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GORA, Canciones y otros poemas de arte mayor, ed. J. M. Micó, Espasa-Calpe, Madrid,
1990, pp. 98-105 (a esta edición, en adelante Canciones, remiten también las refe-
rencias a otras piezas gongorinas); J. DE ENTRAMBASAGUAS, Lope de Vega en las jus-
tas poéticas toledanas de 1605 y 1608, Madrid, 1969, pp. 75-78 y FRANCISCO LÓPEZ DE
ZÁRATE, Obras varias, ed. J. Simón Díaz, C.S.I.C., Madrid, 1947, t. 2, pp. 12-15.
3 Para la tradición humanística, J. F. ALCINA —en su edición de la Poesía
de fray Luis de León, Cátedra, Madrid, 1989, pp. 85-86—, aduce los ejemplos de
Juan Petreyo (que escribe un natalicio a Felipe II), Francisco Pacheco (“In Gar-
siae Lassi laudem genethliacon”), Hernán Ruiz de Villegas (“De die natali”) y
Diego Salvador de Murga (“De suo natali”). Proporciona también el texto del
poema de Fracastorio al primer cumpleaños del príncipe Felipe.
4 De acuerdo con la definición de A. HARDIE, en la obra epideíctica la retó-
rica del género prescribe un tono, una estructura y un contenido que han de ser
acatados por el escritor para así satisfacer las expectativas del público (Statius and
the silvae. Poets, patrons and epideixis in the Graeco-Roman world, University of Liver-
pool, Liverpool, 1983, p. 78).
5 En conformidad con testimonios como el ms. de la Hispanic Society of Amer-
cit.) proporciona detalles sobre las celebraciones que tuvieron lugar en Toledo
con motivo del acontecimiento y que enmarcan una Justa Poética de la que
resultó vencedora la canción de Lope de Vega “Al dichoso parto de la reina,
Nuestra Señora”.
7 Frente a previas interpretaciones (Salcedo Coronel, Angulo y Pulgar, Nico-
lás Antonio, Millé), JAMMES (art. cit.) y MICÓ (Canciones) advierten que el poema
expresa el deseo de un heredero. Se explica así el carácter optativo, plasmado
fundamentalmente en las formas verbales. En este sentido se aproxima a la églo-
ga IV de Virgilio, profecía dirigida al niño cuyo nacimiento se anuncia (I. M. DU
QUESNAY, “Vergil’s fourth eclogue”, en Papers of the Liverpool Latin Seminar, ed. F.
Cairns, University of Liverpool, Liverpool, 1977, pp. 31-35). También la silva I-
2 de ESTACIO apostrofa al niño no nacido: “tuque ipse parenti / parce, puer, ne
mollem uterum, ne standia laedas / pectora; cumque tuos tacito natura recessu
/ formarit uultus, multum de patre decoris, / plus de matre feras” (Silves, ed.
Henri Frère, trad. H. J. Izaac, Les Belles Lettres, Paris, 1944, vv. 269-273). En el
epigrama VI-3 (“Nascere Dardanio promissum nomen Iulo”), MARCIAL predice
NRFH, XLIV “ABRA DORADA LLAVE” 417
los natalicios de Felipe IV” (Canciones, p. 100), entre los que se cuentan los so-
netos de BARTOLOMÉ LEONARDO DE ARGENSOLA (Rimas, ed. J. M. Blecua, Espasa-Calpe,
Madrid, 1974, 2 ts.): “Naces, oh infante, en hora no entendida” (172) y de
VILLAMEDIANA: “Émulo al sol saldrá del cielo hesperio” (195), “Para dar ley al mun-
do, al mundo venga” (197), “Gloriosa cuna al bien nacido infante” (217), “Crece,
oh pimpollo tierno, entre leales” (218), “A virtudes más altas ascendiente” (263)
(Poesía impresa completa, ed. J. F. Ruiz Casanova, Cátedra, Madrid, 1990), y la can-
ción de LÓPEZ DE ZÁRATE: “Oye, Cielo, pues das lo más que puedes” (op. cit., t. 2,
pp. 9-11). GÓNGORA evocaría el nacimiento de Felipe IV en las estrofas 55-58 del
Panegírico al duque de Lerma (véase la ed. de Foulché-Delbosc, t. 2, pp. 261-283),
que remitiría de este modo a la canción natalicia (cf. JAMMES, op. cit., p. 248).
