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Mario Vargas Llosa

Escritor Mario Vargas Llosa

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (1936–actual) ha sido uno de los novelistas más
importantes de la historia contemporánea, sus escritos han sido galardonados
repetidas veces. El premio Nobel de Literatura y el Cervantes son algunos homenajes de
los cuales el escritor ha sido merecedor.

Su ascenso al reconocimiento público ocurrió en los sesenta con diversas novelas.


En muchas de sus historias ha expresado su punto de vista hacia la ciudadanía peruana,
sin embargo a lo largo de los años se ha expandido hacia otras culturas.

Inicios de su carrera

Se divorció en 1964, un año más tarde se volvió a casar con Patricia Llosa, tuvieron 3
hijos y visitaron la Ciudad Luz. Fue en París donde el autor culminó su novela La
ciudad y los perros (1964).

El relato fue galardonado con el Premio Biblioteca Breve, brindando al escritor un


gran posicionamiento. Este reconocimiento le otorgó fama al escritor, asimismo continuó
con la producción de obras. Carmen Balcellse se convirtió en su representante literario y
le consiguió concretar buenos negocios con editoriales. Por su novela: La casa
verde fue merecedor del Premio Rómulo Gallegos, en 1967.
Escritor Mario Vargas Llosa en su biblioteca
Carrera política

Mario Vargas Llosa se interesó en la política, por un tiempo apoyó los ideales de Fidel
Castro; sin embargo, en los setenta, criticó mucho a la revolución cubana, ya que el
escritor siempre ha sido amante de la libertad. En 1985 fue condecorado por Francia
con la Legión de Honor y cinco años mas tardé comenzó su carrera política.

Respaldado por sus ideales democráticos, en 1990 Vargas aspiró al cargo de


Presidente de Perú por el partido Frente Democrático, conocido como Fredemo. Perdió
la candidatura ante Alberto Fujimori, acusado, años después de su mandato, de haber
cometido crímenes contra los derechos humanos.

Eventos de trascendencia

El escritor fue laureado con el Premio Cervantes en 1994. Fue nacionalizado en


España y a partir de 1996 es miembro de la Real Academia. En 2005 lo consideraron el
escritor de nacionalidad peruana con mayor reconocimiento mundialmente.

Cinco años después obtuvo el mayor galardón en su haber, el Nobel de Literatura.


Esta noticia fue sorpresiva para el autor, ya que, aunque era uno de los favoritos, no se
encontraba en el primer lugar en ese año. Vargas estuvo dando clases en la Universidad
de Pricenton en Nueva York.

Obras
Sus historias han sido finamente estructuradas, sin embargo, incluyen humor y
comedia. La mayor parte de sus textos los desarrolló fuera de Perú, esto le dio una
perspectiva más general de ese país, del cual escribió repetidamente.

Las siguientes obras forman parte de su vasta producción literaria:

