Está en la página 1de 7

Profundización

Ética en el ámbito
laboral
Ética en el ámbito laboral

La ética es un estudio de lo moral y cómo sus valores se aplican en la


cotidianidad, es un elemento constitutivo de los seres humanos dada nuestra
condición de seres libres. Algunos dicen que la ética es solo un arte de vivir bien,
pues gracias a ella se puede establecer qué se debe o no hacer para lograr lo que
queremos.

Sin duda hay códigos de ética y normas que regulan la conducta, pero el
comportamiento de cada persona cambia de acuerdo a los valores adquiridos
durante su vida gracias a su formación en ámbitos como la familia, lo personal, y
la sociedad (abarcando en ellos escenarios o etapas como la infancia, el colegio,
el trabajo, las creencias religiosas, las creencias promovidas por el Estado, y
otras); y es todo esto, en conjunto, lo que determina la forma de actuar de cada
persona.

A pesar de que la ética siempre se ha vinculado más con las ciencias sociales que
con las empresariales, esta es hoy en día tan importante en una organización
como la tecnología o los insumos, e incluso es válido decir que su importancia
aumenta cada día más en un mercado en donde crecen las interacciones y la
responsabilidad de las empresas ante la sociedad. Por ello es fundamental que las
empresas desarrollen y abran un espacio para la ética, la fomenten y la
promuevan como un pilar entre sus colaboradores, especialmente entre aquellos
que se encargan de la toma de decisiones.

Las personas en la empresa

Las personas son el núcleo de la organización, quizá el elemento más importante


en la empresa. La toma de buenas decisiones de manera frecuente se convierte
en un hábito del cual se beneficia la empresa, puesto que esto genera una mejor
cultura empresarial y mejora su reputación. Las actuaciones éticas de manera
continua fomentan mejores decisiones, mejores comportamientos, motivación y
permanencia en el trabajo.

Antes de la relación laboral, los contratos, prestaciones y demás obligaciones


entre empleadores y empleados, el empresario o jefe debe ver al ser humano que
va a emplear, y el empleado también debe ver al ser humano que lo va a emplear.
En este ámbito deben verse como seres humanos. “La ética empresarial es eso:
vernos primero como personas, como humanos en búsqueda de crecimiento, y
después vernos como uno que emplea y otro que trabaja” (Amat, 2013).

En la ética empresarial, como en la ética en términos generales, más que valores,


principios y normas, lo importante es hacer de nuestras relaciones un lugar dónde
crecer. “Es la inversión en una buena relación con uno mismo y con los demás”
(Ibid.). Cuando hay esto, “no hay que hacer esfuerzo para portarse bien”. Portarse
bien se convierte en una consecuencia lógica de cuidar la relación sana, de
despertar confianza consigo mismo y los demás.

La organización que es ética, que se preocupa por este ámbito e intenta tomar
buenas decisiones que redundan en todos sus actores, se fortalece contra el daño
y proyecta confianza y seguridad a sus empleados, proveedores, acreedores y
clientes. Por otro lado, es seguro que una empresa carente de ética estará
destinada al conflicto y fracaso en algún momento de su vida.

Las empresas y el trabajo

La palabra trabajo tiene un origen muy desafortunado: viene de la palabra


tripalium, la cual hace referencia a una práctica donde encajaban al esclavo en
tres palos para azotarlo sin que este pudiera defenderse.
Sin embargo, más allá del origen de las palabras, los seres humanos podemos
cambiar su sentido con el tiempo y las nuevas convenciones, y la palabra trabajo
no es la excepción. Hoy en día que se habla tanto de la ética en las empresas y en
el trabajo, es necesario dar otra mirada a esta palabra, precisamente en el trabajo
es posible crecer como persona, compartir, desarrollarse como ser social, es
posible sentirse como alguien útil y valioso socialmente.

Las partes: a. el empresario; b. el empleado; y c. proveedores, acreedores y


clientes.

a) El empresario.

En materia de ética empresarial, el empleador, en lugar de ver a su empleado


como “una persona menor, como una pieza que le faltaba”, debe verlo como una
persona a la que también él le puede servir. La empresa y el empleador pueden
ser útiles en la tarea de crecimiento personal del empleado, de que este sea
persona a través de lo que hace.

El empleador es el guía de la empresa, es quien debe inspirar con su ejemplo a


sus trabajadores. Por esta razón, se hace indispensable observar los preceptos y
normas labores que regulan la relación con sus empleados, pero más allá de eso,
se hace también necesario que este empleador genere confianza en lugar de
miedo, y seguridad y estabilidad en lugar de frustración. El empleador debe
encarnar los valores y virtudes de un hombre que cuida y apoya a las personas a
su mando.

En relación con la sociedad y el medio en el que se desarrolla la empresa, “el perfil


de un buen empresario es una persona honesta, que no la mueven las
conveniencias personales, es un empresario que tiene el bienestar de la
comunidad por encima del bienestar personal” (Duarte, 2012).
b) El empleado.

