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2: Imagina la siguiente escena:

Un par de atracadores asaltan un banco en cuyo interior hay cuatro clientes y tres
empleados. Uno de los empleados (que será el protagonista de la historia), reconoce a uno
de los ladrones y logra salvar la situación a costa de su propia vida. Como el protagonista
ya no está, puedes probar a contar la historia desde el punto de vista de uno de los testigos
del atraco. Protagonista testigo omnisciente

Era una fría mañana de enero. me dirigía como de costumbre a la zona céntrica de
la ciudad. mis deberes eran pagar algunas facturas de banco, y ajustar cuentas con
algunos proveedores. A las 10:45 a.m. , cuando llegué al Banco Unión, ubicado en
la carrera séptima. los cajeros se encontraban ocupados, así que decidí sentarme
a esperar mi turno mientras respondía algunos mensajes de texto. al cabo de unos
minutos uno de los clientes empieza a discutir con la cajera, manifestándole su
inconformidad con el servicio, y gritándole que era u na inútil en su trabajo. El
personal de seguridad corrió rápidamente a controlar la situación, y justo en ese
descuido entra abruptamente un hombre, al cual había escuchado horas antes,
mientras discutía por teléfono en la estación del tren.
Aquel hombre se encontraba angustiado, casi que al bordo del desespero, y lo único
que podía escuchar era cuando gritaba, -¡El cáncer no se llevará a mi hijo,
conseguiré ese dinero, aunque me cueste la vida!-. Sus planes no eran más que
atracar a algunos taxistas, pero al ver la poca seguridad que tenía el banco, se dejó
llevar por la situación y decidió arriesgarse, sin contar con que se llevaría una
desagradable sorpresa.
Siendo las 11:05 a.m., dentro del banco se escucha una voz fuerte y tajante, que
ordena - ¡todos al suelo, esto es un asalto! - la gente, atemorizada por el individuo
acata sin murmullo alguno.
Nadie se imaginaría que el cliente problemático iba a ser parte de esto, y es allí
donde este empieza a forcejear con los guardas e intenta desarmarlos, mientras su
compañero se acercaba a las cajas para pedir que le entregasen todo el dinero.

Entre tanto, tras las cajas se encontraba David. uno de los mejores y más astutos
empleados del banco, llevaba años en esta sucursal y cuidaba su puesto más que
a su propia vida. Era difícil para él pasar por esto, y su reacción no fue la mejor. Al
decidir forcejear con el asaltante e intentar quitarle el arma, sonó un fuerte impacto,
aturdiendo a todo el mundo.
Al transcurrir unos minutos, la gente sollozaba y gritaba de dolor
-un herido, que alguien nos ayude-.
El asaltante precipitado por aquella escena estaba decidido a escapar y olvidarse
del botín. Sin darse cuenta de que, al momento del disparo, David habría presionado
el botón del pánico; haciendo que las autoridades corrieran al lugar de los hechos,
y así frustrar su huida.

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