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Cédula: Compraventa Internacional de mercaderías.

Profesor Miguel Brunaud.


Camila Ugalde Silva.

Con la venia de esta Comisión, pasaré a exponer en mi cedula acerca de la Convención de las
Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa Internacional de Mercaderías.

Quisiera partir señalando los puntos a los cuales me referiré en esta exposición:

En primer lugar señalar algunos conceptos claves que se encuentran contenidos en la


Convención, como lo son los de compraventa internacional, de mercaderías, el concepto de
establecimiento, e incumplimiento esencial. De los cuales únicamente este último se
encuentra definido de forma expresa en la Convención.

En segundo lugar, me referiré de manera breve a los principales temas que regula la
Convención, que son:

1)formas de acceso, donde debe considerarse que la Convención de acuerdo a su articulo 1º,
se aplicará a los contratos de compraventa de mercaderías entre partes que tengan sus
establecimientos en Estados diferentes, contemplando dos formas de aplicación, una directa y
otra indirecta.

2)la formación del contrato de compraventa internacional de mercaderías, el cual se


perfecciona mediante dos actos jurídicos unilaterales llamados oferta y aceptación, a los cuales
se aplica la Teoría de la Imagen en el Espejo;

3) a los derechos y obligaciones que nacen tanto para el vendedor como para el comprador en
virtud del contrato, que son en resumidas cuentas para el primero, la de entregar las
mercaderías, transferir la propiedad de las mismas, y entregar los documentos relacionados
con ellas; y para el segundo, las de pagar el precio, y recibir las mercaderías.

Y 4) los remedios que señala la convención ante el incumplimiento del contrato por una de
las partes.

Finalmente me referiré a la importancia que ha adquirido el Arbitraje, en materia procesal


como medio de solución de los conflictos que puedan surgir entre las partes contratantes.

I. Antecedentes

La compraventa, es sin lugar a dudas el contrato y la operación comercial más importante que
contempla cualquier ordenamiento jurídico, de ahí que está se contemple como contrato
nominado en la mayoría de ellos. En razón de la importancia que fue adquiriendo el
intercambio de bienes muebles a nivel internacional, surge la necesidad de unificar el derecho
relativo a la compraventa, cuestión que se logra finalmente, con la aprobación de la
convención de Viena el año 1980, la cual entró en vigencia a nivel internacional el 1 de enero
de 1988, no obstante que en el caso de Chile, entrara a formar parte del derecho nacional
desde el año 1990.

II. Conceptos básicos.


La convención de Viena no define en su texto lo que debe entenderse como contrato de
compraventa internacional, sin embargo, establece los principios generales de la misma.

De esta forma, podemos entender por "contrato de compraventa internacional, sujeto a las
normas de la Convención, al contrato de compraventa de mercaderías, salvo las excluidas,
que se celebre entre partes que tengan sus establecimientos en estados diferentes, que
contemple el transporte internacional de mercaderías, en donde el pago del precio se efectúe
a través de las fronteras" esto según la definición de José López Blanco. O bien, podemos
definirla en virtud de lo expresado por la misma Comisión de las Naciones Unidas para el
Derecho Mercantil, como un “contrato en virtud del cual una parte, que es el vendedor,
deberá entregar las mercaderías y transmitir la propiedad de las mismas a la otra parte, que
es el comprador, quien estará obligada a pagar el precio y recibir las mercaderías”.

Como puede apreciarse de las definiciones anteriores, la Convención se aplica a contratos de


compraventa que tengan por objeto un tipo específico de bienes, que para estos efectos de
denominan Mercaderías, concepto que La Convención tampoco define, no obstante esto, a
través de una construcción jurisprudencial, se ha dicho que “se entiende por mercadería los
bienes corporales muebles en todos sus estados, nuevos o usados, incluyendo animales
vivos o muertos, y excluyendo bienes inmateriales como los derechos de propiedad
intelectual”.

Lo que sí hace la Convención en este sentido, es excluir ciertos tipos de compraventa, ya sea
por la finalidad de la compraventa (excluyéndose la compra de mercancías destinadas al uso
personal, familiar o doméstico, y los contratos de prestación de servicios), por la naturaleza de
la compraventa (excluyendo las ventas efectuadas por medio de subasta o mandato judicial) o
por la naturaleza de las mercaderías (excluyendo en este caso la compraventa de acciones y
otros valores bursátiles, certificados de inversión, títulos negociables, divisas, buques u otros
barcos, aerodeslizadores, aeronaves o electricidad). Todo esto en función de que en muchos
Estados, todos o algunos de estos tipos de compraventa se rigen por normas especiales que
responden a la peculiaridad de su índole.

