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El Cambio Climático

El cambio climático es sin dudas, el problema ambiental más importante al que se enfrenta la
humanidad. Y se trata de un cambio de clima atribuido directa ó indirectamente, a la actividad
humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural
del clima observada durante períodos de tiempo comparables. Un cambio climático puede
tornarse peligroso cuando amenaza severamente a las sociedades, sus economías y el mundo
natural. El cambio climático ya es un hecho real, más allá de cualquier incertidumbre científica. El
cambio climático ya llegó y podemos verlo. Las principales causas han sido la quema de
combustibles fósiles y los cambios en el uso de la tierra, que han liberado dióxido de carbono
(Co2) y otros gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, desde el inicio de la revolución
industrial en el siglo XVIII. Como consecuencia, ya enfrentamos pérdida de biodiversidad,
derretimiento de glaciares, fenómenos climáticos extremos, acidificación de océanos, cambios en
los hábitats, etc. Estos impactos repercuten en las comunidades, afectando gravemente a 325
millones de personas, causando 300 mil muertes y generando pérdidas de US$ 125 mil millones
por año, en todo el mundo.

Los impactos actuales del cambio climático son severamente preocupantes, pero un aumento de
la temperatura global promedio de 2ºC, llevaría a impactos proyectados mucho más peligrosos e
irreversibles. ¡Aún estamos a tiempo de evitar una tragedia mayor, pero debemos actuar ya!

Frente a esta situación nadie puede quedar ajeno, por ello tomar pequeñas medidas seguramente
contribuyen a sostener el planeta tierra cómo:

-Plantar árboles de sombra en un jardín reduciendo así la contaminación por carbono. Los árboles
tienen la capacidad de absorber CO2 de la atmósfera.

-Reducir el uso de fertilizantes y pesticidas químicos puede ayudar a garantizar que los peces, los
insectos y la fauna no se vean perjudicados, lo que contribuye a equilibrar el ecosistema.

-Ahorra energía en casa

Gran parte de nuestra electricidad y calefacción funciona con carbón, petróleo y gas. Utiliza menos
energía reduciendo el uso de la calefacción y el aire acondicionado, cambiando a bombillas LED y
electrodomésticos de bajo consumo, lavando la ropa con agua fría o tendiendo la ropa mojada en
lugar de utilizar la secadora.

-Desplázate a pie, en bicicleta o en transporte público

Las carreteras del mundo están saturadas de vehículos, la mayoría de los cuales usan diésel o
gasolina. Caminar o ir en bicicleta, en lugar de conducir, reduce las emisiones de gases de efecto
invernadero y supone un beneficio para la salud y la forma física.

-Come más verduras

Comer más verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas, y menos carne
y productos lácteos, puede reducir considerablemente el impacto medioambiental. La producción
de alimentos de origen vegetal suele generar menos emisiones de gases de efecto invernadero y
requiere menos energía, tierra y agua.

-Tira menos comida

Cuando tiras comida, también desperdicias los recursos y la energía que se utilizaron para
cultivarla, producirla, envasarla y transportarla. Y cuando los alimentos se pudren en un vertedero,
producen metano, un potente gas de efecto invernadero.

-Consume menos, reutiliza, repara y recicla

Los aparatos electrónicos, la ropa y otros artículos que compramos generan emisiones de carbono
en cada eslabón de la cadena de producción, desde la extracción de las materias primas hasta la
fabricación y el transporte de los productos al mercado.

Mauricio Orozco 7 B

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