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AMANDA PARRA CÁRDENAS

YULIETH DAYANA LÓPEZ LÓPEZ


MA. TERESA PRIETO QUEZADA
TANYA ELIZABETH MÉNDEZ LUEVANO
ALEJANDRA GUADALUPE GALERA VIDAL.
CARLA MARÍA MORA AUGIER

VIOLENCIA DE
GÉNERO EN AMÉRICA LA-
TINA
Politicas públicas, derechos humanos y
movimientos sociales

Parra Cárdenas Amanda, Prieto Quezada Ma. Teresa, Mora


Augier Carla María, Méndez Luevano Tanya Elizabeth, López
López Yulieth Dayana, Galera Vidal Alejandra Guadalupe.
Violencia de Género en América Latina, Políticas públicas, derechos humanos y movimientos sociales /
Coordinador Amanda Parra Cárdenas.

1a ed. Socorro: Sello Editorial INAPCIS, 2020.

p. 290: 17x24 cm.

ISBN: 978-958-53161-2-6

© Amanda Parra Cárdenas,


Email. amandaparracardenas@gmail.com
© La presente obra ha sido registrada por el sello edito-
rial INAPCIS. En consecuencia, las características internas
y externas de esta publicación, su denominación comer-
cial y marcas son de su exclusiva propiedad. Queda, por
lo tanto, prohibida la reproducción total o fragmentaria
de su contenido, así como la utilización de alguna de di-
chas características que puedan crear confusión en el
mercado. Hecho el depósito legal.

Escuela Colombiana de Ingenierías Aplicadas y Ciencias Sociales S.A.S.


Teléfonos (+57) 3124190605, 3193860257, 3188560933 y 3215576834.
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editorialINAPCIS@outlook.com
Pares Académicos

Este libro “Violencia de Género en América latina, políticas


públicas, derechos humanos y movimientos sociales”, es re-
sultado del proyecto de investigación titulado “Gestión del
conocimiento en medidas de atención para violencias contra
la mujer”, 2018-2021, registrado en el Centro Seccional de
Investigación Socorro, dentro de la línea de investigación,
Derechos Humanos y garantías Procesales, que hace parte de
la Macro línea institucional “Derechos Humanos, justicia y
construcción de paz”, en el eje temático “violencia de géne-
ro”. Libro sometido a un proceso de dictamen de pares acadé-
micos internacionales de acuerdo con las normas establecidas
por el Comité Editorial de la Escuela Colombiana de Ingenie-
rias Aplicadas & Ciencias Sociales S.A.S. En el desarrollo y
producción de la obra participan profesionales académicos de
la Universidad de Guadalajara de México y de la Universi-
dad Nacional de Quilmes de Argentina

Doctores
Dr. Jose Claudio Carrillo Navarro
Doctor en Psicología, Licenciado en filosofía, Maestro en
Educación por la Universidad de Guadalajara. Miembro del
Sistema Nacional de Investigadores Nivel 2, de México.

Dr. Orlando Reynoso Orozco


Doctor en Cooperación y Bienestar Social, mención ho-
norifica Cum Laude por la Universidad de Oviedo (2015) y la
Universidad de Guadalajara, de México.
Reseña: Pares Académicos Internacionales

Dr. Jose Claudio Carrillo Navarro (México).

Doctor en Psicología, Licenciado en filosofía, Maestro en


Educación por la Universidad de Guadalajara. Miembro del
Sistema Nacional de Investigadores Nivel 2. Es autor de nu-
merosos artículos y libros a nivel nacional e internacional rela-
cionados con la fundamentación teórica de la violencia, con-
flictos y acuerdos de convivencia, prevención y atención al
maltrato en niños adolescentes, además del estudio de violen-
cia y desconexión moral, en los entornos escolares.
Jefe de la Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas de
la universidad de Guadalajara (UACI). Primera unidad de
atención a indigencias de América latina. Ofreciendo atención
médica, asesoría legal y ha trabajado para defender y mantener
las tradiciones de los pueblos y acompañarlos en sus luchas de
resistencia.
Proyectos de investigación realizados: Violencia y desco-
nexión moral. Violencia Virtual y acoso escolar, entre estu-
diantes universitarios, y Violencia y convivencia en los cen-
tros educativos.
Publicaciones Recientes: “Violencia, Desconexión moral y
subjetividad en los jóvenes”; Formación de profesores para la
solución de conflictos; Ejercer la autoridad; Un problema de
padres y maestros; Las violencias en entornos escolares; Tres
estudios de Violencia Social y Violencia sexual en mujeres del
norte de Jalisco.

Dr. Orlando Reynoso Orozco (México).

Doctor en Cooperación y Bienestar Social, mención hono-


rifica Cum Laude por la Universidad de Oviedo (2015) y la
Universidad de Guadalajara. Maestría en Ciencias del Com-
portamiento, Opción Neurociencias. Licenciado en Biología.
Profesor Asociado B, Centro Universitario de Ciencias Econó-
mico Admistrativas, Universidad de Guadalajara. Miembro
del comité editorial de la revista Sociology International Jour-
nal.
Publicaciones recientes: Una mirada desde las experien-
cias de violencia de mujeres estudiantes de preparatoria. Mén-
dez Luévano T.E., y Reynoso Orozco O. Revista educarnos.
2019; Rendimiento académico y control cognitivo: aproxima-
ciones a la neuroeducación. Reynoso Orozco O., y Méndez
Luévano T.E. Herramientas Universitarias. Editorial GEDISA.
2019; Etnography of high school women: gender pedagogy
approach to intimacy. Méndez Luévano T.E., y Reynoso
Orozco O. Sociology International Journal. 2019; El acoso se-
xual: historia y retos. Méndez Luévano T.E y Reynoso Orozco
O. Violencia de género de lo social a espacios universitarios.
Prieto Quezada M.T., Méndez Luévano T.E., & Bosch Fiol E.
Amaya Ediciones. 2020; Predictores del desempeño académi-
co del alumnado del Centro Universitario de Ciencias de la
Salud de la Universidad de Guadalajara. Ortega Medillín
M.P., Marín Martínez V.M., Reynoso Orozco O., & Lara Gar-
cía B. Revista de Educación y Desarrollo. 2020.
Directivos Universidad Libre

Dr. Jorge Alarcón Niño


Presidente Nacional
Dr. Jorge Gaviria Liévano
Vicepresidente
Dr. Ricardo Zopo Méndez
Censor Nacional
Dr. Flor Hermes Gómez Pineda
Secretaria General
Dr. Alejandro Muñoz Ariza
Planeación Nacional
Dr. Fernando Enrique Dejanón Rodríguez
Rector Nacional

Dr. Nelson Omar Mancilla Medina


Presidente Rector Seccional Socorro
Dra. Eliana Ortiz Medina
Directora de Planeación Seccional
Ing. Haimar Ariel Vega Serrano
Director de Investigación Seccional
Mg. Erika Patricia Rincón Remolina
Directora de Posgrados en Derecho
Mg. Manuel Fernando Ramírez Lamus
Director Maestría Derecho Administrativo
Dr. Carlos Fernando Morantes Franco
Decano Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Jurídicas
Presentación

El libro “Violencia de Género en América latina, políticas


públicas, derechos humanos y movimientos sociales”, es resul-
tado del proyecto de investigación titulado “Gestión del cono-
cimiento en medidas de atención para violencias contra la mu-
jer”, 2018-2021, registrado en el Centro Seccional de Investi-
gación Socorro, dentro de la línea de investigación, Derechos
Humanos y garantías Procesales, que hace parte de la Macro
línea institucional “Derechos Humanos, justicia y construcción
de paz”, en el eje temático “violencia de género”.
Este proyecto se ejecuta con la participación de los autores
investigadores: de la Universidad de Guadalajara de México,
Dra. Ma Teresa Prieto Quezada, la Maestra Tanya Elizabeth
Mendez Luévano, y Alejandra Guadalupe Galera Vidal; de la
Universidad Nacional de Quilmes de Argentina, Licenciada
Carla Mora Augier; de la Escuela Colombiana de Ingenierias
Aplicadas & Ciencias Sociales de Colombia, Yulieth Dayana
López López; y de la Universidad Libre Seccional Socorro,
Colombia, Dra. Amanda Parra Cárdenas.
Contando con el apoyo de las instituciones educativas
mencionadas y del señor Presidente Rector Seccional Socorro
Dr. Nelson Omar Mancilla Medina, a quienes expresamos el
agradecimiento y exaltación por la labor académica que se
adelanta tendiente a la construcción de país, paz y justicia so-
cial.
La metodología prevista en la ejecución del proyecto está
basada en el marco conceptual de la Investigación mixta de
tipo descriptiva; emprendiendo el estudio de la realidad social
y científica se busca analizar y evaluar los procesos sociales,
jurídicos, culturales sobre el esquema dinámico del dialogo so-
cial, pues como lo señala Falabella, “Es fundamental distin-
guir metodología como estilo de abordaje de la investigación,
que se refiere a un ámbito general del tema, de las formas es-
pecíficas de abordarla, que no son generales, sino que varían
de caso a caso” (Falabella, 1982). Las estrategias y herramien-
tas metodológicas de la investigación son la revisión biblio-
gráfica para la selección de textos, documentos, jurispruden-
cia, artículos especializados, implementación de resúmenes
analíticos y la aplicación de mapas conceptuales que permiten
la interacción normativa y sociopolítica del tema.
El libro resultado de investigación “Violencia de Género
en América latina, políticas públicas, derechos humanos y mo-
vimientos sociales”, hace parte del proyecto de investigación
titulado “Gestión del conocimiento en medidas de atención
para violencias contra la mujer”, 2018-2021, tiene una perti-
nencia social enfocada en las siguientes perspectivas:
Perspectiva Política: dentro del orden político se halla su
teoría fundante en la democratización del conocimiento, la in-
formación, la educación, la vinculación con las comunidades y
la responsabilidad hacia el sistema socio jurídico del entorno
local, nacional e internacional que se refleja en la propuesta de
compilación normativa social de América Latina y su nexo de
causalidad con la política pública del tema en cuestión.
Perspectiva Social: Es posible la construcción de una mo-
dalidad integradora que articule los contextos locales, regiona-
les, nacionales y globales, mediante la generación propuestas
de acciones para satisfacer las necesidades jurídico sociales de
la mujer y llevar conocimiento útil en la defensa de sus dere-
chos proporcionando mejores condiciones en un estadio social
determinado, pertinencia social de sus tareas y roles a en la
académia y la sociedad con una dimensión histórica a través
del estudio y solución de problemáticas sociales y especial-
mente la realización de los esfuerzos de las investigadoras que
van a incidir de manera deliberada, incluyente y autocrítica en
el desarrollo nacional e internacional. La pertinencia social del
proyecto de investigación supone objetivar la real condición
socio jurídica de la mujer en el marco de la sociedad actual y
proponer acciones para la resolución del conflicto como refe-
rente valorativo de los derechos humanos de la mujer, los im-
pactos sobre la sociedad, la familia, el estado, la economía y la
política, adejtivando su condición como componente articula-
dor entre los principios éticos, la cultura, la conciencia colecti-
va de protección y salvaguarda de sus derechos, y para las
Universidades Libre Seccional Socorro, Guadalajara de Méxi-
co, Nacional de Quilmes de Argentina y la Escuela Colombia-
na de Ingenierias Aplicadas & Ciencias Sociales, es la mate-
rialización de su misión y visión al cumplir el compromiso
científico con la comunidad académica y con la sociedad con-
temporánea. El trabajo de investigación desarrollado permite
la producción del libro titulado “Violencia de género en Amé-
rica Latina, Politicas públicas, derechos humanos y movimien-
tos sociales”.
Investigadores - autores

Amanda Parra Cárdenas, Magíster en Derecho para el Ur-


banismo y el Desarrollo Territorial Sostenible; Abogada-espe-
cialista en Derecho Administrativo, Investigadora Junior (IJ)
Colciencias (2018), registro CvLAC, Coordinadora de Acredi-
tación Institucional de la facultad de Derecho, Ciencias Políti-
cas y Sociales; docente de laS facultades de ingeniería am-
biental y de Derecho; así mismo en los posgrados de maestría
en Derecho Administrativo, las especializaciones de Gestión
Ambiental y de Derecho Administrativo, y del Diplomado de
Conciliación en Derecho, de la Universidad Libre seccional
Socorro. E-mail: amandaparracardenas@gmail.com.

Yulieth Dayana López López, Comunicadora social y pe-


riodista, egresada de la Universidad Pontifica Bolivariana,
youtuber, escritora. Community manager, habilidades para la
redacción e investigación con publicaciones internacionales y
participación en premios de periodismo ambiental. Con com-
petencias en el manejo de públicos, moderación de eventos di-
gitales y presenciales, docencia en talleres de expresión oral y
corporal. Liderazgo y gran capacidad para trabajar en equipo,
comunicación acertiva y alto grado de adaptación al cambio.
Gerente de la Escuela Colombiana de Ingenierias Aplicadas &
Ciencias Sociales, ponente en el Congreso Internacional Am-
biental 2020. Candidata a Especialista en Marketing

Ma. Teresa Prieto Quezada Socióloga, Doctora en Educa-


ción por la Universidad de Guadalajara, maestra en Ciencias
de la Investigación Educación, Miembro del Sistema Nacional
de Investigadores Nivel 2 y miembro de la Academia Mexica-
na de la Ciencia. Es Profesora Investigadora de Tiempo Com-
pleto. Es autora de textos y artículos a nivel nacional e interna-
cional relacionados con el tema de violencia escolar, conflic-
tos y acuerdos de convivencia, prevención y atención al mal-
trato en niños adolescentes, la función de la autoridad escolar
y familiar en los conflictos entre pares y las narrativas de mal-
trato y violencia como una herramienta para identificar una
realidad, además de desarrollar propuestas para mejorar la
convivencia en la escuela.

Carla María Mora Augier, Becaria doctoral Conicet. Uni-


versidad Nacional de Quilmes. Licenciada en letras de la fa-
cultad de filosofía y letras de la universidad de Tucumán. Cua-
tro idiomas: inglés, portugués, alemán y español. Áreas de in-
vestigación: salud sexual y reproductiva, derechos de las mu-
jeres, género y políticas públicas. Miembro del Proyecto
CIUNT 26/H416-2: Dinámicas identitarias en prácticas cultu-
rales en Tucumán, perteneciente al programa “Identidad y re-
producción cultural en los Andes centromeridionales”, con
subsidio del Ciunt, Instituto de Historia y Pensamiento  Ar-
gentinos (IHPA), Facultad de Filosofía y Letras, UNT, desde
2008 a 2013. En la actualidad miembro del nuevo Proyecto
CIUNT Identidad y reproducción cultural en los andes centro-
meridionales, en ejercicio desde 2014.

Tanya Elizabeth Méndez Luevano, Docorado de Coopera-


ción y Bienestar Social, Licenciatura en Antropología y Licen-
ciatura en Sociología. Maestra en la Universidad de Guadala-
jara, Asociado C. Hace parte del Centro Universitario de Cien-
cias Sociales y Humanidades, Universidad de Guadalajara, Di-
visión de Estudios de Estado y Sociedad, Departamento de Es-
tudios Socio Urbanos. Tesis Doctoral: “Redes de apoyo social
a familias monoparentales y nucleares. Un análisis de los efec-
tos en la crianza y la maternidad”.

Alejandra Guadalupe Galera Vidal, Maestranda del Pos-


grado en Políticas Públicas en el Centro Universitario de Cien-
cias Económico-Administrativas (CUCEA) de la Universidad
de Guadalajara, con el tema de tesis: “Intervenciones integra-
les para la investigación, prevención y atención de las violen-
cias contra mujeres por razón de género en el Estado de Jalis-
co”. Áreas de investigación e intereses: Derecho Constitucio-
nal; Derechos Humanos; Administración Pública; Violencia y
violencia por razón de género; Políticas Públicas con perspec-
tiva de derechos humanos; Democracia; Gobernanza; Seguri-
dad pública; Observatorios ciudadanos. Profesora investigado-
ra en áreas con énfasis en ciencias sociales: Derecho Constitu-
cional; Derechos Humanos; Políticas Públicas, Violencia de
género, Gobernanza; Seguridad Pública.
INDICE GENERAL
Preliminares
INDICE GENERAL

Pares Académicos Internacionales


Directivos Universidad Libre
Presentación
Investigadores - autores

Capítulo 1
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia
las mujeres, en tiempos de pandemia.

Introducción................................................................2
1.1.- La violencia digital hacia las mujeres en aumento
con la Pandemia.....................................................3
1.2.- Ley Olimpia...........................................................5
1.3.- Violencia de género y sexting................................7
1.4.- Victimas Digitales y de Género...........................10
1.5.- Ley Olimpia: Tipificada en 25 Estados de México
..............................................................................12
1.6.- Derecho de las mujeres a una vida libre de violen-
cia: El caso de Jalisco...........................................19
1.7.- Recomendaciones para la prevención..................26

Capítulo 2
INDICE GENERAL

Factores de riesgo y discurso político de los derechos


humanos en la violencia contra la mujer

Introducción..............................................................31
2.1.- Tasas de feminicidios en Latinoamérica..............33
2.2.- Dignidad Humana................................................37
2.3.- Violencias contra las mujeres..............................39
Aspectos conceptuales...............................................39
Los derechos humanos en el ordenamiento jurídico de
Colombia...................................................................41
Las políticas criminales no generan credibilidad......43
2.4.- La institucionalidad en el multinivel global.........47
La prevención en el ámbito global............................47
El problema de la violencia contra la mujer en
Colombia...................................................................48
2.5.- Antecedentes de la violencia................................55
2.6.- Violencia, Exclusión y Discriminación en las
Sociedades de Hoy...............................................56
De la discriminación y la exclusión..........................56
Aspectos y formas de las violencias contra las mujeres
...................................................................................57
2.7.- Escenarios de la violencia de género...................60
Estadios en los roles socio-económicos....................60
Violencia en el conflicto geopolítico. Grupos rebeldes
al margen de la ley....................................................61
INDICE GENERAL

Factores que inciden para no abandonar una situación


de violencia o abuso..................................................63
2.8.- Síndromes en la salud pública..............................66
Descomposición de la unidad familiar y del rol social
...................................................................................66
Síndrome de la Indefensión Aprendida.....................67
Síndrome de Estocolmo............................................69
Teoría del Aprendizaje Social de Albert Bandura.....71
Miedo de abuso y violencia sexual............................72
Teoría del impacto, de la sexualidad y la baja
autoestima..................................................................73
2.9.- Instrumentos Jurídicos en los derechos de la mujer
..............................................................................75
Contexto internacional..............................................75
Marco legal de Colombia..........................................78
Pronunciamientos de la Corte Constitucional de
Colombia...................................................................80
2.10.- Gestión del Conocimiento en Política Pública
de Medidas de Atención en Violencias por Sistema
Integral de Información de Violencias de Género
– SIVIGE..............................................................82
Observatorio Nacional de Violencia.........................82
Sistema de gestión para el abordaje integral de las
violencias de Género.................................................83
INDICE GENERAL

2.11.- Ruta de Atención integral a víctimas de violencia


de género..............................................................84
2.12.- Metodología.......................................................87
Conclusiones................................................................90

Capítulo 3
Salud sexual y violencia en el sistema público de
salud en Tucumán
3.1.- Provincia de Tucuman.......................................107
3.2.- Salud y derechos sexuales..................................108
3.3.- La Ley de Salud sexual en Tucumán, o su ausencia
............................................................................114
3.4.- “En Tucumán, no cuenten conmigo”.................117
Conclusiones..............................................................124

Capítulo 4
Hilvanando y resistiendo: narrativas desde lo colecti-
vo
4.1.- El patriarcado.....................................................130
4.2.- Patriarcado y capitalismo...................................132
4.3.- Movimiento feminista........................................134
4.4.- Los colectivos feministas...................................136
4.5.- El rol de la mujer en las luchas opresoras..........138
Sor Juana Inés de la Cruz........................................138
Las Adelitas en la revolución Mexicana.................139
Las Patronas y su rol con los migrantes..................140
INDICE GENERAL

Las Buscadoras y las desapariciones.......................141


La Visibilización: Un día sin mujeres.....................143
4.6.- El movimiento Feminista...................................146
Tareas primordiales.................................................146
Las Violencias contra las mujeres...........................147
Ni una menos Jaliso.................................................149
De las jornadas de género........................................155
4.7.- Aristas de la violencia contra las mujeres..........157

Capítulo 5
Gestion socio politica de Colombia en la violencia
de género
5.1.- Hacia la prevención de la violencia de género...170
5.2.- Gestión social en la violencia de género............172
5.3.- La mujer y su situación social............................176
5.4.- Formas de violencia...........................................179
5.5.- Las cifras y los datos deben ser facticos............183
5.6.- Los esfuerzos del Estado se centran en las ciudades
............................................................................186
5.7- Gestion Politica y Publica...................................191
Formulación............................................................191
Elementos de las Políticas Públicas para su
implementación.......................................................193
Manual de Procedimientos del Modelo de Atención
Integral a la Violencia de Género del estado de Baja
California.................................................................195
INDICE GENERAL

Modelo de redes comunitarias.................................197


“Protocolos de Atención psicológica a mujeres en
situación de violencia”............................................199
5.8.- Instrumentos jurídicos nacionales......................200
5.9.- Estrategias del Ministerio de Salud....................204
Un Trato digno........................................................204
Estrategias generales...............................................204
5.10.- Aspectos de la Gestión Pública de atención
de la violencia contra la mujer............................210
5.11.- Metodología.....................................................212
Conclusiones..............................................................213
Bibliografía

Capítulo 6
La culminación del continuum de violencia contra la
mujer por razón de género: el suicidio feminicida
6.1.- Visibilización de la violencia contra las mujeres
............................................................................230
6.2.- Violencia contra las mujeres..............................232
6.3.- Ciclo de la invisibilización de la mujer respecto de
la violencia psicológica......................................234
6.4.- Fases de Walker.................................................235
6.5.- Violencias Psicológica.......................................237
6.6.- Metodologías para la interpretación de
las violencias por razones de género...................245
INDICE GENERAL

6.7.- El suicidio como culminación de la violencia psi-


cológica..............................................................247
6.8.- De las herramientas para la prevención y atención
de la violencia psicológica..................................250
6.9.- Institucionalidad y protocolos en México..........251
6.10.- Sobre el Suicidio feminicida............................255
A manera de conclusión:............................................258
Capítulo 1

Ley Olimpia en México: La violencia digital ha-


cia las mujeres, en tiempos de pandemia.

Ma Teresa Prieto Quezada / México


Centro Universitario del Norte, Universidad de Guadalajara,

“Cuando tenía 18 años grabé un video sexual con un no-


vio con el que llevaba seis años. No sé cómo ese video, en
el que se veía mi cuerpo desnudo, pero no se identificaba
a mi novio, empezó a pasarse por WhatsApp.
La gente hablaba de mí. Y mi novio me dejó sola. Negó
que fuera él porque le daba vergüenza. Así la gente em-
pezó a especular con quien me acostaba. “estaba quema-
da en las redes sociales".

Lucraron con mi cuerpo, cada día me llegaban a mis redes


sociales solicitudes de hombres que me pedían sexo. Me
empezaron a llamar “la gordibuena de Puebla".
Sentí que mi vida había terminado”
Olimpia Melo

Introducción

Amenazas o extorsiones caracterizan la violencia digital lo


cual atenta contra la integridad, dignidad, intimidad o libertad
de las personas. Estas prácticas impactan de manera negativa
principalmente en las mujeres y les causa daño moral, psicoló-
gico, económico o hasta sexual en los ámbitos público y pri-
vado, situación que incluso afecta a sus familias. La velocidad
a la que ha crecido la tecnología nos llevó a cortar la distancia
mediante distintos medios de telecomunicación; sin embargo,
en ocasiones estas herramientas poderosas no se usan para el
bien común. Esta nueva forma de agresión se identifica como
aquella acción en la cual, a través medios digitales, se acose,
amenace o extorsione a cualquier individuo.
La violencia digital contra las mujeres como el acoso ci-
bernético y el compartir imágenes o videos de contenido ínti-
mo sexual de una persona sin su consentimiento, aumentó en
los últimos meses en un 69%, y posiblemente se deba a que los
hombres agresores están en casa para protegerse del coronavi-
rus, pero se dedican a hacer daño a través de redes sociales o la
aplicación de telefonía celular whatsApp, (Hidalgo: 2020) A
nivel nacional, la violencia digital subió en un 69 por ciento.
Recordando que la violencia digital es un delito que va de la
mano de la impunidad y cuyos ejecutores rara vez son respon-
sabilizados y las victimas por miedo y porque se sientes culpa-
bles no denuncian.
La ley Olimpia considera “violencia digital” cualquier acto
realizado mediante el uso de materiales impresos, correo elec-
trónico, mensajes telefónicos, redes sociales, plataformas de
internet o cualquier otro medio tecnológico, por el que se ob-
tenga, exponga, distribuya, exhiba, reproduzca, transmita, co-
mercialice, oferte, intercambie o comparta imágenes, audios o
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
2
en tiempos de pandemia.

videos reales o simulados de contenido sexual íntimo de una


persona sin su consentimiento.
Existen muchos estudios sobre la violencia relacionada con
la tecnología, para comprender, analizar y prevenir dicha vio-
lencia digital, está el acceso no autorizado y control de acceso,
en el que se sufren ataques a las cuentas o dispositivos de una
persona de forma no autorizada, aquí entran el espionaje o robo
de información.
El control y manipulación de la información, la suplanta-
ción y robo de identidad, monitoreo y acecho, expresiones dis-
criminatorias, acoso, amenazas, difusión de información perso-
nal o íntima sin consentimiento, extorsión, desprestigio, abuso
y explotación sexual relacionada con las tecnologías, afectacio-
nes a canales de expresión, así como omisiones por parte de
actores con poder regulatorio.
1.1.- La violencia digital hacia las mujeres en aumento con la
Pandemia.
Se considera “violencia digital” cualquier acto realizado
mediante el uso de materiales impresos, correo electrónico,
mensajes telefónicos, redes sociales, plataformas de internet o
cualquier otro medio tecnológico, por el que se obtenga, ex-
ponga, distribuya, exhiba, reproduzca, transmita, comercialice,
oferte, intercambie o comparta imágenes, audios o videos rea-
les o simulados de contenido sexual íntimo de una persona sin
su consentimiento.
3 Ma Teresa Prieto Quezada

La violencia digital va directamente ligada a la violencia


emocional, siendo un delito que recién ha sido tipificado en
México, caracterizado por acoso, amenazas, exhibiciones se-
xuales o extorsiones, lo que atenta contra la dignidad, integri-
dad, intimidad y libertad de las personas. Estas prácticas im-
pactan de manera negativa principalmente en las mujeres y les
causa daño moral, psicológico, económico o hasta sexual en
los ámbitos público y privado, situación que incluso afecta a
sus familias.
Una encuesta revela que seis de cada diez niñas y jóvenes
en América Latina han sido víctimas de acoso a través de sus
redes sociales por su imagen y forma de pensar. Muchas han
dejado de usar o han cancelado sus cuentas tras sufrir este deli-
to.

Existen muchos estudios sobre la violencia relacionada con


la tecnología, en la que se destaca categorías para comprender,
analizar y prevenir dicha violencia digital. Entre ellas, está el
acceso no autorizado y control de acceso, en el que se sufren
ataques a las cuentas o dispositivos de una persona de forma no
autorizada, aquí entran el espionaje o robo de información y
contraseña.
La manipulación de la información, la suplantación y robo
de identidad, monitoreo y acecho, expresiones discriminato-
rias, acoso, amenazas, difusión de información personal o ínti-
ma sin consentimiento, extorsión, desprestigio, abuso y explo-
tación sexual relacionada con las tecnologías, afectaciones a
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
4
en tiempos de pandemia.

canales de expresión, así como omisiones por parte de actores


con poder regulatorio.

1.2.- Ley Olimpia


“En el espacio online se ha normalizado ver nuestros
cuerpos como objetos y no como sujetos de derechos,
cada vez que se sube un pack o una nude sin consenti-
miento de las personas no solamente se involucra en el
ataque al agresor o agresora si no que pasa a una vio-
lencia completamente comunitaria” Olimpia Melo

La Ley Olimpia es un conjunto de reformas –principalmen-


te a los códigos penales de cada entidad– mediante las cuales
se reconoce la violencia digital (cibervenganza, ciberporno y
acoso sexual) como un tipo de delito y violencia contra las mu-
jeres, por lo que se establecen sanciones como multas econó-
micas o penas de cárcel para quien difunda en internet conteni-
do íntimo de otra persona sin su consentimiento es el resultado
de una serie de acciones tras la difusión de un vídeo con conte-
nido sexual de la ciudadana Olimpia Coral Melo Cruz, cuando
tenía 18 años.

El material se fue distribuyendo a toda la ciudad de Huau-


chinango, en Puebla, lugar donde los comentarios ofensivos,
burlas y señalamientos no paraban de atormentar a la persona;
tuvo repercusiones en Olimpia, pues la joven, en un momento
5 Ma Teresa Prieto Quezada

difícil, pensaba en atentar contra su vida a causa de lo antes re-


ferido. No obstante, tras una larga lucha contra estas afectacio-
nes, pudo notar el verdadero problema: no era el hecho de que
experimentará en su vida sexual, sino la situación de compartir
vídeos sin el consentimiento de ella misma.
Con este principio promovió una ley (que ha sido impulsa-
da y aprobada en más de 13 estados de la república). "Un dipu-
tado dijo que no podía apoyar mi ley porque sería "avalar la
putería". Fue hasta 2018 que se aprobó la reforma de delitos
contra la intimidad sexual en el código penal del estado de
Puebla. A la fecha casi la mitad de los estados de la república
han adoptado la "Ley Olimpia" como una causa y una forma de
incidir en la erradicación de la violencia contra las mujeres, en
este caso en el ámbito digital, sea de internet a través de las re-
des sociales o las telecomunicaciones. Pero el caso de Olimpia,
lamentablemente, no ha sido el único.
En México, 9 millones de mujeres han enfrentado agresio-
nes mediante las nuevas tecnologías. En este caso no podemos
perder de vista la forma en que son silenciadas las mujeres a
partir de mecanismos de poder, de menosprecio y descalifica-
ción a partir de jerarquías patriarcales y de dominio.

Datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones señala-


ron que, en 2018, había 71.3 millones de usuarios de internet
en todo el país, de los cuales 50.8% eran mujeres, quienes pa-
saban alrededor de ocho horas al día conectadas a internet,
principalmente en redes sociales. A nivel internacional, la Or-
ganización de las Naciones Unidas, específicamente la Comi-
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
6
en tiempos de pandemia.

sión sobre la Banda Ancha, señaló (2015) que un 73 por ciento


de mujeres han experimentado algún tipo de violencia en línea
y una de cada cinco vive en países donde es poco probable que
se castigue el acoso y abuso en línea. Esta práctica afecta a mi-
les de mujeres en todo el territorio nacional.
Al menos 9.4 millones de mujeres han vivido violencia di-
gital. Las mujeres reciben más amenazas de publicación de in-
formación personal en internet 40.3 por ciento de ellas recibió
propuestas sexuales, 35.3 por ciento fueron contactadas me-
diante identidades falsas y 22.9 por ciento recibió mensajes
ofensivos, según el Módulo sobre Ciberacoso del Instituto Na-
cional de Estadística y Geografía INEGI (2019. Las amenazas
de violación, de muerte y el acoso imponen una carga adicional
emocional de la mujer y puede tener un efecto profundamente
devastador sobre el ejercicio del respeto y la libertad de las
mujeres a vivir y convivir sin violencia.
1.3.- Violencia de género y sexting
La violencia de género en los últimos años ha mostrado un
nuevo rostro: El sexting, como una práctica común y alineada a
los derechos digitales de cada usuario, este se caracteriza por el
envío consensuado de material intimo a través de la nuevas
tecnologías packs-nudes y se expresa en el envío de fotos, vi-
deos o mensajes de contenido sexual y erótico personal con
consentimiento de los involucrados, se realiza a través de dis-
positivos tecnológicos, ya sea utilizando aplicaciones de men-
sajería instantánea, redes sociales, correo electrónico u otra he-
rramienta de comunicación. La palabra sexting es un acrónimo
7 Ma Teresa Prieto Quezada

en inglés formado por 'sex' (sexo) y 'texting' (escribir mensa-


jes), es una práctica sexual consensuada de las que todos y to-
das tienen derecho a informarse, sin embargo, cuando estos
contenidos íntimos salen de lo privado a lo público sin consen-
timiento de alguna de las personas involucradas, y es esta difu-
sión de contenidos no autorizados lo que viola los derechos hu-
manos de las personas y afectan de manera transversal la vida
de la víctima, por desgracia son acciones dolosas que no están
reguladas específicamente de forma integral en la legislación,
lo que provoca el nulo acceso a la justicia de las víctimas de
esta violencia, mismas que son principalmente mujeres en un
89.3% según el informe de Violencia en línea.
El sexting implica la recepción o transmisión de imágenes
o videos que llevan un contenido sexual a través de las redes
sociales, ya sea con o sin autorización de quien las instala, esta
es una práctica muy común entre jóvenes y adolescentes prin-
cipalmente, pues al ser consensuada es una práctica en libertad,
que sí bien se debe considerar peligrosa basada en la cosifica-
ción de los cuerpos principalmente de las mujeres y niñas; sin
embargo el denominado "Sexting" es sexo online y penalizarlo
puede resultar violatorio de derechos sexuales, ya que los De-
rechos Sexuales y Reproductivos buscan garantizar que las
personas puedan tomar decisiones sobre su vida sexual y repro-
ductiva con libertad, confianza y seguridad, de acuerdo a su vi-
vencia interna. Cabe destacar que además de estos cambios le-
gislativos se propone una cultura de prevención, actuación y
capacitación para la instrumentación de la misma, ya que la
impunidad, la violencia institucional, así como la no revictimi-
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
8
en tiempos de pandemia.

zación es el reto principal para garantizar el acceso a la Justicia


de víctimas de violencia digital
La difusión de imágenes y videos sexuales, principalmente
contra mujeres y niñas, donde se proyecta una hipersexualiza-
ción y cosificación sexual de sus cuerpos e intimidad, utilizan-
do las diversas plataformas digitales, computadora, aparatos te-
lefónicos, mensajería instantánea, aplicaciones informáticas, y
cualquier otro medio para publicar información e imágenes sin
su consentimiento que atentan directamente contra la dignidad
humana, conducta que marca la vida de las personas y que
afectan su vida emocional, social y psicológica, sometiéndolas
a la burla o reproche social, la humillación y daño a su digni-
dad, sin que esta conducta tenga alguna sanción, lo que genera
impunidad.
Debemos reiterar que la necesidad de intimidad es inheren-
te a la persona ya que para que se desarrolle y geste su propia
personalidad e identidad es menester que goce de un área que
comprenda diversos aspectos de su vida individual y familiar
que esté libre de la intromisión de extraños. Así pues, debemos
entender que todos los seres humanos tenemos una vida "priva-
da" conformada por aquella parte de nuestra vida que no está
consagrada a una actividad pública y que por lo mismo no está
destinada a trascender e impactar a la sociedad de manera di-
recta y en donde en principio los terceros no deben tener acce-
so alguno, toda vez que las actividades que en ella se desarro-
llan no son de su incumbencia, ni les afectan, donde el delito
9 Ma Teresa Prieto Quezada

está fundado en la difusión pública no autorizada por las par-


tes, del contenido íntimo.
El antecedente de la ley Olimpia en el 2018, cuyo referente
era en la reforma de los delitos contra la intimidad sexual en el
código penal del Estado de Puebla. Su impacto en la sociedad
fue de gran dimensión y trascendencia que se ha adherido a la
dinámica de diferentes países o Estados, ya que es fundamental
el tratamiento de una de tantas vertientes de la violencia, sien-
do en este caso, la temática digital. La “Ley Olimpia” se ha
proclamada como un símbolo de lucha, persistencia y audacia
ante la lucha femenil con el acontecer violento que se viven a
través de las nuevas tecnologías.
1.4.- Victimas Digitales y de Género.
Las mujeres que han vivido la experiencia como victimas
digitales en México han sido 9 millones, según el INEGI esta
experiencia, según colectivos feministas está aumentando en la
pandemia. Las principales acciones que tomaron las mujeres
para reaccionar frente al ciberacoso que vivieron fueron: en un
26.3% bloquear a la persona, el 26.3% ignoró la situación, el
13.9% cambió o canceló su número de teléfono o su cuenta, el
11.3% informó a un tercero, el 5.6% confrontó a la persona, el
4% denunció ante la autoridad y el 4.2% tomó otras medidas.
Estos datos nos muestran que Olimpia no es la única mujer
que ha pasado por este viacrucis, retomando cifras proporcio-
nadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI), a través del Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) en
el año 2017, se obtuvo los siguientes datos en materia de vio-
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
10
en tiempos de pandemia.

lencia digital: se evidenció que las mujeres de entre 20 a 29


años son más propensas a recibir algún tipo de acoso por me-
dio del celular o utilización del Internet, con un porcentaje del
33.6%; seguido del rubro femenino de 12 a 19 años con 25.2%;
luego tenemos a las mujeres de entre 30 y 39 años que repre-
sentan el 16.9%; de 40 a 49 años, con 14.1% y finalmente, las
mujeres de 50 a 59 años tienen un rango del 10.2%. Recibien-
do agresiones mediante mensajes o llamadas ofensivas, tam-
bién se hizo pública su información personal los ataques ciber-
néticos que más sufren las mujeres son: Acoso, extorción (Sex-
torcion), discriminación, abuso y explotación sexual tecnológi-
ca, amenazas, control de cuentas personales, difusión de infor-
mación intima, omisión por autoridades regulatorias, censura,
revictimización, robo de imágenes, bajar canales de distribu-
ción, etc.
Aunado a estos ataques se pueden presentar críticas por su
aspecto físico o clase social, propuestas de carácter sexual, su-
plencias de identidad traducidas en contactos por falsificación
de las misma, así como rastreos de sus cuentas y provocaciones
ante la adversidad de la respuesta. Por ello, nuestro país en-
frenta un gran reto, pues para el 2019, se estima que aproxima-
damente 9 millones de mujeres han sido afectadas por este fe-
nómeno que cada vez está más marcada en la sociedad, no solo
mexicana, sino de carácter mundial.
La Asociación para el Progreso de las Comunicaciones
(APC) comenta que las mujeres jóvenes de entre 18 y 30 años
son las que más se ven afectadas con las nuevas tecnologías,
11 Ma Teresa Prieto Quezada

donde las agresiones que se frecuentan son: compartir imáge-


nes íntimas sin el consentimiento de la persona, acceso no per-
mitido a cuentas personales, así como los casos de extorsión.
Por otra parte, el rango de edad de 12 a 19 años son las que se
ven reflejadas a nivel nacional. Aquí se reconocen a los agreso-
res en un porcentaje de 11.1%, ya sea en su calidad de amigos,
pareja o ex pareja, inclusive se encuentra en el círculo familiar.
El 86.3% fueron desconocidas. Informa el Instituto Federal de
Telecomunicaciones que durante 2018 existía un aproximado
de 71.3 millones de usuarios de Internet en toda la región, de
los cuales poco más de la mitad de las mujeres en porcentaje
(50.8%) eran quienes se encontraban conectadas alrededor de
ocho horas a Internet, en temas de redes sociales.
1.5.- Ley Olimpia: Tipificada en 25 Estados de México
Según el Módulo sobre Ciberacoso 2015 del INEGI, el úni-
co registro que se ha realizado en México, al menos 9 millones
de mexicanas han vivido ciberacoso, que contempla, entre otro
tipo de acciones, el compartir contenido íntimo sin consenti-
miento donde las mujeres son más vulnerables a sufrir algún
tipo de acoso, entre edades que exilan entre 20 y 29 años, se-
guidas por el grupo de 12 a 19 años.
En los estados participantes a favor de esta ley, los legisla-
dores aprobaron reformas, adiciones y derogaciones a diversas
disposiciones de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, de la Ley de Instituciones y Procedimien-
tos Electorales, de la Ley Estatal de medios de Impugnación en
materia Electoral, en materia de violencia política en contra de
las mujeres en razón de género, esta ley está encaminada a re-
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
12
en tiempos de pandemia.

conocer la violencia digital y sancionar los delitos que violen


la intimidad sexual de las personas a través de medios digita-
les.

