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La epístola a Filemón contiene consejo personal del apóstol Pablo acerca de una
situación con el esclavo de Filemón, Onésimo. Al estudiar esta epístola, podrás aprender
que cuando las personas se unen a la Iglesia de Jesucristo, llegan a ser hermanos y
hermanas en el Evangelio (véase Filemón 1:16). También puedes llegar a sentir la
importancia del deber que tienen los discípulos de Jesucristo de extender misericordia y
perdón a otras personas (véase Filemón 1:16–17).
“La epístola a Filemón es una carta personal referente a Onésimo, un esclavo que había
robado a su amo Filemón, y había huido a Roma” (Guía para el Estudio de las
Escrituras, “Pablo, Epístolas de”). Es probable que Filemón fuera un converso griego y
residente de Colosas (véase Colosenses 4:9). Permitió a la congregación de la Iglesia
que se reuniera en su casa (véase Filemón 1:2, 5). Después de escapar, Onésimo se unió
a la Iglesia y llegó a ser un “hermano amado… en el Señor” (Filemón 1:16;
véase Filemón 1:10–12).
Pablo escribió a Filemón para alentarle a que recibiera a Onésimo de vuelta como un
hermano en el Evangelio, sin los castigos severos que normalmente se imponían a los
esclavos que escapaban (véase Filemón 1:17). Pablo incluso ofreció restituir cualquier
pérdida financiera que Onésimo le hubiese causado a Filemón (véase Filemón 1:18–19).
El propósito de la carta Se cree que Pablo escribió las cartas a los colosenses y a
Filemón desde la prisión, en algún momento entre los años 60 y 62. En esa época,
Nerón era el emperador cruel y demente del Imperio romano, quien pudo hacer caso
omiso de los derechos de Pablo como ciudadano romano. Desde la prisión, Pablo había
escuchado que los cristianos en Colosas, que habían sido fuertes en sus creencias, ahora
eran vulnerables al engaño sobre la fe (2:4, 8, 16, 18, 21–23). Los colosenses estaban
tentados a abrazar errores teológicos y Pablo les escribió para refutar cada uno de ellos.
Sin embargo, las cartas llevan a los lectores mucho más allá de estos temas del engaño.
A Pablo le interesaba profundamente que todos sus lectores (tanto los actuales como los
colosenses de hace dos mil años) entendieran el contexto de su vida dentro de la historia
de Dios y cómo esto se evidencia en sus relaciones en el trabajo.
Filemón es la epístola más corta de Pablo, y quizás la más personal. Es una carta
dirigida a una persona privada; como tal, no incluye mucho texto doctrinal. Sin
embargo, la súplica de Pablo a Filemón para que se reconciliara con el esclavo Onésimo
demuestra cómo las doctrinas del Evangelio se aplican a la vida diaria; en este caso,
muestran que nuestra relación con Jesucristo nos lleva a una relación familiar con todos
los otros seguidores de Cristo y ponen de relieve la importancia de la misericordia y del
perdón.
Bosquejo
Filemón 1. Pablo elogia a Filemón por el amor que ha mostrado a los santos. Explica
que el esclavo de Filemón que se había escapado, Onésimo, se ha convertido al
Evangelio. Pablo le pide a Filemón que reciba de vuelta a Onésimo como un hermano
en el Señor. Ofrece restituir cualquier pérdida financiera que Onésimo le haya causado.
Esta epístola se escribió a los fieles santos de Colosas, un sitio en la actual Turquía.
Pablo instruyó a los santos colosenses que compartieran la carta con los miembros de la
Iglesia de la cercana Laodicea (véase Colosenses 4:16).
Pablo escribió esta epístola “después de una visita de Epafras, el evangelista de la
Iglesia en Colosas [véase Colosenses 1:7–8], que le comunicó a Pablo que los
colosenses estaban cayendo en grave error: pensaban que eran mejores que otras
personas debido a que observaban concienzudamente ciertas ordenanzas externas
[véase Colosenses 2:16], se negaban ciertos deseos físicos y adoraban a los ángeles
[véase Colosenses 2:18]. Dichas prácticas llevaron a los colosenses a pensar que se
estaban santificando y también que comprendían los misterios del universo mejor que
otros miembros de la Iglesia. En su carta, Pablo los corrigió, enseñándoles que la
redención solo se puede lograr por medio de Cristo y que debemos ser sabios y servirle
a Él” (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Colosenses, Epístola a
los”, escrituras.lds.org).
