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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE DERECHO

METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA

PROFESOR: LIC. ANDRÉS CÁRDENAS OLIN

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE UNIDAD I:

ENSAYO “CATEGORÍAS CONCEPTUALES EN EL CONTEXTO DE LA INVESTIGACIÓN”

ALUMNO: FERNANDO CHÁVEZ GALINDO


Categorías conceptuales en el contexto de la investigación

Una característica inherente al ser humano desde tiempos inmemorables ha sido el


desarrollo de la capacidad de formularse preguntas respecto al mundo que le rodea y sus
incontables intentos de explicarse los fenómenos naturales que incidían directamente en su vida
diaria, así como de sus necesidades más básicas, que iban desde su alimentación, el resguardo de
condiciones climáticas adversas, hasta sus primeras relaciones con otros seres humanos y con otros
seres vivos. Con el devenir histórico, surgieron diversas construcciones narrativas con el fin de
explicar lo observado, lo experimentado y lo vivido por la humanidad, dando paso a definiciones
que iban de lo teológico a lo sobrenatural. Pero no fue, sino hasta en siglos recientes, que comenzó
una interesante oleada de formas de organización y sistematización del conocimiento en torno a
los fenómenos naturales y sociales que iban teniendo lugar en el mundo.

El presente ensayo tiene por propósito explicar los principales elementos que contribuyen
en la actualidad a la construcción y estructuración del conocimiento, elementos que a su vez
constituyen poderosas herramientas para la investigación científica. Para lo cual se pretenderá
arrojar luz sobre conceptos como método, metodología, técnica y redacción, así como su
interrelación y relevancia en los procesos investigativos. Rojas Soriano sostiene que “La
investigación científica pretende encontrar respuesta a los problemas relevantes que el hombre se
plantea y lograr hallazgos significativos que aumenten su acervo de conocimientos. Sin embargo,
para que los resultados sean consistentes y confiables deben obtenerse mediante un proceso que
implica la concatenación lógica de una serie de procesos específicos” (2006:37). Por lo anterior,
resultará asimismo oportuno reflexionar sobre las nociones ya citadas, debido a la gran relevancia
que recobran en la construcción del conocimiento.

A fin de contar con mayor claridad sobre qué es un método, es preciso recurrir al significado
aportado por el diccionario de la Real Academia Española, como un “modo de decir o hacer con
orden” (RAE, https://dle.rae.es/m%C3%A9todo?m=form). Por cual, la expresión “método de
investigación”, nos evoca al camino a seguir o a la táctica empleada para lograr determinado
objetivo en materia científica, por medio de herramientas racionales para averiguar todo aquello
que desconocemos sobre determinado tema o problemática. Para Quivy, “Los métodos no son más
que formas específicas del procedimiento, caminos diversos concebidos para adaptarse mejor a los
fenómenos o áreas de estudio. Pero tal adaptación no exime al investigador de permanecer fiel a
los principios fundamentales del procedimiento científico” (2005: 20).

El método, por consiguiente, es producto de la experiencia adquirida en la búsqueda de


posibles respuestas a hechos de diversa índole, en el que la objetividad ha de ser una característica
esencial. Sin duda, el método constituye una parte muy valiosa en la construcción del
conocimiento, y para el derecho esto no ha sido la excepción, con aportaciones y posturas muy
claras al respecto. Por ejemplo, Fix-Zamudio aseveró que “el carácter científico de un conocimiento
no depende de la adopción de un método determinado, sino del rigor con el cual se emplee
cualquiera de los instrumentos de la lógica, y por otra parte, si toda la actividad intelectual opera
de manera similar para sistematizar los principios fundamentales del objeto cognoscible sobre el
cual se desarrolla, se puede concluir fácilmente, que el derecho, como objeto de conocimiento,
puede ser estudiado científico y por tanto, que existe una ciencia jurídica o ciencia del derecho, que
también suele llamarse ‘jurisprudencia’ ” (2007:20).

El surgimiento de diversos métodos en las ramas del conocimiento dio paso a una que la
lógica estudiara los preceptos que deben prevalecer a fin de alcanzar el conocimiento de la mejor
forma posible: a esto se ha denominado como “metodología”, y consiste en el estudio sistemático
de los métodos empleados por la ciencia para producir los conocimientos que la integran. A decir
de Rojas Soriano, “la metodología de investigación se comprende cabalmente en el proceso mismo
del trabajo científico donde las consideraciones teóricas sobre el método se enfrentan a una
situación concreta: la investigación científica en determinada área del conocimiento” (1990:5).
Ahora bien, la metodología a su vez posee dos clasificaciones: “general” y “especial”. Para Ponce
de León, “La metodología general es la parte de la lógica metodológica que estudia los métodos de
carácter general aplicables a dos o más ciencias o a todas en su conjunto” (1996:63), y ubica en esta
categoría los métodos relativos a la ciencia jurídica. Por otra parte, sostiene que la metodología
especial estudia los métodos particulares de los diversos apartados del saber, por lo que afirma que
hay tantas metodologías especiales como ramas del saber.

Otro autor que desde su perspectiva le atribuye al proceso de investigación –el cual no está
sujeto a reglas fijas e infalibles– un carácter de dinamismo, ya que en él juega un papel
preponderante la imaginación creativa, es Rojas Soriano. El académico mexicano a su vez asegura
que “la metodología en la investigación es necesaria, pero no suficiente para abrirse por sendas
fundas para la ciencia” (1990: 123). Es por lo anterior que se precisa tener presente que, si bien la
metodología posee un carácter normativo al marcarnos las pautas que nos lleven a que el resultado
de las investigaciones pueda ser los más satisfactorio posible, en cualquier práctica aplicable la
construcción de conocimiento resulta perfectible, ya que, si bien con la metodología es posible
reducir el margen de error, no se tiene plena seguridad de que se obtenga una suerte de “verdad
absoluta”.

