El emblema o símbolo del coriano cristiano, es su cruz fundacional a los
que todos llaman “la cruz de san Clemente”, ubicada en pleno centro histórico de la ciudad, según la tradición allí donde se presenció la primera misa en estas tierras de occidente. Desde siempre, la cruz latina de madera con su monumento de mampostería irradia belleza, cultura y religiosidad para todas las personas que la visitan y la contemplan, dejando un ejemplo de historia pero también de conservación y preservación de las obras sagradas de la ciudad de Santa Ana de Coro.
La cruz de madera que se exhibe en su custodia de mampostería en la
llamada plaza de San Clemente, antiguo lugar conocido como riberas del rio Coro, hoy denominada “Plaza de Ampíes”, media dicho conjunto escultórico-arquitectónico entre los templos de San Clemente y San Francisco. La cruz es tomada del árbol de cují negro, típico árbol de la zona o región falconiana donde, según la tradición, debajo de sus sombras se celebró la primera misa. En la ceremonia estuvieron visitantes españoles, entre ellos, Juan de Ampíes, y la comunidad indígena de los Caquetios, habitantes del lugar; cuya fecha del acto religioso fue el 23 de noviembre de 1528, día de San Clemente. La misa la ofició “el padre Mercedario Antonio Merino que servía de capellán en la expedición de Juan de Ampíes”. Bajo aquel cují en plena ceremonia ritual cívico-religiosa se unieron simbólicamente dos continentes, dos héroes, dos hombres, creando así un nuevo inicio de la historia coriana. En la base del monumento aparece en una de las tres placas de mármol donde reza en latín antiguo lo siguiente: Haec crux eadem est quae a Juanne Ampues in hoc loco erecta fuit anno MDXXVII. A lo que se traduce al español: “Esta es la misma cruz que erigió en este lugar Juan de Ampíes. Año 1527”. En cuanto, el monumento o templete tipo baldaquino donde se exhibe hoy la cruz de madera lo mandó a construir con ladrillo, mampostería y cal, el general Juan Crisóstomo Falcón, de tardía estructura barroca en el año de 1866. En dicho templete, aún se conserva una segunda placa donde se explica quién fue el que la mandó a erigir dicho monumento en pleno siglo XIX, la misma se lee en latín: A magno Cive Joannie C. Falcón hujus Reipublicae Praesidie in honorem venerabilis redemptionis signi hoc consecratur monumentum. MDCCCLXVI Puede traducirse al español: Un gran ciudadano Juan C. Falcón presidente de esta república, en honor de la venerable redención dedica este monumento. 1866.
La cruz labrada a mano es de madera de cují, cuyas medidas son, el cuerpo de alto (vertical) 2,30 cm y 1,30 cm (horizontal) de ancho su brazo, sus dos tablones tanto horizontal y vertical son de poco ancho y espesor de 10 cm cada una, unidas o soportadas con un clavo o perno de madera de gran tamaño en medio de las mismas. Se aprecian sus vetas y su trabajo de restauración en los brazos de la cruz. El templete está pintado de color blanco y ocre, es un trabajo sencillo muy poco decorado con elementos geométricos, su estructura es de forma cuadrada dividida en tres partes, la primera, su cabeza, muestra una cúpula octogonal con cinco pináculos, uno en cada esquina, y el último pináculo en el centro, que remata el conjunto, es diferente y más alto que las demás. El segundo es el cuerpo del templete, presenta cuatro nichos de medio punto en sus cuatro caras, antes de culminar dichos nichos en sus extremos aparecen unas molduras y en el centro un octágono. Y por último, en el pie del monumento, existe un zócalo decorado con rombos horizontales por sus cuatro partes y tres placas. Adentro, baldosas cuadradas rojas la cubre y en el centro del mismo sobre un pedestal blanco sujetada con tornillos se exhibe la imponente cruz latina. Las rejas metálicas de hierro fundido decoradas que cubren los nichos del monumento, son trabajos elaborados a finales de la década de los 60 del siglo pasado. El templete mide de ancho y espesor 3,20 cm y de altura 5,20 cm aproximadamente. Hoy día se puede observar que la plaza san Clemente es un sitio donde se siguen inspirando los poetas, cantores, pintores y artesanos para elaborar con lujo y detalle el monumento con su cruz. Además, existen los policías turísticos quienes están en la plazoleta resguardando estos patrimonios históricos. Gracias a su historia, cultura y su bien conservada arquitectura de la época colonial y republicana fue nombrada en 1993 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, constituyéndose así en el primer sitio en Venezuela en ser declarado como tal. La ciudad fue fundada el 26 de julio de 1527 por Juan Martín de Ampíes, con el nombre de Santa Ana de Coro. Ampíes pactó respetar la autoridad del cacique Manaure máxima autoridad de los indígenas de la región, los Caquetíos.