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Última revisión
28/03/2021.
Tema04. Climas y zonas bioclimáticas. El tiempo y el clima como condicionantes de las
actividades humanas.

INTRODUCCIÓN
El tiempo y el clima son importantes condicionantes de muchas de las actividades humanas sobre el
planeta, tales como la agricultura, la ganadería, el ocio, etc. El ser humano se adapta al tiempo y al clima
y aprovecha sus posibilidades, pero también los altera y modifica. La diversidad climática del planeta es
muy amplia y viene condicionada por una serie de factores y elementos que estudiaremos en este tema.
Veremos las grandes zonas bioclimáticas del planeta, los problemas que se plantean a la hora de
establecer una clasificación adecuada y cómo la diversidad condiciona la actividad y la vida de los seres
humanos; teniendo presente, a su vez, la cara opuesta: nuestra influencia sobre el medio y nuestra
responsabilidad en su conservación.

El desarrollo de este tema seguirá el siguiente esquema:

1. El estudio del tiempo y del clima


2. Principales factores y elementos climáticos
2.1. Factores que determinan el clima
2.2. La circulación general atmosférica
2.3. Elementos climáticos
3. Tipos de clima y modelos de análisis e interpretación climática
3.1. Problemas de una clasificación climática. Principales modelos
3.2. Clasificación climática de Köppen
4. Zonas bioclimáticas del planeta
4.1. Criterios de zonación
4.2. Bioclimas forestales
4.3. Bioclimas no forestales
4.4. Bioclimas no zonales
5. El clima como condicionante de la acción humana: efectos del clima en la actividad del ser humano
5.1. La adaptación del ser humano al clima
5.2. Alteraciones del tiempo y del clima

De acuerdo con el Real Decreto 1105/2014, que establece el currículo en la Educación Secundaria
Obligatoria y en el Bachillerato, este tema contribuye al desarrollo de las asignaturas de Geografía en 2º
de Bachillerato y de Geografía e Historia en primer ciclo de ESO. La asignatura de Geografía del primer
curso de la ESO abarca los contenidos relacionados con el clima y las zonas bioclimáticas del planeta, con
especial atención a las condiciones climáticas europeas y españolas. En el caso de Bachillerato la Geografía
se adentra en el conocimiento de la diversidad climática española, sus características y los tipos de tiempo
atmosféricos dominantes sobre el territorio peninsular y los archipiélagos. Para trabajar todas estas
cuestiones en el aula se podrá acudir a la identificación y comparación de mapas temáticos sobre
climatología y meteorología, al análisis de climogramas y a todas aquellas actividades que permitan al
alumnado profundizar en la diversidad climática de nuestro planeta. A partir de aquí se podrán establecer
relaciones con otros contenidos curriculares vinculados al medio físico (hidrografía, relieve, vegetación) o
a las actividades humanas para consolidar la formación del alumno en torno a la disciplina geográfica.

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Tema04. Climas y zonas bioclimáticas. El tiempo y el clima como condicionantes de las
actividades humanas.

1. EL ESTUDIO DEL TIEMPO Y DEL CLIMA

Una distinción básica que debemos establecer desde un primer momento es la de clima y tiempo, dado
que es relativamente frecuente la confusión entre climatología y meteorología. Entendemos por tiempo
el conjunto de condiciones atmosféricas que concurren en un lugar y momento determinados, referido a
diversos elementos climáticos (temperatura, precipitaciones, etc.) (Aguilera et al. 2016). Por otro lado,
definimos clima como el comportamiento de la atmósfera en periodos de tiempo relativamente largos y
que se repiten de forma cíclica –en su estudio, se considera un periodo no inferior a 30 años–. La
climatología es la ciencia que se encarga de estudiar el clima, mientras que el tiempo lo estudia la
meteorología.

El tiempo y el clima son dos claros factores que condicionan la actividad del ser humano. Por ese motivo,
este se ha preocupado, desde la Antigüedad, por conocer e intentar predecir sus alteraciones. Se podría
considerar, como punto de inicio, la obra Meteorología –que escribió Aristóteles hacia el año 350 a. C. y
que dio nombre a la disciplina–. Muchos fueron los filósofos y astrónomos que se interesaron por estas
cuestiones. Sin embargo, la verdadera necesidad de un conocimiento profundo del clima y del tiempo
surgió durante el siglo XV, con motivo de las grandes exploraciones marítimas de españoles y portugueses.
De sobra conocida es la importancia que jugó el conocimiento de los vientos alisios en el descubrimiento
de América o en las rutas de Vasco de Gama (1469-1524). En 1606, Galileo Galilei (1564-1642) inventó el
primer termómetro; tan solo unos años después, en 1643, Evangelista Torricelli (1608-1647), el
barómetro. En 1667, Robert Hooke (1635-1703) construyó el primer anemómetro, y un poco más tarde,
en 1714, Daniel Fahrenheit (1686-1736) desarrolló el termómetro de mercurio. Todos estos avances
sentaron las bases para la constitución de la disciplina como ciencia, con un método de estudio propio y
científico basado en la observación sistematizada de las variantes de presión, temperatura, humedad,
dirección e intensidad del viento y estado del cielo. Gracias a ello se pudieron realizar los primeros
pronósticos meteorológicos. La revolución tecnológica, la irrupción masiva de computadoras, el
lanzamiento de los primeros satélites y la llegada de la era digital han revolucionado y acelerado de forma
vertiginosa tanto la meteorología como la climatología, y, hoy, nuestro conocimiento del tiempo y del
clima nos permite hacer predicciones a largo plazo, estudiar fenómenos como El Niño (calentamiento del
Pacífico oriental ecuatorial) y analizar las causas y consecuencias del cambio climático, entre otros (López
et al., 2015).

2. PRINCIPALES FACTORES Y ELEMENTOS CLIMÁTICOS

El tiempo y el clima vienen determinados por una serie de factores y elementos que analizaremos a
continuación.

2.1. FACTORES QUE DETERMINAN EL CLIMA

Los factores que determinan los distintos tipos de climas sobre la superficie terrestre pueden ser de tipo
astronómico, geográfico o termodinámico.