1952 La huida del Inca, pieza de teatro.


1957 El Desafío, relato.
1959 Los jefes, colección de cuentos.
1963 La ciudad y los perros, novela.
1966 La casa verde, novela.
1967 Los cachorros, relato.
1969 Conversación en La Catedral, novela.
"Carta de batalla por Tirant lo Blanc", prólogo a la novela de Joanot Martorell.
1971 Historia secreta de una novela García Márquez: historia de un deicidio, ensayo literario.
1973 Pantaleón y las visitadoras, novela.
1975 La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary, ensayo literario.
1977 La tía Julia y el escribidor, novela.
1981 La señorita de Tacna, teatro .
La guerra del fin del mundo, novela .
Entre Sartre y Camus, ensayos.
1983 Kathie y el hipopótamo, teatro.
Contra viento y marea, ensayos políticos y literarios.
1984 Historia de Mayta, novela.
"La suntuosa abundancia", ensayo sobre Fernando Botero.
1986 Contra viento y marea, volúmenes I (1962-1972) y II (1972-1983).
La Chunga, teatro.
¿Quién mató a Palomino Molero?, novela policial.
1987 El hablador, novela.
1988 Elogio de la madrastra, novela.
1989 Traducción del francés y prólogo al relato de Arthur Rimbaud, Un corazón bajo la sotana.
1990 Contra viento y marea, volumen III (1983-1990).
La verdad de las mentiras, ensayos literarios.
(Se estrena Tune in tomorrow, película basada en La tía Julia y el escribidor)
1991 A writer's reality, colección de conferencias dictadas en la Universidad de Syracusa.
1992 "Un hombre triste y feroz", ensayo sobre George Grosz.
1993 El pez en el agua, memorias.
El loco de los balcones, teatro.
Lituma en los Andes, novela.
1994 Desafíos a la libertad, ensayos sobre la cultura de la libertad. Ojos bonitos, cuadros feos, obra
dramática para radio (BBC).
1996 La utopía arcaica, José María Arguedas y las ficciones del indigenismo, ensayo.
Making Waves, selección de ensayos de Contra viento y marea (publicado sólo en
inglés)
1997 Los cuadernos de don Rigoberto, novela.
Cartas a un joven novelista, ensayo literario.
2000 La fiesta del Chivo, novela.
Nationalismus als neue Bedrohung, selección de ensayos políticos (publicados sólo en alemán).
El lenguaje de la pasión, selección de artículos de la serie “Piedra de Toque”, publicados entre
1992 y 2000, en el diario El País, de Madrid, y en la cadena de publicaciones afiliadas.
2001 Bases para una interpretación de Rubén Darío, publicada por la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos. Fue su tesis de graduación en dicha Universidad, en 1958.
Andes, textos para fotografías de Pablo Corral, editado por National Geographic.
2002 Edición corregida y aumentada de La verdad de las mentiras (Alfaguara).
2003 El paraíso en la otra esquina, novela.
L’Herne. Mario Vargas Llosa, ensayos, correspondencia, entrevistas, testimonios, (Edición de
Le Cahier de L’Herne, en francés).
Diario de Irak, artículos sobre la guerra en Irak que fueron publicados en El País. Contiene
fotografías de su hija Morgana Vargas Llosa.
2004 La tentación de lo imposible, ensayo sobre Los Miserables de Victor Hugo, materia del curso
que dictó en la Universidad de Oxford, en el semestre de verano de 2004.
Obras Completas. Volumen I Narraciones y novelas (1959-1967) y Volumen II Novelas (1969-
1977), publicadas por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores (España).
Éditions de L’Herne publica Un demi-siècle avec Borges, entrevista y ensayos sobre Borges de
1964 a 1999 (publicado sólo en francés).
Estatua Viva, poema de Mario Vargas Llosa y litografías en piedra de Fernando de Szyszlo,
Ediciones Arte Dos Gráfico, Bogotá, Colombia.
2005 Obras Completas, Volumen III Novelas y Teatro (1981-1986) publicadas por Galaxia Gutenberg
/ Círculo de Lectores.
Dictionnaire amoureux de l’Amérique latine, selección de ensayos recopilados y traducidos al
francés por Albert Bensoussan. Publicado en francés por Editorial Plon.
2006 Israel/Palestina. Paz o guerra santa, recopilación de artículos escritos con motivo de su visita a
dichos países.
(Estreno de la película La fiesta del Chivo, basada en dicha novela y dirigida por Luis Llosa).
Travesuras de la niña mala, novela.
Obras completas. Volumen VI Ensayos Literarios I, publicadas por Galaxia Gutenberg / Círculo
de Lectores.
2007 Odiseo y Penélope, teatro.
Diálogo de damas, poemas (Esculturas de Manolo Valdés, Aeropuerto Barajas de Madrid).
Touchstones. Essays on Literature, Art and Politics, ensayos seleccionados, traducidos y
editados por John King, y publicados en inglés por Faber & Faber.
Obras Completas. Volumen IV Novelas y Teatro (1987-1997), publicadas por Galaxia
Gutenberg / Círculo de Lectores.
2008 Wellsprings, conferencias y ensayos publicados en inglés por Harvard University Press.
Al pie del Támesis, teatro.
El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti, ensayo.
2009 Sables y utopías. Visiones de América Latina, selección de ensayos sobre temas políticos,
literatura y arte latinoamericanos.
Las mil noches y una noche, teatro.
2010 Fonchito y la luna, cuento infantil.
El sueño del celta, novela.
Obras Completas. Volumen V Novelas (2000-2006), publicadas por Galaxia Gutenberg /
Círculo de Lectores.
2012 La civilización del espectáculo, ensayo sobre la cultura contemporánea.
Obras Completas. Volumen IX, Piedra de Toque I (1962-1983); Volumen X, Piedra de Toque II
(1984-1999); Volumen XI, Piedra de Toque III (2000-2012), publicadas por Galaxia Gutenberg /
Círculo de Lectores.
2013 El héroe discreto, novela.
2014 El barco de los niños, cuento infantil.
Lección de lectura, en Elogio de la educación, selección de artículos sobre educación realizada
por Carlos Granés
2015 Los cuentos de la peste, teatro.
El Alejandrino. Homenaje a Cavafis, libro de artista. Contiene el verso de MVL
con litograbados de Fernando de Szyszlo.
2016 Cinco Esquinas, novela.
La Pléiade: Oeuvres Romanesques
Vol. I: La ville et les chiens / La Maison Verte / Les secrets d’un roman / Conversation à
La Catedral / La tante Julia et le
scribouillard.
Vol. II : La guerre de la fin du monde / La fête au Bouc / Le paradis – un peu plus loin / Tours et
détours de la vilaine fille.
Conversación
2017 Conversacièon en Princeton con Rubén Gallo.
Reúne las conversaciones sostenidas con los alumnos en el curso impartido sobre literatura y
política, Universidad de Princeton,2015.
La llamada
2018deLa llamada de la tribu, ensayo (autobiografía intelectual y política).
Tiempos2019
recio Tiempos recios, novela.

