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Por Sebastián Basualdo

MARTES
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Corazones tallados
a navajazos

El cuento por su autor


“Corazones tallados a navajazos” fue corregido y modificado, en su extensión, para esta Me gusta esa idea de Hermann Hesse que se refiere a los avances tecnológicos y científi-
publicación en VeranoI12. Su origen se encuentra en diversas sobremesas, conversaciones cos en detrimento de un retroceso a nivel humano.
en horas anónimas entre amigas y amigos sobre cómo las nuevas tecnologías inciden en las Hay artículos y ensayos académicos que analizan en profundidad todo lo que puede sur-
relaciones sociales. Entre anécdotas y risas el pasado le daba forma a la melancolía; pero gir de esta sencilla historia que avanza para atrás desde una perspectiva que intenta, en po-
nadie caía en la trampa del lugar común, afirmando que todo tiempo pasado fue mejor. Ha- cas palabras, reflejar esas conversaciones sobre cuestiones generacionales, el amor o ena-
blar de un mundo sin teléfonos celulares, por ejemplo, nos remitía a otros paradigmas cultu- moramiento, el sexo, la maternidad, las construcciones discursivas, la seducción, los pará-
rales y a diversos códigos que ya no existen más, en principio porque antes se llamaba a metros de belleza, los miedos, los peligros y las ilusiones, entre otras. “Corazones tallados a
una casa, no a una persona. navajazos” parte de una situación real y cotidiana, alrededor de una aplicación para conocer
Tal vez lo que al principio me generó asombro de aquellas conversaciones fue que ahora personas desde la focalización de su personaje femenino. Todo lo demás es mentira, es de-
comenzábamos a recordar nosotros, ya estábamos corriendo con la posta en la mano. cir ficción. O no tanto.
Por Sebastián Basualdo

Corazones tallado
N
o tiene ni la menor idea de dónde queda San llevara a Maude a la casa de su madre– con su consentidos con problemas de adaptación que
Andrés; pero está decidida: pasará la noche muda de ropa y la infinidad de muñecas hasta despiertan en la cama de sus padres y lo mean
con Santiago. Sólo tiene que resolver el tema los minutos que tardaría en dormirla sin llantos todo. Hablarle rápidamente de la importancia
de Maude; llevarla a la casa de su madre impli- mientras canta suavemente una canción o lee del amamantamiento durante los primeros años
ca tener que dar un montón de explicaciones o un cuento, tan tensa debajo de su ropa interior de vida y la leche fortificada en el caso de que
mentir. Leila no quiere mentir. Sin embargo, nueva, incómoda, el maquillaje por la mitad y el se te corte la leche como le sucedió a ella. Si
sabe perfectamente que su madre no aprobará cansancio brutal que le viene de golpe, capaz hasta perdió cabello, mechones bajo la ducha le
en absoluto su decisión y hasta puede imaginar de hacerla dudar. Un diálogo con ella misma en caían, horrible. Y enseguida verlo fingir conside-
sus primeras reacciones; porque unas sema- medio del silencio de la habitación donde la mu- ración: “No te preocupes que vuelvo del baño y
nas atrás, apenas le habló de Santiago, su ma- jer que quisiera salir y divertirse y tener sexo le pedimos la cuenta”. A los pocos minutos el fla-
dre soltó una sonrisa liviana como una red y co- dice a la otra que mande un mensaje y cancele co aparecerá con su celular en la mano, pen-
menzó con las pequeñas preguntas, sutiles, con cualquier excusa. Porque si se quiebra defi- sando si todavía tiene tiempo de salvar la no-
medidas, guiadas por una curiosidad aparente- nitivamente el entusiasmo, una cadena de pen- che, un plan b que descartó sin contradicciones
mente inocente como Maude cuando escarba samientos la irán alejando cada vez más de la porque se la jugó por la morocha que resultó te-
con su palita de plástico en el arenero de la pla- situación en la que podría encontrarse y ver al ner una hija.
za. hipotético flaco como desde una vidriera; per- ■■■
–Conocí a un chico, bueno… No tan chico, derá el hilo de la conversación, no advertirá que –Es raro que alguien te invite a su casa la pri-
treinta y dos años, soltero, ingeniero en Siste- ya no está rellenando el silencio con sus co- mera vez –le dijo Bebu después de que busca-
mas y se llama Santiago. mentarios ni que sus gestos de seducción se ran juntas la dirección en Google Maps.