9 Añádase a las interpretaciones reseñadas la no menos sugestiva de JAMMES,
que considera que la pieza gongorina responde a una decisión del cabildo cor-
dobés para la celebración de la entrada del siglo (ibid., p. 223).
10 En la poesía griega, este género está representado en discursos de Arís-
no o hado, el Genius (Iuno para las mujeres) representa el espíritu de la vida, des-
de sus comienzos protegida por esta divinidad. Algunos autores se basan en la
etimología para definirlo como el principio generativo del hombre. Al coinci-
418 SOLEDAD PÉREZ-ABADÍN BARRO NRFH, XLIV
dir su fiesta con la del natalicio surge una nueva entidad, el Natalis, que se pue-
de considerar una proyección del Genius. Más detalles sobre este concepto, en
Grecia y Roma, y una minuciosa descripción del culto a él tributado pueden
leerse en el libro de CESAREO que acabo de citar, pp. 13-63.
12 Este paradigma es susceptible de variaciones, como precisa F. C. CAIRNS
(Generic composition in Greek and Roman poetry, Edinburg Universtity Press, Edin-
burg, 1972) al considerar los procesos de “inclusión” (Tibulo, I-7), “originalidad
en el uso de los topoi” (Tibulo, II-2) e “inversión” (Ovidio, III-13) que en oca-
siones afectan al genetlíaco.
13 MENANDRO, Sobre los géneros epideícticos, p. 76. Para el texto griego con tra-
ducción inglesa, véase Menander rhetor, eds. D. A. Russell & N. G. Wilson, Cla-
rendon Press, Oxford, 1981, pp. 158-161. La obra Menander rhetor contiene como
apéndice el tratado del pseudo-Dionisio, On epideictic speeches, que dedica al dis-
curso de cumpleaños las pp. 368-370.
14 La insistencia en el orden sería un indicio de la dimensión pública de este
arreglo a la ocasión, que siempre será la guía. Así pueden interpretarse las obser-
vaciones que hace MENANDRO a propósito del kateunastikós: “Se han dicho más
puntos de partida de los que corresponden a una sola composición para que
puedas utilizarlos de diferente manera en múltiples temas… No existe una divi-
sión fija en tal tipo de discursos y nosotros hemos expuesto la ya explicada —que
no es preciso observar en su totalidad—”, Sobre los géneros epideícticos, p. 74.
16 Al basilikós dedica MENANDRO los dos primeros capítulos del tratado II
18 En él vierte los Carmina de HORACIO 1, 5, 12, 14, 22, 23, 33 del libro I; 10,
14, 18 del libro II; 16 del libro III; 1, 13 del libro IV (Poesía completa, ed. G. Serés,
Taurus, Madrid, 1990, pp. 270-326). Dentro de los poemas originales aparece,
variada en la extensión de los versos, en la oda XXII (aBabcC).
19 En el poema “O pastori felici” del libro II de sus Amori (1534), BERNARDO
TASSO (Rime, G. Giolito de Ferrari, Venezia, 1560) ofrece la forma métrica que
a partir de la Ode ad florem Gnidi de Garcilaso hará fortuna en la poesía españo-
la con el nombre de lira. Véase D. ALONSO, Poesía española, Gredos, Madrid, 1966,
pp. 611-615.
20 F. RICO (“Tradición y contexto en la poesía de fray Luis”, en Academia lite-
II
alma dies, geniis quoque culta deorum. / Sextiles Hecate Latonia vindicat
idus, / Mercurius Maias, superorum adiunctus honori. / Octobres olim genitus
Maro dedicat idus” (AUSONIO, Opuscula, tr. H. G. Evelyn White, William Heine-
mann, London, 1921, XVIII-21, vv. 22-25); “Octobres age sentiat Kalendas /
facundi pia Roma Restituti: / linguis omnibus et favete votis; / natalem colimus,
tacete lites” (MARCIAL, Epigramas completos, ed. D. Estefanía, Cátedra, Madrid,
1991, X-87, vv. 1-4).
