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1.

AL ALCANCE DEL AMOR DE DIOS

La intervención de Dios en nuestras vidas y las acciones que lleva a cabo en medio de nuestra
ignorancia y falta habitual de conciencia, sólo él sabe hasta dónde llegan y de qué manera nos alcanzan.
Algunas veces las intuimos, otras casi tenemos la certeza de su presencia, pero la mayor parte de las
veces quedan en el silencio y el desconocimiento por nuestra parte. Al final, siempre tenemos que
recurrir a la palabra de Dios y aceptarla en fe.
Él nos ha revelado, por ejemplo, esta palabra: “Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece
en Dios y Dios en él” (1 Jn 4,16). ¿Cuántas veces nos sentimos realmente penetrados por el amor de Dios
y bajo el fuego de su amor? Es la fe la que casi siempre nos confirma que, al margen de cómo nos
sintamos, Dios nos está amando siempre infinitamente. Pero hay ocasiones en que Dios no sólo está
cercano y sus obras son reales, sino que además nos sentimos íntimamente testigos y beneficiarios,
porque nuestro corazón está palpando de modo misterioso, pero evidente, la presencia y la palabra o la
acción de Dios entre nosotros.
Algo así nos sucede con el amor trinitario en los tiempos de adoración. Es evidente que Dios nos está
amando sin cesar, pero el hecho de que postremos ante él todo nuestro ser y le rindamos nuestro
corazón es una ocasión especial para que ese amor desbordante de Dios encuentre un cauce en el que
manifestarse de modo único. Es lo que estos hermanos y hermanas manifiestan haber experimentado en
numerosas ocasiones y lo que el Espíritu les ha inspirado con palabra profética en sus encuentros, en los
que han recibido visiones y palabras de amor como éstas durante los tiempos de adoración:
 Cuando os postráis en adoración, el corazón de mi Padre se enternece, se llena de misericordia,
de compasión y de ternura hacia vosotros.
 El Señor está prendiendo fuego en nuestros corazones. Es el fuego de su amor. Quiere que lo
hagamos todo desde él: que amenos con su amor, que miremos con su mirada, que hablemos con sus
palabras. que desaparezcamos totalmente para que sólo viva él en nosotros en todo momento.
 Aquí está todo lo que necesitáis para llevarlo luego a los demás; aquí os lleno de mi sabiduría
para acercarla a tanto necesitado como hay de mi Palabra; aquí os lleno de amor para llenar tanto
corazón vacío; aquí os unjo con mi Espíritu para que podáis caminar por medio de las zarzas.
 ¡Si conocierais la transformación que hago en vosotros cuando os postráis a mis pies! Sólo aquí
puedo transformaros, aquí se inicia la gran obra de amor que tengo que realizar para que podáis ser
instrumentos en mis manos.
 Cuando estáis postrados a mis pies, el amor de mi corazón va directamente al vuestro, aunque no
lo perciban vuestros sentidos.
 No os asustéis si sentís herido vuestro corazón. Son las flechas de mi amor que durante la
adoración se disparan y os alcanzan. Alegraos de que vuestro corazón sea tocado con mi amor, aunque
sintáis dolor.
 No hay mayor privilegio que poder gozar de la adoración. Aquí es donde mi amor se derrama a
raudales sobre vosotros. no podéis imaginar lo que recibís en la adoración.
 Visión durante la adoración de una hoguera encendida. Palabra; Venid a calentaros en el fuego de
mi amor por medio de la adoración.
 En la adoración sois marcados con el sello de mi amor para que vayáis al mundo y seáis
diferentes. El mundo agoniza por falta de amor. Llevad mi amor. Vivid la santidad. No perdáis lo que
aquí recibís. No os dejéis engullir por el mundo.
 Habéis sido introducidos en los atrios de la adoración. Por mi misericordia habéis sido
conducidos hasta aquí. Postraos ante mí en gratitud y en humildad. Mirad cómo arde mi corazón de
amor por vosotros. Traed hasta aquí todo el pecado y a todos los pecadores del mundo. Traedlos al
fuego de la adoración, que es el fuego de mi amor.
 Mis hijos amados, no necesito yo vuestra adoración, pero es tanto el amor que os tengo que os
llamo a que estéis postrados ante mí para haceros partícipes de mi amor y mi gloria. Seguid
postrados a mis pies para que podáis llevar el calor de mi amor a ese mundo que tirita de frío, porque
no acude a postrarse ante la hoguera de mi amor.
 Aquí sois heridos por los dardos de mi amor. Al ser clavados en el corazón, os duelen; pero no los
rechacéis, porque ellos os proporcionan el gozo y la paz que necesitáis.

Testimonio de un grupo de adoradores (MTS. España)


NOTA
Como sucede ya en este primer envío, haremos uso con frecuencia de palabra profética, visiones,
palabras de conocimiento y cualquier manifestación carismática que previamente haya pasado por
discernimiento. Sin embargo, queremos recordar a nuestros lectores que ninguna revelación privada
tiene que aceptarse necesariamente como cierta y que en uso de su libertad cada uno puede aceptarlas
o rechazarlas. Sin embargo, puesto que el Espíritu Santo es autor de esta clase de manifestaciones
según su voluntad, (1 Co 12,4-11), sería una buena medida tratar dew discernirlas desde la oración y la
docilidad al mismo Espíritu, que no se contradice, para aprovecharlas hasta donde podamos.

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