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4 años para una transición no solo energética

Nicolás Antonio Díaz Suárez


Estudiante de Ingeniería en Energía
U00130082

La economía colombiana de los últimos años ha estado marcada por las grandes
exportaciones que se realizan anualmente y así mismo por los altos niveles de
importación de productos que podrían llegar a ser manufacturados dentro del país, esto
se debe al modelo extractivo que se presenta en muchos de los países de la región y el
cual no es la excepción en Colombia, un fenómeno que ocurre en gran parte debido a
la influencia de las grandes multinacionales en los gobiernos locales; la exportación
masiva de recursos naturales genera que estos sean explotados de manera
descontrolada y dejando de lado el cuidado medioambiental que a largo plazo puede
causar grandes desventajas. Así mismo, se están percibiendo grandes avances hacia
una posible transición energética en la que predomine la descarbonización y se acabe
con la dependencia que existe de los combustibles fósiles.
La tensión política nacional llegó a su fin cuando Gustavo Petro resultó ganador en las
elecciones presidenciales recientes, y es que el actual mandatario ha sido objeto de
críticas debido a su fuerte discurso ambientalista en el que promueve la agroindustria
por encima de los modelos que se llevan manejando desde hace mucho tiempo atrás;
propuestas como la prohibición de la exploración y explotación de yacimientos no
convencionales no han sido bien recibidas por las empresas petroleras que tienen
operación actual en el país puesto que pone en riesgo las futuras opciones de
explotación en el territorio nacional, sin embargo, detrás de este tipo de declaraciones
incluidas en su plan de gobierno, se encuentran puntos muy fuertes que llevan a
políticas que buscan instaurar como prioridad el cuidado ambiental en nuestra
sociedad.
Colombia es un país que cuenta con una gran cantidad y variedad de recursos
naturales y materias primas, y con esto tiene potencial para ser una nación líder en la
región, sin embargo, las exportaciones han sido la prioridad en los planes de gobierno
de los años anteriores, y es que si un gobernante no apoya la producción nacional, la
empresa privada tampoco tomará este rumbo, por ejemplo, solamente en el año 2021,
las exportaciones en Colombia crecieron un 25,48% respecto al 2020 mientras que las
importaciones crecieron en un 35,69% respecto a este mismo año.
Uno de los principales productos de exportación de Colombia al mundo es el petróleo,
que representa un 40% del total de exportaciones colombianas, mientras que los
hidrocarburos representan el 3,3% del PIB, es por esto que la propuesta del actual
presidente de parar la exploración y explotación de yacimientos no termina
presentando un buen sustento para que se logre llevar a cabo, ya que esto en lugar de
traer beneficios podría resultar siendo un aspecto muy negativo para muchas regiones
en las que el sector petrolero es el que logra llevar desarrollo y bienestar a las
comunidades mediante proyectos de interés social y contratación de mano de obra
local. Por otra parte, también es cierto que el sector “Oil and Gas” debe presentar
propuestas que vayan de la mano con el plan de gobierno actual en cuanto tomen una
postura responsable en frente a la disminución de toneladas de carbono emitidas
anualmente, la prevención de desastres naturales causados por la explotación y en
general otorgarle al medio ambiente la importancia que merece.
Las importaciones en gran escala son un tema que tienen en común gran parte de los
países de la región, y en nuestro caso, esto se refleja en que en marzo de este año se
registró un aumento del 43,1% de las importaciones comparado con las realizadas en
marzo del 2021; la propuesta de Petro de “transitar hacia una matriz productiva basada
en la agroecología y la producción campesina agroalimentaria” se da en respuesta a
las crisis por las que ha tenido que pasar el campo colombiano en los últimos años,
crisis que derivaron incluso en paros campesinos y de camioneros en los que los
precios de productos agrícolas sufrieron grandes picos históricos, de igual forma, este
tipo de propuesta busca a largo plazo reducir el número de importaciones, puesto que
fortaleciendo el campo inicialmente, puede pasarse de manera gradual a invertir en la
industria manufacturera nacional.
