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Este libro se publica, dentro de la Serie Editorial Ser sujetos, como

parte de las actividades de difusión del conocimiento del Grupo


Epistechnology*.

* Javier Nava González, María Alejandra Ponce Morales, Juan José


Vázquez Tovar, Emigdio Larios Gómez y Mauro García
Domínguez.

© Alejandro Nava Flores. 2008


Para las mujeres de mi vida:

Irene, mi madre;

y mi niña Yani.

Alejandro
Sujeto
es quien vive
sus verbos
y genera
significados.

A mis hijos:

Alejandro, Javier y Óscar,

con todo mi amor de padre,


y lleno de orgullo por lo que son
como sujetos.

Javier
El dolor de callar

Cada uno de los textos que se encuentran en las siguientes


páginas, fueron hechos sólo por uno de nosotros, Alejandro o
Javier. Nuestra coautoría no se dio en el nivel del interior de
los escritos individuales, sino en el diálogo que se pretendió
con su intercalación y la de los temas en que se ubicaron.
Los textos de Alejandro, a juicio de él mismo y dirigién-
dose a Javier, “son los que seleccioné, de entre mis escritos,
porque son los que más pueden abrir los brazos para cobijar
los tuyos y, aunque no son muchos, pienso que son el mejor
principio para éste, nuestro libro, (…) tus textos encajarán so-
briamente con los míos y podrán llegar a ser amigos.”
De modo que el orden en que se colocaron los textos no
es casual, pero tampoco sigue, a lo largo de todo el libro, cri-
terios inalterables.
En la secuencia de nuestros textos, no encontramos ne-
cesario especificar el autor de cada uno de ellos. Insistiendo
en nuestra coautoría del abrazo total.
Decidimos publicar este libro por una fuerte necesidad
de decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que pensamos
que sentimos, o más directamente, porque resulta doloroso
quedarnos callados. Ese quedarse callados que parece asfixiar
aquello humano que nos golpea deliciosamente por dentro,
esos maravillosos tambores en el pecho.

Alejandro y Javier
Monterrey y San Andrés Cholula, 2008.


Vacío

Quimeras perfectas

Sexóticas

Perspectivas

Esperanzas

- ¿Para qué este tipo de textos?


¿Para qué estas palabras y expresiones?
¿Para qué sirven?

-Para que en el futuro, quizá, ya no hagas


esas preguntas.

11
Vacío

Vacío
Día cero

Esta vez ya no avanzaron ligeros,


al contrario, fuego sin viento,
mis pasos caminaron con angustia,
pronunciaron su cuenta regresiva
y fue el momento.

El camino terminó en abrazo,


un abrazo pleno, sin intermediarios,
un abrazo de los que no se olvidan,
de los buenos, de los que no se oxidan.
Mi cuerpo se cubrió de espinas.

Y llegó una lluvia de recuerdos,


un viento de impotencia,
un témpano de miedo
a un mar sin tu presencia;
no llegó el milagro que te detuviera.

“No te vayas”, te dije en silencio


mientras te abrazaba.
“No te vayas”, te dije en silencio
mientras enterraba en mi garganta,
las ganas de gritar.

Te miré con la esperanza


de un tal vez, un quizás,
pero fui camino sin regreso.
”¡No te vayas!”, grité sin decir una palabra,
pero fue un grito sin eco.

Una flor murió de olvido,


aullando, herida sin consuelo,
cayó el telón y te perdiste.
A las trece treinta comenzó
la triste cuenta de tu ausencia.

14
¿Para qué?

La peor condena para unos pies,


sería que siempre los cargaran
para ir de un lugar a otro;

la peor condena para unas alas,


sería que, sin ser desplegadas,
se les llevara en avión a sus destinos.

¿Para qué son los pies sin caminos por hacer?


¿Las alas sin cielos que alcanzar?
¿El pensamiento al que se prohíbe pensar?

¿Para qué sirve un corazón si no tiene a quien amar?

15
Soledad

El viento y el tiempo,

se llevan siempre

lo más abandonado.

16
¿Dónde?

si contra tus ratos de amargura


no pongo una gota de miel

si en tus cielos, a veces oscuros,


no agrego una estrella

si a tus sensaciones de encierro


no abro horizontes de ternura

si a tus situaciones asfixiantes


no sumo mi respiración para tu ser

si nada de eso puedo hacer

¿dónde he dejado la vida que me has dado?

17
Eterno imposible

Me olvidé otra vez,


que el mar y la luna
jamás nunca se juntan,
por más que la marea suba.

Siempre me equivoco
por sentir más de la cuenta,
pero vivir es amar, soñar.
Me volveré a equivocar.

18
Después

Ayer, después de tanto buscarte,


mis manos entendieron que te habías ido,
entonces, mejor grité.

Y después de tanto grito


mis palabras se quedaron sin sentido,
entonces, sólo recordé.

Y el recuerdo me arrastró a los vicios,


quién eres, que después de estar yo muerto,
tu recuerdo sigue vivo.

19
Sueño roto

Su boca ya no baila,
ya no teje besos, versos;
sus manos ya no alcanzan
la tenaza de otro cuerpo.

Agoniza.

Sus ojos ya no buscan,


ya no brillan con el cielo,
su aroma está perdido
y condenado al polvo eterno.

Suspira.

Es un tronco hueco,
es la voz del frío silencio,
se queda sin caminos,
sin mañana y sin regreso.

No hay remedio.

Su presente dislocado
tiene cara de hombre muerto,
su futuro está de luto,
su pasado está completo.

20
Amargo despertar

Te vi llegar y volví a existir,


te escuché y mi cuerpo te volvió a sentir,
recordé el olvido y olvidé sonriendo,
pasó la noche a través del cielo y te fuiste.

