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LA MISTERIOSA RELACIÓN ENTRE LA GLÁNDULA PINEAL, EL DMT Y LOS 49 DÍAS DE LA REENCARNACIÓN

DEL ALMA

por Teresa

ayer

LA MISTERIOSA RELACIÓN ENTRE LA GLÁNDULA PINEAL, EL DMT Y LOS 49 DÍAS DE LA REENCARNACIÓN


DEL ALMA

UNO DE LOS MÁS GRANDES MISTERIOS ESOTÉRICOS SE CENTRA EN LA GLÁNDULA PINEAL, "EL ASIENTO
DEL ALMA" SEGÚN DESCARTES, EL TERCER OJO DE LAS TRADICIONES ORIENTALES, LA GLÁNDULA QUE
SECRETA DMT Y LA CUAL PARECE EXHIBIR UNA EXTRAÑA CONEXIÓN CON LOS PROCESOS DE MUERTE Y
REENCARNACIÓN

La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es único, todo tu cuerpo estará lleno de luz.

Mateo 6:22

We are led to believe a lie, when we see not through the Eye.

William Blake

Los fuegos siempre están jugando alrededor de la glándula pineal pero cuando el kundalini los ilumina,
por un breve momento el universo entero se hace visible.

Madam Blavatsky

Desde la antigüedad la glándula pineal ha sido objeto de la más alta especulación metafísica.
Considerada como un tercer ojo o un misterioso ojo espiritual, es uno de los centros anatómicos
principales a los que se dirigen el yoga tántrico y otras disciplinas místicas en el afán de abrir o activar
una percepción sutil y, al provocar un estado de expansión de conciencia, unir al practicante con la
divinidad o los principios universales. "En el esoterismo la glándula pineal es el vínculo entre los estados
objetivos y subjetivos de conciencia o, en términos exotéricos, entre los mundos visbles e invisibles de la
naturaleza", dice Manly P. Hall (Man: Grand Symbol of the Mysteries).

Esta especulación (que en las tradiciones ocultas seguramente es acompañada de una serie de
experimentos de anatomía teúrgica) ha sido revivida en la actualidad con el descubrimiento de que la
glándula pineal secreta DMT (un poderoso enteógeno endógeno) y una misteriosa coincidencia
encontrada por el doctor Rick Strassman: esta glándula se forma a partir de la séptima semana dentro
del feto (el mismo momento en el que se identifica el sexo); son también exactamente 7 semanas o 49
días los que se dice que tarda un ser humano en reencarnar según el Libro tibetano de los muertos
(Bardo Thödol), la gran autoridad en escatología que tiene el budismo. En este artículo intentaremos
conectar la concepción antigua de la glándula pineal como una puerta espiritual y un órgano de
percepción metafísica con los hallazgos y algunas de las hipótesis más radicales de Strassman. Para
hacer esto primero sentaremos un contexto científico, histórico y simbólico de la glándula pineal.

Empotrada en el centro del cerebro, con forma de cono de pino, este pequeño órgano del sistema
endócrino es responsable de producir melatonina a partir de la serotonina y dimetiltriptamina (DMT),
una sustancia psicodélica endógena que está presente en pequeñas cantidades en buena parte de las
especies del planeta (que tiene un precursor, como la serotonina, en el aminoácido triptofano), entre
otras hormonas que emulan neurotransmisores. Su estructura, conformada por células muy similares a
las de la retina, es considerada vestigio de un tercer ojo primitivo y en algunos reptiles este "ojo
parietal" sigue funcionando como fotorreceptor.

Estudios muestran que la glándula pineal es especialmente sensible a los campos magnéticos y su
secreción de diferentes hormonas es mediada por la luz o la oscuridad a la cual es expuesta --la
serotonina se incrementa con la luz y la melatonina necesita de la oscuridad (Strassman teoriza que el
DMT podría ser generado naturalmente si se pasa mucho tiempo sin exponerse a la luz).

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Alrededor de 1630, René Descartes escribió su famosa hipótesis sobre la glándula pineal como el
"asiento del alma". El padre del racionalismo explica: "este peculiar lugar de la residencia del alma es el
Conarium, o Glandula Pinealis, un cierto núcleo que semeja un cono de pino, ubicado entre los
ventrículos del cerebro", y dice que la razón por la cual este es el asiento del alma es "porque esta parte
del cerebro es singular y sólo una".

Añade el filósofo francés que los más inteligentes no son los que tienen una glándula pineal más grande
sino una más móvil, en esto coincidiendo con la versión ocultista que sugiere que la glándula pineal se
activa por el movimiento --una especie zumbido-- de la energía que es representada por la serpiente
kundalini. Pese a que para algunos la idea de Descartes parece tener una extraña claridad intuitiva, en su
época y posteriormente esta conjetura le ha ganado el escarnio de sus colegas.

