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Historia: El Herrero, La Espada y el Acero

(Sant 1:2-4) " Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse
con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la
constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les
falte nada."
Tenía la intensión de hablar de un tema más que les ayude a comprender más de mi fe, pero hoy es uno de
esos días en lo que esa fe es puesta a prueba al máximo. ¿Saben algo? yo creo que cuando Dios te ve lleno de
confianza, de tranquilidad, de paz y cuando todo parece ir bien el decide poner una prueba para revisar si eso
que muestras es real, te pone a prueba para revisar el estado de tu fe.
El herrero, la espada y el acero
Existió un herrero que vivió una juventud llena de excesos (como muchos de nosotros) y un día se arrepintió y
recibió a Jesucristo, entregó totalmente su vida a Dios, trabajando con dedicación y haciendo todo su mejor
esfuerzo y con gran amor. Pero a pesar de todo esto, las cosas no parecían ir bien en su vida, por el contrario,
sus problemas parecían aumentar. Algún día lo visito uno de sus amigos quien al ver todo lo que sucedía le
dijo que le parecía muy extraño que justamente después de haber decidido volverse un hombre temeroso de
Dios, su vida estuviera empeorando. le dijo: No deseo debilitar tu fe, pero a pesar de tus creencias en el
mundo espiritual, nada ha mejorado.
El herrero no respondió enseguida. Esa misma conclusión la había pensado muchas veces sin entender lo que
sucedía en su vida. Sin embargo, no quería dejar a su amigo sin respuesta, comenzó a hablar y encontró la
explicación que buscaba.
A veces el acero que llega a mis manos no logra soportar este tratamiento, dijo. El calor, los martillazos y el
agua fría terminan llenándolo de rajaduras. En ese momento me doy cuenta que jamás se transformará en
una buena hoja de espada. Entonces simplemente lo tiro al montón de fierros que ves en la entrada del taller.
Se que Dios me hace pasar por el fuego de las aflicciones. Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces
me siento tan frío e insensible como cuando el agua hace sufrir al acero. Pero la única cosa que pienso es: Dios
mío, no desistas, hasta que consigas darme esa forma ya provista para mí en Cristo.
Inténtalo de todas las maneras que te parezca mejor, por el tiempo que quieras, pero nunca me pongas en el
montón de fierros viejos de las almas. Para que un día yo también pueda decir: He peleado la buena batalla,
he acabado la carrera, he guardado la fe.
Yo tengo la plena seguridad de que Dios quiere hacerme una mejor persona cada día y usara todas sus
herramientas para forjarme como se hacen las mejores espadas. si hoy ante la prueba de fuego dejara mi fe
fallar tal vez resultaría en el montón de fierros desechados.
2 Timoteo 4:7
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Dios los bendiga grandemente. 

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