Los Estados que tipifica y castiga el acoso, hostigamiento y


difusión de contenido sexual en plataformas de internet o redes
sociales, también las agresiones en contra de las mujeres en
medios de comunicación en México son los siguientes:
 Puebla. Esta Ley surge en este Estado a raíz de lo mencio-
nado anteriormente, la cual entro en vigor el 10 de diciem-
bre del 2018, con penas que van desde los tres hasta los
seis años de cárcel. Implica multas de mil a dos mil veces
la unidad de medidas y actualización, un tanto se haya co-
metido el delito.
 Aguascalientes. Apuesta de entre uno a cuatro años de pri-
sión, entrando en vigor el día 28 de noviembre de 2019;
además, hay presencia de sanciones a través de multas que
incluyen el pago de la totalidad de los daños o perjuicios
ocasionados, con el consecuente castigo de entre trescien-
tos y seiscientos días de multa.
 Baja California Sur. Por su parte, también estableció penas
de entre tres hasta seis años de cárcel, a partir de la fecha
del 20 de junio de 2019. Con multas que van hasta los dos
mil días, arrancando del momento en que se incurrió la fal-
ta.
 Baja California. El Estado dio luz verde para arrancar con
la “Ley Olimpia” el 01 de julio de 2020, cuya sentencia
13 Ma Teresa Prieto Quezada

marca de uno a seis años de prisión, así como considera-


ciones en multas de quinientas a mil quinientas veces la
unidad de medida y actualización.
 Chiapas. Administra penas de prisión de tres a cinco años.
Con multas que van desde las cien hasta las doscientas
multas a quien o quienes infrinjan el reglamento en la ma-
teria en cuestión. Se adjunta al funcionamiento de la socie-
dad el día 27 de junio de 2019.
 Ciudad de México. Por su parte, se adoptó la Ley Olimpia
para que la pena de prisión fuera de entre tres a doce años
de prisión, entrando en funciones el 03 de diciembre del
2019. Las multas traducidas en unidades de medida y ac-
tualización conllevan de quinientos a mil de este valor.
 Coahuila. Opera arrancando a la fecha del 12 de julio de
2019, condenando a pena de cárcel por lapsos de entre tres
a seis años. Además, se le atribuyen multas equivalentes
hasta por ciento setenta y seis mil pesos.
 Estado de México. No hay tolerancia ante ningún tipo de
violencia, por ello se estableció cárcel de uno a cinco y de
tres a siete años, incluyendo multas de doscientos a qui-
nientos, así como aquellas que van desde las doscientas a
las cuatrocientas unidades de medida y actualización,
arrancando esta normativa el día 05 de septiembre de
2019.
 Jalisco. En el Estado de Jalisco ya se está aplicando la
“Ley Olimpia” desde el 19 de septiembre de 2020. Se
adhirió al Código Penal con sentencias de uno a ocho años
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
14
en tiempos de pandemia.

de prisión, con multas equivalentes a un mínimo de mil y


máximo de dos mil unidades de medida y actualización.
 Guanajuato. Sus funciones entran al juego el día 19 de ju-
nio de 2019, con castigos de dos a cuatro años de prisión y
multas que son asignadas en un período de veinte a cuaren-
ta días.
 Guerrero. La Ley Olimpia fue una realidad para el Estado
a partir del 08 de noviembre de 2019, con penas marcadas
de mínimo tres años y un máximo de seis años de prisión;
además, se estiman multas por estos comportamientos vio-
latorios de doscientos hasta mil veces mayor que el valor
diario de la Unidad de Medida y Actualización.
 Michoacán. Entra en vigor a sus regulaciones el 13 de ene-
ro de 2020, imponiendo sanciones de cuatro a ochos años
de prisión, sin mencionar el hecho de que hay en existen-
cia multas que van desde los mil hasta los dos mil veces el
valor de la Unidad de Medida y Actualización, así como
del mismo valor por los conceptos relacionado a la repara-
ción del daño ocasionado por cometer el delito.
 Nuevo León. Se ajusta a las necesidades demandadas, con
un cargo de cárcel de seis a cuatro años de condena a pri-
sión con multas de hasta ochocientas cuotas. Sus funciones
entran al juego a partir del 19 diciembre de 2018.
 Oaxaca. Estado que adhirió a sus reglas de convivencia
desde el 24 de agosto de 2019, condenando mínimo a cua-
tro años de cárcel y un máximo de ocho años. Se contem-
plan multas de mil a dos mil veces mayor que el valor dia-
15 Ma Teresa Prieto Quezada

rio de la unidad de medida, entrando en funciones al mo-


mento de llevar a cabo la falta.
 Querétaro. Este Estado dio luz verde para operar esta Ley
a partir del 12 de julio de 2019. Emitiendo condenas hasta
por seis años de cárcel, con un mínimo de tres y multas
comprendidas de mil a dos mil veces más que el valor dia-
rio de la UMA. Sin embargo, también aplica para la repa-
ración de los daños ocasionados.
 Tlaxcala. La legislatura presente fue aprobada para entrar
en vigor el día 13 de diciembre para condenar los delitos
de violencia digital, su respectivo Congreso Local apoya
castigar con penas de entre tres a siete años de cárcel, en
acompañamiento de multas que llegan a los cuarenta y dos
mil doscientos cuarenta y cinco pesos a los individuos que
cometan la indelicadeza de llevar a cabo dichas prácticas;
si estamos hablando de algún funcionario, entonces tam-
bién tendrá que hacer frente a la destitución irrevocable.
 Veracruz. Apuesta también a las condenas de cuatro a
ocho años de prisión, reglamentación a partir del 04 de ju-
nio de 2019. Igualmente, se asignan multas de entre mil y
dos mil Unidades de Medida y Actualización, entrando en
vigor en el momento de cometer el delito.
 Yucatán. Entró en vigor el 22 de junio del 2018, impulsada
principalmente por la ciudadana Ana Baquedano, quien
fue víctima de una pornovenganza. Donde se imponen san-
ciones de entre un año a cinco años, así como seis meses a
cuatro años de prisión, con multas de cien a cuatrocientas
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
16
en tiempos de pandemia.

y de doscientas a quinientas unidades de medida y actuali-


zación, cuando se infrinjan las reglas mencionadas.
 Zacatecas. Se contempla en su normativa el día 30 de ju-
nio de 2019, pero no entra en funciones hasta el 2020, en
el cual se estipulan penas de cuatro a ocho años de prisión
a quienes incurran en su falta. No obstante, hay también
multas del valor diario de la Unidad de Medida y Actuali-
zación de entre cien a doscientas.
Nota: Código Penal, según cada Estado.

Reiterando, el hecho de “sextear” o el compartir el “pack”


son prácticas aceptables, tenemos el derecho y libertad de dis-
frutar de una vida sexual activa, pero debe cumplir la condi-
ción de respetar la intimidad por ambas partes. El verdadero
problema emana cuando una de las partes involucradas viola
esta condición y opta por filtrar la información en el espacio ci-
bernético, produciendo vulnerabilidad en el otro participante.
Enfatiza el Frente Nacional por la Sororidad, promovido por la
ciudadana Olimpia Coral.
Es importante resaltar que la “Ley Olimpia” refiere a la
violencia digital como todo aquel acto de incurrir en el acoso,
hostigamiento y amenazas, implicando una vulneración direc-
tamente a la información de la persona, en donde se vean di-
fundidas o expuestas material sexual por medio de las redes so-
ciales o cualquier aspecto de índole digital; además, donde se
hayan realizado algunas de las acciones pasadas sin el consen-
timiento, lo cual tendrá repercusiones en la vida de la ciudada-
17 Ma Teresa Prieto Quezada

na, ya que agrede a su integridad, al ámbito privado, libertad y


sus derechos. Un fenómeno donde las mujeres son las principa-
les víctimas. Son escenarios que involucran a la venganza, por
lo regular son proporcionadas por individuos allegados, por
ejemplo: novio, amigo, compañeros de trabajo o escuela, etcé-
tera.
Después de un tiempo prolongado, se logró consolidar en
diciembre de 2018 diversas reformas en relación al Código Pe-
nal de Puebla para catalogar a la violencia digital como un de-
lito, en honor a Olimpia Coral Pena, quien tuvo que pasar por
esta experiencia lamentable, pero que permitió abrir las puertas
al cambio en diferentes matices. Un emblema de justicia, tena-
cidad y persistencia para luchar contra los prejuicios que ro-
dean a la sociedad. Muy en especial a los funcionarios públi-
cos, ya que son los suministradores de repartir equidad e igual-
dad de género, de saber diferencias que la actividad sexual que
todos contemplamos, no nos hace menos ni daña la reputación
de “niña promesa”. Habrá que desvirtuar una cuestión de la
otra.
Para el 2020, más Estados de país se suman a esta causa,
para dichos efectos se menciona a Tampico, Tamaulipas y
Chihuahua donde se haga uso indebido de los vídeos con con-
tenido íntimo, sin la autorización de la pareja, amistades o la
persona que fuera, será motivo para hacerse acreedor a castigos
por el cometer el mencionado delito. La pena que se aplicarán
a los involucrados equivaldrá entre ocho y once años de pri-
sión, sin mencionar las multas que giran alrededor de mil a dos
mil más que el valor diario de la UMA, es decir, asciende a una
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
18
en tiempos de pandemia.

proporción aproximada de setecientos treinta y siete mil seis-


cientos pesos, agravando el asunto si hablamos de menores de
edad y que existiera algún tipo de relación con la víctima. Di-
gamos si se trata del parentesco o situación sentimental. Con
ellos, se suman ya veintiséis estados que regulan estas prácti-
cas a través de la Ley Olimpia.
En tanto Campeche no se queda atrás, pues el Congreso del
Estado dio inicio con dicha Ley, incluyendo otra lista de modi-
ficaciones equivalentes a cuestiones de género, la cual plantea
el escenario de imponer castigos que van desde los seis años de
prisión, adheridos a multas por aproximadamente veintiséis mil
sesenta y cuatro pesos a las personas que manipulen informa-
ción o contenido sexual y erótico sin previa autorización de la
o las partes que participan en el material.
Por su lado, el Congreso de Chihuahua trabajó para que se
reforme el Código Penal para aprobarlo con las disposiciones
que marca esta ley, con lo cual pondrá a disposición castigos
que engloban desde jornadas comunitarias durante noventa o
ciento ochenta días, así como prisión en períodos de seis meses
a dos años, a los individuos que compartan imágenes o vídeos
íntimos, incluyendo el delito de grooming, que es el acoso u
hostigamiento sexual que reciben los menores de edad. Se es-
tán realizando las gestiones correspondientes para que Hidalgo,
Nayarit y Tabasco puedan aprobar la Ley Olimpia para sus res-
pectivas comunidades.
19 Ma Teresa Prieto Quezada

1.6.- Derecho de las mujeres a una vida libre de violencia: El


caso de Jalisco
Recientemente en el 2020, el poder legislativo de Jalisco
aprobó una iniciativa de la Diputada lrma de Anda, y por con-
siguiente el dictamen, para definir e incluir en la ley lo que se
debe entender por violencia digital, la cual quedó conceptuali-
zada como: "Aquellos actos de violencia de género cometidos,
instigados o agravados en parte o totalmente, por el uso de las
Tecnologías de la información y la Comunicación, plataformas
de redes sociales, sistemas de mensajería instantánea o correo
electrónico o cualquier otro similar; que causen un daño psico-
lógico o emocional, refuerzan los perjuicios, dañan la reputa-
ción, causan pérdidas económicas y plantean barreras a la par-
ticipación en la vida pública y privada de la víctima y pueden
conducir a formas de violencia sexual y otras formas de violen-
cia física." (Artículo 10 de la Ley de Acceso de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia del Estado de Jalisco).
Sin embargo, quien esto proyectamos, consideramos que la
propuesta de reforma de la "Ley Olimpia", contempla e incluye
de mejor forma otros supuestos jurídicos susceptibles de ser
considerados a la hora de su prevención, atención y sanción,
razón por la cual se propone también la modificación corres-
pondiente. Adicionalmente, desde hace algún tiempo, este con-
greso ha legislado sobre distintas conductas que son sanciona-
bles desde el ámbito del derecho penal, como una forma de vi-
sibilizar los antijurídicos y garantizar mecanismos instituciona-
les para lograr el acceso a la justicia para mujeres y niñas, mis-
mas que se muestran a continuación (en primera persona):
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
20
en tiempos de pandemia.

 Ciberchantaje: Divulgar algún hecho cierto o falso, o la


divulgación de fotografías o contenido audiovisual que
afecte tu honor, tu tranquilidad o la familiar, tus negocios o
tu patrimonio o de alguien íntimamente ligado a ti y a
cambio de no hacerlo te exige dinero, que realice o dejes
de hacer cualquier acto o cualquier otro beneficio para esa
persona o un tercero. (Artículo 190 CPEJ. Penalidad: 6
meses a 6 años de prisión).
 Sexfing (no consentido): Divulgar sin tu consentimiento,
material con contenido erótico sexual, original o alterado,
a través de las tecnologías de la información y la comuni-
cación, o sea de las redes sociales. (Art.135Bis. CPEJ. Pe-
nalidad: 4 a 8 años de prisión).
 Acoso sexual: Asediar o Acosar sexualmente a otra perso-
na de cualquier sexo. (Art. 176Ter. CPEJ. Penalidad: 1 a 4
años de prisión).
 Grooming: Facilitar, provocar, inducir o promover en per-
sona menor de edad o con quien no tenga capacidad para
comprender el significado del hecho, el envío de imágenes
o sonidos de sí misma con contenido sexual o a la acepta-
ción de un encuentro sexual haciendo uso de las redes so-
ciales o de las tecnologías de la información. (Att. 142.4.
CPEJ. Penalidad: de 6 a 12 años de prisión).
 Robo de información como forma de control: copiar, mo-
dificar, destruir o provocar la pérdida de información con-
tenida en sistemas o equipos de informática. (Art. 143.8is.
CPEJ. Penalidad: 6 meses a 4 años de prisión).
21 Ma Teresa Prieto Quezada

 Suplantación de identidad: Asumir, suplantar, apropiarse o


utilizar, a través de internet, cualquier sistema informático
o medio de comunicación, la identidad de una persona físi-
ca o jurídica que no le pertenezca, produciendo con ello un
daño moral o patrimonial. (Art.- Quáter. CPEJ. Penalidad:
de 3 a 8 años).

No obstante el avance significativo con que se cuenta, con-


sideramos que la política pública a favor de la prevención,
atención, sanción y erradicación de la violencia digital, en ge-
neral, las miradas para atender esta problemática específica que
se presenta, particularmente, en poblaciones de mujeres relati-
vamente jóvenes, ha estado ausente o no ha tenido el impacto
que se necesita para inhibirlas y, por consiguiente, generar ga-
rantías de no repetición, que alerten a las jóvenes y niñas sobre
los riesgos de no prevenir este tipo de violencias, mediante es-
trategias pedagógicas acordes a sus situación etaria. Amén de
que es necesario dimensionar con exactitud cuál es la proble-
matica real y exponerla en su contexto mediante metodologías
y técnicas estadísticas.

Violencias perpetradas mediante las tecnologías de la in-


formación y las redes sociales, conocidas como: ciberbulling,
ciberacoso, Sexting no consentido, sextorsion, ciberchantaje,
grooming, doxxing, outing, entre otras conductas, deben ser
abordadas desde la legislación bajo una mirada holística e inte-
gradora que permita una mayor actuación por parte del estado,
sin dejar de reconocer que es necesario incorporar nuevas con-
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
22
en tiempos de pandemia.

ductas para ser sancionadas por parte del poder público y gene-
rar acciones que motiven a las instituciones a crear programas
y protocolos, lo que en la especie pretende la presente iniciati-
va de ley.
El movimiento encabezado por Olimpia, es un movimiento
que busca que el hecho no se repita más, que no haya nuevas
víctimas, para que las mujeres y las niñas puedan vivir tranqui-
las, disfrutando plenamente el derecho que tienen a hacer uso
de las tecnologías de la información en un ambiente de seguri-
dad y respeto.
Uno de los aspectos cruciales para proponer reformas al
marco legal, tienen como fundamento el daño psicológico que
causa a las víctimas, el daño social y comunitario que le causa
a todas y todos quienes habitamos este país y el daño simbólico
que se representa mediante conductas que pretendidamente se
esconden y tratan de invisibilizarse para no ser denunciadas,
alentando el manto de impunidad que permea en las violencias
machistas, misóginas y cobardes. Con estos actos hay afecta-
ciones a la dignidad de las personas, a la reputación y al honor
que socialmente se construye.
Al respecto, los tribunales colegiados de circuito de la Su-
prema Corte de Justicia de la Nación, han emitido criterios en
los que se abordan las afectaciones por los daños generados
moralmente, a la dignidad, al honor y a la reputación por la in-
formación publicada en las redes sociales sin el consentimien-
to, lo que evidentemente se encuentra protegido por el artículo
23 Ma Teresa Prieto Quezada

1" de la Carta Marga de la nación, donde se tipican las siguien-


tes conductas como delitos:
“Tomar fotografías, vídeo grabar, audio grabar o
realizar vídeos (reales o ficticios), así como su ex-
posición, comercializar, compartir o transmitir imá-
genes, audios o vídeos, a pesar de tener el conoci-
miento sobre la falta del consentimiento de la per-
sona involucrada, son comportamientos que atentan
a la intimidad sexual, y que forman parte de un
cuerpo delictivo”

La Ley Olimpia no solo defienden a las niñas, jóvenes o


mujeres víctimas de la violencia digital, también es promotora
de la igualdad de género, de justicia y razonamiento; como es
el caso de algunos hombres con experiencias similares, com-
partiendo vínculos con la persona agresora, misma que se en-
carga de vulnerar el sentir del individuo, manifestándose a tra-
vés de ataques por medio de las tecnologías de la información
y comunicación, manejo indebido de información e invasión a
su privacidad.
Sucesos que pueden enfermar a la persona, haciéndola
creer que no hay un camino distinto al del suicidio; cuando fi-
nalmente se decide romper el silencio, le son catalogados como
“chismes”, según diversidad de autoridades a quienes les com-
pete dichas áreas y, sin embargo, la lucha sigue para hacerse
escuchar, así como exigir la justicia. Sobre todo, visibilizar el
problema de la violencia digital como un delito que ha marca-
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
24
en tiempos de pandemia.

do nuestro entorno, debiendo mostrar los correctivos pertinen-


tes.
Este tipo de violencias se presentan de manera directa o in-
directa y se puede expresar con comentarios sexistas y estereo-
tipados, mensajes de odio explicito, comentarios discriminato-
rios de género, comentarios del cuerpo que impactan a las ni-
ñas y mujeres en diferentes ámbitos, por ejemplo: psicológico,
físico, sexual, por la situación económica o feminicidio. Inme-
diatamente los jueces o el Ministerio Público pueden intervenir
como mediador en el tema, tomando decisiones en beneficio de
la protección de estas plataformas para que se procedan a su
eliminación e investigación si se tratará de algún caso que in-
cumpla con la normativa establecida en la sociedad.
Es así su trascendencia e importancia, que su expansión
empezó en Puebla. Eventualmente se fue extendiendo a otros
Estados para, finalmente, colocarse como la “Ley Olimpia Na-
cional”, misma que se ha proclamado dentro del Código Penal
Federal. Aquí radican puntos esenciales para que pueda ser
trasladado en América Latina como a países internacionales,
con la finalidad de ser atendida esta problemática que impacta
en la vida de niñas, niños, jóvenes y personas adultas, pues na-
die queda exento de ser acreedora o acreedor de una experien-
cia similar a la de la ciudadana Olimpia Melo.
Se debe resaltar que en otros lugares de América Latina y
en el área internacional no existe como tal la Ley Olimpia, lo
cual valdría el analizar la opción para adaptarlo a las necesida-
des de sus respectivas comunidades, así como contemplación
25 Ma Teresa Prieto Quezada

para sus futuros proyectos. Por ejemplo, la violencia de género


en Colombia, donde la Representante de la Cámara, Margarita
Restrepo, ha propuesto una iniciativa de ley en la que se tenga
un riguroso control en materia de perfiles falsos o que perma-
nezcan el en anonimato, con fines que persigan el debilitar la
integridad de las y los individuos. No obstante, busca sancionar
a la difusión de noticias falsas que contaminen a las comunida-
des y el creciente miedo por las mismas; para ello, se ha de im-
plementar castigos ejemplares carcelarios con hasta dos años y
multas aproximadas de cien salarios mínimos a quienes come-
tan la indelicadeza antes referida.
En el 2016, ARGENTINA logró proponer una iniciativa de
su autoría, lugar por el cual El Senador Nacional por Santiago
del Estero, Gerardo Zamora, ideó una estructuración basada en
la defensa y los derechos humanos de las mujeres contra la vio-
lencia en Internet, así como las redes sociales. En ella, impulsó
una reforma de la Ley de Protección Integral a las Mujeres, en
su Artículo 6, Inciso F (“violencia mediática contra las muje-
res”), en el que se estipula que bajo ninguna circunstancia será
permisible el compartir cualquier tipo de contenido en el que la
mujer se vea envuelta en situaciones de riesgos que la compro-
metan. Fue aclamado el proyecto que la Asociación de las Mu-
jeres Jueces de la Argentina decidió apoyar el planteamiento.

En CHILE, el Ministerio de Justicia ya se trabajó con este


tipo de proyectos, mismos promueven el respeto, igualdad de
género y derechos humanos, ya que es un hecho el que exista
violencia en medios digitales, aunque no único. Enlistan conse-
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
26
en tiempos de pandemia.

cuencias como penas en un período de 61 días a 3 años de pri-


sión cuando se trate de Hostigamiento; si fuera el escenario de
mostrar contenido sexual, a sabiendas de no haber consenti-
miento, podrían imponerse penas de mínimo tres años, con el
posible incremento de condena dependiendo de la gravedad del
asunto. Ahora bien, en temas de datos personales (doxing), hay
alcances de 541 días en la prisión. Recordando lo siguiente: au-
mentan las condenas cuando de menores de edad se trata.
En temas internacionales, ESPAÑA implementó un sistema
similar a la “Ley Olimpia”, se trata de: la Asociación Stop Vio-
lencia de Género Digital. Su principal razón de ser es la de
ofrecer oportunamente resoluciones a las víctimas en materia
cibernética, desde la perspectiva Detectar, Identificar, Proteger
y Educar (DIPE), preparando a las personas para visibilizar el
problema, saber actuar, así como tratarlo desde la raíz. Sin em-
bargo, se dan a la tarea el ofrecer los elementos requeridos para
hacer frente a la cuestión informática y que sea su fuerte para
superar estas barreras. Entre tanto, CANADÁ Y ESTADOS UNI-
DOS junto con México buscan incidir en los derechos de las y
los usuarios de las plataformas digitales, así como fijar meca-
nismos para asignar responsabilidades, pues se siguen dispa-
rando los casos de la violencia digital que atacan principalmen-
te a las mujeres. Entonces, La Ley Olimpia es un símbolo de
fuerza, de unión y justicia, en donde todo proceso lleva su
tiempo; además, ejercer nuestra vida sexual no es el problema,
sino que se difundan los materiales por medio de cualquier he-
27 Ma Teresa Prieto Quezada

rramienta digital que nos ponga en situación de riesgo. Habrá


que plasmarlo en otros países.
1.7.- Recomendaciones para la prevención
La Ley Olimpia aparte de dar cuenta una ola de violencia
en línea es un llamado a la necesidad de cambiar un sistema
social que había normalizado el difundir, compilar, grabar y
producir nuestros cuerpos desnudos en internet sin nuestro
consentimiento." “No sólo es hablarles a las víctimas, es decir-
les a los agresores que no sólo está mal es un delito, es necesa-
rio que tengan una huella ante las acciones machistas que están
cometiendo en el espacio digital”, dijo. El Frente Nacional para
la Sororidad, colectivos feministas y mujeres de todo el país
esperan que esta iniciativa sea perfectible por lo que esperan
que las modificaciones de la Comisión de Igualdad de Género
del Senado de la República a la Ley General de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia sobre violencia digital no sólo
sean un ‘texto de reformas’, sino que se respeten las dignidades
en los espacios digitalizados. Ley Olimpia debe ser un primer
paso en toda una cadena de ciberdelitos y ciberacoso, pues
cada día las extorsiones, amenazas, torturas, delitos y crímenes
encuentran en las redes sociales su principal instrumento para
destruir miles y millones de vidas en México y en el mundo.
Esta ley debe conllevar a la responsabilidad al respeto de la
vida humana, personal y proteger la dignidad, la privacidad, la
intimidad y la vida, no solo de las mujeres sino de todos.
Aunque en “México, donde el sistema de justicia penal es
ineficaz, no puede considerarse una respuesta institucional su-
ficiente para enfrentar un fenómeno complejo”. Es altamente
Ley Olimpia en México: La Violencia digital hacia las mujeres,
28
en tiempos de pandemia.

improbable que una víctima encuentre una protección media-


namente adecuada siguiendo la vía penal, donde las mujeres
que viven violencia en línea no reciben respuesta oportuna por
parte de no de las autoridades legales ni de las plataformas pro-
puestas para salvaguardar sus derechos… señalan colectivos
que es posible que disposiciones como las propuestas terminen
siendo utilizadas para inhibir el libre ejercicio de la sexualidad
o que por sus potenciales efectos incentiven en las plataformas
de Internet la autocensura; en ambos casos, la libertad de ex-
presión se vería menoscabada”
Frente a toda esta cruel realidad, es necesario crear y modi-
ficar la legislación necesaria para enfrentar la impunidad que
hasta ahora protege a los criminales. Es fundamental promover
que el sistema de justicia cambie, que no exista la revictimiza-
ción, que se formen y preparen funcionarios que entiendan el
contexto digital imperante en el que vivimos y sobre todo que
las verdaderas víctimas reciban justicia desde una perspectiva
de género.
Cambiemos el estereotipo de que se trata de porno vengan-
za, se trata de un delito, aquí existe un usuario, una persona
violentada que merece atención. Se exhorta no solo a mujeres y
niñas y niños sino a toda la población emplear contraseñas se-
guras a través del uso números de mayúsculas, minúsculas, nú-
meros y símbolos, y no darlas a conocer; evitar dar informa-
ción personal en redes sociales. Además, utilizar códigos de
bloqueo en el celular, no aceptar invitaciones de personas que
29 Ma Teresa Prieto Quezada

no conoces, eliminación o autodestrucción de mensajes sospe-


chosos u ofensivos.
Sabemos que falta mucho por hacer en este sistema depre-
dador y patriarcal en el que, los últimos años vemos que las po-
líticas públicas en defensa de los derechos humanos avanza de
manera lenta o solo avanzan si van de la mano de movimientos
sociales basados en demandas ciudadanas , donde gracias a las
quejas sociales en unión a la voluntad política nacional e inter-
nacional se han logrado mover las tuercas de la maquinaria an-
quilosada de violencia estructural que afecta a nuestros países
en América Latina y el mundo. Como señala Ariel alumna de
Ética política de La Universidad de Guadalajara Jalisco Méxi-
co, “Abrazo mucho a las mujeres de todo el mundo, que cada
día pelean, a las madres activistas, los colectivos que han for-
mado redes para cuidarnos entre mujeres. Admiro mucho a mis
amigas y tengo la esperanza que, peleando juntas, llegará la
justicia”.

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Capítulo 2

Factores de riesgo y discurso político de los


derechos humanos en la violencia contra la
mujer

Amanda Parra Cárdenas / Colombia


Docente e investigadora Junior Universidad Libre de Colom-
bia

Introducción

La violencia ejercida en contra de las mujeres se ha con-


vertido en un flagelo mundial, América Latina y el Caribe no
son regiones ajenas a esta pandemia, quizás el comportamien-
to y la influencia de la idiosincrasia, proveniente de una cultu-
ra patriarcal son causas de tan triste situación, naturalizando la
violencia y la discriminación bajo estándares de dominación la
mujer ha vivido en desigualdad, siendo estos estereotipos una
clara vulneración de los derechos humanos y la dignidad, y
pos supuesto las implicaciones de orden psicológico, social,
familiar e individual que contiene, pues es sabido que la ruptu-
ra de la cohesión social y un desarrollo poco armonioso y e in-
sano para las niñas, adolescentes y mujeres afecta su vida pre-
sente y futura.
Para los países esta situación conlleva un alto costo y un
detrimento en la economía, la salud pública, la inversión so-
cial, la construcción de país y sobre todo en la armonización
de la sociedad, es de relieve que el crecimiento del Estado y el
país depende de sus asociados, en una comunidad sin respeto
por el derecho a la dignidad humana no existe justicia. No se
desconoce por supuesto que los estados han realizado ingentes
esfuerzos para prevenir y erradicar la violencia, que las regio-
nes han implementado marcos legales, aun así, el fenómeno de
la violencia contra la mujer persiste y no se minimiza, es decir,
parece que la ley no es la respuesta.
El trabajo que se presenta analiza los avances legislativos
y la problemática social en el tema de violencia contra la mu-
jer, en América Latina se ha avanzado en cuanto a la construc-
ción de marcos normativos para la prevención y erradicación
de formas de violencia, sin embargo, el fenómeno persiste,
aun cuando el número de países con políticas nacionales de
protección ha aumentado de 24 en 2013 (74%) a 31 en 2016
(94%), según datos de ONU Mujeres y el Programa de las Na-
ciones Unidas para el Desarrollo (PNUD – ONU Mujeres,
2017)
Según Moreno y Pardo (2018), Uno de los mayores avan-
ces regionales ha sido el dar visibilidad al problema y el reco-
nocimiento de los distintos tipos de violencia que enfrentan las
mujeres: doméstica, en el espacio laboral, sexual, patrimonial,
económico, obstétrico, institucional, en el espacio público, en-
tre otros. De igual forma, Latinoamérica cuenta con mecanis-
mos para hacer frente a algunas de estas violencias y ha asu-
mido compromisos internacionales en la materia, empezando
por la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer y su protocolo, la Platafor-
ma de Acción de Beijing, y otros mecanismos específicos de
la región, como la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Conven-
ción Belem do Pará).
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
34
En la violencia contra la mujer

Estos instrumentos han tenido como consecuencia la mo-


dificación de constituciones y la creación de leyes, así como
de ministerios o instituciones especializadas para la mujer; re-
formas a los códigos civiles; la tipificación de las violencias
como delitos, y acciones afirmativas para reducir las desigual-
dades (Moreno Rebeca, 2018)
Pero a pesar de los notables avances en los planes de ac-
ción nacionales, la región registra las tasas más altas de vio-
lencia contra la mujer fuera de la pareja y la segunda más alta
dentro de ella, según datos del Observatorio sobre Igualdad de
Género en América Latina y el Caribe, citado en el informe.

2.1.- Tasas de feminicidios en Latinoamérica


El estudio alerta que el número de homicidios femeninos
(femicidios / feminicidios) está en aumento, y dos de cada cin-
co son resultado de la violencia doméstica. Además, alrededor
del 30% de las mujeres han sido víctimas de violencia por par-
te de su pareja y el 10.7% han sufrido violencia sexual fuera
de la pareja, según cifras de la Organización Mundial de la
Salud (OMS). (PNUD – ONU Mujeres, 2017)
Lo anterior demuestra que el abordaje del problema debe
darse desde los paradigmas de protección de la mujer, pero
contando con los altos niveles de estado, las promulgaciones
de efectivas políticas públicas, estándares reales y críticos, con
acciones contundentes que permitan evidenciar avances para
superar el flagelo social de proporciones endémicas en la re-
gión.
35 Amanda Parra Cárdenas

La siguiente grafica muestra información de la tasa de fe-


minicidios en América Latina al año 2018, aumenta por año:

Gráfica con información de 15 países de América Latina y


el Caribe. Una cifra alarmante a la par que i que otorgan a este
delito agravado por razones de género. Por lo que habría que
sumar los datos de los 10 países de la región que solo registran
los feminicidios cometidos a menos de la pareja o ex pareja de
la víctima, lo que elevaría a 3.529 mujeres asesinadas durante
el pasado año. (Sardiña, 2019,)
Hasta el mes de julio de 2019 se habían cometido 159 fe-
minicidios en Colombia, en la zona rural, solo el 8,77% de los
casos de violencia de género son denunciados y en cuanto a
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
36
En la violencia contra la mujer

los delitos de violencia sexual denunciados en Colombia, el


85,4% de las víctimas son mujeres y más del 69% de los femi-
nicidas eran conocidos por las víctimas. “La mujer colombiana
excluida sigue sufriendo las múltiples violencias, particulares
y estructurales, y los mecanismos de denuncia no sirven”, se
queja la periodista Nathalia Guerrero. (Sardiña 2019)
Según las autoridades del Estado de México, al menos 638
mujeres fueron víctimas de feminicidios en el 2019. El país es
catalogado como uno de los lugares más inseguros para que
las mujeres viven, debido no solo a la tentativa de homicidio,
sino a los abusos y acosos a los que se enfrentan las mujeres
mexicanas, entre enero y abril de 2020 se denunciaron 5.519
presuntos delitos de violación, 181 más que en el mismo pe-
ríodo del año pasado.
En Argentina se denunciaron en 2018 -último dato dispo-
nible- un total de 4.141 presuntas violaciones. En Perú, en lo
que va de 2020, al menos 328 niñas menores de 14 años han
tenido partos. Un gran número de los embarazos en niñas me-
nores de 15 años tienen su origen en casos de violencia sexual.
Por su parte, en Argentina el Observatorio de las violen-
cias de género “Ahora sí nos ven” presentan al menos 290 fe-
minicidios en lo que va de año, siendo la pareja el causante del
asesinato en el 39% de los casos y el 65% de los feminicidios
se produjeron dentro de la vivienda de la víctima, en cuanto a
Brasil concentró un 40% de los asesinatos a mujeres ocurridos
el pasado año y Centroamérica fue la región más afectada por
este delito. (Sardiña 2019)
37 Amanda Parra Cárdenas

El feminicidio ha alcanzado cifras elevadas en América


Latina, así para el año 2020 se tiene que en:
 Bolivia: en un país donde en 2015 el 10% de las víctimas
mortales de la violencia de género eran menores de 18
años, 83 mujeres fueron asesinadas entre enero y agosto
de 2020. Durante la cuarentena hubo 53 casos.
 Colombia: según el Observatorio de Feminicidios, 445
mujeres fueron asesinadas hasta septiembre. Durante la
cuarentena, se alcanzó la cifra de 243 feminicidios.
 Costa Rica: de enero a septiembre de 2020 se han regis-
trado 10 feminicidios en el país. .
 Ecuador: existe un informe elaborado por varias organi-
zaciones dentro de la plataforma Alianza Mapeo donde
identifican 748 mujeres asesinadas desde 2014 a marzo
del 2020. Desde el 1 de enero al 2 de marzo de 2020 se
contabilizaron 17 feminicidios.
 El Salvador: el Observatorio de Violencia de ormusa re-
gistra 71 feminicidios hasta el 13 de agosto de 2020. La
cifra ha sufrido una bajada considerable con respecto a
las del año anterior.
 Guatemala: según cifras conocidas en octubre de 2020,
el Observatorio de la Mujer, del Ministerio Público, re-
conocía 319 feminicidios.
 Honduras: hasta el 30 de septiembre se registraron 195
feminicidios en el país. Desde el establecimiento del to-
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
38
En la violencia contra la mujer

que de queda por la COVID-19 se han registrado 126


muertes violentas de mujeres.
 México: en 2020 el Observatorio de Feminicidios de Mé-
xico ha reportado 724 feminicidios hasta el mes de sep-
tiembre.
 Nicaragua: en los primeros 8 meses de 2020 el Observato-
rio Católicas por el Derecho a Decidir registró 50 femini-
cidios. 
 Paraguay: hasta agosto se registraron 20 feminicidios en el
país sudamericano.
 Perú: la Defensoría del Pueblo reconoce hasta octubre re-
gistra 100 casos de feminicidios reconocidos oficialmente
y otras 45 muertes violentas de mujeres que están en estu-
dio.
 Venezuela: registra 172 mujeres asesinadas por violencia
de género en los primeros ocho meses del año. (Ayuda en
Acción, , 2020)
Las acciones de infringir amenazas y violencia sobre la
mujer en América Latina, el abuso de poder, la degradación, el
sometimiento a condiciones de vulnerabilidad son un fenó-
meno que se ha naturalizado pareciendo que la concesión o re-
cepción de pocos beneficios como personas es lo correcto y lo
habitual, pero es preciso proponer herramientas que potencia-
licen el valor de la mujer, su autoestima y el empoderamiento
de sus capacidades e influencia que tienen y su aporte a la
construcción social e los estados.
39 Amanda Parra Cárdenas

2.2.- Dignidad Humana


Empoderar a la mujer en su dignidad humana, “derecho
que tiene de ser respetada y valorada como persona, como ser
individual y social”, citando a Aristeo García González (2015)
“la dignidad humana es un valor distintivo de la especie huma-
na, de donde emanan otros valores y derechos fundamentales,
en tal virtud, todo ser humano debe ser respetado y protegido
en su dignidad y no se debe atentar contra ella” (García G.,
2015), es imprescindible la aplicabilidad de los derechos hu-
manos, la seguridad jurídica y la confianza legítima de los ciu-
dadanos en la institucionalidad, para que se dé un factico y
efectivo cumplimiento de las normas legales, constitucionales
y convencionales que consagran los derechos de la mujer, en
Colombia se promulgo la ley 1257 de 2008 que “dicta normas
de sensibilización, prevención y sanción de formas de violen-
cia y discriminación contra las mujeres”.