Desperté asustado al verme sin ti,


la luz me cegó, no quedó nada, todo voló.
Lloré sin ti y mi llanto se quebró,
cerré los ojos, te di un suspiro y te dije adiós.

21
Espejismo

Tanto tiempo
siguiendo al destino,
esperé ilusionado y ansioso,
que llegara,
y sin decir palabra,
de pronto, me amara.

Mi sueño fue un martirio


y hoy de aquel camino
sólo queda un gran abismo.

22
Ausente

Ayer estabas aquí, insoportable,


es cierto, pero estabas aquí.
Hoy te busco y no te encuentro,
hoy te llamo y me responde
el eco sordo de tu cuarto, ya vacío,
que te has ido.

23
Bandera blanca

Se murió el intento,
fue su última batalla,
se ahogó mi cielo
en tanta lluvia amarga.

Se cansaron ya mis pasos


de seguir por tu sendero,
terminaron entre espinas
afiladas con veneno.

Se rindió por fin el fuego,


regresaron las nostalgias,
hasta el agua se cansó
de beberse las distancias.

Te robaste las palabras


de la tinta de mi cuerpo,
apagaste mi velita
y rompiste mi velero.

24
A la deriva

Se duelen mis ojos


de tanto buscar su imagen,

mis oídos no han logrado


escuchar su verdadera voz,

mi olfato desmayó
frente a la peste del engaño,

y en mi cabeza,
el pensamiento deformado
ha perdido la esperanza
de volver a funcionar.

25
Delirio

Estoy cansado del mismo juego,


en la ruina y sigo cayendo.
Sin un motivo, sin un recuerdo,
sin un retrato, sin un espejo.

Indiferente al frío, al fuego,


indiferente al sol y a la noche.
Estoy herido, estoy viajero,
estoy perdido y sin regreso.

26
Ruinas

Entre los humanos hay grandiosas catedrales,

pero también hay ruinas

de quienes nunca despuntaron.

27
Lástima

Si fuera cuestión de cantidades …

entonces, con mi amor bastaría.

28
Triste

Es loable

que al lado del amor

se pida la verdad;

es triste

que el dolor

los pueda acompañar.

29
Cicatrices

Ya casi no te recuerdo.

Salvo en las mañanas,


cuando me acerco al espejo
y descubro una cara triste,
y mis ojos son abismos
de sueño sin ganas.

Salvo en las tardes,


cuando tiemblo por nada,
y me aferro a la vida,
y me ahogo en el tequila
que nunca me defrauda.

Salvo en las noches,


cuando no hay regreso,
y busco una salida,
y se rompe el silencio
en llanto, en estampida.

Ya casi ni te recuerdo.

30
Confesión

Podría seguir mintiendo y decir:


“Todo está bien.” Pero no,
la verdad es que este tiempo
lleno de tu ausencia,
es un abismo, un vacío interminable.

31
Nostalgia

A veces siento
que no soy de aquí,
ni de Marte,
ni de otra parte.

A veces, como hoy,


se empaña la mirada,
me pierdo en un desierto,
se cansa la esperanza.

A veces no soy
y sin embargo existo;
a veces, como hoy,
me quedo en tu recuerdo.
¡Qué ironía!, apenas ayer
estaba lleno de alegría.

32
Advertencia

Es un hecho, trataré y trataré.


Pero si pese a todo,
no puedo controlar tu recuerdo,
entonces, aunque fracase,
te buscaré otra vez.

33
QUIMERAS PERFECTAS

Quimeras perfectas
Bendición

La vida de un hombre
tiene nombre de mujer.

36
Pareja

Si sabes ser feliz,

tienes dos membresías en el grupo más sabio de este mundo.

Pero sólo puedes entrar con pareja.

37
Por ti

No sé por qué
pero así es,
no sé hasta dónde
pero contigo.

No sé si creerte,
si mientes
o eres sincera,
si te conozco.

¿Qué hacer
si soy incertidumbre,
si me decido,
si me arrepiento?

¿A dónde ir
si estoy perdido,
si soy novato,
si no hay regreso?

¿Con quién estar


si no te siento,
si te busco
y no te encuentro?

¿Hasta cuándo,
hasta dónde llegaré
sólo por ti,
por verte sonreír?

38
La mejor

Lo mejor de la vida: las emociones,

la mejor de las emociones: ...

39
Amanecer

Yo era un planeta muerto,


lleno de noche y de silencio…
Llegaste a tiempo:
un girasol brotó del hielo.

40
¿Habrá?

¿Habrá algo más importante en este mundo


que el ser humano?

¿Algo más importante dentro del ser humano,


que su placer de vivir?

¿Habrá forma de placer humano por la vida,


que no tenga que ver con la conciencia de sí mismo?

¿Habrá conciencia de uno mismo


sin darle sentido a esa conciencia
por la relación de amor con otro ser humano?

41
A primera vista

Te vi, me viste,
te vi y sonreíste:
¡Eso es vida!

Mariposas y pescaditos,
arco iris o espejismo…
¡Qué belleza: estás viva!

42
¿Cómo?

¿Cómo sería la vida si nunca tuviéramos verdaderos dolores


de amor?,

¿de dónde vendría ese sabor único de revivir?

43
Siempre contigo

Cuando busques un abrazo,


cuando busques un abrigo,
cuando busques un consuelo
que se entregue conmovido:

Busca bien en todo el cuarto,


busca bien en el pasillo,
busca bien en el armario
y también en tus bolsillos;

por ahí ando, aún existo,


enredado entre las poses
de tus horas más inciertas.

Por ti dispuesto a todo,


a cambiarte los recuerdos,
a robarte la conciencia.