 Factores astronómicos

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 La latitud, definida como la distancia de un punto geográfico con respecto al Ecuador que determina
la cantidad de radiación solar que recibe un espacio geográfico, es el principal factor astronómico. Los
rayos solares calientan el suelo, que a su vez calienta las capas de aire que están en contacto con él,
lo que se convierte en un factor de la circulación general atmosférica. En general, el calor recibido por
una zona del planeta es directamente proporcional al grado de inclinación de los rayos solares con
respecto al suelo.

 El movimiento traslación –en que la Tierra gira alrededor del sol, en un plano inclinado provoca que,
cada seis meses (solsticios de verano y de invierno), se inviertan los hemisferios respecto del grado de
inclinación, lo que provoca la variación estacional.

 Factores geográficos

 La influencia marítima u oceanidad es la capacidad de los mares de actuar como termostatos


climáticos; este potencial deriva de las propiedades físicas del agua, que tarda en enfriarse y
calentarse cinco veces más que la tierra. En invierno, las zonas cercanas al mar se benefician de sus
temperaturas más elevadas, y en verano, de sus temperaturas más bajas, en comparación con las
zonas de interior. Además, los mares y los océanos generan vapor de agua, lo que favorece las
precipitaciones; y la diferencia de temperatura entre el mar y el interior continental provoca brisas en
la costa, que atenúan también las temperaturas de las regiones costeras.

 La continentalidad es el fenómeno contrario a la oceanidad; cuanto más alejado de la costa esté un


punto geográfico mayor será su amplitud térmica –diferencia entre la temperatura máxima y la
temperatura mínima– y menores precipitaciones recibirá. En general, se considera que una amplitud
térmica es baja cuando es inferior a 10 °C, moderada entre 10 °C y 20 °C y alta cuando es superior a
20 °C.

 El relieve, en su doble vertiente de altitud media elevada y disposición, es otro de los factores
geográficos del clima, y su potencial le viene dado, fundamentalmente, por el gradiente térmico –
descenso de la temperatura 0,6 °C cada 100 m de altitud–. Cuando las masas de aire chocan con una
cordillera, se elevan y se enfrían, provocando lluvias; después, al descender por la otra ladera de la
montaña, el aire, ya seco, se calienta: a este fenómeno se le conoce como efecto foehn. Por otro lado,
el relieve obstaculiza la entrada de masas de aire hacia el interior, lo que conduce a la escasez de
precipitaciones en el lado de sotavento.

 Factores termodinámicos

Son los causantes de la circulación de las masas de aire de distinto tipo, que generan estabilidad o
inestabilidad atmosférica y que determinan los tipos de tiempo. La circulación general de la atmósfera –
que afecta directamente a nuestros climas– se da fundamentalmente en la capa de la atmósfera más
próxima a la superficie de la tierra (troposfera) y su misión es la de equilibrar las diferencias de
temperatura, humedad y presión tanto en la superficie como en altura. Entre sus componentes están:

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 Las masas de aire son volúmenes de aire que han adquirido unas propiedades de temperatura y
humedad homogéneas en horizontal, pero diferentes en altura. Según su origen, pueden ser:
ecuatoriales; tropicales; polares y árticas; continentales o marítimas.

 Los frentes son superficies de discontinuidad que separan masas de aire de diferente naturaleza. La
masa de aire fría penetra en cuña por debajo de la cálida, que se eleva por encima de la primera. Así,
por ejemplo, la formación del frente polar –responsable de la pluviosidad de la zona templada– se
debe al contacto de las masas de aire polar marítimo con las masas de aire tropicales marítimas.

 Los centros de acción son células alrededor de las cuales se concentran las masas de aire. Pueden ser
anticiclones (centros de altas presiones por encima de 1013 mb, que giran en sentido horario en el
hemisferio norte), y ciclones o borrascas (centros de bajas presiones, que giran en el hemisferio norte
en sentido antihorario).

 La jet stream o corriente en chorro es un vórtice circumpolar que forma un flujo de vientos con
velocidades de entre 100 y 300 km/h, en una franja entre los 5000 y 10000 m de altitud, con una
dirección de oeste a este, en el hemisferio norte, y a una latitud entre 40° y 60°. Su camino describe,
normalmente, una forma serpenteante –más septentrional en verano y más meridional en invierno–;
en primavera y otoño pierde velocidad y sufre mayores ondulaciones, pudiendo dar lugar a un
embolsamiento que genera una depresión aislada en niveles altos (DANA), conocida comúnmente
como gota fría.

2.2. CIRCULACIÓN GENERAL ATMOSFÉRICA

Los factores termodinámicos –masas de aire, frentes, centros de acción y corriente en chorro–
constituyen la circulación general atmosférica, que se produce por efecto de la radiación solar, que, al
calentar el aire, lo eleva e inicia su movimiento. Generalmente, el aire se desplaza desde las zonas de altas
presiones a las zonas de bajas presiones, generando los vientos –que soplan más fuerte cuanto mayor es
la diferencia de presión–. La fuerza de Coriolis – efecto descrito en 1836 por Gaspard Coriolis (1792-
1843), que se observa en un sistema de referencia en rotación cuando un cuerpo se encuentra en
movimiento respecto de dicho sistema de referencia; en nuestro caso, la rotación terrestre– hace que, a
su vez, estas masas de aire se desplacen a la izquierda o a la derecha, dependiendo de su latitud. Estos
vientos se conforman en lo que conocemos como los cinturones de presión, y son los siguientes:

 Bajas presiones ecuatoriales: entre 0° y 5° de latitud N y S. Es la zona donde chocan los vientos alisios;
los ascensos de aire hacen que esta sea la zona más lluviosa del globo.

 Altas presiones subtropicales: entre 20° y 30° de latitud N y S. El aire frío desciende en altura, lo que
produce un tiempo seco –coincide con las zonas desérticas–; desde aquí se emiten vientos en
superficie hacia el Ecuador y hacia la zona templada. Ambos cinturones de vientos, al
interrelacionarse, constituyen la célula de Hadley.

 Bajas presiones templadas: entre 50° y 60° de latitud N y S. El aire que procede de los polos y de las
zonas tropicales choca, en superficie, en las latitudes medias, el aire cálido se eleva y se desplaza en
altura hacia las altas presiones, formando la célula de Ferrel.