Manly P. Hall en Man: Grand Symbol of the Mysteries nos dice que la glándula pineal corresponde a la
sefirá de Kether, la corona, la unidad divina que contiene a todas las cosas, y es El Ojo que Todo lo Ve de
los masones, el Ojo de la Providencia, el Ojo Único de las escrituras [Mateo 6:22] y también el Ojo de
Horus y el Ojo del Cíclope (los titanes griegos que evocan un estado primigenio o de una humanidad
previa, que supuestamente tenía acceso a una percepción directa del cosmos como realidad interna).

Según el egiptólogo E. A. Wallis Budge, en algunos papiros se muestra a la persona fallecida con un cono
de pino adherido a la corona de su cabeza al entrar a la sala del juicio de Osiris. En los misterios griegos a
veces se llevaba un bastón simbólico con un cono de pino adherido --el tirso o báculo de Dionisio. Esta
misma investidura ritual se mantiene aún entre algunos líderes de la Iglesia católica (¿el que lleva el
báculo con el cono de pino es el que tiene el ojo interno abierto y por lo tanto puede guiar?) y en la
plaza de San Pedro podemos ver una enorme escultura de una glándula pineal flanqueda por dos pavos
reales (las plumas de los pavos reales están adornadas por patrones similares a ojos, llamados ocelli y
simbolizan también la omnividencia). Manly P. Hall señala que en la iconografía china se pueden
observar plumas de pavo real adheridas a la cabeza de ciertos personajes de la nobleza en la zona que
corresponde a la glándula pineal... todo lo cual puede ser una coincidencia, o uno de los misteriosos
pathosformel que detectó el historiador Aby Warburg y que se repiten transculturalmente como si
hubiera un origen común a toda la simbología.

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Acercándonos más en el tiempo a lo que nos concierne en este caso tenemos el intrigante trabajo del
doctor Rick Strassman, autor del libro The Spirit Molecule, en el que registra los resultados de sus
experimentos administrando DMT a voluntarios en la facultad de medicina de la Universidad de Nuevo
Mexico y sus posteriores hipótesis y especulaciones sobre la función del DMT en el organismo. Una de
las cosas que más ha fascinado a los lectores de este texto es la increíble coincidencia notada por
Strassman entre los 49 días que tarda un individuo en tomar una siguiente vida, según el Libro tibetano
de los muertos, y el momento en el que la estructura pineal se manifiesta en el feto humano, 49 días
después de la concepción. El mismo Strassman explica:

Sugiero que la fuerza vital del individuo entra al cuerpo a través de la pineal 49 días después de la
concepción y se libera a través de la glándula pineal en la muerte. Este período prenatal de 49 días
corresponde a las primeras señales del tejido pineal fetal, la diferenciación de las gónadas en masculino
y femenino y el intervalo de tiempo entre la muerte de un individuo y la reencarnación de su alma según
el budismo tibetano. Sugiero un modelo metafísico en el que los impulsos biológicos, psicológicos y
espirituales existen en una tensión dinámica con esta glándula espiritual.

Desde la publicación de su libro Strassman había teorizado que la glándula pineal era responsable de
producir DMT, la molécula psicodélica que había sido detectada en el organismo humano. Años después
de la publicación se confirmó que, al menos en el caso de los ratones, la glándula pineal en efecto
produce DMT, Strassman además cree que el DMT podría estar correlacionado con el componente
visual de los sueños y con las visiones reportadas en las experiencias cercanas a la muerte. Con esto
Strassman empieza a trazar una especie de doble umbral entre la vida y la muerte localizado en la
glándula pineal: lo que de un lado es una urna acaba siendo una cuna en otro lugar y viceversa. En su
libro The Spirit Molecule intenta interpretar esta misteriosa coincidencia, la cual lo lleva de la ciencia
hacia la especulación metafísica:

Hay algo que nos 'vivifica' cuando se une al cuerpo. Cuando presente en la materia, se muestra como
movimiento y calor. En el cerebro provee el poder de recibir y transformar en conciencia nuestros
pensamientos, sensaciones y percepciones...

Lo que propongo es una "doctrina del tiempo pasado". Si los textos budistas y la embriología humana
revelan que diferentes desarrollos requieren 49 días, los eventos pueden estar relacionados.
"Al morir", nos dice Strassman, "parece haber una alteración profunda en la conciencia que se desliga de
su identificación con el cuerpo. El DMT pineal hace disponibles esos contenidos particulares no
corporalizados de la conciencia... es probable que la pineal sea el órgano más activo al momento de la
muerte". Strassman especula que en los 49 días después de la muerte "las experiencias acumuladas,
memorias, hábitos, tendencias, sensaciones" son procesados, eliminados o integrados y lo que queda es
luego asimilado a la siguiente vida "por resonancia, o vibración simpática de campos similares" (esto es
lo que en el budismo se conoce como losskandhas o agregados). El cuerpo está listo para recibir ese
material psíquico una vez que es capaz de sintetizar DMT, cuando "la glándula pineal puede actuar como
una antena o un pararrayos del alma".