44
Espacio

mi soledad era vacío


sin sentido
el vacío duele

te conocí ...

mi soledad es espacio
con su sentido en ti
el espacio mueve

45
Necesidad de verte

Cuando estás ausente,


intento que mi angustia
se llene de esperanza
con sus ganas de tenerte,

entonces me controlo,
me trago las heridas,
aprieto bien los hombros
y me abrazo las rodillas…

Imagino.

Imagino que te encuentro


y reviento de alegría,
imagino que no fallo
y que eres sólo mía.

Imagino y me equivoco,
y aparecen los supuestos,
y te busco como loco,
y me invento mil pretextos.

Imagino buena suerte


y me engaño imaginando,
y te pienso en todos lados
porque necesito verte.

46
Te veo.

Cuando estás presente


no me falta nada,
el mundo es diferente:
una chispa es la llama.

Cuando estás presente


de verdad no sé qué hacer,
no sé si hablarte,
no sé si abrazarte.

Cuando estás presente


se inundan mis venas
con tu luna y tus estrellas,
se desata una tormenta,

se estremecen mis ojos


como flor en primavera…
Tú la tierra eterna,
yo la nube pasajera.

47
Niña

Después de ti mujer,
amar tuvo significado,
nacer al fin tuvo un motivo,
iluminar los rincones vacíos,
esperar los buenos tiempos,
levantar la voz del pecho,
la que no sabe mentir,
amar a vos: ¡Eso es vivir!

48
Sujetos

Sujetos son quienes

viven sus verbos,

quienes generan significados.

49
Otras rimas

¿Existe alguna rima diferente a la que se da entre las pala-


bras de los versos? Se me ocurre que sí. Sobre todo si enten-
demos rima a partir de sus antecedentes: lat. rhythmus, y gr.
rυθμóς,
’ movimiento concertado (Real Academia Española).

Los sentimientos que producen algunas palabras o frases


pueden rimar entre sí; pueden tener un movimiento con-
certado. Caso en el cual la musicalidad de un texto no surge
de su métrica más las sílabas finales y los oídos; sino de un
oleaje que se produce entre la mirada, el significado, el pe-
cho, el estómago, los hombros y los talones entre otras partes
de quien lee: la rima está entre las olas de los sentimientos.

Pienso en la posibilidad de una rima de sentimientos. Una


creación de frases que produzcan una rima dentro de un
mismo oleaje de palabras; o rimas entre oleajes de diferen-
tes ritmos, y que estos oleajes sean no de sonidos que creen
agradables patrones de subidas y bajadas; sino que creen,
que provoquen figuras de sentimientos que lleven y traigan,
eleven y suelten al corazón y otras entrañas espirituales, en
pequeños viajes dentro de uno mayor, que hagan vivir al
lector o escucha la vida misma de esas palabras.

Yo sigo deseando una capacidad-oportunidad para crear,


con la armonía de los tiempos en que nacen, viven y mueren
los sentimientos. Y aquí me surge una idea-deseo: los senti-
mientos son eternos no por el tiempo que perduran, sino por
las eternidades que en ellos pueden caber.

Siento una angustia que disfruto al tratar de responderme:

¿Cómo hacer rimar los sentimientos?

¿Cómo, los sentimientos de dos personas que se aman, ha-


cen una poesía?

50
Erupción

Una mujer dormida y sola


es como un volcán,
esperando el fuego
que la hará explotar.

51
Amante

Amarte para convertir tu carne en verbo,

al verbo hacerlo eterno

y beberme tu momento.

52
Quimeras perfectas

La calma y la tormenta,
jamás, jamás la indiferencia.
Eso son las mujeres:
quimeras perfectas.

Con sus lirios cabellos,


con sus lindas nostalgias,
con sus trazos eternos
y llenos de elegancia.

Son tierra y son viento,


son agua y son fuego,
son la gloria y el infierno,
la victoria y el veneno.

Son más que un consuelo


y una inmensa compañía,
son más bien el complemento
de un amor a la deriva.

Son amigas de la vida,


mil respuestas, mil preguntas,
espejismos en la niebla
y castillos en la espuma.

Son definitivamente oro,


son las flores, las espinas,
son a veces manicomios,
pero siempre bienvenidas.

53
Trivialidades

Si alguien me dice que el amor es trivial, ni siquiera me mo-


lesto en preguntarle qué es lo importante. Cualquier cosa
que conteste quedará vacía en sí misma. Si algo le da sentido
a la vida es el amor. No las cosas, no el poder, no el dinero,
no el triunfo, no la verdad en sí. La belleza misma, que po-
dría reclamar su propio espacio independiente del amor, es
algo que duele cuando no se siente amor. La belleza duele
si no hay amor. La emoción por lo bello hiere si no se puede
compartir la experiencia con otro ser. Esté o no esté ahí en
ese momento, pero que se sepa que existe.

Si el ser al que puede gritarse la emoción de la belleza de la


vida, también lo ama a uno. ¿Cuál será una dicha mayor?

Quizá las personas que dejan que su corazón ame y que se


dejan amar, en el más total, profundo y auténtico sentido
del término, derraman más lágrimas que otras; pero, quizá,
también descubren que la eternidad no está en lo que nunca
termina sino en lo que nunca se olvida, en los momentos que
se saben hacer eternos por la intensidad con que se viven.

Lo que guardamos en nuestra memoria y corazón no son


años, son los momentos más intensos de esos años; momen-
tos que van llenando de sentido nuestra vida, o reconocién-
dola vacía de sentido aunque llena de cosas.

Eco es el nombre de la ninfa del bosque que se enamoró de


Narciso, y que al perder su amor lloró tanto que dio origen
a los ríos. Al morir sólo quedó su voz, misma que no existe
por sí misma sino que se conforma con ser la repetición de
otra. Sin amor, a lo más que puede aspirarse es a ser una
mala copia de otros. El amor es la diferencia entre tener vida
propia o no vivir.