En lo que toca al campo del Derecho, la metodología para Ponce de León es “la parte lógica
que tiene por objeto el estudio de los métodos específicos de la ciencia jurídica y los generales
aplicables al derecho en el contexto de la teleología y la axiología jurídica” (1996: 65). En este
sentido, Fix-Zamudio identifica cuatro enfoques metodológicos con los que diversos juristas han
abordado sus investigaciones en esta vasta materia: filosófico (que a su vez se divide en lógica y
epistemología); científico (cuyo propósito es examinar las técnicas más adecuadas para elaborar,
investigar, enseñar y aplicar el derecho); el enfoque histórico (preponderante en una parte
importante de estudios sobre metodología del derecho); y en un enfoque “delimitador” de la
ciencia del derecho respecto a otras ciencias sociales (como la sociología, la historia) o incluso de
las humanidades (como la filosofía y la ética), apostando así por una “ciencia pura del derecho”. No
obstante, este autor sostiene que “En realidad, no puede afirmarse que exista una metodología
adecuada a cada una de las ramas del derecho, sino que se utiliza el concepto de método, más como
delimitación que como técnica jurídica, puesto que ésta no puede ser sino una sola para todas las
disciplinas, que en su conjunto integran la ciencia del derecho”. (2007: 21-24).

Por otra parte, existe un elemento que no podemos soslayar en este repaso de elementos
de la investigación científica, y se trata de la técnica. La técnica tiene una vinculación intrínseca con
el método, y se le define como el “conjunto de reglas y operaciones formuladas expresamente para
el manejo correcto de los instrumentos, lo cual permite, a su vez, la aplicación adecuada del método
o de los métodos correspondientes” (Rojas Soriano, 2006: 94). Bajo esta definición, es posible
afirmar que la exitosa construcción del conocimiento depende, en gran medida, de la fiabilidad de
los métodos empleados y estos a su vez, de la correcta ejecución de las técnicas que se decidan
aplicar. En lo que respecta al ámbito del derecho, la técnica jurídica, como elemento perteneciente
a la ciencia del derecho, es encargada de la aplicación del conocimiento jurídico. Para Flores, la
técnica jurídica se conforma de cuatro aspectos principales: 1) La técnica para la creación del
derecho; 2) La técnica para la aplicación del derecho; 3) La técnica para la investigación del derecho;
y 4) La técnica para la enseñanza del derecho (1995: 19). De forma generalizada, a la técnica jurídica
también se le conoce como “jurisprudencia técnica”.

Un último aspecto por abordar en este ensayo se encuentra fuertemente relacionado con
los elementos previamente analizados. Se trata de la redacción. Redactar, recurriendo al
diccionario de la Real Academia Española, consiste en “Poner por escrito algo sucedido, acordado
o pensado con anterioridad” (RAE, https://dle.rae.es/redactar?m=form). Así, la redacción
constituye una herramienta de relevancia fundamental para la elaboración y presentación de los
resultados, siendo tan importante como el mismo proceso de investigación científica, por lo que su
realización habrá de obedecer a un tipo de comunicación clara, adecuada, oportuna y por medio de
lenguaje comprensible, no solo para las audiencias a las que van dirigidos, sino también para un
público aún más amplio y poco avezado en el tema. Lo anterior es descrito por Mario Bunge como
“comunicabilidad”, la cual se obtiene en virtud de la precisión con la que se transmite el
conocimiento, siendo además “condición necesaria para la verificación de los datos empíricos y de
las hipótesis científicas” (1999: 15).

De lo anteriormente expuesto, es posible concluir que, gracias al florecimiento de diversas


manifestaciones intelectuales en los últimos siglos, ha sido posible que la construcción del
conocimiento científico dentro de las distintas disciplinas se consolide y sus horizontes se
encuentren en constante expansión. La investigación científica, tanto de las ciencias naturales
como de las ciencias sociales, ha transitado por una larga senda en la que han interactuado
incesantemente cada vez más elaborados procesos de abstracción, de observación y
documentación de los fenómenos analizados. Este inusitado desarrollo de las diferentes
manifestaciones cognoscitivas exige cada vez formas y herramientas más sofisticadas y rigurosas,
por lo cual las categorías antes analizadas cobran una gran relevancia. El estudio de las formas más
adecuadas para la obtención de conclusiones confiables (metodología), las estrategias a seguir para
lograrlo (método), las reglas y procedimientos operativos que han de aplicarse (técnica), así como
una comunicación clara y concisa al momento de presentar dichas conclusiones (redacción), son
factores cuya irrenunciable interacción resulta fundamental cuando se trata de llevar a buen puerto
una investigación confiable y que aporte al saber antes construido.
Referencias

Bunge, Mario, La ciencia su método y su filosofía, México, Editorial Nueva Imagen, 1999.
Fix-Zamudio, Héctor, Metodología, docencia e investigación jurídicas, México, Editorial Porrúa, 2007.
Flores, Imer, “La técnica jurídica en la aplicación del derecho”, en Revista de la Facultad de Derecho,
México, UNAM, 1995.
Ponce de León Armenta, Luis, “La metodología de la investigación científica del derecho”, en
Revista de la Facultad de Derecho de México, México, UNAM, 1996.
Rojas Soriano, Raúl, El proceso de la investigación científica, 4ª edición, México, Trillas, 1990.
________________, Guía para realizar investigaciones sociales, 33ª edición, México, Plaza y Valdés,
2006.
Quivy, Raymond, Manual de investigación en ciencias sociales, México, Limusa, 2005.

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