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Resulta común oír hablar de buena o mala ortografía, (según sea el caso), las personas
independientemente de su edad y/o experiencias escolares, suelen autoclasificarse asumiendo el
dominio o no de la ortografía sin mayores cuestionamientos o inconvenientes; incluso suele
asumirse como una cuasi cualidad innata: “Soy bueno/a en ortografía” o “Soy malo para la
ortografía, escribo con muchas faltas”. Pero ¿qué significa en la práctica dominar la ortografía?, en
palabras simples, puede responderse como el dominio de una escritura precisa y que contiene en
orden apropiado el reconocimiento, asociación y uso de las letras de componen una palabra. Sin
embargo; bien sabemos que dicho dominio no se da de forma innata; es, por el contrario, un
aprendizaje evolutivo exhaustivo y preciso; donde los métodos de enseñanza serán tan vitales como
el aprendizaje mismo, para el completo alcance de los objetivos.
Sabemos, por experiencia que el aprendizaje del lenguaje, como el de las matemáticas
representan hoy uno de los cimientos más básicos para nuestro desarrollo en la sociedad y que la
adquisición del lenguaje está estrechamente relacionada con la madurez cerebral. En este sentido,
desde las aportaciones de la neurociencia; podemos complementar que desde los 6 años se espera
que una persona promedio esté dotado de los elementos suficientes para iniciar su camino a
conquistar el lenguaje escrito, perfeccionar su comunicación social y desarrollar su pensamiento
conceptual.
El lenguaje escrito, por tanto, no es una mera trascripción del lenguaje oral. Por este motivo,
las personas deben aprender a utilizar construcciones distintas de las que emplean cuando hablan.
Inicialmente las estructuras de ambos sistemas son muy parecidas, aunque las de la escritura
muestran una menor madurez. Probablemente, esto se deba a que el proceso físico de la escritura
es muy laborioso. Sin embargo, una vez que la escritura se ha automatizado, la gramática de la
lengua escrita se hace más sofisticada que la de la lengua hablada. Para Owens, R.: Hacia los 9 o 10
años el lenguaje escrito se ha liberado de la mayoría de las características del lenguaje hablado, por
lo que el primero adopta una forma mucho más madura que el segundo, lo que pone de manifiesto
una mayor cercanía al conocimiento lingüístico real del sujeto. Durante la adolescencia, la habilidad
para escribir va a la zaga de la comprensión lectora”.1
1
. - Owens, R. Jr. Desarrollo del Lenguaje. Editorial Pearson Educación. 5° Edición. 2003.
ASIGNATURA: LENGUAJE ESCRITO. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN.
UNIDAD 2: INTERVENCIÓN EN LAS DIFICULTADES ESPECÍFICAS DE LA ESCRITURA. DISORTOGRAFÍA.
seguir, por tanto, de manera propicia las reglas ortográficas dentro del ejercicio de la escritura. Para
Ramírez, M. (2010) se define como: la dificultad significativa en la trascripción del código escrito de
forma inexacta, es decir, a la presencia de grandes dificultades en la asociación entre código escrito,
normas ortográficas y escritura de palabras2. De aquí desprendemos, por tanto, que la disortografía
es un trastorno específico que implica únicamente errores de escritura y que no necesariamente se
expresan en la lectura; por ende, no se vincula con problemas de tipo grafo motor. Para García Vidal
(1989); la disortografía es el conjunto de errores de la escritura que afectan a la palabra y no a su
trazado o su grafía3.
Por su parte; las causas de las disortografías se pueden clasificar en: de tipo intelectual,
donde pudieran existir alteraciones de base que afecten la adquisición de estos conocimientos; las
de tipo lingüístico donde las dificultades en el habla interfieren la percepción del sonido y por tanto
su grafía; las de tipo pedagógico, donde el método de enseñanza escasa o nula relación mantiene
con los estilos cognitivos del o de los estudiante(s) y, por último, las de tipo perceptivas, las
dificultades en la memoria visual, auditiva y la orientación espacial o temporal pudiesen afectar el
procesamiento visual y auditivo necesario para la adquisición de la ortografía.
De todas estas posibles causas, nos centraremos para efectos de este análisis, en las de tipo
pedagógico debido a que sitúa en un lugar trascendental el método de enseñanza de la ortografía y
por ende abre un abanico de asuntos relevantes en cuanto de didáctica, metodología e inclusive
formación inicial docente.
Sabemos que como docentes de aula; las posibilidades de sospecha de disortografía son
limitadas, pero no inexistentes. El dictado, la copia fiel de un texto, la copia de un texto con otro
tipo de letra y la elaboración de redacciones libres; son oportunidades para prestar atención al tipo
de errores recurrentes cometidos por el estudiante y desde allí abrir un camino de intervención.
Pero, lo relevante es; ¿son plenamente conscientes los docentes de aula sobre la relevancia de su
intervención desde lo metodológico? y de que algunas de sus malas decisiones pudieran ser
causantes de disortografía para alguno/s de sus estudiantes. En lo personal, creo que en la
formación inicial docente sería éste un punto pendiente por inculcar para todos/as aquellos que
intervendrán en la futura educación de niños/as.
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. - Ramírez, M. ¿En qué consiste la Disortografía? Temas para la Educación. Revista digital para profesionales de la
Enseñanza. N°9. Julio 2010. Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía. ISNN: 1988-4023.
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. - La Disortografía. Temas para la Educación. Revista digital para profesionales de la Enseñanza. N°12. Enero 2011.
Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía. ISNN: 1988-4023.
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. - Ramírez, M. ¿En qué consiste la Disortografía? Temas para la Educación. Revista digital para profesionales de la
Enseñanza. N°9. Julio 2010. Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía. ISNN: 1988-4023.
ASIGNATURA: LENGUAJE ESCRITO. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN.
UNIDAD 2: INTERVENCIÓN EN LAS DIFICULTADES ESPECÍFICAS DE LA ESCRITURA. DISORTOGRAFÍA.
La ortografía no debe ser enfocada como punitiva, pues aún persisten en muchas prácticas
docentes el descuento de puntaje en actividades y evaluaciones producto de faltas ortográficas, lo
que únicamente suma ansiedad, incertidumbre y frustración a quienes ya presentan cierta
desconexión y/o desinterés por ésta. Por el contrario, las prácticas debiesen enfocarse en la
trasmisión del sentido de que una correcta ortografía mejora la calidad de la expresión escrita y, por
tanto, de su capacidad de comunicación. Por lo mismo, el enfoque al corregir un producto escrito
debiese destacar los aciertos ortográficos y no corregir las faltas de ortografía o las omisiones de
signos con un lápiz rojo o marcando círculos porque así sólo se destacan y fijan los errores en la
memoria, sin más sentido que destacar el error.
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. - Ramírez, M. ¿En qué consiste la Disortografía? Temas para la Educación. Revista digital para profesionales de la
Enseñanza. N°9. Julio 2010. Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía. ISNN: 1988-4023.