Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Aquí Fritzsche remarca cómo el pleno desarrollo de la movilización y activismo del pueblo
alemán - demostrado en Noviembre de 1918- volvía a surgir, esta vez otorgándoles un
nuevo aire de optimismo y renovación, que en un futuro los encontraría congregados en una
verdadera Volksgemeinschaft como la de Julio y Agosto 1914, año en el que germinó tal
movilización.
"Los nazis supieron insertar mejor que ningún otro partido el deseo de una reforma social
(...) La gente joven, las amas de casa, e incluso los obreros industriales tenían la impresión
de que los nazis estaban del lado de la «justicia social»; (...) miles de alemanes se sintieron
atraídos hacia el movimiento por idealismo, y respondieron (...) a la tarea de renovar la
nación. Como consecuencia de esto, al menos medio millón de trabajadores alemanes (...)
votaron por el Partido Nazi para fines de 1932”. (Fritzsche, pág. 131)
En efecto, el activismo de los trabajadores alemanes atraídos hacia la causa nacional fue el
rasgo que consolidó este proceso de movilización gestado y desarrollado a lo largo de las
tres primeras décadas del s. XX, coronándose en 1933 con el ascenso de Hitler como
canciller del Reich.
2) (...) puede decirse que el fascismo contó con el mito de la organización y de ello
intentó organizar un mito en la realidad (...) de traducirlo en instituciones y en formas
de vida colectiva. (...) El mito es la síntesis superior de toda una nueva y más o menos
orgánica concepción de la vida y del mundo y siempre halla expresión en una plabra,
en un lema, en un símbolo...(...)
1) "Los grupos de interés no sólo organizaron a la sociedad (...) sino que además utilizaron
tácticas políticas más militantes. Esa movilización (...) es uno de los rasgos más
sorprendentes de la vida política y social alemana después de 1918. Nunca en la historia de
Alemania se organizó tanta gente en grupos de interés o revivieron tantas organizaciones
(...) como en los doce meses que siguieron a la Revolución de noviembre. Además de los
trabajadores que se unieron a los sindicatos, (...) empleados, funcionarios públicos,
granjeros y artesanos se organizaron de una manera nueva.“ (Fritzsche, pág. 75)
Aquí Fritzsche remarca cómo el pleno desarrollo de la movilización y activismo del pueblo
alemán - demostrado en Noviembre de 1918- volvía a surgir, esta vez otorgándoles un
nuevo aire de optimismo y renovación, que en un futuro los encontraría congregados en una
verdadera Volksgemeinschaft como la de Julio y Agosto 1914, año en el que germinó tal
movilización.
"Los nazis supieron insertar mejor que ningún otro partido el deseo de una reforma
social (...) La gente joven, las amas de casa, e incluso los obreros industriales tenían
la impresión de que los nazis estaban del lado de la «justicia social»; (...) miles de
alemanes se sintieron atraídos hacia el movimiento por idealismo, y respondieron (...)
a la tarea de renovar la nación. Como consecuencia de esto, al menos medio millón
de trabajadores alemanes (...) votaron por el Partido Nazi para fines de 1932”.
(Fritzsche, pág. 131)
En efecto, el activismo de los trabajadores alemanes atraídos hacia la causa nacional fue el
rasgo que consolidó este proceso de movilización gestado y desarrollado a lo largo de las
tres primeras décadas del s. XX, coronándose en 1933 con el ascenso de Hitler como
canciller del Reich.
2) "(...) puede decirse que el fascismo contó con el mito de la organización y de ello
intentó organizar un mito en la realidad (...) de traducirlo en instituciones y en formas
de vida colectiva. (...) El mito es la síntesis superior de toda una nueva y más o menos
orgánica concepción de la vida y del mundo y siempre halla expresión en una
palabra, en un lema, en un símbolo (...)" (Gentile, pág. 174).
En efecto, el símbolo hallaría su lugar en la figura de Benito Mussolini quien como jefe de
gobierno y Gran Pedagogo se encargaba de inculcar el mito en la conciencia colectiva de
las masas a través de la educación, por ejemplo.
En base a tal definición que otorga Gentile, sostiene que el fascismo fue un experimento
totalitario - teniendo en cuenta su historia y formación- y fue la via italiana hacia el
totalitarismo, y no a la inversa.
En síntesis, el PNF consolidó políticamente los rasgos del totalitarismo -como la fuerte
estructura militar y terrorismo, al tiempo que sigue teniendo al mito de la nación como
horizonte.
1) "Los grupos de interés no sólo organizaron a la sociedad (...) sino que además utilizaron
tácticas políticas más militantes. Esa movilización (...) es uno de los rasgos más
sorprendentes de la vida política y social alemana después de 1918. Nunca en la historia de
Alemania se organizó tanta gente en grupos de interés o revivieron tantas organizaciones
(...) como en los doce meses que siguieron a la Revolución de noviembre. Además de los
trabajadores que se unieron a los sindicatos, (...) empleados, funcionarios públicos,
granjeros y artesanos se organizaron de una manera nueva.“ (Fritzsche, pág. 75)
"Los nazis supieron insertar mejor que ningún otro partido el deseo de una reforma
social (...) La gente joven, las amas de casa, e incluso los obreros industriales tenían
la impresión de que los nazis estaban del lado de la «justicia social»; (...) miles de
alemanes se sintieron atraídos hacia el movimiento por idealismo, y respondieron (...)
a la tarea de renovar la nación. Como consecuencia de esto, al menos medio millón
de trabajadores alemanes (...) votaron por el Partido Nazi para fines de 1932”.
(Fritzsche, pág. 131)
En base a tal definición que otorga Gentile, sostiene que el fascismo fue un
experimento totalitario - teniendo en cuenta su historia y formación- y fue la via
italiana hacia el totalitarismo, y no a la inversa.
“El partido milicia era el embrión del régimen totalitario (...) También alguien nuevo
estilo político del escuadrismo, asimilado por el PNF, contribuyó a definir su
orientación totalitaria. En la mentalidad de los escuadristas, su accionar era una
perpetuación de la experiencia bélica de la lucha política, solamente que ahora la
frontera que separaba a la nación de sus enemigos pasaba por su interior y separaba
a los italianos “nacionales” de los italianos “antinacionales”. (Gentile, pág. 209).
“Con el estatuto de 1938, el PNF se volvía formalmente el ’partido único’ y por primera vez
se le asignaban como tareas específicas defender y potenciar la revolución fascista y la
educación política de los italianos (...) Incluso en esa etapa de aceleración totalitaria, el
partido seguía formalmente subordinado al estado fascista: en ello el totalitarismo fascista
se diferenciaba del nazi y del comunista (...) El fascismo nunca abandonó el mito del estado
totalitario, como principio dominante e inspirador de su accionar”. (Gentile, pág. 182)