares del Coricancha (Templo del Sol) (Garcilaso,
libro 3, cap. 22). Finalmente, las semanas de 8 días eran importantes
probablemente en términos de “meses” rituales de 24 días, que marca
ban la celebración de las más importantes festividades incas, especial
m ente el raymi Capac Inti, la festividad del solsticio de diciembre
(Garcilaso, libro 6, cap. 23; Molina, pp. 49-58).
Hoy, el servicio cíclico y semanal usado por las mujeres de las
haciendas alrededor de Ayacucho es llamado suyu, palabra usada de
la misma m anera por González Holguín en 1608 para grupos de gente
en general. La semana de 8 días es aún im portante en las actividades
agrícolas modernas (Brownrigg 1973; Rosa Gam ana-Thom pson, comu
nicación personal). ,
276 R. T . ZU U SM A .
T em p o ra d a sd * 3 y4 meses
Periodos de 2, 3, 4, 5, 8, 10 y 16 años
E L S IS T E M A C E Q U E
Introducción
consideraba que los ceques salían del Templo del Sol y puesto qué]
ciertas huecas específicas también tenían una función en términos d e l
observación astronómica, podemos suponer que los ceques eran usados']
como líneas de visión para la observación de salidas y puestas solares,]
lunares y estelares. Para el propósito de este trabajo es de gran impon»!
tan d a el que los ceques orientados derechamente a N, O y E pudieran!
aún ser determinados, porque las huecas en estos ceques se conocerij
todavía precisamente. 1
N lll
Copacabana
Sacerdotes 8 8 4 4
Sacerdotisas 12 16 6 8
L A S S U B D IV IS IO N E S P O L ÍT IC A S D E C U Z C O , L O S O R U P O S D E C E Q U E S Y L A
M E D IC IÓ N D E U N ID A D E S A S T R O N Ó M IC A S D E T IE M P O M E D IA N T E C E Q U E S
Y HUACAS
de 3 ceques a los cuales cuidaba; por otra parte, Cobo asocia cada
grupo de 3 ceques con una sucanca especifica en el horizonte de Cuzco
que indicaba la salida o puesta del sol al principio de un mes especí
fico. Sin embargo, es difícil enfrentar al sistema ceque con las afirm a
ciones de Cobo, puesto que éstas se refieren a un calendario solar y
los números totales de ceques y huacas sólo tienen sentido en un calen
dario lunar. H asta aquí podemos aceptar que se hacían ciertas asocia
ciones entre grupos políticos y grupos de ceques y meses; sin embargo,
éstas no eran asociaciones biunívocas. Este problema se percibe cuando
discutimos la asociación de dos ciudades no incas del valle de Cuzco
con les ceques y meses.
Además de la ciudad inca de Cuzco, situada en el extremo oeste
del valle, estaba la ciudad de Sanu (hoy San Sebastián), situada en el
centro del valle, y que representaba al reino preinca de los Ayannaca,
que estaba al norte de Cuzco. La ciudad de Orna (hoy San Jerónim o),
en el extremo este, representaba en el valle un reino origiuál del cual
las ciudades de Urcos y H uaro (a unos 40 km al sudeste de Cuzco)
formaban el centro. La gente de estas cindades tenía la ocupación
especia], desempeñada fuera de Cuzco, de ser los sacerdotes y confe
sores de la alta nobleza inca. Sanu y Orna no están mencionados res
pecto a ningún ceque, pero están situados entre III 3c y II 3c. Los
A yannaca de Sanu dieron su nombre a l ceque III 3b, el cual estaba
cerca de la ciudad, y dado que la gente de Orna veneraba como a su
antepasada a cierta M ama Anahuarque (Rostworo'wski 1962, p. 137),
podemos suponer que estaban encargados del ceque IV B 3b que tam
bién era llamado Anahuarque. Sin embargo, este ceque no estaba en la
dirección de la ciudad de Orna. M ientras que la alta nobleza de Cuzco
celebraba sus festividades de iniciación en diciembre (Capac Inti
raym i), los Ayannaca lo hacían en noviembre (Ayannaca raym i), y
la gente de Urcos (incluyendo a los de Orna) tenia sus festividades de
iniciación en octubre (Orna raymi) (C. M olina 1943, pp. 46-48).
