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Ojos tristes (Francesco Petrarca 1304-1374)

Ojos tristes, en tanto que yo os lleve

al rostro de quien muerte os da y tormentos

os ruego estéis atentos

que en mal mío os desafía Amor aleve.

La muerte es sólo quien mi pensamiento

cerrar puede el camino que lo adiestra

al dulce puerto que sus males sana;

se oculta en cambio a vos la lumbre vuestra

con más pequeño y pobre impedimento,

pues sois hechos de esencia más liviana.

Y por ello, pues ya se halla cercana,

antes que del llanto halléis la hora

tomad al fin ahora

a tan largo martirio alivio breve.


Soneto para Helena (Pierre de Ronsard 1524-1585)
Vencida por los años, en la dulce tibieza

del hogar y la luz albos copos hilando,

dirás embelesada mis versos recordando:

Ronsard cantó los días de mi feliz belleza.

Ya no habrá quién recoja de tu voz la tristeza,

ni esclava soñolienta que el percibir el blando

rumor en que me nombras, dichosa despertando

con férvida loanza bendiga tu realeza.

Mi cuerpo bajo tierra, tan sólo ya mi alma

Yaguará de tus mirtos umbrosos en la calma,

mientras tú, cerca al fuego, te acoges aterida.

Y has de llorar entonces esa altivez insana…

No te niegues, escúchame, no esperes a mañana:

cíñete desde ahora las rosas de la vida.


Al salir de la cárcel (Fray Luis de León 1527-1591)

Aquí la envidia y mentira


me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de este mundo malvado,
y con pobre mesa y casa,
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa,
y a solas su vida pasa,
ni envidiado ni envidioso.

A veces la soledad parecer ser el único recurso para escapar a la fricción


constante producto de las relaciones humanas. El ermitaño es aquel
que prefiere observar la vida desde las cumbres de su propia alma.
En la huerta nasce la rosa (Juan Boscán 1487-1542)
En la huerta nasce la rosa:
me quiero ir allá,
por mirar al ruiseñor
cómo cantaba.

Por las riberas del río


limones coge la virgo:
me quiero ir allá,
por mirar al ruiseñor
cómo cantaba.

Limones cogía la virgo


para dar al su amigo:
me quiero ir allá,
para ver al ruiseñor
cómo cantaba.

Para dar al su amigo


en un sombrero de sirgo:
me quiero ir allá,
para ver al ruiseñor.

cómo cantaba. Una ola (Leonardo Da Vinci 1452-1519)

Una ola

nunca se encuentra sola,

sino que se mezcla con

las otras olas.


El ser humano solo puede desarrollarse a sí mismo con relación a todos los
demás. Si somos una gota, la reunión de sus gotas conforma el gran océano
de la humanidad. Todos somos uno, uno somos todos.

Soneto X (Garcilaso de la Vega 1503-1536)


¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería!
Juntas estáis en la memoria mía,
y con ella en mi muerte conjuradas.

¿Quién me dijera, cuando en las pasadas


horas en tanto bien por vos me vía,
que me habíais de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?

Pues en un hora junto me llevaste


todo el bien que por términos me distes,
llevadme junto el mal que me dejaste.

Si no, sospecharé que me pusiste


en tantos bienes porque deseaste
verme morir entre memorias tristes
Ágora con la aurora se levanta (Fray Luis de León 1527-1591)
Ágora con la aurora se levanta

mi Luz; ágora coge en rico nudo

el hermoso cabello; ágora el crudo

pecho ciñe con oro y la garganta;

ágora, vuelta al cielo, pura y santa,

las manos y ojos bellos alza, y pudo

dolerse ágora de mi mal agudo;

ágora incomparable tañe y canta.

Así digo y del dulce error llevado

presente ante mis ojos la imagino

y lleno de humildad y amor la adoro;

más luego vuelve en sí el engañado

ánimo y, conociendo el desatino,

la rienda suelta largamente al lloro.


A un sueño (Luis de Góngora)
“Varia imaginación que, en mil intentos, a pesar gastas de tu triste dueño la
dulce munición del blando sueño, alimentando vanos pensamientos, pues
traes los espíritus atentos sólo a representarme el grave ceño del rostro
dulcemente zahareño (gloriosa suspensión de mis tormentos), el sueño (autor
de representaciones), en su teatro, sobre el viento armado, sombras suele
vestir de bulto bello.

Síguele; mostrarte el rostro amado, y engañarán un rato tus pasiones dos


bienes, que serán dormir y vello.”

