Los gráficos de control sirven para poder analizar el
comportamiento de diferentes procesos y poder prever posibles fallos de producción mediante métodos estadísticos.
Se utilizan en la mayoría de los procesos industriales.
Los gráficos de control tienen su origen final en la década de
1920. Entonces, Walter A. Shewhart analizó numerosos procesos de fabricación concluyendo que todos prestaban variación. Encontró que estas variaciones son de dos clases: una aleatoria entendiendo por ella que su causa era insignificante o desconocida. Otra, imputable (también llamada asignable), cuyas causas podrían ser descubiertas y eliminadas tras un correcto diagnóstico.
La variación de una determinada característica de calidad se
cuantifica realizando un muestreo de las salidas del proceso y estimando los parámetros de su distribución estadística. Shewhart inició así el moderno control de calidad, fundamentado en el control estadístico del proceso y rebasado al clásico control de calidad, limitado a la inspección final del producto.
Un gráfico de control está compuesto por:
1. una línea de centro que se corresponde con el valor objetivo m,
2. de dos líneas rectas a m + / - 3 s repro correspondientes a los límites
de control, 3. de dos líneas rectas a m + / - 2 que corresponden a s repro límites de vigilancia,
4. Resultados de curva individuales obtenidos en los controles.