En la epístola a los colosenses, Pablo se opuso a las falsas enseñanzas de Colosas e hizo
hincapié en la divinidad, misión salvadora y supremacía de Jesucristo (véase Colosenses
1:15–23). Enseñó que Cristo es la imagen misma de Dios el Padre, el Creador, la
Cabeza de la Iglesia, el primero en resucitar y el Redentor. Él es “la cabeza de todo
principado y potestad” (Colosenses 2:10) y cumple Su misión divina bajo la dirección
del Padre (véase Colosenses 1:19; 3:1).
Pablo advirtió contra aquellos que enseñaban que la verdadera espiritualidad se obtenía
a través de ritos, festivales y dietas especiales (véase Colosenses 2:16–18, 20, 23). En
cambio, enseñó que la madurez espiritual y el conocimiento de Dios se manifiestan por
medio de poner nuestra “mira en las cosas de arriba” (Colosenses 3:2), eliminar las
acciones inicuas (véase Colosenses 3:5–9), y desarrollar atributos cristianos
(véase Colosenses 3:12–17). Pablo aconsejó a sus lectores que llegaran a estar
“fundamentados y firmes” en el Evangelio (Colosenses 1:23) al igual que “arraigados y
sobreedificados en [Jesucristo], y confirmados en la fe” (Colosenses 2:7).
Bosquejo
En esta carta, Pablo alentó a Timoteo y le brindó fortaleza para ayudarle a seguir
después de la muerte inminente de Pablo. Pablo sabía que no le quedaba mucho tiempo,
y deseaba ver a Timoteo, a quien Pablo llamaba figurativamente “amado hijo”
(2 Timoteo 1:2).
Al final de su carta, Pablo pidió que Timoteo y Marcos lo visitaran y le llevaran algunos
artículos que había dejado atrás (véase, 2 Timoteo 4:9–13 Aunque la carta de Pablo
estaba dirigida específicamente a Timoteo, su consejo se puede aplicar a aquellos que
viven en “los postreros días” (2 Timoteo 3:1) porque Pablo enseñó en cuanto a desafíos
y soluciones que son importantes tanto en nuestros días como en su época.
Esta carta es una de las epístolas pastorales, junto con 1 Timoteo y Tito, y “Contiene las
últimas palabras del Apóstol y muestra el maravilloso valor y confianza con que hizo
frente a la muerte” Cronológicamente, 2 Timoteo parece ser la última carta de Pablo en
el Nuevo Testamento (véase 2 Timoteo 4:6).
Esta carta contiene algunas de las reflexiones de Pablo en cuanto a las bendiciones y las
dificultades de servir como “predicador, y apóstol y maestro de los gentiles” (2 Timoteo
1:11).
Bosquejo
2 Timoteo 1. Pablo habla del don y el poder de Dios que se recibe mediante la
ordenación al sacerdocio. Enseña que el “espíritu de cobardía” (2 Timoteo 1:7) no
proviene de Dios y que no deberíamos avergonzarnos de nuestro testimonio de
Jesucristo. Pablo testifica que Jesucristo lo había llamado a predicar el Evangelio
(véase 2 Timoteo 1:11).
Es probable que Pablo escribió la epístola a Tito entre el tiempo que escribió 1 y 2
Timoteo, alrededor de 64–65 d. C. (véase la Guía para el Estudio de las
Escrituras, “Pablo, Epístolas de”, scriptures.lds.org). Pablo escribió la epístola a Tito
después de su primer encarcelamiento en Roma. Él no indicó dónde se encontraba
cuando escribió esta epístola.
Pablo escribió la epístola a Tito, a quien Pablo se refirió como “verdadero hijo en la
común fe” (Tito 1:4). Tito era griego (véase Gálatas 2:3) y el mismo Pablo lo había
convertido al Evangelio (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Tito”).
Después de su conversión, Tito trabajó con Pablo para difundir el Evangelio y organizar
la Iglesia (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras “Tito”). Él ayudó a reunir
donaciones para los pobres en Jerusalén (véase 2 Corintios 8:6, 16–23) y también
acompañó a Pablo al concilio de Jerusalén (véase Gálatas 2:1). Pablo confió en Tito
para que llevara su primera epístola a los santos que vivían en Corinto (véase 2
Corintios 7:5–15). Escribió a Tito para fortalecerlo en su asignación de dirigir y cuidar
la rama de la Iglesia en Creta a pesar de la oposición (véase Tito 1:5, 10–
11; 2:15; 3:10).