En relación a estas definiciones, cabe señalar, que se entenderá por Establecimiento el lugar
en que se produce la manufactura, donde se distribuye, donde se vende al detalle o
almacenan las mercaderías. El concepto dado es a propósito ambiguo, ya que quiso dársele la
mayor amplitud posible.

Resulta clara, por tanto, la utilidad de la Convención como herramienta que permite la
modernización de nuestro derecho interno; con el fin de responder a las exigencias de la
contratación actual, más allá de nuestras fronteras; no sólo en materia civil sino también en el
ámbito procesal. Lo que se aprecia por una parte en el establecimiento de un sistema de
remedios que contempla varias novedades respecto de nuestro Código Civil, como la
introducción de la indemnización de perjuicios como acción autónoma y la introducción del
concepto de incumplimiento esencial, como requisito para la resolución del contrato, y que
representa la filosofía básica de la Convención que consiste en preservar el contrato y evitar
en la medida de lo posible, actuaciones abusivas por incumplimientos mínimos; y se aprecia
también en materia procesal, ya que en virtud de la autonomía de la voluntad y la plena
igualdad reconocida a las partes contratantes, veremos que ante la existencia de un conflicto
entre ellas relativo al contrato, se ha preferido al Arbitraje como el principal medio de
solución de conflictos, teniendo en cuenta el hecho de que las partes se encuentran en
Estados distintos, con legislaciones diferentes; por lo que resulta más conveniente sustraer el
asunto de la competencia de los tribunales nacionales y otorgársela a tribunales arbitrales,
procurando un procedimiento más expedito y justo para ambas partes.

III. Convención de Viena, materias que regula

Como ya pudimos apreciar, la Convención de Viena es de gran importancia en el Comercio


Internacional, lo que queda de manifiesto por el hecho de haber sido redactada en 6 idiomas
diferentes.

Ahora bien, para adentrarnos en el estudio de la convención misma, es necesario señalar que
esta se divide en cuatro partes o capítulos: I. Ámbito de aplicación, II. Formación del contrato,
III. Derechos y obligaciones de las partes, IV. Disposiciones generales.

a) AMBITO DE APLICACIÓN

De acuerdo al artículo 1 “1) La presente convención se aplicará a los contratos de compraventa


de mercaderías entre partes que tengan sus establecimientos en Estados diferentes: a) cuando
esos Estados sean Estados contratantes; o b) cuando las normas de derecho internacional
privado prevean la aplicación de la ley de un estado contratante.”

Se establece de esta manera dos formas de acceso a la Convención (ámbito de aplicación


espacial). Bajo el supuesto de que las partes tengan sus Establecimientos en Estados
diferentes, se distingue:

a. Aplicación Directa o autónoma: respecto de las partes que tengan sus


establecimientos en Estados Contratantes, que según el artículo 99 son aquellos que hayan
ratificado el Tratado. En este caso la convención es derecho directamente aplicable al
contrato.

b. Aplicación Indirecta: cuando en virtud de las normas de conflicto o de aplicación de


derecho internacional privado se prevea la aplicación de la convención. Se considera como una
ampliación a la esfera de aplicación de la convención.

Al respecto se señala además que para determinar su aplicación, la Convención no tendrá en


cuenta la nacionalidad de las partes, ni el carácter civil o comercial de las partes o del contrato.