Definición del amor (Francisco de Quevedo)


“Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un
soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un


andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero paroxismo;


enfermedad que crece si es curada. Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo!”
A las flores (Pedro Calderón de la Barca)
“Éstas que fueron pompa y alegría despertando al albor de la mañana, a la
tarde serán lástima vana durmiendo en brazos de la noche fría. Este matiz que
al cielo desafía, Iris listado de oro, nieve y grana, será escarmiento de la vida
humana: ¡tanto se emprende en término de un día!

A florecer las rosas madrugaron, y para envejecerse florecieron: cuna y


sepulcro en un botón hallaron. Tales los hombres sus fortunas vieron: en un
día nacieron y espiraron; que pasados los siglos, horas fueron.”

Ovillejos (Miguel de Cervantes)


“¿Quién menoscaba mis bienes?¡Desdenes! Y ¿quién aumenta mis duelos?
¡Los celos! Y ¿quién prueba mi paciencia? ¡Ausencia! De este modo en mi
dolencia ningún remedio se alcanza, pues me matan la esperanza, desdenes,
celos y ausencia.

¿Quién me causa este dolor?¡Amor! Y ¿quién mi gloria repugna? ¡Fortuna! Y


¿quién consiente mi duelo? ¡El cielo! De este modo yo recelo morir de este mal
extraño, pues se aúnan en mi daño amor, fortuna y el cielo.

¿Quién mejorará mi suerte? ¡La muerte! Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?


¡Mudanza! Y sus males, ¿quién los cura? ¡Locura! Dese modo no es cordura
querer curar la pasión, cuando los remedios son muerte, mudanza y locura.”
A los celos (Luis de Góngora)
“¡Oh niebla del estado más sereno, furia infernal, serpiente mal nacida! ¡Oh
ponzoñosa víbora escondida de verde prado en oloroso seno! ¡Oh entre el
néctar de amor mortal veneno, que en vaso de cristal quitas la vida! ¡Oh
espada sobre mí de un pelo asida, de la amorosa espuela duro freno! ¡Oh celo,
del favor verdugo eterno!, Vuélvete al lugar triste donde estabas, o al reino (si
allá cabes) del espanto; Mas no cabrás allá, que pues ha tanto que comes de ti
mesmo y no te acabas, mayor debes de ser que el mismo infierno.”

Noche (Lope de Vega)


“Noche fabricadora de embelecos, loca, imaginativa, quimerista, que
muestras al que en ti su bien conquista, los montes llanos y los mares secos;
habitadora de cerebros huecos, mecánica, filósofa, alquimista, encubridora
vil, lince sin vista, espantadiza de tus mismos ecos; la sombra, el miedo, el mal
se te atribuya, solícita, poeta, enferma, fría, manos del bravo y pies del
fugitivo.

Que vele o duerma, media vida es tuya; si velo, te lo pago con el día, y si
duermo, no siento lo que vivo.”
Las horas que gentiles compusieron (William Shakespeare)
“Las horas que gentiles compusieron tal visión para encanto de los ojos, sus
tiranos serán cuando destruyan una belleza de suprema gracia: porque el
tiempo incansable, en torvo invierno, muda al verano que en su seno arruina;
la savia hiela y el follaje esparce y a la hermosura agosta entre la nieve.

Si no quedara la estival esencia, en muros de cristal cautivo líquido, la belleza


y su fruto morirían sin dejar ni el recuerdo de su forma. Mas la flor destilada,
hasta en invierno, su ornato pierde y en perfume vive.”
Omnia Sol Temperat (Carmina Burana, manuscrito medieval de
cantos y poemas en latín)

Este poema medieval (en los siglos medievales difícilmente existía


una diferencia palpable entre canciones y poemas), es una oda al
disfrute y gozo de los dones de la vida como el sol, el amor, la
primavera y la felicidad, todo esto considerado buena fortuna para la
época.

A todos conforta el sol,


puro y delicado;
Nuevo y radiante es el rostro
del mundo en abril;
hacia el amor se apresura
el corazón del hombre,
y sobre la felicidad
reina el dios de la juventud.
Cuántas novedades
en la fiesta de la primavera,
Y su autoridad
nos ordena gozar;
recorrer caminos conocidos,
y en tu propia primavera,
es leal y correcto
poseer a tu amante.
Ámame fielmente,
piensa que confío en ti;
con todo mi corazón,
con toda mi voluntad
estoy contigo,
aun cuando esté lejos.
Quien ama como yo,
está girando en la rueda de la fortuna.
A la partida de Monsieur (Elizabeth I de Inglaterra)

Sufro sin enseñar mi descontento,


Y amo, aunque deba aparentar odio.
No me atrevo a expresar mis sentimientos,
Parezco muda, aunque por dentro hablo.
Soy y no soy, en llamas me congelo,
Pues he dejado de ser yo, no soy más mía.

