Está en la página 1de 6

24.

LA VERDADERA RAZÓN PARA AMAR Y RESPETAR

Probablemente el mayor obstáculo que mantiene a las parejas entre el Ciclo


Alienante y el Ciclo Energizante es el temor de que, aunque traten de poner en
práctica la Conexión de Amor y Respeto, este no dé resultado.

NO SE DÉ POR VENCIDO, CONFÍE EN LA OBRA DE DIOS

Continúe demostrándole amor o respecto incondicional a su cónyuge. Fíjese aun


en los detalles más insignificantes que muestren una mejoría. Un marido que no
trae flores, pero que repara la pérdida de una canilla. La esposa que sigue
teniendo más dolores de cabeza de los que usted quisiera, pero ha disminuido el
nivel de su negatividad. ¿Recuerda las lentes rosas y azules? No nos resulta
sencillo ver las actitudes positivas, así como tampoco es fácil ver el impacto que
podríamos estar causando en nuestro cónyuge.

«… Si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza» (1 Pedro 3.6).

¿Y LUEGO QUÉ CUANDO NO RESULTA?

¿Cuál es su peor temor en cuanto a su matrimonio? Como esposo, ¿no es su


peor temor brindar todo su amor pero que su esposa lo desprecie? Que en
respuesta a su buena intención de acercarse, abrirse, comprenderla, hacer las
paces, ser leal y apreciarla, ella siga faltándole el respeto.

Como esposa, ¿no es su mayor temor mostrarse respetuosa pero que su esposo
le dé menos amor que nunca? Usted ha aprendido el nuevo lenguaje del respeto,
que hasta ahora le era extraño, al apreciar el esfuerzo que él hace en su trabajo,
su deseo de ser protector y de proveer para su familia, de servir y de dirigir, de
brindarle su visión de las cosas. Usted también ha intentado darle una amistad
hombro a hombro y más intimidad sexual. A pesar de todo esto, él sigue sin
demostrarle amor. De buena fe, usted dio el primer paso, como la persona
madura de la pareja, pero su esposo no ha cambiado.

Cuando Jesús hablaba de los juicios y las tribulaciones que los creyentes
tendrían que atravesar a causa de él, mencionó que «los enemigos del hombre
serán los de su casa» (Mateo 10.36). Usted puede estar sintiendo exactamente
esto. ¿Debería decir simplemente: «Esto del amor y el respeto no funciona»?
Cuando usted ama o respeta incondicionalmente, está siguiendo a Dios y su
voluntad para su vida. En última instancia, su cónyuge y su matrimonio no tienen
nada que ver con eso. Usted simplemente está demostrando su obediencia y
confianza ante una mujer que no se hace amar o un esposo que no se gana su
respeto. El amor y el respeto incondicionales serán recompensados. Yo
llamo a esto el Ciclo Gratificante. Jesús dijo: «Porque si amáis a los que os
aman, ¿qué recompensa tendréis?» (Mateo 5.46). Jesús podría haber tenido
en mente los problemas de su matrimonio cuando dijo esto.
«No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan,
porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición» (1 Pedro
3.9, NVI).”

Creo que Pablo también puede haber tenido en mente su matrimonio cuando
exhortó a los Efesios: «Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no
a los hombres, sabiendo que el Señor recompensará a cada uno por el bien
que haya hecho, sea esclavo o sea libre» (Efesios 6.7–9, NVI). En el contexto
inmediato, Pablo se refiere a cómo los esclavos pueden servir a sus amos, pero
note que termina el pasaje diciendo que también se aplica a las personas libres.
En otras palabras, esta idea es para todos los creyentes. Si sigue su línea de
pensamiento algunos versículos hacia atrás, verá que menciona el mismo
principio para los niños y sus padres (ver Efesios 6.1–4), así como para los
esposos y esposas (ver Efesios 5.22–33). Pablo está diciendo que todo lo que
hagamos como para el Señor, lo recibiremos de parte de él. En el matrimonio,
todo lo que usted haga, cuenta, ¡aunque su cónyuge lo ignore! De eso se
trata el Ciclo Gratificante

EL AMOR DE ÉL BENDICE, SIN DEPENDER DEL RESPETO DE ELLA;


EL RESPETO DE ELLA BENDICE, SIN DEPENDER DE EL

Todas las parejas deben estar atentas. Los que crean estar firmes, pueden caer
fácilmente. Tantos matrimonios parecen estar llevándose muy bien, y de repente,
¡puf! Las ruedas se salen del carril. Si apartamos la mirada de Cristo (o nunca
ponemos nuestra mirada en primer lugar en él), construiremos sobre arena, y
cuando llegue la tormenta, podríamos ser arrastrados (ver Mateo 7.24–27).

Otro beneficio adicional del Ciclo Gratificante para un buen matrimonio es que
usted podrá entender por qué trata al otro como lo hace, y podrá equiparse mejor
para explicar la Conexión de Amor y Respeto a otras parejas. Y a medida que
otras personas conozcan la Conexión entre Amor y Respeto, las recompensas
se incrementarán exponencialmente. ¿En qué consisten esas recompensas?
Obtenemos algunas de ellas aquí en la Tierra, pero obtendremos una
recompensa increíble en el cielo.

