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Resiliencia: las experiencias del cambio

A lo largo de nuestra vida, los seres humanos pasamos


por muchas vivencias, muchas de ellas nos confrontan o
nos mueven de nuestras zonas de confort, de la
cotidianidad o de lo rutinario y pueden resultar ser muy
complicadas o hasta tristes, ahora bien, los humanos
tenemos la capacidad de decidir cómo queremos vivir
estas situaciones, aun siendo dolorosas o difíciles,
podemos hacerlo desde el victimismo o desde la
perspectiva de aprendizaje. ¿Cómo afrontamos estas
experiencias? ¿Vemos problemas o vemos
oportunidades? Creo firmemente que las dificultades son
oportunidades de cambio, de despertar, de crear, de
crecer y madurar, de tomar consciencia y decisiones y de actuar

¿Cómo ser un/a docente resiliente?

las crisis son oportunidades


Como dijo alguna vez Albert Einstein, 

para hacer cambios importantes


La vida viene sin un manual de operación, enseña más que todos los libros que podamos leer,
más que las clases, cursos y talleres a los que nos inscribimos cada año, la vida es en sí
misma la mejor maestra. En este camino hay que irnos educando para el esfuerzo, para la
lucha que muchas veces va en contra de nuestras mismas creencias, teniendo la posibilidad
de reinventarnos con cada reto que se nos presente.  Podemos percibir a los retos como
difíciles y hasta imposibles de solucionar, o como nuevas oportunidades para aventurarnos a
conocernos mejor y sacar lo mejor de nosotros mismos.

Se puede decir que existen personas pesimistas y optimistas y esto es verdad, las situaciones
que se nos presentan pueden ser unas más difíciles que otras, algunas se solucionan en corto
tiempo y otras tardan meses y hasta años en resolverse. Sin embargo, hay un dicho que dice
“solo un paso a la vez” y otro más dice “sólo por hoy”, esto nos da una mira

El ser humano tiene la capacidad de reponerse muy rápido a los diferentes retos que se nos
presentan a diario, aprendemos y crecemos, nos fortalecemos y mejoramos con la práctica.
Pensemos en un deportista o una bailarina de ballet o en un músico. Todos estos personajes a
través del esfuerzo diario, la práctica constante, las caídas y las levantadas, las heridas y las
recuperaciones van logrando metas y, a la larga, su ideal en la vocación que eligieron.  De
igual forma, cualquier persona con un propósito firme y
constancia, decisión clara y con esfuerzo puede lograr
cambios muy importantes en su vida.

Los paradigmas de la resiliencia


La resistencia al cambio es no aceptar que el cambio tiene que venir de uno mismo. Es un
paso difícil cuando estamos acostumbrados a repetir conductas y actividades una y otra vez.
Para lograr un cambio debemos atrevernos a intentar hacer las cosas de manera diferente,
aunque cometamos errores, tratando de resolver la situación que no esta funcionando de la
manera que conocemos. La propuesta para la resistencia es aprender a soltar, dejar de
controlar las variables que no podemos controlar y confiar en nosotros mismos, observar los
cambios que se van dando a nuestro alrededor e irnos sumando a ellos. La vida nos pide
adaptarnos a muchos cambios; hay que tomarlo con calma y actitud propositiva para no
enfermarnos o caer en una depresión.

El victimismo es lo que no nos permite avanzar y no nos permite tener paz interior para poder
visualizar las situaciones, tomar conciencia y actuar. Nos puede llegar a paralizar y al igual que
el miedo, son creencias que tenemos arraigadas desde niños o que las hemos heredado, y
que nos hacen creer que es imposible o casi imposible lograr un cambio. Sin embargo,
podemos encontrar herramientas propuestas en algunas corrientes de pensamiento reflexivo y
positivo, en autores que proponen cambiar la perspectiva de la vida y en otras muchas
maneras para lograr superar las creencias que nos detienen a ser mejores para lograr los
cambios que hoy necesitamos con urgencia. Lo difícil es dejar de pensar que el cambio no se
puede, que las dificultades no se pueden superar, que no hay salida ante los problemas
actuales.