En el caso del budismo tibetano son 49 días también los que se suele mantener el luto, el cual consiste,
entre otras cosas, en rezarle a los muertos oraciones y mantras del Libro tibetano de los muertos, bajo la
creencia de que el compuesto psíquico de la persona fallecida vaga por el mundo intermedio (el bardo)
en búsqueda de la liberación que encuentra su vehículo en la Luz Clara (ösel), una luz que es la
conciencia misma. Se cree que las oraciones pueden servirle como una guía para unirse con esta luz que
es la realidad más allá de la ilusión del samsara o el ciclo de muerte y renacimiento. Hay que mencionar
(y precisarle a Strassman) que para el budismo lo que "reencarna" no es un alma como la conocemos en
la teología cristiana, por ejemplo, sino un componente psíquico o un agregado de la mente, que existe
solamente hasta que sus acciones o karmas hayan cumplido con su cadena de causas y efectos.

René Guénon incluso sugiere que la idea de la reencarnación es una invención moderna y que lo que
predican las religiones orientales es solamente la transmigración, es decir una continuidad de la mente
(o del alma en el caso del hinduismo) pero en otros mundos y planos de existencia.

El viaje por el bardo consta de siete niveles, los cuales duran cada uno 7 días y en los cuales el individuo
se ve enfrentado a diferentes estratos de visiones, algunas más terroríficas que otras (suelen aparecer
las iracundas deidades tántricas en una región similar a lo que en otras tradiciones se conoce como el
astral o el mundo del deseo). Se dice que si el individuo es capaz de distinguir estas visiones como meras
proyecciones de su mente o reflejos de sus actos y pensamientos pasados, entonces ocurre una
purificación y puede alcanzar la liberación.

Si esto no se logra, entonces, el Bardo Thödol narra una inquietante secuencia en la que la atención del
individuo, que vaga en un caliginoso mundo de espectros y deseos, es atrapada por una imagen
irresistible y abominable: una pareja que tiene sexo. El individuo se identifica con esta cópula
interdimensional y se echa a andar el proceso de renacimiento en el rayo de la inseminación (¿de los dos
lados, en la muerte y en la vida, una luz avanza en un túnel?).

Los tibetanos no son los únicos que tienen este conocimiento tradicional, en Occidente encontramos
una extraña mención de esta creencia. En un pequeño texto de la época del Renacimiento, incluido en la
edición de Angela Voss de las obras astrológicas de Marsilio Ficino, el gran platonista florentino señala
que uno de los momentos definitivos de la concentración psíquica de los individuos es aquel en el que
"por primera vez el feto es imbuido con la vida.
Dicen que esto sucede en el segundo mes, cuando Júpiter actúa poderosamente. No queda claro si la
vida entra la primera mitad de este mes o en el día 49 después de la concepción; la naturaleza
usualmente emplea procesos septenarios en los asuntos humanos". Esto es una creencia numerológica
ligada a los siete aspectos del alma, según se explica en la astrología hermética, equivalente a los siete
planetas del sistema astrológico antiguo y los 7 días de la Creación, así como varios otros septenarios
que parecen ser reflejos de los siete poderes creativos y de una especie de código creativo que permea
el cosmos.

Siguiendo con la lista de ominosas coincidencias, en el taoísmo se explica que la menopausia llega a los
49 años. Se tiene también en esta religión la creencia de que la esencia vital --cuyo origen se cree que es
divino-- se pierde a través del sangrado excesivo, por lo cual la mujer debe controlar su menstruación, si
bien nunca erradicarla del todo, ya que en ella, como en el semen en el caso del hombre, está la
sustancia esencial (Jing) que puede transformarse en espíritu (Shen).

Tenemos también el caso de la religión judía en la que el 49 tiene un significado especial. La fiesta de
Shavuot, una de las más importantes del calendario religioso judío, se celebra 49 días después de la
fiesta de Pésaj (la celebración de la liberación de Egipto). "Shavuot" significa "semanas", esto es las 7
semanas que se debe hacer "la cuenta del Omer" (Omer es una unidad de medida de cebada y también
la ofrenda que se llevaba al templo de Jerusalén). En esta fecha (Pentecostés en griego; 50 días) se
celebra la entrega de la Torá de Dios a Moisés en el monte Sinaí. Esto es el momento que culmina la
liberación de la esclavitud y el cumplimiento del destino, ya que se dice que el pueblo judío fue elegido
para recibir la Ley.