54
El gran paso

Dos cuerpos tiernos,


faltos de experiencia,
llevados por el instinto
hasta la primavera.

Se desnuda la pregunta,
se vuelve una locura,
se pierde en el deseo
y el beso que los junta.

Comienza ya la danza
del fuego en el santuario,
inicia un laberinto,
un duende se ha escapado.

Se pierden, se acaban…

En la caricia que conquista


de la espalda al muslo
y del muslo al pecho,
en el vientre que lo grita;

en la mirada tierna
que avanza temerosa,
y que con todo el cuerpo,
sin pensarlo, se arroja;

en la boca sedienta
que se parte de ansia,
en la piel que florece
y carece de calma.

Un grito en la montaña.

Inocencia y agitación,
agitación de novedad:
un colibrí empapado
de miel de virginidad.

55
SEXÓTICAS

Sexóticas
Irresistible

Me gustas de tu enero
hasta el fin de tu diciembre,
desde el fondo de tu calma
hasta el grito más rebelde.

Me gusta al fin toparme


con tu viento, con tu fuego,
con tu riesgo tan guerrero
combatiendo a la mentira.

Me gustas de espantada
y también de pervertida,
me gustas en mi boca
y escuchar cuando suspiras.

Me gustan los momentos


que se pierden en tu abrazo,
me gusta cómo juegas
y te entregas sin dudarlo.

Me gusta cerrar los ojos


y aunque estés ausente,
me gusta tu recuerdo
y encontrarte nuevamente.

58
El beso de un ladrón

Si te robo un beso
y acaso no te abarca,
y te sabe a indiferencia
o te amarga la garganta,
mil disculpas,
acepto tu revancha.

Pero si en cambio
mi beso te conquista,
y te sabe a mi decencia,
y te cierra la mirada,
entonces ¡qué delicia!,
dejarte tan callada.

59
Pregunta

Pedirte un deseo,
sembrarte una flor,
morirme en tu pecho,
probar tu sabor:
Mujer divina,
¿a qué me animas?

60
¿Cuáles?

Si aparte de los verbos naturales,

pudieras elegir sólo otros cuatro

¿con qué verbos vivirías?

61
Vámonos

Te pido convencidas
las flores de tu tiempo
que aún no se marchitan,
tus intentos, por ejemplo;

tu pecho al descubierto,
tu lluvia en mi semilla,
el abrazo de tu encuentro
y el sabor de tus noticias.

Te ofrezco una manzana,


mi diario vagabundo,
mis horas de confianza…

Te ofrezco esta mañana


escaparnos a otro mundo
en cachitos de esperanza.

62
Tu vivir

me gusta tu forma de reír

tu forma de besar

y cómo me conjugas

y me vuelves verbo sin hablar

63
Kamikase

Hoy voy a arrancarte


las uñas con mi espalda,
los broches del instinto,
las dudas con mis ganas;

Trataré de cautivarte,
olfatear bien tus momentos,
escurrirme entre tus horas
y volverme un siglo entero.

Llegaré sin previa cita


con mis labios más sinceros,
con un ramo de sonrisas
y un altar para tus rezos.

Seguiré camino abajo


cabalgando tus terrenos,
desgajando mis caricias
en las frutas de tu cuerpo.

Buscaré la dirección
hacia el valle del secreto,
nadaré por tu figura,
tu sudor y tu misterio.

Quiero hundirme en ti,


ser la lluvia en tu desierto;
quiero que me acabes
y me rompas contra el cielo.

Quiero que tú quieras,


que me quieras sin remedio;
quiero que te escurras
y me digas en silencio:

“Hoy voy a arrancarte


las uñas con mi espalda,
los broches del instinto,
las dudas con mis ganas”.

64
Literalidad

cuánto dolor para nacer

y a veces
cuánto placer

cuando nacer es sentir tu ser

cuando es resignificar tu signo


para vivirte otra vez

para matarme

también

65
Viaje astral

Anoche salí de mí
esperando llegar a ti,
y tarde, pero estuve ahí, contigo.
Tal vez como un suspiro,
como un sueño, un espejismo,
tal vez como el abrazo extraño
que mordiste al sentir
mi dulce entre tus labios.

Dormías, soñabas,
estabas despierta, qué importa.
Recuerdo tu tormenta, tus caudales
y la furia de tus brechas;
recuerdo mi alma respirando
a brinco y salto la humedad
de tus praderas.

Al principio fui tibio,


tal vez como un niño,
como intento retenido;
tal vez como palabra mansa, asustada.
Después tu calor, me abrazaste,
después bajé hasta el río,
y por Dios, que fue un delirio
estar contigo.

66
Deseo

Ley de gravitación universal:


Los cuerpos se atraen.

67
Caricia

Manos que navegan


hasta una playa desierta,
forman castillos, montañas, caminos.

68
PERSPECTIVAS

Perspectivas
Identidad

Más que belleza, prefiero


cadencia al caminar.

70
Niveles

La imagen suma,

la inteligencia multiplica,

el sentimiento eleva.

71
Caminata

Estaba en un cuarto
que conocía palmo a palmo,
salí y caminé.

Al regresar
el cuarto estaba lleno de selvas,
de desiertos ya muertos,
de montañas y mares eternos.

Bajo mis ojos estaban


las huellas de mis pasos,
el cielo era un tanto ingenuo
pero siempre con mucho brillo.

Y mis ojos…
algo tenían mis ojos,
el cuarto seguía siendo el mismo.

72
Inconsistencias

objetiva literalidad,

la muerte;

objetividad inexistente;

subjetiva alteralidad,

amar;

subjetiva y trascendente

73
Conmigo

No me interesan del mundo


las horas que pasan,
me interesan las que se quedan.

74
Volviéndome loco

A veces escucho voces


que nadie ha pronunciado,
despierto y estoy perdido.
¿Serán las voces del camino?