Apenas Leila comenzó a contarle sobre el alejaron junto con la música del bar, dejando en Y tal vez sea justamente por eso que Leila
funcionamiento de (T), un falso tono a complici- su lugar una mirada perdida y oscura, una cara está tan entusiasmada, nunca nadie la invitó a
dad de su madre no tardó demasiado en hun- endurecida frente a la cerveza sin tomar, tibia cenar en una casa; por lo menos no en una pri-
dirse por el peso de un silencio pensativo como ya, un ligero malestar en el estómago hasta que mera cita. Para Bebu lo mejor es encontrarse en
quien no termina de ordenar mentalmente las una carcajada en la mesa vecina surta el efecto algún bar, tomar un par de tragos y, si hay bue-
piezas que deberían unirse solas al cabo del re- de una cachetada y la abandone en medio de la na onda, terminar la noche en algún telo. La in-
lato. escena con el flaco que le acaba de hacer una vitación de Santiago tiene toda la fuerza de lo
–Otra generación, claro –dijo finalmente su pregunta y espera la respuesta mientras ella no extraordinario. ¿Y quién no se inventa una histo-
madre, tan irónica. termina de comprender qué está haciendo ahí a ria extraordinaria cuando tiene ganas de ena-
Leila intentó explicarle que ya no era como esa hora, hablando de cosas que no le impor- morarse? Además surgió con tanta naturalidad
antes; no hay citas alrededor de un café carga- tan en lo más mínimo con alguien que de repen- que hubiera sido imposible negarse. Para que
do de conversaciones ni programas de cine te dejó de resultarle atractivo: demasiada barba, Bebu lo entendiera, Leila tendría que haberle
bajo la lluvia otoñal de un sábado en la ventani- los dedos de las manos regordetes, tiene unos mostrado las largas conversaciones que mantu-
lla empañada de un taxi, ni mucho menos una años más de lo que le dijo y la papada es im- vo con Santiago por Whatssap una vez que de-
cena romántica con velas encendidas al cabo perdonable. Y de pronto, imaginárselo cogien- jaron la aplicación; pero se las reservó para sí
de una segunda o tercera salida. Ya nadie habla do. Y lo peor: de qué hablarán una vez que misma. Había algo ahí que, por primera vez, no
de noviazgo o lo declara de manera interrogati- vaya rápidamente al baño y deje correr el agua
va. Corazones tallados a navajazos en la corte- de cualquier canilla mientras del otro lado escu-
za de un árbol y paseo silencioso por una plaza cha si quiere tomar algo. “No, gracias. Un botón
nocturna con una luna redonda iluminándolo quiero, un botón que, al presionarlo, te haga
todo. desaparecer ahora mismo y me deje en casa
–¿Una aplicación? No entiendo mucho del con mi hija”. Un cálculo feroz la atravesará
tema, pero no sé… Hay tantos lugares para co- mientras le dice: “Perdón, no te escuché bien,
nocer chicos. subieron el volumen de la música, ¿o me pare-
–Por favor, mamá. ce a mí?” Fingir la sorpresa de un repentino
–Bueno, mija, si no puedo opinar, ¿para qué mensaje en su celular, ¿qué hora será? Dos y
me cuenta? media de la mañana. Si fueran al hotel ahora
El tuteo se retiró para ordenar la distancia. mismo no dormirá más de cuatro horas. Maña-
Tiene razón ¿Para qué contarle? Además no na Maude y el desayuno, Maude queriendo ju-
entendería. De qué manera hablarle a su madre gar o ir a la plaza, Maude y los dibujitos anima-
de (T), una aplicación donde las fotografías se dos. “Por esta vez podés ver Disney Chanel” La
suceden unas a otras como una calesita enlo- voz de Mickey Mouse taladrando sobre su terri-
quecida esperando detenerse en una coinci- ble dolor de cabeza. “Maude por favor dejá dor-