Los 49 días, según enseña el aspecto místico de la religión judía, son contados cada uno como una
puerta o un escalón hacia el conocimiento; en cada uno de ellos se debe meditar y purificar la mente
para en el día 50 entrar en el conocimiento de la deidad. Es en alusión a esto que Roberto Calasso tituló
uno de sus libros de ensayo Los 49 escalones (un guiño probablemente a los estudios cabalísticos de
Walter Benjamin).

Esos 49 escalones o 49 días son el intervalo que debe recorrerse para la unión con la divinidad. Algo que
se vuelve a revelar por el hecho de que entre las diferentes vías para subir el árbol de las sefirot se
puede tomar un camino de 49 escalones por la columna central de Malkhut, Yesod y Tiferet, y así
acceder en el cincuentavo escalón de Daat a las tres sefirot superiores. Las siete sefirot inferiores son
equivalentes a los 7 días de la Creación y los tres superiores al conocimiento de la divinidad más allá del
mundo manifiesto.

Para aquellos interesados en la numerología y en la gematría, los referimos a un fascinante análisis


computacional que ha encontrado un código en algunos pasajes de los cinco primeros libros de la Biblia.
A intervalos de 49 letras después de la aparición de la primera letra hebrea del nombre "Torá" se
encuentran letras que deletrean sucesivamente la palabra "Torá", el libro de la Ley, en lo que podemos
ver una especie de fractal lingüístico, un guiño de un libro dentro de un libro.

Podemos especular que de alguna manera estos 49 escalones son una multiplicación (7x7) de la escalera
del sueño de Jacob (que aparece en capítulo 28 del Génesis), la cual une al cielo con la tierra, y la cual a
veces es representada con siete escalones. Es probable que tengamos aquí una fórmula cabalística con
el 7 que requiere de una elucidación esotérica más profunda. Por otro lado, la teosofía, en su esquema
de la evolución, considera que hay siete razas raíz o siete humanidades y cada una de ellas se divide en
siete épocas. Cotejando todo con esto con la investigación de Strassman, pareciera que existe una
analogía entre el proceso creativo macrocósmico y el proceso embrionario microcósmico. Un poder del
7 que se repite en el espacio cósmico como en el espacio celular. El gran misterio del universo, según el
físico John Archibald Wheeler , es cómo de un aparente caos azaroso emergieron leyes físicas tan
perfectas, las cuales podemos conocer a través de las matemáticas. Podría ser que el 7 es de alguna
manera parte esencial del desenvolvimiento de este patrón inmenso que llamamos universo.

Claro que siempre cabe la posibilidad del error humano y el exceso de proyección de la mente hacia la
naturaleza y tal vez Strassman y nosotros aquí estemos conectando demasiados puntos en el cielo con el
cerebro, creando una nueva constelación de un animal espiritual donde no hay más que astros
inconexos, cielo vacío y procesos químicos ciegos.

En la siguiente parte de este ensayo exploraremos los aspectos más esotéricos relacionados con la
glándula pineal, las visiones de los profetas bíblicos y algunas técnicas ocultistas para activar este centro
de percepción espiritual. Como anticipo mencionaremos aquí brevementeel trabajo del "rabino
psicodélico" Joel Bakst (y aquí es donde las cosas realmente se ponen esotéricas y quizás un tanto
desaforadas). Bakst leyó el libro de Strassman y conectó sus hallazgos con su conocimiento de la cábala,
avanzando la tesis de que la visión de Jacob, en la que sostiene haber visto "cara a cara a Dios" y la cual
ocurre en un lugar llamado "Peniel" (lugar donde se construiría luego el Templo de Jerusalén), es en
realidad una alusión a la activación de la glándula pineal, la cual sería la mítica Ciudad de Luz que
aparece en la Biblia.

Asimismo, Bakst sugiere que el DMT es el vehículo material del arcángel Metatrón, quien es el "sistema
nervioso de Dios", esto bajo la concepción de que el cosmos es la anatomía misma de la deidad y que el
cuerpo humano es un pequeño universo o una imagen de Dios. Lo anterior sugiere que algunos de los
episodios crípticos que encontramos en los textos sagrados tienen correspondencias puntuales con
procesos de yoga o alquimia dentro del cuerpo humano.

En la siguiente entrega exploraremos más a fondo estas hipótesis que podrían sonar un tanto
descabelladas en principio, pero que ciertamente tienen un aire poético; y se entiende la licencia bajo el
deseo de aproximarse a esta región numinosa, ya que este caso que congrega a la glándula pineal, la
activación del kundalini, el DMT y las puertas espirituales en el cuerpo humano es uno de los grandes
misterios esotéricos de todos los tiempos.

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