A su vez, la convención establece Exclusiones en cuanto a su aplicación en los art.2 a 5, según


distintos criterios:

a) Criterio Objetivo: sólo se aplicará a los contratos de compraventa de mercadería, y excluye


una serie de compraventas:

1) De mercaderías compradas para uso personal, familiar o doméstico (siempre que el


vendedor en cualquier momento antes de la celebración del contrato o en el momento
de su celebración, no hubiera tenido ni debiera haber tenido conocimiento de que las
mercaderías se compraban para tales fines)
2) En subastas
3) Judiciales
4) De valores mobiliarios, títulos o efectos de comercio y dinero
5) Buques embarcaciones aerodeslizadores y aeronaves
6) Electricidad.

b) Criterio Territorial Personal: sólo se aplicará a partes contratantes que tengan su


establecimiento Estados diferentes que sean signatarios de la convención.
c) Criterio Temporal: se aplicará a todos los contratos celebrados a partir del 1 de enero de
1988.

b) FORMACIÓN DEL CONTRATO

En lo relativo a la formación del Consentimiento, la convención establece que el


consentimiento se perfecciona a través de dos actos unilaterales y sucesivos: la oferta y la
aceptación, señalando expresamente el artículo 23 que “el contrato se perfeccionará en el
momento de surtir efecto la aceptación de la oferta conforme a los dispuesto en la presente
convención”.

Oferta debe entenderse a la luz de la Convención, como “la propuesta de celebrar un


contrato”, y para considerarse como tal debe cumplir los siguientes requisitos: estar dirigida a
una o varias personas determinadas; ser suficientemente precisa; e indicar la intención del
oferente de quedar obligado en caso de aceptación. Surtirá efectos cuando llegue al
destinatario.

La Aceptación por su parte puede definirse como “toda declaración u otro acto del
destinatario que indique asentimiento a una oferta”. Lo que significa que el mero acuso recibo
no constituye aceptación y por tanto no produce efecto alguno. Este asentimiento puede darse
de forma expresa o tacita (lo que implica actos preparativos o de cumplimiento del contrato).
El silencio no tiene valor para formar el consentimiento salvo que las partes así lo estipulen o
que de los usos y costumbres que se establezcan para la relación contractual, pueda dársele
algún valor.

Para que la aceptación sea eficaz debe: llegar al oferente y que llegue dentro de plazo (el
determinado por el oferente o dentro de un plazo “razonable”, determinado por las
circunstancias relevantes de la transacción, por la rapidez de los medios de comunicación o por
las negociaciones precontractuales). La aceptación tardía tendrá efectos sólo en la medida que
el oferente le dé valor comunicando que acepta su validez. En caso que se trate de la llegada
tardía de una aceptación enviada a tiempo, esta producirá efectos salvo que el oferente
informe al destinatario que considera su oferta caducada.

La aceptación por otra parte debe cumplir con la denominada teoría de la imagen en el
espejo, de forma que sea la imagen exacta de la oferta. En caso de que en la aceptación se
contengan adiciones, limitaciones u otras modificaciones, se considerará como un rechazo de
la oferta y constituirá una Contraoferta, salvo que dichas modificaciones no alteren
sustancialmente los términos de la oferta, en cuyo caso constituirá aceptación a menos que el
oferente objete las mismas y lo haga saber al destinatario sin demora injustificada. El caso en
que el oferente no objeta las alteraciones es una situación excepcional en que el silencio
constituye manifestación de voluntad. Por ello se dice que la teoría de la imagen en el espejo
se aplica en la Convención de forma atenuada. Quien califica si la alteración fue sustancial o
no, es la parte afectada.

En virtud de lo señalado cabe tener presente que la Convención adopta la Teoría de la


Recepción, en cuanto a la formación del consentimiento.

En cuanto al lugar de formación del contrato, el artículo 104 del Código de Comercio señala
que “residiendo los interesados en distintos lugares, se entenderá celebrado el contrato, para
todos sus efectos legales, en el de la residencia del que hubiere aceptado la propuesta
primitiva o la modificada”.

c) OBLIGACIONES DE LAS PARTES

Las obligaciones que emanan del contrato de compraventa regulado por la convención son las
siguientes: para el vendedor, las obligaciones consisten en la entrega de las mercaderías,
transmitir su propiedad y la entrega de los documentos pertinentes a las mercaderías.

En cuanto a la entrega de las mercaderías, esta debe realizarse en el lugar pactado por las
partes, y a falta de estipulación, se distingue si la venta implica o no transporte. Si la venta
implica transporte, la obligación se cumple poniendo las cosas a disposición del primer
porteador, desde este momento se transmite el riesgo de la cosa en virtud del art. 67. Si no
implica transporte, la entrega se perfeccionara poniendo los bienes a disposición del
comprador, si son bienes específicos, en el lugar donde se encontraren los bienes al momento
del contrato, si se trata de bienes manufacturados, en el lugar de manufacturación o
producción. El vendedor debe entregar mercaderías conforme a lo establecido en el contrato,
o a falta de estipulación, deberán ser conformes a su uso habitual u ordinario. Los bienes
entregados deben estar libres de derechos y reclamos de terceros.