La civilización del espectáculo

Más información, menos conocimiento

Nicholas Carr estudió Literatura en el Dartmouth College y en la Universidad de Harvard y todo


indica que fue en su juventud un voraz lector de buenos libros. Luego, como le ocurrió a toda su
generación, descubrió el ordenador, el Internet, los prodigios de la gran revolución informática de
nuestro tiempo, y no sólo dedicó buena parte de su vida a valerse de todos los servicios online y a
navegar mañana y tarde por la Red; además, se hizo un profesional y un experto en las nuevas
tecnologías de la comunicación, sobre las que ha escrito extensamente en prestigiosas
publicaciones de Estados Unidos e Inglaterra.

Un buen día descubrió que había dejado de ser un buen lector y, casi casi, un lector. Su
concentración se disipaba luego de una o dos páginas de un libro, y, sobre todo si aquello que leía
era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, surgía en su mente algo como un recóndito
rechazo a continuar con aquel empeño intelectual. Así lo cuenta: «Pierdo el sosiego y el hilo,
empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro
descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido
en un esfuerzo».

Preocupado, tomó una decisión radical. A finales de 2007, él y su esposa abandonaron sus
ultramodernas instalaciones de Boston y se fueron a vivir a una cabaña de las montañas de
Colorado, donde no había telefonía móvil y el Internet llegaba tarde, mal y nunca. Allí, a lo largo
de dos años, escribió el polémico libro que lo ha hecho famoso. Se titula en inglés The Shallows:
What the Internet is Doing to Our Brains y, en español: Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet
con nuestras mentes? (Taurus, 2011). Lo acabo de leer, de un tirón, y he quedado fascinado,
asustado y entristecido.

Carr no es un rene gado de la informática, no se ha vuelto un ludita contemporáneo que quisiera


acabar con todas las computadoras, ni mucho menos. En su libro reconoce la extraordinaria
aportación que servicios como el de Google, Twitter, Facebook o Skype prestan a la información y
a la comunicación, el tiempo que ahorran, la facilidad con que una inmensa cantidad de seres
humanos pueden compartir experiencias, los beneficios que todo esto acarrea a las empresas, a la
investigación científica y al desarrollo económico de las naciones.

Pero todo esto tiene un precio y, en última instancia, significará una transformación tan grande en
nuestra vida cultural y en la manera de operar del cerebro humano como lo fue el descubrimiento
de la imprenta por Johannes Gutenberg en el siglo XV que generalizó la lectura de libros, hasta
entonces confinada en una minoría insignificante de clérigos, intelectuales y aristócratas. El libro
de Carr es una reivindicación de las teorías del ahora olvidado Marshall McLuhan, a quien nadie
hizo mucho caso cuando, hace más de medio siglo, aseguró que los medios no son nunca meros
vehículos de un contenido, que ejercen una solapada influencia sobre éste, y que, a largo plazo,
modifican nuestra manera de pensar y de actuar. McLuhan se refería sobre todo a la televisión,
pero la argumentación del libro de Carr, y los abundantes experimentos y testimonios que cita en
su apoyo, indican que semejante tesis alcanza una extraordinaria actualidad relacionada con el
mundo del Internet.