Es pertinente fortalecer el conocimiento de las comunida-


des, la sociedad, la familia, y la institucionalidad académica en
temas de medidas de atención, el conocimiento de sus dere-
chos, rutas de atención y responsabilidades del Estado y sus
instituciones. La tarea también es de los entes territoriales y
del gobierno central en la reconstrucción del tejido social, los
fundamentos sociológicos y jurídicos de la familia, el logro de
los saberes de los derechos constitucionales, convencionales y
legales de la mujer, los procesos de educación para la preven-
ción de la violencia, la inclusión, los deberes de la familia, la
sociedad y el estado, las condiciones socio afectivas, de princi-
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
40
En la violencia contra la mujer

pios, normativa jurídica, de ética y moral, correspondientes a


la mujer en los escenarios de su desarrollo como ser humano.
2.3.- Violencias contra las mujeres
Aspectos conceptuales

Existen diferentes definiciones sobre la violencia contra la


mujer, la contenida en la Convención Interamericana para Pre-
venir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer,
como instrumento jurídico internacional de protección, su ca-
rácter vinculante ha propiciado su ratificación por los países
firmantes, expresa: “… (…) debe entenderse por violencia
contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su gé-
nero, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el
privado (artículo 1°). Se entenderá que violencia contra la mu-
jer incluye la violencia física, sexual y psicológica…” (Con-
vención Belem do Pára, 1994. Art. 2). Los tratados sobre dere-
chos humanos reconocen el derecho a una vida privada y fa-
miliar, y a un hogar. Aun así, en los últimos años se han docu-
mentado actos de violencia contra niños y niñas por parte de
sus progenitores y otros familiares. Esto puede incluir violen-
cia física, sexual y psicológica, así como el abandono delibera-
do (Parra Cárdenas, 2016).
Los Derechos Humanos han pasado por diferentes etapas:
1) ‘positivación’ o plasmación en textos legales; 2) ‘generali-
zación’ o extensión de los sujetos titulares de los mismos; 3)
‘internacionalización’, a partir de la Declaración Universal de
41 Amanda Parra Cárdenas

los Derechos Humanos (1948), que los muestra universales y


revela un consenso sobre el contenido de los mismos; y 4) ‘es-
pecificación’, reconocimiento de diferencias específicas de
grupos en los que se insertan las personas (derechos de las mi-
norías - derechos de grupos) (Maquieira, 2006). La mujer se
desenvuelve en un espacio de violencia, social, familiar, labo-
ral, personal, escenario que solo cambiara si las estructuras del
Estado y su potestad punitiva, los entornos sociales, y demás,
y especialmente la misma mujer aprende a conocer y empode-
rarse de la gestión del conocimiento de prevención, aplicación
y cumplimiento de las medidas de protección establecidas en
la ley, cuando su capacidad de exigir los derechos que le otor-
ga la constitución y los tratados internacionales vayan de la
mano con la exigencia del cumplimiento de deberes y funcio-
nes a cargo de la institucionalidad y el Estado (Parra C. & Ló-
pez L., 2018). Para la mujer víctima de violencia, en cualquie-
ra de sus formas, el impacto psicológico, físico y emocional
sufrido es de mayor envergadura, pero esto no quiere decir que
el entorno socio familiar no esté siendo afectado, el contexto
social de forma indirecta es alcanzado por los impactos negati-
vos fundados en tal comportamiento, los cuales se pueden tra-
ducir en la vulnerabilidad, el desamparo, el aislamiento y la
exclusión, es importante entonces que los entes territoriales,
las instituciones, la sociedad y la mujer cuenten con espacios
especializados y con una adecuada formación y acompaña-
miento de los profesionales en servicios de salud mental con
enfoque psicosocial, de tal forma que permitan a las mujeres
romper con el silencio” (Consejeria de Proyectos PCS, 2010,
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
42
En la violencia contra la mujer

pg. 47). La restauracion de la salud mental de la mujer, el sa-


ber con claridad a donde dirigirse, los derechos que tiene, los
procesos legales, constitucionales y administrativos existentes
en su region y en el pais, le permitirá buscar las ayudas y la
protección que la ley consagra.
Las intervenciones hacia la protección de la mujer no han
demostrado su eficacia, hay mucha impunidad, pero es menes-
ter aunar esfuerzos dedicados a fortalecer los principios y va-
lores, especialmente en la primera infancia, que permitan un
cambio de conducta hacia el género femenino, crear y propi-
ciar espacios de reforzamiento, sensibilización y socialización
de acciones preventivas de este tipo de conductas, la formula-
ción de procesos de enseñanza sobre la igualdad de género, el
respeto, los valores, los derechos, los deberes, el fomento de la
comunicación, las relaciones interpersonales, la responsabili-
dad por el consumo de bebidas embriagantes y sustancias psi-
copatías, elementos definitorios en el índice de violencia fami-
liar y contra la mujer (Parra C. & López L., 2018)
Los derechos humanos en el ordenamiento jurídico de Co-
lombia

La Constitución Política de Colombia (1991) consagra en


su articulado principios fundantes de los derechos humanos, la
dignidad humana y la protección de la mujer, así: Su funda-
mentación de Estado Social de Derecho: “Colombia es un Es-
tado social de derecho, organizado en forma de República uni-
taria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territo-
riales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el
43 Amanda Parra Cárdenas

respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad


de las personas que la integran y en la prevalencia del interés
general” (Constitución Política, 1991, Art. 1); Sobre los dere-
chos de igualdad: “La mujer y el hombre tienen iguales dere-
chos y oportunidades. La mujer no podrá ser sometida a nin-
guna clase de discriminación. Durante el embarazo y después
del parto gozará de especial asistencia y protección del Estado,
y recibirá de éste subsidio alimentario si entonces estuviere
desempleada o desamparada. El Estado apoyará de manera es-
pecial a la mujer cabeza de familia” (Constitución Política,
1991, Art. 43), propiciando la protección de la mujer, repu-
diando las formas de discriminación, exclusión y maltrato.

En aras de fortalecer procesos de amparo de la mujer, se


promulga la ley 1257 de 2008, dicta normas de sensibiliza-
ción, prevención y sanción de formas de violencia y discrimi-
nación contra las mujeres. Adopta normas que permitan garan-
tizar a las mujeres una vida libre de violencia, tanto en el ám-
bito público como en el privado, el ejercicio de los derechos
reconocidos en el ordenamiento jurídico interno e internacio-
nal, el acceso a los procedimientos administrativos y judiciales
para su protección y atención, y la adopción de las políticas
públicas necesarias para su realización; protege a la mujer
contra cualquier forma de violencia (Ley 1257, 2008). Esta
norma ha sido reglamentada por los Decretos Nacionales 4463
de 2011, que promueve el reconocimiento social y económico
del trabajo de las mujeres, la igualdad salarial, la discrimina-
ción y la violencia contra las mujeres en el ámbito laboral. Re-
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
44
En la violencia contra la mujer

glamentada por el Decreto 4796 de 2011 donde se definen las


acciones necesarias para detectar, prevenir y atender integral-
mente los servicios del Sistema general de seguridad social en
Salud a las mujeres víctimas de violencia, establece mecanis-
mos para hacer efectivo el derecho a la salud. Reglamentada
por el Decreto 4798 de 2011 que se refiere a los Derechos Hu-
manos de las niñas, adolescentes y las mujeres en el ámbito
educativo desde un enfoque diferencial. Reglamentada por el
Decreto 4799 de 2011 que reglamento las leyes 0294 de 1996,
0575 de 2000 y 1257 de 2008.
En relación con las competencias de las Comisarias de Fa-
milia, la Fiscalía General de la Nación, los juzgados Civiles y
los jueces de control de garantías, de tal forma que se garanti-
ce el acceso de las mujeres al sistema de justicia. Por último es
reglamentada mediante política pública de atención en los epi-
sodios violentos contra la mujer que contempla medidas y nor-
mas de sensibilización, prevención, sanción a aplicar en contra
de los sujetos activos que desarrollen cualquier formas de vio-
lencia y discriminación contra las mujeres, esta norma además
reforma los Códigos Penal, de Procedimiento Penal y la Ley
294 de 1996 que desarrolla el artículo 42 de la Constitución
Política (1991) y dicta nomas para prevenir, remediar y san-
cionar la violencia intrafamiliar (Ley 0294, 1996).
La Ley 0575 de 2000 hace énfasis en la violencia intrafa-
miliar, es contentiva de medida provisional de protección (art.
1), Deberes de los funcionarios competentes para la aplicación
de normas previstas para la acción de violencia intrafamiliar,
45 Amanda Parra Cárdenas

prueba pericial (art. 2 y 3), Incumplimiento, sanciones (art. 4),


Criterios para adelantar la conciliación (art. 5). Cumplimiento
Procedimiento de petición de medida de protección (art. 6 y
7), Audiencia de Conciliación comparecencia de partes (art. 8
y 9), Procedimiento (art. 10 a 13) (Ley 0575, 2000)
Las políticas criminales no generan credibilidad

En Colombia, no ha sido suficiente la normatividad, este


amplio marco normativo no tiene musculo judicial, el proble-
ma de violencia contra la mujer está presente y es real, los
aportes normativos y facticos hechos al proceso no han sido
contención para que se dé el quebrantamiento de la ley y los
principios establecidos, demostrada esta situación con los da-
tos estadísticos de orden oficial como medina legal, la policía
nacional y la fiscalía, ahí es dónde radica la importancia de in-
vestigar, publicar y divulgar lo concerniente al tema, fortale-
ciendo y auspiciando la socialización del sistema de gestión, la
normativa, las políticas públicas al interior de las comunida-
des, bases sociales, la institucionalidad, las autoridades y la
academia y sobre todo visibilizando la corresponsabilidad de
Estado, sociedad y familia con el ánimo de propiciar cambios
en la idiosincrasia admisiva de la violencia contra la mujer,
una paradoja, si amo a mis hijos y a mi mujer o esposa o pare-
ja, como puedo golpearla, maltratarla psicológicamente y lasti-
marla al maltratar a sus hijos, no parece un comportamiento
lógico de la raza humana, porque los mismos animales nos en-
señan cómo proteger su especia, inclusive si son depredadores
en su instinto alimentario.
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
46
En la violencia contra la mujer

La violencia afecta a las niñas(os), jovencitas(os) no solo


en el entorno familiar, también ocurre en el entorno social, es-
tamos en una sociedad que tiene costumbres violentas, en una
sociedad que da por normal estas conductas, un caso que se
puede citar ocurre dentro de las aulas escolares, donde el me-
nor de edad permanece el mayor tiempo, en la publicación de
la universidad de Guadalajara, coordinado por María Teresa
Prieto, y que se tituló “Investigaciones y propuestas de inter-
vención sobre violencia escolar en Iberoamérica”, en la parte
I, capítulo “violencia escolar, prevención y mediación en la es-
fera del posconflicto colombiano”, se cuestionan las conductas
infractoras de los menores, porque su comportamiento violen-
to, en la investigación se hace la propuesta de una pedagogía
socio jurídica que sensibilice e informe al menor de las conse-
cuencias que le pueden acarrear sus acciones frente a la comu-
nidad académica; se pretende un resultado restaurativo, puesto
que la inclusión de programas de prevención de violencia se
encaminen a sensibilizar, informar y educar en valores, debe-
res y principios a los menores de edad. Esta propuesta tiene vi-
gencia en el día de hoy cuando la violencia de género está cau-
sando grave daño a la familia y generando síndromes en la
salud pública, en la generación del mañana (Parra Cárdenas,
2017).
Los hechos violatorios de la norma protectora de la mujer,
muestran una situación de impunidad hacia los agresores, falta
de confianza en las instituciones, inseguridad jurídica, conduc-
tas reiterativas ascendentes, permanencia de escenarios auspi-
ciadores de acciones violentas, actividad poco favorable pese a
47 Amanda Parra Cárdenas

la existencia de un régimen legal coercitivo y sancionador. Es


importante vincular a grupos de mujeres para que sean multi-
plicadoras de la información, principalmente en el tema de la
no tolerancia y pasividad frente a actos violentos, trasforman-
do el paradigma cultural de normalidad, aceptación y legalidad
cuando hay violencia al interior de la familia, es procedente
socializar el problema como social y no de salubridad pública,
es importante concienciar a la mujer que no está en el deber de
soportar abusos y violencia. Un punto importante está en la
educación, en una formación de pedagogía socio-jurídica, en
la implementación de instrumentos, estrategias y herramientas
que sean de conocimiento de todas las mujeres, que este a dis-
posición de todas las comunidades; un conocimiento socio-ju-
rídico que forme, eduque e informen en medidas de atención
en violencias por género permite la obtención de resultados,
siendo este la apropiación del conocimiento en diversas áreas,
como son la jurídica, la social, económica, familiar, derechos
legales, convencionales y constitucionales, en sede por las mu-
jeres de la región (Parra Cárdenas, 2016)
Es improrrogable adelantar procesos y proyectos de ges-
tión del conocimiento en prevención y atención de violencia
contra la mujer, que permitan fortificar los saberes de autori-
dades y comunidades, facilitando la trazabilidad de la ruta de
atención para acceder a una vivencia pacifica al interior de los
hogares, los sitios de desarrollo laboral, profesional, la acade-
mia, la escuela, esta contención disminuirá los altos costos de
atención en asistencia jurídica, salud, la pérdida de capacidad
laboral y productiva, el flujo de capital orientado hacia estos
menesteres impide la inversión de capitales en otros sectores,
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
48
En la violencia contra la mujer

la violencia contra las mujeres como problema socio jurídico


del país es una actitud y aptitud de menoscabo flagrante a los
Derechos Humanos y fundamentales, al fortalecer la repara-
ción jurídica e implementar sistemas de información y forma-
ción, el cumplimiento de las medidas de atención, con las ca-
pacitaciones a servidores públicos, operadores judiciales, fun-
cionarios de instituciones y con el desarrollo intervencionista
de carácter interdisciplinar e interinstitucional, facilitando la
trazabilidad y operación rigurosa de aplicación normativa se
disminuye el abuso y la violencia (Parra Cárdenas, 2016).
La revista “Semana” tomando datos del Instituto de Medi-
cina Legal, expresa: “para finales del 2008 la cifra de delitos
sexuales llegaba a los 16.000, para octubre del 2018 registro
más de 19.000; y mientras la explotación de niñas hace diez
años era de 103 al 2018 supero los 500. Ni el Ministerio de
Educación y el Ministerio de Tecnologías de la Información y
Comunicaciones, han hecho lo suficiente para cambiar la cul-
tura de la violencia contra la mujer que aún es normalizada en
el país, “Preocupa que un país que está construyendo demo-
cracia no haya intención de cambiar la cultura”
2.4.- La institucionalidad en el multinivel global
La prevención en el ámbito global

El eje del Estado para combatir la violencia contra la mu-


jer parte de la “Ley 1257 de 2008), que a diez años de sancio-
nada esta ley refleja un 80% de impunidad en los casos de vio-
lencia contra la mujer”, un relato como el siguiente muestra la
violencia y el trauma que muchos hombres traen en su apren-
49 Amanda Parra Cárdenas

dizaje de la vida, y que ante la Ley son unos violentos que de-
ben tener el peso de la justicia, como sigue: Cuando Dora Lilia
Landazuri tenía siete años su cabeza borró completamente los
recuerdos de su padre. Esto ocurrió la noche en la que él casi
mata a golpes a su mamá. Aunque no era la primera vez que
veía una de esas escenas, sí fue la más traumática: ese día su
padre sacó toda la ropa del closet de su madre y le prendió
fuego. “Si tú me dejas, yo te dejo sin nada”, le gritaba (Sema-
na, 2018).
En medio de los puños, los gritos y el llanto de sus otros
tres hermanos, el mayor de ellos intentaba sacar la ropa fuera
de la hoguera. Para cuando llegaron los vecinos, su madre es-
taba tirada en el suelo, desnuda y reventada. “Se quedó sin
nada, sólo con unos trapitos que mi hermano le pudo salvar.
Como Landazuri vivió de cerca la violencia desde su infancia
y en su cultura era más aceptada, que normalizada, nada evitó
que repitiera el mismo ciclo cuando fue grande. A los 18 años
y con su primera relación, fue víctima de diferentes tipos de
violencia: psicológica, sexual y económica (Semana, 2018).
Una reseña que genera impotencia y clama justicia.
Según la ONU mujeres, “La prevención implica respaldar
la implementación de las conclusiones convenidas en el 57°
periodo de sesiones de la Comisión de la Condición jurídica y
social de la Mujer, que hicieron un fuerte hincapié en la pre-
vención a través de la promoción de la igualdad de género, el
empoderamiento de las mujeres y su disfrute de los derechos
humanos. Asimismo, significa conseguir que el hogar y los es-
pacios públicos sean más seguros para las mujeres y niñas,
procurar la autonomía económica y la seguridad de las muje-
res, y aumentar la participación de las mujeres y su poder de
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
50
En la violencia contra la mujer

decisión, en el hogar y las relaciones, así como en la vida pú-


blica y la política (ONU-Mujeres, 2016).
El trabajo con hombres y niños ayuda a acelerar el progre-
so en materia de prevención y la erradicación de la violencia
contra las mujeres y niñas. Ellos pueden comenzar a cuestio-
nar las desigualdades y las normas sociales profundamente
arraigadas que perpetúan el control y el poder que los hombres
ejercen sobre las mujeres y refuerzan la tolerancia hacia la
violencia contra las mujeres y niñas (ONU-Mujeres, 2016). En
la Convención Belem do Pára, (1994), se manifiesta: “… (…)
debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier ac-
ción o conducta, basada en su género, que cause muerte, da-
ño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto
en el ámbito público como en el privado (artículo 1°). Se en-
tenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia físi-
ca, sexual y psicológica…” (Convención Belem do Pára,
1994. Art. 2).
El problema de la violencia contra la mujer en Colombia

La ley determina el daño físico y lo delimita al riesgo o


disminución de la integridad corporal de la persona; y visibili-
za el daño psicológico al circunscribirlo a las acciones u omi-
siones que buscan degradar o minimizar (controlar) la autono-
mía de las personas. Respecto al daño sexual, la ley pone de
manifiesto la voluntariedad de las personas y hace referencia
tanto a los actos físicos como al lenguaje sexualizado, y por
primera vez, reconoce la violencia económica y el daño patri-
monial que se entiende como la "perdida, transformación, sus-
tracción, destrucción, retención o distracción de objetos, ins-
51 Amanda Parra Cárdenas

trumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores,


destinados a satisfacer las necesidades de la mujer".
Las siguientes tablas reflejan por rango de edad las formas
de violencia más comunes y ejercidas sobre las mujeres, así:
Tabla 01: Violencia interpersonal, enero a diciembre 2017 a 2019, enero a
abril del 2020

Elaboración propia a partir de los boletines de medicina legal Colom-


bia
En Colombia, la violencia contra las mujeres se entiende
como una expresión de las inequidades de género y como
"producto de un sistema resultante de la interacción de diver-
sos factores asociados a la violencia que se encuentran en los
distintos niveles del medio social" (Gómez l., Murad, & Cal-
derón, 2013). En el año 2019 los rangos de edad más afecta-
dos, son: 20 a 24 años, con 19.374 casos; de 25 a 29 años, con
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
52
En la violencia contra la mujer

18.541 casos; y 30 a 34 años, con 14.303 casos. Son grupos de


personas jóvenes. Pero también se dan casos contra grupos de
edad entre 00 años a 14 años, como grupo poblacional en este
tipo de violencia.
Tabla 02: Violencia intrafamiliar, enero a diciembre 2017 a 2019, enero a
abril del 2020

Elaboración propia a partir de los boletines de medicina legal Colom-


bia
La violencia contra la mujer es un problema social y de
salud pública, las cifras indican que una de cada tres mujeres
en el mundo han sufrido violencia, en cualquiera de sus for-
mas, situación que afecta considerablemente la salud física,
53 Amanda Parra Cárdenas

mental y emocional de la víctima, estudios han demostrado


que los factores incidentes en estas agresiones son el alcoho-
lismo, la drogadicción, la baja autoestima, el maltrato infantil,
las agresiones y maltrato intrafamiliar, los bajos niveles de e
escolaridad e instrucción, el analfabetismo, la conducta ense-
ñada, sufrida y aprendida por niños, niñas y adolescentes, que
influye en los comportamientos posteriores, y las actitudes de
tolerancia, aceptación y aprobación de la violencia, la exclu-
sión y las desigualdades de género.
Tabla 03. Violencia por presunto delito Sexual, enero a diciembre 2017 a 2019,
enero a abril del 2020

Elaboración propia a partir de los boletines de medicina legal Colom-


bia
La tabla siguiente muestra que 669.096 mujeres han sido
víctimas de actos de violencia en cualquiera de sus formas en
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
54
En la violencia contra la mujer

Colombia del año 2017 a 2019 y en los meses de enero y fe-


brero de 2020.
Tabla 04. Consolidado de Violencia contra las mujeres, enero/febrero 2017/2019 y
primer trimestre del 2020

Fuente: Autora a partir de la información del Instituto de medicina legal y


ciencias forenses, 2020, https://www.medicinalegal.gov.co/cifras-estadisti-
cas/boletines-estadisticos-mensuales

La tabla siguiene señala que un total de 2.191 mujeres han


perdido la vida entre los años 2017 a 2020
Tabla 01. Consolidado por homicidios periodo 2017 a 2020 (primer trimestre)

Fuente: Autora a partir de la información del Instituto de medicina legal y


ciencias forenses, 2020, https://www.medicinalegal.gov.co/cifras-estadisti-
cas/boletines-estadisticos-mensuales

La figura señala el porcentaje de mujeres en pareja que in-


formaron que alguna vez fueron víctimas de violencia física o
55 Amanda Parra Cárdenas

sexual infligida por la pareja, por tipo de violencia y momento


en que se perpetró, (OMS, 2018)
Ilustración 01. Porcentaje de mujeres alguna vez en pareja que informaron
sobre violencia física o sexual infligida por la pareja

Fuente: OMS, Estudio multi-país de la OMS, 2018, Comprender y abordar


la violencia contra las mujeres, https://www.paho.org/hq/dmdocuments/
2014/20184-ViolenciaPareja.pdf

Tablas elaboradas por la autora, tomando como fuente de


información los boletines de medicina legal y ciencias foren-
ses, por cada año y primer trimestre del 2020, puede consultar-
se en el link. https://www.medicinalegal.gov.co/cifras-estadis-
ticas/ boletines -estadisticos-mensuales.
La Organización mundial de la Salud OMS en el año
2018, realiza el primer estudio multi-país sobre salud de la
mujer y la violencia doméstica, concluyendo que: En un nú-
mero creciente de encuestas de población se ha medido la pre-
valencia de violencia de pareja, muy en particular en el Estu-
dio multi-país de la OMS sobre salud de la mujer y violencia
doméstica contra la mujer, que reunió datos sobre la violencia
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
56
En la violencia contra la mujer

infligida por la pareja entre más de 24.000 mujeres de 10 paí-


ses, que representaban diversos entornos culturales, geográfi-
cos, urbanos y provinciales. El estudio confirmó que la violen-
cia infligida por la pareja está muy difundida en todos los paí-
ses del estudio. Entre las mujeres que alguna vez habían tenido
una relación de pareja: Los países examinados fueron Bangla-
desh, Brasil, Etiopía, Japón, Namibia, Perú, la República Uni-
da de Tanzanía, Samoa, los estados antes unidos de Serbia y
Montenegro y Tailandia (OMS, 2018).
Se precisan las siguientes conclusiones por parte de la
OMS, así: De 13% a 61% señalaron que alguna vez habían su-
frido violencia física perpetrada por su pareja; De 4% a 49%
comunicaron que habían sido víctimas de violencia física gra-
ve infligida por su pareja; De 6% a 59% indicaron que en al-
gún momento de sus vidas sufrieron violencia sexual perpetra-
da por su pareja; y De 20% a 75% notificaron que, en el trans-
curso de su vida, habían sufrido uno más actos de maltrato
emocional perpetrados por su pareja
Un análisis comparativo de los datos de encuestas de de-
mografía y salud efectuadas en nueve países encontró que la
proporción de mujeres que alguna vez habían estado en pareja
y que informaron que habían sido víctimas de violencia física
o sexual infligida por su esposo o pareja cohabitante actual o
más reciente variaba entre 18% en Camboya y 48% en Zambia
(violencia física) y entre 4% y 17% (violencia sexual) (OMS,
2018).
57 Amanda Parra Cárdenas

En un análisis de datos de encuestas de demografía y salud


efectuadas en diez países, la violencia física o sexual infligida
por la pareja e informada alguna vez por mujeres actualmente
casadas oscilaba entre 17% en la República Dominicana y
75% en Bangladesh. En otros estudios multi-país se han co-
municado variaciones semejantes. (OMS, 2018).
Se observa que el problema de violencia contra la mujer es
un asunto global, que ha trascendido fronteras y culturas, pero
no quiere decir esto que se deba admitir y aceptar tal conducta,
por el contrario, es necesario implementar políticas, materiali-
zar las leyes, diseñar estrategias y formular herramientas de
socialización y concientización de los derechos, deberes y pro-
cesos por parte de comunidades, sociedad, estado e institucio-
nes que promuevan la defensa de la mujer y la información de
la gestión para la prevención y la atención de las mujeres vícti-
mas de este flagelo.
2.5.- Antecedentes de la violencia
Entre los referentes internacionales sobre el tema se cuen-
tan:
Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer (1967-NU), insto a los Estados a instaurar me-
didas para obtener la abolición de formas de violencia contra
la mujer
Declaración de Erradicación de la violencia de género
(1975-NU) “Año Internacional de la Mujer.
Conferencia sobre Derechos Humanos (1993–Viena), re-
conoció “los Derechos Humanos de la mujer y de la niña
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
58
En la violencia contra la mujer

como parte inalienable, integrante e indivisible de los Dere-


chos Humanos Universales” y en consecuencia la violencia
ejercida contra las mismas será considerada una violación de
los derechos humanos.
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la
mujer (1993-NU), consagra definición de la violencia de géne-
ro, formas de violencia ejercida en los contextos socio cultura-
les; la corresponsabilidad al Estado, las Instituciones y los po-
deres públicos, viéndose en el deber de desarrollar programas
de prevención, atención, para la víctima e infringir los castigos
a los responsables y reparar a las víctimas. La intervención
que se realice sobre violencia de género y/o violencia contra la
mujer debe integrar mecanismos prevención, protección a las
víctimas y sanción a los agresores.
Es requisito sine qua non (condición sin la cual no) pro-
mover: Mecanismos de socialización cultural para minimizar o
eliminar las ideologías patriarcales y machistas; Promover la
igualdad de género y el respeto por los derechos de las muje-
res; Fomentar la identidad femenina bajo estándares de autoes-
tima, independencia, autonomía y respeto por si misma; Forta-
lecer los procesos y programas tendientes a Desnaturalizar los
rangos jerárquicos de la sexualidad.
59 Amanda Parra Cárdenas

2.6.- Violencia, Exclusión y Discriminación en las So-


ciedades de Hoy
De la discriminación y la exclusión

La violencia contra la mujer tiene raíces culturales, socia-


les, de estructura política e histórica, desde los comienzos de
la humanidad y la conformación de núcleos sociales se ha
dado la discriminación y exclusión de la mujer en diversos
campos de acción: el político, académico y profesional es don-
de con mayor fuerza se ha sentido, expresada en diferentes
formas se ha legitimado y naturalizado a través de la permisi-
vidad, ahora, la violencia es una conducta reprochable social y
jurídicamente, con la imposición de penas, las cuales se agra-
van dependiendo del nexo, las circunstancias, la naturaleza del
bien jurídico, la integridad, las circunstancias político sociales,
geopolíticas, y si se trata de grupos o individuos de especial
protección, los grupos humanos y personas amparadas bajo el
concepto d enfoque diferencial, la conducta previa de la vícti-
ma, la legalidad para ejercerla, “en cualquiera de estas mani-
festaciones, su naturaleza puede ser estructural o coyuntural
(Consejeria de Proyectos PCS. 2010).
Mucho se ha dicho y escrito sobre el tema, la ONU, mani-
fiesta: “La violencia contra la mujer pasó del plano privado al
dominio público y al ámbito de responsabilidad de los Esta-
dos, en gran medida, debido a la labor de base de las organiza-
ciones y movimientos de mujeres en todo el mundo. Gracias a
esa labor se puso al descubierto el hecho de que la violencia
contra la mujer no es el resultado de la falta de ética personal u
ocasional, sino que está más bien profundamente arraigada en
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
60
En la violencia contra la mujer

las relaciones estructurales de desigualdad entre el hombre y la


mujer” (ONU 2006)
Aspectos y formas de las violencias contra las mujeres

Diversas teorias y estudios acerca de la violencia contra la


mujer ponen de relieve, la trayectoria historica del asunto, em-
pezando por definir la violencia y sus formas, asi:
En ONU 2006, se menciona sobre la violencia contra la
mujer que “es una forma de discriminación y una violación de
los derechos humanos” (ONU 2006), así mismo se dice que
esta es generadora de: Sufrimientos indecibles, cercena vidas y
deja a incontables mujeres viviendo con dolor y temor en to-
dos los países del mundo, causa perjuicio a las familias duran-
te generaciones, empobrece a las comunidades, refuerza otras
formas de violencia en las sociedades, les impide alcanzar su
plena realización personal, restringe el crecimiento económico
y obstaculiza el desarrollo (ONU 2006).
La violencia generalizada pone de relieve la discrimina-
ción, la exclusión y el grado de desamparo en el que se en-
cuentra, pese a las leyes expedidas por los Estados, y solo po-
drá reducirse y eliminarse mediante el empoderamiento de la
mujer, fortaleciendo los principios de igualdad y resguardando
los Derechos Humanos de la mujer a nivel regional, nacional y
mundial.
Las Manifestaciones de la violencia se mencionan a conti-
nuación: Violencia Doméstica o intrafamiliar, Violencia Coti-
diana, Violencia Política, Violencia Socio-económica, Violen-
61 Amanda Parra Cárdenas

cia Cultural, y la Violencia Delincuencial, que son las conduc-


tas punibles asumidas para el logro de sus beneficios y bienes-
tar rompiendo los órdenes sociales, estos esquemas solo se
trasformarán con el desarrollo de acciones al interior de la fa-
milia, la escuela, con el cambio social de paradigmas de valo-
res, derechos y deberes, con la puesta en marcha de planes y
programas que fijen metas, resultados y propósitos de valores
humanos.
Tipicidad de maltrato, entre otras: Maltrato Físico. Se da
mediante golpes, empujones que producen lesiones físicas gra-
ves o menores, y en ocasiones no dejan lesiones en el cuerpo,
no requieren de asistencia médica puesto que no ponen en
riesgo la vida y la integridad física de la persona. Maltrato
Emocional. Es una forma de herir y lastimar a la mujer sin que
medien golpes, pero las secuelas y el dolor infringido propor-
ciona daños, permanente o temporales, en la mujer, y son:

a. Rechazar: Esgrime el agresor conductas de abandono, exi-


ge sumisión total, impide el desarrollo y progreso personal,
profesional, económico, social, familiar mediante actitudes
y acciones de desaprobación, menosprecio y desestimación
de las iniciativas y propuestas de la persona,
b. Aterrorizar: Conductas de intimidación implantando en la
mujer la insana sensación de miedo y amenaza permanen-
te,
c. Ignorar: El ostracismo y olvido al que se somete a la mu-
jer, el cónyuge o personas de su círculo cercano mantienen
posturas de alejamiento y poca o nula disponibilidad hacia
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
62
En la violencia contra la mujer

las necesidades de la mujer, solo se preocupan por sus pro-


pias necesidades y por sí mismos,
d. Aislar a la persona: El aislamiento social despoja a la mu-
jer de la posibilidad de entablar relaciones con grupos so-
ciales o familiares, manteniéndola en soledad, incomunica-
da, bloqueando las posibilidades de un desarrollo como ser
social;
e. Sometimiento a medios de corrupción: Imposibilitar a la
mujer de desarrollar procesos de integración en diferentes
círculos y niveles. Y por último Maltrato por Negligencia.
El abandono en el que se mantiene o deja a la mujer, pri-
vándolo de asistencia, atención y cuidados, especialmente
económicos, aun existiendo la posibilidad de brindar los
medios para la prevenir situaciones de abandono y desaten-
ción.

Formas de violencia frecuentes: la física, negligencia,


abandono físico, emocional y económico, sicológica, actos se-
xuales violentos, siendo las principales víctimas los niños, ni-
ñas, adolescentes y las mujeres de diferentes edades. La vio-
lencia Sexual. “Se ejerce mediante presiones físicas o psíqui-
cas que pretenden imponer una relación sexual no deseada me-
diante coacción, intimidación o indefensión”, (Alberdi, Matas,
2002), puede ser incluido en la denominación de violencia fí-
sica, pero su característica esencial es su objeto, el cual consis-
te en la libertad sexual de la mujer, puede presentarse incluso
63 Amanda Parra Cárdenas

dentro de las parejas, aun estando enmarcadas por el contrato


matrimonial
2.7.- Escenarios de la violencia de género
Estadios en los roles socio-económicos

La complejidad de la violencia de género trasciende dife-


rentes escenarios y épocas, la relación laboral, política, acadé-
mica, social, familiares y en la relación de pareja, y solamente
efectuando procesos coordinados de los diferentes sectores
tanto institucionales como jurídicos, esta complejidad se
muestra:
Violencia en el escenario familiar. Al interior de la fami-
lia, de las relaciones de pareja o con ex pareja la mujer puede
sufrir actos de violencia en cualquiera de sus formas, ejercida
por integrantes de la familia o por su compañero o excompa-
ñero sentimental,
Violencia en el núcleo social. Son formas de violencia
como el tráfico de personas, mendicidad, aislamiento, agresión
y explotación sexual, se ve reflejada en la violación y restric-
ción de las libertades y los derechos de la mujer
Violencia en el desempeño laboral y/o profesional. La
coerción sobre la mujer en este campo minimiza sus capacida-
des y libre desarrollo, se manifiesta mediante el acoso sexual,
psicológico, matoneo, expresiones sexistas ofensivas y discri-
minatorias.
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
64
En la violencia contra la mujer

Violencia en el conflicto geopolítico. Grupos rebeldes al


margen de la ley

El Tribunal Penal Internacional de la “Haya” (2001), la


violación sexual de civiles en tiempo de guerra como un cri-
men de lesa humidad, y en el año 2003 se adopta la Resolu-
ción 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad del Consejo de Se-
guridad de Naciones Unidas, Colombia ha sufrido este flagelo,
pese a las disposiciones internacionales las mujeres víctimas
de violaciones y sufrimiento moral, psicológico y físico, su
rango de edad está por debajo de los 18 años.
Violencia contra la mujer con ocasión de culturas y tradi-
ciones. Pueden señalarse aquí los llamados crímenes de honor,
la Mutilación Genital Femenina, las ejecuciones extrajudicia-
les al interior del conflicto armado, justificadas al interior de
las grupos sociales por las creencias y actuaciones de género.
Violencia en el entorno socio cultural. Una forma de ejer-
cer violencia son las expresiones sexistas, las limitaciones que
existieron y existen sobre la mujer para acceder a la educación
y formación profesional y la eliminación de referencias histó-
ricos y culturales femeninos
Violencia mediática - medios de comunicación, Las imá-
genes representativas de violencia representan el modelo pa-
triarcal de dominación sobre la mujer, las imágenes de publici-
dad estereotipadas de la mujer como elemento cosificado de-
meritan el valor de la mujer como ser humano y como perso-
na.
65 Amanda Parra Cárdenas

Violencia en los escenarios políticos. Los Estados están en


la obligación de procurar la salvaguarda de los derechos, la se-
guridad e integridad de la mujer, el no cumplir con este fin y
deber refleja la ausencia y debilidad del principio constitucio-
nal, legal y convencional de la debida diligencia en la preven-
ción y sanción de las agresiones y los agresores de la mujer.
La grafica siguiente muestra la jerarquía de la violencia y
su crecimiento:
Ilustración 1. Jerarquía de la violencia y su crecimiento

Fuente: URJC online, Contenidos formativos de URJC online, el portal de


estudios a distancia de la Universidad Rey Juan Carlos, 2018.
En el 2010, Amnistía Internacional, dice: “Aunque todas
las formas de violencia contra las mujeres están relacionadas,
ya que parten de una raíz común, es importante destacar las di-
ferentes manifestaciones y espacios de la violencia. La violen-
cia cometida en el entorno familiar es la más habitual y gene-
ralmente la más impune. Las mujeres de todo el mundo tienen
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
66
En la violencia contra la mujer

mayor probabilidad de ser lastimadas, violadas o asesinadas


por su compañero actual o anterior que por otra persona […].
Además, muchas niñas sufren abusos sexuales en el hogar. En
algunos países las mujeres son obligadas a matrimonios forza-
dos y la desobediencia es castigada por sus familias con ata-
ques violentos o con la muerte (Amnistía Internacional, 2010).
Factores que inciden para no abandonar una situación de
violencia o abuso

Son muchos los factores y las dificultades enfrentadas por


una mujer en estado de violencia, para abandonar una relación
de carácter abusivo, pueden clasificarse en factores de orden
interno y exógeno, entre los que se cuentan:

Factores Internos: Se relacionan con la persona abusada,


y se refieren a factores de índole emocional o psicológica, en-
tre otros:
- Enfrentar las pérdidas: emocionales, físicas, personales,
sociales, y económicas, donde pesa la familia, la pareja,
el ingreso para el sostenimiento, los bienes, los amigos y
los aspectos sociales. Los hijos e hijas constituyen siem-
pre un gran motivo de preocupación ya sea por la violen-
cia que los menores igualmente padecen, o por tener que
abandonar el hogar con ellos y someterles a las mismas
pérdidas vitales.
67 Amanda Parra Cárdenas