75
Temores

Me da miedo
ver impotente
el dolor de la gente,
la muerte violenta
de un perro cualquiera,
la vista angustiada
tratando de huir.

Me da miedo
escuchar a todas horas
los gritos desesperados
del llanto y la tragedia,
las uñas clavadas
rasgando las puertas
que quieren abrir.

Me da miedo
la mentira traicionera,
perder algún recuerdo,
vivir sin sonreír…
Me da miedo morir,
y llevarme a la tumba
tantas ganas de vivir.

76
Libertad

Si ves en el cielo una estrella,


no intentes cortarla,
no intentes domarla y quitarle
toda su belleza.

77
Desequilibrios

La gente actúa, reacciona, se manifiesta, principalmente,


cuando algo la altera en sus intereses o en su voluntad. Lo
que está de acuerdo con un antecedente básico del movi-
miento: el desequilibrio.

En favor de lo anterior está el significado mismo de emoción:


movimiento. Pero si el que alguien se emocione significa
que algo en su ser ha sido movido, puede pensarse en otra
pregunta sobre lo previo a ese movimiento: ¿qué es lo que
puede hacer surgir la emoción?, ¿en qué se pueden originar
las emociones?, ¿cuál es el tipo de desequilibrio que provoca
el movimiento profundo que es la emoción?

Quizá tal desequilibrio se da en los principios fundamenta-


les que son importantes para la vida en cada ser humano:
sus valores.

Una fuente de emoción puede encontrarse en esos puntos-


instantes de desequilibrio-y-satisfacción-plenos-e-intensos,
respecto de los afanes por lo que se busca; puntos-instantes
múltiples de intenso desequilibrio y de plena satisfacción,
tan cercanos unos a los otros, que se vuelven un tramo de
emoción que tiende a concentrarse, a su vez, en un nuevo
punto; siendo simultáneamente un momento de emoción en
el que desaparece el tiempo y en el que se experimenta un
tiempo que se extiende en infinito. El tramo se hace infinito
reduciéndose a un punto esencial, el tiempo se hace infinito
concentrándose en un momento, ambos procesos tienen
como causa a la intensidad y como logro, la plenitud.

Cabe destacar que ninguno de los seres que se mueve a cau-


sa del amor, de la justicia, de la verdad, de la belleza o de
algún otro valor positivo, podría lograr la autenticidad de
esa sensación o de los sentimientos que se le generan en esa
búsqueda, si en su accionar no posee como valor ambiente
de los otros a la libertad. Sin este valor necesario para el lo-

78
gro de los otros, sin unas alas que permitan explorar los cie-
los en los que se busca la explosión infinita en el encuentro
con el arte, en el descubrimiento de una verdad aunque sea
pasajera, en el compromiso con lo justo, en la unión plena
de amor, en el sabor de lo que hace. Sin el ejercicio vivo de
esa libertad, ninguna de las emociones generadas tendría el
poder del primer movimiento. Porque para moverse con pa-
sión, entregando todo el ser a cada paso, es necesario decidir
con libertad el espacio de búsqueda de la plenitud.

79
Todo y nada

Nada es perfecto, pero


todo puede ser mejor.

Nada es para siempre


y sin embargo,
todo es eterno
mientras se tiene.

Todo lo que sube


tiene que bajar,
todo lo que va regresa;
pero nada vuela en reversa.

80
Despedidas

Las despedidas de amor son muertes vividas,

pero sólo los amantes mueren despedidas.

Sólo quienes viven,

viven esas muertes.

81
Siempre

No hay sueños perdidos,


sólo piedras en el camino.

Existen los abismos pero…


¡Un puente y todo listo!

82
Construirse

Si se valora más lo que cultiva uno mismo

que lo que obtiene ya hecho,

¿qué valor tendrá, para una persona,

construirse a sí misma?

83
Futuro

Del camino que perdí ayer


buscando mi destino,
ni buenas ni malas noticias,
sigo probando fortuna,
prendo un cigarro
y apago la angustia.

Mientras vuelvo al camino


la aventura es mi destino;
destino es el camino mismo.

84
Subliminal

Estoy de viaje, suave,


flotando en el abismo.
Siento que me voy,
pero sigo donde mismo.

85
Nuevo comienzo

De vez en cuando
me atrevo a vaciar mis ojos
y comenzar de nuevo.

86
Reencarnación

Soñar despierto,
dormir y soñar de nuevo,
vivir un sueño,
morir y seguir sintiendo.

87
Diversidad

Hay diferentes tiempos,


diferentes mundos,
diferentes edades,
valores e intentos.
Hay diferentes seres
y diferentes sueños.

Hay en cada sueño,


en cada ser,
en cada valor
y en cada intento,
mil formas de andar.

Hay en cada edad,


en cada mundo
y en cada tiempo,
a cada paso,
a cada instante,
diferente eternidad.

88
ESPERANZAS

Esperanzas
Sueño y realidad

Era un taller de interpretación de caricaturas para 14 niñas y


niños de entre 9 y 12 años. Se les entregó una caricatura de
Quino cuya descripción podría ser la siguiente.

Un hombre, vestido con ropa de presidiario, está dormido y


soñando. En su sueño se mira a sí mismo feliz y saltando por
el campo abierto, libre. Su sueño es tan grande que ocupa la
mitad del dibujo, la otra mitad es una cárcel destruida, con
los otros presos y los vigilantes asombrados y mirando el
sueño y a quien sueña. El espacio del sueño da la impresión
de solidez por dos observaciones, una porque en su parte
superior sostiene partes de pared de lo que fue la cárcel y a
una persona que se siente asustada de estar tan arriba ya que
el sueño es grande, la otra porque con esa solidez el sueño
logró romper paredes y techo de la cárcel.

