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Resumen: La autora lleva a cabo una revisión crítica de los trabajos sobre migraciones y relacio-
nes de género realizados en las dos últimas décadas en el contexto español. Al retomar aporta-
ciones desde la crítica feminista en antropología social, resitúa el estudio de las migraciones
transnacionales desde los ejes teóricos de la reproducción y el cambio social, otorgando un lugar
central a la organización del cuidado, cuidar y ser cuidado “como necesidad humana fundamental
y derecho naciente del sistema internacional” (Borneman, 1997: 17). La autora presenta la pers-
pectiva etnográfica en su potencialidad para desentrañar los procesos de diferenciación de gé
nero, sexualidad, etnia, raza, extranjería y desvelar la naturalización con que dichas categorías
están siendo utilizadas en los estudios sobre migraciones transnacionales.
Palabras clave: reproducción social, cambio social, migraciones, género.
Abstract: The author of this article has conducted a critical review of research done during the
past two decades on migration and gender relations in Spain. Drawing on contributions from a
feminist critique in social anthropology, she relocates the study of transnational migrations from
the theoretical frameworks of reproduction and social change, assigning a central role to how care
is organized, i.e., to care and be cared for “as a fundamental human need and nascent right in the
international system” (Borneman,1997:17). The author presents the potential of an ethnographic
approach for deciphering differentiation processes involving gender, sexuality, ethnic group, race,
and foreignness, as well as revealing the naturalization of the use being made of these categories
in studies on transnational migrations.
Keywords: social reproduction, social change, migrations, gender.
A
*Quisiera agradecer la lectura y comenta- unque reciente, la producción
rios realizados a un primer borrador de este
texto a Txemi Apaolaza, Maggi Bullen, Begoña
teórica sobre cuestiones de gé-
Pecharromán, Carmen Díez, Herminia Gonzál- nero y migración internacio-
vez, María Espinosa, Ana Alcázar y Ana Rodrí- nal1 se nos muestra muy prolija, lo cual
guez, miembros del equipo de investigación del sin duda es fruto de la relevancia que
proyecto “SEJ2005-0639. Desigualdades de gé-
nero en el contexto de la globalización: cuida-
dos, afectos y sexualidad”, financiado por el
Plan Nacional de Investigación, Desarrollo e versidad de Granada. Línea principal de inves-
Innovación Tecnológica de la Secretaría de Es- tigación: migraciones y relaciones de género.
tado de Universidades e Investigación en el que 1
Utilizo el término migración y no e-migra-
se inscribe este trabajo. Y especialmente a Tere- ción o in-migración con la intención de incluir el
sa del Valle, maestra y amiga, por todos sus áni- campo de estudio que analiza los procesos migra-
mos para que retomase esta problemática de torios sin priorizar necesariamente un contexto,
estudio. bien sea el de los países de llegada (inmigración)
**
Doctora en Antropología Social por la Uni- o el de los países de origen (emigración).
39
40 Carmen Gregorio Gil
lita el análisis de los procesos de estra- caciones que dan cuenta del debate
tificación. desde el feminismo en relación con la di
Los trabajos de Goody (1976) y Mei- cotomía producción/reproducción, pero
llassoux (1977) han partido del control que en sus acercamientos teórico-me-
sobre la capacidad reproductiva de las todológicos terminarán reificándola de
mujeres como aspecto central en la re- una forma u otra. El discurrir en la in
producción social, pero Moore (1991: 93) vestigación parece situarse en dos vías
nos recuerda que, esta última, desde paralelas que no llegan a cruzarse: por
una perspectiva feminista, “no es un un lado la visibilización de las mujeres
acto de reproducir individuos biológicos inmigrantes trabajadoras en los circui-
o incluso reproducir la fuerza de traba- tos del mercado –servicio doméstico,
jo, es un acto de producir conjuntos trabajo sexual, y en menor medida agri-
particulares de personas con atributos cultura y comercio–, y por otro su visibi-
específicos en la forma en que son con lización como “madres transnacionales”
gruentes con los patrones de poder es- dentro de las denominadas “cadenas
tablecidos socialmente”. En esto radica mundiales de afecto y asistencia”.