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 Altas presiones polares: entre 70° y 90° de latitud N y S. El aire frío desciende en altura procedente
de la zona templada, mientras que, en superficie, el aire polar se dirige hacia latitudes medias; se
forma la célula polar.

2.3. ELEMENTOS CLIMÁTICOS

Se define como elementos del clima al conjunto de componentes que caracterizan el clima o el tiempo
y que interactúan entre sí en las capas inferiores de la atmósfera (Plans et al., 1993). Estos componentes
o elementos son el resultado de las relaciones que se producen entre los distintos fenómenos físicos que
les dan origen, y que, a su vez, se relacionan con otros elementos climáticos. Son los siguientes:

 La insolación es la cantidad de energía en forma de radiación solar que llega a un lugar de la Tierra en
un día concreto (insolación diurna) o en un año (insolación anual). Como el reparto de la radiación
solar es discontinuo, se originan diferencias de temperatura y presión entre las distintas zonas del
planeta, que son equilibradas mediante la circulación general atmosférica.

 La nubosidad –que se mide en porcentajes de días cubiertos al año y se expresa en octas, u octavos
de la bóveda celeste– actúa, a la vez, como espejo y filtro de la radiación solar, y como pantalla
protectora contra la radiación. Las nubes evitan las oscilaciones bruscas de temperatura, al hacer de
efecto invernadero natural.

 La temperatura indica la cantidad de energía calórica del aire. Las líneas que unen puntos de un mapa
con la misma temperatura se llaman isotermas.

 La humedad del aire es el contenido de vapor de agua de la atmósfera. El vapor procede de la


evaporación de los mares, océanos, lagos, plantas y otros seres vivos. La cantidad de vapor de agua
que puede absorber el aire depende de su temperatura. El aire caliente admite más vapor de agua
que el aire frío, y tiende a elevarse.

 La presión atmosférica se define como el peso de una columna de aire en un punto concreto de la
superficie terrestre. Su unidad de medida se denomina milibar (mb) o hectopascal (hPa). La presión
atmosférica normal, a cero metros sobre el nivel del mar, es de 1013 mb o hPa –que equivalen a
760 mm de Hg–. Cuando la presión atmosférica es superior a 1013 milibares, tenemos una alta presión
o anticiclón; cuando la presión atmosférica es inferior a 1013 milibares, por el contrario, se dirá que
tenemos baja presión, borrasca o ciclón. Como la temperatura y la presión del aire están cambiando
continuamente, no resulta fácil hacer un cálculo exacto de la presión atmosférica sobre un lugar de la
superficie terrestre. Las líneas que unen los puntos de un mapa con la misma presión se llaman
isobaras.

 El viento es el movimiento del aire debido a las diferencias de temperatura y presión de las masas de
aire, o, dicho de otra manera, “la compensación de las diferencias de presión atmosférica entre dos
puntos” (Roth, 2003). Pueden ser de muy diverso tipo, en función de su intensidad y origen; así
encontramos la ráfaga, la brisa, el temporal, la tormenta, el huracán, el tifón, etc.

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 Las precipitaciones se originan cuando una masa de aire húmeda se enfría hasta alcanzar la
temperatura del punto de rocío, por debajo del cual el vapor de agua se condensa y precipita en forma
de lluvia, nieve o granizo. La cantidad de precipitación sobre un punto de la superficie terrestre es
llamada pluviosidad o monto pluviométrico. La precipitación es una parte importante del ciclo
hidrológico de nuestro planeta. Las líneas que unen los puntos de un mapa con las mismas
precipitaciones se llaman isoyetas.

 La evaporación y la aridez son dos elementos climáticos esenciales. La evapotranspiración es la


pérdida de agua por procesos de evaporación y transpiración de la vegetación. Para calcularla hay que
recurrir a medidas como el índice de Patton, establecido para la clasificación climática de Köppen –en
el que E= 20T + 490 -7PPW, siendo E la evapotranspiración, T la temperatura media anual (en °C) y
PPW el porcentaje de precipitación durante el invierno (6 meses, de octubre a marzo, en el hemisferio
norte)–. O aplicar el índice de Gaussen –donde un mes es árido si las precipitaciones son menores a
dos veces la temperatura media mensual, y húmedo en caso contrario–. Para calcular la aridez
también se puede recurrir a los índices de Martonne, de Lang o de Dantín-Revenga, este último para
la península ibérica (Andrades, 2017).

3. TIPOS DE CLIMA Y MODELOS DE ANÁLISIS


E INTERPRETACIÓN CLIMÁTICA

3.1. PROBLEMAS DE UNA CLASIFICACIÓN CLIMÁTICA. PRINCIPALES MODELOS

Existen dos variables fundamentales a la hora de establecer una clasificación climática, las temperaturas
y las precipitaciones, que debemos combinar con la latitud. El problema es que estas dos variables
dependen de muchos otros elementos (relieve, continentalidad, etc.). En climatología, la diversidad de
factores que se combinan para dar lugar a un clima es tan amplia que no resulta posible definir, de forma
objetiva, cada entidad climática. Lo que sí podemos hacer es tratar de individualizar, en base a criterios
homogéneos, los conjuntos climáticos que tienen características similares. El problema reside a la hora
de establecer los principios guía de cada clasificación, ya que pueden llegar a existir tantos sistemas de
clasificación diferentes como criterios utilizados. La solución, por lo tanto, consiste en buscar siempre la
utilidad práctica de cada clasificación –en función de los problemas que se planteen– y combinar todas
ellas, de manera que el resultado sea lo más coherente posible.

Veamos a continuación los distintos tipos de clasificaciones climáticas que existen:

 Clasificaciones biogeográficas. Están basadas en datos biogeográficos y zoográficos. El problema de


estas clasificaciones es que no indican las causas de las diferencias entre zonas, por ese motivo apenas
se usan. Un ejemplo es la clasificación climática de Miller, la de Walter o la más reciente de la UNESCO-
FAO (Andrades, 2017).