Este dolor es como mi sombra,


Me sigue al vuelo y vuela si la sigo,
Me acompaña y hace lo que hago,
Y me aflige su pena, que comparto.
No hay manera de alejarla de mi pecho
Hasta que el fin de las cosas la destierre.
Insúflame una pasión más tierna
Pues blanda soy, nieve derretida,
O sé cruel, amor, y así sé amable:
Deja que flote o permite que me hunda.
Hazme vivir con un dulce deleite,
O déjame morir para que olvide que he amado.
La sepultura (versión en español de Jorge Luis Borges)

Ad
Para ti una casa fue construida,
incluso antes de que nacieras,
para ti el polvo fue destinado,
antes de que salieras de tu madre

No está concluida aún,


ni su hondura ha sido medida,
ni se sabe aún qué largo tendrá.
Ahora te conduzco hacia donde estarás;
ahora te mido y a la tierra después.
Tu casa no es alta,
es baja y yacerás ahí.
El techo se alza muy cerca de tu pecho.
Así habitarás helado en el polvo.
Sin puertas es la casa,
y oscura está por dentro,
allí estarás fuertemente encarcelado
y la Muerte tendrá la llave.
Ad

Atroz es esa casa de tierra


y terrible habitar allí;
vivirás allí
y te dividirán los gusanos.
Así estarás acostado
y dejarás a tus amigos.
Ningún amigo irá a visitarte.
Nadie irá a ver si te gusta la Casa,
nadie abrirá la puerta.
Nadie bajará hasta ti
porque pronto serás aborrecible para la vista.
Porque pronto tu cabeza será despojada de su cabello;
y la belleza del cabello se apagará.
.
La bruja.
The Witch, Mary Elizabeth Coleridge (1861-1907)

He caminado mucho sobre la nieve,


No soy alta ni mi corazón fuerte.
Mis ropas están mojadas,
Y mis dientes se estremecen,
El camino ha sido largo
Por el penoso sendero crujiente.
He vagado sobre la exuberante Tierra,
Pero nunca he venido aquí antes.
¡Oh, levantádme sobre el Umbral
Y dejádme ante la Puerta!

El filo del viento es un enemigo cruel,


No me atrevo a pararme en la tempestad.
Mis manos son de piedra,
Y mi voz se lamenta.
Lo peor de la muerte ha pasado,
Pero aún soy una pequeña dama.
Mis delicados pies se han llagado,
Y en blancas heridas sangrado.
¡Oh, levantádme sobre el Umbral
Y dejádme ante la Puerta!

Su voz era la voz que la mujeres tienen


Rogando por un deseo del corazón.
Ella vino.
Ella llegó,
Y la llama temblando,
Hundiéndose en el fuego
Finalmente murió.
Nunca más en mi alma se encendió,
Desde que me agité en el suelo,
Levantándola sobre el Umbral,
Y dejándola ante la Puerta
A la partida de Monsieur.
On Monsieur's Departure, Elizabeth I de Inglaterra.

Sufro sin enseñar mi descontento,


Y amo, aunque deba aparentar odio.
No me atrevo a expresar mis sentimientos,
Parezco muda, aunque por dentro hablo.
Soy y no soy, en llamas me congelo,
Pues he dejado de ser yo, no soy más mía.

Este dolor es como mi sombra,


Me sigue al vuelo y vuela si la sigo,
Me acompaña y hace lo que hago,
Y me aflige su pena, que comparto.
No hay manera de alejarla de mi pecho
Hasta que el fin de las cosas la destierre.

Insúflame una pasión más tierna


Pues blanda soy, nieve derretida,
O sé cruel, amor, y así sé amable:
Deja que flote o permite que me hunda.
Hazme vivir con un dulce deleite,
O déjame morir para que olvide que he amado.
La sepultura.
Para ti una casa fue construida,
incluso antes de que nacieras,
para ti el polvo fue destinado,
antes de que salieras de tu madre.
No está concluida aún,
ni su hondura ha sido medida,
ni se sabe aún qué largo tendrá.
Ahora te conduzco hacia donde estarás;
ahora te mido y a la tierra después.
Tu casa no es alta,
es baja y yacerás ahí.
El techo se alza muy cerca de tu pecho.
Así habitarás helado en el polvo.
Sin puertas es la casa,
y oscura está por dentro,
allí estarás fuertemente encarcelado
y la Muerte tendrá la llave.
Atroz es esa casa de tierra
y terrible habitar allí;
vivirás allí
y te dividirán los gusanos.
Así estarás acostado
y dejarás a tus amigos.
Ningún amigo irá a visitarte.
Nadie irá a ver si te gusta la Casa,
nadie abrirá la puerta.
Nadie bajará hasta ti
porque pronto serás aborrecible para la vista.
Porque pronto tu cabeza será despojada de su cabello;
y la belleza del cabello se apagará.
¿Recuerdas esa noche
cuando estabas en la ventana,
sin sombrero, ni guantes,
ni saco para abrigarte?
Te tendí la mano
y tú la aferraste ardientemente;
conversé contigo
hasta que la alondra empezó a cantar.

