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Mi Cachorro me muerde muy fuerte las manos, los pies, los tobillos...

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¿Tu cachorro te muerde mucho las manos, los pies, los tobillos…? ¿Te gruñe y te provoca? Eso
quiere decir que eres víctima de sus travesuras :), claro, es un trasto juguetón, peleón, y un
inconsciente que no sabe dónde está el límite. Sus ganas de jugar son interminables, cualquier
momento del día es bueno para hacerlo, y por más agotado que esté no importa, él sigue y sigue,
«es incansable». Y claro, entre asalto y asalto se pega una cabezadita para reponer fuerzas y… «al
ataque».

Si tu cachorro (o si ya es jovencito, incluso más adulto) te muerde fuerte y te gruñe, llegando a


apoderarse de ti y de tu paciencia, no te preocupes que no es porque te ha salido agresivo. Muchas
veces me preguntan al respecto por la preocupación que esto crea, pero es solo que está
aprendiendo las reglas del juego, por eso necesita que se las enseñes correctamente. También
necesita saber cómo y cuando acaba el juego, pero de la manera más adecuada y efectiva para que
no tengas que acabar acudiendo al botiquín un día y otro día.

¿Por qué mi cachorro me muerde muy fuerte y me gruñe?

Que tu perrito te muerda fuerte y te gruña vamos a comenzar considerándolo como algo normal, es
lo que es de esperar porque no es más que una “fierecilla” reclamando juego y atenciones. Pero
claro, es normal mientras que no se emocione demasiado y sus afilados colmillos no acaben
clavados en tus manos, tus tobillos, tus pies o desgarrándote la ropa, y que sus gruñidos no te
lleguen a intimidar.

El problema de ese juego que reclama es que muchas veces está descontrolado, por eso voy a
explicarte cómo enseñarle a “controlarse” sin tener que acabar con una regañina para que se
calme, para que deje de morderte tan fuerte o de gruñirte con tono desafiante.

La necesidad de contacto físico y de recibir afecto de tu cachorro

Su boca, en esos momentos en los que el contacto físico es tan necesario en una buena relación,
es lo que utiliza, y lo hace como un bebe lo haría con sus manos. El problema es que su necesidad
de contacto y las dosis de afecto tienen un “canal de interacción” lleno de dientes y colmillos
afilados como agujas.
Por tanto, ya que “necesita morder” para establecer el contacto y el vínculo afectivo, no nos queda
otra más que enseñarle a utilizar ese canal de interacción, es decir, enseñarle lo que se conoce
como tener “la boca blanda”, de manera que la utilice todo lo que quiera… pero con cuidado.

Ten en cuenta que tu cachorro lo muerde todo porque le duele la boca

Claro, los dientes se están haciendo sitio en su boquita, le duele y le crea mucha ansiedad.
Necesita desahogarse, aliviar ese dolor, y nada es mejor que “lo que se encuentre por su camino”
para conseguirlo, ¿tus manos, tus pies, tus piernas…? Todo vale. Por no hablar de tus muebles, las
puertas de casa o lo que pille.

Cuando el juego se descontrola y la excitación lo lleva a la zona roja

Bien, ya hemos visto que tu cachorro (o más adulto) necesita morder y que a través de su boca «se
expresa», pero como no tiene un botón de “OFF” y quieto no va a estar, vamos a incorporarle un
modo virtual para que se calme, este va a ser el “MODO PAUSA”.

Consiste en bajarlo de revoluciones (entre asalto y asalto) entreteniéndole con algo incompatible
con estar mordiéndote en plan brutote. Como plan «A» te propongo reconducir su atención, lo harás
dándole algo que mordisquear como un hueso o un mordedor para tenerlo entretenido. Vale, puede
ser que ya lo hagas y pienses que esto no funciona, pero no hay problema porque tenemos plan
«B».
Un momento, aquí puedes mirar lo que hago en las sesiones con los cachorros y perretes
jovencillos. No te la juegues, que crecen muy rápido y no hay tiempo que perder:

«Adiestramiento de cachorros y su educación»

Cuando el semáforo está en la zona roja y hay que bajarlo a la verde

¿Has visto a esos niños que comienzan jugando y terminan llorando? Esto es debido a que a
medida que van haciendo el bruto, los niveles de adrenalina, de endorfinas y otras hormonas del
«estrés» suben a niveles peligrosos.

Para esto me gusta poner el ejemplo del «semáforo de las emociones» que es muy gráfico, que por
cierto, de él, entre otros temas muy relacionados te hablo en mi «nuevo Libro». Mientras las
emociones (euforia) de tu cachorro se muevan por la zona verde, todo va bien; cuando la excitación
del juego lo lleva a la zona amarilla, cuidado, hay que ir trabajando el “modo pausa” porque para la
siguiente solo queda un paso, es la «zona roja del semáforo» donde el peligro es inminente.

En la zona roja, el nivel de excitación es tan alto que «la emoción ha tomado el control», el instinto
de caza se le ha activado y sin poder remediarlo se ha puesto en modo ataque y derribo. Claro,
entonces tus manos, tus pies, tus tobillos, tus camales o lo que se le ponga en el camino son sus
“victimas”.
Mira, para que lo tengas más fácil con la educación de tu cachorro, de estos temas que te estoy
hablando en este artículo y muchas cosas más que sin duda te van a ayudar a convertirlo en un
buen chico o chica, te hablo con todo detalle en mi Libro: «Cómo tener un Perro obediente y
educado«. También puedes ver mi Libro nuevo: *Cómo conseguir que mi perro me haga caso ¡de
una vez!*, en el que desarrollo muchos más temas importantes para que llevar a tu fiera por el
camino correcto, no se te haga una montaña.

Los tienes en:


PAPEL – KINDLE
PDF – ePub – MOBI
.