 Clasificaciones climáticas propiamente dichas. Están basadas en el análisis de las temperaturas o de


las precipitaciones, o en la combinación de ambos. El sistema Thornwaite, por ejemplo, tiene en
cuenta fundamentalmente las precipitaciones; se fundamenta en el concepto de evapotranspiración
potencial y en el balance de vapor de agua. El sistema de clasificación de Strahler se basa en la
situación de los manantiales de masas de aire, frentes y centros de acción. La clasificación climática

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de Flohn toma como referencia los movimientos de la atmósfera. El sistema Köppen es el más usado
en la actualidad, por lo que le dedicaremos un epígrafe aparte.

 Clasificaciones de la escuela francesa. Esta escuela consideraba al paisaje como el ámbito de estudio
fundamental de la geografía, hasta el punto de establecer una clasificación climática de topónimos:
clima bretón, clima portugués, etc.

 Clasificaciones morfoclimáticas. Se fundamentan en la influencia del clima sobre el modelado del


relieve; sirva de ejemplo la de Tricart y Cailleux.

3.2. CLASIFICACIÓN CLIMÁTICA DE KÖPPEN

Wladimir Peter Köppen (1846-1940), botánico y biólogo ruso de origen alemán, describió, en 1900, su
sistema de clasificación climática –que, posteriormente, entre 1918 y 1936, fue revisada y ampliada por
Thornwaite–. Este se basa en los elementos climáticos de temperatura y precipitación, y, además, se
apoya en la distribución de la vegetación para definir los límites entre los distintos climas. No plantea el
conjunto de condiciones dentro de la dinámica general atmosférica, sino que, simplemente, establece
unos umbrales termopluviométricos para distinguir situaciones climáticas que relaciona con formaciones
vegetales típicas. Köppen utiliza los siguientes niveles de clasificación:

 Primer nivel. Distingue los grandes bioclimas del mundo: bioclima forestal tropical (A), forestal
templado (C) y forestal frío (D); bioclimas no forestales por escasez de agua (B) y por exceso de frío
(E). Los bioclimas tipo A tienen unas temperaturas medias mensuales superiores a 18 °C. En los
bioclimas tipo C, el mes más frío es superior o igual a -3 °C e inferior o igual a 18 °C. En los bioclimas
tipo D, la temperatura del mes más frío es inferior a -3 °C y la del más cálido, igual o superior a 10 °C.
En los bioclimas tipo B, la evaporación supera la precipitación anual (según la fórmula de Patton
anteriormente indicada). En los bioclimas tipo E, la temperatura del mes más cálido es inferior a 10 °C.
Algunos climas no zonales presentan analogías con estos tipos; se los distingue agregándole la letra
H; son de alta montaña.

 Segundo nivel. Depende de las precipitaciones. A los climas tipo A, C y D se les aplica el siguiente
código: f –no existe estación seca, precipitaciones totales abundantes–; w –la estación seca es la fría,
precipitaciones totales moderadas–; s –estación seca en verano, precipitaciones totales moderadas–;
m –monzónico, precipitaciones totales abundantes, pero hay algún mes seco; la precipitación total es
superior a 2500 menos 25 veces la precipitación del mes más seco–. Para el bioclima B, aplicamos el
índice de aridez de Patton: cuando la evapotranspiración es superior a las precipitaciones anuales, es
estepario (S); cuando es superior a dos veces las precipitaciones anuales, es desértico (W).

 Tercer nivel. Depende de las temperaturas. A los climas tipo C y D se les aplica este código: a –
temperatura media del mes más cálido superior a 22 °C–; b –temperatura del mes más cálido por
debajo de los 22 °C, pero hay cuatro meses con temperaturas superiores de 10 °C); c –temperatura
del mes más cálido entre 10 y 22 °C, y menos de cuatro meses con temperaturas superiores a 10 °C–;
d –temperatura del mes más frío es inferior a -38 °C–. En los climas B utiliza la siguiente clasificación:
h –temperatura media anual superior a 18 °C–; y k –temperatura media anual inferior o igual a 18 °C–

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. Para el tipo E, diferenciamos entre T –tundra, temperatura del mes más cálido inferior a 10 °C–; y F
–hielo perpetuo, la temperatura del mes más cálido no supera los 0 °C–.

Aunque el sistema de Köppen ha recibido muchas críticas–sobre todo referidas a la rigidez del
planeamiento cuantitativo y a las dificultades para conocer los climas de transición–, sigue siendo un
método válido de cara a reconocer un clima a través de las temperaturas y las precipitaciones; por ese
motivo, lo tomaremos como referencia de partida en el siguiente apartado, en el que veremos las
principales zonas bioclimáticas del planeta.

4. ZONAS BIOCLIMÁTICAS DEL PLANETA

4.1. CRITERIOS DE ZONACIÓN

A la hora de establecer las zonas bioclimáticas hay que tener en cuenta los siguientes criterios de
zonación y las perturbaciones relacionadas con ellos:

 Zonación astronómica. La zonación astronómica establece tres zonas dependientes de la latitud: zona
fría, que presenta mínimos aportes de radiación solar, se localiza en la región polar y circumpolar;
zona templada, que se localiza en latitudes medias; en ella existen algunas diferencias. La zona
templada, propiamente dicha, es recorrida todos los meses por el frente polar; a la templada cálida
solo le afecta el frente polar una parte del año; y zona cálida, se localiza en latitudes bajas,
comprendida entre los 23° 27´norte y sur (latitud que se corresponde con los trópicos de Cáncer y de
Capricornio, respectivamente); se distingue una zona tropical de altas presiones tropicales y una zona
ecuatorial en torno al Ecuador.

 Perturbaciones causadas por flujos marinos. Las corrientes marinas suponen una perturbación en la
formación de las zonas bioclimáticas. Por un lado, se produce una extensión del clima templado en las
fachadas de los continentes bañadas por corrientes cálidas –algunas de origen tropical empujadas por
vientos del oeste, como el Gulf Stream y la de Kuro Shivo–. Por otra parte, se produce una reducción
de la zona templada en las fachadas de los continentes dominadas por corrientes frías –como la del
Labrador y la de Oya Shivo–.

 Perturbaciones causadas por factores geográficos. Hacen referencia a la orografía y la


continentalidad, las cuales producen cambios a escala regional en temperaturas y precipitaciones.