dencia llamada match; un mercado de imáge- mir a mami, sé buenita que en un ratito me le-
nes donde Leila selecciona y descarta según un vanto y preparo el almuerzo”. Tener la sensación
parámetro bien definido de los hombres que le de haberse ausentado un año de su casa mien-
parecen atractivos o simplemente interesantes. tras Maude mira los dibujitos y el escalofrío vi-
¿Qué hace interesante a un hombre? “Me llamo niendo de un sueño en llamas. Despertar de
Santiago. Quiero pasarla bien y divertirme. Al golpe por el llanto de su hija. “Por Dios, mi
encuentro de una chica similar a mí…”. Frases amor, estaba dormida: ¡las tres de la tarde!” Me-
como ésas, ingeniosas o demasiado directas. A jor mirar su celular y fingir escuchar un men-
Leila le gusta eso también aunque sabe que saje de voz para enseguida soltar la
debe parar a tiempo, no engancharse. Cuando bomba de humo con un grave gesto
menciona la existencia de Maude los chicos se de preocupación. Disculpame pero
convierten en fantasmas y dejan de escribirle me tengo que ir, mi hija… Sí, una
como si hubieran descubierto un plan secreto. hija de cinco años, la dejé con
Desde hace cinco años que siente que no una amiga y me acaba de mandar
tiene ni un minuto para ella. Hasta ir a la pelu- un mensaje diciéndome que está
quería es un problema. Se borró la frontera en- con fiebre. No, nada grave, el cambio
tre un sábado y un martes. Antes de aceptar de clima, el jardín… Nada más erotizante
una salida, Leila tiene que pensar en todo con para un flaco que sólo quiere coger: largo
una semana de antelación; desde la mochila –si monólogo sobre jardines de infantes y niños
Alejand
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os a navajazos
quería compartir con su amiga. rrarse en una habitación y conversar sobre nada frentamiento porque dudan de que verdadera-
El enamoramiento implica una forma de com- y fumar marihuana hasta reírse de todo. El día mente sea una mujer quien escribe. Puede lle-
plicidad que surge de manera espontánea. Y de la primavera no se sumaban a las salidas, gar a ser muy divertido sentirlos desplegar sus
eso era lo que Leila sentía que le había sucedi- preferían escabullirse en silencio para ir al cine y primeros recursos de seducción, dejarlos acer-
do con Santiago desde un principio. Luego del después comer pizza sobre una barra. “Las vír- carse confiados para luego arrojarles un “Todo
mach dio una respuesta corta y efectiva. “Una genes”, les decían, aunque ellas se enterarán muy lindo lo que me decís pero a mi lo que me
lástima, el mío comienza con L”, fue lo que le muchos años más tarde del apodo. No odiaban interesa es saber si la tenés grande o chica, y
escribió, y nada más. Había leído la frase en la el secundario; pero consideraban que no servía no me digas normal porque no existe. O tam-
aplicación (T) durante su hora de almuerzo “Me para nada. Bebu estudiará psicología y Leila bién: Ya con saber tu nombre me alcanza, no
llamo Santiago. Quiero pasarla bien y divertirme. será bióloga. Tal vez no ganen mucho dinero; perdamos el tiempo y arreglemos para coger
Al encuentro de una chica similar a mí. Abste- pero hay una edad en que el dinero tiene el peso mañana o pasado, ¿te parece?” Los chicos se
nerse mujeres cuyo nombre comiencen con L”. de un papel sobre la balanza de la vida y no per- ríen, o al menos intentan manifestar que se ríen
Leila recién abrió nuevamente la aplicación (T) mite concesiones. Quieren crecer, en realidad. luego de largos minutos sin responder.