24 Véase supra, nota 5.
25 “Thus if it is the new moon, it is the beginning of the month, and begin-
nings are best, and all things come from a beginning” (Menander rhetor, p. 368).
Como indica DU QUESNAY, el énfasis en el comienzo del nuevo año constituye un
rasgo secundario de los poemas consulares, que ejemplifican, entre otros, Esta-
cio, Silvae, IV-1 y Ovidio, Ex Ponto, IV-4 (art. cit., p. 45). El topos también apare-
ce en el genetlíaco de Fracastorio a Felipe II: “Ecce tuo felix nasci novus annus
ab ortu / Incipit” (vv. 5-6).
NRFH, XLIV “ABRA DORADA LLAVE” 421
—Asia, Europe; the race —Greek or barbarian; and also the wisdom, courage,
or other qualities of the race. Next the circumstances within the environment:
his city, his metropolis: «the city is close to a metropolis in honour —great, popu-
lous, fertile in manly virtue»— or any other human excellence it may possess.
Next again, circumstances within the city: what sort of household did he come
from? «Not humble, not without prestige». «Nor was his familiy without pres-
tige». Who were his ancestors and parents? Compose a brief praise of these on
the basis of their qualities” (Menander rhetor, p. 369).
27 Y en las continuaciones romances. Cf. López de Zárate, “Natalicio al Prín-
cipe Baltasar Carlos Felipe”: “Vuelva a reconocer su patria Jano, / asegurado del
monarca hispano: / a sus ferradas puertas aun los ojos / no lleguen del furor
con sangre rojos”, vv. 20-23; y Villamediana, soneto 263, “A virtudes más altas
ascendiente”: “su pórtico después Jano concluya / sustentando en colunas de
altos bronces, / siendo a la Iglesia protección tu espada”, vv. 12-14.
28 Los ejemplos, dentro y fuera del genetlíaco, podrían multiplicarse: “Iane,
veni; novus anne, veni; renovate veni, sol” (precatio recurrente cada siete versos
en el poema III-5 de Ausonio); “quorum pacificus ter ampliavit / Ianus nomina”
(Marcial, VIII-66, vv. 11-12); “[Iane] dexter ades ducibus, quorum secura labo-
re / otia terra ferax, otia pontus habet” (Ovidio, Fasti, I, vv. 67-68); “Iane, fac
aeternos pacem pacisque ministros, / neve suum, praesta, deserat auctor opus”
(vv. 287-288); “ergo ubi, Iane biceps, longum reseraveris annum, / pulsus et a
sacro mense December erit, / purpura Pompeium summi velabit honoris” (Ovi-
dio, Ex Ponto, IV-4, vv. 23-25).
29 Como indica HARDIE, en el Jano de esta silva confluyen el original dios
422 SOLEDAD PÉREZ-ABADÍN BARRO NRFH, XLIV
sí los distintos dioses personales y familiares de los romanos: Manes, Lares, Pena-
tes, Genio y Jano. Una documentación exhaustiva sobre este tema aparece en
CESAREO, op. cit., pp. 43 ss. Para la ulterior evolución de la idea del Genius, que
NRFH, XLIV “ABRA DORADA LLAVE” 423
será equiparado a los Manes, almas de los muertos en las creencias romanas, véa-
se P. GRIMAL, Diccionario de mitología griega y romana, Paidós, Barcelona, 1984.
31 Felipe III había nacido el 14 de abril de 1578. En enero de 1603 conta-
vos (F. CAIRNS, “Propertius 3,10 and Roman birthdays”, Hermes, 1971, pp. 151-152).
