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Fase 4

(Aporte individual)

Arte, estética y política

(408008A_764)

Presentado al tutor:

Andrés Felipe Álvarez

XXXXXX

Documento: XXXXXXX

UNAD Universidad abierta y a distancia

Escuela de artes y humanidades

2020 II PERIODO 16-04

EL ARTE DE LA RESISTENCIA Y LA TRAMITACIÓN.


REFLEXIONES DESDE LAS PRÁCTICAS SOCIALES Y CULTURALES DE
TRANSFORMACIÓN A TRAVÉS DEL ARTE CON SENTIDO EMANCIPATORIO

La significación y los simbolismos de los que se ha revestido el arte a lo largo de la historia,

permiten demostrar que como prácticas socioculturales son capaces de crear, transformar,

dinamitar o enarbolar imaginarios colectivos que representan y caracterizan los estandartes de

las sociedades humanas. Es así, como se acude a manifestaciones artísticas para entender el

espíritu del pensamiento. Un buen ejemplo de esto deja entrever la pintura de Rafael Sanzio,

que entre 1510 - 1512 plasmó La escuela de Atenas, donde muestra a los filósofos y

matemáticos más importantes de la época clásica. Se les ve en un debate eterno, en una

aproximación de saberes donde concurre la intriga, las preguntas y respuestas y donde los

cuerpos y las mentes se fusionan pariendo el conocimiento. Sanzio lo vio y lo plasmó, y así,

es como se puede aproximar a esa época griega que se dibuja lejana, así puede tratar de

entenderse desde la dimensión humana de lo sincero, a través del arte.

La pintura de Sanzio es sólo un ejercicio ejemplificador, la historia del arte acumula un sinfín

de referentes, como el arte de la Edad Media de la mano de Sandro Boticelli con Los círculos

del infierno en donde hace una representación de la obra de Dante Alighieri sobre el infierno,

esta obra es objeto de una multiplicidad de aspectos filosóficos y de pensamiento que, sin

embargo, aquí se reducirá a dar una pincelada superficial. La divina comedia es escrita en

medio de una época de excesivo cristianismo donde la humanidad estaba relegada al

teocentrismo, es así como esta obra y la de Boticelli reafirman la idea y la imagen de la

existencia de un infierno donde quienes no cumplían con los preceptos doctrinales de la

época, debían pagar un sacrificio eterno en las esferas infernales.

El arte ha servido como un potenciador, ha sido instrumentalizado para ejercer dominación,

para generar consumo y para despistar. Sin embargo, el espíritu mismo del arte nace con el
imaginario de su capacidad creadora y de liberación. Ya lo planteaba Negri cuando afirmaba

que el arte como producto, es liberación, así:

Pero, ¿qué significa trabajo liberado? Significa que es trabajo que se ha librado de la

obligación de la explotación, de la alienación al patrón, del sometimiento. Significa

que es trabajo hijo de deseo. El deseo,la libertad, actúan sobre todo el trabajo

acumulado, abstracto, incitándole al exceso, a desarrollar nuevos significados,

sobreabundancia del ser. El trabajo liberado es lenguaje, esencia colectiva de la

excedencia del ser. (T, Negri, 2000, p. 31)

Lo bello y la estética como construcción política, no se circunscribe a los cánones

preestablecidos de excesiva ‘’belleza’’ lo estético y lo bello se dibujan como lo sincero y lo

cercano, donde quien percibe la obra puede acercarse a los profundos resquicios del creador y

la sociedad que brinda las condiciones materiales para la creación.

Así, el arte trasciende a lo colectivo, en donde se plasman los asuntos y cuestiones de mayor

envergadura y así, es como se configura también como un arma cargada de futuro, tal y

como Celaya en medio de la dictadura franquista aseveró, y que Negri la reviste de una

profunda responsabilidad social así:

El arte tiene el compromiso de recuperar un camino solidario en la lucha por la

transformación y por tanto de reencontrar las dimensiones colectivas de la producción

de la libertad y de lo bello. (T, Negri, 2000, p. 33)

La línea transversal entre el arte como instrumento emancipatorio y su papel dentro de las

situaciones sociales, hace que tengamos que hacer un viraje ante las conflictividades, es así,

como el arte también logra sobreponerse a escenarios de excesiva crueldad para que en él, se

encuentren ejercicios reparadores de la ya muy fragmentada sociedad moderna.


Es por ello, que en el arte, lo común y la sociedad se encuentran, surgen formas de crear con

los otros un producto común que se viste de afectos también. Esa capacidad interrogativa y

disruptiva del arte es donde converge el término de replanteación. ¿Cómo replantearse lo

común? ¿qué puede ser lo común?

Para dar respuesta, la violencia y el conflicto puede ser un común denominador de las

sociedades, un agente que ha sido empleado para dar legitimidad a los escenarios de élites y

perpetuar la división. Allí, de ese seno común, el arte puede y ha logrado transformar esas

realidades convirtiéndose en un mecanismo para tramitar los conflictos y que no impliquen el

exterminio del otro (el enemigo, ajeno a mi)

Doris Salcedo es una escultora colombiana que mediante su trabajo ha plasmado la situación

sociopolítica del país. Salcedo ve el arte como una cicatriz, que recuerda los vientres heridos

por la guerra y que el arte en cierta parte ayudó a curar, pero donde persiste esa marca en la

piel de la sociedad.

La Casa Viuda. (1992-1994) Instalación. Madera, cemento y hierro.

Yo no creo que la reproducción de una imagen impida la violencia. Yo creo que el

arte no tiene esa capacidad. El arte no salva. Y yo no creo que exista redención
estética, por desgracia. (...) Yo creo que en arte no se puede hablar de impacto.Y

mucho menos de impacto social; para nada de impacto político; y un reducido, muy

débil impacto en lo estético. (...). Lo que el arte puede es crear esa relación afectiva

que transmita la experiencia de la víctima. Es como si la vida destrozada de la

víctima, que se truncó en el momento del asesinato, en alguna medida pudiera

continuar en la experiencia del espectador. (Razón Pública, Arte, memoria y

violencia, marzo 2013).

Las prácticas artísticas y desde lo común, revestidas de ese carácter transformador

sociopolítico, pueden tener la capacidad de inventar nuevas formas y perspectivas que

continúen en la empresa de la búsqueda de la libertad del individuo y de la sociedad.

Bibliografía:

● Negri, T. (2000). Arte y multitudo. Ocho cartas. Madrid: Trotta. Carta a Máximo,

sobre lo bello, (Paginas de la 29-34). Recuperado de:

https://drive.google.com/file/d/0B1DAYnIbgxpMY2UxMVpGY0RMNjQ/view

● M, Valcárcel (2015) Alejandra de Argos, El arte como cicatriz. Recuperado de:

https://www.alejandradeargos.com/index.php/es/completas/8-arte/406-doris-salcedo-

el-arte-como-cicatriz

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