En muchas ocasiones, para un trabajador el empresario es el jefe, quizá el “rico” al


que le sirve. Esta es una forma de pensar que afecta al trabajador y lo pone en
contra del empleador y del trabajo mismo. “Quien me da trabajo es un hermano”
(Amat, 2013); el empleador es una persona como cualquier otra, con ambiciones,
intereses y necesidades. Sin embargo, en este caso, el empleador y la empresa
están propiciando la posibilidad de ser personas productivas y aplicar los
conocimientos, habilidades y destrezas que desarrollamos en distintos ámbitos.

En relación a los compañeros de trabajo, estos son el equipo de personas que


posee la empresa para llevar a cabo su propósito. Desde esta perspectiva, las
empresas son como un equipo de futbol, entre mayor entendimiento y
colaboración exista entre su grupo de “jugadores” mejores resultados obtendrán.
Es evidente entonces que los empleados juegan un papel determinante en el éxito
de la empresa. Justamente por eso es necesario observar los deberes cotidianos y
normas sencillas como:

• Mantener una buena imagen y presentación personal: en el trabajo no solo


soy yo, también soy alguien que representa a la empresa frente a otras
personas.

• Ser puntual y responsable: la responsabilidad se proyecta desde la


puntualidad. Llegar a tiempo y responder adecuadamente y con calidad a
las obligaciones del trabajo es el mejor sello de garantía y confianza que
puede recibir tanto la empresa como sus clientes.

• Uno en la empresa y otro en la vida privada: la empresa es un lugar


diferente a la casa, allí se practican otros valores y normas. Las relaciones
se circunscriben al cumplimiento de las funciones misionales de la
organización y las actividades tienen todas unas finalidades. Si bien es
cierto somos una sola persona, debemos distinguir que la casa y la amistad
u otro tipo de relaciones son diferentes al ámbito laboral y distinguir los
espacios, por esta razón debemos ser “profesionales” y tener la conciencia
de que en el trabajo debemos responder por nuestras responsabilidades y
ser muy imparciales en las decisiones, actitudes y comportamientos que
asumimos y tomamos, buscando siempre cumplir y responder por nuestros
compromisos y las metas que nos hemos fijado como miembros de la
organización.

c) Proveedores, acreedores y clientes

Estos últimos son personas externas a la empresa, pero tienen una conexión
directa con la misma como proveedores, acreedores o clientes. Estos tienen una
expectativa legítima en la empresa y esperan de ella cumplimiento, fidelidad,
confianza, respeto, seguridad, entre otros valores.
Tanto los proveedores, como los acreedores y clientes son personas de suma
importancia para la empresa, pues sin ellos la organización no podría sostenerse
ni lograr sus propósitos. Del adecuado manejo y trato de estos seres humanos
depende el éxito de la empresa.
En conclusión, hay una conexión directa entre el bienestar personal y el de la
comunidad. Transparencia, ante todo; las personas éticas no andan cuidándose
de nada, la mayor expresión de la ética está en la confianza. El problema es que a
veces no nos damos cuenta de quién es ético porque no reconocemos la claridad
y no tenemos una conciencia que nos genere transparencia.

En nuestro medio nuestra visión es cortoplacista y generalmente este enfoque


choca con la ética, pues esta está dada a largo plazo. Muchas veces es preferible
perder ventas para ganar clientes; en este sentido es importante tener presente
que la ética sirve para garantizar la rentabilidad en el futuro.
Aquí hay que tener cuidado, pues lo anterior no quiere decir que la ética riña con
obtener ganancias en el corto plazo, solamente implica que es necesaria una
mayor exigencia y un trabajo con esfuerzo y dedicación, resistirnos a acciones
que, aunque parezcan tentadoras y con resultados inmediatistas, puedan vulnerar
nuestros principios o impliquen pasar por encima de los derechos de los demás o
los procedimientos o normas que se han fijado para garantizar el respeto por los
procesos y la transparencia.

Referencias

Aguilar Zuluaga, I. La ética empresarial. Portafolio.co. Recuperado de:


http://www.portafolio.co/opinion/la-etica-empresarial Publicado mayo 26 de 2015.

Amat, Y. La ética empresarial es vernos primero como personas. El tiempo.


Recuperado de: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13144831
Publicado mayo 27 de 2015.

Duarte, C. La ética empresarial. Recuperado de: http://www.gerencie.com/la-etica-


empresarial.html Publicado marzo 12 de 2012.

García Leal, C y López Bravo, S. RRHH y Responsabilidad Social Corporativa.


McGraw-Hill. Abril 1 de 2012.

Trabajo en equipo. C.O. ¿Qué es la ética empresarial? Recuperado de:


https://inacap2008.wordpress.com/2008/11/10/%C2%BFque-es-la-etica-
empresarial/ Publicado noviembre 2008.

También podría gustarte