4.2. BIOCLIMAS FORESTALES

 Bioclimas forestales tropicales (A)

Las condiciones climáticas en estas zonas son muy favorables para la vida, lo que se aprecia en un
desarrollo exuberante de la vegetación y la diversidad. A medida que aumenta la estación seca, la
vegetación se va transformando: de selva densa a selva clara, sabana arbolada, sabana desnuda y,
finalmente, la estepa al borde del desierto. Todos ellos tienen unas temperaturas medias mensuales
superiores a 18 °C y sus precipitaciones anuales son superiores a la evaporación. Distinguimos los
siguientes:

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 Clima ecuatorial (Af): la amplitud térmica es inferior a 5 °C. Las precipitaciones son regulares, sin
estación seca (ningún mes con precipitación por debajo de 60 mm); superan los 1500 mm anuales. La
vegetación está compuesta por la selva ecuatorial, rainforest, evergreen o siempreverde; en ella
puede haber hasta cien especies diferentes por hectárea. El estrato arbóreo ocupa un 70 % del
espacio; también hay hierbas que soportan poca luminosidad (umbrófilas), lianas y epifitos en lucha
constante por la luz (heliófilas). Los suelos son pobres (lateríticos) por el fuerte lavado (lixiviados) y
ferralíticos. Los ríos son caudalosos y regulares. Entre los agentes que determinan este tipo de clima
hay que mencionar el desplazamiento de la ZCIT (zona de bajas presiones intertropicales, donde
chocan los alisios) y la verticalidad de los rayos solares. Es posible ubicarlo en Amazonia, costa del
Golfo de México, Antillas, cubeta del Congo, costa oriental de Madagascar e Indonesia.

 Clima tropical de sabana (Aw): presenta una amplitud térmica en torno a los 10 °C. Las precipitaciones
en este clima se reparten en dos estaciones: seca (algún mes puede registrar menos de 60 mm) y
lluviosa. Según la cantidad de precipitaciones recibida, se establece la siguiente clasificación:
subecuatorial –con tres meses de estación seca, precipitaciones entre 1000-1500 mm–; sudanés (con
seis meses de estación seca, precipitaciones variables de 700 a 1000 mm–; y saheliense –con nueve
meses de estación seca, precipitaciones entre 300 y 700 mm–. De su vegetación destacamos la sabana
tropical y las selvas mixtas con caída de hoja, en la región subecuatorial. En la región sudanesa se
produce una gradación latitudinal de la vegetación, que va desde los bosques mixtos caducifolios,
pasando por sabanas arbóreas, arbustivas y herbáceas, degradándose en función de la disminución
de las precipitaciones; entre todas estas formaciones destacan el bosque galería y la sabana-parque.
El Sahel es la antesala del desierto, de ahí los rasgos xerófilos de la cobertera vegetal: sabanas
espinosas, estepas y, si disminuye la precipitación, encontramos vegetación con cactáceas. Los suelos
son pobres (lateríticos) y sus ríos, irregulares. Como agentes que lo determinan podemos citar la
presencia de masas marítimas en la estación lluviosa, y los alisios cálidos y secos continentales en la
seca. Se localiza entre las selvas ecuatoriales y los desiertos en Sudamérica, parte de América central,
en África (sobre todo África en oriental), Asia meridional y norte de Australia.

 Clima monzónico (Am): la amplitud térmica alcanza en este clima los 10 °C. La precipitación anual total
es superior al resultado de 2500 menos 25 veces la precipitación del mes más seco. Hay estación seca
y húmeda; las lluvias precipitan de forma violenta durante esta última. La vegetación está compuesta
por la jungla, que presenta las mismas características que el bosque umbrófilo, pero con una época
seca, por lo que los árboles llegan a perder la hoja durante este periodo. Los suelos son lateríticos
(pobres) y los ríos, irregulares. Entre los agentes que lo determinan encontramos las ascendencias del
jet stream y la ZCIT, la presencia del Himalaya, los ciclones tropicales, las corrientes marinas cálidas,
las bajas presiones térmicas continentales y las altas presiones oceánicas, que provocan los vientos
monzónicos húmedos. Curiosamente, se sitúa en la misma latitud donde hay zonas áridas en otras
partes del planeta; concretamente, en el Sudeste asiático y en costa occidental del Decán.

 Bioclimas forestales templados (C)

Los bioclimas forestales templados presentan un invierno moderado, en el que el mes más frío es
superior o igual a -3 °C, e inferior o igual a 18 °C. La vegetación está compuesta por plantas mesotérmicas.

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Tema04. Climas y zonas bioclimáticas. El tiempo y el clima como condicionantes de las
actividades humanas.

 Clima chino (Cfa) –subtropical húmedo–: este clima presenta una amplitud térmica aproximada entre
15-20 °C, donde la media del mes más cálido es superior a los 22 °C. Las precipitaciones se reparten a
lo largo de todo el año (aproximadamente, entre 750-1000 mm); son máximas en verano, aunque sin
sequía en invierno. La vegetación es variada, pasando desde las coníferas al bosque subtropical
húmedo, abundante y frondoso, que combina árboles templados caducifolios y especies tropicales –
destaca la laurisilva china–; presenta un sotobosque vigoroso. Los suelos son variados y los ríos,
regulares, pero con crecidas en verano. Los agentes que lo determinan pueden ser las altas presiones
subtropicales, las corrientes cálidas y las bajas presiones térmicas del interior de los continentes. Lo
podemos localizar en China, Japón, Argentina, piedemonte de los Andes, sureste de Australia y sureste
de la costa atlántica de los EE. UU.