La interpretación de una niña llamada Antonia fue que eso


era un sueño de ser libre y que se cumplía.

Le pregunté si el señor estaba soñando y me contestó que sí;


le pregunté si el señor era libre de verdad y me contestó que
sí. Luego le pregunté, como mostrándole una contradicción:
A ver dime, ¿está soñando que es libre o es realidad que es
libre?

Me contestó con tono de comprensión y de regaño: ¡Hay


profesor! Pues las dos cosas. ¡Es sueño y es realidad!

90
Lejos

Una cena familiar en la ciudad de Cuernavaca: la madre, el


padre, una hija y dos hijos, el mayor de éstos, Jorge, con 16
años de edad. Un amigo del hijo mayor, también de 16 años,
está de visita, su nombre es Javier.

Habla el padre dirigiéndose al amigo de su hijo.

– Así que te vas a Monterrey Javier. Me contó Jorge que te ha


ido muy mal en la escuela y que te vas a estudiar allá.

– Sí señor, dentro de una semana debo estar ya en Monterrey.

– ¿Y qué dice tu mamá?–. Pregunta la madre de Jorge.

– Ella dice que ojalá me vaya bien. Que si me esfuerzo y


hago lo que tengo que hacer en la escuela saldré bien.

– Pero ¿no está triste? – Nueva pregunta de la mamá.

– Pues dice que me va a extrañar pero que espera que sea


por mi bien. Eso es lo que le preocupa más.

– ¿Y tu papá Javier? – Vuelve a intervenir el padre. –¿Cómo


te va a vigilar?–

– Él dice que me apoyará siempre que pueda, pero que salir


bien en la escuela es mi responsabilidad.

– Pues no entiendo. Si aquí saliste mal, veo muy peligroso


que te vayas tan lejos de tus padres. Pienso que tu papá
está loco.

La plática cambia porque la hija, cuya edad es de 8 años, tiró


un poco de leche sobre la mesa.

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Javier ya no tuvo que preocuparse de alguna respuesta a las
últimas expresiones del padre de Jorge. Quizá no hubiera
llegado a ningún entendimiento con el padre de su amigo.

Javier es un joven de 17 años que está viviendo una crisis


escolar y, en algunos aspectos, está tratando de salir de
punzantes crisis en su vida. Después de varias pláticas con
amigos, amigas, familiares, hermanos, su madre y su padre,
empieza a adoptar una idea de la vida en la que la libertad
es muy importante. Tal idea se resume en una expresión:
la vida es una oportunidad de aventura, y uno mismo es
responsable de tal aventura. Él sabe que esta respuesta no
hubiera sido entendida en aquella cena. Sus padres no han
podido con la situación y ahora juegan esta carta. Javier ten-
drá que asumir su responsabilidad a una gran distancia de la
casa en que nació. Quizá con esto tenga esos otros nacimien-
tos que a muchos nunca les llega.

92
¿Por qué?

Eran las 7 de la tarde, empezaba la penumbra que anuncia


la llegada de la noche. Un salón de escuela, su interior, unos
niños –cuya edad estaba alrededor de los 8 años–, realiza-
ba un ejercicio educativo. Se había suspendido la corriente
eléctrica y hubo necesidad de colocar parafinas en botellas
vacías de refresco.

– ¿Por qué sucede esto?–, moviendo él mismo la botella que


tenía la parafina y dirigiéndose al maestro.

– ¿Por qué sucede qué, Alejandro?

– Esto mira–, y movió nuevamente la botella.

– No sé qué me quieres decir. No veo qué sucede.

– Mira las sombras, se hacen grandes y chiquitas cuando


muevo la botella.

– A ver, cómo que se hacen grandes y chiquitas.

– Sí mira esta sombra cómo aumenta y cómo se hace chiquita


cuando muevo la botella.

– Ah. A ver, déjame hacerlo yo–. El maestro movió la botella


varias veces siguiendo el movimiento de las sombras, y
todos los de la mesa en que trabajaba Alejandro, también
siguieron las sombras con las miradas.

– No, no sé Alejandro. No me había fijado. Pregunta a tus


compañeros, quizá alguno o alguna de ellas sepa por qué
sucede eso–. Cada uno dijo no saber por qué. Nuevamente
el maestro se dirigió a Alejandro.

93
– Pues nadie sabe aquí por qué sucede eso de que las som-
bras se hagan pequeñas y se hagan grandes. Dinos tú, ¿por
qué crees que sucede eso? ¿Por qué sucederá Alejandro?–.
Alejandro se quedó pensando unos momentos y luego
empezó a hablar en forma pausada.

– Yo creo ... que las sombras ... le tienen miedo a la luz, ...
por eso quieren alejarse.

– ¿Cómo que miedo a la luz?

– Sí, ... mira cómo todas la sombras se alejan de la luz, ...


todas están al otro lado de las cosas y ... ninguna se acerca
a la luz–. Al decir esto, Alejandro señalaba las sombras
desde el pie del objeto que las proyectaba, hasta la punta
de esa sombra, que efectivamente, en ese sentido se alejaba
de la luz.

Alejandro continuó, con voz y mirada que iban ganando en


entusiasmo.

– Las sombras que pueden se escapan ... del lugar donde


está la luz y se van lejos, ... los cuartos oscuros no están os-
curos porque no tienen luz, están oscuros porque son cuar-
tos que están llenos de sombras que escaparon de la luz.

Alejandro pareció dejarse un silencio para sí mismo, porque


su mirada hacia la llama de la vela estaba muy viva y pare-
cía reflejar pensamientos y emociones. El maestro, como el
adulto que no sabe quedarse callado y disfrutar esos silen-
cios, sintió que debería decir algo.

– ¿Y por qué hay sombras largas y sombras pequeñas Ale-


jandro?