Esta información, aun cuando es útil, nos deja todavía completa
mente confundidos respecto a la asociación de divisiones políticas con
grupos de ceques y meses. La alta nobleza de Cuzco, la cual pertenecía
al Capac ayllu (“el grupo de descendencia real” ) y que celebraba el
C apac In ti raymi, se encargaba de cuidar y m antener el grupo de
cebúes I 1. Podemos relacionar Ayannaca con I I I 3 y Orna con IV 3.
Pero sólo el nombre de Anahuarque sugiere la asociación del mes Orna
raymi, llamado así por la ciudad de Orna, con IV 3. En los dos otros
casos que tendremos que sugerir abajo, a partir de argumentos astro
nómicos, el mes Ayannaca estaba relacionado con IV 2 y el mes Capac
In ti raymi con IV 1. Sacando una conclusión positiva de un resultado
negativo, debemos reafirm ar que no había una relación biunívoca de
Z L CA LEN D ARIO IN CA 289
4 con 1 1 y 1 2
2 con I I I 1
4 con I I 2 y I I 1
2 con IV 3
292 R . T . ZU1DE1IA
11 1111
(10) (8)
1113
(Ayarmaca)
12 III2
(9) 0
y tam bién:
11,12 1111,1112
13 1113
E L CALENDARIO INCA 293
III IV
IV* IVb
D e acuerdo con este modelo podemos considerar los siguientes to
tales de huacas en el sistema ceque:
7] I + I I + III representa tina unidad similar a la de los tres
grupos mayores de ceques en la organización de Hanan-Cuzco (véase
tam bién la sección siguiente). E l total de las huacas es 85 + 85 + 78
= 248. Este núm ero era usado en la astronomía babilónica, así como
en otros sistemas derivados de ella, como una aproximación cercana al
período de 9 meses anomalísticos (9 X-27.55 = 247.95), número útil
para la predicción de eclipses lunares (V an der W aerden 1974,
pp. 244, 245).
2] I + II + III + IV representa un sistema de 12 meses sidéreos
(328 = 12 X 27I/4 ) , correspondiendo a otros sistema de 12 meses sola
res (véanse las secciones siguientes).
3] I + II + III + IV + IV A, contando las huacas de* IVA por
segunda vez, a la inversa, da un total de 328 + 37 = 365, el número
de días en el año solar. Quizá una división de este total en 248
(I + II + III) y 117 (IV + IV A) nos pueda ayudar a entender la
división del año en 3 temporadas de 4 meses cada una, como las da
Guam án Poma. Este cronista dice que la tem porada de 4 meses
de agosto a noviembre está gobernada por la luna y que entonces las
noches son más largas que los días. U na conclusión del análisis de
la siguiente sección será que los incas tenían 4 meses de 29 días y
8 meses con una longitud m edia de 31 días. La división mencionada
aquí podría haber sido otra forma útil de relacionar IV con sus
117 huacas (IV + IVA) con 4 meses sinódicos, y I + II + I I I con
los 8 meses solares (8 x 31), iguales a 9 meses anomalísticos.
4] I + II + I II + IV A + IVB, que contiene 365 + 43 = 406
huacas, es un número cercano al contado en la segunda tela del perio
do inca: 407 cuadrados (32 + [7 x 28] + 37 + [4 X 28] + 30). Sin
embargo, los cuadrados de las esquinas de la tela son difíciles de contar
y el total podría ser 400 o 408. Este total pedría explicar por qué Polo
de Ondegardo y Acosta mencionan 328 así como “más de 400“ hua-
294 a . t . zuauM A
c S 1 11 a
3b 8 23 31 { 10bl
a 10 ) (lO c
C 8 )
2 b 10 } 29 T o ta l: 85 78: T o tal 24
7a
(i0 b 2
a 111 l 7c
C 8 )
i b i3 } 33 23
I 78
{11 b 3
a 12 | l Se
A
a
1 b
c
a ( 9c
2b 8b3
c 9a
3 c ,a f 10 c
10b2
6 110a
a
I 8c
1 b
8b1
c
13 a
a
2b
c
3b
C u n tis u y u C o lla s u y u
IV «
37° E del S
31 + 23 = « | no
33 + 23 *
30 + 24* ^ } 109 Total: 328
29 + 26 *
30 + 24 *
29 + 26* SI 109
s o ls tic io d a |u n lo
15.6. Ciclo anual hipotético que muestra los meses lunares integra
f ig u r a
QPpab: 30 + 24 = 54
RQPpabc: 29 + 54 + 26 = 109
SRQPpabcd: 30 + 109 + 23 = 162
qpPAB: 24 + 31 = 55
rqpPABC: 26 + 55 + 29 = 110
srqpPABCD: 23 + 110 + 33 = 166
Estos períodos están, calculados para el medio año que va del solsti
cio de diciembre al solsticio de junio. Las mismas cifras servirían para
el medio año que va del solsticio de junio al solsticio de diciembre.