 Clima mediterráneo (Csa y Csb) –mediterráneo de veranos frescos–: las temperaturas, con una
amplitud térmica aproximada de 10-15 °C, varían según la clasificación Csa-Csb. Las precipitaciones
son violentas y equinocciales; aproximadamente entre 300-750 mm. El verano es la estación seca. En
cuanto a la vegetación, la sequía estival y las altas temperaturas veraniegas dan lugar al bosque
esclerófilo de perennifolias –encinas y coníferas–, que alternan con especies como los alcornocales,
cuando la pluviometría lo permite; en las zonas de transición aparecen otras especies como el quejigo.
El sotobosque está compuesto por un matorral de maquia sobre suelo silíceo, y de garriga sobre suelo
calizo. Los suelos son diversos y erosionados por la densa ocupación humana; predominan los
litosuelos, rojos y pardos. Los irregulares ríos presentan fuerte estiaje veraniego. Algunas de los
agentes que provocan este clima son la acción ocasional del frente polar, el balanceo estacional de las
altas presiones subtropicales, la invasión de masas de aire frío en invierno, las ondulaciones del jet
stream, la genética del Mediterráneo y la acción de las corrientes frías. Localizamos Csa en la cuenca
del Mediterráneo, y Csb en las fachadas afectadas por las corrientes frías como California, zona media
de Chile, Sudáfrica y suroeste de Australia.

 Clima templado de invierno seco (Cwa) y (Cwb): la amplitud térmica aproximada varía entre 15-20 °C,
y las temperaturas lo hacen en función de su clasificación Cwa-Cwb, siendo la estación seca la fría. Las
precipitaciones se concentran en la estación cálida; aproximadamente, entre 400-1000 mm. La
vegetación predominante es el bosque tropical templado mediano durifolio, en el que aparece el
algarrobo y el ombú. Con el descenso de las precipitaciones surge un sotobosque compuesto por la
pampa, que carece de vegetación arborícola, y en el que predomina la pradera de gramíneas. Los
suelos son ricos en humus, buenos para la agricultura. En sus ríos, regulares, se nota el estiaje invernal,
aunque no de manera acusada. El balanceo estacional de las altas presiones subtropicales, la invasión
de masas de aire frío y seco en invierno y las bajas presiones estivales de carácter continental, que
favorecen la llegada de masas de aire cargadas de humedad, son algunos de los agentes que los
originan. Se ubica sobre la península índica, regiones interiores de Argentina, India, China y Sudáfrica.

 Clima oceánico (Cfb y Cfc) –oceánico frío–: este clima presenta una amplitud térmica en torno a los
10 °C; las temperaturas varían según la clasificación Cfb-Cfc. Las precipitaciones se reparten a lo largo
de todo el año en una franja aproximada de 1000-2000 mm, y son máximas en invierno. La abundante
pluviosidad y las temperaturas invernales suaves dan lugar a bosques de frondosas caducifolias, hayas
(sobre suelo calizo) y robles. También abundan los castaños (sobre suelos silíceos) y otras especies
como fresno, arce, avellano, tilo y olmo. El matorral está formado por landas, helechos y brezos. Los
suelos son lixiviados (lavados) y los ríos, regulares, con débil estiaje estival. La presencia

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Tema04. Climas y zonas bioclimáticas. El tiempo y el clima como condicionantes de las
actividades humanas.

termorreguladora del océano, las corrientes cálidas, las masas de aire polar marino y la acción
permanente del frente polar dan lugar a este clima, que se localiza en Europa occidental, costa
noroeste de los EE. UU., sur de Chile, costa oriental de Sudáfrica y Nueva Zelanda.

 Bioclimas forestales fríos (D)

En el caso del clima continental, la temperatura del mes más frío es inferior a -3 °C y la del más cálido,
igual o superior a 10 °C; presenta una amplitud térmica muy elevada de hasta 60 °C. Hay muchas variantes
en virtud de sus temperaturas y precipitaciones, según la continentalidad y la latitud: Dfa, Dwa y Dsa –
climas continentales de verano cálido–; Dfb, Dwb y Dsb –climas continentales de verano fresco–; Dfc y
Dwc –continental subártico o boreal–; y Dfd y Dwd –climas continentales subárticos con inviernos
extremadamente fríos–. Las precipitaciones son escasas; aproximadamente, entre 300-750 mm. En
cuanto a la vegetación, predominan las plantas microtérmicas; la isoterma 10 °C indica el límite
septentrional de crecimiento de árboles. De sur a norte encontramos la estepa, luego la pradera (formada
en un 95 % por gramíneas), le sigue el bosque mixto de coníferas y frondosas, y, finalmente, la taiga. Esta
última está formada por pinos, abetos, alerces y abedules, con raíces largas y poco profundas. Sus suelos,
variados, destacan los podzoles. El deshielo provoca la irregularidad de sus ríos. Como agentes que dan
lugar a este clima destacamos las perturbaciones del frente polar y las altas presiones térmicas
continentales. Europa central, septentrional y del Este, Asia central y septentrional, América del Norte,
central y septentrional son las zonas que disfrutan este clima.

4.3. BIOCLIMAS NO FORESTALES

Los bioclimas no forestales pueden ser de dos tipos: climas áridos (B) y climas fríos (E).

 Climas áridos (B)

En los climas áridos, las temperaturas dependen mucho del tipo de desierto, aunque siempre presentan
fuertes oscilaciones térmicas diurnas. La primera diferencia la encontramos entre los climas desérticos,
propiamente dichos (BW), y los climas de estepa (BS); para diferenciarlos se aplica el índice de aridez de
Patton. Dentro de los primeros, el BWh es el desierto cálido, y el BWk, el desierto frío. Igualmente,
podemos distinguir entre BSh o estepario cálido, y BSk o estepario frío. Encontramos una vegetación
xerófila adaptada a la sequedad, con plantas enanas y suculentas que, en BW cumplen su ciclo vegetativo
en los pocos días en los que llueve (acheb); en BS la vegetación predominante es la estepa. Los suelos son
secos, desérticos arenosos y litosuelos. Los ríos son muy irregulares; en ellos permanece el cauce seco
(wadi) hasta que se producen las lluvias. Entre los agentes que los originan habría que mencionar las altas
presiones subtropicales, los vientos alisios continentales secos o las corrientes marinas frías (como la del
desierto de Atacama); en la zona templada los desiertos aparecen por la continentalidad (como el desierto
del Gobi). Los climas desérticos aparecen debajo de las altas presiones subtropicales –Sahara, Namibia,
Gran Desierto Australiano, de México, Arabia, Irán–, mientras que los climas esteparios lo hacen al margen
de los grandes desiertos, como es el caso del Sahel africano.

 Climas fríos (E)

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actividades humanas.