NRFH, XLIV “ABRA DORADA LLAVE” 425
40 Cf. Tibulo II-2, vv. 3-10; Ovidio, Tristia, III-13, vv. 15 ss.
41 A. VILANOVA, op. cit., t. 1, p. 437, precisa que aquí emplea Góngora por pri-
mera vez este cultismo, con el sentido de Abundancia personificada. Cf. “de los
montes esconde: copia bella / que un silbo junta y un peñasco sella” (Polifemo,
VI, vv. 47-48), “de la copia a la tierra poco avara / el cuerno vierte el hortelano
entero” (XX, v. 157). Para el uso del vocablo por diferentes poetas (Horacio,
Ovidio, Ariosto, Barahona de Soto, Lope de Vega, Valdivielso, Jáuregui…) véa-
se nuevamente VILANOVA, t. 1, pp. 771-776. El término aparece con el significa-
do de ‘pareja’ en “Dormid, copia gentil de amantes nobles” de la canción “¡Qué
de invidiosos montes levantados” (v. 46).
42 Ya preparada por la acción de ‘abrir las puertas al nuevo año’ de la pri-
mera estrofa.
43 Al igual que Copia, “dorado”, que remite al verso inicial (“dorada llave”)
46 Cf. “Divina Elissa, pues agora el cielo / con inmortales pies pisas y mides”
pp. 179-181.
NRFH, XLIV “ABRA DORADA LLAVE” 427
III
(vv. 7, 13, 17) redunda en apoyo de la lectio “hoy”, en lugar de “a” en el verso
“Tráiganos hoy Lucina” (Canciones, p. 99).
428 SOLEDAD PÉREZ-ABADÍN BARRO NRFH, XLIV
(Angulo y Pulgar, 1639) y que defiende JAMMES (art. cit., pp. 40-42) siguiendo a
Nicolás Antonio. Cf. Canciones, pp. 99-100.
54 La égloga I de Garcilaso identifica a Diana, aludida como “rústica diosa”
(vv. 379-380), con Lucina, diosa del parto, ausente de “aquel duro trance”
(v. 371) que se cobró la vida de Elisa. Diana es también la Luna o Selene, según
apunta la referencia a su amante Endimión: “¿Y vate tanto en un pastor dormi-
do?” (v. 381).
NRFH, XLIV “ABRA DORADA LLAVE” 429
libro III sobre el amor de Sulpicia y Corinto (8-12), otros cuestionan esa auto-
ría. Véase TIBULO, Elegías, ed. H. G. Bauza, C.S.I.C., Madrid, 1990, p. 93.
58 Cf., para la égloga IV virgiliana, la nota de CESAREO, op. cit., p. 217.
59 Véase más adelante el comentario a la oda IV de fray Luis. Aunque los
ejemplos en la poesía española podrían multiplicarse, valgan como muestra los si-
430 SOLEDAD PÉREZ-ABADÍN BARRO NRFH, XLIV
guientes versos del soneto de Argensola al nacimiento de Felipe IV: “como otra
esfera celestial movida, / tu augusta madre, por virtud más fuerte, / cuando la
vida se escondió en la muerte, / te pone en los umbrales de la vida” (vv. 5-8).
60 Cf. con el significado de ‘concha’ o ‘nave de Venus’: “pompa del mari-
nero niño alado / que sin fanal conduce su venera” (Polifemo, XV, vv. 115-116).
VILANOVA, op. cit., t. 1, p. 673, constata la frecuencia de la acepción ‘cuna de
Venus’, como en el siguiente ejemplo de la Soledad II: “venera fue su cuna” (v. 90).
61 La asociación de perla y Margarita ocurre con frecuencia en Góngora,
como nota JAMMES, art. cit., p. 39. Uno de los ejemplos aparece en los versos ini-
ciales de un epitafio dedicado a la reina: “La perla que esplendor fue / de Espa-
ña y de su corona” (cf. GÓNGORA, Poesía selecta, eds. A. Pérez Lasheras y J. M. Micó,
Taurus, Madrid, 1991, p. 224).