Para el comprador, las obligaciones principales son pagar el precio y recibir las mercaderías
entregadas.

Respecto de la conformidad de las mercaderías el comprador tiene la carga legal de


examinarlas lo más pronto posible atendidas las circunstancias, debiendo notificar al
vendedor de la falta de conformidad de los bienes, dentro de un plazo razonable. Lo mismo se
aplica en caso de existir derechos y reclamos de terceros, en cuyo caso el comprador deberá
comunicar esto al vendedor. Si esta comunicación no se realiza en tiempo y forma debidos, el
comprador no podrá ejercer una serie de derechos.

d) REMEDIOS ANTE EL INCUMPLIMIENTO

La Convención de Viena establece cuales son los derechos y acciones que tendrá cada una de
las partes ante el incumplimiento de cualquiera de sus obligaciones, en el articulo 45 y 61 que
se refieren respectivamente a los derechos y acciones del comprador ante el incumplimiento
del vendedor, y viceversa, en términos generales.
Los derechos y acciones que estable la Convenció en caso de incumplimiento, son comunes
para ambas partes, salvo determinadas excepciones. Son acciones y derechos comunes:

1) el cumplimiento específico o ejecución forzosa (art. 28, 46 y 62)


2) concesión de un plazo suplementario para cumplir (nachfrist) (art. 47 y 63)
3) resolución del contrato (art. 25, 49 y 64)
4) Indemnización de daños y perjuicios (art.74 a77)
5) exoneración (art. 79 y 80)
6) intereses (art. 78)
7) conservación de las mercancías (art. 85 a 88)

Por otra parte las acciones y derechos específicos para cada una de las partes son:
1) la reducción del precio (art. 50), para el comprador.
2) la especificación de las mercaderías (Art 65) para el vendedor.
3) la subsanación de cualquier falta de conformidad (art. 37 y 48) para el vendedor.

Lo que debe resaltarse respecto del sistema de remedios de la Convención de Viena es que no
existe una suerte de prelación o jerarquía respecto de las acciones que se podrán utilizar.
Además, respecto de la acción de indemnización de perjuicios es destacable que esta podrá
ejercerse de manera autónoma o en conjunto con otras acciones, ya que de acuerdo a los
artículos 45 y 61, el ejercicio de cualquiera de las acciones mencionadas no extingue el
derecho a exigir indemnización.

Es importante tener en cuenta que la convención para el ejercicio de algunas de estas


acciones, como para el caso de la Resolución y para exigir bienes sustitutos, exige que el
incumplimiento de que se trate sea “esencial”, esto es, que cause un perjuicio tal que prive
sustancialmente a la parte agraviada de lo que tenía derecho a esperaren virtud del contrato,
salvo que la parte que haya incumplido no hubiera previsto tal resultado y que una persona
razonable de la misma condición no lo hubiera previsto en igual situación (art 25). Siendo claro
que para la convención existen dos clases de incumplimientos, el esencial, y el simple; lo cual
tendrán importancia, como ya se dijo, para determinar que acciones son aplicables al caso
concreto.
Para que el incumplimiento sea esencial se requiere por tanto una privación sustancial de lo
que se tenía derecho a esperar con motivo del contrato, es decir, se debe causar un perjuicio
relevante, lo que se determinará caso a caso de acuerdo a las circunstancias de la
contratación; y una previsión razonable, es decir, que la parte incumplidora haya previsto que
el incumplimiento, de la manera real en que haya ocurrido, provocaría en la otra parte una
privación sustancial. La previsibilidad tiene especial injerencia respecto de la capacidad de
prueba de las partes y su configuración para la doctrina y jurisprudencia mayoritaria es al
momento de celebrarse el contrato, tomando como antecedente las Tratativas Preliminares, y
no al momento en que ocurra el incumplimiento.

El incumplimiento esencial es un concepto sui generis de la Convención y representa la


filosofía básica del Tratado que consiste en preservar el contrato y evitar en la medida de lo
posible, actuaciones abusivas por incumplimientos mínimos.

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