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ANÁLISIS DEL LIBRO COMO ESCUCHAR LA MÚSICA

Sólido compositor, Aaron Copland es un excelente divulgador de todas esas cosas


que tantas personas quisieran saber sobre la música. A lo largo de su dilatada
carrera -nace con el siglo y muere en 1990- este extraordinario neoyorquino de
origen ruso ha compuesto en casi todos los territorios, incluido el cine, con bandas
sonoras como De ratones y hombres y La heredera, o las populares Suites Rodeo,
Primavera en los Apalaches y El salón México. Su lenguaje musical sabe de la
dificultad de encontrar al oyente con nuevos lenguajes. Tras estudiar en París con
Nadia Boulanger, Copland escribió para ella una Sinfonía para “rgano y Orquesta.
Estrenada en 1925, sus disonancias merecieron por parte del director Frank
Damrosch la siguiente conclusión: “Si con veinticinco años puede componer de
esta manera, en cinco años estará en condiciones de cometer un asesinato”.

La melodía, tan controvertida por algunas posturas en este siglo, es para Copland
un punto de referencia imprescindible. Y toda melodía se encarna en el ritmo, la
armonía y el timbre. A partir de estos elementos nucleares es posible pasar a
considerar la textura musical y la estructura de la obra, sus diferencias y sus
principios generadores. Son conceptos necesarios para un análisis consistente de
las formas musicales fundamentales: la forma por secciones, la variación, la forma
fugada, la forma sonata y las formas libres.

El factor que está en juego en todo proceso musical es expuesto en el último


capítulo: “Del compositor al intérprete y de éste al oyente”. “La mayoría de la gente
escribe Copland quiere saber cómo se hacen las cosas. No obstante, admite
francamente sentirse a ciegas cuando se trata de comprender cómo se hace una
pieza de música

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