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Réplica del amor

No entendía como estaba aquí desnuda, debajo de un hombre que comenzó a ser amigable
conmigo, pero con otros propósitos. Era evidente que esa cercanía inesperada tenía un gran
costo, según él, logró emborracharme para manejarme a su gusto, yo simplemente quería llegar
a mi clímax con algo mejor que mi mano. Repetía unas babosadas que no entendía. ¿Qué matara
a alguien? ¿Qué era grandioso? ¿Qué era el amor de su vida? ¿Qué era el propósito que le puso
un Dios? No entiendo nada y la verdad me estaba cansando. Ya se le veía agotado y yo aun no
sentía esa sensación que me hacía falta. Después de que el acabara, me dejó tirada,
desordenada.
Me quedé dormida, pero un insistente sonido en la puerta perturbo mi sueño, era el mismo
hombre con una sonrisa de molestia en su cara. Traía flores y chocolates, como si fuera nuestro
aniversario, me saludó y me entregó las cosas. Rápidamente me levante, para encaminarme al
baño y con las rosas que me había entregado las despedace para luego meterlas en un frasco.
No quería hablar con él, estaba cansada de perdedores. «Sigue caminando hacía el comedor, la
cena esta lista y tu postre está en la habitación especial», lo ignoré y me dispuse a comer con
ganas, luego de terminar me llama «Amor, ven por tu postre» agarré uno de mis cuchillos y
con ánimos me fui a la puerta indicada, pero antes de abrirla miré al dichoso hombre y lo besé
con una gran pasión, «Joder, te amo demasiado», solté y luego abrí. Allí estaba una mujer de
mi edad con los ojos vendados y su boca también. Era momento de disfrutar de su sangre
cálida... Sí, había caído ante la tentación se ese hombre y por mi sed de sangre.

Salí del trance, no había podido creer que ese hombre haya cumplido con lo que le asigné, la
pobre chica ya debió ser abandonada por su Dios, pero ¡¡este chico!!, este chico es especial,
necesito que sea mi discípulo por lo que queda de su miserable vida, necesito que me siga
dando de las preciadas ofrendas que me revitalizan.

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