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Como todas las mañanas Sebastian desayunaba con su madre como de costumbre, todo

estaba en silencio cuando de repente se escuchó la voz de Sebastian.

- Mamá, puedo ir hoy a un partido de fútbol con mis amigos, será como a las 7 de la
noche.
- No sebas, las calles están peligrosas y no me voy a arriesgar a que te pase algo y
no pueda estar ahí contigo
- Pero solo es un partido no me va a pasar nada
- Ya te dije que no Sebastian, y no voy a cambiar de opinión

Con el entrecejo fruncido se levanta de la mesa y va a su cuarto y ahí decide que se irá a
escondidas de su madre después de la escuela después de todo… qué podría pasar y era
mejor pedir perdón que pedir permiso.

Al terminar el partido Sebastian se fue a su casa esperando el regaño de su madre pero ella
no estaba, en eso suena el teléfono.

- Hola, usted es familiar de la señora Emilia


- Si, soy su hijo
- Lamento informarle que ha fallecido por culpa de una bala, intentamos salvarla pero
no resistió la cirugía, lo lamentamos
- No, esto no puede ser verdad

Con lo que Sebastian no contaba es que al pasar las horas y ver que no volvía su madre
salió a buscarlo, pero ella no contaba con que la que la encontrara a ella sería una bala
perdida de una pelea de pandillas, en ese momento salió corriendo al hospital que le
informaron y allí estaba su madre, tendida en una cama… Tiempo después volvió a su casa
con el cuerpo de su madre en un ataúd y por el tiempo que tenía sin dormir cayó rendido en
su cama mientras su familia velaba el cuerpo de su madre deseando que esto fuera una
pesadilla y cuando despertó miró con tristeza sus zapatos de fútbol todavía sucios.

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