- El miedo: a que la violencia se incremente, a las dificul-


tades económicas, al aislamiento e incomprensión socia-
les, a no ser creídas, al cambio...
- La propia construcción de género de la mujer: ella in-
corpora - en mayor o menor grado- que su papel en la re-
lación de pareja es la responsabilidad de mantener la ar-
monía, la familia unida, y ayudar a su pareja para que la
situación de maltrato desaparezca y puedan volver a te-
ner una convivencia “normal”.
- Los sentimientos que generan estas situaciones: son mu-
chas las mujeres que, a pesar de ser ellas quienes sufren
la violencia, experimentan sentimientos de culpa, de ver-
güenza, de baja autoestima, de fracaso...
- El mito del amor romántico: hace que la mujer interprete
las restricciones que su pareja maltratadora impone a su
libertad no como limitaciones y por lo tanto como los
primeros indicios del abuso y la violencia, sino como el
camino a la felicidad.
- El aislamiento al que le es sometida, hace que muchas
veces éste sea la única referencia para la mujer, y enton-
ces resulta fácil que ella crea que depende emocional-
mente de él y se considere incapaz de terminar con la re-
lación.
- La invisibilidad de la violencia: por no darle importan-
cia, porque la violencia siempre empieza por incidentes
tan leves que no son fáciles de detectar, porque las pro-
pias secuelas de la violencia hacen que las mujeres a ve-
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
68
En la violencia contra la mujer

ces no puedan pensar con claridad. todos estos motivos


hacen que muchas mujeres tarden tiempo en ser cons-
cientes de la situación que están padeciendo y no puedan
por tanto tomar las medidas adecuadas.
Factores externos, entre otros:
- Obstáculos generados por el agresor: mediante la coac-
ción y las amenazas le ha hecho creer a la mujer que no
vale para nada, que es incapaz de tomar decisiones, que
nadie le va a ayudar, hasta que ella se lo ha creído (Mar-
tínez García, 2016).
- La falta de servicios eficaces, seguros y accesibles. Falta
de información/ desinformación/ información sesgada.
Sigue existiendo falta de apoyo eficaz de los profesiona-
les y/o instituciones.
- Acceso limitado a la información. En cuanto a los recur-
sos a su disposición, sus derechos y las leyes que las pro-
tegen, las mujeres maltratadas tienen a menudo poco ac-
ceso a la información para ponerse a salvo.
- Desigualdad, Presiones, limitaciones y desigualdad eco-
nómica y social, trabajo inestable y discriminado por gé-
nero. Muchas abandonan su empleo por el acoso y ace-
cho de sus parejas o exparejas (Martínez García, 2016)
- Limitaciones sociales y familiares. Creencias y valores
estereotipados sobre las mujeres, su puesto en la familia,
el entorno y la sociedad, actitudes que refuerzan el con-
cepto de inferioridad de la mujer frente al hombre.
69 Amanda Parra Cárdenas

Creencias religiosas que promueven la desigualdad y su-


misión de las mujeres. Falta de apoyo familiar.
- Vulnerabilidad: las mujeres que emigran, las mujeres in-
digentes, las mujeres con discapacidad, las ancianas, las
niñas (Martínez García, 2016)
2.8.- Síndromes en la salud pública
Descomposición de la unidad familiar y del rol social

Las distintas formas de violencia de género que se suscitan


en la sociedad actual, han impactado a los hombres y grave-
mente a las mujeres del grupo familiar, pandemia que descom-
pone la familia y no respeta rangos de edad; los estudiosos de
este tema en las áreas de la salud como la psicología y la so-
ciología, han referenciado a estos cuadros clínicos o mejor a
estos conjuntos de síntomas de este flagelo denominado “vio-
lencia de género” como síndrome, que además se tipifica se-
gún las características, la sintomatología, los signos y la cau-
salidad que lo desencadena y lo convierte en una pandemia de
la salud pública que trasciende el ámbito global. Los hombres
también sufren la violencia, pero en esta investigación solo se
hará referencia a las mujeres, porque las estadísticas las seña-
lan como el género que más sufre la violencia, ya sea en el tra-
bajo o en el entorno familiar. Además porque en las manos de
ellas está la formación de sus hijos o hijas, que en últimas son
los actores de la sociedad del mañana, y que no puede seguir
sustentándose en los traumas que esta generación trae de su
núcleo familiar, porque la violencia se aprende del comporta-
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
70
En la violencia contra la mujer

miento de sus progenitores, entonces sigue una cadena de vio-


lencia imparable.
Algunos de los síntomas reconocidos por la psicología se
refieren a mujeres confusas y desorientadas, como lo refiere la
psicóloga, Marie-France Hirigoyen (2006), que “habla de con-
secuencias a largo plazo refiriéndose a las etapas por las que
pasan las víctimas a partir del momento en que se dan cuenta
del tipo de relación en la que están inmersas. Durante esta
fase, las mujeres pasan un choque inicial en el que se sienten
heridas, estafadas y avergonzadas, además de encontrarse apá-
ticas, cansadas y sin interés por nada” (Hirigoyen, 2006).
Los expertos psicoterapeutas Concha García, manifiestan:
“El principal camino para acabar con la violencia de género es
la prevención. Esto incluye, por supuesto, un cambio global en
la forma de ver las relaciones entre mujeres y hombres, un
cuestionamiento de los roles sociales y estereotipos, del len-
guaje, etc. Estos cambios deben partir de las personas adultas
con el objetivo de que se transmitan eficazmente a niños y ni-
ñas” (García H., 2019). Psicólogos que tratan la tipología de
síndromes de violencia contra las mujeres, concluyen: “Hay
un elemento fundamental que paraliza la decisión de abando-
nar el ciclo de la violencia: El miedo. Esta explicación tam-
bién ayuda a entender cómo llegan las mujeres agredidas a
experimentar el síndrome de indefensión aprendida y por qué
no intentan romper con la situación de violencia”; la mujer
pierde confianza en sí misma y siente indefensión. (Unidad Ju-
rídica y Piscología, 2012)
71 Amanda Parra Cárdenas

Síndrome de la Indefensión Aprendida

Martín Seligman, psicólogo y escritor estadounidense, se


le conoce por sus experimentos sobre la indefensión aprendida
y su relación con la depresión (1975), sobre el campo de la
psicología positiva u optimismo aprendido (1990), y en su úl-
timo trabajo “Felicidad auténtica”, uso de la nueva psicología
positiva para realizar su potencial de cumplimiento duradero
(2002). Sobre la psicología positiva, en sus experimentos des-
cubrió que, tras someter a un animal a descargas eléctricas sin
posibilidad de escapar de ellas, dicho animal no emitía ya nin-
guna respuesta evasiva aunque, por ejemplo, la jaula hubiese
quedado abierta. En otras palabras, había aprendido a sentirse
indefenso y a no luchar contra ello, está en la expectativa de
incontrabilidad que resulta de los fracasos en el manejo de las
situaciones y señala cuatro problemas: Primero. No explicaba
la baja Autoestima de la depresión; Segundo. No explicaba la
Autoinculpación de los depresivos; Tercero. No explicaba la
Cronicidad y generalidad de los síntomas y Cuarto. No daba
una Explicación Válida del estado de ánimo deprimido como
síntoma de la depresión. Seligman explica el fenómeno en tér-
minos de una percepción de no contingencia entre posibles
conductas de evasión y sus nulas consecuencias: haga lo que
haga el animal siempre obtendrá el mismo resultado negativo
(Psicología Ambiental, 2014).
La indefensión aprendida, también presente en los huma-
nos, produce una modificación de las respuestas de escape con
consecuencias impredecibles por estrategias de afrontamiento
más predecibles. Cuando las personas han perdido la capaci-
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
72
En la violencia contra la mujer

dad de creer que sus respuestas les ayudarán a escapar de la si-


tuación, modifican sus respuestas de huida por comportamien-
tos de sumisión, como una estrategia de afrontamiento. Este
síndrome en las víctimas de violencia, lleva a la sumisión,
como lo corroboro la psicóloga estadounidense Leonore E.
Walker, que realiza investigaciones sobre violencia doméstica
y de la mujer maltratada (1979), evaluando los factores cogni-
tivos, emocional y conductual. Los resultados mostraron que
en el inicio de los malos tratos sus respuestas o comportamien-
tos eran de evasión o huida. Sin embargo, la exposición conti-
nua a la violencia provocó una modificación de estas respues-
tas habían aprendido que podrían disminuir la intensidad del
maltrato a través de diversas estrategias de afrontamiento tales
como complacer al agresor, hacer lo que él quiere, mantenerlo
calmado, etc. (Cabrero Aparicio, 2019). Así, la teoría de la in-
defensión aprendida aplicada a víctimas de malos tratos des-
cribe como una mujer puede aprender a ser incapaz de prede-
cir el efecto que tendrá su comportamiento con respecto al
maltratador. Esta falta de capacidad para predecir qué eficacia
tendrá su propio comportamiento para evitar los malos tra-
tos modifica el origen o la naturaleza de la respuesta de la víc-
tima ante las distintas situaciones (Cabrero Aparicio, 2019).
Síndrome de Estocolmo

El psicólogo Andrés Montero (2014), de la Sociedad Es-


pañola de Psicología de la Violencia, en su publicación “el
Síndrome de Estocolmo Doméstico en mujeres maltratadas”,
manifiesta: Es el síndrome de adaptación paradójica a la vio-
73 Amanda Parra Cárdenas

lencia de género. Mujeres de diferente cultura y clase social


comparten la reacción paradójica de desarrollar un vínculo
afecta gradualmente más afectuoso con su agresor tras cada
maltrato y de aceptar sus arrepentimientos, retirar las denun-
cias policiales si las hay o detener procesos judiciales en mar-
cha, a declarar en favor de su agresor antes de que sea conde-
nado (Montero Gómez, 2014). Estas mujeres, que desarrollan
actividades que hacen pensar que no están sometidas a una pa-
rálisis o retracción por miedo y que incluso llegan a empren-
der con éxito iniciativas en varios ámbitos de sus vidas, pare-
cen sin embargo incapaces de denunciar a sus agresores, con
quienes siguen conviviendo, y mucho menos de abandonar la
relación. Por otra parte, este tipo de mujeres, de perfil social
considerado más independiente, y aquellas otras de dependen-
cia más ligada a un núcleo familiar del tipo que sea, compar-
ten la reacción paradójica de desarrollar un vínculo afectivo
todavía más fuerte con sus agresores, defendiendo sus razones,
retirando denuncias policiales cuando han tenido un momento
de lucidez y las han presentado, o deteniendo procesos judicia-
les en marcha al declarar a favor de sus agresores antes de que
sean condenados” (Montero Gómez, 2014).
En su publicación “Síndrome de adaptación paradójica a la
violencia doméstica: una propuesta teórica”, expresa: Se pre-
senta una hipótesis para conceptualizar una nueva categoría
psicopatológica, el Síndrome de Adaptación Paradójica a la
Violencia Doméstica (SAPVD). No se trata de una teoría so-
bre las causas o el mantenimiento de la violencia doméstica,
sino una aproximación tentativa a cómo se relacionan determi-
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
74
En la violencia contra la mujer

nadas variables y momentos psicológicos para producir un es-


cenario fenomenológico concreto e identificable, el SAPVD.
“Este síndrome se describe como un conjunto de procesos psi-
cológicos que culmina en el desarrollo paradójico de un víncu-
lo interpersonal de protección entre la mujer víctima y el hom-
bre agresor a través de la inducción de un modelo mental que
estará dirigido a la recuperación de la homeostasis fisiológica
y el equilibrio conductual, así como a la protección de la inte-
gridad psicológica, en la víctima. Los elementos definitorios
del síndrome será caracterizados por un patrón de cambios
cognitivos, su funcionalidad adaptativa resultado de un proce-
so psicológico reactivo en la víctima” (Montero Gómez,
2001).
Teoría del Aprendizaje Social de Albert Bandura

El médico Albert Bandura (1978a) en su trabajo “Teoría


del aprendizaje social”, expresa: “interacción y aprendizaje
Albert Bandura centra el foco de su estudio sobre los procesos
de aprendizaje en la interacción entre el aprendiz y el entorno.
Y, más concretamente, entre el aprendiz y el entorno social”
(Bandura, 1987b).
Como lo explica Jorge Palacios (1992) en su obra “La teo-
ría social del aprendizaje”: Mientras que los psicólogos con-
ductistas explicaban la adquisición de nuevas habilidades y
conocimientos mediante una aproximación gradual basada en
varios ensayos con reforzamiento, Bandura intentó explicar
por qué los sujetos que aprenden unos de otros pueden ver có-
mo su nivel de conocimiento da un salto cualitativo importante
75 Amanda Parra Cárdenas

de una sola vez, sin necesidad de muchos ensayos. La clave la


encontramos en la palabra "social" que está incluida (Palacios
J., 1992).
Dice Bandura, los conductistas subestiman la dimensión
social del comportamiento reduciéndola a un esquema según
el cual una persona influye sobre otra y hace que se desenca-
denen mecanismos de asociación en la segunda. Ese proceso
no es interacción, sino más bien un envío de paquetes de infor-
mación de un organismo a otro. Por eso, la Teoría del Apren-
dizaje Social propuesta por Bandura incluye el factor conduc-
tual y el factor cognitivo, dos componentes sin los cuales no
pueden entenderse las relaciones sociales (Palacios J., 1992).
Al referirse al proceso de aprendizaje y refuerzo, admite Ban-
dura, que cuando aprendemos estamos ligados a ciertos proce-
sos de condicionamiento y refuerzo positivo o negativo. Del
mismo modo, reconoce que no puede entenderse nuestro com-
portamiento si no tomamos en consideración los aspectos de
nuestro entorno que nos están influyendo a modo de presiones
externas, tal y como dirían los conductistas (Palacios J.,
1992). 
Miedo de abuso y violencia sexual

El psicólogo y sociólogo, David Finkelhor (2009) y otros


profesionales de la psiquiatría, publican en la revista Elsevier
Pediatrics, No. 68, “Exposición a violencia, abusos y crímenes
en una muestra nacional de niños y jóvenes”, expresa: La vio-
lencia constituye un elemento cotidiano en la vida de miles de
niños y niñas en el país, siendo la violación y el abuso sexual
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
76
En la violencia contra la mujer

que se cometen contra este vulnerable sector de la población,


una de sus manifestaciones más dramáticas y extremas (Fi-
nkelhor, et al, 2009).
La violación y el abuso sexual afectan una pluralidad de
Derechos Humanos fundamentales tales como la libertad se-
xual, la integridad corporal y mental, la salud integral, la vida
en su dimensión más amplia, comprometiendo el futuro de las
víctimas. Los derechos vulnerados con las agresiones sexuales
han sido constitucionalizados a nivel mundial, como muestra
de su trascendencia. No obstante que tales agresiones involu-
cran un problema de derechos humanos, coexisten al respecto
diversas percepciones sociales, muchas de las cuales lo asu-
men como de segundo orden, silenciándolo, desconsiderándo-
lo políticamente y tolerándolo; de modo que la mayoría de
violaciones se mantienen en la impunidad (Finkelhor, et al,
2009).
Al respecto, David Finkelhor sostiene que la victimización
sexual probablemente es tan común en nuestras sociedades de-
bido al grado de supremacía masculina existente. Es una ma-
nera en que los hombres, el grupo de calidad dominante, ejer-
cen control sobre las mujeres. Para mantener este control, los
hombres necesitan un vehículo por medio del cual la mujer
pueda ser castigada, puesta en orden y socializada dentro de
una categoría subordinada. La victimización sexual y su ame-
naza son útiles para mantener intimidada a la mujer (Fi-
nkelhor, et al, 2009). Inevitablemente, el proceso comienza en
la infancia con la victimización de la niña.
77 Amanda Parra Cárdenas

Teoría del impacto, de la sexualidad y la baja autoestima

el Dr. David Finkelhor, del Programa para el Estudio de la


Violencia Familiar de la Universidad de New Hampshire, en
una investigación realizada en 1980 con una muestra de 796
estudiantes de colegio, encontró problemas de sexualidad y
bajos niveles de autoestima en aquellos participantes que ha-
bían sido victimizados sexualmente durante su niñez.

El Dr. Nahman Greenberg, psiquiatra e investigador de la


Escuela de Medicina de Illinois y Director de la Unidad de
Servicios por Abuso a Niños (causes), en su escrito "La epide-
miología del abuso sexual" (1979) plantea la existencia de un
alto riesgo de trauma mental para las niñas y los niños que han
sido envueltos por adultos en actividades sexuales. En la prác-
tica clínica con jóvenes y adultos(as) que han sido abusados
sexualmente durante su niñez, se han encontrado:
Dosis internas de emociones, como desesperanza, minus-
valía, vergüenza, culpa e ira, acompañadas de inhabilidad casi
total para manejarlas. La víctima siente terror al identificarla y
en algunos casos invierte dosis inmensas de energía en repri-
mirlas. En el caso de ira, si ésta se expresa, los varones tienden
a dirigirla hacia fuera, siendo agresivos con otras personas,
mientras que las mujeres tienden a dirigirla hacia ellas mis-
mas, envolviéndose frecuentemente en comportamientos auto-
destructivos, mutilándose con cortaduras, quemaduras o gol-
pes y realizando intentos de suicidio (Rojas 1991).
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
78
En la violencia contra la mujer

Una gran dificultad para confiar. La misma entorpece


grandemente el proceso de terapia. Poca habilidad para esta-
blecer relaciones con pares (Leon & Peche, 1987).
Desbalance en las relaciones que se establece, en las que
tiende a ocupar una posición inferior. Es común que la mujer
abusada sexualmente en su niñez se convierta en esposa mal-
tratada (Antúnez De Mayolo 1989).
Cuando se ejerce violencia sexual y contra la mujer se es-
tán violando sus derechos humanos, se afecta su salud mental,
su integridad y salud física, la igualdad, la libertad y hay una
afectación social y familiar, estas agresiones alcanzas dimen-
siones públicas por su magnitud, es decir, por el número ele-
vado de las mujeres, niñas, niños y adolescentes maltratados
se habla de un problema de salubridad pública, en Colombia la
ley reconoce como delito las agresiones sexuales y de género
que se desarrollan en ámbitos privados, como el círculo fami-
liar o de la relación de pareja, situación que eleva aún más los
estándares de violencia sufrida por la mujer.
2.9.- Instrumentos Jurídicos en los derechos de la mujer
Contexto internacional

Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana


(1789). Introduce como propuesta la emancipación femenina
como elemento de igualdad de derechos en relación con los
hombres. Convención Interamericana sobre concesión de los
Derechos Políticos a la Mujer (1948 OEA), Derecho a elegir y
ser elegida de toda persona sin distingo de sexo. Declaración
Internacional de Derechos Humanos (1972), ratificada en Co-
79 Amanda Parra Cárdenas

lombia mediante la ley 16 de 1972, consagra que todos los se-


res humanos nacen libres e iguales ante la ley. Convenio sobre
igualdad de remuneración (1951). Conferencia General de la
Organización Internacional del Trabajo. Derecho de igualdad
a recibir remuneración salarial entre hombres y mujeres.
Pacto de Derechos Económicos Sociales y Culturales
(1966), ratificada en Colombia mediante ley 74 de 1968. To-
das las personas tienen derecho a gozar de las mismas condi-
ciones económicas, sociales y culturales. Conferencia Interna-
cional de Derechos Humanos (1968–Teherán)-, los Estados
partes se comprometen en la defensa de los Derechos Huma-
nos y realizar esfuerzos para que todos los seres humanos go-
cen de libertad, dignidad y bienestar físico, mental, social y es-
piritual. Conferencia Internacional sobre la Mujer (1975-Mé-
xico). Los objetivos de esta conferencia fueron: 1) La igualdad
plena de género y la eliminación de la discriminación por mo-
tivos de género; 2) La integración y plena participación de la
mujer en el desarrollo; 3) Una contribución cada vez mayor de
la mujer al fortalecimiento de la paz mundial” Convención In-
ternacional Sobre la Eliminación de todas las formas de dis-
criminación contra la Mujer (1979 CEDAW). Ratificado en
Colombia mediante la ley 51 de 1981, su fundamentación ra-
dica en la igualdad entre mujeres partiendo de los Derechos
Humanos y las libertades en los ámbitos políticos, económi-
cos, sociales, culturales y civiles.
Conferencia Mundial sobre la Mujer (1980-Copenhague).
Hace referencia a la violencia en el hogar, y en el contexto de
la atención a la salud, se pidió la elaboración de programas en-
caminados a eliminar la violencia contra las mujeres y los ni-
ño/as y a proteger a las mujeres del el abuso físico y mental”.
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
80
En la violencia contra la mujer

Conferencia Mundial sobre la Mujer (1985-Nairobi). Se


plantea la necesidad de la participación de las mujeres a todos
los niveles y en todas las esferas. Declaración de Caracas
(1990). Proclama el derecho, de las personas en condición en
discapacidad, a gozar de los tratamientos, cuidados y atención
que garanticen la protección de su dignidad y sus Derechos
Humanos.
Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra
la Mujer (1993) Reconoce “que la violencia contra la mujer
constituye una violación de los Derechos Humanos y las liber-
tades fundamentales” y se hace una firme condena a todas las
formas de violencia física, sexual y psicológica. Conferencia
Mundial sobre Derechos Humanos (1993-Viena) ratifica de
forma pública que los derechos de las mujeres se reconocen
como Derechos Humanos. Convención de Belém do Pará
(1994), para prevenir sancionar y erradicar la violencia contra
la Mujer. Colombia la ratifica mediante la Ley 248 de 1995,
reconocimiento a los derechos de las mujeres su protección y
ejercicio pleno y libre en el orden civil, político, económico,
social y cultural. Conferencia Internacional sobre Población y
Desarrollo (1994-Cairo), se reconocen como Derechos Huma-
nos los derechos reproductivos. Conferencia mundial sobre la
Mujer (1995-Beijing). Se acuerda desarrollar acciones para re-
forzar las políticas tendientes a la promoción de la igualdad de
género con el apoyo institucional y financiero. Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional Naciones Unidas
(1998). En Colombia se ratifica mediante la ley 742 del 2002,
versa sobre la protección de los Derechos Humanos y la con-
ceptualización de crimen de lesa humanidad. Protocolo Facul-
tativo de la Convención sobre la eliminación de todas las for-
81 Amanda Parra Cárdenas

mas de discriminación contra la mujer (1999). Adoptada por


la Asamblea General en su resolución A/54/4 de 6 de octubre
de 1999. Los Estados Partes condenan la discriminación
contra la mujer en todas sus formas y convienen en seguir, por
todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política en-
caminada a eliminar la discriminación contra la mujer.
Declaración del Milenio (2000-ONU), consagra, entre
otros, los objetivos referidos a promover la igualdad entre los
géneros y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad in-
fantil, mejorar la salud materna. Protocolo para prevenir, re-
primir y sancionar la Trata de personas especialmente muje-
res y niños (2000-ONU). Colombia la ratifica con la Ley 800
del 2000. Contiene lo relativo a trata de personas, concepto,
modalidades y condiciones. Conferencia Regional sobre la
Mujer de América Latina y el Caribe (2007-Quito, Cepal X).
Se otorga el reconocimiento del trabajo doméstico no remune-
rado de las mujeres como un valor social y económico.
Resolución 1889 del 2009, Consejo de Seguridad de las Na-
ciones Unidas. Se reafirma el hecho que la mujer debe partici-
par plenamente y en forma igualitaria en los procesos de paz
por su capacidad y función en la prevención del conflicto y su
solución. Conferencia Regional sobre la Mujer de América
Latina y el Caribe (2010-Brasilia-Cepal XI), se acuerda ade-
lantar acciones que promuevan la autonomía e igualdad eco-
nómica en los asuntos laborales. Resolución 66/130 de 2011 -
ONU-, se reconoce la participación política y la toma de deci-
siones, de la mujer en igualdad de condiciones que los hom-
bres. Resolución 2122 de 2013 –ONU-, “Participación plena e
igualitaria de las mujeres en todas las fases de los procesos
electorales”
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
82
En la violencia contra la mujer

Marco legal de Colombia

Ley 0294 de 1996, define la violencia intrafamiliar como


el "daño físico o síquico, amenaza, agravio, ofensa o cualquier
otra forma de agresión por parte de otro miembro del grupo fa-
miliar" (art. 4) y tipificó como delitos autónomos: la Violencia
Intrafamiliar (art. 22), el Maltrato Constitutivo de Lesiones
Personales (art. 23), Maltrato Mediante Restricción a la Liber-
tad Física (Ley 294 de 1996. Art 24).
Ley 0575 de 2000, podrá acudirse al Juez de Paz y al Con-
ciliador en Equidad, con el fin de obtener, con su mediación,
que cese la violencia, maltrato o agresión o la evite si fuere in-
minente. En este caso se citará inmediatamente al agresor a
una audiencia de conciliación, la cual deberá celebrarse en el
menor tiempo posible. En la audiencia deberá darse cumpli-
miento a las previsiones contenidas en el artículo 14 de esta
ley” y otorga la competencia para dictar las medidas de pro-
tección a las Comisarías de Familia y no a los Jueces de Fami-
lia (Ley 575 de 2000).
Ley 0599 de 2000, Código penal colombiano, no introduce
reformas en cuanto a la protección de la mujer víctima de vio-
lencia y abuso, pues el delito de violencia intrafamiliar reviste
las siguientes características: “querellable, desistible, concilia-
ble y excarcelable”, Ley 0600 de 2000, Código de procedi-
miento penal colombiano, no introduce reformas en cuanto a
la protección de la mujer víctima de violencia y abuso, pues el
delito de violencia intrafamiliar reviste las siguientes caracte-
rísticas: “querellable, desistible, conciliable y excarcelable”.
83 Amanda Parra Cárdenas

Ley 0731 de 2002, su objeto es mejorar la calidad de vida de


las mujeres rurales, priorizando las de bajos recursos y consa-
grar medidas específicas encaminadas a acelerar la equidad
entre el hombre y la mujer rural. Ley 0823de 2003, consagra
normas sobre igualdad de oportunidades para las mujeres. Ley
1009 de 2006, crea el observatorio de asuntos de género.
Ley 1257 de 2008, puso en la agenda pública colombiana
la obligatoriedad de garantizar a todas las mujeres una vida li-
bre de violencia, tanto en al ámbito público como en el priva-
do, a través de medidas de sensibilización, prevención, protec-
ción, atención y sanción, entre otros. La norma busca benefi-
ciar a los integrantes de la familia y la sociedad mediante la
protección, la conservación y la defensa de las relaciones res-
petuosas, solidarias, la igualdad, el respeto de los derechos, el
cumplimiento de los deberes y la sana convivencia entre las
persona; amplía su alcance con el fin de garantizar el derecho
de las mujeres a vivir sin violencia; consagra, de forma explí-
cita y primigenia en las leyes colombianas, la identificación de
la violencia contra las mujeres por ser mujeres; contiene ade-
más el enunciado de la valoración social de las mujeres como
personas que carecen de libertad, autonomía y poder decisorio
sobre sus vidas; se declara como inaceptable cualquier forma
de violencia contra la mujer.
Decreto 0164 de 2010, crea la "Mesa Interinstitucional
para Erradicar la Violencia contra las Mujeres". Ley 1468 de
2011, modifica los artículos 236, 239, 57, 58 del Código Sus-
tantivo del Trabajo con el fin de proteger a la mujer en los es-
cenarios laborales. Ley 1542 de 2012, su objeto es garantizar
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
84
En la violencia contra la mujer

la defensa y celeridad de las autoridades en la investigación de


los delitos de violencia contra la mujer eliminando el esquema
de querellables y desistibles a los delitos de violencia intrafa-
miliar e inasistencia alimentaria. Decreto 1930 de 2013, adop-
ta la Política Pública Nacional de Equidad de Género. Ley
1639 2013, fortalece las medidas de protección a la integridad
de las víctimas de crímenes con ácido. Ley 1761 de 2015, Crea
El Tipo Penal de Feminicidio como delito autónomo y se dic-
tan otras disposiciones" (Rosa Elvira Cely)
Pronunciamientos de la Corte Constitucional de Co-
lombia

Entre otras sentencias de la Corte Constitucional:


Sentencia T-523 de 1992, reconoce que la violencia intra-
familiar transgrede los Derechos Humanos de los integrantes
del núcleo familiar, como: “Derecho a la vida/derecho a la in-
tegridad personal-Cónyuges.- El respeto a la vida y a la inte-
gridad física de los demás, en un sentido moral y jurídicamen-
te extenso que no se reduce sólo a la prevención policiva o a la
represión penal del agresor, comporta el deber de no maltratar,
ni ofender, ni torturar, ni amenazar a las personas, mucho me-
nos a aquella con quien se comparten la unión doméstica de
procreación y desarrollo de los hijos y de la familia”(Senten-
ciaT-529, 1992)
Sentencia T-523 de 1992, expresa: “Dentro de la concep-
ción individualista, la unidad de familia aparece como el equi-
librio entre la libertad de los cónyuges y las exigencias concre-
85 Amanda Parra Cárdenas

tas de dicha unidad, en función de los intereses individuales de


sus miembros; significa la privatización de las relaciones fa-
miliares y la libertad de convivencia. Pero esta privatización
no puede llevarse hasta el punto de perjudicar a los sujetos
más débiles o a la sociedad civil o perjudicar la estabilidad de
la familia como núcleo fundamental de la sociedad y la suerte
misma de los niños, los cuales son titulares privilegiados de un
interés jurídico superior (Sentencia T-523, 1992)
Sentencia 297 de 2016, manifiesta que la norma penal se
constituye por elementos, como el precepto (praeceptum le-
gis) y la sanción (sanctio legis). El primero de ellos, observa
un comportamiento, es decir de no realizar algo o de cumplir
determinada acción”; el segundo, se refiere a “la consecuencia
jurídica que debe seguir a la infracción del precepto”. El pre-
cepto desarrolla la tipicidad de hecho punible, pues este ele-
mento es el que contiene la descripción de lo que se debe ha-
cer o no hacer, y, por lo tanto, del hecho constitutivo de la
conducta reprochable. (Sentencia 297, 2016).
Sentencia C-022 de 2015, la Carta Política, prevé en su ar-
tículo 150.2, que el Legislador cuenta con la facultad para ex-
pedir los Códigos de todos los ramos de la legislación y de re-
formar sus disposiciones, para lo que posee un amplio margen
de libertad de configuración, la que solo se encuentra restrin-
gida por el respecto de los derechos fundamentales de las per-
sonas, y los principios y valores del Estado, el legislador ade-
más de tipificar los delitos de violencia intrafamiliar e inasis-
tencia alimentaria, cuenta con la potestad para definir y regu-
lar los requisitos o condiciones para la iniciación de la acción
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
86
En la violencia contra la mujer

penal, cuestión objeto de regulación en las disposiciones sub


examine (Sentencia C-022, 2015)
2.10.- Gestión del Conocimiento en Política Pública de Me-
didas de Atención en Violencias por Sistema Integral de
Información de Violencias de Género – SIVIGE
Observatorio Nacional de Violencia

Herramienta de gestión del conocimiento del Observatorio


Nacional de Violencia, definida como el conjunto de compo-
nentes y procesos interrelacionados que recolectan, procesan,
almacenan y distribuyen información para apoyar la toma de
decisiones en política pública en violencias de género.
La entrada y gestión de datos, se realizará mediante la cap-
tura y recolección de información misional de las instituciones
del país que registran eventos y acciones sobre violencias de
género en sus sistemas y/o herramientas de captura de infor-
mación de los sectores salud, justicia, protección y otros. Pro-
cesamiento y gestión de Información, se realiza mediante el
proceso de interoperabilidad en la bodega de SISPRO y se
convierte en la información en un sistema gerencial, que da
respuesta a los requerimientos solicitados como país, mediante
modelos analíticos y preguntas estratégicas sobre las violen-
cias de género y su abordaje integral. Por último, los resulta-
dos de los análisis y generación de conocimiento, (serán de
acuerdo a los requerimientos establecidos para el país en vio-
lencias de género) los aportados como evidencia para incidir
en las políticas públicas y en el fortalecimiento de la respuesta
87 Amanda Parra Cárdenas

institucional para el abordaje integral y restablecimiento de los


derechos de las víctimas de violencias de género.
Sistema de gestión para el abordaje integral de las vio-
lencias de Género

Es un sistema de información de la Dirección de Promo-


ción y Prevención, permite realizar el seguimiento y monito-
reo del abordaje integral de las violencias de género por parte
del Ministerio, en él se reportan las acciones realizadas en mo-
vilización social, gestión del conocimiento, intersectorialidad,
desarrollo de capacidades y seguimiento al abordaje integral
de las violencias.
El sistema permite registrar la información que se realiza
desde el nivel nacional, departamental y municipal en el abor-
daje integral de las violencias de género incluidas dentro del
Plan Decenal de la Salud Pública.
El Estado y sus instituciones como garantes de los dere-
chos de la mujer, deberán hacer inversión con el propósito de
adelantar la gestión de prevención y atención a las mujeres
maltratadas, es oportuno sugerir que el Estado desarrolle las
siguientes propuestas:
- Proponer programas de implementación en la formación
profesional herramientas que prioricen su capacitación,
elemento de independencia económica para las mujeres,
sus hijos y familia.
- Aportar recursos para los programas de formación laboral
de la mujer con el fin de lograr calidad y permanencia en
sus empleos.
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
88
En la violencia contra la mujer

- Desarrollar propuestas y programas de estímulo a las em-


presas que adelanten procesos de contratación para la mu-
jer
- Implementar mecanismos y programas de capacitación y
sensibilización para hombres, mujeres, niños, niñas y ado-
lescentes en los diferentes grupos sociales, geográficos,
culturales, étnicos y de enfoque diferencial con el fin de
dar a conocer los derechos de la mujer, la responsabilidad
del estado, las instituciones, la familia y el grupo social
que la rodea.
- Organizar centros de apoyo y protección para la mujer
víctima de la violencia con el objetivo que permanezca
aislada del agresor, hasta tanto logre organizar nuevamen-
te su entorno seguro y en paz.
- Destinar recursos para adelantar acciones multidimensio-
nales y multisectoriales dirigidas a la prevención de la
violencia contra las mujeres.
- Desarrollar acciones coordinadas y conjuntas con los sec-
tores académicos, salud, productivo, culturales y demás,
en prevención de la violencia, gestión del conocimiento y
defensa de los Derechos Humanos de la mujer que pro-
muevan cambios socio culturales de tendencias sexistas y
desigualdad de género.
- Fortalecer las políticas públicas de protección de la mujer
89 Amanda Parra Cárdenas

- Promover el cumplimiento célere y eficaz de la ley de pro-


tección de los derechos, la vida y la integridad de la mu-
jer.
2.11.- Ruta de Atención integral a víctimas de violencia de
género
Según la norma establecida en Colombia la siguiente es la
ruta de atención integral para las víctimas de violencia, se in-
dican las instituciones y los roles que desempeñan.
Tabla 07. Ruta de atención integral a víctimas de violencia de géne-
ro
Fiscalia General de la Nación
Recepciona denuncia a través de la policía judicial o actúa de
oficio.
Brinda atención a crisis. Remite al ICBF cuando la víctima sea
un niño, niña o adolescente, en caso de ser necesario solicita
directamente a medicina legal.
Inicia las acciones judiciales para la investigación del delito.
Dicta medidas de protección.
Comisaria de Familia
Recepciona el caso y orienta sobre las acciones legales a ins-
taurar.
Verifica la garantía de derechos en los casos de maltrato infan-
til. Practica rescates para darle fin a la situación de peligro.
Brinda atención en crisis por parte del equipo psicosocial.
Remite a salud para la atención de urgencias. Realiza segui-
miento a la familia. Dicta medidas de protección.
Instituciones de Salud
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
90
En la violencia contra la mujer

Rinde información general sobre el proceso integral de aten-


ción y derechos en salud.
Brinda atención en crisis y atención médica. Elabora historia
clínica.
Pone en conocimiento de la comisaría de familia ICBF o fisca-
lía.
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF
Recepciona el caso cuando la víctima sea un niño, niña o un
adolescente, verifica la garantía de los derechos.
Brinda atención en crisis, remite a salud para atención urgente.
Así mismo remite de inmediato a la fiscalía y la comisaría de
familia para medidas de protección.
Policia Nacional
Orienta las acciones a seguir.
Recepciona denuncias a través de la policía judicial, actúa de
maneara inmediata para garantizar los derechos de las vícti-
mas o pone el caso en conocimiento de autoridades competen-
tes.
Orienta a la víctima en la preservación de las pruebas.
Medicina Legal
Realiza dictamen médico legal.
Recomienda otros exámenes o actuaciones en salud.
Remite dictamen a la fiscalía o la comisaria de familia.
Minsterio Publico: Procuraduría General de la Nación, Defen-
soría del pueblo, Personería Municipal
Brinda asesoría legal a la víctima.
91 Amanda Parra Cárdenas

Remite a las comisarías de familia o a la fiscalía.