Esta carta es una de las epístolas pastorales (a un pastor, o líder, de la Iglesia) junto a 1
y 2 Timoteo (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Pablo, Espístolas de”). La
epístola de Tito proporciona la primera evidencia de que la Iglesia se había establecido
en la isla griega de Creta, en el Mar Mediterráneo (véase Tito 1:5). Tito tenía la
responsabilidad de llamar a nuevos obispos en la isla. Pablo nombró algunos de los
requisitos espirituales para los obispos (véase Tito 1:6–9). Además, dio consejo
específico a hombres, mujeres y siervos acerca del comportamiento apropiado de los
santos (véase Tito 2:2–10).
Bosquejo
Tito 2. Pablo alienta a Tito a instruir a los miembros mayores de la Iglesia que sean
ejemplos para los santos más jóvenes. También le pide a Tito que enseñe a los siervos a
someterse a sus amos. Pablo explica la manera en la que los discípulos deberían vivir al
prepararse para el regreso del Señor. Describe la redención que se llevó a cabo mediante
Jesucristo.
La Epístola a los Romanos es la más larga de las epístolas del apóstol Pablo, y
muchas personas la consideran la más importante. Esta epístola contiene su
explicación más completa de la doctrina de la justificación por la fe en
Jesucristo, más bien que por las ceremonias de la ley de Moisés. Contiene
muchas enseñanzas sobre las doctrinas de salvación y la aplicación práctica de
esas doctrinas a la vida cotidiana. Por medio de tu estudio de esta epístola,
puedes obtener un mayor aprecio por la expiación de Jesucristo y de la
esperanza y la paz que todas las personas pueden hallar en Cristo.
Pablo escribió su Epístola a los Romanos en Corinto, cerca del fin de su tercer
viaje misional. Varios indicios sugieren que escribió esta epístola durante los
tres meses que permaneció en Corinto.; la palabra Grecia en este versículo se
refiere a Corinto), probablemente entre los años 55 y 56 d. C.
La carta a los romanos fue escrita, alrededor de los años 57–59 de nuestra era;
aproximadamente veinticinco años después de la resurrección de Jesucristo.
La epístola de Pablo a los romanos está dirigida a los miembros de la Iglesia en
Roma. Se desconocen los orígenes de la Iglesia en Roma, pero probablemente
datan poco después del Día de Pentecostés, cuando los judíos que visitaban
Roma escucharon a Pedro predicar. Aunque todavía no había estado en Roma,
Pablo envió saludos por escrito a santos específicos que conocía, bien por
encuentros previos o por medio de otras personas que habían vivido en Roma,
como Priscila y Aquila.
Características:
Carta de 1 de corintios:
Los miembros de la Iglesia primitiva que vivían en Corinto luchaban con muchos
problemas que existen en el mundo hoy en día, tales como la falta de unidad, las falsas
enseñanzas y la inmoralidad. En 1 Corintios, aprendemos que el apóstol Pablo les
enseñó a esos santos cómo promover la unidad en la Iglesia, cómo aprender las cosas de
Dios, la función del cuerpo físico como templo del Espíritu Santo, la naturaleza de los
dones espirituales, la importancia de tomar la Santa Cena dignamente y la realidad de la
Resurrección. A través de tu estudio de las enseñanzas de Pablo registradas en 1
Corintios, puedes aprender doctrinas y principios que te ayudarán a vivir rectamente a
pesar de cualquier iniquidad con la que puedas encontrarte.
El primer versículo de 1 Corintios indica que fue enviada por el apóstol Pablo y
un discípulo llamado Sóstenes, quien pudo haber desempeñado la tarea de
escriba de Pablo . Si bien los detalles de la función de Sóstenes no se conocen,
es claro que Pablo fue el autor del contenido de la epístola, la cual
probablemente terminó entre los años 55 y 56 después de Cristo.
Pablo escribió la epístola conocida como 1 Corintios cerca del final de su visita
de tres años de duración a Éfeso (durante su tercera misión), la cual
probablemente terminó entre los años 55 y 56 d. C.
Esta epístola fue escrita a los miembros de la Iglesia en la ciudad de Corinto.
