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Respetado presidente de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (del Departamento

de Oruro), queridos colegas, padres, familiares y amigos que están presentes esta
noche de gran orgullo para nosotros, quiero agradecer a cada uno de ustedes y en
especial a nuestro creador del universo quien hace posible yo pueda dirigirme a
ustedes esta noche.
Quiero comenzar estas palabras haciéndoles una confesión: cuando se me dijo
que tendría la oportunidad de hablar, está noche a todos ustedes, y dar unas
palabras de agradecimiento en nombre de todos los nuevos jurantes, a esta
prestigiosa institución, me sentí tan nervioso y confieso ahora con mucha
ansiedad, ya que no es fácil dar con las palabras que transmitan la emoción que
compartimos en este día, que para mí es algo especial, ya que es un sueño que
de niño me imagina poder lograr y se ha cumplido.
Ser ingeniero, es una profesión muy gratificante y a la vez ingrata, ya que, si
tienes aciertos y das soluciones a problemas en el trabajo cotidiano, eres
considerado como uno de los mejores, pero hay un diminuto milímetro de margen
de error, el cual cualquier humano puede cometer, pero este puede causar
problemas serios y puedes ser tildado de ineficiente, una acción puede borrar
muchos logros, se los digo por experiencia.
Pero esto no es ninguna desmotivación para ustedes, más bien un error, es una
oportunidad que la vida nos da para corregir fallas y lograr la excelencia, Un
excelente profesional no es aquel que nunca se ha equivocado, un excelente
profesional es mas bien quien de sus errores a aprendido y se ha levantado como
los guerreros que somos para seguir luchando, con el objetivo siempre claro, el de
dar soluciones con ingenio en cualquiera de nuestras ramas queridos colegas.
Como la palabra Ingeniero claramente nos dice que somos portadores de ingenio,
y esa agudeza, tenemos que demostrarla día a día, hasta el fin de nuestros días,
haciendo que nuestra patria se engrandezca, y se sienta orgullosa de nosotros,
nosotros que edificamos un futuro mejor para futuras generaciones.
También en esta oportunidad quiero tomarme la libertad de recomendar a mis
colegas, nunca caer en manos de la corrupción, ser ingenieros probos y orgullosos
de nosotros mismos, para que nadie en un futuro, nos señale con el dedo, más
bien nos recuerden como Ingenieros decorosos dentro y fuera de nuestro país y
de igual manera dentro de esta prestigiosa institución.
Para finalizar quiero decirles que:
El bienestar del mundo depende en gran medida del trabajo del ingeniero.
Hay un gran futuro y un alcance ilimitado para la profesión; en todos los
países se necesitan y se necesitarán nuevas obras de todo tipo, y para un
joven con imaginación y agudeza no puedo concebir una profesión más
atractiva. La imaginación es necesaria tanto como los conocimientos
científicos.

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