mientras esperaba la salida de Maude, unas ho- Independizarse. Todavía hoy piensan que la ado- Cuando llega a esa situación es porque se
ras más tarde, en la puerta del Jardín. Sonrió al lescencia es un proceso lamentable de la vida, encuentra completamente saturada. Luego vie-
leer la respuesta de Santiago. “Siempre hay ex- un producto cuyo último eslabón en la produc- ne el enojo consigo misma. Durante dos o tres
cepciones”, leyó. “Mientras no te llames Lore- ción educativa termina en un patético viaje de semanas deja de usar la aplicación. La encuen-
na”. Durante los días que siguieron, Leila vivió egresados a Bariloche. Nunca hablan de aquel tra ridícula, una pérdida total de energía. Piensa
todo aquello como un comienzo distinto a lo viaje; pero cada una recuerda por su lado que que lo mejor sería concentrarse en la gente cer-
que estaba acostumbrada. Hay días en que deseaban recibirse y alquilar un departamento cana a ella, amigos de algún conocido del tra-
actúan como esas parejas que, luego de haber- de tres ambientes y vivir juntas, sin mascotas. bajo, por ejemplo, o por intermedio de alguna
se separado durante un largo período, empren- Repartirían las actividades del hogar y tendrían excompañera del colegio, claro… si la invitaran
den la delicada tarea de reconquistarse, sabien- horarios fijos para llevar a sus ocasionales chon- a las reuniones o a los cumpleaños, cosa que,
do lo que tienen que decir para no caer rápida- gos, bajo condición de que nunca se quedaran por otra parte, ya nadie hace de las tantas ve-
mente en la decepción. En esos momentos, a dormir. Sería una guarida, manejarían sus tiem- ces que tuvo que decir no, gracias. No tengo
Santiago le cuenta algunas cosas sobre su vida. pos y horarios. No habría madres ni padres con- con quien dejar a Maude, si me hubieras avisa-
Tiene una cartera de clientes y hace arreglos de trolando sus deseos. Serían libres, por fin. do más temprano. Bueno, la próxima. Entonces
páginas Web para una empresa norteamerica- Aquel viaje a Bariloche, entre cánticos y se da cuenta de que su ida social se reduce a
na. Leila, por su parte, le dice que trabaja como aplausos, les resultó una estafa emocional de una fila de supermercado con caja rápida para
técnica de laboratorio en un lugar que se llama principio a fin. Cenaron y almorzaron mal, en los quince productos exactos.
Fundación Genética y, aunque no es lo mejor boliches se emborracharon mucho, y las excur- La última vez que atraviesa una de esas cri-
que le pudo haber pasado, está contenta. siones fueron entre dolores de cabeza y resacas sis, Leila prueba con una aplicación distinta de
Cuando Santiago le pregunta a qué se refiere insoportables. Finalmente se sacaron la foto (T), que le muestra hombres cercanos a su dis-
exactamente, Leila le responde que su sueño grupal con la emoción tan fría como esa misma positivo. Se entusiasma por un momento con la
en la adolescencia era ser bióloga –al escribirlo nieve, entre personas que deseaban no volver a idea de conocer a alguien del barrio. Pequeñas
piensa que es un buen momento para hablarle ver más en sus vidas. islas de alegría mientras Maude duerme y todo
de Maude–; pero tuvo conformarse con una ca- La última noche, conscientes de que era la parece en calma. Son esos momentos en que
rrera terciaria. misma noche, las dos tuvieron relaciones se- le gustaría tener una cerveza fría en la heladera,
“Todavía podés ser quien vos quieras”, escri- xuales por primera vez. la posibilidad de escuchar música sin restringir-
be Santiago. Un mes más tarde del viaje, Leila no parece se a un volumen bajo y un chocolate para dis-
Fue con la excusa de querer andarle un preocupada y Bebu no quiere manifestar su an- frutarlo recostada en el sillón. De pronto, está
mensaje de voz por Whatssap. siedad. En el baño del colegio, Bebu se para conversando con un chico que parece bastante
A Leila le gustó la voz de Santiago, la encon- frente a Leila y la sostiene: la bombacha hasta divertido y ocurrente hasta que le pregunta qué
tró muy varonil, grave y melodiosa, como si le las rodillas, debajo de sus miradas expectantes, hace despierta tan tarde y ella responde que
hablara desde un lugar hecho para el erotismo. silenciosas, con la intensidad de quien espera simplemente está recostada en el sillón mirando
Comenzaron a mandarse mensajes amorosos un vaticinio o un milagro, una confirmación, un la tele y entonces rápidamente él responde que
durante el día y eróticos por las noches; sutiles deseo secreto. Apenas Leila se abrocha el bo- no ve ninguna televisión encendida y ella sin de-
al principio, colmados de eufemismos muy di- tón de su pantalón, abraza a Bebu y lloran las tenerse a pensar en la frase responde que suele
vertidos. dos con una mezcla de felicidad y tristeza como ver películas hasta muy tarde porque le cuesta
Cuando Leila y Bebu hablan de su amistad, alguien cuando recibe un regalo cuya manuten- mucho dormir.
afirman que no tienen secretos entre ellas. Du- ción implicará un sacrificio que está por encima La respuesta tuvo el efecto de un golpe vio-
rante algunos años fueron tan parecidas que ju- de sus posibilidades. lento de puerta en medio de la madrugada.
gaban a ser hermanas. El mismo color y corte ■■■ “No hay ninguna televisión”.
