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Violencia machista

Feminicidios
pospandemia, ¿un
rebrote accidental o un
mal augurio?
Numerosas observaciones criminológicas
indican que durante el confinamiento se ha
producido un aumento de los factores de
riesgo que pueden desencadenar actos de
violencia de género grave

Antonio Andrés Pueyo


Catedrático de Psicología de la Universidad de Barcelona.
Acto contra la violencia machista en València, el pasado 2019. /
MANUEL BRUQUE / EFE

30 de mayo del 2021. 14:11


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Entre la segunda y tercera semana de


mayo, y en unos pocos días, siete
hombres han asesinado a siete mujeres,
sus parejas o exparejas sentimentales y
también a un niño. La concentración
de varios feminicidios en unos
pocos días no es la primera vez que
sucede desde que se registran
públicamente estos crímenes. En abril de
2010, enero de 2012, enero de 2014,
junio-julio de 2015 y febrero de 2019 ya
había sucedido una concentración
similar. Las noticias de los asesinatos
dibujan una imagen típica de los
escenarios de estos crímenes, sin
novedades: parejas en proceso de
separación y divorcio, asesinato de los
hijos u otros familiares, maridos y
exparejas consumidores de drogas y con
antecedentes penales por violencia,
suicidios e intentos de suicidio por parte
de los agresores, entregas a la policía,
denuncias y ordenes de alejamiento en
algunos casos, declaraciones machistas
anteriores por parte de los agresores,
etc. ¿Porqué se han concentrado
tantos asesinatos al final del
confinamiento? ¿Es una coincidencia
pasajera o un repunte de la violencia de
género que puede seguir en los próximos
meses? Según la respuesta las acciones a
tomar no deberían ser las mismas.

REUNIÓN DE URGENCIA
Igualdad busca cómo frenar el repunte de crímenes
machistas, tras las 5 muertes de esta semana

Este aumento brusco de los asesinatos


Este aumento brusco de los asesinatos
podemos analizarlo en base a dos
versiones alternativas del modelo
de la “olla a presión” que se usa en la
psicología de la violencia: la explosión
puntual, fortuita y sin continuidad o la
efervescencia producida por un aumento
de la presión y que se va a cronificar.
Numerosas observaciones criminológicas
indican que durante el confinamiento
se ha producido un aumento de los
factores de riesgo que pueden
desencadenar actos de violencia de
género grave. Las denuncias durante el
confinamiento se han reducido, pero a la

vez, las llamadas a los teléfonos de


emergencia han
aumentado. También el acceso a
recursos de demanda de ayuda 'online' se
ha incrementado – hasta más de un 45% -
en estos meses de confinamiento. Y esto
también ha pasado en muchos otros
p
países de nuestro entorno.

Los factores de riesgo que


influyen en la probabilidad de aparición
de violencia grave contra la pareja son,
entre muchos otros :el malestar
emocional y los trastornos mentales, las
ideas de suicidio, la conflictividad
familiar, de pareja y el estrés derivado de
la misma, la historia de violencia y el
abuso de pareja, el consumo de alcohol y
drogas, las dificultades económicas y la
perdida del empleo... Y muchos de han
aumentado claramente durante la

pandemia. Esta acumulación de
factores de riesgo actuando a lo largo de
los meses pasados es, probablemente, el
principal argumento que justifica un
aumento de la “potencialidad dañina” de
la violencia de género producido en el
confinamiento.
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Con la desaparición del confinamiento y,


siguiendo el modelo de la “olla a presión”,
es probable que los actos violentos contra
la pareja aparezcan por la acción de
nuevos factores, esta vez,
desencadenantes a veces muy poco
específicos. Entre estos la mayor
movilidad que facilita la acción violenta al
agresor, la urgencia por evitar la pérdida

del control sobre la pareja (en los casos


de separación o divorcio), la decisión de
acabar con la vida de la mujer (y la suya
propia), etc. Muchos cambios
asociados a la dinámica social
posteriores al confinamiento pueden
haber influido en la conducta criminal de
h b E ibl
estos hombres. Es posible pues que,
además de la influencia siempre presente
del azar, el paso de una situación de
confinamiento a otra más normalizada –
en cuanto a las relaciones interpersonales
- haya causado su efecto, desbordando las
situaciones conflictivas con un final
trágico.

¿Es un aumento puntual y pasajero o algo


más crónico? Posiblemente la
coincidencia de estos crímenes sea el
resultado del agravamiento de los
factores de riesgo y los desencadenantes

mencionados y, también del azar. La


conflictividad de la pareja y de las
familias ha aumentado y converge con
una situación social y económica muy
negativa, en algunos casos
extremadamente negativa. Estos
elementos combinados en la mente de un
potencial asesino machista le pueden
acabar llevándole a actuar de manera
criminal en un momento u otro y en los
próximos meses.

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