Pablo había predicado el Evangelio en Corinto durante casi dos años y había
organizado una rama de la Iglesia allí (véase Bible Dictionary. Más tarde,
mientras Pablo se encontraba predicando en Éfeso durante su tercer viaje
misional, recibió una comunicación de los miembros de la Iglesia de Corinto. Él
escribió una respuesta a la rama,, pero desafortunadamente esa epístola se perdió
y por lo tanto no se encuentra en nuestras Escrituras. Más tarde, Pablo recibió
otro informe de miembros de la Iglesia de Corinto en relación con los problemas
que la Iglesia tenía allí, al cual respondió por medio de otra epístola, la que
conocemos como 1 Corintios. Por lo tanto, 1 Corintios es en realidad la segunda
carta de Pablo a los miembros de la Iglesia de Corinto.
Características:
Como está registrado en 1 Corintios, Pablo explicó que Jesucristo había cumplido la ley
de Moisés. Pablo hizo hincapié en la importancia de “la observancia de los
mandamientos de Dios” , “bajo la ley de Cristo” (1 Corintios 9:21) para poder recibir la
bendición de la salvación por medio del Evangelio.
Carta de 2 de Corintios:
El apóstol Pablo enseñó acerca de la guerra espiritual en la que los hijos de Dios están
involucrados. Se defendió contra aquellos que se le opusieron. Relató cómo fue
arrebatado hasta el tercer cielo y describió cómo sus debilidades probaron ser una
bendición para él. Antes de concluir su epístola, Pablo instó a los santos en Corinto a
examinarse a sí mismos y a probar su fidelidad.
Esta epístola del apóstol Pablo a los miembros de la Iglesia de Corinto se destaca por
sus temas de consuelo en medio de la aflicción, de fortaleza en medio de la debilidad
(tal como lo ejemplificó Pablo mismo), y discernir entre maestros verdaderos y falsos.
El ejemplo y las enseñanzas de Pablo que figuran en 2 Corintios pueden inspirarte a
mantenerte leal y fiel a los convenios eternos que has hecho con Dios, el Eterno Padre,
sin importar las circunstancias ni consecuencias.
La carta de Pablo se dirigía tanto a quienes deseaban recibir más de sus palabras, como
a quienes eran reacios a aceptar sus enseñanzas.
Características:
Aún que muchas de las cartas de Pablo se centran en la doctrina, gran parte de esta carta
recalca su relación con los santos de Corinto, así como su amor e interés por ellos.
Aunque Pablo era firme en su oposición a quienes lo criticaban, a lo largo de 2
Corintios vemos que era un líder del sacerdocio amoroso que se preocupaba por la
felicidad y el bienestar de los santos. Pablo también dio algunos detalles autobiográficos
y escribió sobre un “aguijón en [su] carne”.
Gálatas, Efesios, Filipenses
Gálatas, Efesios y Filipenses son tres libros cortos pero sustanciosos, los cuales hacen
parte de las cartas de Pablo en el Nuevo Testamento. Debido a su brevedad,
combinamos en un solo capítulo su contribución a la teología del trabajo. Sin embargo,
las tres cartas tienen temas distintos, por lo que estudiaremos cada carta por separado.
Introducción a Gálatas
La epístola del apóstol Pablo a los gálatas se escribió para los cristianos judíos que se
estaban desviando del Señor, al apoyarse nuevamente en las obras de la ley de Moisés.
El apóstol Pablo procuró corregir ese problema al recalcar la diferencia entre el gravoso
“yugo” de la ley de Moisés, que conducía al cautiverio espiritual, y el evangelio de
Jesucristo, que conduce a la libertad espiritual. Estudiar esta epístola puede ayudarte a
apreciar mejor la libertad que brinda el evangelio de Jesucristo.
Posiblemente Pablo escribió su Epístola a los Gálatas mientras viajaba por Macedonia,
durante su tercer viaje misional cerca de los años 55–57 d.C. (véase Guía para el
Estudio de las Escrituras, “Epístolas de Pablo”).
“Hay alguna incertidumbre en cuanto a qué Iglesias estaba dirigida esta epístola.
Estaban ya sea en el norte de Galicia, el distrito en el que Ancara era la capital, o en el
distrito en las fronteras de Frigia y Galicia que Pablo visitó en su primer viaje misional.