Los climas fríos son climas sin verano. En el caso del clima de tundra (ET), la temperatura del mes más
cálido es inferior a 10 °C, mientras que en el clima de hielo perpetuo (EF) es inferior a 0 °C. Existe una
elevada amplitud térmica anual, producida por la noche polar –que dura seis meses–. Las precipitaciones
son en forma de nieve. La variedad de musgos y líquenes que constituyen la tundra en ET forman una
vegetación que carece de árboles; en EF no hay vegetación. Su suelo, siempre helado, es el permafrost –
en el que el frío impide la actividad bacteriana–. Los ríos también aparecen helados, si bien en ET se hacen
líquidos en verano. Las altas presiones polares y la débil incidencia de los rayos solares, debida a su
inclinación, causan este clima, que se localiza en la zona circumpolar (ET) y en la zona polar (EF). Hay una
variante de estos climas, el clima EM (polar marítimo), que es igual a ET, pero con precipitaciones entre
400-1400 mm.

4.4. CLIMAS NO ZONALES

El clima no zonal por antonomasia es el clima de montaña (H). Los contrastes de cada clima de montaña
son muy acusados, pero presentan una serie de características comunes: la temperatura disminuye con
la altitud, las oscilaciones térmicas diarias son fuertes y aparecen diferencias térmicas según la exposición
a solana o umbría. Las precipitaciones aumentan por el enfriamiento del aire hasta una determinada
altura –en la que ha finalizado la condensación–, por lo que aparecen diferencias de humedad según la
exposición a las masas de aire, barlovento y sotavento. Su vegetación varía con la altitud; primero
encontramos árboles de hoja caduca, luego coníferas, pastos, roquedos y canchales, y, finalmente, nieves
perpetuas. Al ascender, los suelos se hacen pobres en materia orgánica (esqueléticos). Los ríos son
torrenciales (por la pendiente) y sufren el deshielo primaveral. Como agentes de este clima podemos citar
el gradiente térmico, el efecto Föhn y el aumento de la radiación solar en altura (Sendiña, 2006). Se
localiza en los Alpes, Andes, Himalaya y demás cadenas montañosas de importante elevación.

5. EL CLIMA COMO CONDICIONANTE DE LA ACCIÓN HUMANA: EFECTOS DEL


CLIMA EN LA ACTIVIDAD DEL SER HUMANO

5.1. ADAPTACIÓN DEL SER HUMANO AL CLIMA

El tiempo y el clima son dos claros factores que condicionan las actividades del ser humano, sin olvidar
cómo el tiempo también afecta al estado de ánimo de las personas y que, de este, depende su ocio. Por
esos motivos, los países más desarrollados invierten grandes cantidades de dinero en el estudio del clima
para su previsión, y no es de extrañar que la tecnología más sofisticada se aplique en el estudio
meteorológico. Por otro lado, el ser humano es capaz de adaptarse al clima hasta tal punto que la mayor
parte de las actividades humanas, hoy, dependen más de factores sociales y económicos que naturales,
como sucede con la agricultura. A continuación, se muestran algunos ejemplos de esta indisociable
relación entre el clima y la humanidad.

Existen unos márgenes climáticos en los que la vida humana se desarrolla de forma óptima y permiten
una mejor calidad de vida. Este hecho se denomina confort climático (Fernández, 1994) y son muchos los
índices existentes para expresarlo; uno de los más utilizados es el índice de Olgyay. Cuando se sobrepasan
estos límites de confort, se crea una situación que debe ser corregida con respuestas artificiales por parte
del ser humano, que caracterizan su adaptación.

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actividades humanas.

El ejemplo más evidente de relación hombre-clima es la distribución de la población, que demuestra


que las personas evitan los climas extremos porque empeoran sus condiciones de vida, lo que hace que
la mayor parte de la población mundial se concentre en las áreas templadas del planeta. Los desiertos
cálidos y fríos sufren despoblación; son espacios con ocupaciones de densidad inferiores a un habitante
por kilómetro cuadrado. Por su parte, las grandes concentraciones humanas se corresponden con las
áreas que presentan unas condiciones climáticas más adecuadas, como es el caso del Sudeste asiático –
especialmente en la franja más próxima a las costas, que recogen a casi la mitad de la población mundial–

Otro ejemplo lo constituye los factores agropecuarios; la elección de las plantas de cultivo y la
explotación de los recursos ganaderos van íntimamente ligados al clima, pese al desarrollo de la técnica,
dentro de unos parámetros de rentabilidad razonable. La temperatura, humedad y la duración del día
marcan los límites por debajo de los cuales determinadas plantas no pueden sobrevivir. Hay plantas que
son resistentes al frío, como las plantas perennes y las de ciclo largo; otras plantas, de ciclo corto, se
adaptan mejor a la aridez. La influencia del tiempo afecta de forma más local a las actividades primarias,
pero también es un factor que debe tenerse en cuenta. El tiempo no impide el cultivo, pero puede causar
su merma o la pérdida de cosechas por granizadas o inundaciones. La agroclimatología y la
agrometeorología son las ciencias que estudian la influencia del clima y del tiempo en el desarrollo
agronómico (Torres Ruíz, 2006).

También las actividades industriales dependen, en ocasiones del clima, como puede ser la ubicación de
los centros de trabajo y las temperaturas en que este se desarrolla, la dirección y fuerza de los vientos en
los desplazamientos de mercancías, etc. En cuanto a las actividades turísticas, si bien el clima y el tiempo
no las impiden por completo, sí condicionan el tipo de turismo. Así, por ejemplo, el clima mediterráneo
es el clima turístico por excelencia, gracias a sus óptimas condiciones climáticas durante la estación seca.
Los climas de montaña, por el contrario, se vinculan al turismo de invierno, donde la práctica deportiva
del esquí es el principal atractivo.

Por otra parte, existen muchas enfermedades vinculadas a determinados climas, por ejemplo, la fiebre
amarilla y la enfermedad del sueño en el clima ecuatorial; y también hay enfermedades relacionadas con
el tiempo, como las cardiacas y la depresión, muy característica de un tiempo frío y lluvioso. En definitiva,
como vemos, el ser humano se adapta tanto a los diferentes tipos de tiempo como a los diferentes tipos
de clima, aunque siempre con unos límites.