¿Recuerdas esa noche


en que tú y yo estuvimos al pie del serbal
y la nieve a la deriva de la noche?
¿Tu cabeza en mi pecho
y tu flauta tocando dulcemente?
¡Poco pensé esa noche
que nuestros lazos de amor se desatarían!

Amado de lo más íntimo de mi corazón,


ven alguna noche y pronto,
cuando mi gente esté en reposo,
para que podamos hablar juntos,
mis brazos te rodearán
mientras cuento mi triste historia,
que tu suave y agradable conversación
me ha privado del cielo.

El fuego se apaga,
la luz inextinguible,
la llave debajo de la puerta,
la colocas suavemente.
Mi madre está dormida,
pero yo estoy bien despierta,
mi fortuna en la mano,
estoy lista para ir contigo.
El mito de Arturo.
The Myth of Arthur, G.K. Chesterton (1874-1936)

¡Ah! hombre educado que nunca aprendiste a aprender,


Y que evitas deducir mediante diminutos y tímidos pasos,
Como el alto vapor que el fuego jamás podrá consumir
Y los grandes relatos de hombres que nunca fueron grandes.
¿Has pensado de qué clase de hombre se trata?
¿De quién dicen los hombres que "podría derribar gigantes"?
O qué hondos recuerdos en el abismo del tiempo
Aburren el boato de Camelot y de la corona.
Y por qué un estandarte tapiza todo el fondo,
Más allá de las cabalgatas, de innumerables lanzas,
Y en virtud de qué brujería, en las colinas occidentales,
Un trono ha permanecido vacío mil años.
Quién ejecuta, con tal desproporción, este inmenso laberinto,
La historia inmortal de un pecado mortal;
Menos fábula humana que hecho histórico
Que asesina mitos como polillas y se bate con un alfiler.
Consuélate; el resto no es difícil.
Jamás un mito serás, te lo prometo.
¡OH, FUERA YO EL OLIMPO...
¡Oh, fuera yo el olimpo, que con vuelo
de eterna luz girando resplandece
cuando mengua Timbreo y Cintia crece
en el medroso horror del negro velo!

En lo mejor del noble hesperio suelo,


que cerca baña el Betis, y enriquece,
viera la alma belleza que florece
y esparce lumbre y puro ardor del cielo;

y en su candor clarísimo encendido,


volviera todo en llama, como espira
en fuego cuanto asciende al alta etra.

Tal vigor en sus rayos escondido


yace, que si con fuerza alguno mira
en ella, con más fuerza en él penetra.

SOY COMO AQUEL QUE VIVE EN EL DESIERTO


Soy como aquel que vive en el desierto,
del mundo y de sus cosas olvidado,
y a descuido veis donde ah llegado
un gran amigo, al cual tuvo por muerto.

Teme luego de un caso tan incierto;


pero, después que bien asegurado,
comienza a holgar pensando en lo pasado,
con nuevos sentimientos muy despierto.

Mas cuando ya este amigo se le parte,


al cual partirse presto le conviene,
la soledad empieza a selle nueva;

con las yerbas del monte no se viene;


para' el yermo le falta toda el arte;
y tiembla cada vez que entra en su cueva.
SONETO I
Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por donde me han traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;

mas cuando del camino olvidado,


a tanto mal no sé por donde he venido;
sé que me acabo, y más he yo sentido
ver acabar conmigo mi cuidado.

Yo acabaré, que me entregué sin arte


a quien sabrá perderme y acabarme
si quisiere, y aún sabrá querello;

que pues mi voluntad puede matarme,


la suya, que no es tanto de mi parte,
pudiendo, ¿qué hará sino hacerlo?

VERSOS DE AMOR, CONCEPTOS ESPARCIDOS...