Si se analiza la transición energética en cuanto a que se va a buscar acabar con la
explotación petrolera en nuestro país, esto no tiene mucho sentido, pues muchos de los
productos de uso cotidiano contienen derivados de los hidrocarburos y es que de igual
forma en 4 años de gobierno no se va a alcanzar acabar con la dependencia actual que
se tiene de los combustibles fósiles y del carbón, pero lo que sí se puede buscar, como
se logró ver en el gobierno del expresidente Duque, es la integración de manera
progresiva a la matriz energética nacional la generación de energía mediante fuentes
renovables no convencionales, y es que a día de hoy Colombia cuenta con un 25%
más de energía renovable en comparación con el 2018 y se cuenta también con la Ley
de Transición Energética, no hay que dejar aparte estos avances sino reformular
algunos aspectos e intentar seguir por esa misma línea para seguir siendo líderes en
transición energética en la región.
La disminución de las exportaciones e importaciones, la búsqueda de una economía
productiva y el tema de la transición energética tienen en común que de cierta forma
tendrán un enfoque ambientalista en cuanto que seguirán ciertos lineamientos como el
Acuerdo de París y el Acuerdo de Escazú; los principales temas ambientales que
mencionó Petro para su plan de gobierno son el cambio climático y la pérdida de
biodiversidad, la protección de líderes ambientales y la protección de la Amazonía,
actividades que no habían tenido mucha importancia en gobiernos anteriores, por
ejemplo, desde que se posesionó Duque hasta el 30 de abril de este años fueron
asesinados en total 545 líderes campesinos, indígenas, ambientales, sociales y
comunales.
La protección ambiental no debe esperarse solamente de parte del gobierno de turno,
es una situación en la que las empresas, comunidades, multinacionales, gobiernos
departamentales y municipales y los individuos mismos deben demostrar su
responsabilidad por un bien común, la transición energética debe lograrse de la mano
con un fuerte arraigo de costumbres y políticas ambientalistas, porque si se analiza un
parque solar a largo plazo, de igual forma va a generar desechos y contaminación y así
mismo con un parque eólico, la solución para el calentamiento global no puede venir
solamente de la integración de energías renovables a las distintas matrices energéticas
de los países y más cuando grandes naciones como China no desaprovechan las
grandes reservas de carbón que tienen y hacen uso de este recurso, y así mismo
cuando las ganadería extensiva es el principal generador de gases de efecto
invernadero (metano, el cual tiene 100 veces el potencial de calentamiento del dióxido
de carbono).
El presupuesto de nuestra nación no es el suficiente como para soportar una gran
transición energética en poco tiempo, primero hay que buscar solución a problemáticas
como lo son actualmente la salud y la educación principalmente, y simultáneamente se
deben explorar nuevos mercados potenciales como lo podría ser la legalización del
cannabis y desarrollar una industria alrededor de este, hay suficientes ejemplos en el
mundo de los beneficios económicos para las naciones que han legalizado el cannabis,
por ejemplo, el cannabis ha logrado aportar 11.032 millones de dólares al producto
interno bruto canadiense y por su parte, en Estados Unidos se prevé recaudar 105.600
millones de dólares en ingresos fiscales federales en 2025 según un informe de la
empresa de análisis de cannabis New Frontier.
Otro punto que se debe evaluar para que Colombia tenga el capital suficiente para
afrontar nuevos retos energéticos y ambientales es aumentar las regalías que recibe la
nación por contratos de exploración y explotación tanto petrolera como minera, pues no
solo la industria petrolera es la que genera daños ambientales, la minería ilegal e
informal también es un grave problema para lograr mantener un equilibrio ambiental; en
los primeros cinco meses del actual año se han logrado recaudar 5.4 billones de pesos
en regalías, por lo cual, el presidente actual Gustavo Petro estaría bastante errado en
querer seguir de manera firme con su propuesta de parar las exploraciones y
explotaciones petroleras, y es que aunque quisiese hacer esto, hay contratos que
seguirían vigentes y no podrían ser cancelados o revocados, por lo que se debe buscar
un punto medio entre mejorar el sistema de regalías y la distribución de estas y los
futuros contratos y proyectos para exploración y explotación que puedan ser llevados a
cabo.