su importancia. En la literatura producida en el
Comprender las divisiones de géne- contexto español las relaciones esta-
ro que operan en el marco de las rela- blecidas entre la categoría género, re-
ciones capitalistas requiere, por tanto, producción social y migraciones inter-
incorporar las ideologías de vida fami- nacionales arrancan con la propuesta
liar y las realidades económicas y orga- de Gregorio (1996, 1997, 1998) de cons-
nizativas del hogar (Comas, 1995), así truir un marco analítico que incorpore
como la intervención ideológica de las la diferenciación de género como un
instituciones políticas en la organiza- principio estructural en el análisis de
ción de la familia y vida doméstica, lo las causas y del impacto de las migra-
cual nos revela la necesaria continui- ciones. Así, “la literatura sobre inmi-
dad a establecer entre hogar y mercado, gración cada vez es más numerosa en
y entre producción y reproducción (di- España, sin embargo, los modelos teó-
ferentes casos etnográficos sobre esta ricos adoptados para explicar los proce-
cuestión pueden verse en Pelzer-White, sos migratorios en pocas ocasiones han
1987; Weston, 1987; Yuval-Davis, 1987). contemplado los aspectos de género
Los diferentes hechos estudiados po- implicados en ellos. Y esto, a pesar de
nen de manifiesto que el sistema capi- que en los últimos años se vienen ha-
talista de producción y las ideologías blando a nivel internacional de la pre-
que lo acompañan imponen un sistema sencia cada vez mayor de mujeres pro-
de estratificación basado en la ideolo- cedentes de países en desarrollo en las
gía del hogar, donde se establecen las migraciones internacionales (Instraw,
relaciones de género. 1994), y de que en España la población
A partir del análisis de los trabajos inmigrante femenina represente una
sobre género y migraciones en el contex- proporción similar a la masculina” (Gre
to español se observan múltiples bifur- gorio, 1996: 2).
48 Carmen Gregorio Gil
La amplificación del rol de las muje- enlazan sus actividades laborales con
res en la producción ha hecho que me la reproducción de su familia, ya sea
jore su estatus en la esfera doméstica en origen o en destino, emerge una
y ha incrementado su autoestima, los complejidad en la que se entremezclan
cambios ocasionados por su partici- procesos de subordinación de género,
pación en el mercado de trabajo [que con procesos de empoderamiento so-
la autora analiza en tres niveles: au cial, movilidad económica y desgaste
toridad dentro del núcleo doméstico, emocional muy intensos que vuelven el
reparto de las tareas domésticas y panorama mucho más complicado a la
control del presupuesto] aparecen su- hora de cualificar la subordinación”
bordinados a la identidad primaria (Herrera, 2005: 300)
como esposas y madres e incluso en Incluso las vidas de mujeres con tra-
muchos casos este estatus se ve refor- yectorias similares en lo relativo a su
zado. La emigración para esta autora, inmersión en supuestos sistemas de gé-
no rompe por tanto el escenario social nero, clase o procedencia idénticos se
en el que las mujeres son conceptuali- nos muestra en sus contradicciones y
zadas sino que por el contrario la mi- ambigüedades, lo cual crea un corto-cir-
gración refuerza las ataduras de la cuito en cualquier esquema más o me-
mujer a su grupo doméstico porque nos lineal del cambio, como se muestra
éste surge como la institución más va- en el trabajo de Gregorio (1996, 1998)
lorada y aparece como el campo social para las mujeres originarias del sur
de mayor autonomía y equidad para la oeste de República Dominicana que
mujer con respecto a su pareja (Pessar emigraron a la Comunidad de Madrid
1984 y 1986, en Gregorio 1996: 42). a comienzos de la década de 1990.