62 También Petrarca representa a la amada como “cándida perla”
(CCCXXV, vv. 76-80). En el petrarquismo las perlas son una imagen tópica que
designa los dientes, las lágrimas y, esporádicamente, las uñas, las redes de amor
o, en sentido burlesco, los ojos. La imagen de “madreperla” aparece en Loren-
zo de Médicis con el sentido de cadena de amor (M. P. MANERO SOROLLA, Imáge-
nes petrarquistas en la lírica española del Renacimiento. Repertorio, P. P. U., Barcelona,
1990, pp. 469-472). Góngora suele asociar la perla con la frente, que origina la
metáfora comparativa del Polifemo: “De su frente la perla es Eritrea / émula vana”
(XIV, vv. 109-110). A las imitaciones de estos versos señaladas por VILANOVA, op.
cit., t. 1, pp. 648-650, puede añadirse el comienzo de la canción de López de
Zárate, estudiada más adelante: “O pretendido, afortunado día, / que no piedra
eritrea / para quedar eterno merecía, / sino estrella radiante” (vv. 1-4).
63 De acuerdo con la interpretación de Salcedo (en JAMMES, art. cit., p. 38),
MICÓ (Canciones, p. 104) descifra el verso 18 como una alusión a la infanta Ana,
nacida en 1601. Por el contrario JAMMES (p. 40) apoyándose en Nicolás Antonio,
NRFH, XLIV “ABRA DORADA LLAVE” 431
IV
25 Felicidades sean
las que administren sus primeros paños;
las virtudes se vean
mover el pie de sus segundos años.
Unas y otras edades
30 virtudes sean y felicidades.
gua de madreperla, aquí con obvio juego de palabras”, Canciones, p. 103, nota)
y venera, que redundaría en apoyo de interpretaciones como la de Salcedo (véa-
se supra, nota 53). Acerca de la afición de Góngora por los juegos de palabras
sobre nombres propios (Mardones, González de Mendoza y Silva o Cristóbal de
Mora), véase JAMMES, op. cit., pp. 216 y 219.
65 Como prueban las muestras de Lope de Vega (v. 90) y López de Zárate
como sujeto del verbo “Venga”, de forma que la elusión sirve de enlace interes-
trófico. Para este procedimiento en Góngora, véase D. ALONSO, Estudios y ensayos
gongorinos, Gredos, Madrid, 1970, pp. 92-113.
68 Sobre esta múltiple asistencia divina, cf. la elegía II-2 de Tibulo, en la que
Fracastorio y Juan Petreyo (ALCINA, Poesía de fray Luis de León, p. 85). De los
NRFH, XLIV “ABRA DORADA LLAVE” 433
pidas se veían… todas tres ayudaban en un hora / una muy gran señora que
paría” (vv. 1271-1277). A juzgar por las indicaciones de MENANDRO (Sobre los géne-
ros epideícticos, p. 38), este es uno de los motivos susceptibles de tratamiento en
los genealógicos.
71 Las Parcas romanas, identificadas con las Moiras griegas Cloto, Láquesis
pp. 92-113).
77 Cf.: “y dulcemente / al sueño da sus ojos la armonía” (Polifemo, XXIII,
VI
las segundas las virtudes del valor y de la inteligencia: “en las acciones de la gue-
rra dirás lo referente al valor, y, respecto a la inteligencia, cuanto le correspon-
de de las acciones bélicas”. El orden postulado, “Tras poner fin a las acciones
bélicas, pasarás en adelante a lo referente a la paz”, se invierte en el ejemplo de
Góngora.
85 Según la interpretación que ofrece Nicolás Antonio: “Ia veo a Palas arma-
huso, y empuñar la lança; esto es, dexar la assistencia al primer fruto, y assistir
al esperado Príncipe, lisonjeando el deseo de los Españoles, de ver sucessor
varón de tan dilatada Monarquía” (en JAMMES, art. cit., p. 39).
89 Si bien para el basilikós determina la siguiente conclusión: “harás una ple-
garia, suplicando al dios que extienda su reinado larguísimo tiempo, que sea
legado a sus hijos y transmitido a su linaje” (Sobre los géneros epideícticos, p. 57).
90 “At this point, it would be quite in place to pray to the gods, including
those of birth, for his future life, for its being better than the past, and for his
completing many cycles of years and coming to a fresh and prosperous old age”
(Menander rhetor, p. 370).