Versos de amor, conceptos esparcidos,
engendrados del alma en mis cuidados,
partos de mis sentidos abrasados,
con más dolor que libertad nacidos;

expósitos al mundo, en que perdidos,


tan rotos anduviste y trocados,
que sólo donde fuiste engendrados
fuera por la sangre conocidos;

pues que le hurtáis el laberinto a Creta,


a Dédalo los altos pensamientos,
la furia al mar, las llamas al abismo,

si aquel áspid hermoso nos acepta en la tierra, entretened los vientos,


descansaréis en vuestro centro mismo.
NO BASTA EL MAL...
¿No basta el mal a siempre fatigarme,
sin que también el bien me dé tormento?
Yo estaba ya conmigo en buen asiento,
para cuanto dolor quisiesen darme.

Podía el no esperar harto ayudarme,


y, por vieja costumbre, '1 pensamiento
hallaba en el penar contentamiento,
o cosa que bastaba a contentarme.

Aún me estorba el Amor tan bastardo,


dándome de placer alguna vista,
con la cual se revuelve mi cuidado,

y el mal con quien yo estaba concertado


con el venir del bien se vuelve andar mi reino levantad
A los celos
¡Oh niebla del estado más sereno,
Furia infernal, serpiente mal nacida!
¡Oh ponzoñosa víbora escondida
De verde prado en oloroso seno!

¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno,


Que en vaso de cristal quitas la vida!
¡Oh espada sobre mí de un pelo asida,
De la amorosa espuela duro freno!

¡Oh celo, del favor verdugo eterno!,


Vuélvete al lugar triste donde estabas,
O al reino (si allá cabes) del espanto;

Mas no cabrás allá, que pues ha tanto


Que comes de ti mesmo y no te acabas,
Mayor debes de ser que el mismo infierno.
A un sueño
Varia imaginación que, en mil intentos,
A pesar gastas de tu triste dueño
La dulce munición del blando sueño,
Alimentando vanos pensamientos,

Pues traes los espíritus atentos


Sólo a representarme el grave ceño
Del rostro dulcemente zahareño
(Gloriosa suspensión de mis tormentos),

El sueño (autor de representaciones),


En su teatro, sobre el viento armado,
Sombras suele vestir de bulto bello.

Síguele; mostrarte el rostro amado,


Y engañarán un rato tus pasiones
Dos bienes, que serán dormir y vello.
Al poeta Pedro Soto de Rojas
Poco después que su cristal dilata,
Orla el Dauro los márgenes de un Soto,
Cuyas plantas Genil besa devoto,
Genil, que de las nieves se desata.

Sus corrientes por él cada cual trata


Las escuche el Antípoda remoto,
Y el culto seno de sus minas roto,
Oro al Dauro le preste, al Genil plata.

Él, pues, de rojas flores coronado,


Nobles en nuestra España por ser Rojas,
Como bellas al mundo por ser flores,

Con rayos dulces mil de Sol templado


Al mirto peina, y al laurel las hojas,
Monte de musas ya, jardín de amores
LA LIRA CUYA DULCE FANTASÍA…

La lira cuya dulce fantasía


hizo en Delfos honor al rayo puro
del que, hurtándole al tiempo lo futuro,
eternizó su métrica armonía,

debiera, ninfa bella, ser la mía;


porque contra el rigor del tiempo duro
de vuestro nombre el esplendor seguro
sin ocaso lograse feliz día.

Pero de ronca voz quejoso acento,


¿cómo podrá cantar si a viva llama
no ayudare de Amor fuerza ni aliento?

Tal que mi pecho ascienda donde inflama


más sublime región, noble ardimiento,
el clarín usurpado de la fama.
DESPÍDESE DE SU MUSA AMOR

Ya no compuesto hablar, ya no que aspire


a laurel docto o a sagrada musa;
mándalo, ¡oh Musa!, Amor, que en mí rehúsa
menos que el pecho su rigor suspire.

Ya va fuera de mí verso que admire


en polido decir; mi llama excusa,
¡oh, sagrados despojos de Medusa!,
que en vuestras aguas este ardor respire.

Otro alentad en el licor dichoso,


que ya, ausente de vos, al mal presente,
desata el pecho un río caudaloso.

Adiós, pues trueca Amor por vuestra fuente,


(mirad cuál cantaré) de mi lloroso
pecho, en su ausencia larga, la corriente.

FULL DE REINAS
Por la simple fricción de las palabras
se llega al éxtasis.
En ésta, mi primera relación con el texto,
textualmente me revuelco en el lenguaje.

Entreabro los labios para decir “esta boca es mía”,


pero no sé si soy yo la que por esta boca está hablando.

No importa que nadie me recuerde en este último día


tan parecido al siguiente.

Algo que no es la rosa de otros días


fluye entre los muslos,
desangra para siempre entre los labios
la rosa que no vuelve.

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