Por su parte, trabajos definidos des-
Por su parte, en un trabajo con muje de el enfoque transnacional nos dan
res ecuatorianas insertas en el servicio cuenta del protagonismo de las muje-
doméstico en territorio español, He- res en las llamadas prácticas transna-
rrera (2005) propone una diferencia- cionales –construcción de cadenas y
ción entre la dimensión estructural y la redes migratorias y gestión de las re-
cotidiana en el análisis de los cambios mesas–, situándolas en una relación de
provocados a partir de su emigración; poder diferencial con respecto a sus
en relación con la primera dimensión, contrapartes varones (Escrivá, 2000,
concluye que su inserción laboral las Goñalons et al., 2008; Pedone, 2006).
sitúa en los eslabones más bajos de la Las relaciones de género, entendidas
escala social y que la condición de inter- como relaciones de poder entre hom-
nas crea en estas trabajadoras una bres y mujeres se incorporan a los
relación de dependencia emocional y denominados campos transnacionales
psíq uica que dificulta la toma de –cadenas, redes, hogares, familias, co-
decisiones y la autonomía social y eco- munidades, asociaciones–. Tratando
nómica. Sin embargo, en sus “vidas coti- de huir del dualismo de sistemas de
dianas la forma en que las mujeres género adscritos a parámetros de tra-
58 Carmen Gregorio Gil
Varias investigaciones, como las que En relación con los análisis de género,
hemos mencionado, muestran un re- también es verdad que los espacios
sultado que se va repitiendo y que transnacionales pueden proporcionar
diferencia claramente las prácticas una mayor posibilidad de desarro
transnacionales de hombres y mu llar estrategias para superar las des-
jeres. Por un lado, los hombres se igualdades de género. Una mujer puede
centran más en actividades transna- aumentar su prestigio y poder contro-
cionales de carácter político y económi- lando las cadenas migratorias o el po-
co que, de hecho, están prácticamente der económico de una determinada
dominadas por ellos. Por ejemplo, la familia, aunque esto lo consiga siendo
investigación de Goldring (2001) empleada de hogar. Sin embargo, los
muestra como las organizaciones que espacios transnacionales también son
realizan prácticas transnacionales portadores de relaciones desiguales y
están dominadas prácticamente por reproductoras de ciertos órdenes so-
hombres. Por otro lado, las mujeres se ciales. Es, por tanto, importante no
centran más en actividades relacio- precipitarnos en concluir que el espa-
nadas con la sociedad de destino y las cio transnacional es emancipador de
prácticas transnacionales que desa- por sí, aunque sí que ofrece nuevos
Análisis de las migraciones transnacionales en el contexto español 59
ámbitos en los que se pueda buscar es- las actoras dan a sus prácticas nos lle-
pacios de emancipación (Suárez, 2004). van necesariamente a problematizar la
propia noción de “sistema de género”,
Encontrar tendencias generales al tiempo que a desvelar las asunciones
acerca de una mayor independencia y etnocéntricas implícitas en la concep-
autonomía de las mujeres como conse- ción del cambio a partir del hecho mi-
cuencia de las migraciones constituye gratorio. Lo que sin duda nos habla de
probablemente más un deseo de quien la dificultad que tenemos para deste-
investiga, forzado por nuestros pro rrar nuestras categorías dicotómicas
pios interrogantes y métodos, que una público/privado, mercado/hogar, hom-
realidad. Sin negar la relevancia que el bre/mujer a la hora de entender los
hecho migratorio tiene en las histo procesos de cambio social. Juego de es-
rias de mujeres particulares enmar pejos, en el que la antropología está in-
cadas en un contexto de relaciones mersa, que nos devuelve una y otra vez
sociales específicas, lo que me propon- nuestra imagen terminando por cono-
go cuestionar, por un lado, es la simpli- cer más de nosotras mismas que de las
ficación y generalización desde la que otras. Por eso considero importante
se viene abordando este asunto, pero preguntar ¿por qué nos preocupa el
sobre todo replantear la formulación de cambio de “las mujeres inmigrantes” y
nuestras preguntas de investigación de las relaciones de género de sus so-
al abrir diferentes vías al respecto del ciedades de origen? ¿No será que segui-
cambio social, que traten de sacarnos mos viendo a las mujeres inmigrantes
del etnocentrismo y la linealidad con la como otras “tradicionales” represen
que se viene formulando esta cuestión. tadas desde la polaridad víctimas-
Los diferentes acercamientos etno- heroínas? ¿No sería más fructífero
gráficos muestran que las realidades, reflexionar sobre nuestras propias len-
experiencias y subjetividades de las tes, que nos hacen ver a las mujeres
mujeres son complejas y difíciles de bien como víctimas de sus sociedades
apresar en nuestras categorías estruc- patriarcales y del capitalismo desde
turales de género, extranjería, clase, modelos teóricos estructuralistas y
etnia. Ello choca una y otra vez con rea- universalistas, o bien como heroínas
lidades cambiantes y con los múltiples que rompen con sus realidades de opre-
significados que las mujeres otorgan a sión desde presupuestos diferencialis-
hechos que tendemos a dar un signifi- tas y postestructuralistas?