LA RECOMPENSA CELESTIAL, ¡EL ETERNO AH!

En cierta ocasión oí hablar a un hombre de Dios que sufría de parálisis cerebral.


Tenía un ingenio encantador, y decía: «Dios me está preparando para el cielo […]
estoy en su horno, digamos. Estoy siendo cocinado para un propósito eterno. Aún
no estoy del todo listo. Cuando muera y me pare frente a él, dirá: “bien hecho”».
Me reí con gozo, mientras corrían lágrimas por mis mejillas.

Jesús nos está preparando para escuchar ese «Bien hecho». Él desea decir
«¡Lo hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo
de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!» (Mateo 25.21, NVI).
¿Ha pensado alguna vez en lo que significa «compartir la felicidad de nuestro
Señor»? Será un gozo sin medida. Imagínese el día de su graduación, o de su
boda o cumpleaños, el cumpleaños de su hijo, las vacaciones, un ascenso, la
jubilación, ratos agradables con amigos, la valoración por parte de sus padres,
llevar a toda la familia a Cristo, la buena salud. ¿Qué sucedería entonces si cada
hora de cada día experimentáramos la gloria y el gozo de todos estos eventos al
mismo tiempo y en su mayor intensidad? Piense que cuando usted «comparta la
felicidad de su Señor», todo este gozo será un trillón de veces más grande.

¿Cómo se sentirá cuando experimente el primer momento de gozo sin fin?


¿Recuerda aquella vez en que pidió una bicicleta para Navidad, pero sus padres
no le decían si la recibiría o no? Usted estaba en el limbo, y entonces llegaba la
mañana de Navidad. Allí, bajo el árbol, estaba su brillante bicicleta, reluciente, y
usted solo suspiraba «¡Ah!».

¿Son conscientes de que aun así, el mayor ¡Ah! de nuestra vida nos espera más
adelante? El Señor lo está observando de cerca y lo va a recompensar. «Cada
uno recibirá su alabanza de Dios» (1 Corintios 4.5). Para tener en mente lo
que se nos tiene reservado «sirvan de buena gana, como quien “sirve al
Señor y no a los hombres, sabiendo que el Señor recompensará a cada uno
por el bien que haya hecho, sea esclavo o sea libre» (Efesios 6.7–8, NVI).
Imagínese la escena cuando los creyentes asciendan al cielo y se encuentren
ante Cristo. Él le dice a un esposo: «Bien hecho. Le has mostrado amor a tu
esposa irrespetuosa. Estas por recibir la retribución por todo acto de amor que
hayas tenido hacia ella». A la esposa, él le dice: «Bien hecho. Le has mostrado
respeto a tu esposo desamorado. Te he observado. Serás recompensada por
cada uno de tus actos de respeto».

A continuación, Jesús le conduce al lugar llamado Paraíso (ver Lucas 23.43). Él


le ha guardado y le «preservará para su reino celestial» (2 Timoteo 4.18). A
medida que se acerca a la presencia de Jesús, experimenta un apremio santo.
«Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin
mancha delante de su gloria con gran alegría» (Judas 1.24). En ese momento,
inesperadamente, usted es portador de un regalo de valor tan grande que solo
puede atinar a expresar un ¡Ah! Lo que le es dado está por encima de cualquier
cosa que jamás pudo imaginar. Súbitamente, en un solo instante, es revestido de
amor y gloria. Usted está, literalmente «en la gloria» que no tiene fin
(Colosenses 3.4).

LO QUE A DIOS LE INTERESA, IMPORTA!

Puede ser que para el mundo no tenga sentido que una esposa trate con respeto
a un marido que es hosco y desamorado. No tiene sentido que el esposo trate
amorosamente a una mujer despreciativa e irrespetuosa. Pero para Dios sí tiene
sentido. Estos esfuerzos que parecen infructuosos le importan a Dios, porque son
la clase de servicio que él recompensa. Lo que es sabiduría para Dios es locura
para el mundo (ver 1 Corintios 3.19).
Me gusta visualizar esto como si hubiera un efecto de «clink-caja» en el cielo
cada vez que los creyentes hacen lo que el mundo llama estúpido. Es como si un
billón de ángeles estuviera sosteniendo una manija gigante. Cada vez que usted
hace algo amoroso o respetuoso con su cónyuge, los ángeles jalan esa manija.
Un tesoro secreto cae dentro de una vasija dorada colosal y, ¡clink-caja! El ángel
líder exclama «¡Lo hizo otra vez, le mostró amor a su despreciativa mujer!». «¡Ella
lo volvió a hacer! ¡Le mostró amor a su patético esposo!, De acuerdo, ¡todos jalen
una vez más! ¡Clink-caja!».