Instituciones Educativas
Identifica los casos, y pone en conocimiento a las comisarías
de familia o fiscalía.Gestiona el traslado de la víctima a otra
institución educativa de ser necesarios.
Sociedad Civil y Ong
Identifica los casos. Activa las redes de instituciones para
atención y restablecimiento de los derechos.
Deja a disposición el caso en conocimiento de las comisarías
de familia o de la fiscalía
Fuente: Autora a partir de Gobernación de Santander - Organiza-
ción “Mujer y equidad género”

2.12.- Metodología.
Diseño del estudio. Esta investigación propende por pre-
sentar los conceptos metodológicos y herramientas esenciales,
revisa el estado de la violencia de género y sobre la mujer,
analizando el proceso discursivo de las tipologías penales, la
sistematicidad del análisis y de las variables, textos de conte-
nido jurídico, mediático y Sico-social involucrado en el área
de investigación, lo cual permite llegar a conclusiones de ca-
rácter crítico, argumentativo y propositivo que hacen parte de
la construcción teórica del asunto. Se emplea el diseño de in-
vestigación de teoría fundamentada y el diseño de investiga-
ción-acción con un enfoque socio-jurídico, de clase mixta y
método teórico deductivo-inductivo.
Es una investigación socio jurídico de tipo descriptivo; se
busca describir situaciones y eventos específicos sobre las
cualidades y propiedades de los derechos de la mujer y la ges-
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
92
En la violencia contra la mujer

tión desarrollada por los actores, operadores del sistema y fun-


cionarios encargados de la gestión para la prevención de la
violencia contra la mujer.
Es una investigación Correlacional: tiene como propósito
medir el grado de relación que exista entre dos o más concep-
tos o variables, los mismos sujetos y después se analiza la co-
rrelación del sistema jurídico nacional para con los tratados in-
ternacionales ratificados y su cumplimiento.
Cuantitativa: se aplica una prueba a través del instrumen-
to de medición, es decir, se aplicó a la población objetivo de la
investigación, conformada por personas con características se-
mejantes una encuesta con preguntas cerradas, que una vez ta-
buladas permitió establecer el grado de conflicto existente en
el municipio del Socorro.
La Estrategia metodológica sigue el enfoque de una inves-
tigación Jurídica, descriptiva, propositiva y Correlacional. El
proyecto utiliza fuentes primarias: como la obtenida mediante
solicitudes dirigidas a las comisarías de familia, alcaldías y
Fiscalía, etc., la revisión bibliográfica, compilación, análisis y
sistematización de las normas, información de las entidades
estatales encargadas del desarrollo de actividades y gestión del
conocimiento y la protección de la mujer, se aplica una prueba
a través del instrumento de medición.
La metodología prevista en la ejecución del trabajo está
basada en el marco conceptual de la Investigación mixta de
tipo participativa, que aborda la tarea de producción de cono-
cimiento, articulando de manera crítica los aportes científicos
y el conocimiento del funcionario adscrito a la institucionali-
dad del país.
93 Amanda Parra Cárdenas

La investigación participativa es aquella que metodológi-


camente utiliza fuentes primarias mediante el uso de diversas
técnicas, donde los grupos sociales participan en el proceso de
investigación, facilitando el empoderamiento de las organiza-
ciones y comunidades mediante la cooperación entre el inves-
tigador y el actor sujeto y/o población objeto de la investiga-
ción.
El proceso de investigación se fundamenta en un sistema
de discusión, indagación y análisis, en el que los investigados
formen parte del proceso con el fin de promover la producción
colectiva del conocimiento. La metodología como forma de
emprender el estudio de la realidad social y científica es perti-
nente y conducente para diagnosticar, analizar y evaluar los
procesos sociales, jurídicos, culturales sobre el esquema diná-
mico del dialogo donde la comunidad participante aporta inte-
rrogantes, formulas, problemáticas, estrategias solucionadoras,
así mismo como lo señala Falabella, “Es fundamental distin-
guir metodología como estilo de abordaje de la investigación,
que se refiere a un ámbito general del tema, de las formas es-
pecíficas de abordarla, que no son generales, sino que varían
de caso a caso”. (Falabella, 1982)
Estrategias y herramientas metodológicas. En la investi-
gación se utilizará la Revisión bibliográfica para la selección
de textos, documentos, artículos especializados, además el
Análisis participativo a tener en cuenta se relaciona con la in-
formación aportada por las instituciones; en el Trabajo de
campo es importante realizar entrevistas y remitir derechos de
petición, para la recolección de información a ser aplicada en
los ítems a desarrollar, la implementación de resúmenes analí-
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
94
En la violencia contra la mujer

ticos y la aplicación de mapas conceptuales que permiten la


interacción normativa, científica y técnica del tema.
Revisión Bibliográfica: Se desarrolla un proceso de bús-
queda y selección documental de información sobre la temáti-
ca de investigación existente en la biblioteca de la universidad
y otras bibliotecas con las que ésta mantiene un servicio de in-
tercambio.
Contrastes de caracterización organizativa: se revisarán
las normas nacionales e internacionales con el fin de caracteri-
zar la viabilidad, constitucionalidad y legalidad de diversas le-
yes aprobadas y aplicadas en el tema su eficacia y validez.
Diagnóstico: para Identificar las fortalezas, debilidades, pro-
blemática, posibles soluciones, intereses, objetivos, formas de
comportamiento de los diferentes actores involucrados en el
asunto y dar respuesta a la pregunta de investigación se aplica-
rá una encuesta, tabularan y se analizaran los datos. Mapas
conceptuales y mentales: Análisis de la norma, su aplicación
en los procesos de toma de decisiones y las formas de aplicar
la normativa existente.
Conclusiones
“La violencia es un fenómeno de diversa naturaleza sus-
tentada en hondas raíces socioculturales e histórico-políticas,
que ha recorrido la historia de la humanidad y se ha expresado
de múltiples formas permitiendo a las sociedades jerarquizar y
en algunos supuestos legitimar, e incluso naturalizar, sus dis-
tintas manifestaciones, en este sentido, algunas de sus expre-
siones han sido y continúan siendo permitidas y otras empie-
zan a ser sancionadas, dependiendo del ámbito público o pri-
95 Amanda Parra Cárdenas

vado en que se produzcan-, el vínculo entre los sujetos –pa-


rientes/terceros-, la naturaleza del bien jurídico afectado –pro-
piedad/integridad-, el lugar de origen, la pertenencia étnica y
el sexo, la conducta previa de la víctima, la legalidad para
ejercerla, entre otras. En cualquiera de estas manifestaciones,
su naturaleza puede ser estructural o coyuntural.
La violencia sobre la mujer existe en todas las sociedades,
niveles y culturas, puesto que de una u otra forma y en mayor
o menor grado se comparen ideologías, costumbres y jerar-
quías que afectan el libre desarrollo y los derechos de la mu-
jer, derechos que se consideran legales, constitucionales y
convencionales, pero al ir mas allá se pone de relieve que son
también los Derechos Humanos de la mujer, que los estados
deben proteger y aportar soluciones para la prevención y eli-
minación de cualquier forma de maltrato y discriminación, la
violencia en sus diferentes formas y escenarios como la social,
económica y política es característica de las sociedades de
América Latina, Colombia no es ajena a este flagelo. En noto-
rio el aspecto de la corresponsabilidad de la sociedad, el esta-
do y la familia no solo en la prevención, detección sino tam-
bién en el desarrollo de procesos de apoyo y ayuda a la mujer
víctima, el empoderamiento de la mujer para que actué ante
las autoridades competentes, es decir denunciando a su agre-
sor, lamentablemente cuando se llega a la denuncia es fácil de-
ducir que ya el primer paso, es decir la prevención y detención
de la agresión no se dio, porque cuando se denuncia se esta
frente a la actuación tardía del desarrollo y materialización de
las políticas de prevención
Factores de riesgo y discurso polítido de los derechos humanos
96
En la violencia contra la mujer

Una de las formas de prevención es culturización en políti-


cas de prevención, esta debe efectuarse desde las bases socia-
les, al interior de los núcleos familiares y especialmente en los
niveles de la primera infancia, promoviendo los valores, el
cumplimiento de la normativa y los deberes de autoridades,
sociedad y familia, una educación con proposiciones para erra-
dicar el sexismo, la violencia estructural y simbólica de una
sociedad de consumo
Frente a las medidas de protección para las víctimas es
precisa la gestión y cumplimiento de los sistemas de acompa-
ñamiento institucional enmarcados en el conocimiento holísti-
co de los modos de prevención, detención, y acción de la de-
fensa y promoción de los derechos de la mujer, enfatizando en
la igualdad, la inclusión y la construcción de una sociedad jus-
ta y respetuosa del derecho ajeno, para este caso en específico
los derechos de la mujer, la niña y la adolescente.
Se colige de lo antedicho que es necesario fomentar siste-
mas de capacitación socio jurídica permanente que fortalezca
el crecimiento personal porque al final solo la educabilidad en
derechos, gestión, deberes, valores, capacidades, con estrate-
gias, herramientas e instrumentos diseñadas con inclusión de
las medidas de atención en violencias por género, podrá cons-
truir lideres multiplicadores de aquellos, siendo menester ini-
ciar con los niños, niñas, parejas, autoridades, servidores pú-
blicos, compañeros, familia, profesionales en el tema y las
mismas mujeres en conflicto.
97 Amanda Parra Cárdenas

La gestión desempeñada por el Estado y sus instituciones


en prevención, atención y gestión del conocimiento se circuns-
cribe a elementos conceptuales señalados en documentos y po-
líticas de orden nacional e internacional, carentes de elementos
e instrumentos para materializar la norma su cumplimiento y
aplicabilidad, ley 1257 de 2008, carece de los elementos, mo-
delos y protocolos de atención, siendo la primera línea los ser-
vidores públicos, es quizás donde más vacíos existen, arrojan-
do como resultado la desconfianza en el sistema, impunidad,
inseguridad jurídica, puesto que no es garante de los derechos
ni existe fortalecimiento en la aplicación de la legislación vi-
gente de derechos humanos.
Los espacios de empoderamiento a mujeres para reclamar
sus derechos se podrán lograr a través de socialización de las
normas, las políticas públicas, los programas de protección y
los planes de acción nacionales, regionales, locales e interna-
cionales, existentes sobre promoción de espacios socioeconó-
micos que otorguen libertad y capacidad a las mujeres y las ni-
ñas para el sostenimiento y desarrollo de su persona y su fami-
lia, elemento importante para romper el ciclo de violencia.

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112

Capítulo 3

Salud sexual y violencia en el sistema público


de salud en Tucumán

Lic. Carla Mora Augier / Argentina


Universidad Nacional de Quilmes/Conicet

Introducción

Gracias a la lucha del movimiento de mujeres y feministas


con apoyo de las disidencias y los derechos humanos de Tucu-
mán, provincia ubicada en el noroeste de Argentina, a raíz de
casos como el de Lucía o el de la joven Belén, se nombran
cada vez más al “aborto” o “interrupción del embarazo”. Am-
bos procesos forman parte de la salud sexual, reproductiva y
no reproductiva y de la vida de las mujeres y personas gestan-
tes y ocupan cada vez más espacio en el debate legislativo, en
las agendas políticas y mediáticas y en las discusiones cotidia-
nas debido a un marco social que lo hizo posible. Sin embar-
go, y como veremos en el presente análisis, las mujeres conti-
núan viviendo situaciones de violencia en sus propios cuerpos,
a pesar de que nuestras leyes de hace décadas deberían prote-
gerlas.

Se conoce como “Caso Lucía” al hecho en que una niña de


11 años embarazada producto de una violación intrafamiliar y
le presentan numerosos obstáculos para que acceda a una Inte-
113

rrupción Legal de este embarazo infantil no deseado en un


hospital público. Finalmente, a la niña se le practica una cesá-
rea y el feto fallece días después. Por su parte, “Belén”, joven
que en ese momento tenía 28 años, llegó a un hospital público
por fuertes dolores abdominales, desconoció en todo momento
un embarazo, y por tanto un aborto ocurrido en el transcurso
de su atención sanitaria, y salió directamente del estableci-
miento a la cárcel de mujeres.

Debemos tener en cuenta que, en nuestro país, es el Minis-


terio de Salud de la Nación quien cumple con la función de
coordinación, regulación y asistencia técnica entre los tres ni-
veles jurisdiccionales (nacional, provincial y municipal) y en-
tre los subsectores en que está dividida la salud: estatal, segu-
ridad social y privado. Al ser un país federal, cada nivel de go-
bierno administra de manera autónoma, en este caso, su sub-
sistema estatal.
En ambas situaciones observamos cómo, en una sociedad
en que la religión y el conservadurismo se sostienen de mane-
ra tan fuerte y se resisten a los cambios y los avances en mate-
ria de igualdad de géneros, las creencias pasan por encima de
los derechos de las mujeres tucumanas. Ante esta situación, es
el Estado, ya ausente una primera vez, quien falló y vulneró
nuevamente a Lucía y a Belén por medio de sus instituciones
de salud, judiciales y desde sus representantes en el Poder Eje-
cutivo provincial.
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
114
salud en Tucumán
3.1.- Provincia de Tucuman
Conocida como el Jardín de la República Argentina, Tucu-
mán es el centro económico, científico, tecnológico y cultural
del noroeste del país, y sede del acontecimiento político y so-
cial más importante de la historia del país: allí se declaró la In-
dependencia argentina de la corona española, el 9 de julio de
18161. Tiene un total de 1.448.188 de habitantes en un territo-
rio que se extiende por 22.524 Km 2 de superficie y posee un
gran capital intelectual, universidades y reconocidos centros
de investigación, así como el mayor polo industrial y comer-
cial del norte argentino. En relación con esto, la provincia
también tiene un importante historial de luchas estudiantiles y
obreras, de organización por la defensa de los derechos huma-
nos y de fuerte resistencia a los gobiernos militares que se su-
cedieron en nuestro país.

Dentro del paradigma de las ciencias sociales, y situadas


desde una perspectiva de derechos humanos y, dentro de los
mismos, de derechos sexuales y reproductivos, de estudios de
la salud de las mujeres y políticas públicas en el área salud se-
xual y (no) reproductiva, realizaremos un análisis de estos ca-
sos paradigmáticos a la luz del contenido de las leyes y pactos
internacionales sobre derechos sexuales y violencia.
Esto responde a un interés por las ofertas discursivas y
prácticas en las cuales los actores culturales se socializan. Par-
timos del supuesto de que estos discursos y prácticas condicio-
nan la formación de sus subjetividades, en negociación con
1
https://www.tucuman.gob.ar/provincia/la-provincia
115 Carla Mora Augier

opciones particulares que pueden obedecer a otros condiciona-


mientos sociales o a trayectorias idiosincrásicas del actor so-
cial y que, mediante su estudio, podemos conocer lo que está
sucediendo en la cultura (Kaliman, 2013).
Asimismo, tenemos en cuenta que las historias de las per-
sonas están construidas en circunstancias concretas y contex-
tos en los que cobran sentido, por lo cual es necesario com-
prender los procesos en los cuales esas personas y sus accio-
nes se desarrollan y socializan (Vasilachis, 2006). Para ello,
además del análisis crítico de los casos, realizamos entrevistas
en profundidad a informantes clave en materia de género y de-
rechos humanos, como una técnica para acceder a las narrati-
vas de sus prácticas (Sousa Minayo, 2012) y para conocer más
sobre la situación de las mujeres en la provincia0.
3.2.- Salud y derechos sexuales
Nos parece sumamente importante estudiar un objeto co-
lectivo e histórico, pero también conflictivo, como los dere-
chos y la salud sexual de las mujeres que continuamente deben
ser defendidos. A esto se le suma que los preceptos dogmáti-
cos del catolicismo han estado presentes en los momentos de
la formulación de políticas públicas a lo largo de la historia del
país. En la actualidad, las políticas de salud pública orientadas
a las mujeres y las leyes de ampliación de derechos -como la
Ley 23.515 de divorcio vincular (que data de 1987), ley
26.150 de Educación Sexual Integral (sancionada en 2006), la
Ley 26.618 de Matrimonio Igualitario (sancionada en 2010),
0
Este trabajo se inserta actualmente en una investigación mayor llevada a cabo en
el marco de la Beca doctoral y financiada por el Consejo Nacional de Investigacio -
nes Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina.
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
116
salud en Tucumán
etc.-, se encuentran con acciones de obstaculización y mani-
fiesta oposición pública por parte de grupos religiosos.
En adición, continuamos asistiendo a desigualdades de
clase en las prácticas reproductivas: quienes podían y pueden
pagar los servicios de medicina privada tienen acceso a recur-
sos especializados y modernos; las demás (porque esto siem-
pre fue un tema de mujeres) quedan excluidas debido a la falta
de capitales y las carencias derivadas de esto. Como vemos,
este sector de la población queda relegado y su planificación
de la reproducción, o la falta de, se sigue haciendo en condi-
ciones precarias y sin acceso a los servicios de salud de cali-
dad. En consecuencia, seguimos siendo testigos de altas tasas
de aborto con alarmante mortalidad y morbilidad y, agrega-
mos, embarazos infantiles o de mujeres adolescentes (Jelin,
2017:58-59).
Como sostiene Gherardi (2017) en los casos de violencia
de género y femicidios, los medios de comunicación, por su
parte, hacen visibles los casos extremos, en su mayoría. Sin
embargo, se detienen en los detalles y describen a la víctima,
sus costumbres, su apariencia física, sus relaciones interperso-
nales. Así realiza una especie de escrutinio colectivo de muje-
res en busca de una explicación que pueda dar respuesta, aun-
que sea por el medio de conmover a la opinión pública. Desde
esa perspectiva casuística que examina (y muchas veces cues-
tiona) a la víctima, lejos queda la comprensión de la violencia
de género como un fenómeno anclado en causas estructurales
de una sociedad que ubica a las mujeres en lugares de subordi-
nación social, económica y hasta política (p. 156).
117 Carla Mora Augier

A su vez, (…) la escasa producción de datos oficiales ope-


ra como mecanismo para ignorar no sólo la verdadera dimen-
sión del problema, sino sobre todo los ineficientes esfuerzos
de las instituciones del Estado para abordarlo. Presentados así,
se nos muestra una sucesión de casos individuales con lo que
se pierde la dimensión política y social de un tema que excede
las clases sociales y las situaciones contextualizadas (Gherar-
di, 2017: 157).
El ámbito de la salud sexual, reproductiva y no reproducti-
va no escapa a esas violencias y opresiones, tanto en el espa-
cio privado como las que se ejercen por parte de las institucio-
nes gubernamentales. Si bien la salud sexual tiene una exten-
dida presencia en los distintos niveles del sistema de la salud
pública argentino (municipal, provincial y nacional), debemos
atender a los condicionamientos en la implementación real de
las políticas en tal sentido. Consideramos que, como espacio
impregnado de relaciones de poder, en la salud se perciben las
injusticias porque una sociedad desigual en sí misma genera
instituciones que tienden a reproducir la desigualdad (Morga-
de, 2016). La falta de Educación Sexual Integral en todas las
escuelas, de acceso a la información, a métodos anticoncepti-
vos y a una maternidad planificada, ponen de manifiesto que
existen factores que inciden sobre la aplicación de las leyes de
salud sexual para las mujeres tucumanas.
Actualmente, Tucumán no adhiere formalmente a la Ley
nacional 25.673 de Salud Sexual y Procreación Responsable,
vigente desde el año 2003 en Argentina, lo que implica conse-
cuencias directas en la falta de asignación presupuestaria, por
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
118
salud en Tucumán
ende en la poca disponibilidad de recursos humanos y materia-
les, así como ausencia de soporte legal de las acciones y las
políticas en esta materia0. A su vez, Tucumán registra un
21,8% de su población bajo índice de pobreza según INDEC 0,
valores que probablemente recrudecerán luego de la pandemia
por COVID-19. Las mujeres, por su parte y según los últimos
datos, representan un total de 51,9%0.
Esto nos sitúa ante una responsabilidad de tener una “vi-
sión crítica de la desigualdad social” (Venticinque, 2016), en
la medida en que debemos observar los espacios en los que el
Estado no actúa de manera que pueda cumplir con su rol de tu-
tela y protección de los sectores más vulnerabilizados. Esto
implica que la salud sexual, en un sentido amplio, es mucho
más que la falta de enfermedades e incluye también el no ser
víctima de violencia institucional ni estatal. En consecuencia,
recibir toda la información disponible, un trato digno y respe-
tuoso, la escucha atenta para poder considerar y conocer las
decisiones de las usuarias también son elementos que deberían
reproducirse en los centros asistenciales de la salud pública y
para todas las mujeres, de manera igualitaria y sin diferencias
de clase o condición, por parte de todos los profesionales que
luego las atenderán (médicos y médicas, instrumentistas, obs-

0
http://www.eltucumano.com/noticia/actualidad/241252/a-15-anos-ley-salud-
sexual-tucuman-encara-adhesion y http://apaprensa.com/la-salud-sexual-y-repro-
ductiva-es-un-derecho-humano-vulnerado-en-tucuman/
0
Datos referidos al último semestre de 2017, obtenidos de: https://www.indec.-
gob.ar/uploads/informesdeprensa/eph_pobreza_02_17.pdf
0
Datos obtenidos de: http://estadistica.tucuman.gov.ar/index.php/2015-03-20-
13-19-09/indicadores-demograficos
119 Carla Mora Augier

tétricas, enfermeras y enfermeros, camilleros, personal admi-


nistrativo, etc.).
En la entrevista realizada en agosto de 2019, en el marco
de una investigación mayor, a la ex-Legisladora provincial y
abogada, Stella Maris Córdoba, la misma explicó que, si bien
la existencia de un Programa local apunta en esta dirección, al
Estado no se le puede exigir su cumplimiento “porque no está
la ley. O sea, no tiene la plenitud de un derecho.” No hay
adhesión a la ley nacional y tampoco un instrumento legal lo-
cal y propio que avale las acciones.
Es por esto que nos situamos desde un enfoque de dere-
chos que permite pensar, como sostiene Felitti (2018) a los de-
rechos sexuales y reproductivos como diferentes pero interre-
lacionados, y el acto de considerarlos como derechos humanos
consigue que se anexen en el discurso de la lucha política con-
temporánea. Se trata de debates y acciones centrados en rei-
vindicaciones jurídicas y normativas alrededor del derecho a
decidir sobre el propio cuerpo (p. 149).
Consecuentemente, como forman parte de los derechos
humanos es que hacemos hincapié en la obligatoriedad de los
Estados de asegurar que los mismos sean respetados. Según
Facio y Victoria (2017) la universalidad del principio de igual-
dad y no discriminación entre mujeres y hombres es ratificada
en Viena, durante la Conferencia Mundial de Derechos Huma-
nos de 1993. La Declaración concluyó que los Estados tienen
el deber, independientemente de cómo sean sus sistemas eco-
nómicos y culturales, de promover y proteger todos los dere-
chos humanos y las libertades fundamentales. Más específica-
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
120
salud en Tucumán
mente, en materia de derechos de las mujeres, la Declaración
afirmó por primera vez que éstos son “parte inalienable, inte-
grante e indivisible de los derechos humanos universales”, y
llamó a los Estados a “erradicar cualesquiera conflictos que
puedan surgir entre los derechos de la mujer y las consecuen-
cias perjudiciales de ciertas prácticas tradicionales o costum-
bres, de prejuicios culturales y del extremismo religioso” (p.
60).

Por otra parte, Gherardi (2017) cita a la Convención Inte-


ramericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer, conocida como Convención de Belém do Pa-
rá, y explica qué se entiende por violencia contra las mujeres.

Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la


violencia física, sexual y psicológica: (a) que tenga lugar
dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier
otra relación interpersonal, ya sea que el agresor compar-
ta o haya compartido el mismo domicilio que la mujer, y
que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso
sexual; (b) que tenga lugar en la comunidad y sea perpe-
trada por cualquier persona y comprende, entre otros,
violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prosti-
tución forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de
trabajo, así como en instituciones educativas, estableci-
mientos de salud o cualquier otro lugar y (c) que sea per-
petrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde
121 Carla Mora Augier

quiera que ocurra (art. 2 de la Convención en Gherardi,


2017: 160).

Si tenemos en cuenta lo expuesto, las distintas violencias


no se limitan al espacio doméstico y al familiar en el que se
desarrollan las mujeres. Tienen lugar tanto en la comunidad y
pueden ser ejercidas por parte de los agentes del Estado.
3.3.- La Ley de Salud sexual en Tucumán, o su ausencia
Como dijimos más arriba, Tucumán es una de las provin-
cias que aún no posee una normativa provincial en la materia
que nos ocupa, ni ha adherido a la Ley nacional de Salud Se-
xual (25.673). Sin embargo, en la actualidad existe un Progra-
ma Provincial de Salud Sexual y Reproductiva 0, sostenido por
la gestión local, y un convenio interministerial, entre el Minis-
terio de Salud de la provincia y la nación. Los objetivos y las
actividades del mismo están en total concordancia con lo ex-
presado por la Ley nacional y nunca faltó presupuesto para la
provisión de métodos anticonceptivos, según nos informó una
de sus miembros en una entrevista realizada en febrero de
2019. El mismo trabaja con los insumos que le brinda el esta-
do nacional, pero depende de la gestión provincial y lleva a
cabo acciones coherentes con los objetivos, entre las que figu-
ra que las “mujeres en edad fértil” accedan a los métodos anti-
conceptivos de manera gratuita en todos los centros de asisten-
cia de salud.

0
http://msptucuman.gov.ar/programas-nacionales/departamento-de-enfermeda-
des-no-transmisibles/programa-de-salud-sexual-y-reproductiva/
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
122
salud en Tucumán
Se encuentra inserto en la división “Programa Integrado de
Salud”, dependiente del Sistema Provincial de Salud de Tucu-
mán (SIPROSA) y en la página web del mismo puede ser en-
contrado dentro de la sección “Departamento Materno Infanto
Juvenil”. Además, hay que destacar que un programa de tal
envergadura está compuesto en la actualidad solamente por
tres trabajadores para todo el sistema de salud tucumano, lo
que implica un vasto territorio provincial compuesto por 320
Centros de Atención Primaria (Caps), una institución de ma-
ternidad y ginecología y cuatro hospitales de alta complejidad.
Esto también puede ser entendido como falta de voluntad polí-
tica y un mensaje, en tanto nos expresan que la salud sexual y
(no) reproductiva de los y las tucumanas para el Estado no re-
presenta una prioridad.
La Ley nacional promueve la creación de un programa tal
como el de Salud Sexual y Procreación Responsable, que tiene
objetivos como: alcanzar para la población el nivel más eleva-
do de salud sexual y procreación responsable con el fin de que
pueda adoptar decisiones libres de discriminación, coacciones
o violencia; prevenir embarazos no deseados; garantizar a toda
la población el acceso a la información, orientación, métodos
y prestaciones de servicios referidos a la salud sexual y pro-
creación responsable0.
Coherentemente con esto se sancionó en 2006 la Ley na-
cional de Educación Sexual Integral en Argentina para cum-
plir con aquellos objetivos. Busca, entre otras cosas, asegurar

0
Disponible en: http://www.msal.gob.ar/images/stories/ministerio/
adolescencia/ley-25673.pdf
123 Carla Mora Augier

la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confia-


bles y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados
en la educación sexual integral; promover actitudes responsa-
bles ante la sexualidad; prevenir los problemas relacionados
con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en par-
ticular; procurar igualdad de trato y oportunidades para varo-
nes y mujeres.
El Programa de ESI en Tucumán se cumple de manera
muy acotada y no se efectiviza en su totalidad. Muchas institu-
ciones deciden ignorar los contenidos de la Ley, tergiversando
sus lineamientos y “adaptándolos” a las creencias de las mis-
mas, y algunos simplemente obviándolos. Se trata de los esta-
blecimientos de educación religiosa que son muchos en Tucu-
mán. Sus mismos referentes, responsables y/o docentes son
quienes forman parte de las llamadas “Marchas por las dos vi-
das” o las diversas campañas “Con mis hijos no te metas”, pi-
diendo en las redes sociales o mediante manifestaciones en la
plaza central que se deroguen todas las leyes con la perspecti-
va de género y rechazando de plano la ESI0.
Con esas acciones buscan obstaculizar y negar derechos
que están amparados y ratificados en convenios internaciona-
les con rango constitucional, además de expresarse como auto-
ridades sobre qué necesitan las mujeres tucumanas pasando
por sobre su libertad y autonomía. Literalmente, un periódico
local relata una de estas situaciones con respecto al Caso Lu-
cía, mientras los médicos dilataban su Interrupción Legal del

0
https://www.aica.org/noticia-padres-tucumanos-exigieron-una-educacin-sexual-
en-valores y http://lv7.com.ar/se-realizo-la-marcha-contra-la-ideologia-de-genero-
en-tucuman/
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
124
salud en Tucumán
Embarazo (ILE): “Por su parte, frente al mástil de la plaza, los
militantes de pañuelos celestes encendieron velas y rezaron en
círculo para pedir que "se salven las dos vidas". Aseguraron,
asimismo, que Tucumán ‘no necesita ILE, sino políticas de
prevención’ (negritas en el original. Diario El Tucumano, 27
de febrero de 20190). A pesar de que la modernidad modificó
de muchas maneras el poder religioso, vemos que éste conti-
núa permeando las formas contemporáneas en que se regula la
sexualidad y la reproducción (Vaggione, 2014).
Las instituciones educativas, especialmente en una provin-
cia como la que analizamos, no son neutrales desde una
perspectiva de género, sino que suelen en gran medida, en tan-
to que son aparatos ideológicos, sostener, reproducir y perpe-
tuar los sentidos predominantes de los sectores hegemónicos
(Morgade, 2016).
Por estos motivos, la aplicabilidad efectiva de la ESI en
todo el territorio tucumano, con una perspectiva de género y
derechos humanos, se corresponde con una tarea fundamental
del Estado para disminuir las desigualdades, contribuir a des-
articular la estructura profundamente patriarcal de la sociedad
en que vivimos y, en fin, generar condiciones para una socie-
dad más justa e igualitaria para todos y todas. Al entrevistar a
la abogada de Lucía nos explicó en profundidad que la discu-
sión no reside solamente en la falta de adhesión a estas leyes
puntuales. “La falta de voluntad política repercute en el presu-
puesto que se destina a ESI puntualmente.

0
https://www.eltucumano.com/noticia/actualidad/254150/cruces-en-plaza-inde-
pendencia-por-el-caso-de-la-nina-embarazada
125 Carla Mora Augier

Entonces, la cuestión (…) es más grande todavía: porque


no hay voluntad política, por ende, no hay presupuesto, y si no
hay presupuesto, no hay forma de garantizar ningún derecho”
(Entrevista realizada en marzo de 2019). Comprendemos en-
tonces que la sola adhesión a las leyes no sirve por sí sola si
no está acompañada por instrumentos y se materializa en ac-
ciones concretas, en territorios específicos y con implicancias
directas que mejoren la vida de las personas.
3.4.- “En Tucumán, no cuenten conmigo”
En el pasado reciente, en esta provincia sucedieron dos ca-
sos paradigmáticos. Por un lado, el denominado “Caso Belén”
cuando una joven tucumana que fue presa durante dos años y
cuatro meses y condenada a ocho por un tribunal penal por ha-
ber tenido un aborto espontáneo en un hospital público. Belén
es el seudónimo que procura resguardar la privacidad de la
protagonista para que no se violase, una vez más, su intimidad,
y recuerda los hechos sucedidos desde que llegó, en marzo de
2014, a la guardia de un establecimiento de la capital tucuma-
na con fuertes dolores abdominales y salió del mismo para ir
directamente esposada a la cárcel de mujeres.
En esa guardia, el Jefe de la misma la examina, no detecta
un embarazo y se le brindan calmantes. Luego de 2 horas, re-
porta un sangrado y es derivada al Servicio de Ginecología.
Allí, el Jefe de Servicio le diagnostica un "aborto espontáneo
incompleto sin complicaciones" en su historia clínica. Inme-
diatamente, Belén ingresa al quirófano para que le realicen un
legrado y, al despertarse, se encuentra rodeada de policías que
revisaban su cuerpo sin su consentimiento, al tiempo que un
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
126
salud en Tucumán
enfermero le muestra un feto muerto que ella no reconoce e in-
tenta obligarla a admitir que es su producto y que ella lo había
dejado morir en un baño del hospital. Ahí comienzan las acu-
saciones por parte de los profesionales que la atienden y se la
vincula a dicho feto, aunque nunca se le realizó un examen de
compatibilidad genética. De hecho, esta prueba con la que se
la acusa in situ, luego se pierde y no se presenta en el juicio
oral.
Como sostiene Deza (2018), su abogada defensora, no
hubo custodia adecuada, ni fotografías del acta de secuestro
del feto mencionado, ni preservación de la supuesta "escena
del crimen" y las horas de ese hallazgo no coinciden con el in-
greso de Belén al Hospital.
Belén declaró desde un comienzo que ignoraba su propio
embarazo y su voz es acallada, primero por los médicos, en-
fermera y guardias policiales, luego por abogados, fiscales y
jueces, y finalmente por toda una sociedad. Es condenada a
ocho años de prisión por “Homicidio agravado por el vínculo
mediando circunstancias extraordinarias de atenuación”, esto
último en referencia a un parto traumático y el estado de puer-
perio.
En un proceso plagado de fallas, nulidades y contradiccio-
nes durante todo el proceso judicial, pérdida de pruebas e, in-
cluso, pruebas que resultaban insuficientes para demostrar su
culpabilidad, la joven sufrió la vulneración de sus derechos.
Sin un proceso justo y una defensa acorde al caso, luego de
que se violase su intimidad y el secreto médico, la investiga-
ción ya partió de la acusación de asesinato desde su inicio.
127 Carla Mora Augier

Una mujer que no se doblega al destino ineluctable de la ma-


ternidad parece molestar mucho más que el hecho de haber su-
frido un aborto espontáneo, y sobre esta joven posiblemente
recayeron tanto el miedo, la presión del personal médico y los
prejuicios y la condena social que existen siempre sobre las
mujeres en general, en específico sobre las que abortan.
En definitiva, el movimiento de mujeres y la enorme re-
percusión mundial que logra el caso, gracias a la defensa de
abogadas feministas y organizaciones internacionales que ase-
soran en la causa, Belén logra primero salir de la cárcel y, un
año después, ser absuelta de su condena por la Corte Suprema
de Justicia de Tucumán. Este movimiento también acompaña
durante todo el “Caso Lucía”, seudónimo que se le da a la
nena tucumana de 11 años que en 2019 año resulta embaraza-
da producto de una violación intrafamiliar. Cuando la niña
presenta síntomas anómalos para su pequeño cuerpo, una mé-
dica de la pequeña localidad donde vivían en esos momentos
sospecha de un embarazo y decide derivarla a un hospital es-
pecializado de Tucumán.
A principios de febrero se constata, mediante una ecogra-
fía, el embarazo de la niña con ya 19 semanas de gestación. En
esa instancia, cuando la madre pide una Interrupción Legal del
Embarazo (ILE) desde la institución se le responde “que lo
piense” y no se activa inmediatamente el “Protocolo para la
atención integral de las personas con derecho a la interrupción
legal del embarazo” lo que dio lugar a que la gestación avan-
zara. Acto seguido, se suceden una serie de acciones marcadas
por la desinformación y la dilación voluntaria por parte del Es-
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
128
salud en Tucumán
tado, a pesar de que, según consta desde un inicio en el expe-
diente judicial, la madre y la niña siempre supieron que que-
rían terminar ese embarazo y que Lucía no quería convertirse
en madre. La madre sí realiza la denuncia respecto del abuso
sexual y el violador es preso rápidamente, pero nunca se le in-
forma de manera clara y directa que para acceder a una ILE no
es necesario que medie ninguna acción judicial ni policial.
Mientras esto sucedía, grupos que denominamos “antide-
rechos”, intentan obstaculizar la interrupción, se reúnen en las
puertas del hospital con su característico “pañuelo celeste” (en
antagonismo con el pañuelo verde que en Argentina representa
a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Segu-
ro y Gratuito) y buscan intimidar con su presencia a los médi-
cos del establecimiento.
Denominamos como antiderechos a quienes realizan cam-
pañas y movilizaciones en desacuerdo con la perspectiva de
género en las leyes y políticas, así como una férrea oposición a
la legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo
(IVE) e incluso, como veremos aquí, al aborto que no es puni-
ble desde 1921. Son quienes, junto con el Estado y las iglesias,
sostienen la ideología dominante en la provincia, los que em-
pujan por mantenerse y defender esa fuerza hegemónica que
busca trasladarse también a los cuerpos y decisiones de vida
de las mujeres tucumanas. En este momento, el tema ya ocupa
lugar en la agenda mediática de la provincia y comienza a co-
nocerse a nivel nacional.
Así es como se dilata la interrupción del embarazo a la que
Lucía debería haber accedido por encontrarse en sus derechos
129 Carla Mora Augier

como mujer niña y menor de edad víctima de una violación.


Esta situación está contemplada en el Código Penal de la Na-
ción argentina desde 1924, en su art. 86 0 la opción para la mu-
jer de acceder a un aborto no punible por la justicia y a la aten-
ción médica en consecuencia de tal posibilidad. Dicho Código
especifica las siguientes causales: “1º) Si se ha hecho con el
fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si
este peligro no puede ser evitado por otros medios; 2º) Si el
embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor
cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el
consentimiento de su representante legal deberá ser requerido
para el aborto.” Tal es así que la interpretación del código lue-
go fue reafirmada y aclarada por el Fallo F. A. L. que emitió la
Corte Suprema de Justicia argentina, en 2012. A raíz de la ju-
dicialización de un caso aborto solicitado por una joven de 15
años violada por su padrastro, en dicha sentencia se brindó una
interpretación correcta sobre las causales presentes en el Códi-
go.
Por un lado, se las confirmó y se dejó claro que el aborto
es legal cuando haya peligro para la vida o salud de la gestante
y en todos los casos donde hubiere una violación sexual. Por
otro, se instó a que los establecimientos generen las condicio-
nes mínimas de seguridad para efectuar este procedimiento,
garanticen a las mujeres el acceso a la información y la confi-
dencialidad y la eliminación de dilaciones innecesarias (Ge-
bruers y Gherardi, 2015).

0
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/16546/te-
xact.htm
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
130
salud en Tucumán
En cambio aquí, luego de que intervinieran tanto una Fis-
calía como un Juzgado de Familia, y de que todos los médicos
y médicas del mencionado “Hospital del Este” se declararan
objetores de conciencia, se convoca a dos médicos externos al
sistema provincial de salud para realizar la intervención por ci-
rugía. Es decir, a Lucía se le realiza una cesárea.
Estamos ante una grave falla por parte del Estado y de sus
actores en salud, ya que no informaron de manera correcta a
esta familia sobre las posibilidades que se encuentran contem-
pladas en este caso, y actuaron en contra de los lineamientos
principales del Protocolo. Esto no sorprende, debido a que Tu-
cumán aún se encuentra entre las provincias que no tienen le-
gislación propia en el tema ni han adherido al documento de
manera formal0. Por otra parte, Lucía sufre un abuso por una
persona de su entorno familiar y privado, luego y más grave
aún, por el mismo Estado provincial, reiteradas veces, lo cual
supone otra violencia más, pero en el ámbito público. La apli-
cación efectiva de ESI en establecimientos escolares de esta
zona de la provincia implica que los abusos pueden evitarse y
ser denunciados, y el Estado no está asegurando que la ley se
cumpla.
En segundo lugar, al haberse tratado de una violación a tan
temprana edad se vieron interrumpidas todas sus posibilidades
de decidir cómo, cuándo y con quién iniciar su vida sexual
junto a un o una otra/o. Así es como, antes que nada, no pudo
decidir libre de coacción ni violencia. Lucía resultó embaraza-
da como consecuencia de una acción que no eligió, por lo que
0
http://www.legisalud.gov.ar/atlas/categorias/abortonp.html
131 Carla Mora Augier

podemos ver que ese mismo embarazo tampoco fue buscado


ni deseado.
Cuando consultamos a una de las abogadas de la familia
de Lucía sobre los paralelismos que observa los casos referi-
dos, sostuvo que los profesionales de la salud muestran un
completo rechazo al aborto y una imposición de maternidad a
todas las mujeres, sean niñas o sean grandes, adolescentes,
adultas. Nos preguntamos cuál es el rol del profesional de la
salud en estos casos, porque si bien son casos diferentes, lo
que generan [en el de Lucía] es obstaculizarlo y dilatarlo para
que no exista el aborto y se termine convirtiendo en una ma-
ternidad forzada. Entonces, lo que se termina condenando en
realidad es la no maternidad de la mujer. Lucía tenía todo el
derecho a acceder a una ILE. (Entrevista realizada en marzo
de 2019).
En adición a esto, la profesional agrega que el sistema pú-
blico de salud, mediante estas maniobras, lo que está haciendo
es enviarles un mensaje a las mujeres tucumanas de que en
esos lugares no van a ser tratadas con respeto y que no podrán
acceder a prácticas sanitarias amparadas por la ley. El sistema
de salud les comunica, de cierta manera: “No cuenten conmi-
go” (Entrevista realizada en marzo de 2019). En definitiva,
esto trae como consecuencia que las mujeres con poco capital
tanto económico como cultural se inclinen a prácticas clandes-
tinas, inseguras y probablemente letales para abortar.
Conclusiones
En un país de gran extensión territorial también se dejan
entrever las marcas de las desigualdades que allí tienen lugar.
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
132
salud en Tucumán
Tristemente algunas mujeres, adolescentes y niñas viven situa-
ciones de extrema vulneración a sus derechos sexuales.
Se trata de la vida de Lucía, una menor de edad abusada
sexualmente por un familiar. No cabían dudas que la niña po-
día acceder a una ILE y, sin embargo, numerosos obstáculos
se la impidieron una y otra vez hasta finalizar en una cesárea y
convertirla en madre contra su voluntad, sin atender a los
enormes riesgos a los que la estaban exponiendo.
Se trata de la vida de Belén, que fue detenida y condenada
por un aborto espontáneo, en un proceso plagado de impreci-
siones y fallas, y salió del hospital al que había acudido por
dolores directamente en dirección a la cárcel. En ambas situa-
ciones, las mujeres ingresan al sistema público de salud para
pedir ayuda, y acaban siendo derivadas al sistema judicial por
quienes más debían cuidar de ellas.
Es imprescindible que todos los profesionales estén capa-
citados para afrontar de manera respetuosa y rápida estas si-
tuaciones, asegurando los derechos de las usuarias del sistema
de salud y sin impedirlos, y es tarea de nuestro Estado que las
trabas político-ideológicas, culturales y presupuestarias sean
cada vez menos.
En consecuencia, es importantísimo reforzar diversos ejes
desde las políticas públicas como, por un lado, la mejora en la
accesibilidad de métodos anticonceptivos para poder planificar
de manera segura e informada su vida reproductiva o no, a pe-
sar del marco normativo que poseemos desde hace 18 años.
Por el otro, el acceso a la interrupción legal del embarazo en
casos previstos por nuestros códigos y que, en esta ocasión,
133 Carla Mora Augier

estaban más que claramente identificados. Se torna necesario


promover acciones que se propongan superar realmente las
profundas desigualdades, afianzar y ampliar la cobertura que
tiene que tener efectivamente la Educación Sexual Integral, en
todo el territorio nacional y de manera transversal a todos los
contenidos y edades de los educandos. Por un lado, por la im-
portancia que esto conlleva para la inclusión social, la preven-
ción de violencia contra niños, niñas y adolescentes, los emba-
razos tempranos, así como el respeto a la diversidad y autono-
mía de cuerpos y encuentros entre personas. Por el otro, por-
que es un derecho que se cumplan las acciones de consejería,
información y entrega de anticoncepción que surgen de la ley
de Salud Sexual y procreación responsable que apuntan a que
las personas puedan tomar decisiones en cuanto a su salud se-
xual de manera libre e informada (Gogna y Binstock, 2017).