cado único en nuestras investigaciones
como el dinero, el trabajo, el cuerpo, el RECAPITULACIÓN. LA CATEGORÍA
poder, la sexualidad, la familia, las ta- GÉNERO A LA LUZ DE DIVISIONES DE
reas domésticas, el cuidado, el amor, CLASE, ÉTNICAS Y RACIALES
etc., etc. Un mayor refinamiento en
nuestros acercamientos etnográficos Como hemos planteado diferentes au-
tratando de identificar desde localiza- toras, si la proporción de mujeres que
ciones específicas los significados que emigran ahora es mayor que años o si-
60 Carmen Gregorio Gil
glos atrás es algo que no podemos afir- observarlo desde el alcance teórico y po-
mar sin tener en cuenta que nuestras lítico de sus movimientos, en tanto su-
representaciones de estas mujeres via- ponen la visibilización de un fenómeno
jeras o emigrantes serían consistentes que sí considero nuevo en la vieja Euro-
con los modelos de feminidad definidos pa: la llamada “crisis de los cuidados”.17
desde Occidente y, por tanto, nos mos- La creciente sociedad de consumo, la
trarían una realidad deformada desde flexibilización del mercado de trabajo
una mirada androcéntrica y etnocén- y la consiguiente pérdida de derechos
trica.15 El demógrafo Ravestein (1989, sociales, la conformación de un siste-
en Gregorio, 1992) nos indica que si- ma de bienestar familiar en los países
glos atrás las mujeres de todos los con- del sur de Europa, junto con la crecien-
tinentes han participado en mayor te incorporación de las mujeres espa
medida en las migraciones de distan- ñolas al mercado laboral, ha sacado a la
cia corta que en las de distancia larga; luz el trabajo no pagado y fuertemente
pero ¿qué nos aportan estas leyes en el naturalizado que venían realizando las
momento actual, cuando las distancias, mujeres como madres, esposas, hijas o
al tiempo que se acortan, se hacen in- vecinas, haciéndose visible en los cir-
salvables para algunos ciudadanos y cuitos del mercado. Trabajo de cuidado,
ciudadanas del mundo? ¿Al tiempo que en todas sus dimensiones afectivas,
el desarrollo de los medios de transpor- corporales, materiales y sociales, y por-
te y comunicación han hecho posible que no decirlo sexuales, pasando esta
para algunas de nosotras llegar a cual- última dimensión a ser objeto de lucro
quier rincón del planeta, y sin embar- del mercado capitalista (como es bien
go, distancias muy próximas se hacen sabido, la industria del sexo constituye
infranqueables en los espacios fronte- uno de los negocios más lucrativos en
rizos entre el Norte y el Sur, entre Orien todo el mundo).
te y Occidente? Me gustaría enfatizar
en el asunto de la feminización de las vaciones que mueven a unos y a otras a emigrar
migraciones, más allá de cifras y de la son diferentes. En esos trabajos la migración
búsqueda de las motivaciones que “autónoma” de ellas suele presentarse como la
mueven a las mujeres a emigrar,16 para prueba infalible de ruptura con el “sistema de
opresión de género de sus sociedades de origen”.