En cualquiera de los casos, Pablo ciertamente visitó las iglesias gálatas en su segundo
(Hechos 16:6) y tercer (Hechos 18:23) viajes” (véase la Guía para el Estudio de las
Escrituras, “Pablo, Epístolas de”).
Pablo escribió a los santos de Galacia, ya que le preocupaba profundamente que estaban
alejándose del Señor al seguir las enseñanzas de algunos que procuraban “pervertir el
evangelio de Cristo” (véase Gálatas 1:6–7). Los cristianos judíos estaban enseñando a
los cristianos gentiles la falsa doctrina de que tenían que ser circuncidados y observar
los requerimientos rituales de la ley de Moisés a fin de ser salvos (véase Gálatas 6:12;
véase también Hechos 15:1). Algunos santos gálatas habían adoptado las enseñanzas de
esas personas (véase Gálatas 4:10).
Bosquejo
7. Gálatas 1–2. Pablo escribe a los santos gálatas, ya que se han alejado del Señor y
han adoptado enseñanzas falsas. Defiende su llamamiento como un apóstol al
relatar su oposición inicial contra la Iglesia y su conversión. Recalca que recibió
revelación directamente de Dios y aclara que los apóstoles han aprobado su
ministerio a los gentiles. Declara que una vez estuvo en desacuerdo con Pedro
con respecto a los santos gentiles. Enseña que las personas no son justificadas
por las obras de la ley de Moisés, sino por la fe en Jesucristo.
Introducción a Efesios
Efesios es una epístola para todo el mundo, para el judío y el gentil, para el esposo y la
esposa, para padre e hijo, para amo y siervo. Era la voluntad y el pensar de Dios en los
días de Pablo; es la voz de inspiración en nuestros días; es una epístola de petición y
aplicación universal…
“Contiene algunos de los mejores escritos de Pablo y es un documento que tiene que ver
con principios básicos, con el evangelio de Dios en toda su gloria salvadora”
El apóstol Pablo escribió la Epístola a los Efesios (véase Efesios 1:1). ¿Cuándo y dónde
se escribió?
Pablo declaró que estaba prisionero durante el tiempo en el que escribió la Epístola a los
Efesios (véanse Efesios 3:1; 4:1; 6:20). Efesios pudo haberse escrito durante el primer
encarcelamiento de Pablo en Roma, cerca de los años 60–62 d. C. (véase Guía para el
Estudio de las Escrituras, “Pablo, Epístolas de”, scriptures.lds.org). Durante ese tiempo,
Pablo estuvo bajo arresto domiciliario, pero tenía la libertad de recibir visitas y enseñar
el Evangelio (véase Hechos 28:16–31).
En la versión del Rey Santiago de la Biblia, Efesios 1:1 dice que la Epístola a los
Efesios está dirigida a los santos “que están en Éfeso”. Sin embargo, los primeros
manuscritos de Efesios no contienen las palabras “que están en Éfeso”. Eso sugiere la
posibilidad de que Pablo no hubiese escrito la epístola específicamente a los efesios,
sino a muchas congregaciones de santos, incluyendo a aquellos en Éfeso.
En esta carta, Pablo se dirigió a los miembros gentiles de la Iglesia (véase Efesios 2:11)
quienes posiblemente eran conversos recientes (véase Efesios 1:15). Escribió para
ayudar a cultivar la espiritualidad y el testimonio de aquellos que ya eran miembros.
Los propósitos principales eran ayudar a esos conversos a progresar en su conocimiento
espiritual de Dios y de la Iglesia (véanse Efesios 1:15–18; 3:14–19); promover unidad,
particularmente entre los santos gentiles y judíos (véanse Efesios 2:11–22; 4:1–16;
5:19–6:9); y alentar a los santos a resistir los poderes del mal (véanse Efesios 4:17–
5:18; 6:10–18). Muchos santos de Éfeso estaban viviendo de manera suficientemente
recta para ser sellados para vida eterna.
En Efesios se hallan muchas enseñanzas e ideas que son familiares para los Santos de
los Últimos Días, incluyendo la preordinación, la dispensación del cumplimiento de los
tiempos, el Santo Espíritu de la Promesa, la importancia de los profetas y apóstoles, la
idea de una Iglesia verdadera y unificada, y los diversos oficios, llamamientos y
funciones dentro de la organización de la Iglesia. Esa carta también contiene algunas de
las enseñanzas más sublimes acerca de la familia que se encuentran en las Escrituras.