– Porque las sombras se estiran para llegar a lo oscuro. Y se


estiran más cuando están llegando a lo oscuro.

94
– A ver, a ver, te voy a hacer otra pregunta. ¿Por qué esta
sombra, parece que no quiere irse?–. Al momento que
levantaba la botella en la que estaba la vela y mostraba la
sombra que casi era de la forma del fondo de la botella.

– Ah, porque cuando las sombras no se pueden escapar se


esconden debajo de las cosas.

95
Subjetividad

sólo un soplo y te separas de la tierra


para bien o para mal

para crear
lo que nunca había existido
y que ahora para siempre
vivirá

para arriesgarlo todo


por un rayo de sol
suspirador

para engañar al no-ser


de no haber sido
al haber perdido
y lo peor
sin apostar

para ocultar en colores de revista


la silenciosa vidamuerta
de anónimo ritual

96
¿Qué quiere decir?

Oscar, un niño de siete años, viajaba con su padre a la escue-


la cuando le llamó la atención una señal de la carretera.

– ¡Oye pa!, ¡Oye pa!, ¿qué quiere decir ese dibujo?

– Quiere decir que adelante hay grava suelta. Avisan para


que uno maneje con cuidado.

– ¿Por qué no escriben que hay grava suelta?

– Yo creo que porque a veces es más fácil entender figuras


que palabras. Mira, ¿qué quiere decir esa señal?

– Que hay una curva.

– ¿Hacia la izquierda o hacia la derecha?

– Hacia ... ¡la derecha!

– Imagínate que estuviera escrito “Hay una curva hacia la


derecha”, imagínate el tamaño de las letras para que las
pudiéramos ver desde lejos y rápidamente.

– ¿Y eso qué quiere decir? –. Preguntó Oscar señalando un


letrero.

– Eso ya sabes porque allí dice.

– Sí ya sé, quiere decir que ... San Andrés es ... ¡para allá!–.
Señalando hacia la izquierda.

– Oye pa, ¿todas los pueblos tienen nombre?

– Yo creo que sí mijo.

– ¿Y todas las cosas tiene nombre?

97
– No, no creo mijo. Hay cosas que no se han descubierto, y
entonces ninguna persona las ha nombrado. Así que su-
pongo que no tienen nombre pero existen.

– ¿Pero al revés sí?

– ¿Cómo al revés?

– Sí, ¿todos los nombres tienen una cosa?

– Bueno yo creo que sí aunque no todas las cosas puedan


tocarse o mirarse o guardarse, pero sí sentirse, como la
alegría, la tristeza o el amor. Las palabras tienen algún
significado.

– Oye pa, ¿y qué significa significado?

El diálogo se suspendió, habían llegado a la escuela.

98
Quiero morir …

Email: 8 de enero del 2008.


Asunto: Quiero morir …

---
hijos:
Si por el asunto de este correo se asustaron, no debieron ha-
cerlo.

Porque los puntos suspensivos indican que la expresión de


la idea fue interrumpida, no se terminó.

La idea, como lo indican los puntos, fue suspendida.

No es lo mismo decir “Quiero morir.”, con su punto final;


que decir “Quiero morir …”, con puntos suspensivos.

La primera idea está completa; expresa un deseo de manera


total. A la segunda idea le falta algo para que sea completa,
por ejemplo, la fecha en que se quiere morir.

Existen casos en que las ideas son suspendidas para siempre,


tal es el de las últimas palabras de un moribundo. Nunca se
llega a saber si faltó algo importante en ellas o sólo fue una
forma de expresión cuyo sonido agonizante la hizo parecer in-
completa. O cuando se corta abruptamente una comunicación
telefónica; o cuando en un diálogo, una de las partes decide
ya no decir lo que había pensado.

Aquí no será así. Esta idea de “Quiero morir …” sólo fue


suspendida por un momento y ahora continúo con ella.

“Quiero morir besando la tierra, pero no mordiendo el polvo”.

Con frecuencia pienso la frase del renglón previo cuando


salgo a correr en las mañanas, como lo hice el último día del
año que acaba de terminar.

99
Pienso en esa idea, sobre todo, cuando llevo ya una buena
distancia y me empiezo a cansar. Entonces se me ocurre que
no debo rendirme a la primera sensación de cansancio. En-
tonces se me ocurre que seguramente podré hacer otro tanto
de lo que hice hasta el momento de mi sensación de cansan-
cio; y pienso que quizá podría hasta dos tantos. Y, para mi
orgullo, en general lo logro, … el otro tanto no los dos. Pero
tengo la convicción de que si fuera necesario alcanzaría más.

En los momentos en que más siento el cansancio se me


ocurre que no quiero morir en una cama, de diarrea, gripe,
fiebre, entumecimientos, comezones o dolores en diversas
partes de mi cuerpo; disminuido en mi vista, mis oídos, mi
gusto de saborear, mi piel o mi capacidad para sentir la de
otra persona y a esa persona en total; disminuido para pen-
sar, entender y expresar. Se me ocurre que no quiero morir
muriéndome en una cama de enfermo; quiero morir vivién-
dome y viviendo la vida de frente a sus vientos, sus lluvias,
sus cerros, sus mares, sus estrellas, sus maravillosas estrellas
y sus soles. Sobre todo viviéndome al sentir los miles de so-
les que es capaz de darme el amor de mi mujer.