300 R . T . EUXDKMA
Usando los dobles meses sidéreos lunares de esta m anera, dentro del
marco del año solar y sus meses solares, dejaríamos una brecha en la
cuenta sidérea de 36 dias alrededor del solsticio de junio y otra de
37 días alrededor del solsticio de diciembre. Estas dos brechas juntas
(73 dias) dan un núm ero igual al de cualquiera de cada uno de los
cuatro periodos del año sidéreo. U n doble ciclo lunar, basado en
328 + 329 = 9 X 73 noches, tam bién quedaría intacto por tanto y
podría ser combinarlo con el año solar en un ciclo de 12 meses solares.
Ahora recordemos que un ciclo de Venus de 10 años venusinos
puede describirse en términos de 16 años solares. De igual m anera,
10 dobles ciclos lunares de 657 dias (328 + 329) son iguales a 18 años
solares. Los periodos de 3 años (Las Casas 1958, cap. 140; M urúa 1968,
libro 2, cap. 18) son mencionados respecto a la renovación de las aellas
(las vírgenes del Sol) de su acllahuasi (casa de las aellas); podría
ser que estos años fueran calculados a p artir de ciclos lunares. Seis
ciclos lunares son iguales a 5 años solares, el período normal usado
en el sistema inca de clasificación d e las personas por edades.
ban guijarros o granos de maíz blancos y negros para hacer los ajustes
que Guarnan Poma menciona en la correlación de un mes solaV con
un ciclo sidéreo, cambiando el cociente de las dos elases de guija
rros. U na sugerencia de cómo se podían hacer estos ajustes fue dada
en la sección anterior.
Anteriormente indiqué la im portancia que el periodo de 73 días,
con sus subdivisiones de 26, 24 y 23 días, tenía p ara relacionar un
calendario de meses solares con uno de meses sidéreos lunares. U na rela
ción sim ilar puede detectarse también en la tela Huari. Sobre la base
de la organización de los círculos en grupos de 5 diagonales cada
uno, descubrimos la im portancia del núm ero 72 (éste es el toral de
círculos en todas las prim eras diagonales de cada grupo de 5, en todas
las segundas diagonales, etc.). Debido a ciertas irregularidades en el
esquema de los colores de las diagonales, el total de 72 fue dividido
en 4 de los 5 casos en dos grupos de 57 -f 15, 59 + 13, 51 4- 21 y
52 + 20 círculos respectivamente; esto es, la división m edia fue de 54$4
y 17 *4, el prim er número es una aproximación muy cercana al número
de noches en dos meses adéreos lunares.
Es prem aturo el tratar de conjeturar cómo se usaban los números
54^4, 72 y 73 (el total de figuras y caras frontales) en estas telas. El
punto im portante es que estos totales están representados en un calen
dario que en sus otros aspectos recalca la existencia de un año de
12 meses de 30 (3 X 10) dias y que un uso similar de esos números-
pudo haberse aplicado en el sistema ceque.
Introducción
u
N M
*
III
m3
113
113
N3
N2
tf
*m « o « m a
o o a o
M M
né
N O ^ ^
> * ¿¿¿ 2 2
2
del Sol (ahora iglesia de Santo Domingo) estaba a 37° al este del
norte magnético y su observación me perm itió definir la dirección
del prim er ceque de Collasuyu.
3] En la sección que trató del capac hucha, hicimos notar que un
niño, enviado de vuelta a su lugar de origen para ser sacrificado, seguía
la línea recta definida por el ceque. En las prácticas agrícolas contem
poráneas se usa aún este concepto de ceque para indicar el área que
hay entre una línea y la siguiente. En algunos casos en que una de las
huacas del sistema no caía en su ceque, Cobo lo indica asi. Aun mante
niendo el concepto de ceque como línea recta, las huacas de un ceque
podrían encontrarse a la derecha o izquierda de la linea, con cierto
margen de libertad.