Pero piense un momento, si Cristo dice que él se ha propuesto recompensarlo,


entonces, ¿quién es usted para declarar: «No, a mí no me interesa eso». Decir:
«¡Oh, las recompensas tienen tan poca importancia!», denota cierta falsa
modestia. Las recompensas son importantes, porque Jesús las revela como
importantes. No creo que sea sabio oponerse al Hijo de Dios.

Algunos dicen que las recompensas no son importantes; pero Jesús dice:
«¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa y le pagaré a
cada uno según lo que haya hecho» (Apocalipsis 22.12, NVI).

Sí, nos esperan recompensas. Nada de lo que hagamos se desperdicia. El


Señor nos está observando con profundo interés. Un esposo que ama a su
esposa como Cristo ama a la iglesia, y una esposa que respeta al esposo «como
al Señor», serán recompensados por la eternidad (ver Efesios 5.22–33).

TODO ES ENTRE USTED Y JESUCRISTO

Muchos esposos y esposas necesitan llegar al punto en que digan: «Señor, yo


creo; ayúdame en mi poca fe. Deseo seguirte a ti, y quiero hacer esto como
para ti» (ver Marcos 9.24 y Efesios 6.7–8).

Sí, habrá momentos en los que usted fallará, pero Proverbios 24.16 dice que
siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará.

Nadie puede amar perfectamente, y nadie puede respetar perfectamente. Sin


embargo, cuando lo hacemos como para Cristo, podemos caer, pero volveremos
a levantarnos. La diferencia entre las parejas exitosas y las que fracasan es que
las exitosas continúan poniéndose de pie y siguen lidiando con los problemas.
Las que fracasan buscan lo fácil. Lo quieren ahora. Quieren que sus necesidades
sean satisfechas. No les gusta el conflicto; desean que todo sea «feliz». Este
enfoque es la personificación de la inmadurez.

El esposo maduro admite: «Me equivoqué enormemente. Estuve mal. Otra vez no
pude mostrar amor. Tengo problemas que debo tratar». La esposa madura dice:
«Sabes, sigo deshonrándote y faltándote el respeto. Sigo pensando que solo se
trata del amor, pero me cuesta recordar la otra palabra igualmente simple:
respeto».
Dichosamente, existen muchas otras mujeres que sí aprenden y aplican la
palabra respeto. Una mujer descubrió que su incrédulo esposo estaba teniendo
un romance, y su respeto por él se desplomó. Tiempo después, él llegó a Cristo,
se reconciliaron, y él está intentando crecer en el rol de líder espiritual del hogar,
mientras que ella intenta ser la mejor esposa posible.

EN ÚLTIMA INSTANCIA, SU MATRIMONIO NO TIENE NADA QUE VER CON


SU CÓNYUGE. TODO SE RESUME EN SU RELACIÓN CON JESUCRISTO.

Sí, usted no logra brindar amor o respeto perfectos, pero eso no significa que no
ame a Cristo. De hecho, es su amor por Cristo lo que le permite comenzar otra
vez. Usted se arrepiente, confiesa y se da cuenta de que no pretende que su
cónyuge llene todas sus expectativas. Pero en última instancia, todo lo que usted
haga por su cónyuge por medio del amor o el respeto, no será para motivarlo a
salir del Ciclo Alienante, ni para motivarlo a que satisfaga sus propias
pretensiones. En definitiva, usted practica el amor y el respeto porque, por encima
de su cónyuge, ve a Jesucristo, y porque puede prever el momento en que esté
frente a él en el juicio final, y tome conciencia de que su matrimonio fue solo una
herramienta y una prueba para profundizar y demostrar el amor y reverencia
hacia su Señor.

Cada vez que usted se brinda por medio de su amor o respeto, el cielo lo
observa. Aquellos billones de ángeles jalan una gran palanca y, ¡Clink-caja!
¡Clink-caja!

El Ciclo Gratificante dependerá de su amor y su reverencia para con Cristo,


a medida que usted le rinda su amor y su respeto a su cónyuge como si
fuera hacia él. En la parábola del juicio final (ver Mateo 25.31–46), los justos
preguntan: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o
sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te
recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la
cárcel, y vinimos a ti?» (vv. 37–39). El Rey les responde: «De cierto os digo
que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a
mí lo hicisteis» (v. 40).

Hay un principio básico que podemos extraer de esta parábola: aquello que
hago por mi cónyuge, eso mismo estoy haciendo también por Cristo. El
amor incondicional de un esposo por su esposa revela su amor por Cristo. El
esposo que ama a Dios debería también amar así a su esposa. Si usted no está
amando a su esposa, entonces debería preguntarse: «¿Estoy amando realmente
a Jesucristo?».

“Cuídense de no echar a perder el fruto de nuestro trabajo; procuren más


bien recibir la recompensa completa» (2 Juan 1.8, NVI).
Pero el Ciclo Gratificante tiene aún más cosas para usted. Hay toda un área
llamada «madurez» —tener la verdadera libertad interior en Cristo—, y todo
aquello que rebosa y usted vuelca en los demás al ser ejemplo para sus hijos y
para las otras personas, especialmente su cónyuge

También podría gustarte