La industria petrolera está actualmente en un buen nivel de producción ya que han
alcanzado sus mejores cifras de producción desde el 2020, según la Agencia Nacional
de Hidrocarburos (ANH), la producción de petróleo durante el mes de junio del presente
año fue de 752.294 barriles diarios, lo que representa un aumento del 8,38% en
comparación con el mismo mes del año 2021, cuando la producción diaria era de
694.150 barriles diarios. Diego Mesa, el anterior ministro de Minas y Energía afirmaba
que los buenos resultados estaban dejando ver que la reactivación del sector de
hidrocarburos era una realidad, y también explicaba que durante el gobierno del
expresidente Iván Duque, se firmaron 70 nuevos contratos de exploración y producción
con inversiones de más de 4.000 millones de dólares y se logró ampliar las reservas
tanto de petróleo como de gas hasta entre 6 y 8 años más. Propuestas que están en
contra del sector petrolero puede inferirse que están en contra del desarrollo regional,
pues las regalías recibidas de este sector son las principales fuentes para el desarrollo
de muchas regiones.
El anterior gobierno finalizó dejando consigo un déficit fiscal de más de 19 mil millones
de dólares, el más alto de la historia de Colombia y estos problemas financieros y
energéticos se pueden ver agravados por la crisis mundial debida a la pandemia y la
guerra entre Rusia y Ucrania y la que se puede estar gestando entre Estados Unidos y
China; la actual situación mundial puede ser una oportunidad para que nuestro país no
se vea afectado por la alza en las divisas mundiales así como el incremento en precios
de múltiples productos que importamos (insecticidas y agroquímicos producidos en
Rusia y Ucrania, semillas, trigo,…) y para que esto sea una realidad se debe invertir el
dinero que dejan las regalías en mejorar la industria y la agroindustria colombiana;
Manuel Rodríguez Becerra, presidente del Foro Nacional Ambiental y exministro de
Ambiente declara que “es distinto descarbonizar la economía que suspender la
exploración y explotación de hidrocarburos. Si Colombia renuncia a exportar pues otro
país va a tomar ese mercado”.
Mauricio Jaramillo, profesor de ciencia política de la Universidad del Rosario no cree en
la facilidad con que Petro plantea la transición energética, es por esto que afirma que
“ante la falta de recursos, Colombia no se puede dar el lujo de perder las ganancias del
petróleo y en eso coincide un sector de la coalición de gobierno y también los partidos
de centro que lo apoyaron, pero si se retrasa la transición energética puede que sus
bases se sientan defraudadas”, y es que de igual forma el sector empresarial y
petrolero se opone a los ideales para que se de una transición energética y a que muy
seguramente se prohíban los pilotos de fracking en el territorio nacional, por lo que
Jaramillo espera ver una constante tensión entre el gobierno, el empresariado y el
pueblo que escogió a Gustavo Petro.
La transición energética es un proceso en el que somos líderes en la región, sin
embargo, hay que tener en cuenta que nuestro contexto es muy diferente al de otros
países y que no se puede abandonar de manera tan abrupta nuestra industria petrolera
como lo explican los profesores Mauricio Jaramillo y el exministro de Ambiente Manuel
Rodríguez Becerra; Gustavo Petro tiene muy buenos puntos en su programa de
gobierno para lograr que en estos 4 años se integren las energías renovables en un
mayor porcentaje a la matriz energética nacional para de igual forma mejorar el
Sistema Interconectado Nacional y así sentar las bases de futuras Smart Grids en
nuestro territorio nacional; la protección ambiental será el fuerte de este gobierno el
cual es el primero en la historia de Colombia que demuestra un alto interés en mejorar
la responsabilidad ambiental y para esto se necesita gran cantidad de dinero, el cual se
puede obtener mediante una reforma tributaria respetuosa del colombiano “de a pie” y
que así mismo busque la creación de un fondo para la transición energética.

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