Una crítica feminista a la noción de género y de
15
Para una crítica al modo en que la teoría sujeto inmigrante que entraña esta mirada pue-
antropológica ha transferido modelos occidenta- de verse en Gregorio (1997). Desde enfoques es-
les al interpretar a las mujeres de otras cultu- tructuralistas se ha vinculado la emigración de
ras, véanse, por ejemplo, los trabajos compilados las mujeres a hechos como la “feminización de la
por Harris y Young (1979) en la década de la pobreza” (Cobo, 2005; Gregorio, 1996; Oso, 1998)
emergente antropología feminista, entonces lla- o la “feminización de la supervivencia” (Sassen-
mada “antropología de la mujer”. Para la llama- Koob, 2003).
da de atención sobre este asunto en relación con 17
Véase el apartado “La crisis de los cuida-
las representaciones de las mujeres inmigran- dos” del Periódico Diagonal, 3 al 16 de marzo de
tes, véase Juliano (1998: 99-102). 2005, pp. 12-13, y los trabajos de precarias a la
16
Me refiero específicamente a los trabajos deriva en la página electrónica de eskalera ka-
que se guían por la presunción de que las moti- rakola [http://www.sindominio.net/karakola/].
Análisis de las migraciones transnacionales en el contexto español 61
La crisis de los cuidados emerge con cas públicas. Como nos recuerda Virgi-
la des-territorialización de la vida pro- nia Maquieira (1997: 10), la presencia
ductiva y reproductiva en los cuerpos de las mujeres no siempre lleva apare-
de las mujeres. Independiente de la in- jado un reconocimiento de su protago-
corporación de las mujeres al mercado nismo, incluso en ocasiones el exceso
de trabajo, la lógica de desigualdad de discursivo puede constituir un medio
género en la reproducción social se de control y ejercicio del poder: “el pro-
mantiene en el nuevo contexto en tanto blema de la invisibilidad de las muje-
la naturalización de la feminidad sigue res y de otros grupos sometidos a una
sujeta a la producción de beneficios situación de mutismo es algo mucho
para el mercado mediante la desvalori- más complejo que la mera constatación
zación que ello comporta. El trabajo de de su presencia en el discurso porque,
cuidados ocupará un lugar liminar en como ha señalado S. Ardener (1987), la
las relaciones de mercado al incorporar visibilidad de las mujeres en determi-
los significados del “hogar”, de “la ca nados contextos comunicativos no ne-
sa”,21 en la naturalización que entraña cesariamente da la voz a las mujeres”.
su cualidad de afecto o amor feminiza- Por otro lado el capital internacional
do. No es casualidad que en una ley re- y los Estados necesitan cuerpos dispo-
cientemente aprobada por el gobierno nibles a tiempo completo para maximi-
español y presentada como el cuarto zar sus beneficios en industrias como la
pilar del Estado de bienestar, la “Ley de del sexo, la construcción, la agricultura
dependencia”, se formalice un nuevo intensiva, el sector servicios o la nacien-
sector de trabajo precarizado, el “cuida- te industria de los llamados “servicios
dor familiar” o el “cuidador de depen- de proximidad”, ahorrándose los costos
dientes”–que como bien sabemos con sociales que implicaría atender el cui-
toda probabilidad será cuidadora–, dado que las personas necesitamos
reapropiándose del trabajo de las lla- para nuestra existencia dentro de un
madas “cuidadoras informales”,22 sin proyecto sostenible de humanidad a es-
mejoras sustanciales en sus derechos cala planetaria. El llamado biopoder
y reconocimiento como trabajadoras y (Foucault, 1976), o política sobre los
ciudadanas,23 y pasando las mujeres de cuerpos, actuará desde la hipersexuali-
esta forma, eso sí, de la invisibilidad a zación, etnicización y racialización en la
la imprevisibilidad, pero una vez más industria del sexo, a la asexuación y
como objetos de discurso de las políti- des-etnicización o des-racialización24 en
el mercado de los cuidados domésticos.
21
Para ver los significados de la “casa” como
manifestación del universo sexuado véase Álva- 24
Me refiero al proceso de asignación y rea-
rez (2007). signación de características que se hacen de
22
Las mujeres que en el marco de las obliga- rivar de un supuesto origen “etnonacional”,
ciones y deberes prescritos por el parentesco “etnoracial” o “etnolingüístico”, pero que en esta
dedican gran parte de su tiempo al cuidado de ocasión su valoración positiva se justifica me-
sus familiares. diante la supuesta cercanía de la “cultura del
23
Para una crítica a la Ley véase cgt (2006). otro” a la “nuestra”.
Análisis de las migraciones transnacionales en el contexto español 63
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70 Carmen Gregorio Gil