Por eso pienso que no debo detener mi carrera cuando siento


la primera oleada de cansancio; ahí es donde verdaderamen-
te empieza el esfuerzo; lo demás no lo fue; ahí donde parece
que el cansancio ataca es donde se podrá apreciar si de ver-
dad se quiere llegar hasta la meta planeada. Ahí, volviendo
a mi carrera de ejercicio, es donde pienso y siento y vuelvo
a pensar y a sentir una sola imagen: prefiero morir con el
sudor de mi esfuerzo que con el de una fiebre; prefiero morir
haciendo abdominales que de diarrea; prefiero morir con el
corazón desbocado que con el corazón insensible. Y por eso,
si un día caigo en mi carrera; si estoy sudando y haciendo un
verdadero esfuerzo, si estoy viviendo como entiendo la vida,
cuando mi cara quede cerca del pasto o del tezontle o de la
tierra, sonreiré y moriré como me gustaría morir: besando la
tierra, pero no mordiendo el polvo.       

100
Besando la tierra.

Porque se deja abrir para sembrarla, regresando multiplica-


ciones y colores.

Porque da perfumes para palpitar, aun en fondos de amar-


guras.

Porque la tierra viva es humus, del que nació el homo, el ser


humano: su mejor fruto.

Porque aumenta la vida antes de que llegue la muerte.

Porque nos regala pedacitos de sol a cada paso.

Porque hizo brotar el primer sentimiento.

Porque es el origen del amor.

Porque es mujer.

Sigamos corriendo en el año que inicia, y disfrutando el


sudor, el esfuerzo, el viento, el frío, el calor, … disfrutando
la vida toda, y todas sus maravillas. Hasta cuando llegue el
momento de besar la tierra, de morirse viviendo, sonriéndo-
le al amor.

Los ama,

  
Su pa

101
Una noche

Una noche acariciadoramente húmeda y cálida, un hombre


estaba tirado en una playa del caribe mexicano; era una pla-
ya alejada de las construcciones, de las multitudes; algunas
parejas pasaban caminando y hablando, no en secreto pues
esta actitud era innecesaria en esa agradable privacidad
abierta al cielo ­–que sólo admitía las canciones susurradas
por las leves olas–, el volumen de su voz era sólo suficiente
para que se escucharan entre ellos.

El hombre estaba tirado boca arriba, su cuerpo tendido y


relajado, ligeramente inclinado sobre el declive natural de
la playa con sus piernas hacia el mar; con las manos en la
nuca; mirando al cielo que esa noche no tenía luna, ni una
sola nube.

Y en ese cielo profundamente oscuro estaban derrochando


su belleza las estrellas; ésas que se piensan como los miles
que no se pueden contar porque no es necesario; pero que
se pueden mirar con unos ojos que parecen aumentar su
capacidad para sentir, al llenarse de puntos milagrosos que
palpitan de tal forma que provocan otra forma de palpitar
en el corazón, otra forma de sentir la piel, y la arena y a otra
persona, especialmente a la que se ama. Y todo esto pasó por
la piel, los dedos, el pensamiento, los ojos; todo esto pasó
por el ser completo de ese hombre. Y se preguntó ¿por qué?
¿Por qué parece sacudirse todo mi ser por las estrellas y por
ella? Y recordó algo que había leído.

Que en el origen del universo sólo había polvo, moviéndo-


se por todos lados sin ningún fin, en la oscuridad total. Que
así estuvo por mucho tiempo, aunque el tiempo mismo
no existía pues, ¿cómo puede existir el tiempo en donde
no existe el sentido? Esto no lo decía aquel texto, pero al
hombre se le ocurrió, ¿para qué contar el tiempo cuando no
existe el sentido?

102
Pero sucedió que una casualidad de movimientos del pol-
vo, o algo así, causó choques infinitos y generó calor, y
aumentó la velocidad del polvo y los choques y el calor y
finalmente, una gran explosión. La que en algún momento
terminó, dejando tras de sí ya no sólo polvo disperso, sino
cuerpos formados, aislados y en conglomerados, que aun-
que al principio fueron masas ígneas, después se fueron
enfriando poco a poco y dieron origen a las constelaciones,
a las estrellas, a los planetas, ... O algo así decía aquel texto,
se repitió el hombre a sí mismo, dudando mucho de su me-
moria. Así hasta que, finalmente, llegó a darse algo como la
tierra, con agua y aire, y surgió la vida en el mar, en el aire,
en la tierra, y surgieron la mujer y el hombre, y sus encuen-
tros y sus sonrisas y sus pensamientos y sus conciencias y
sus gritos y sus risas y sus miradas y sus carcajadas y sus
emociones y sus sentimientos y sus dolores y sus besos y
sus abrazos y sus lágrimas y sus caricias y sus suspiros y
sus ... y el hombre se despertó de un ligero sueño que había
tenido, sintió que una suave ola de mar había llegado hasta
sus pies, acariciándolos, huyendo luego con timidez hacia
el mar y escondiéndose debajo de la arena. Del sueño, ese
hombre salió jugando con una idea, la idea de que lo mejor
en inventos, descubrimientos, riquezas y sabor de vivir lo
había realizado la raza humana en sí misma, en sus cuer-
pos, en sus mentes y en sus corazones, y que cada persona
llevaba toda esa riqueza de la capacidad humana de sentir.
De sentir sobre todo con otro ser humano, de sentir que
piensa, que lucha, que aprecia, pero sobre todo que ama.

De ese sueño salió la idea de que todos los hombres y muje-


res de este planeta estamos hechos de una misma materia. Y
de que en esa materia tenemos el calor que da la vida, la luz
que nos permite ver todo, la oscuridad que nos permite ver
la luz de cada cosa y de cada ser. Estamos hechos de polvo
de las estrellas. Por eso cuando las vemos con cuidado, pro-
fundidad, respeto, nos estremecemos. Nos vemos en ellas y
dejamos que las estrellas nos toquen.

103
Todos estamos hechos de polvo de estrellas; pero de un pol-
vo de estrellas que tiene la cumbre misma de todo: la capaci-
dad de sentir, especialmente el amor. Pero, desgraciadamen-
te, algunos no se enteran nunca.

104
Colofón

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