Vale, pero… ¿qué hago para que mi cachorro deje de morderme fuerte?

Lo sé, es lo que te ha traído hasta aquí y yo yéndome por las ramas. Pero era necesario que
supieras esto para te resulte más fácil controlar sus arrebatos.

Bien, lo primero que tendrás que tener muy en cuenta es la “excitación inducida”, es decir, si tu
cachorro entra en la zona roja y comienza a morderte fuerte, si tú mueves las manos o los pies
intentando esquivarle o empujándole intentando apartarle, sepas que estás poniendo su “presa” en
movimiento, lo cual le motiva más. Y si encima gritas (muy frecuente en niños), le estás induciendo
a más excitación todavía, esto es para él muy emocionante y sin duda lo estás “activando” más en
lugar de calmarlo que es lo que quieres.

Conclusión, cuando quieras ponerlo en “MODO PAUSA” entre un asalto y otro, no le grites, no le
empujes, no le apartes con las manos, no huyas de él… porque todo esto «le pone» y le sube de
revoluciones. Basta con que dejes de mirarle, de hablarle y de tocarle, es decir, ignórale y no le
sigas el juego para que le resulte aburrido y deje de «motivarle».

Pero claro, para evitar la “frustración” que le entra al ver que lo ignoras y ya no entras en su pelea,
con el Plan «A», como te he comentado, le ayudarás con algo para que canalice esa frustración,
como ese hueso o ese juguete que tanto le gusta y que «solo se lo dejas en determinadas
ocasiones», es decir, cuando necesites que entre un asalto y otro haga una “PAUSA”.

Lo ideal es tener varios juguetes e ir alternándolos para que cuando le dejes uno de ellos, lo reciba
como una novedad irresistible, porque si le das el que ya lo tiene más que visto, no funcionará.

Por cierto, vuelve luego aquí porque te puede interesar este artículo en el que te hablo de cómo
evitar los destrozos con los que te puedes encontrar al volver a casa:

Mi perro destroza la casa cuando se queda solo (o cuando te descuidas).

Pero… ¿le riño o no le riño?

En este caso tienes dos opciones: reñirle por portarse mal o informarle de que se está pasando de
la raya. Me inclino por la segunda, que consiste en bajarlo de revoluciones y llevarlo al “modo
pausa” del que he hablado antes. Cuando te muerda fuerte y para hacerle la “boca blanda”, igual
que haría su mamá perra o su hermano perro, solo tienes que «informarle» de que por pasarse de la
raya «se ha acabado el juego».

Lo harás así: Dirás «AY AY AY», acto seguido quitarás de su alcance tus manos cruzando los
brazos, dejarás de mirarle, de tocarle, de hablarle, es decir, durante unos minutos no le prestarás
ninguna atención para que vea que esto no forma parte del juego (ese modo pelea que le gusta
tanto), y que por actuar así se ha acabado. Este será tu Plan «B», con esto lo que consigues es que
día a día se dé cuenta de que cuando te muerde fuerte, el juego se acaba, entonces lo estás
condicionando a morder más despacio y ser más cuidadoso.

Y tenemos Plan «C», pero como en un artículo no cabe todo, seguro que te interesa también este
que te recomiendo ahora para poder poner el juego bajo control cuando más lo necesitas:

¿Cómo jugar con mi perro para no acabar lleno de bocados y arañazos?


¿Y si mi cachorro me muerde los pies cuando camino?

Si es tu pie su víctima tienes varias opciones. Como primera opción lo que harás es dejarlo quieto,
tu pie, párate un momento esperando a que se aburra al ver que su “presa” no se mueve y ya no le
aporta distracción. Si vuelve al ataque, pues eso, vuelves a pararte, y así tantas veces como sea
necesario hasta que le resulte tan aburrido que ya no le motive intentarlo.

La segunda es desviar su atención hacia otra cosa, por ejemplo ese juguete que le ofreces a
cambio. Pero no se lo lances porque eso la activaría de nuevo y el “modo caza” subiría a la zona
roja, ¿recuerdas? Dáselo diciéndole simplemente “MIRA” o «COGE». Si ese juguete lo tiene tan visto
que no le motiva, deberías plantearte comprarle alguno nuevo, por el tema de la novedad y tal.

La tercera opción es más perra. ¿Qué haría su mamá perra?, cogerlo del pescuezo y apartarlo. Pues
eso, “con cuidado” y de manera rápida para que no se revuelva, lo apartas de tu pie cogiéndole del
pescuezo, repito, “con mucho cuidado y delicadeza”, mientras le dices FUERA. Entonces
permaneces totalmente quieto/a un momento para que se «desactive», y cuando lo haga puedes
continuar tu camino.

No hay nada como hacerle aburrido lo que tanto le divierte

Como he dicho en muchas ocasiones, cuando no te guste algo que hace tu cachorro, no hay nada
mejor que hacérselo aburrido para que deje de gustarle. Pero recuerda que quieto no va a estar, es
un cachorro y necesita acción, necesita canalizar energía, socializar, jugar y crear lazos afectivos.
Dale la oportunidad de aprender cómo tiene que jugar tu cachorro

Por todo esto, para que no te tengas que pasar el día renegándole para que deje de morderte fuerte
y de hacerte daño, si sigues las pautas que te he dado, puedes obtener resultados que queden
consolidados en poco tiempo.

¿Te has dado cuenta de que en ningún momento te he dicho que le riñas, que le digas «NO» muy
fuerte, que le hagas «TSSSS?» Es que como ya habrás podido comprobar, nada de esto funciona
cuando quieres  ponerlo en “modo pausa”. Es mejor darle la oportunidad de averiguar cómo te
gusta que juegue contigo, que no te importa que te muerda, pero siempre y cuando no te haga
daño.

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