Bosquejo
Introducción a Filipenses
En su epístola a los filipenses, el apóstol Pablo dio aliento a los santos de Filipo y los
exhortó a permanecer firmes en la unidad y a trabajar juntos para defender la fe. Quizá
uno de los principios más importantes que Pablo enseñó a los filipenses es que orar a
Dios y confiar en Él brinda “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”
(Filipenses 4:7). Estudiar los mensajes de aliento de Pablo en esta epístola puede
ayudarte en tus esfuerzos por perseverar fielmente hasta el fin. A medida que te
esfuerces por seguir a Cristo, tú también podrás adquirir confianza y, como Pablo,
declarar “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
¿Quién escribió este libro?
Pablo probablemente escribió Filipenses en algún momento entre los años 60 y 62 d. C.,
mientras estaba encarcelado en Roma (véase Filipenses 1:7, 13, 16; véanse también
Hechos 28:16–31; Guía para el Estudio de las Escrituras, “Filipenses, Epístola a los”,
scriptures.lds.org).
¿Para quién se escribió este libro y por qué?
Filipo fue el primer lugar de Europa donde Pablo predicó formalmente el Evangelio y
estableció una rama de la Iglesia (véanse Hechos 16:11–40; Guía para el Estudio de las
Escrituras, “Pablo, Epístolas de”). Uno de los propósitos de Pablo al escribir esa carta
fue expresar gratitud por el afecto y el apoyo económico que los santos de Filipo le
habían dado durante su segundo viaje misional y su encarcelamiento en Roma (véanse
Filipenses 1:3–11; 4:10–19; véase también Guía para el Estudio de las Escrituras,
“Pablo, Espístolas de”).
Pablo también elogió a los miembros de Filipo por su fe en Jesucristo, y les dio consejo
basado en la información que había recibido sobre ellos de un discípulo filipense
llamado Epafrodito (véase Filipenses 4:18). El consejo de Pablo incluía el ánimo para
ser humildes y ser unidos (véase Filipenses 2:1–18; 4:2–3). Pablo también advirtió a los
filipenses que se cuidaran de los cristianos corruptos, como aquellos que enseñaban que
la circuncisión era necesaria para la conversión. Tales personas (a los que a menudo se
hace referencia como judaizantes) declaraban falsamente que los nuevos conversos
tenían que someterse a la primitiva ley de la circuncisión del Antiguo Testamento antes
de convertirse en cristianos (véase Filipenses 3:2–3).
¿Cuáles son algunas de las características distintivas del libro?
Con frecuencia se alude a Filipenses como una epístola de la prisión, junto con Efesios,
Colosenses y Filemón. A pesar de estar escrita desde la prisión, los eruditos han descrito
la carta de Pablo a los Filipenses como el más feliz de sus escritos. Pablo expresó
gratitud, amor y confianza a los miembros de la Iglesia; describió los sacrificios que
había hecho para seguir a Jesucristo; e instruyó a los santos filipenses en los principios
de un vivir recto. Quizás los alumnos reconozcan en Filipenses 4:8 parte del lenguaje
que se empleó en el decimotercer artículo de fe, que escribió el profeta José Smith.
Pablo describe de manera poética la condescendencia del Salvador, desde la divinidad
premortal hasta la vida terrenal, donde sufrió la “muerte de cruz” (véase Filipenses 2:3–
8). Habiendo cumplido Su divina misión, Jesucristo es ahora exaltado, y vendrá el día
en que “se doble toda rodilla” ante Él, y “toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor” (Filipenses 2:10–11).
Bosquejo
Filipenses 1. Pablo expresa gratitud por la hermandad de los santos filipenses. Enseña
que la oposición que ha experimentado al servir al Señor, incluso su encarcelamiento,
había impulsado la causa del Evangelio. Insta a los miembros de la Iglesia a permanecer
firmes en unidad en la defensa de la fe.
Sin ir más lejos, Filipenses nos da tres ejemplos —Pablo, Epafrodito y Timoteo— para
demostrarnos la forma en la que todos los cristianos debemos seguir el ejemplo de
Cristo. Pablo nos dice, “Hermanos, sed imitadores míos, y observad a los que andan
según el ejemplo que tenéis en nosotros” (Fil 3:17). Él muestra cada uno de estos
ejemplos en un marco basado en el “Himno a Jesús” del capítulo 2.