4\ Para el propósito de esta investigación estaba yo más interesado
en las huacas próximas al horizonte (visto desde Cuzco) que en las
huacas cercanas. P or lo tanto, las primeras influyeron sobre mi elec
ción de la dirección de un ceque como línea recta. En futuras investi
gaciones espero afinar el m apa completo del sistema ceque y d ar posi
ciones más exactas para las huacas.
En las siguientes secciones discutiré la información general sobre los
observatorios incas y luego sobre el problema de la localización en
Cuzco. En nuestra labor de campo hemos tenido hasta ahora más éxito
localizando los ceques en los cuales las sucancas estaban localizadas que
ubicando el puesto o los puestos de observación. Estos últimos no
pueden identificarse con el Tem plo del Sol como centro del siste
ma ceque.
Por la información de esta sección se comprenderá que el sistema
ceque era usado en la astronomía inca de m anera independiente a su
uso como quipu en los cáleulos calendárteos.
Los observatorios
datos podrían significar que un grupo era usado para indicar el princi
pio de mayo (21 de abril) y el fin de agosto (23 de agosto), mientras
que el otro grupo era usado para el fin de mayo (20 de mayo) y el
principio de agosto (25 de julio). En el caso de la últim a hipótesis,
estoy usando el sistema ceqtie como un quipu, contando dias por
huecas (véase la sección anterior).
Garcilaso menciona cuatro grupos de cuatro pilares cada uno, para
observar la salida y poesta d d sol en las fechas de los dos solsticios.
Ninguno de los cronistas menciona sucencas para observar los equi
noccios, pero Garoilaso se refiere a un sistema de dos guomones para
este propósito. En este caso, se observaba la sombra del guoznón, de
modo que no habia ninguna necesidad de observar el horizonte.
No obstante las dificultades e inseguridades de la interpretación,
yo creo que estas cuatro referencias nos dan una m ejor interpreta
ción del sistema inca de observación que la que dan Polo y Cobo. Polo
menciona indirectamente (“Errores”, p. 43) que había 12 sucances
(esto es, el total de huecas que menciona, 340, menos el total mencio
nado por Cobo, 328, da 12 sucances). Puesto que sostiene (p. 16) que
había un pilar por cada mes y que el pilar para el principio del “in
vierno”, el solsticio de diciembre, era llamado sucana Puneuy ( = Puc-
cuy) y que el pilar p ara el comienzo del “verano” era llamado sucenca
Chirao, yo concluyo que había 12. Cobo, probablemente basándose
en los datos de Polo (¿o de M olina?) menciona 14 sucancas. Para
llegar a este número, pudo haber razonado de tres maneras diferentes:
7] Gon la expansión de los grupos de ceques de Cuntisuyu, tomó
14 grupos correspondiendo a 14 sucancas y 14 meses.
2] Excluyó la sucanca Puccuy y la sucancc Ghirao (también men
cionada por él) de las 12 que indicaban los comienzos de mes.
3] Usando un sistema de pilares como el mencionado por Polo y
Cobo, y observando tanto la salida como la puesta del sol, se necesita
un sistema de 14 pilares, no de 12.
Solsticio de jimio
Chinto Chirao
Julio Junio
Agosto Mayo
Septiembre Abril
Equinoccio Equinoccio
Octubre Marzo
Noviembre Febrero
Diciembre Enero
Solsticio de diciembre
Puccuy Puccuy
306 R . T . ZUIDK llA
d T em p lo del Sol com o centro del sistema cefue. Sin emhargo, después
d e haber k*alúado las huecas d el ceque I 2c al cual la hueca Qiuan-
calla pertenecía como la sucanca de la puesta 'del sol en el solsticio
d e junio, nos dimos cuenta d e que, aun cuantío algunos suburbios de
Guaco pueden v en e desde ahí, la parte incaica d e la ciudad queda
oculta. Por otra parte, hay una vista ahierta d e la dirección soktidal
hada la f e r ía la inca de Sacsahuaman, la cual está aituada en un llano
al noreste de Cuzco. A l verificar esta información, obacrvrano» Impuesta
del sol en e l solsticio d e junio desde S g u t in m ^ esto e% desde una
estructura inca redonda de ahí que es llamada M «iyuona<va(“e l edifi
cio redondo” ) , la cual era un Tem plo del Sol. El punto obrervado
otab a dentro del área descrita para la hueca y sucenea QuiancaUa.