Es un derecho adquirido por todas las mujeres argentinas


para gozar de sus derechos sexuales, de una vida sexual y re-
productiva, si así lo quisieren, en plenitud, y realmente libre de
violencias de todo tipo. Y es responsabilidad del Estado, como
garante de estos derechos, que no más casos como estos y
cumplir con el compromiso asumido al adscribir a tratados in-
ternacionales y al promover leyes que los efectivicen. En con-
secuencia, las acciones diarias de sus agentes, de sus institu-
ciones y la posibilidad de acceso de las usuarias deben trabajar
y ser coherentes con lo antedicho, asegurar su concreción fe-
haciente en lugar de presentar obstáculos y limitaciones.
Salud sexual y violencia en el sistema públido de
134
salud en Tucumán
Desde las ciencias sociales, seguiremos presentando una
perspectiva crítica de los procesos y configuraciones culturales
de las que somos testigos, observando de cerca los procesos de
transformación social y de reproducción de las estructuras
injustas y dominantes, para que ningún sujeto tenga que pade-
cer nuevamente la desigualdad en su cuerpo.
135 Carla Mora Augier

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caso de aborto La Ley Noroeste / Número: febrero/di-
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Salud sexual y violencia en el sistema públido de
136
salud en Tucumán
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137 Carla Mora Augier

Fallo de absolución a Belén: Corte Suprema de Justicia de Tu-


cumán, “Fallo Belén” Número 329/2017. Disponible en
http://www.pensamientopenal. com.ar/fallos/45097-ca-
so-belen-aborto-beneficio-duda-absolucion
138

Capítulo 4

Hilvanando y resistiendo: narrativas desde lo


colectivo

Tanya Elizabeth Mendez Luévano


Docente Universidad de Guadalajara

Introducción
El capitalismo a nivel mundial pone a la vida en el planeta
en una encrucijada. Los niveles de pobreza, guerras, la explo-
tación brutal de las y los trabajadores, la enajenación de las
mentes y cuerpos desde el poder, el individualismo radical, las
cada vez más frecuentes crisis económicas, el calentamiento
global, los incendios provocados, la extinción de especies, el
aumento de la violencia en todas sus formas (genocidios, fe-
minicidios, asesinatos, racismos, ataques sistemáticos a los
pueblos y culturas originarias, rechazo a los migrantes, etc.) y
ahora la pandemia por el Covid 19, son muestras palpables del
riesgo para la supervivencia que campea en todas partes.
Desde hace años han surgido movimientos emergentes y
colectivos que han reaccionado ante estás problemáticas. He-
mos ido observado desde cada una de las trincheras la existen-
cia de estos en la lucha por los derechos humanos, de los mo-
vimientos de mujeres, en contra de los feminicidios, la trata,
de la guerra, contra el racismo, a favor de la ecología y contra
el calentamiento global, y entre ellos, uno de los más podero-
sos, capaz de conjuntar todas las luchas por la vida, por la li-
bertad, por la posibilidad de un mundo pleno: el feminismo.
139

4.1.- El patriarcado
Siglos atrás, se estableció la perversa alianza entre patriar-
cado y capitalismo. El patriarcado es la primera y más antigua
forma de opresión, dominio y explotación de una parte funda-
mental del conglomerado humano: la mujer.
La primera forma del patriarcado apareció en el estado ar-
caico. La unidad básica de su organización fue la familia, que
expresaba y generaba constantemente sus normas y valores
“El patriarcado tiene su origen histórico en la familia, cuya je-
fatura ejerce el padre y se proyecta a todo el orden social.
Existen también un conjunto de instituciones de la sociedad
política y civil que se articulan para mantener y reforzar el
consenso expresado en un orden social, económico, cultural,
religioso y político, que determina que las mujeres como cate-
goría social siempre estarán subordinadas a los hombres, aun-
que pueda ser que una o varias mujeres tengan poder, hasta
mucho poder, o que todas las mujeres ejerzan cierto tipo de
poder como lo es el poder que ejercen las madres sobre los y
las hijas” (Facio y Fries, 1999).
El sistema patriarcal ha variado según la época y los luga-
res, es por esto que a pesar de que han existido algunos cam-
bios no se ha logrado alterar el predominio masculino sobre la
esfera pública, las instituciones y el gobierno. Las ideologías
patriarcales no sólo afectan a las mujeres al ubicarlas en un
plano de inferioridad en la mayoría de los ámbitos de la vida,
sino que restringen y limitan también a los hombres, a pesar
de su estatus de privilegio.
Hilvanando y resistiendo:
140
Narrativas desde lo colectivo.

Al asignar a las mujeres un conjunto de características,


comportamientos y roles como: “propios de su sexo”, los
hombres quedan obligados a prescindir de estos roles, al igual
que que sus comportamientos que tensan al máximo sus dife-
rencias con las mujeres. En otras palabras, la ideología y el de-
venir patriarcal no sólo explica y construye las diferencias en-
tre mujeres y hombres como biológicamente inherentes y na-
turales, sino que mantiene y agudiza otras formas de domina-
ción.
Millones de mujeres han sido asesinadas, maltratadas, sin
derechos elementales, maniatadas, oprimidas, excluidas, para
sustentar el poder de un sistema corrupto y corruptor que trata
a las mujeres como un “apéndice” molesto pero necesario. Al
unirse al capitalismo, el sistema patriarcal, sigue aprovechan-
do las formas establecidas para crear una doble explotación y
opresión hacia la mujer: división sexual del trabajo, diferencia
salarial, maltrato, acoso y violaciones como forma “natural”
en las relaciones de trabajo, además de la invisibilización del
enorme trabajo y esfuerzo de la procreación y los cuidados y
las llamadas “labores del hogar” que las mujeres “tienen” que
realizar sin la valoración necesaria, ya no hablemos de una re-
tribución económica.
Las mujeres han sido maltratadas históricamente y han re-
sistido toda esa criminal e injusta explotación durante cientos
de años. La dupla patriarcado-capitalismo refuerza constante-
mente la opresión y utilización de la mujer como objeto, como
producto utilizable para perpetuar la violenta relación existen-
141 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

te desde diversos frentes: medios de comunicación, iglesias,


leyes, familia, relaciones laborales, estado y cotidianeidad. El
acoso, las violencias, tanto físicas como psicológicas, no son
fenómenos aislados: forman parte de un sistema de opresión
dirigido conscientemente contra las mujeres y su lucha emer-
gente.
El patriarcado es el sistema de dominación [opresión] más
antiguo de la historia.“El patriarcado es un orden social gené-
rico de poder, basado en un modo de dominación donde el pa-
radigma es el hombre. Este orden asegura la supremacía de los
hombres y de lo masculino sobre la inferiorización previa de
las mujeres y lo femenino. Es asimismo un orden de dominio
de unos hombres sobre otros y de enajenación de las mujeres”
(Lagarde, M., 1996.; c.p. Bosch, E. V. Ferrer y A. Alzamora.
2006). El sistema patriarcal, ha propiciado masacres, asesina-
tos, torturas, formas de esclavitud, relaciones en las que la mu-
jer es tratada como un objeto de uso y de intercambio, para
perpetuar el poder injusto contra una parte fundamental de la
humanidad.
4.2.- Patriarcado y capitalismo
La complicidad con el capitalismo profundiza esa opre-
sión: explotación mayor de las mujeres, diferencias salariales,
acoso y violencia, aunado a la venta del cuerpo y espíritu de la
mujer en todos los ámbitos sociales. Minimización e invisibili-
zación del trabajo de éstas en las llamadas “labores del hogar”
en las que la mayoría tiene jornadas de trabajo permanentes
debido a que es “natural y obligatorio” so pena de estigma so-
Hilvanando y resistiendo:
142
Narrativas desde lo colectivo.

cial. Y esta opresión y explotación es con el fin de aumentar,


extraer, la ganancia de capital en todas las formas posibles.
“La plusvalía puede ser sexual, étnica, religiosa, genera-
cional, política, cultural; puede tener lugar en el hábito (y no
en el acto) de consumo; puede tener lugar en las relaciones de-
siguales entre grupos de presión, partidos o movimientos polí-
ticos que deciden el armamento y el desarme, la guerra y la
paz; puede incluso tener lugar en las relaciones sociales de
destrucción entre la sociedad y la naturaleza, o mejor entre los
llamados recursos “humanos” y los llamados recursos “natura-
les” de la sociedad”, (De Sousa Santos, B. 2001).
En esta búsqueda feroz de acumulación, el patriarcado ca-
pitalista ejerce una forma específica de violencia contra las
mujeres para magnificar su poder y mostrar las formas más
crueles de opresión y aplastamiento. “Por un lado, la truculen-
cia es la única garantía del control sobre territorios y cuerpos,
y de los cuerpos como territorios, y, por otro, la pedagogía de
la crueldad es la estrategia de reproducción del sistema. Por un
lado, la truculencia es la única garantía del control sobre terri-
torios y cuerpos, y de los cuerpos como territorios, y, por otro,
la pedagogía de la crueldad es la estrategia de reproducción
del sistema” (Segato, 2016).
Las diversas violencias: sexual, moral, acoso, golpizas,
violaciones y feminicidios no son sólo actos perpetrados por
ciertos individuos aislados, sino que forman parte de una es-
tructura y una política llevada a cabo desde todo el sistema pa-
triarcal capitalista. Estas violencias se refuerzan diariamente
143 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

por el ocultamiento deliberado, por el velo criminal de los di-


ferentes núcleos de poder para perpetuar la ganancia del capi-
tal y explotación del cuerpo y alma de las mujeres. Con la pan-
demia mundial por el Covid 19 se puede observar un aumento
brutal de estas violencias que ya de por si eran insoportables y
que no sólo se detectan en ciertas clases sociales sino que, for-
man parte de una guerra mundial en contra de la integridad fí-
sica y emocional de las mujeres. Los datos escalofriantes tanto
de organismos internacionales como de colectivos feministas,
organizaciones de derechos humanos, civiles y estatales,
muestran la realidad de un estado de emergencia para las vícti-
mas del sistema.
Ante el ataque a la vida y dignidad humana por parte del
patriarcado capitalista han surgido resistencias y acciones des-
de diversos campos para proponer una alternativa. Durante los
últimos cincuenta años han surgido grupos en defensa del me-
dio ambiente, de la masiva extinción de especies, contra la
contaminación y el calentamiento global, en defensa del agua;
otros, se han vinculado a diversas luchas en defensa de los tra-
bajadores y de una vida digna ante la política económica del
neoliberalismo que es una forma de expresión del capitalismo
en su estado salvaje, por otro lado se encuentran diversos mo-
vimientos en contra de los grandes depredadores que se reúnen
en organizaciones económicas como el G8, FMI, Banco Mun-
dial, etc. Estos movimientos emergentes lamentablemente se
regionalizan o no tienen regularidad o constancia en sus lu-
chas.
Hilvanando y resistiendo:
144
Narrativas desde lo colectivo.

4.3.- Movimiento feminista


Es en las últimas décadas del siglo XX que se extiende y
despega el movimiento feminista en todas partes del mundo.
Se desarrolla ante la inequidad y explotación de milenios por
parte del patriarcado y más adelante del capitalismo que, en su
afán de acumulación, destruye todas las relaciones sociales de
solidaridad, de respeto y vitales con el otro y en particular es-
tablece una política e ideología que deviene en las violencias
permanentes contra las mujeres. Así, las mujeres recogen la
experiencia de luchas históricas para dar la batalla.
El movimiento se empezó a organizar aunque algunas ve-
ces con errores y sectarismo, algo comprensible ante el ataque
furibundo del patriarcado capitalista. Hoy, el feminismo se ha
asentado creando diferentes redes de apoyo entre las mujeres
de muchos países. Vemos surgir colectivos feministas que han
comprendido la necesidad de vinculación con otros movimien-
tos que se oponen a la depredación del patriarcado capitalista,
y su potencialidad para la defensa del planeta, de la vida;
contra la explotación, la inequidad, y las violencias que gol-
pean a la mayoría de la población en todos los países.
En esta nueva insurgencia debemos de ampliar la concien-
cia de que la lucha de las mujeres no puede estar separada de
otras insurgencias. Cada vez es más y más notable e impres-
cindible la unidad con los movimientos comunitarios, con los
ecologistas y la lucha por la tierra, el agua y contra la contami-
nación; con los movimientos que luchan por terminar la brutal
ganancia del capitalismo que separa a la mayor parte de la po-
145 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

blación mundial cada vez más y que abre la inequidad de la


pobreza, la salud y el hambre. Esos movimientos son insepara-
bles sí pretendemos luchar por la vida en esta época de real
peligro para la vida y subsistencia del planeta. El feminismo
ha estado en constante movimiento y en la creación y a la van-
guardia de los problemas actuales.
La explotación y las violencias contra las mujeres no se
podrán vencer sin vincularse contra el sistema opresor patriar-
cal-capitalista en todos los frentes. Las experiencias de varios
siglos de lucha deben retomarse unidas, sin sectarismos, y ha-
cer una lucha constante y consecuente en estos momentos
aciagos. “... el lugar que ocupa la mujer no es una esfera o un
dominio aparte de la existencia, sino que está dentro de la
existencia social en general ... El pensamiento feminista se es-
tá alejando de la desgajada visión de la realidad social que he-
redó de un pasado reciente. Nuestra perspectiva actual ha cam-
biado, cediendo paso a una nueva conciencia del «lugar» que
ocupa la mujer dentro de la familia y la sociedad ... Lo que ve-
mos no son dos esferas de realidad social (la casa y el trabajo,
lo privado y lo público), sino dos (o tres) grupos de relaciones
sociales” (Kelly, 1992).
4.4.- Los colectivos feministas
El florecimiento de los colectivos feministas es una herra-
mienta formidable ya que recupera la autogestión, la lucha de
los comunes, la necesidad anticapitalista de establecer una re-
lación equilibrada y leal con la naturaleza, el respeto al Otro; a
la diversidad y contra el racismo. En el desarrollo de los colec-
tivos feministas se puede observar que casi de inmediato surge
Hilvanando y resistiendo:
146
Narrativas desde lo colectivo.

inevitablemente la conciencia de que para resolver los proble-


mas del patriarcado es necesaria una posición anticapitalista y
antiimperialista.
“El feminismo eficaz tiene que luchar contra la homofo-
bia, la explotación de clase, raza y género, el capitalismo y el
imperialismo” (Davis, 2005).
Los colectivos feministas retejen las relaciones sociales
enajenadas por un individualismo feroz en el que sólo importa
la reproducción de la ganancia sea económica o cultural: el
poder. Esas relaciones pervertidas, inhumanas y de explota-
ción, son el caldo de cultivo para el patriarcado, para la violen-
cia, y no sólo contra las mujeres, sino contra los niños, los an-
cianos, diversidades corporales y sexuales, diferencias de cla-
se, religión y color de piel. El estado actual del capitalismo,
nunca mejor definido como salvaje, ha llegado a formas abe-
rrantes de crueldad: el neoesclavismo, llamado trata de blan-
cas, el asesinato para el mercado “ilegal” de órganos, la porno-
grafía, el narcotráfico que sostiene un alto porcentaje de las
ganancias del capitalismo, las guerras y masacres por petróleo
y agua; las violencias y feminicidios constantes, el enemigo en
casa llamado violencia intrafamiliar, la destrucción de los sis-
temas de salud (la pandemia actual es una muestra), el consu-
mismo de productos inútiles que exacerban los medios de co-
municación. La reproducción del ataque constante del cuerpo,
principalmente de la mujer, como mercancía de uso y deshe-
cho; los incendios de millones de hectáreas de bosques para
proyectos del capital; la guerra contra los pueblos originarios,
147 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

son algunas de las formas de este enemigo común a toda la hu-


manidad: el patriarcado capitalista.
Los colectivos feministas han pasado a la resistencia desde
la acción. Para abordar las tensiones y problemáticas que atra-
viesan las mujeres, por la falta de espacios, en donde puedan
acompañarse y agruparse de otras mujeres, que les permitan
hacer frente a las vivencias y relatos de dominio y violencia
patriarcal, es que han surgido los espacios feministas y colecti-
vos de reflexión desde las mujeres para encontrar el camino de
la resistencia ante tanta opresión sobre la vida y cuerpo de las
mujeres. El recorrido histórico de participación de las mujeres
en la resistencia para un cambio social en México debe ser re-
conocido, por mencionar alguna en investigaciones como la ti-
tulada Mujeres de Latinoamérica en cifras, realizada por la Fa-
cultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en 2003,
demuestran que sin la participación de las mujeres el triunfo
de la Independencia de México no hubiera sido posible y, a
pesar de ello, sus acciones no aparecen en la historia (CIMAC,
2003).
En este mismo sentido, dentro de la historia mexicana el
papel de la mujer insurgente ha sido borrado, calumniado e in-
visibilizado para la historia patriarcal del país. El ejemplo ma-
yor de este tipo de manipulación está en La Malinche, Malina-
lli, por su nombre indígena que fue secuestrado para convertir-
la Marina o Doña Marina. Mujer, que fue “regalada” como es-
clava a los invasores españoles en la brutal conquista del siglo
XVI. Su habilidad para los idiomas y su posición contra el Im-
perio Azteca, que oprimía a varios pueblos, incluido el suyo;
Hilvanando y resistiendo:
148
Narrativas desde lo colectivo.

la llevó a ser intérprete del conquistador y relatora de las cos-


tumbres, formas de vida y cultura de varios de los pueblos en
el avance del invasor. Esta víctima, cuya primera reivindica-
ción en el siglo XX, por la escritora feminista Rosario Caste-
llanos entre otras, intentó romper el mito, ya que en México,
La Malinche y su derivación en “malinchismo”, era y es un si-
nónimo de traición; idea absurda, basada en la idílica visión
ideológica de que en los pueblos originarios, antes de la inva-
sión europea, no había contradicciones, guerras, opresión y pa-
triarcado: no es gratuito que Malinalli y 19 mujeres fueran “re-
galadas” como esclavas sexuales, junto a oro y telas coloridas
(Castellanos, 1975).
4.5.- El rol de la mujer en las luchas opresoras
Sor Juana Inés de la Cruz

El patriarcado y su labor entre los pueblos originarios es


algo que debe seguir siendo enunciado ¿qué hubiera pasado si
fuera una mujer la que contara esta historia?, seguramente la
idea de sumisión no fuera aquella que prevaleciera en los tex-
tos.
A lo largo de tres siglos de genocidio, en el que millones
de personas fueron asesinadas y esclavizadas, no existen regis-
tros del papel de las mujeres en la resistencia contra el invasor,
acaso con la brillante excepción de Sor Juana Inés de la Cruz,
extraordinaria poeta, investigadora e intelectual, que fue aplas-
tada por otra máscara del patriarcado: la religión. Y que fue
minimizada y calumniada durante 250 años, por sus poemas y
textos que reivindicaban a la mujer en este mundo patriarcal y
149 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

sólo fue “descubierta” a principios del siglo XX. Partir y reto-


mar la voz femenina que dentro de las epistemologías tradicio-
nales han sido excluidas. Se construirá un conocimiento con la
visión y experiencias de nuestras filósofas, científicas, activis-
tas y luchadoras sociales que nos permitan interpretar la reali-
dad desde otro enfoque, concebir distintas problemáticas y so-
luciones. Si nos alejamos del discurso androcéntrico y la vi-
sión histórica patriarcal de Sor Juana, la veríamos no como
monja, ni literata, ni contadora, sino como filósofa, empezan-
do por reivindicar y visibilizar sus aportes a la filosofía. Es
tiempo de que las mujeres figuren como agentes activos para
brindar su cosmovisión propia de la historia.
Durante la revolución de independencia de 1810, las muje-
res tuvieron un papel destacado como correos, espías, trans-
portando armas, todas ellas quedaron en el anonimato (García,
1994), y a las dos que se mencionan en la historia patriarcal -
Leona Vicario y Josefa Ortiz- se les ha convertido en estatuas
e imágenes en billetes, despojándolas de su papel y su pensa-
miento.
Las Adelitas en la revolución Mexicana

En este brevísimo recuento histórico, es importante men-


cionar el papel de las mujeres en la Revolución Mexicana,
para quitar el velo de la labor de las llamadas “adelitas”, que
para la historiografía patriarcal y oficial, sólo fueron “acompa-
ñantes” en esta gesta. Guerrilleras, como la Coronela María
Quinteros que, al frente de un batallón conformado casi por
puras mujeres se enfrentó a la dictadura y a la opresión con las
armas en la mano. Carmen Serdán, Margarita Neri, Elisa
Hilvanando y resistiendo:
150
Narrativas desde lo colectivo.

Griensen Zambrano, Encarnación Mares y miles más que apo-


yaron la lucha por la libertad. Periodistas y escritoras, junto a
mujeres agentes de cambio social, participaron en la lucha por
una nación más justa (Muñiz, 2004).
Después, en las luchas sindicales y campesinas; en el mo-
vimiento estudiantil de 1968 brutalmente reprimido; en las
guerrillas de la década de los 70 del siglo pasado: luchadoras,
presas, torturadas miles de veces. En la lucha heroica del Co-
mité Nacional Pro-defensa de Presos, Perseguidos, Desapare-
cidos y Exiliados Políticos (Eureka) que fundó junto con otras
compañeras, Rosario Ibarra de Piedra, para encontrar a las hi-
jas e hijos esposos/esposas, hermanos/hermanas, desapareci-
das y desaparecidos por la infamia. Familias que empezaron a
unirse para resistir y buscar con vida a los desaparecidos ade-
más de exigir que desaparezcan las torturas y las cárceles clan-
destinas. En diciembre 1979, las familias crearon el Frente Na-
cional Contra la Represión, para impulsar sus ideas en los fo-
ros políticos nacionales e internacionales. Rosario Ibarra de
Piedra ha recibido reconocimientos por su lucha incansable
promoviendo reformas constitucionales y legales a favor de
los derechos humanos y en contra de la tortura y desaparición
forzada (Ávila, 1988).
Las Patronas y su rol con los migrantes

Actualmente, las “Patronas” mujeres que apoyan desde


hace más de quince años, a pesar de sus escasos recursos eco-
nómicos, con alimentos y medicinas, a los migrantes que su-
ben a “La bestia”, ese tren de muerte, que transporta al norte
151 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

los sueños de familias desesperadas. La cercanía de su casa de


las vías del tren, en un municipio de Veracruz llamado Ama-
tlán de los Reyes, “hizo que Doña Leónida Vázquez y, poco a
poco, los miembros de su familia idearan la forma de ofrecer
“el bastimento” a los cientos de hombres, mujeres y niños
que, día a día, se aferran sobre los techos de los vagones que
arrastra la máquina de ferrocarril conocida como “La Bes-
tia” para llevar a cabo el burdo viaje. Bastimento simple con-
sistente en agua, bolsas con frijoles negros, arroz y pan” (De
Gasperin y cols. 2013). La organización de estás mujeres es el
testimonio de solidaridad hacia el migrante, parece tan fácil
hallar caminos que permitan ejercer una ciudadanía auténtica
desde el rostro del otro al conocer la luna y fuerza de las muje-
res ante la injusticia, el dolor y la vulnerabilidad.
A consecuencia de la guerra contra el narcotráfico, estra-
tegia de seguridad militarizada para combatir al crimen orga-
nizado que se implementó en México en 2006 y perdura hasta
la fecha, el fenómeno de la desaparición se ha multiplicado
hasta contabilizar, al menos, 61 637 personas desaparecidas
hasta diciembre de 2019 (SEGOB, 2020).
Las Buscadoras y las desapariciones

Las llamadas “Buscadoras” y Las Fuerzas Unidas por


Nuestros Desaparecidos/desaparecidas en Nuevo León, Fami-
lias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco, entre otros
grupos que se han creado por todo el país, son la muestra de la
organización e incansable búsqueda de mujeres en la movili-
zación y acción social, madres y esposas de personas desapa-
recidas que desde 2012, se han organizado de forma autónoma
Hilvanando y resistiendo:
152
Narrativas desde lo colectivo.

para encontrar a sus familiares, que tratan de encontrar a las


víctimas de los asesinatos del gobierno y su cómplice el narco-
tráfico, en fosas ocultas, con la carga de un dolor infinito (Hin-
capié, 2017, Iliná, 2020).
El origen de la búsqueda y el respeto de los derechos está
íntimamente relacionado con la historia de los procesos de ne-
gociación de los movimientos sociales y colectivos y las lu-
chas por la inclusión en los espacios que cumplan el orden es-
tatal, y su reconocimiento de una comunidad política para la
expansión de titularidades asociadas, para influir en el cambio
del comportamiento estatal (Tilly, 2004; Hunt, 2009). La nece-
sidad de los procesos de movilización en derechos humanos al
interior de los Estados y las formas de articulación en los con-
textos sociales y políticos específicos pueden llegar a enmar-
can la localización de las acciones colectivas (López & Hinca-
pié, 2015), pero ¿qué sucede cuándo estos espacios tampoco
dan la respuesta que otras mujeres necesitan? Conocer otras
formas de organización de acciones colectivas en derechos hu-
manos, derechos reproductivos de las mujeres, reconectarse
con su cuerpo, con la naturaleza, por parte de mujeres que para
el Estado no cumplan el carácter de agentes especializados, no
ha limitado como hemos visto en este breve recorrido históri-
co, la correlación de fuerzas y estructuras de oportunidad por
parte de los mujeres involucradas en replantear y apostar por
incluir otros marcos de identidad, de intensiones y emociones
como parte fundamental en la construcción de nuevas acciones
políticas (Jasper, 2014).
153 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

En este caso particular me interesa conocer ¿cómo se han


configurado las acciones colectivas por parte de mujeres?,
como agentes de cambio no especializadas en el campo de la
defensa de los derechos humanos, del cuerpo, de nuevas for-
mas de acción desde dentro y fuera de la academia, que han
configurado un ciclo de movilización, como un momento de
intensificación y auge de la acción colectiva (Tarrow, 2009),
generado como respuesta al escenario de violencia y mitos so-
bre la organización de las mujeres y el feminismo por el que
atraviesa México y en especial la ciudad de Guadalajara en
donde las creencias del gobierno le impiden reconocer los es-
fuerzos y exigencias de reagendar las demandas de las muje-
res.
La Visibilización: Un día sin mujeres

“Tras la marcha multitudinaria del 8 de marzo que se vivió


en la ciudad y el paro #UnDíaSinMujeres, movimientos que
tuvieron como fin señalar la violencia en contra de la pobla-
ción femenina, no habrá replanteamientos en las políticas pú-
blicas que dan respuesta a las exigencias de ellas, confirmó el
gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez. El mandatario
detalló que no habrá compromisos extra y pidió tenerle pa-
ciencia a la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y
Hombres (SISEMH),  pues, dijo, ya tiene un plan trazado des-
de el inicio de la administración” (Diario NTR 11 de Marzo,
2020). 
Hoy, la esperanza la porta el movimiento feminista, de los
colectivos y la puesta en común de las mujeres es que ese fe-
minismo salga de las aulas, de las oficinas, de la industria, del
Hilvanando y resistiendo:
154
Narrativas desde lo colectivo.

privilegio, para que cada vez sea más incluyente, e incluya en


su lucha: lo social, anticapitalista, el cuidado del medio am-
biente, la paz, la lucha contra cualquier tipo de violencia,
contra el racismo, por el respeto a la diversidad, por la cultura
de los pueblos originarios, por la vida, con todos, sin media-
nías. Estamos en la alborada de una Revolución mundial. No-
sotras tenemos la palabra y la marcha ya no para.
El camino de la resistencia cuaja en una cierta mirada al
momento presente, ya que proporciona claves para leer la ac-
tualidad y para hacer propuestas de transformación. Para algu-
nas personas es claro, que la respuesta debe ser la vinculación
con otros movimientos reactivos, lo que al parecer cada vez
ocurre con mayor frecuencia gracias a las redes sociales que
han ido tendiendo puentes entre estos espacios; es por esto,
que el feminismo se conoce como un movimiento político y
social que ha incidido directamente en el destino y cambio de
los pueblos. El ejemplo de hoy, es Bolivia, octubre de 2020,
demuestra que los colectivos feministas vinculados a la lucha
de los pueblos originarios y a los pobres, explotados y humi-
llados de la tierra es posible: ya que han derrotado un golpe
militar, ni más ni menos.
Los ejemplos colectivos nutren la nueva cultura de defensa
y reacción contra el enemigo. Falta mucho por hacer, pero ya
se ve el alba. “Buscar inspiración en la experiencia comunita-
ria, es decir, no repetir el reiterado error estratégico de pensar
la historia como un proyecto a ser ejecutado por el Estado, se
presenta como la alternativa a todos los experimentos que han
155 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

venido fracasando a lo largo de la historia. Retejer comunidad


a partir de los fragmentos existentes sería entonces la consig-
na” (Segato, 2016).
En ese sentido es urgente profundizar en un programa de
acción comunitario y colectivo, sin sectarismos, con una pro-
funda autocrítica sobre el terrible problema del lenguaje an-
drocéntrico; como ejemplo podemos decir que en varios colec-
tivos feministas se hace el tremendo esfuerzo de publicar re-
vistas y análisis sobre el movimiento feminista, aunque tam-
bién persisten algunos espacios que se enuncian feministas en
donde el marcaje exhibe un territorio clasista, excluyente, que,
por citar a Nuestra América, en donde una enorme parte de la
población difícilmente entenderá las palabras o conceptos que
lejos están de crear un cambio e inclusión de las necesidades
reales del entorno de millones de mujeres. Son textos paradóji-
cos: pretenden incluir, pero dejan un vacío lamentable.

Tabla 01. Hilando demandas para la acción colectiva

Dimensiones para
Discursos
la puesta en común

Reconocimiento de necesidades y singula-


ridades en común que permiten crear lazos
Identidad
entre los participantes de la acción colecti-
va.

Exigencias, demandas, carencias compar-


Necesidades tidas y socializadas por las mujeres pues-
tas en las y los colectivos.
Hilvanando y resistiendo:
156
Narrativas desde lo colectivo.

Relación reflexiva entre identidad y emo-


Intenciones ción como posibilitadores de la acción
conjunta y colectiva.

Sororidad, empatía que motiva la partici-


Emociones
pación.

Prácticas para la organización, difusión y


Acciones de pre-
sostenimiento de las necesidades puestas
sión
en marcha y de forma colectiva.

Resultado de satisfacción a nivel interno,


Resultados de la así como el resultado dentro del colectivo,
acción colectiva y las respuestas de la comunidad al poner-
lo como parte de la acción externa.

4.6.- El movimiento Feminista


Tareas primordiales

El feminismo tiene una enorme tarea: crear, formar, visibi-


lizar, que todas, todos estamos en la misma lucha, y sí, es un
reto enorme. El feminismo es una posibilidad para un mundo
cada vez más contradictorio, reaccionario, clasista, racista,
para replantear el rumbo que cada vez más mujeres deseamos:
la paz, justicia y libertad de nuestras propias vidas. Las muje-
res y su vinculo con los marcos de identidad, intensiones y
emociones, las han motivado a la participación y la sostienen,
mediante acciones colectivas que se han consolidado a través
del tiempo, con los repertorios y estrategias de presión propios
de las estructuras de oportunidad para la movilización de sus
propios recursos.
157 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

“Mi nombre es Aurora, soy parte del colectivo Sembrado-


ras, puedo decir que, como cofundadora, nosotras iniciamos
trabajando en Tonalá, nuestro objetivo en ese momento, en
2016, fue que empezamos a hablar seriamente de estos temas
¿qué opciones había de alternativas para menstruar, qué onda
con los discursos de género? propusimos entre todas tener un
temazcal, en ese momento nosotras contábamos con unas par-
celas que los papás de mi comadre Yaneth Flores nos habían
prestado allá en San Gaspar en la barranca de la entrada a Co-
limilla, sembrábamos ahí, además de la milpa y el frijol y no-
pales, queríamos también un temazcal y nos pusimos a investi-
gar, nosotras al principio fuimos muy optimistas, no entendía-
mos mucho este tema de la mexicanidad, ni la tradición, ni to-
dos estos rollos de la religión, la cuota que ahora está tan men-
cionados, entonces en estos intentos por encontrar vincularnos
con personas que trabajaran la medicina del temazcal y la me-
dicina tradicional, nos encontramos con la comadre Athziri y
ella nos dijo: no se preocupen, mi familia tiene un temazcal y
era justo, bien cerquita de donde nosotras teníamos la parcela,
entonces se nos resolvió la vida y empezamos la labor, en ese
temazcal se llamaba “tribu panicatl”, trabajábamos en la par-
cela y los domingos íbamos al temazcal ahí a seguir chismean-
do y todo esto, y junto con la familia que estaba ahí, empeza-
mos a hacer ofrenda y a intencionar un temazcal de luna, un
temazcal de mujeres”.
Las Violencias contra las mujeres

En México se han desarrollado extensos y profundos aná-


lisis sobre la violencia en contra de las mujeres, la violencia de
Hilvanando y resistiendo:
158
Narrativas desde lo colectivo.

género, en el marco de la estructura patriarcal, donde las muje-


res son objeto de múltiples y variados sometimientos y vejá-
menes por una cultura que aún domina las creencias y estereo-
tipos de género (Castañeda, Ravelo & Pérez, 2013). Sin em-
bargo, ni las investigaciones sobre las violencias con una
perspectiva de género, ni el reconocimiento por parte del esta-
do de la violencia que se sigue ejerciendo, ni los estudios so-
bre la violación de los derechos humanos en México (Amnesty
International, 2015) han detenido esta problemática, se ha re-
conocido que esta violencia afecta a las mujeres, pero lo im-
portante es visibilizar ¿cómo las afecta en diferentes dimensio-
nes de su vida?
La violencia de género en México ha replanteado la forma
en la que se analiza y generan estrategias para la atención del
feminicidio como la manifestación más letal de la violencia
contra las mujeres (Segato, 2006; Lagarde, 2011). En la Ley
General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia el feminicidio es definido como:
[...]la forma extrema de violencia de género contra las mu-
jeres producto de la violación de sus derechos humanos, en los
ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de
conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y
del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de
muerte violenta de mujeres (2007).
La violencia feminicida en México, ha tenido un creci-
miento significativo y el impacto de la pandemia de COVID-
19 en los servicios de procuración de justicia. “Ante la situa-
159 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

ción de la violencia contra las mujeres durante el confinamien-


to por la pandemia de COVID-19, se han realizado diversas
declaraciones de autoridades, que apuntan al supuesto de una
disminución en la violencia que viven las mujeres. Al respec-
to, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, considera
que es indispensable realizar una comunicación responsable y
basada en la información oficial disponible sobre este grave
problema, de tal forma que se evite la minimización de la vio-
lencia contra las mujeres” (CNDH, 2020).
La acción colectiva de las mujeres para denunciar la vio-
lencia de género en México ha sido fundamental para dar visi-
bilidad y dejar de normalizar y naturalizar la violencia hacia
ellas, la movilización de las mujeres y sus denuncias eviden-
ciaron tanto a nivel nacional como internacional la grave situa-
ción de violaciones a los derechos humanos y la revictimiza-
ción a las que son sometidas constantemente, lo que llevo a
presionar el actuar del Estado. El caso paradigmático de movi-
lización y acción colectiva de las mujeres, como primer ciclo
de movilización en torno a los derechos humanos por parte de
las mujeres y antecedente inmediato de la actual crisis de dere-
chos humanos, fue la movilización desarrollada alrededor de
Ciudad Juárez en 2001, la exigencia por el derecho a la justi-
cia por los casos de desaparición, asesinato, violación y la re-
paración de daños frente a estos casos dónde las víctimas fue-
ron mujeres, la señora Norma originaria de Ciudad Juárez
donde estudió, inició la profesión de maestra y su propia fami-
lia, creó Nuestras Hijas de Regreso a Casa, A. C. surge en
2001.
Hilvanando y resistiendo:
160
Narrativas desde lo colectivo.