5.2. ALTERACIONES DEL TIEMPO Y DEL CLIMA

El ser humano no solo se adapta al tiempo y al clima, sino que también es capaz de alterar tanto uno
como otro.

Un ejemplo de alteración del tiempo es la creación de lluvias artificiales mediante la introducción, en


las nubes, de ciertos núcleos de condensación que pueden poner en marcha la precipitación. Este tipo de
acciones plantea problemas jurídicos, pues la siembra de una región podría derivar en la sequía de la
región vecina, por ejemplo.

En lo que respecta a las alteraciones del clima, a lo largo de los 4600 millones de años de historia de la
Tierra, las fluctuaciones climáticas han sido muy grandes. En los últimos 1,8 millones de años ha habido

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actividades humanas.

largas glaciaciones, que se han alternado con épocas de clima más benigno, similar al actual. La diferencia
de temperaturas medias de la Tierra entre una época glacial y otra como la actual es de unos 5-6 °C. Sin
embargo, en las últimas décadas se ha venido advirtiendo un considerable aumento de la temperatura
del planeta provocado por factores antrópicos; es lo que se conoce como calentamiento global y supone,
actualmente, el principal problema medioambiental al que nos enfrentamos por sus terribles
consecuencias sobre la vida en el planeta.

De manera natural, la Tierra genera un efecto invernadero que hace que la energía del Sol que le llega a
la Tierra sea "devuelta" al exterior más lentamente. En el último siglo, la concentración de anhídrido
carbónico y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera ha ido creciendo constantemente debido
a la actividad humana. El CO2 es un gas de efecto invernadero producido, principalmente, por la actividad
humana. Es el principal responsable del calentamiento global causado por el ser humano. A partir de
1979, los científicos comenzaron a afirmar que un aumento al doble en la concentración del CO₂ en la
atmósfera supondría un calentamiento medio de la superficie de la Tierra de entre 1,5-4,5 °C. A pesar de
que los últimos informes de 2015 muestran una tendencia positiva durante la última década (Schmidt,
2015), las proyecciones de los modelos climáticos estiman aumentos de temperatura de entre 1-3,7 °C
para el periodo 2081-2100, respecto al 1986-2005, y aumentos del nivel marino de entre 26 y 82 cm, en
los mismos periodos (López Trigal, 2015).

La Comisión Europea recoge como las principales causas del aumento de la temperatura en la Tierra las
siguientes: la combustión de carbón, petróleo y gas natural, en cuyo proceso se libera CO2; la tala masiva
y la deforestación de selvas tropicales (recordemos que los árboles absorben CO2 de la atmósfera); el
desarrollo de la ganadería (las vacas y las ovejas producen gran cantidad de metano durante la digestión)
y el uso de fertilizantes con nitrógeno, que producen emisiones de óxido nitroso. Los informes del Panel
Intergubernamental sobre el Cambio Climático constituyen la referencia científica más amplia sobre el
estado del sistema climático y su evolución. El Quinto Informe (IPCC, 2014) establecía que el aumento de
la temperatura media global en el periodo 1880-2012 había sido de 0,85 °C, con la cuenca del Ártico como
la región más afectada (López et al., 2015). Estamos en espera del Sexto Informe (IE6) que se publicará en
2022 para examinar los cambios ocurridos en la última década.

Las consecuencias del cambio climático podrían llegar a ser nefastas para el planeta. Entre ellas, una de
las más graves es el aumento del nivel del mar a causa de la fusión de los glaciares y el hielo marino, que
favorecería las inundaciones de zonas sin altitud próximas a la costa como lo son gran parte de los
archipiélagos del Pacífico. Se registraría, igualmente, una disminución de las precipitaciones, que podría
provocar fuertes sequías y la deforestación del suelo. Muchas especies animales y vegetales pasarían a
estar en peligro de extinción por la escasez de agua en sus hábitats. Por otra parte, las variaciones en la
temperatura del planeta darían lugar a cambios en la dinámica general de la atmósfera, con un aumento
de la frecuencia de huracanes, tornados, terremotos y tormentas. Sin ir más lejos, la Organización para la
Agricultura y la Alimentación (FAO) ya ha dado la voz de alarma respecto al deshielo de las zonas árticas,
los rebrotes de enfermedades tropicales como la malaria o el paludismo, y la desaparición progresiva de
sistemas naturales como los arrecifes de coral, atolones, glaciares, manglares y bosques, vulnerables al
aumento de la temperatura y al aumento de la contaminación del aire. Actualmente, se predice un
calentamiento de 3,7 °C para 2100.

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actividades humanas.

No es posible predecir con seguridad lo que pasaría en los distintos lugares del planeta, pero es
previsible que, de seguir así, los desiertos se harán más cálidos; entre un tercio y la mitad de todos los
glaciares del mundo y gran parte de los casquetes polares se fundirán; las grandes superficies costeras
podrán desaparecer inundadas por las aguas; muchas tierras agrícolas se convertirán en desiertos y, en
general, se producirán grandes cambios en los ecosistemas terrestres.

CONCLUSIÓN
Existe un conjunto muy variado de tipos de clima sobre el planeta: bioclimas forestales tropicales,
bioclimas forestales templados, bioclimas forestales fríos, bioclimas no forestales áridos y fríos, y climas
no zonales. Igualmente, son abundantes las clasificaciones climáticas, cuyas diferencias dependen de la
variable que se tome como rectora para su clasificación: el modelado, los elementos del clima o la
vegetación. La diversidad climatológica corresponde a la multitud de factores que influyen sobre los
distintos tipos de tiempo atmosféricos –como son los factores astronómicos, geográficos y
termodinámicos– que a su vez influyen directamente sobre los diferentes climas. El interés del estudio
del tiempo y del clima surge a raíz de la influencia que ambos tienen sobre las actividades humanas, desde
las actividades económicas como la agricultura hasta las actividades de recreo como el turismo y el ocio.
Por último, resaltar los contenidos de este tema como medio de conocimiento del impacto que el ser
humano está causando sobre el planeta, de cara a la toma de conciencia de nuestra responsabilidad en
su conservación.

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