de pelo, el talle similar de ropa les daba una va- Leila no miente con su edad ni con las foto- Y sin comprender del todo, Leila responde rá-
riedad de vestuario siempre en diálogo con grafías que deja ver en la aplicación. No mentir pidamente:
ellas mismas. En el colegio secundario pasaron termina siendo muy aburrido, sobre todo duran- “¿Cómo sabés?”
prácticamente desapercibidas. Aunque fueron te las primeras conversaciones plagadas de lu- Ahora el nerviosismo en la punta de sus de-
invitadas a fiestas y cumpleaños, no tardaron gares comunes y fórmulas ya conocidas, repeti- dos. La respuesta llega un instante antes de
mucho en convertirse en privilegiadas especta- das hasta el cansancio. Después de casi un año que Leila mire hacia el ventanal del balcón. Bus-
doras de su propia generación. No hubo en de usar la aplicación (T), Leila es capaz de ade- ca rápidamente en la conversación el momento
ellas un aire altanero ni de superioridad ni mu- lantarse a las preguntas y respuestas como si en que se refirió a los vecinos molestos del ter-
cho menos de soberbia. Festejaron y com- de un ejercicio mnemotécnico se tratara. Tal vez cer piso que no la dejan en paz moviendo los
partieron alegremente las ocurrencias de por eso muchas veces juega a ser otra y usa los muebles a cualquier hora.
sus compañeras. Y eso es todo. No es- nombres de sus compañeras del secundario Y de pronto:
tudiaban nunca pero aprobaban todas para inventarse profesiones extravagantes y una “Te estoy viendo”.
las materias con notas mediocres. vida completamente distinta a la suya. En esas Leila se levanta de un salto, aterrada, y apaga
Para toda aquella división fueron un ocasiones no accede nunca a dar su número de la luz del living. Desinstala la aplicación y se
misterio. Nunca hablaban de algún celular y asume un tono sarcástico, filoso y cíni- acuesta en la cama de Maude: la abraza como
chico que les gustara o de algún co, algo agresivo por momentos. Al cabo de un si su hija fuera capaz de incluirla en su sueño li-
grupo de rock preferido. No iban a breve espacio de tiempo algunos terminan es- viano, inocente, completamente ajeno a las
ra López
recitales ni a la casa de nadie para ence- capando, no sin antes enojarse, y buscan el en- hostilidades del mundo. PáginaI12
Jue
gos
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Autodefinido Crucigrama

HORIZONTALES: 1. Quebrad, haced pedazos una cosa. 7. Broche sujetapapeles. 11. Círculo al-
rededor del pezón. 12. Cola de los animales. 13. Azoten. 14. Vértebra cervical. 15. Antes de Jesu-
cristo. 16. Sitio social en Internet. 18. Asé ligeramente. 20. Dorada. 21. Empresa de electrónica.
22. (Edouard) Pintor. 25. Ciudad de Estados Unidos, en Florida. 29. Abominable, odiosa. 31.
(Nova) Época musical. 32. (Martin) Cineasta estadounidense. 33. Tiñen de azul. 35. Ciudad de la
India. 36. (Diego de) Fundador de Caracas. 37. (Jaime) Cantautor uruguayo. 38. Libro de la Biblia.
VERTICALES: 1. Castas, linajes. 2. Hollejo de la uva. 3. Comercia, compra. 4. Preposición. 5.
Cuerpo simple. 6. (Boon) Actor francés. 7. Bueno para nada. 8. Aflojar. 9. Cabra montés. 10.
Tenga. 17. Flechazos. 19. Lamentes una pérdida. 22. Residir en un lugar. 23. Camarada. 24. Sali-
tre. 26. Pómulo. 27. Casa de moda italiana. 28. Borricas. 30. Egresa. 34. Dólar de EEUU.

Sopa de letras
Encuentre en el esquema
las palabras de la lista.
Pueden estar escritas en
horizontal (de izquierda a
derecha o de derecha a
izquierda), en vertical (de
arriba hacia abajo o de
abajo hacia arriba) o en dia-
gonal (en cualquier sentido).

ADOPTAR ENSEÑA
ARQUEAS HÚMERO
BRINCAR INNOVAR
CAREY LATÍN
CASCADO NARRADO
CASETE PEDIDA
CELAR PLOTEAR
DERRAME PULCRA
ENREDO SUMERIO

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