438 SOLEDAD PÉREZ-ABADÍN BARRO NRFH, XLIV
es el subjuntivo en las elegías I-7 (vv. 49 ss.) y II-2 de Tibulo, el futuro en la sil-
va II-7 de Estacio y la égloga IV de Virgilio y una combinación de subjuntivo y
futuro (a partir del v. 34) en el vaticinio de Jano de la silva IV-1 de Estacio.
93 Como nota HARDIE, la silva IV-1 y la égloga IV comparten algunos rasgos
94 Ilustran estas convenciones las elegías I-7 y II-2 de Tibulo, dedicadas res-
pectivamente a Mesala y Cornuto, y las III-13 y V-5 de las Tristia de Ovidio, que
ofrecen un tratamiento paródico o irónico de los motivos del genethliacus.
95 “Dicamus bona uerba: uenit Natalis ad aras: / Quisquis ades, lingua, uir
mulierque, faue” (Tibulo, II-2, vv. 1-2); “linguis omnibus et favete votis; / nata-
lem colimus, tacete lites” (Marcial, X-87, vv. 3-4); “lingua favens adsit, nostrorum
oblita malorum, / quae, puto, dedidicit iam bona verba loqui” (Ovidio, Tristia,
V-5, vv. 5-6).
440 SOLEDAD PÉREZ-ABADÍN BARRO NRFH, XLIV
cas” (v. 22) recibe una más pormenorizada atención en la oda IV luisiana (vv. 41-
45, 61-65).
97 ENTRAMBASAGUAS documenta este acontecimiento literario y proporciona
del Homero español que recogió Iuan López de Vicuña, de 1627, sin que se tenga noti-
cia de una anterior publicación (cf. Canciones, pp. 22-24), habría llegado a Lope
en forma manuscrita.
100 Véase supra, nota 63.
101 Cf. “nuestra perla fina” (Góngora, v. 15).
442 SOLEDAD PÉREZ-ABADÍN BARRO NRFH, XLIV
tramo anterior al epílogo hará la comparación con otros reinados (ibid., p. 57).
444 SOLEDAD PÉREZ-ABADÍN BARRO NRFH, XLIV
110 Cf. la oda IV de fray Luis: “Ilustre y tierna planta, / dulce gozo de tron-
co generoso, / creciendo te levanta / a estado el más dichoso / de cuantos dio
ya el cielo venturoso” (vv. 76-80) y los ejemplos de Villamediana en composi-
ciones dedicadas al nacimiento de Felipe IV, posteriores por lo tanto a la can-
ción gongorina: “Crece, pues, ¡oh en la infancia ya gigante” (soneto 217, v. 5) y
“Crece, oh pimpollo tierno, entre leales” (soneto 218, v. 1).
111 Al igual que en los versos finales de la canción de Herrera “Cuando con
se presenta como astrólogo: “Certa feram certis auctoribus, aut ego uates / nes-
cius aerata signa mouere pila…” (vv. 75 ss.).
114 Conforme al esquema de la adiunctio, variedad de zeugma en la que un
siguiente orden: Júpiter, Saturno, Marte, Apolo, Venus, Diana (ALCINA, Poesía de
fray Luis de León, pp. 85-86). En la oda IV de fray Luis las menciones de Júpi-
ter, Venus, Saturno y Marte preceden a la de Apolo, que a partir de entonces asu-
me el discurso poemático (vv. 36-80).
NRFH, XLIV “ABRA DORADA LLAVE” 445
Felipe IV: “Y de tan ricas esperanzas lleno, / con sangre de Carlos y Fernando,
/ más que culebras vencerá en la cuna” (vv. 12-14), que por añadidura alude a
la proeza de Alcides recordada por Lope en su natalicio (v. 30).
448 SOLEDAD PÉREZ-ABADÍN BARRO NRFH, XLIV
demuestra que las audacias formales y conceptuales que distinguen a los “poe-
mas mayores” de Góngora no hacen sino agudizar una tendencia estética ya
manifestada en ejemplos previos.
128 Sobre la dependencia de Zárate con respecto al grupo culterano, véase
GONZÁLEZ DE GARAY, op. cit., pp. 79 ss. Con todo, su actitud poética más caracterís-
tica es el desengaño, plasmado en temas morales y religiosos (pp. 191 ss.).