’ Durante nuestro trabajo de campo, hicimos observaciones astronó
micas hacia varios puntos en el horizonte desde el Tem plo d el Sol
en Cuzco (Coricancha), desde diferentes puntos de la plaza, d o d e lo
alto de la catedral y desde Muyurmarca en Sacsahuaman. Trabaja
mos con la suposición de que los tres puntos pudieran haber sido
utilizados por los incas para observaciones astronómicas; sólo luego
fu e cuando me di cuenta d e que el cronista anónim o no pretendía que
ni Coricancha n i la plaza próxima a la catedral fuesen, centros de
observación.
Cuzco tenía dos {dazas llamadas Haucaypata (“plaza del rego
cijo” ); ambas tenían unU shnu y ambas eran uñidas para rituales de Es
tado. Hanan-Haucaypata estaba en la m itad superior d e Cuzco, donde
también estaba situada la plaza del rey. Hurin-Haucaypata, pertene
ciente a la parte inferior (H urin), no estaba lejos de Coricancha, pero
quedaba fuera de la zona cerem onial de Cuzco. Hoy, así como en los
tiempos coloniales, esta plaza (o parte de d ía ) es conocida como
Limapampa. Cerca estaban los campos sagrados dónde el rey bacía la
primera siembra y la primera cosecha rituales. E l campo era llamado
Sausero (II 3b , segundo ceque, tercera hueca) ; Limapampa era la
primera huaca d e este ceque (II 3b; segundo ceque, primera, huaca).
O tro cam po cercano, Guanaypata (III 3a, tercer ceque, cuarta hueca)
—donde do acuerdo al mito de origen inca una barra de oro se había
hundido en d suelo indicando que -la ciudad debería de ser construida
allí (Sarmiento, cap. 13)— ted a una pared que hahía sido alzada “por
el Sol”. Probablemente esta pared, y ciertamente el Ushnu de Hurin-
Haucaypata, era usada para observaciones astronómicas (III 2b, quinto
ceque, primera huaca) (Cobo, libro 13, cap. 32; M olina pp. 29,
30, 3 6 ).
La condusión alcanzada aquí podría cotejarse mediante la investi
gación futura de dos maneras:
/] La posición de Hurin-Haucaypata puede ser observada en reía-
310 H T . ZOTDBUA
C O N C L U SIO N E S G EN ER A LES i
• .V-
tfn problema general de los estudios etnohistórkos de los incas es que
la m ayoría, de las crónicas hispánicas fueron escritas cuarenta o más
años después de la conquista. Estas crónicas reflejan menos lo que los
españoles vieron de u n im perio en plena gloria que lo que interpretaron
a p artir de los recuerdos complejos e idealizados de sus ancianos infor
mantes incas que entonces ya vivían en una sociedad colonial
El sistema ceque, debido a su carácter intrincado y sistemático
podría ser la excepción demostrable más im portante a esta situación
general. Comparándolo con las dos telas prchispánicas, encontrarnos
que son discutidos los mismos números: 8; 27 o 28; 54, 55 o 56; 40,
41 o 42; 72 o 73. La tela H uari insiste más en el calendario solar con
núnETCB lunares insertos en él; la o tra tela inca y el sistema ceque
recalcan un sistema sidéreo lim ar con números sinódicos solares y
lunares. Sobre la base de una teoría astronómica común, parece ser
una preocupación poco dogm ática el traducir los datos astronómicos
a u n calendario regular. Por ejemplo, tanto la tela H uari como el
sistem a ceque comienzan a p a rtir de una base de 45 diagonales o ceques.
En el prim er casó, 27 diagouales m antienen su núm ero completo de
círculos y 18 (2 X 9) diagouales tienen sus números reducidos, hacien
do 8 el promedio total de círculos en una diagonal y 360 el total gene
ral de círculos en la tela. En el caso del sistema ceque, 27 ceques
tam bién m antienen su significación original. Ahora bien, primero,
el núm ero de los otros 18 ceques es reducido a 15 o 14 y, segundo, el
número de huacas en cada uno de estos ceques es reducido, bajando
el total hipotético de 360 (45 X 8) a 328 (41 X 8 ). Concluyendo la
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