Los defensores recalcitrantes del software alegan que se trata de una herramienta y que está al
servicio de quien la usa y, desde luego, hay abundantes experimentos que parecen corroborarlo,
siempre y cuando estas pruebas se efectúen en el campo de acción en el que los beneficios de
aquella tecnología son indiscutibles: ¿quién podría negar que es un avance casi milagroso que,
ahora, en pocos segundos, haciendo un pequeño clic con el ratón, un internauta recabe una
información que hace pocos años le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas y a
especialistas? Pero también hay pruebas concluyentes de que, cuando la memoria de una persona
deja de ejercitarse porque para ello cuenta con el archivo infinito que pone a su alcance un
ordenador, se entumece y debilita como los músculos que dejan de usarse.
No es verdad que el Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio que pasa a ser una
prolongación de nuestro propio cuerpo, de nuestro propio cerebro, el que, también, de una manera
discreta, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema de informarse y de pensar, renunciando
poco a poco a las funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él. No es una
metáfora poética decir que la «inteligencia artificial» que está a su servicio soborna y sensualiza a
nuestros órganos pensantes, los que se van volviendo, de manera paulatina, dependientes de
aquellas herramientas, y, por fin, sus esclavos. ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si
toda ella está almacenada en algo que un programador de sistemas ha llamado «la mejor y más
grande biblioteca del mundo»? ¿Y para qué aguzar la atención si pulsando las teclas adecuadas
los recuerdos que necesito vienen a mí, resucitados por esas diligentes máquinas?

No es extraño, por eso, que algunos fanáticos de la Web, como el profesor Joe O’Shea, filósofo de
la Universidad de Florida, afirmen: «Sentarse y leer un libro de cabo a rabo no tiene sentido. No
es un buen uso de mi tiempo, ya que puedo tener toda la información que quiera con mayor rapidez
a través de la Web. Cuando uno se vuelve un cazador experimentado en Internet, los libros son
superfluos». Lo atroz de esta frase no es la afirmación final, sino que el filósofo de marras crea que
uno lee libros sólo para «informarse». Es uno de los estragos que puede causar la adicción
frenética a la pantallita. De ahí, la patética confesión de la doctora Katherine Hayles, profesora de
Literatura de la Universidad de Duke: «Ya no puedo conseguir que mis alumnos lean libros
enteros».

Esos alumnos no tienen la culpa de ser ahora incapaces de leer La guerra y la paz o el Quijote.
Acostumbrados a picotear información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer
prolongados esfuerzos de concentración, han ido perdiendo el hábito y hasta la facultad de
hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese mariposeo cognitivo a que los
acostumbra la Red, con sus infinitas conexiones y saltos hacia añadidos y complementos, de modo
que han quedado en cierta forma vacunados contra el tipo de atención, reflexión, paciencia y
prolongado abandono a aquello que se lee, y que es la única manera de leer, gozando, la gran
literatura. Pero no creo que sea sólo la literatura a la que el Internet vuelve superflua: toda obra
de creación gratuita, no subordinada a la utilización pragmática, queda fuera del tipo de
conocimiento y cultura que propicia la Web. Sin duda que ésta almacenará con facilidad a Proust,
Homero, Popper y Platón, pero difícilmente sus obras tendrán muchos lectores. ¿Para qué tomarse
el trabajo de leerlas si en Google puedo encontrar síntesis sencillas, claras y amenas de lo que
inventaron en esos farragosos librotes que leían los lectores prehistóricos?

La revolución de la información está lejos de haber concluido. Por el contrario, en este dominio
cada día surgen nuevas posibilidades, logros, y lo imposible retrocede velozmente. ¿Debemos
alegrarnos? Si el género de cultura que está reemplazando a la antigua nos parece un progreso,
sin duda sí. Pero debemos inquietarnos si ese progreso significa aquello que un erudito estudioso
de los efectos del Internet en nuestro cerebro y en nuestras costumbres, Van Nimwegen, dedujo
luego de uno de sus experimentos: que confiar a los ordenadores la solución de todos los
problemas cognitivos reduce «la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras
estables de conocimientos».

En otras palabras: cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos.

Tal vez haya exageraciones en el libro de Nicholas Carr, como ocurre siempre con los argumentos
que defienden tesis controvertidas. Yo carezco de los conocimientos neurológicos y de informática
para juzgar hasta qué punto son confiables las pruebas y experimentos científicos que describe en
su libro. Pero éste me da la impresión de ser riguroso y sensato, un llamado de atención que —
para qué engañarnos— no será escuchado. Lo que significa, si él tiene razón, que la robotización
de una humanidad organizada en función de la «inteligencia artificial» es imparable. A menos,
claro, que un cataclismo nuclear, por obra de un accidente o una acción terrorista, nos regrese a
las cavernas. Habría que empezar de nuevo, entonces, y a ver si esta segunda vez lo hacemos
mejor.El País, Madrid, 31 de julio de 2011

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