El viernes 2 de diciembre de 2011, Norma fue herida de


bala en Ciudad Juárez, varias veces por un grupo de hombres
armados. Recibió decenas de amenazas por seguir en la bús-
queda de #Justicia para su hija (Blog creado por ellas mismas,
2001).
Al hacer un recorrido por algunas zonas de México que la-
mentablemente se han caracterizado por la violencia extrema
haca las mujeres encontramos ejemplos relevantes de acción
colectiva de mujeres en distintas ciudades y localidades de
México. Como veremos a continuación, sin excepción, todas
estas iniciativas surgieron como reacción de mujeres comunes
ante un hecho violento o de injusticia.
Ni una menos Jaliso

“La colectiva “ni una menos Jalisco” tiene poca historia,


tenemos bien poquito, y todo fue porque Yesenia Zamudio,
que es de “Ni una menos” pero de México, lo inició aquí en
México e hizo la invitación a colectivas de acá de Jalisco, por-
que acá no hay “ni una menos”, hay en otros estados pero aquí
no había y pues hizo la invitación a colectivas de aquí para si
se querían sumar y poder este...apoyar al movimiento y pues
una compañera respondió a ese llamado, que es parte de la co-
lectiva “Sororired” y también la otra colectiva que respondió
fue “Me cuidan mis amigas”, nada más esas dos colectivas y
ya fue que hicieron el grupo de whatsapp, se llegó a otros gru-
pos y ya una vez estando en el grupo de “ni una menos Jalis-
co” planeamos la primera reunión en el lluvia café y ahí nos
conocimos, ahora si ya de frente, nos conocimos, nos presen-
161 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

tamos, que hacíamos, que si éramos parte de otro colectivo y


así, y pues en realidad las colectivas que estaban ahí, te digo,
nomas eran “Me cuidan mis amigas” y “Sororired” y yo no es-
taba en ninguna, entonces yo iba como por mi cuenta, indivi-
dual y varias otras también iban individual.
A mi la verdad me parece que las luchas son en colectivo,
o sea, no son aisladas y yo la verdad si quiero hacer algo para
cambiar esto y hacer algo, no sé, para que se frene toda esta
violencia hacia nosotras ¿no? y yo creí y creo que esa es una
forma, estar en colectivo y pues desde nuestra trinchera pues
poder contribuir a ese cambio”.
El resultado de la conjunción del patriarcado con el capita-
lismo es la violencia cruel e indiscriminada contra una enorme
parte de la humanidad. Esa violencia ha estado presente en la
mayor parte de la historia. Pero, en la actualidad adquiere mo-
dos y formas más brutales que pretenden detener el movimien-
to insurgente feminista. Si bien la opresión durante siglos se
ha dado también contra los varones por motivos de clase, reli-
gión o racismo, en la mujer se repiten los mismos motivos,
pero con el agregado de la discriminación y opresión en todos
los estamentos sociales.
“Me llamo Evelyn Herrera y estoy en “Cuerpos Parlan-
tes” y la red “Yo voy 8 de marzo” un colectivo es agruparme y
acuerparme, en este caso con otras mujeres, con las que tengo
afinidad política e ideológica y pues, ganas de construir un
proyecto en común para otras mujeres y para nosotras, yo creo
que para mi eso es un colectivo. Es un espacio de encuentro en
donde nos reunimos varias compañeras en lo individual y lo
Hilvanando y resistiendo:
162
Narrativas desde lo colectivo.

colectivo para trabajar, no diría que es un colectivo como tal,


pero sí un espacio de organización y de encuentro, tiene 5
años, casi 6 años el espacio y la red Yo voy 8 de marzo tiene
alrededor de 5 años también. Nos reunimos y siempre se pone
sobre la mesa, los deseos de todas y ver cuales funcionan o
cuales, de cuales podemos apropiarnos y construir juntos los
proyectos, la apuesta es trabajar desde la autogestión, poner el
cuerpo no solo significa poner el cuerpo, sino también tu tiem-
po y tu dinero muchas veces, las jornadas del paro del 8 de
marzo, la verdad es que nosotras solas las financiamos o pones
el cuerpo o pones parte de tu salario, para comprar cosas y ya
en la jornada de paro se hace la coperacha y quizás se pueda
juntar algo para apoyar a las compañeras que pusieron dinero,
pero siempre desde la autogestión. Los talleres suelen ser gra-
tuitos, por ejemplo, algunos eventos en cuerpos parlantes, a
veces se pide una cooperación voluntaria para el sostenimiento
del espacio o vendemos chelas o, tenemos una librería sobre
feminismos y textos críticos y pues de ahí, de lo que se saca de
la librería y las chelas pues se mantiene el espacio, no al cien
por ciento pero es una ayuda. Cuerpos parlantes ganó una con-
vocatoria que se llama: fondo semillas, que es un financia-
miento no institucional, es una organización de mujeres que
apoya organizaciones de mujeres que trabajan para y por mu-
jeres, entonces llenamos una convocatoria y de ahí se les ha
pagado por ejemplo a las maestras que han sido las ponentes
en el feminario o para ayudar a comprar material para la bi-
blioteca. La apuesta es la formación política de nosotras para
tener herramientas para nombrar las violencias y salir a las ca-
163 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

lles y trabajar con otras mujeres ¿no?, yo creo que el aporte de


ahora ´puede ser que ya estamos en las calles trabajando con
otras mujeres donde se necesita y con quienes se necesita, no
sé ¿no? compartir lo poco o lo mucho que uno ha aprendido, la
experiencia que tiene en torno a la organización con las muje-
res puede ser un aporte… no me gusta tanto la idea como de
aporte porque siento como si estuviéramos, como si estuviéra-
mos en un escalón ahí, encima de las demás y no me parece”. 
Estos nuevos movimientos sociales nos permiten vislum-
brar de distintas formas el surgimiento de otra racionalidad
que no solo se opone a la injusticia social y económica sino
que también nos reconecta con la naturaleza y nos permite
reinventar lo que significa ser un ser humano (Federici, 2010).
Los ejemplos se dan cada vez con más frecuencia.
La violencia es una forma parte fundamental del poder. En
el estado actual, histórico, del patriarcado en el capitalismo,
capitalismo patriarcal, el poder ha adquirido formas de violen-
cia que se desarrollan en muchos niveles: física, cultural, sim-
bólica, laboral, clasista, racista y demás. “Lo cierto es que
hombres y mujeres han sido discriminados y excluidos a causa
de su clase, raza, género. Pero ningún varón ha sido excluido
del registro histórico en razón a su sexo y en cambio todas la
mujeres lo fueron” (Lerner, 1986).
“Me llamo Kena Kein y pertenezco a Raíces Furiosas que
surge a partir de la vinculación que teníamos todas en la red de
existencia lésbica, nos dimos cuenta que desde ahí no podía-
mos incidir como colectividad porque a pesar de que teníamos
la misma posición política no teníamos las mismas iniciativas
Hilvanando y resistiendo:
164
Narrativas desde lo colectivo.

de hacer y principalmente lo que nos mantiene o lo que nos


mantuvo juntas en un origen es el feminismo pero la lesbian-
dad y pues hacer como las prácticas políticas, incidir para no-
sotras y crear nuevos espacios separatistas. Es como reconec-
tar otra vez con nosotras y volver como a toda la información
que hay en nuestro cuerpo y en todas las mujeres en nuestro
territorio, porque entonces si seguimos ese hilo descolonialis-
ta, es reconocernos a todas en un origen juntas en el Aby Aya-
la que es a lo que le decimos a lo que antes de colonizarse, an-
tes de colonizarse por el patriarcado o como a veces decimos,
por los hombres en el patriarcado.
Creamos círculos de reflexión feminista y principalmente,
ay es como una onda más de sentires, más que todo lo que nos
podemos llegar a leer en la academia, aunque sí se da y claro
que sigue habiendo un buen de clasismo en las compañeras,
porque no hay, pues seguimos mamando de la misma estructu-
ra ¿no?, pero los fines si son crear espacios en los que poda-
mos entonces cómo romper, aprendiendo mientras estamos
desaprendiendo todo eso que nos han dicho que es, que al final
es como funciona el feminismo, crear espacios donde poda-
mos volver a hablar, pero más que hablar de textos, nosotras
como que queremos hablar de cómo nos sentimos y quienes
creemos que somos sin la opresión”.
Si bien la institución del patriarcado es una constante so-
cial tan hondamente arraigada que se manifiesta en todas las
formas políticas, sociales y económicas, ya se trate de las cas-
tas y clases o del feudalismo y la burocracia, y también en las
165 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

principales religiones, muestra, no obstante, una notable diver-


sidad, tanto histórica como geográfica (Millet, 1995). Y es en
estos momentos históricos en los que, a nivel económico, pa-
decemos la “mundialización”, que no globalización (ese eufe-
mismo atroz que miente con la “igualdad”), del capitalismo en
su estado salvaje, sin máscaras; el neoliberalismo. Esa forma
capitalista desembozada que lleva la explotación, el hambre, la
miseria; la muerte, a todos los rincones del planeta, sin que en
su cinismo les importe inventar guerras, golpes de estado, ma-
sacres y genocidios.
Recordemos a la martirizada Palestina, las invasiones de
Afganistán, Irak y la “primavera árabe”; el golpe militar en
Bolivia del que, a propósito, podemos recordar la declaración
del multimillonario Elon Musk: “¡Daremos un golpe a quién
nos dé la gana!” (Sin embargo, 2020), sin que les importe la
vida de nadie.
Pero ante esto: las mujeres padecen y sufren la misma bru-
talidad, pero, siempre más y más: botín de guerra, venta de es-
clavas –con el eufemismo infame de “trata de blancas”-, viola-
ciones tumultuarias, golpes y torturas, separación de su hijas e
hijos, políticas de “tierra quemada” en las comunidades de los
pueblos originarios; una masacre, un genocidio. ¿Por qué
contra ellas especialmente?. Todo el aparato patriarcal capita-
lista está diseñado para perpetuarse en el poder. Es una guerra,
como apunta Segato, por la continuación de la dominación,
explotación y sojuzgamiento en toda la estructura social e
ideológica contra las mujeres (Segato, 2006).
Hilvanando y resistiendo:
166
Narrativas desde lo colectivo.

Desde la niñez, las formas de relación primarias –la fami-


lia es un ejemplo-, la educación, las religiones, la cuestión la-
boral, los medios de comunicación, el cuerpo femenino tratado
como objeto para uso y abuso del estado y del varón (a pesar
de la paradoja triste de que las mujeres son la base de la crea-
ción y reproducción de la fuerza de trabajo necesaria para el
sostenimiento del capitalismo patriarcal), la educación de los
hijos-hijas, el trabajo “invisible” en el hogar; hasta la direccio-
nalidad del cómo, cuándo y cuántos hijos “pueda” tener una
mujer y la permisibilidad de las formas del amor y la moral
que dictamina el patriarcado capitalista en guerra contra las
mujeres.
“La creación de la colectiva Uni-diversidades fue un po-
quito accidentado pero con una línea muy particular, todas las
que pertenecemos a la colectiva tomamos clases de “Estudios
de género” con las maestras Ángeles González y la maestra
Leticia Serrano de sociología y ellas tienen un programa de es-
tudios de género en el CUCSH, brindan asesoramiento de di-
versos temas y pues ellas tienen más de 30 años trabajando los
temas de género, mujeres, diversidad sexual, en el, pues desde
el activismo, el calle hasta la universidad, hasta en las institu-
ciones, en diferentes espacios, ellas han sido punta de lanza en
muchos procesos y entonces por ende te imaginaras sus clases
de “estudios de género”, es una materia muy importante, yo
creo que para cualquier experiencia de las que atravesamos
por ciencias sociales, por las licenciaturas de ciencias sociales
ahí en el CUCSH y entonces las personas, las chicas que con-
formamos la colectiva nos fuimos uniendo, no fue que tomára-
167 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

mos en la misma en el mismo semestre sino que de diferentes


formas pues trabajando los temas y profundizando un poquito
más nos encontramos en el CUCSH.
De las jornadas de género

Un día decidímos formar una colectiva pues estábamos en


sintonía con las conversaciones que teníamos, los proyectos
que queríamos como impulsar, este… de repente coincidimos
en que era sumamente importante hacer unas jornadas de se-
xualidad y género y entonces pues empezamos a impulsar el
primero sin colectividad, cada quien desde nuestros espacios
este, empezamos a articular las jornadas de género y sexuali-
dad y entonces se empezaron a unir más amigas, entonces
quienes las conformamos es chicas de trabajo social, chicas y
chicos de sociología, antropología y en su momento hubo ami-
gas de estudios políticos, ahora ya no pero si formábamos par-
te personas de las diferentes licenciaturas, abogados también,
un tiempo estuvimos colaborando con un amigo que fue abo-
gado, era abogado pero se fue a estudiar a la UNAM y así,
también hemos tenido colaboraciones de diferentes personas,
colaboraciones muy concretas de diferentes licenciaturas, pero
que no pertenecen a la colectiva, bueno definitivamente había
una, una sensación despues de furia, de esta que pareciera que
no tenemos cómo las herramientas necesarias desde la univer-
sidad para dar, para trabajar estos temas, el marco curricular
no lo ofrece, no hay si acaso te va bien vas a tener alguna op-
tativa de estudios de género pero son muy atípicas, no son, ni
están en la malla curricular obligatoria y solo las encuentras de
repente en alguna optativa pero ese sentimiento de que no ha-
Hilvanando y resistiendo:
168
Narrativas desde lo colectivo.

bía, que no hay suficiente información al alcance de todos para


trabajar los temas de género y generar una crítica social, de lo
que representan estos temas, de cómo nos atraviesan a todas y
a todos y que no nos dan, y pues que son jaulas, muy esclavi-
zantes, pero que la misma Universidad no está como dispuesta
a trabajarlos de manera seria y que realmente lleguen los te-
mas, que realmente sea un tema transversal, entonces pues
sí...enojo, coraje, furia, de repente sentir como cierta impoten-
cia de que los escenarios no pueden cambiar, de que la gente
no entiende los temas de feminismos, que no entiende los te-
mas de género, la importancia que tiene en nuestras vidas, en-
tonces, lo que hicimos fue encontrar, estas, tejer desde estos
sentires que a todas nos atravesaban y que teníamos muy claro
que queríamos que hacer jornadas de género, de sexualidad
para facilitar información de manera más lúdica, práctica, crí-
tica, reflexiva y entonces congeniamos que en las ciencias so-
ciales tendría que haber una forma más fácil, más llevadera,
más digerible para el público en general de entender los temas
y fue más o menos como en ese tenor”.
4.7.- Aristas de la violencia contra las mujeres
La violencia contra las mujeres tiene muchas aristas: so-
cial, estatal, familiar, económica, ideológica, cultural, física y
psicológica. Es una guerra en todos los espacios de la vida.
Parte de esas violencias están “disfrazadas”. La económica:
que perpetua e impide la formación integral de las mujeres, re-
cluyendo a miles en el entorno de lo privado, en casa, y que
reproduce el poder patriarcal capitalista, con el agregado de
169 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

que las labores en el hogar son invisibles y, cuando la mujer


trabaja fuera de casa para la manutención familiar, la explota-
ción se duplica; ya que después de la extenuante jornada labo-
ral continua en el hogar, mientras el hombre descansa, ve tele-
visión, exige, y violenta. La educativa como mencionaban en
los distintos discursos de las colectivas, su oferta y currícula
están lejos de dar respuestas a las necesidades que no advier-
ten el cambio social que se necesita.
“El trabajo productivo es el que produce materiales y he-
rramientas, es retribuido con un salario y es el que histórica-
mente han realizado los hombres. El trabajo reproductivo es el
asignado a las mujeres y es el encargado de mantener la vida:
alimenta, cuida, educa, pero no es retribuido con ningún sala-
rio” (Federici, 2013).
La estatal, con su doble moral, que perpetúa las formas de
opresión con leyes indignas sobre la libertad, libertad de las
mujeres para decidir sobre su cuerpo, sobre su forma de vida y
de reproducción. Las leyes del estado que son letra muerta en
la defensa de las mujeres: la violencia sobre ellas al exigir que
se apliquen las sanciones ante acoso, violaciones y feminici-
dios, es el pan de todos los días y que muestra la realidad de la
política estatal. La ideológica; que reproduce en todas su for-
mas al patriarcado capitalista y machaca que las mujeres son
seres inferiores, que se les puede utilizar como cosas, como
mercancías desechables –úsese y tírese- y que repercute en to-
dos los estamentos sociales.
La violencia del acoso cultural: en la calle, en los centros
de trabajo, en los círculos “intelectuales”, en los medios de co-
Hilvanando y resistiendo:
170
Narrativas desde lo colectivo.

municación, en las charlas y “bromas” misóginas, en la fami-


lia; que hieren, lastiman, minimizan la dignidad de las muje-
res, física y emocionalmente, porque “así son las cosas”. Todo
ello es la expresión mundial de un sistema inhumano, basado
en la explotación, la ganancia y el poder contra las mujeres.
“Las dificultades más grandes que hemos tenido fueron
justo desaprender lo aprendido, como nos habían enseñado
que las mujeres tenemos que relacionarnos, ha sido doloroso
pero también muy enriquecedor entender que hay otras formas
de construir y de organizarte con mujeres, de sanar estos anta-
gonismos y eso ha sido un proceso complicado, aprender a es-
cucharnos, a ser empáticas con la otra persona, con la otra mu-
jer, con la que estas luchando, o sea, son vicios que todas car-
gamos, estamos construidas social y culturalmente de formas
machistas y por lo tanto nos enseñaron a antagonizarnos con
mujeres, entonces imagínate venir de colectivos mixtos quizá
hartas del machismo pero estar con puras morras es complica-
do al principio, por ejemplo, en Yo voy 8 de marzo pues traba-
jamos juntas, estuvimos trabajando juntas casi dos años orga-
nizando un círculo de estudio permanente y otras actividades a
la par pero muchas compañeras estaban en otros colectivos, el
semillero de mujeres, el rincón zapatista, las juventudes comu-
nistas, la OPT, pan y rosas, entonces, pues hay como vincula-
ción con otras colectivas feministas de España y Argentina,
bueno sí, de varios países, por ejemplo, hay algunas compañe-
ras que han venido de intercambio de España y que han estado
en Cuerpos Parlantes, entonces cuando se van hay el contacto
con sus organizaciones en sus países, conocemos bien a la
171 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

bandita de tinta limón, que son una editorial, muy chida que
publica muchos textos sobre feminismos y pues estuvimos ahí
muy en contacto con mujeres organizadas por la marea verde
en Argentina, vino una compañera acá a dar una charla a cuer-
pos parlantes, con banda de Colombia, de Brasil, hay conexio-
nes siempre, es interesante, uno conoce banda de todos lados.
Han pasado muchísimas compañeras extranjeras por cuer-
pos parlantes y yo creo que les mueve mucho, les mueve mu-
cho organizarse con otras mujeres, porque a pesar de que uno
dijera que, que, uno piensa que en países de primer mundo es-
tán más organizados, que la lucha es mucho más fuerte y por
ejemplo una compañera de Francia decía “es que no, allá po-
cas mujeres nos nombramos feministas porque creemos que
realmente ya todo está dado y que vivimos en condiciones
iguales y la verdad es que seguimos sufriendo un montón de
violencias sexistas y machistas, pero que no nombramos por-
que nos han vendido la idea de que ya vivimos en libertad, en-
tonces venir a México y organizarse con otras mujeres repre-
senta un montón de cosas, que no habría podido experimentar
de no haber salido, de no haber sido porque salí de mi país”.
Hasta hace poco las agendas sobre violencia y acción co-
lectiva de las mujeres estaban fragmentadas, ahora sean diver-
sificados. La actual crisis en sus derechos, en la falta del cum-
plimiento y del actuar frente a sus demandas, de sus derechos
reproductivos devolviéndose la mirada a sí mismas y a su
cuerpo, existe una agenda pendiente que garantice y tome en
cuenta, la extinción de la violencias que les atraviesa y a las
que siguen expuestas.
Hilvanando y resistiendo:
172
Narrativas desde lo colectivo.

“Cuando nos animamos dijimos “sobres pues ya, busque-


mos otro lugar y empecemos”, como nuestras necesidades, la
intención era abrir espacios para mujeres, nosotras con el com-
promiso también de seguir formándonos, de seguir haciendo
vínculos y todo, empezamos a conectar mucho con Monse y
con Mariana, entonces ellas se quedaron como parte del colec-
tivo, pero ha pasado algo súper interesante que la verdad nos
llena mucho porque sembradoras más que un colectivo, es un
semillero, lo vemos un poquito, como esta visión o propuesta
política que, que lanzaron los zapatistas en 2015 o 2016, en
esos años lanzan la propuesta de hacer semilleros, que son es-
pacios donde diferentes personas con diferentes formaciones
se juntan a dialogar, a poner en cuestión lo que saben, a poner
en práctica, como alternativas de vida, contra el capitalismo, a
nosotras nos hace mucho sentido esa propuesta, también por-
que, estamos vinculadas con el semillero de mujeres “nosotras
las otras” que se reúnen en el rincón zapatista, la propuesta del
feminismo comunitario de las zapatistas nos resuena un mon-
tón, fuimos adoptando esa forma de reunirnos con personas,
que pongan su talentos, sus saberes y sus energías, con una in-
tención para generar alternativas es un poco lo que entende-
mos como semillero, bajo esa visión hacemos talleres de: va-
porizaciones y cierre de caderas, entonces sembradoras impar-
te todo el tema de herbolaria, técnica de qué plantas usar, en-
tonces unimos fuerzas y lo hacemos, ahorita por ejemplo, esta-
mos planeando otro con otra compañera que esta tambien aqui
en Iyari que hace bendiciones de útero, de vaporizaciones en
banco, es una meditación para sintonizar con la energía, enton-
173 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

ces vamos buscando que todas tengan como el micrófono, que


la energía se mueva entre todas, esta idea viene también de
reuniones mensuales que ahorita están suspendidas, pero men-
sualmente tenemos un encuentro que lo llamamos nosotras
“los talleres de luna”, que son el domingo más cercano a la
luna llena y en los que hay un tema cada mes hay un tema di-
ferente, el último hablamos sobre seguridad, entonces si anali-
zamos un poco el contexto de nuestra propia seguridad, de la
ciudad, de los lugares donde vivimos, tratamos de pensar la
realidad y tratar de pensarnos en esa realidad ¿no?, pero este
siempre hay una propuesta como de acción, por ejemplo esa
vez trabajamos, esta parte subjetiva, analizando el contexto,
viendo las violencias a las que somos susceptibles, todo este
tema, pero también trabajamos desde, con nuestro cuerpo con
el chakra raíz que es el que activa nuestra seguridad personal,
nuestra seguridad como personas o nuestra seguridad como
parte de un colectivo, entonces la propuesta es esa, nos gusta
un montón hacer un taller que se llama “menstruar en tiempos
de sangre”, que ese tambien es todo, o sea, mapeamos el cuer-
po, hacemos un mapa del cuerpo de laguna de las participantes
en un papel gifante y empezamos a ver qué violencias, qué
violencias sentimos, en qué partes del cuerpo, al final hacemos
como un ejercicio de reconectar nuestras fuerzas para tejer red
y mantenernos seguras o tener opciones de como para enfren-
tar la violencia patriarcal sabemos que esta cruel en este Esta-
do particularmente” 
“Por un lado, la truculencia es la única garantía del control
sobre territorios y cuerpos, y de los cuerpos como territorios,
y, por otro, la pedagogía de la crueldad es la estrategia de re-
Hilvanando y resistiendo:
174
Narrativas desde lo colectivo.

producción del sistema. Por un lado, la truculencia es la única


garantía del control sobre territorios y cuerpos, y de los cuer-
pos como territorios, y, por otro, la pedagogía de la crueldad
es la estrategia de reproducción del sistema” (Segato, 2003).
La violencia, no sólo es un acto individual y sexual, como
lo proclama el sistema: es una consecuencia de ese mismo sis-
tema que oculta su complicidad ante lo que ocurre. Los verdu-
gos corresponden al núcleo. A una, para ellos, necesidad de
reafirmar el poder, la pertenencia a un grupo social, cultural y
político - aunque muchas veces no lo sepan es el papel ideoló-
gico del patriarcado- la estúpida “demostración” de una supe-
rioridad indigna y falsa sobre las mujeres. Evidenciar las con-
secuencias de invisibilizar este fenómeno de colectivizar y
agruparse desde las propias mujeres con sus singularidades
permitirá comprender ¿cómo les afecta la escalada de la vio-
lencia de género y las graves violaciones de los derechos
como mujeres? La falta de respuesta del Estado ha diversifica-
do la agencia propia de las mujeres a encontrar caminos en
donde se sientan seguras, entendidas, que logren transformar
su propia forma de percibirse, documentar y resolver la impu-
nidad de los crímenes cometidos.
La acción colectiva llevada a cabo por mujeres, esta cons-
trucción de sus capacidades ante un aparato ineficaz ha contri-
buido a ampliar el conocimiento y la alfabetización de sus de-
rechos y emociones en amplios y nuevos colectivos sociales.
La movilización sostenida de las mujeres en diferentes áreas
de actuación, ha logrado hacer visibles la crisis del cumpli-
175 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

mento de atención de sus derechos con todos sus matices y la


impunidad que prevalece en el país para desactivar los grupos,
las estrategias de una pedagogía de crueldad que se ha inserta-
do en el andar de sus cuerpos, las mujeres al colectivizar y
mover su dolor particular han logrado construir una visión de
los marcos de atención y acción colectiva que nos implica y
trasciende a todas y todos. Mujeres que han encabezado una
lucha incidiendo desde el espacio más íntimo hasta la creación
de códigos de alerta para cumplimentar los derechos que mu-
jeres tiene con recursos de movilización, extendiendo el relato
y la escucha consciente en amplios colectivos sociales para su
reivindicación, creando redes de apoyo que formen parte de la
presión mediática al explicitar denuncias de violencia creadas
por las mismas instancias e instituciones que debieran erradi-
carla, desde estos espacios moviendo el dolor han buscando la
interlocución con los gobiernos para el diseño de políticas pú-
blicas que garanticen el respeto y garantía de sus derechos.
Ante esto, no sólo es necesario y urgente decir ¡Basta!.
Sino que el movimiento feminista, a nivel mundial, debe pasar
de la resistencia a la acción; sin exclusiones de clase, de color
de piel, de fronteras. Es necesaria la vinculación con todos los
movimientos insurgentes: sociales, anticapitalistas, ecologis-
tas, antirracistas, en defensa de la diversidad sexual, por el de-
recho a la libertad en todos lados –dígase cuerpo o espíritu-,
por el derecho inalienable a vivir sin miedo, sin terror; con es-
peranza. Por el derecho de vivir en paz.
Hilvanando y resistiendo:
176
Narrativas desde lo colectivo.

La vida en el planeta está en riesgo. “Acabar con la violen-


cia contra las mujeres es acabar con el capitalismo que la pro-
mueve” (Federici, 2010).
¿En perseguirme, mundo, qué interesas? ¿En qué te ofen-
do, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y
no mi entendimiento en las bellezas?
Sor Juana Inés de la Cruz.

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177 Tanya Elizabeth Mendez Luevano

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Narrativas desde lo colectivo.

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Sin embargo (25 de julio, 2020) “¡Daremos un golpe a quién
nos dé la gana!”: Elon Musk; Evo Morales responde
que defenderá recursos; Sin Embargo En: https://
www.sinembargo.mx/25-07-2020/3830096
182

Capítulo 5

Gestion socio politica de Colombia en la vio-


lencia de género

Yulieth dayana López López


Comunicadora social, periodista, escritora

Resumen.
El acoso sexual y la violencia de género son problemas es-
tructurales, reales, y sistémicos con consecuencias muy graves
que atentan contra la vida y los Derechos Humanos de las mu-
jeres y en muchos casos las mujeres que han identificado, y
denunciado las situaciones de acoso sexual y violencia de gé-
nero las han invisibilizado por las barreras y prejuicios propios
de una sociedad patriarcal que minimiza y niega la tremenda
magnitud de esta problemática, convirtiéndose en un óbice
para el desarrollo socio humano y el logro del respeto por de-
rechos como la igualdad, la paz, la dignidad humana y la vida,
en aras de minimizar este flagelo se pretenden a nivel interna-
cional y nacional la propuesta y ejecución de un conjunto de
medidas encauzadas a combatir y eliminar todas las formas de
la violencia contra la mujer, pues esta es una violación a los
derechos humanos y por lo tanto a las libertades fundamenta-
les. El trabajo contiene un enfoque socio político, se intenta
describir las condiciones de la mujer afectada por la violencia,
apoyándose en el abordaje de la realidad social desde una
perspectiva humanista comprendiendo las situaciones de quie-
nes sufren el flagelo del acoso y la violencia, además de la
183

función social de lo jurídico y el planteamiento de la gestión


política e institucional adelantada por el estado para la protec-
ción de la mujer y sus derechos, es decir es una investigación
socio normativa caracterizada suficientemente por la específi-
ca esencia que considera este problema desde dos paradigmas
el social y el jurídico.
5.1.- Hacia la prevención de la violencia de género
A nivel mundial se han implementado políticas y progra-
mas en aras de prevenir la violencia de género, más específica-
mente la violencia contra la mujer, en el año 2002 el Informe
Mundial sobre la Violencia y Salud corrobora que este proble-
ma es una cuestión de salubridad pública, uno de los elemen-
tos importantes en el proceso de identificación, detección so-
cial, atención y prevención del problema es la gestión del co-
nocimiento.
Colombia establece el Plan Decenal de Salud Pública
PDSP 2012–2021 contentivo de paradigmas y derechos de se-
xualidad, prevención del acoso en todas sus manifestaciones,
los derechos reproductivos, de salud y género, previendo mini-
mizar los estados de vulnerabilidad, situación que exige reali-
zar un diagnóstico de causas donde se incluya no solo la fami-
lia, sino también, la academia, la sociedad en general, la insti-
tucionalidad y el Estado, como garante de los derechos de los
ciudadanos, bien se lee en Prieto Quezada (2020) que “No de-
bemos continuar con ese pensamiento atávico en el que el aco-
so sexual es un problema individual, esporádico.
El acoso sexual y la violencia de género son problemas es-
tructurales, reales, y sistémicos con consecuencias muy graves
Gestion socio politica de Colombia en la
184
Violencia de género

que atentan contra la vida y los Derechos Humanos de las mu-


jeres y en muchos casos las mujeres que han identificado, y
denunciado las situaciones de acoso sexual y violencia de gé-
nero las han invisibilizado por las barreras y prejuicios propios
de una sociedad patriarcal que minimiza y niega la tremenda
magnitud de esta problemática. Las dimensiones del problema
muestran la complejidad y las implicaciones de dar respuesta
al fenómeno del acoso sexual y la violencia de género en las
Instituciones de Educación Superior” (Prieto, Mendez, & Bos-
ch, 2020) asi las cosas se deben analizar las políticas públicas
y la gestión sobre violencia contra las mujeres en Colombia,
pues estas conductas trasgreden no solo los derechos humanos
sino los estándares sociales de un orden civilizado y racional,
estos comportamiento excluyen a la mujer y van en contravía
de los preceptos constitucionales, convencionales y legales
que rugen el Estado social y democrático de derecho, enten-
diendo que lo social referencia al individuo, a la sociedad con
el estadio histórico y su evolución, máxime cuando a nivel na-
cional internacional se adelantan programas y se diserta sobre
la inclusión a todo los niveles y para todos los grupos existen-
tes.
Es preciso, construir determinantes socio políticas coliga-
das a la mujer que Prevengan la violencia de género, la violen-
cia contra la mujer no solo en edades mayores es preciso pro-
poner herramientas e instrumentos para el cambio generacio-
nal, donde los niños, las niñas y los adolescentes tengan condi-
ciones socio culturales constructoras de paz y respeto por el
otro, las normas existentes proporcionan la gestión pero su
185 Yuliet Dayana López Lpópez

materialización será la que omita las intimidación y las agre-


siones en todas sus formas, entre las que se cuentan, por ejem-
plo: violencia contra la mujer, explotación sexual (niños, niñas
y adolescentes), trata de personas, lesiones físicas y homici-
dios por odio con elementos como el ácido, la violencia intra-
familiar, el acoso sexual en espacios como la academia, el sec-
tor laboral, los grupos al margen de la ley, el conflicto armado,
las fuerzas militares y cualquier espacio que sirva de escenario
para dichas conductas.
5.2.- Gestión social en la violencia de género
“La Declaración sobre la eliminación de la violencia
contra la mujer, aprobada en Resolución de la Asamblea Ge-
neral de Naciones Unidas 48/104, del 20 de diciembre de
1993, publicada el 23 de febrero de 1994 (ONU,1993) es el
primer documento a nivel internacional, que aborda de manera
clara y específica esta tipología de violencia, definiendo en su
artículo primero que la violencia contra la mujer es todo acto
de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino, que
tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físi-
co, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas
de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la liber-
tad, tanto si se produce en la vida pública como en la vida pri-
vada”(ASODAMAS, 2018)
La participación efectiva de las mujeres en los procesos
de construcción y planeación de las naciones tiene incidencia
social desde la conformación de la familia, sus actividades
permiten y aportan al desarrollo de los territorios, donde sus
aportes deben incidir de forma estratégica para la planeación
Gestion socio politica de Colombia en la
186
Violencia de género

de las soluciones fundamentales para propiciar calidad de


vida, respeto por sus derechos y el mejoramiento del bienestar
de las mujeres y las niñas en Colombia. El problema de la vio-
lencia contra la mujer se convierte en un óbice para el desarro-
llo socio humano y el logro del respeto por derechos como la
igualdad, la paz, la dignidad humana y la vida, en aras de mi-
nimizar este flagelo se pretenden a nivel internacional y nacio-
nal la propuesta y ejecución de un conjunto de medidas encau-
zadas a combatir y eliminar todas las formas de la violencia
contra la mujer, pues esta es una violación a los derechos hu-
manos y por lo tanto a las libertades fundamentales; el recono-
cimiento de la violencia contra la mujer y la normalización de
conductas agresivas refleja las relaciones de poder que históri-
camente se han desarrollado, mostrando la dominación y la
discriminación y más aun poniendo a la mujer en una posición
de indefensión y subordinación, lamentablemente se ve en to-
dos los niveles y los diferentes grupos a los cuales pertenece la
mujer, (académicos, laborales, políticos, familiares, sociales,
en los grupos al margen de la ley), y por supuesto en las
etnias, las comunidades rurales, indígenas, las adolescentes,
las niñas, las mujeres en condición de discapacidad física o
mental, haciéndose necesario levantar la voz para proclamar
los derechos, el empoderamiento de la mujer, sus valores,
principios y sensibilizar a la sociedad, al estado, la familia y a
los hombres que la mujer es persona y su condición le merece
respeto y el reconocimiento de su dignidad.
La Gestión Social para el Empoderamiento de procesos y
programas de lucha contra la violencia en la Mujer se orienta a
187 Yuliet Dayana López Lpópez

evaluar el tratamiento del problema y el desarrollo de la cultu-


ra de prevención, basado en la socialización, sensibilización,
denuncia, colaboración, apoyo y dialogo intersectorial de co-
operación, a partir de las intervenciones que coadyuven a ex-
plicar las causas que motivan la violencia, a través del diálogo
y discusión sobre la forma de prevenir y mitigar el problema y
la eliminación de las causas que generan estos comportamien-
tos.
Es exigente, para el Estado desempeñar su rol, pues se ne-
cesita una clara voluntad política y un compromiso visible y
serio que este determinado a poner fin a esta situación, solo se
podrá hacer mediante la promoción y la puesta en práctica de
acciones, que, mediante estudios serios, implemente para erra-
dicar todas las formas de violencia contra la mujer.
Sabemos que esta aportación puede ser más o menos im-
pactante si forma parte de una estrategia más general, encami-
nada a la aplicación de la ley, a garantizar el acceso de las mu-
jeres a la justicia, a comprometer personas, comunidades, au-
toridades, funcionarios/as, empresarios, sociedad civil, orga-
nismos y a otros, en la necesaria tarea de trabajar coordinada y
corresponsablemente para generar entornos libres de violencia,
que garanticen la autonomía, la participación y la toma de de-
cisiones de mujeres y hombres en pie de igualdad. Teniendo al
frente de esta tarea a un Estado con voluntad política, dispues-
to a actuar políticamente para garantizar presupuestos sufi-
cientes y oportunos que permitan el ejercicio de estos derechos
y evaluar en el tiempo los cambios, finalmente, que consoliden
la democracia y libertades como el hecho de tener y disfrutar
Gestion socio politica de Colombia en la
188
Violencia de género

de una vida libre de violencia (Instituto de las Mujeres del Es-


tado de San Luis Potosi, 2012)
La gestión social para la atención de la violencia contra la
mujer debe participar e incorporar los lineamientos de la polí-
tica pública de mujeres y equidad de género del orden nacio-
nal con enfoques en los Derechos de la Mujer y por supuesto
el reconocimiento de la dignidad humana, el restablecimiento
de sus derechos cuando le sean vulnerados, el tema del Enfo-
que Diferencial y de genero se debe dar a conocer a los grupos
interesados, para que como participantes apoyen los procesos
de trasformación social y cultural, requisito indispensable para
erradicar la violencia y la discriminación existente en el terri-
torio nacional.
Desde la gestión social se puede aportar a la construcción
de planes, proyectos y programas que alienten a la mujer a va-
lorarse y a la sociedad a valorarlas y contribuir con la preven-
ción de las violencias contra las mujeres en sus distintas mo-
dalidades, adelantando estrategias, como:
 Una Justicia igualitaria, brindando asesoría y orientación
socio-jurídica.
 Ofreciendo protección a mujeres víctimas de violencias
mediante asistencia legal, social (capacitación para desa-
rrollo de emprendimientos), psicológica, con el fin de que
obtengan independencia y autonomía
 Acompañamiento psicosocial para fortalecer el cambio es-
tructural de la cultura de violencia, debe dirigirse a servi-
dores públicos, grupos sociales, familia
189 Yuliet Dayana López Lpópez

 “Fortalecer la participación y la representación social y


política de las mujeres en espacios e instancias locales y
regionales, teniendo en cuenta sus diferencias y diversida-
des, para la incidencia en la toma de decisiones” (Alcaldía
de Bogotá, 20127)
 Los procesos históricos de las luchas de las mujeres y sus
ideologías sociales aunados a la voluntad política de los
Estados, mediante las cuales se han plasmado las garantías
y reconocimientos de derechos y sobre todo dónde se han
consignado los programas y procesos para proteger sus
derechos, se han dictado normas, han demostrado que el
flagelo no se detiene, considerándose que la implementa-
ción, la evaluación, el análisis el seguimiento y el cumpli-
miento de los objetivos son los mecanismos que ayudaran
a dar una solución al problema, obviamente si en vedad se
cuenta con la participación de la mujer y sus representa-
ciones sociales.
5.3.- La mujer y su situación social
Para comprender su posición y situación social en él es
preciso analizar su condición económica, familiar, la educa-
ción, es de anotar que aquellas mujeres que han logrado profe-
sionalizarse gozan de cierta independencia económica, no así,
están libre de la violencia, pues en muchas ocasiones la sufren
en su desempeño laboral, ya que se ven objetivizadas y acosa-
das por personal del área dónde se desempeñan, igual ocurre
en la educación, al interior de la familia puesto que su pareja
no siempre respeta su trabajo y mucho menos admite o acepta
que pueda lograr ingresos superiores a los suyos; y si se trata
Gestion socio politica de Colombia en la
190
Violencia de género

de madres solteras la carga emocional, económica y social que


debe soportar es mucho más elevada.
“Durante algunas sesiones desarrolladas en la Cuarta Con-
ferencia Mundial sobre la Mujer, efectuada en Beijing en
1997, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mu-
jer de las Naciones Unidas propuso la adopción de medidas e
iniciativas adicionales para promover la potenciación econó-
mica de la mujer, incluida la incorporación de una perspectiva
de género en todas las políticas y programas económicos.
Frente a esta discusión se proponen medidas para incrementar
la capacidad de las mujeres para influir en la adopción de deci-
siones y participar en ese proceso como trabajadoras asalaria-
das, empleadoras, miembros de sindicatos y organizaciones no
gubernamentales, productoras, administradoras de hogares y
consumidoras. También se incluían medidas para eliminar los
prejuicios en el sistema educacional y contrarrestar la segrega-
ción de género en el mercado laboral” (Clavijo, N; Muñoz, A;
Garcia, A; & et all, 2011)
Es repetitivo el hecho de producir planes, políticas y leyes,
el problema está en que estas nos e llevan a un plano de reali-
dad y su ejecución es bastante baja, aun cuando la Asamblea
de Naciones Unidas ha manifestado que “Los Estados tienen
la obligación de proteger a las mujeres de la violencia, respon-
sabilizar a los culpables e impartir justicia y otorgar recursos a
las víctimas.
La eliminación de la violencia contra la mujer sigue sien-
do uno de los más graves desafíos de nuestra época. Para po-
ner fin a todos los actos de violencia contra la mujer, es preci-
191 Yuliet Dayana López Lpópez

so utilizar de manera más sistemática y eficaz la base de cono-


cimientos e instrumentos para prevenir y eliminar la violencia
contra la mujer elaborados durante el último decenio.
Ello exige que en los más altos niveles de dirección del
Estado exista una clara voluntad política y un compromiso de-
clarado, visible e inquebrantable, y que se cuente con la deter-
minación, la promoción y la acción práctica de las personas y
las comunidades” (ONU 2010), se dice además que el Estado
por intermedio de todas sus dependencias y las entidades des-
tinadas para ello competentes: Proporcionarán la atención,
ayuda, tratamientos sociales requeridos para el empoderamien-
to de la mujer y su protección, pero también es importante
brindar una educación para el cambio de conductas y compor-
tamiento machista que existe en la sociedad.
En materia de violencia de género, se hace necesario com-
prender que significa empoderamiento, este es un proceso
dónde la mujer toma conciencia de su valor pasando del esta-
do de opresión y discriminación al de la autoestima, la valora-
ción, la independencia y la autonomía, y sobre todo el tema de
Perspectiva de género, hay que entenderlo como la visión polí-
tica que se debe tener sobre hombres y mujeres fundamentado
en el respeto por los derechos y el cumplimiento de deberes
para eliminar la violencia, la discriminación, la desigualdad y
trabajar por la inclusión, la justicia y la equidad.

