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Veinte casas y una iglesia de la frontera

afectadas por brotes de aguas servidas

La calle donde están las zonas afectadas.

En el barrio Miranda del municipio Bolívar, temen por ola de enfermedades

Jonathan Maldonado

Un riachuelo de aguas servidas circula por el patio de la casa de Carlos Castellanos,


habitante de la carrera 18 con calle 6 del barrio Miranda, en San Antonio del Táchira.

El hedor se percibe una vez se ingresa a su vivienda. La humedad ya está socavando la


estructura de los baños de la casa. «Yo trabajo casi todo el día y estoy poco dentro de la
vivienda, pero en las noches es muy incómodo conciliar el sueño con los malos olores»,
resaltó al equipo reporteril de La Nación.

Al igual que Castellanos, otras 19 familias presentan el mismo problema. En muchas


estructuras, el agua putrefacta sale de los baños, lo que hace más difícil la permanencia en
las residencias perjudicadas.

Jarlen Prato vive en el barrio Miranda. Aunque su casa no está afectada, sí lo están las
instalaciones de la iglesia adventista que dirige. Allí, los baños están inundados de aguas
negras, lo que ha impedido su uso.
«En las noches, el agua sale por el patio», enfatizó Prato, al tiempo que instaba a las
autoridades municipales y regionales a buscar una pronta solución, pues teme que, en algún
momento, haya un brote de enfermedades.

«La alcaldía ya tiene conocimiento de la situación que estamos viviendo», recalcó el


ciudadano, mientras insistía en la necesidad de que agilicen los trabajos para solventar la
salida de «la cloaca» por los patios.

Otro punto que esbozaron es el arribo de un camión, enviado hace días por la municipalidad
para destapar la tubería colapsada. «Lo que hicieron, provocó que el tapón agarrara más
fuerza», señalaron los denunciantes.

Las 20 familias temen que, al llegar la temporada de lluvias, si no solventan el escenario,


los cimientos de las casas se vean más debilitados por la humedad. «Esto, unido con el olor,
que es insoportable, es muy preocupante», añadieron.

Limpiar la zona es otro trabajo cuesta arriba, pues el hecho de manipular las aguas negras
acarrea el riesgo de contraer enfermedades. «Solo salpicando ese tipo de agua en la piel,
puede generar algún salpullido», indicó Castellanos.

El llamado también lo elevaron a la Gobernación del estado Táchira para que haga enlaces
con la alcaldía y puedan hallar una solución a corto plazo. El panorama también arropa, de
forma negativa, a varias viviendas de la carrera 17 con calle 6.

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