La hibernación en tiempos de crisis


El aislamiento o los periodos de tiempo que
ocupamos para recuperarnos o sanar, lo podemos
ver como un estado de hibernación que nos puede
ayudar a reflexionar acerca de que no podemos
seguir viviendo como lo habíamos hecho por años, y
nos hace pensar y soñar con lo que queremos
cambiar.

La Tierra tiene una capacidad de regeneración


extraordinaria, es esa capacidad de resiliencia natural
que podemos admirar en las hojas nuevas de los
árboles, en la limpieza del aire al haber menos
coches circulando en las calles, en la pureza y
claridad del agua de nuestras playas, en el sonido de
las aves y el acercamiento a las zonas urbanas de
muchas especies que hace tiempo no veíamos.

Esa misma capacidad regenerativa y creativa la tenemos también nosotros, como una especie
más del Planeta Tierra. La resonancia con el entorno es necesaria para nuestra subsistencia,
debe empezar en nosotros mismos, en nuestra paz interior, en nuestras relaciones
interpersonales, en el entendido de que formamos parte de un Todo mucho mayor relacionado
con la comunidad y con el medio ambiente, somos parte de un sistema.

¿Hasta qué punto nos justificamos para no cambiar, para seguir igual? Podemos vivir en el
miedo, y siempre es una opción, es una creencia que nos aísla y nos hace egoístas. El miedo
se refleja en el estrés y éste afecta a nuestro cuerpo, directamente al sistema inmunológico o
genera estados de ánimo aún más críticos que pueden deteriorar nuestra salud emocional.

Cuando hacemos un alto y nos observamos estamos ubicados


en el presente y en este estado, la rendición es la aceptación
incondicional de lo que me está ocurriendo, entendiendo que la
experiencia que estoy viviendo tiene que ver conmigo, y que, con
esa información, liberada de todos los juicios que me hago
constantemente y situándome en el presente, me da las
herramientas para hacer una pausa en el sufrimiento,
observarme y darme permiso de sentir el dolor o el miedo o la
angustia, y soltarlas. Decidir abandonar el sufrimiento y confiar
en nosotros mismos, para que, en una pausa de calma,
podamos reflexionar y tomar la decisión para llevar a cabo las
acciones concretas que nos liberen. Esto es, en sí mismo, un
ejercicio de resiliencia, recordemos una vez más que la
resiliencia es la capacidad que tenemos los seres humanos de
salir fortalecidos de una experiencia traumática.

Vivir en el aquí y en el ahora, aún en la incertidumbre o en el dolor y aceptar cada instante es


vivir en el presente. Es aquí donde se presentan los momentos ideales para la creatividad y
ofrecer un cambio al mundo, es un momento de estar despierto para ser responsables de lo
que nos toca vivir hoy.

En realidad, no hay límites en lo que podemos crear, tenemos mucho por delante para dibujar
en una página en blanco. Desarrollar la capacidad de observarnos a nosotros mismos,
gestionar y mejorar nuestras relaciones interpersonales, el cambio está en uno mismo, no en
el otro. Es una maravillosa oportunidad para conocernos mejor a través de las relaciones
interpersonales.

Veamos, ya conocimos el significado y la importancia del concepto resiliencia en diferentes


contextos, incluyendo el propio en tiempos complicados de crisis.  Ahora describiremos las
herramientas para ser “resilientes”, explicaremos cómo superar la adversidad aceptando el
dolor de nuestras pérdidas y cómo recuperar la fuerza para seguir con nuestra vida y
finalmente lo que debemos tomar en cuenta para armar un plan de acción personal que nos
ayude reintegrarnos a las actividades diarias.

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