No obstante debe hacerse claridad en que el valor y el res-


peto por la mujer no solo puede estar dado cuando se eviden-
cia un empoderamiento por parte de ella, sino en todos los es-
Gestion socio politica de Colombia en la
192
Violencia de género

cenarios, lo anterior porque aunque una mujer reciba ayuda


económica por parte de un tercero, que generalmente es su pa-
reja sentimental, este debe respetarla, por lo cual hay que par-
tir del hecho de que el valor como mujer está determinado por
su condición de ser humano más no por su condición netamen-
te de mujer, sus derechos deben ser respetados y debe velarse
por su cumplimiento en todos los aspectos de la vida cotidia-
na.
Es por lo anterior que la educación en términos de la for-
ma como se presentan hechos de violencia contra la mujer y la
forma como éstos son asumidos por la sociedad debiera plan-
tearse como un ítem innegociable en todos los programas de
gobierno tanto a nivel nacional como local.
Dentro de las diversas formas de violencia contra las mu-
jeres se ha tratado en varias ocasiones la física, la psicológica
y otras, pero hay algunas que poco se mencionan, como las si-
guientes:
5.4.- Formas de violencia
“Violencia Docente: las conductas que dañen la autoesti-
ma de las alumnas con actos de discriminación por su sexo,
edad, condición social, académica, limitaciones o característi-
cas físicas, que les infligen maestras o maestros;
Violencia Feminicida: es la forma extrema de violencia de
género contra las mujeres, producto de la violación de sus de-
rechos humanos, en los ámbitos público y privado, conforma-
da por el conjunto de conductas misóginas que pueden conlle-
193 Yuliet Dayana López Lpópez

var impunidad social y del Estado, y puede culminar en homi-


cidio y otras formas de muerte violenta de mujeres
Laboral y docente: todo acto u omisión ejercida en abuso
de poder por personas que tienen un vínculo laboral, docente o
análogo con la víctima, independientemente de la relación je-
rárquica, que daña su autoestima, salud, integridad, libertad y
seguridad, que impide su desarrollo y atenta contra la igual-
dad;
Social: los actos individuales o colectivos que transgreden
derechos fundamentales de las mujeres en el ámbito público y
propician su denigración, discriminación, marginación o ex-
clusión,
De las instituciones públicas: los actos u omisiones de las
y los servidores públicos que discriminen o tengan como fin o
resultado dilatar, obstaculizar o impedir el goce y ejercicio de
los derechos humanos de las mujeres, así como su acceso a las
políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar,
sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia.”(Insti-
tuto de las Mujeres del Estado de San Luis Potosi, 2012)
Pero prevenir estas conductas va más allá del hecho de re-
conocer los tipos de violencia de género, ya que no es sufi-
ciente con saber los conceptos teóricos, las políticas guberna-
mentales deben encaminarse en realizar un debido acompaña-
miento y educación frente a la forma como las víctimas pue-
den actuar al encontrarse frente a una situación en la cual sus
derechos puedan ser vulnerados.
La tarea principal como sociedad y de los gobiernos debe
estar encaminada hacia el fortalecimiento de la educación y
Gestion socio politica de Colombia en la
194
Violencia de género

sobre todo con miras a identificar desde dónde empieza la vio-


lencia ya que parte del problema surge desde los mismos ho-
gares de las víctimas y no en todos los casos porque se den si-
tuaciones de maltrato físico, sino más bien porque en muchos
hogares y sobre todo en aquellos en los cuales convergen
grandes números de personas, hay comportamientos que lle-
van a la violencia, pero que han sido normalizados.
Desde allí la educación entra a jugar un papel fundamental
en la medida en que cuando las niñas aprenden a identificar las
conductas que son violencia aún cuando están pequeñas, pue-
den entonces aprender a defender sus derechos y a no permitir
que bajo ninguna circunstancia se vulneren sus derechos.
Identificar la violencia es el primer paso para poder preve-
nirla y esto se da principalmente con acompañamiento por par-
te del estado que debe darse a través de la política pública es-
tablecida en cada territorio, para el caso puntual de Colombia
se encuentra dada a partir de garantizar a las mujeres una vida
libre violencia, según se encuentra en el documento de política
pública de equidad de género de Colombia.
La formulación y ejecución de la Política Pública Nacional
de Equidad de Género para las Mujeres, es un compromiso del
Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos que se encuentra
consagrado en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2010-
2014 “Prosperidad para todos”. El PND consagra en los ar-
tículos 177 y 179 la obligación de construir de manera partici-
pativa, bajo la coordinación de la Alta Consejería Presidencial
para la Equidad de la Mujer (ACPEM), una Política nacional
integral de Equidad de Género para garantizar los derechos
195 Yuliet Dayana López Lpópez

humanos integrales e interdependientes de las mujeres y la


igualdad de género. La adopción de estos artículos fue posible
por la incidencia política de las redes y organizaciones nacio-
nales de las mujeres en el Consejo Nacional de Planeación
(CONPES)0.
Atendiendo a lo establecido en el Plan Nacional de Desa-
rrollo, en septiembre de 2012, el Gobierno Nacional lanzó los
Lineamientos de la política pública nacional de equidad de gé-
nero para las mujeres y del Plan integral para garantizar una
vida libre de violencias, constituyéndose en el referente para el
diseño y puesta en marcha de acciones sostenibles para la su-
peración de brechas y la transformación cultural, que en el ho-
rizonte de los próximos 10 años, contribuyan al goce efectivo
de los derechos de las mujeres en nuestro país. Estos linea-
mientos fueron construidos a través de un proceso participati-
vo en diálogo con las redes y organizaciones nacionales de
mujeres y con el apoyo y acompañamiento de la comunidad
internacional.
Con fundamento en los principios, objetivos y ejes desa-
rrollados en los mencionados lineamientos, fue construido el
documento CONPES Social 161 de 2013 que presenta la Polí-
tica Pública Nacional de Equidad de Género y precisa el plan
de acción indicativo para el período 2013-2016. Las problemá-
ticas abordadas y priorizadas en este documento, reflejan as-
pectos centrales de las desigualdades que afectan a las mujeres

0
CONPES, Consejo Nacional de Política Económica y Social, fue creado por la Ley
19 de 1958. Ésta es la máxima autoridad nacional de planeación y se desempeña
como organismo asesor del Gobierno en todos los aspectos relacionados con el
desarrollo económico y social del país.
Gestion socio politica de Colombia en la
196
Violencia de género

en nuestro país, evidenciando la pertinencia de su tratamiento


intersectorial en forma articulada por parte del Estado. Esto, se
logrará a través de la puesta en marcha de este Plan de Acción
Indicativo que precisa objetivos, alcances y acciones de las en-
tidades involucradas, para avanzar en la superación de las bre-
chas de inequidad.
Para la operativización del Plan de Acción Indicativo
del CONPES-161, se creó una Comisión Intersectorial me-
diante Decreto 1930 de 2013, que también adoptó la Política.
La Comisión es la máxima instancia rectora de la Política Na-
cional de Equidad de Género para las mujeres, y está integrada
por los representantes de las entidades involucradas. Actual-
mente el Plan indicativo se encuentra en implementación para
su primer año. (Consejería Presidencial para la equidad de la
mujer, 2019)
Una vez que se establece una política pública que dé cum-
plimiento y seguimiento a la gestión social realizada para eli-
minar la violencia de género, es importante que todos los acto-
res involucrados dentro de este proceso estén en absoluta sin-
tonía con lo planteado en la construcción de las bases que per-
mitan alcanzar los objetivos propuestos. Por actores se entien-
den todas las instituciones tanto públicas, como privadas, ins-
tituciones de educación superior, colegios, empresas, alcaldías
y todos los escenarios en los cuales las mujeres participan.
Cuando se habla de mitigar el impacto social y psicológico
que representa la violencia de género en las comunidades en
general es necesario hablar también de las comunidades indí-
genas ya que por supuesto allí también se presentan hechos de
197 Yuliet Dayana López Lpópez

violencia contra las mujeres por su condición y etnia, en ese


sentido se considera relevante la mención de un estudio explo-
ratorio presentado por la presidencia de la república en los
años 2012–2013 en cual se hace referencia a algunos factores
asociados a la violencia contra las mujeres indígenas en Co-
lombia.
Se encuentra suficientemente documentado que la Violen-
cia Contra las Mujeres (VCM), es una realidad cotidiana en el
contexto colombiano. Las historias de vida, y las cifras asocia-
das a ellas, que se exponen día a día en diferentes escenarios
dan cuenta de una gran gama de agresiones dirigidas hacia las
mujeres que pasan por la violencia física, psicológica o simbó-
lica, sexual, patrimonial y económica, que no en pocos casos
deriva en la muerte de la mujer.
5.5.- Las cifras y los datos deben ser facticos
Numerosas acciones del Estado y la Sociedad Civil han
tratado de llamar la atención sobre este problema complejo, y
es así como en Colombia en un acto de gran avanzada legisla-
tiva y social se promulgó la Ley 1257 de 2008, con el claro
propósito de poner fin a este flagelo que merma la salud física,
mental y social de la Nación; sin embargo, los casos se siguen
presentando y a veces pareciera que con mayor crudeza o in-
tensidad.
De otra parte, es posible afirmar que las diferentes formas
de VCM se magnifican en su efecto cuando coexisten en ellas
otras situaciones que aumentan su vulnerabilidad como puede
ser la pobreza extrema, el encontrarse en gestación, la condi-
ción de discapacidad, la situación de desplazamiento o la mis-
Gestion socio politica de Colombia en la
198
Violencia de género

ma pertenencia étnica. En este sentido, en el país no se ha ex-


plorado con la fuerza requerida las múltiples formas de violen-
cias vistas desde el enfoque diferencial.
Es así como los datos del INMLCF señalan para el 2012
que ocho (8) de las mujeres asesinadas contaban entre sus fac-
tores de vulnerabilidad la condición étnica, e igual número es-
taban en condición de desplazamiento para el momento de los
hechos (INMLCF, 2013, p. 126). De la misma manera, noven-
ta y nueve (99) mujeres víctimas de violencia sexual pertene-
cían a un grupo étnico, sin discriminar cuál, y veinte cinco
(25) estaban desplazadas (INMLCF, 2013, p. 293).
Finalmente, doscientas cincuenta y ocho (258) mujeres
con alguna pertenencia étnica fueron víctimas de violencia de
pareja y ciento ocho (108) en situación de desplazamiento co-
rrieron la misma suerte (INMLCF, 2013, p. 222). Sin lugar a
dudas las cifras anteriores, por demás insuficientes y con toda
seguridad subregistradas2 y con muy pocos elementos de con-
texto (Canavate, 2009, p. 120), hacen parte del poco reservorio
de datos existentes en el país sobre la situación de la mujer In-
dígena en general y sus vivencias de hechos de violencia en
particular, por lo tanto ofrecen limitaciones para la compren-
sión global de la problemática de la VCM con enfoque dife-
rencial; tampoco permiten hacer inferencias sobre una posible
dinámica de violencia racial o persecutoria producto de las
discriminaciones (Barcellona, 2000, p. 30) que aun hoy se evi-
dencia en nuestro país.
Dado que la falencia de datos no permite trazar rutas de
acción específicas para atender la problemática de la violencia
199 Yuliet Dayana López Lpópez

que afecta a las mujeres según su pertenencia étnica, esta in-


vestigación exploratoria propone profundizar en algunos fac-
tores asociados a la violencia contra la mujeres Indígenas,
quienes por su condición étnica también puede estar sujeta a
una doble discriminación que perpetúa las agresiones en dis-
tintas dimensiones de su vida social y de relación; con la in-
tención que los distintos planteamientos de la política pública
cuenten con elementos diferenciales que le permitan construir
intervenciones o estrategias de prevención mucho más cerca-
nas a sus realidades y, por lo tanto, más efectivas.
Con lo cual las preguntas de investigación se pretende
aproximar a responder son: » ¿Cuál es la caracterización de las
mujeres indígenas víctimas de violencia? » ¿Se encuentran di-
ferencias entre los factores relacionados con la VCM Indí-
genas y los presentados en otros grupos poblacionales y qué
factores se asocian a la VCM según esta pertenencia étnica?
Con las respuestas se espera aportar elementos de juicio que
orienten las intervenciones y superen los paradigmas actuales
de intervención de la violencia que no atiende a profundidad
los enfoques diferenciales, para darle paso a acciones más es-
pecíficas centradas en los contextos y las desigualdades socia-
les.
Esto es posible con investigación interdisciplinaria, y el
aporte de las metodologías de investigación cualitativa y
cuantitativa, para ampliar los límites de comprensión del pro-
blema y aportar insumos fundamentales para el diseño de polí-
ticas públicas, sobre todo en cuanto a la comprensión de las
Gestion socio politica de Colombia en la
200
Violencia de género

diferencias condicionadas por la pertenencia étnica. (Presiden-


cia de la Republica de Colombia, 2013)
De acuerdo con el estudio interagencial “Brechas de géne-
ro y desigualdad: de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a
los Objetivos de Desarrollo Sostenible” (ONU Mujeres, UN-
FPA, PNUD, USAID, 2017) que es un referente en términos
de brechas generales para todas las mujeres, se evidencian ba-
rreras en diferentes órdenes (desde políticas públicas, restric-
ciones institucionales y prácticas cotidianas) que incrementan
las desigualdades de género, la exclusión y la discriminación,
que aquejan a las mujeres y limitan la garantía de su derecho a
una vida libre de violencias, sus derechos sexuales y reproduc-
tivos, derechos políticos, económicos, sociales y culturales,
aumentando su vulnerabilidad por razones asociadas a la dis-
criminación histórica de los grupos étnicos o a asuntos tales
como si se reside en zona rural o zonas de influencia del con-
flicto armado o de grupos armados al margen de la ley. (Medi-
cina Legal y Ciencias Forenses, 2018)
5.6.- Los esfuerzos del Estado se centran en las ciudades
Sin duda el flagelo de la violencia de género se encuentra
fuertemente influenciado también por factores como la ubica-
ción geográfica de las víctimas y cuando estas residen en zo-
nas rurales es más compleja la llegada del estado a estos terri-
torios que lamentablemente son olvidados por las instituciones
gubernamentales, dado que no hay una atención integral en la
cual puedan tener acceso a la educación y así mismo a medi-
das de reconocimiento y prevención de la violencia.
201 Yuliet Dayana López Lpópez

El alto grado de vulnerabilidad de estos territorios hace


que las comunidades que los habitan sean víctimas del conflic-
to armado en mayor escala y por consiguiente las mujeres que
pertenecen a estos sectores de la población ver vulnerados sus
derechos y evidencias como en muchos casos son agredidas
incluso por aquellos actores que han sido creados para brindar
protección.
Tal es el caso recientemente conocido del abuso sexual en
Colombia a una niña embera de 11 años por parte de 7 miem-
bros del ejército nacional, que estremeció al país y del cual la
revista Semana hizo el siguiente relato: “Los relatos para re-
construir lo que pasó ese día están fragmentados en varios mo-
mentos, luego de que siete soldados del Ejército secuestraron a
una niña de 11 años, la llevaron a una zona apartada y la viola-
ron. El guardia indígena Maximiliano Queragama recuerda las
15 horas de búsqueda entre la espesa selva; el gobernador del
resguardo Dokabu Juan de Dios Queragama, el rostro de des-
consuelo de los familiares que suponían lo peor; y Felicinda,
hermana de la menor, tiene muy presente cuando la encontra-
ron llorando cerca de una quebrada con la ropa desgarrada”.
A la menor la vieron andar el domingo por la comunidad
Santa Teresa, muy cerca del corregimiento Santa Cecilia. Ca-
minó y corrió con los otros niños del lugar. Al mediodía se ba-
ñaron en el río San Juan, jugaron a las sirenitas y luego ella
subió a su casa, un pequeño rancho de tablas sin puertas ni
ventanas. Su hermana Felicinda la envió a recoger unas guaya-
bas para comer en la tarde, y se fue sola. No tenía nada que te-
mer si nunca había pasado nada. La niña se alejó del centro
Gestion socio politica de Colombia en la
202
Violencia de género

poblado para conseguir los mejores frutos. En el camino se en-


contró con sus verdugos.
Los hombres vieron a la tímida niña de origen indígena
como una presa. Se la llevaron aún más lejos, a un lugar donde
decidieron doblegarla violentamente. Le arrancaron la ropa y,
uno a uno, la violaron. La tendieron en el piso, le taparon la
boca para ahogar sus gritos, la sometieron a la fuerza y, en
medio de un delirio brutal, arruinaron su vida. Solo un soldado
se abstuvo de violarla, pero tampoco se opuso. Solo observó.
Mientras tanto la familia, al advertir la tardanza, se inquie-
tó. Empezaron a llamarla con gritos desde la casa, esperaban
que la niña volviera pronto. Pero cayó la noche y nada; deci-
dieron salir a buscarla. Les preguntaron a algunos vecinos y
recorrieron el sector próximo a la casa. En particular, la her-
mana mayor y la mamá de la niña, una mujer enferma y sin es-
poso, intuyeron que no era una pilatuna sino que algo malo es-
taba pasando. No obstante, su búsqueda no dio frutos a pesar
de que duró hasta las tres de la mañana. Al día siguiente, des-
de muy temprano, retomaron la búsqueda. Fueron hasta algu-
nas veredas todavía más apartadas e hicieron correr la voz de
que la niña había desaparecido. Toda su comunidad embera
entró en alerta. "A ella le temblaba todo el cuerpecito y no pa-
raba de llorar. Yo pensé que tenía frío, porque esa agua es he-
lada y ella estaba mojada"
La familia asegura que incluso el lunes por la mañana, al
buscar a la menor, se toparon con un grupo militares y que es-
tos dijeron que habían visto a una niña por ahí el día anterior.
Nada más. Finalmente, hacia las diez de la mañana, la pequeña
203 Yuliet Dayana López Lpópez

apareció. Su familia la encontró en shock, llorando junto a una


quebrada. La llevaron a la casa y, tras calmarla un poco, em-
pezó a relatar cómo la había violado un grupo de soldados
del Ejército.
Los siete militares la mantuvieron 15 horas retenidas en la
selva y solo la dejaron ir tras advertirle que no podía contar
nada de lo sucedido. Pero la niña no solo dio cuenta del cri-
men, sino que cuando su hermana le preguntó si podría reco-
nocer a los soldados, dijo que sí. Entonces decidieron ir hasta
la base militar para enfrentarlos. Allí la niña, efectivamente,
identificó y señaló al menos a tres de los responsables. La fa-
milia lanzó insultos contra el Ejército en medio de una escena
de lágrimas, impotencia e indignación.
También sintieron temor. “Ellos saben quiénes somos y
dónde vivimos, nos pueden hacer cosas…”, dijo a la revista
SEMANA la hermana de la niña. Aun así, resolvieron denun-
ciar lo ocurrido. Se desplazaron hasta la cabecera municipal y
el mismo lunes por la tarde formularon la denuncia penal en la
Unidad de Reacción Inmediata de Pereira.
A partir de ese momento la Fiscalía empezó a hacer sus in-
dagaciones. El Cuerpo Técnico de Investigación –CTI, inspec-
cionó el lugar de los hechos con luces fluorescentes de
contraste para detectar fluidos y los investigadores practicaron
una veintena de entrevistas a la familia, a pobladores y milita-
res. Las pesquisas fueron confirmando todo. Personal médico
de Medicina Legal examinó a la niña, quien quedó protegida
por Bienestar Familiar. (Revista Semana, 2020)
Gestion socio politica de Colombia en la
204
Violencia de género

Una vez leído el anterior relato es inevitable sentir que es


absolutamente injusto pensar que miembros de la institución
que debe brindar protección se atrevan a cometer un acto tan
atroz en contra de una menor y es una evidencia de que las
mujeres y las niñas se encuentran en una condición de vulne-
rabilidad en la cual lamentablemente no hay una total garantía
de protección por parte del estado. Por tal motivo la gestión
social de este tipo de conductas cobra gran importancia en la
medida en que es necesaria la creación de una red de apoyo
sólida alrededor de las víctimas y sobre todo de las comunida-
des vulnerables para que puedan existir garantías de protec-
ción, pero aún más de prevención, ya que en la medida en que
la educación y el acompañamiento sean los pilares de los go-
biernos para mitigar la violencia de género ésta podría reducir-
se en gran medida.
La violencia contra las mujeres es una situación que no
tiene discriminación ni por edad, raza o condición socio eco-
nómica y debe constituir un asunto de primer orden y gran im-
portancia en las agendas de trabajo sobre seguridad ciudadana,
paz, justicia y democracia, con procesos de intervención efica-
ces y céleres que incluyan por lo menos: leyes modernas y rea-
les de una aplicación cierta, programas y planes estructurados
del orden nacional contra la violencia sobre la mujer, el acceso
a la justicia, programas y acciones dirigidos a niños, niñas y
adolescentes sobre cambios de conducta, cultura de respeto,
integración, inclusión, empoderamiento, sensibilización, aten-
ción, tratamientos psicológicos, jurídicos y sociales para los
agresores y maltratadores.
205 Yuliet Dayana López Lpópez

Los factores sociales, familiares, económicos, son definiti-


vos en el tema de la violencia de género, pues se encuentran
relacionados con los roles y el desempeño de funciones y la
interacción de los individuos en los diferentes escenarios, con
estas premisas se puede decir el fenómeno de la violencia
contra la mujer es un asunto y un problema de carácter social,
que impacta hoy en día a la salud pública, la familia, la políti-
ca, el desarrollo socio económico, derechos humanos no solo
de las mujeres si no de la sociedad en general y de todo un
país, por esto el estado debe desempeñar su papel y sus asun-
tos de poder realizando intervenciones decididas y eficaces
para detener y acabar con el problema de violencia de genero.
5.7- Gestion Politica y Publica
Formulación

“La gestión pública es responsable de desempeñar todas


aquellas tareas que representen un apoyo administrativo en
cualquier ámbito del Estado; colaborar en el proceso de elabo-
ración y ejecución de proyectos de aplicación de políticas pú-
blicas; participar del proceso de desarrollo, ejecución e imple-
mentación de las políticas gubernamentales, o sea, a la aplica-
ción de los recursos del Estado con el objetivo de fomentar
el desarrollo y el estado de bienestar en su población” (Raffi-
no, 2020)
Para lograr la eficiencia de la gestion publica se hace nece-
sario establecer modelos de eficiencia, excelencia, planeacion,
planifiacion y la asuncion de las responsabilidades administra-
tivas del Estado, debido a que esta es indispensable para la
construcción de sociedades incluyentes, democráticas, justas y
Gestion socio politica de Colombia en la
206
Violencia de género

equitativas que vigile y garantice el mejoramiento paulatino de


la vida de los asociados y el cumplimiento de las garantías y
derechos, además la participación en la construcción de las po-
líticas públicas permiten a los pueblos construir alternativas de
desarrollo social.
Las Políticas Publicas contienen fases importantes que de-
ben cumplirse para un preciso y eficaz desarrollo, dentro de
estas fases se cuentan La formulación de las políticas, La Im-
plementación y la evaluación y la continuidad o cambio:
La formulación de las políticas, importante primera fase
que se estructura bajo los siguientes componentes.
a.-Establecer una Agenda Política: estas deben ser el re-
sultante de un proceso racionalizado de diagnósticos y evalua-
ciones que involucren los valores y objetivos a cumplir, con-
tando con la anuencia y concordancia d elos actores involucra-
dos e interesados en el proceso.
b.- Definir el problema y asunto a desarrollarse: es preci-
so identificar, focalizar, definir y establecer el problema en
una dimensión real, solo se logra mediante la recolección de
información, la realización de estudios y un conocimiento am-
plio y profundo del problema
c.- La medición del impacto: se debe analizar el impacto
generado por la implementación de la Política Pública, las
reacciones de los grupos detractores y en favor en contra y a
favor, esto con el fin de incluir todos los aspectos y escenarios
a presentarse con el fin de incrementar las posibilidades de
éxito.
207 Yuliet Dayana López Lpópez

d.- Implementación de Objetivos: Con base en la informa-


ción, análisis de datos se establecen los objetivos a alcanzar,
se recomienda trabajar sobre cronogramas que permitan me-
dir, evaluar y revisar los resultados que se van obteniendo
e.- Clasificación de Opciones: Se debe escoger la mejor
opción, concreta y acorde a la situación, viable de acuerdo a
los análisis y estudios realizados aunado a la caracterización
de los objetivos. La Implementación. Importante etapa, pues
es el momento en el cual se materializan y operativizan las po-
líticas públicas para generar los resultados, es la acción, elabo-
ración y ejecución de los programas y proyectos planteados.
La evaluación y análisis para proponer un cambio o dar
continuidad. Una vez realizada la evaluación del proceso es
importante medir el alcance de las finalidades, el cumplimien-
to de los objetivos para tomar decisiones frente a continuar de-
sarrollando las acciones o efectuar un cambio, importante eta-
pa pues define el trascurso de la implementación de la política
pública.
Elementos de las Políticas Públicas para su im-
plementación

Para que se pueda hablar de una política pública, es im-


prescindible la existencia del componente social y un buen di-
seño, es por esto que se mencionan los elementos al interior de
aquellas.
Momento y Oportunidad: se refiere a la agilidad en la
atención y los resultados para las personas que acceden a los
programas de atención
Gestion socio politica de Colombia en la
208
Violencia de género

Calidad: No solo la oportunidad es importante, además es


necesario garantizar la efectividad mediante la apropiación y
definición de recursos humanos, técnicos, financieros
La inclusión, las políticas públicas deben obedecer a es-
tándares de transparencia que permita a toda la población ac-
ceder a los resultados propuestos, claro estos deben ser parte
de la planificación, la agenda y los objetivos establecidos. La
Apropiación Social, debe existir correspondencia entre la rea-
lidad y la política diseñada, su implementación será acorde al
problema planteado y definido en congruencia con las necesi-
dades de la población.
En cuanto a la violencia contra las mujeres, Colombia ha
adelantado acciones pues sin dubitación reconoce la trascen-
dencia de la mujer en los procesos sociales, la construcción de
estado, la familia, la política y los diferentes ámbitos que con-
forman la estructura del mundo, es por ello que se han realiza-
do ingentes esfuerzos para establecer escenarios justos y equi-
tativos para la mujer mediante la formulación y aplicación de
programas y estrategias de políticas públicas en pro de la pro-
tección y salvaguarda de los derechos de género, intentando
cerrar las brechas existentes. Desde el año 2014 a nivel nacio-
nal se han promulgado y establecido estrategias y una Política
Pública de Equidad de género para las Mujeres, en su momen-
to el Plan Nacional de Desarrollo aprobado mediante la ley
1450 de 2011 en sus artículos 177 y 179 contiene “la obliga-
ción de construir de manera participativa, bajo la coordinación
de la Alta Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer
(ACPEM), una Política nacional integral de Equidad de Géne-
209 Yuliet Dayana López Lpópez

ro para garantizar los derechos humanos integrales e interde-


pendientes de las mujeres y la igualdad de género” (Ley 1450
de 2011)
En el año 2013 se construyó el documento CONPES-161
que contiene la Política Pública Nacional de Equidad de Géne-
ro y el plan de acción, se pretende, mediante el cumplimiento
de sus objetivos y la ejecución de acciones por parte de las
instituciones y entidades inmersas en el proceso, superar las
brechas de inequidad de género existentes, la Gestión institu-
cional debe estar aunada a las medidas y acciones de “preven-
ción y erradicación de las violencias contra las mujeres.
Atendiendo lo preceptuado por La Organización de Nacio-
nes Unidas, en la “Convención sobre la eliminación de todas
las formas de discriminación contra la mujer” –CEDAW que
aprueba el "Protocolo facultativo de la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer", adoptado por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 6 de octubre de 1999, se incorpora dicha convención
como Gestión Institucional del Estado en aras de propender
por la prevención de la violencia, mediante la ley 984 de 2005.
A nivel internacional y nacional se han expedido manuales
y modelos de Atención para la Prevención, Sanción y Erradi-
cación de la violencia contra las mujeres.
Manual de Procedimientos del Modelo de Atención In-
tegral a la Violencia de Género del estado de Baja Cali-
fornia

El Instituto Sudcaliforniano de la Mujer, realiza una “ac-


tualización, una revisión y un análisis de los diagnósticos esta-
Gestion socio politica de Colombia en la
210
Violencia de género

tales recientes sobre datos cuantitativos y cualitativos sobre la


violencia contra la mujer, donde a partir de la asignación de
presupuestos públicos federales etiquetados para la atención
de la violencia contra las mujeres hacia las distintas institucio-
nes federales y estatales involucradas en su atención, y con
Programas como el Programa de Apoyo a las Instancias de la
Mujer en las Entidades Federativas (PAIMEF), operados en la
entidad a través del Inmujer BC, a partir de año 2006 surgen
nuevos esquemas de atención especializada a través de Módu-
los de Atención a la Violencia de Género” (Instituto de la Mu-
jer para el Estado de Baja California, 2014
En México se han proyectado y desarrollado un sinnúmero
de protocolos, modelos, guías y documentos en la búsqueda
incesante para la Prevención, Atención, Sanción y Erradica-
ción de la Violencia contra las Mujeres, se pueden citar entre
otros: Comisión Nacional para Prevenir la Violencia contra las
Mujeres (CONAVIM), Modelo 2014; Modelo Participativo de
atención a la salud sexual y reproductiva y la violencia de gé-
nero en mujeres indígenas 2014, se pueden mencionar docu-
mentos como el Protocolo de Contención emocional y el Pro-
tocolo de intervención de varones agresores de Sonora
Mediante la Guía y Protocolo para la Atención Integral en
Salud de la Violencia Intrafamiliar y Contra la Mujer, Repu-
blica Dominicana establece procesos de Atención específica a
las personas que padecen violencia intrafamiliar y contra la
mujer y el Plan de seguridad para la mujer maltratada junto
con los “Protocolos para el manejo de los casos de violencia;
Protocolo general de actuación para la atención en violencia;
211 Yuliet Dayana López Lpópez

Protocolo de atención psicológica en caso de violencia; Proto-


colo de actuación para violencia física y el Protocolo de actua-
ción ante agresiones sexuales, con el propósito de facilitar la
aplicación de las Normas Nacionales para la Atención Integral
a la Violencia Intrafamiliar y Contra la Mujer. Su uso es de ca-
rácter obligatorio en todo el Sistema Nacional de Salud para
todos los que intervienen en el abordaje de las personas afecta-
das por la violencia. De acuerdo a la disposición ministerial
No. 0000042 emitida el 3 de diciembre del 2010” (Ministerio
de Salud Pública, 2010)
En Barcelona se publica el “Manual de atención a niños y
niñas víctimas de violencia de género en el ámbito familiar,
dirigido a los y las profesionales que trabajan en la atención a
mujeres víctimas de violencia de género en el ámbito familiar
y a las Instituciones Públicas competentes en la materia, tanto
en el ámbito jurídico, policial, sanitario, social como educati-
vo. A todos aquellos que están en contacto desde estos ámbi-
tos con los niños y niñas, hijos e hijas de estas mujeres” (Or-
juela López, María, Antonio, & Montserrat, 2010)
Lo antedicho es una muestra del interés y el trabajo de la
gestión pública en búsqueda del mejoramiento continuo y el
fortalecimiento de herramientas de gestión en el marco de la
prevención y la protección de la mujer, la defensa de sus dere-
chos mediante la promulgación y puesta en marcha de sistema
integrados por parte de los Estados
En el ámbito colombiano se han emitido diversos protoco-
los, documentos y guiase na ras de prevenir, atender y erradi-
Gestion socio politica de Colombia en la
212
Violencia de género

car la violencia contra las mujeres, entre los que se mencio-


nan:
Protocolos de prevención en el Modelo de Atención para
la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la violen-
cia contra las mujeres:
Modelo de redes comunitarias.

Este documento contiene: a) “Redes de mujeres, fortale-


ciendo sus iniciativas desde la equidad de género”. En él se
describen las “redes comunitarias y el capital social, las redes
comunitarias y su contribución para detener la violencia contra
las mujeres”. (Instituto Nacional de las Mujeres, 2009)
“Barreras para el acceso de las mujeres de zonas urbanas a
servicios de protección”. En el documento se hace un diagnos-
tico con las cifras de la violencia ejercida contra las mujeres,
“detección de barreras que impiden el acceso a refugios y cen-
tros de atención e instancias que atienden violencia”; barrera
estructurales, barreras institucionales (Instituto Nacional de las
Mujeres, 2009)
Referencia de Casos. Contiene la atención interdisciplina-
ria, características del servicio de atención, tipos de atención,
derechos de las víctimas; beneficios de “una red de referencia
de casos, nivel de peligrosidad del agresor, perfil del agresor,
medición de nivel de riesgo necesario en servicios de aten-
ción”.
“Redes de apoyo a mujeres en situación de violencia fami-
liar y de género”. Quienes hacen parte de la red, características
de la red, ejes del modelo de “redes comunitarias por violencia
213 Yuliet Dayana López Lpópez

intrafamiliar o de género de alto riesgo”, recursos, recursos


instrumentales, recursos materiales. “Diagrama de ejes com-
ponentes del modelo de redes comunitarias, diagrama de fun-
cionamiento de la red comunitaria”. (Instituto Nacional de las
Mujeres, 2009)
Implementación de protocolos. La implementación de un
“Protocolo para perímetro de seguridad, protocolo de referen-
cia de red social de apoyo de un centro especializado en vio-
lencia familiar”, otros que deben vincularse: “protocolo de
protección de casos de alto riesgo desde una comunidad de re-
fugio, protocolo de plan de seguridad, protocolo de uso y ma-
nejo de la información de los casos de violencia detectados”.
(Instituto Nacional de las Mujeres, 2009)
Guías de detección de tipos y niveles de violencia. “Ruta
crítica para la referencia, violencia familiar, violencia psicoló-
gica, violencia física, violencia sexual, violencia económica,
progresión de la violencia” (OPS/OMS, 2000) identificación
del nivel de violencia, ciclo de la violencia, mapa del cuerpo.
“Protocolos de Atención psicológica a mujeres en si-
tuación de violencia”

Los lineamientos generales para brindar atención psicoló-


gica a mujeres que “viven en situación de violencia en los ser-
vicios de atención a la violencia”, son:
Criterios de inclusión, “dirigida principalmente a las muje-
res que viven en situación de violencia severa, y mujeres que
se encuentren viviendo una situación de violencia ya sea mo-
derada, severa o extrema”, Una fase de atención inicial, se
brinda en los servicios de salud: Atención en psicología, “se
Gestion socio politica de Colombia en la
214
Violencia de género

enfoca en violencias por manejo emocional de la situación


para evitar que ella sea rebasada por su situación”; manejo in-
telectual para poder realizar un análisis adecuado de la situa-
ción; manejo de síndromes resultantes de la situación de vio-
lencia. “Para realizar la clasificación y selección del tipo de
atención a ofrecer, se utilizarán las herramientas del manual de
operación del Modelo Integrado para la Prevención y Aten-
ción de la Violencia Familiar y Sexual – Herramienta de De-
tección, Evaluación de riesgo, Peligrosidad del Agresor y Ca-
pacidad de Respuesta–, y el Algoritmo de Detección del Nivel
de Violencia” (Centro Nacional de Equidad de Género y Salud
Reproductiva, 2010)
El Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, “Pacto por Co-
lombia. Pacto por la equidad”, realiza un abordaje en el tema
con el capítulo sobre Pacto por la igualdad de la mujer, que
contiene ocho líneas de política: Fortalecer las instituciones de
género en Colombia; Educación y “empoderamiento” para ce-
rrar las brechas en el mundo laboral; El cuidado, una apuesta
de corresponsabilidad; Participación en escenarios de poder y
toma de decisiones; Promoción de la salud sexual y los dere-
chos reproductivos para niñas, niños y adolescentes; Derecho
a una vida libre de violencias; Mujeres rurales como agentes
de transformación del campo, y equidad en la construcción de
paz. Aun así no se puede distinguir con claridad cuál es el me-
canismo de interconexión de la política con el plano dimensio-
nal para su ejecución. (Gobierno de Colombia, 2020)
215 Yuliet Dayana López Lpópez

5.8.- Instrumentos jurídicos nacionales


Ley 1.761 de 2015, por la cual se crea el tipo penal de fe-
minicidio como delito autónomo y se dictan otras disposicio-
nes (Ley Rosa Elvira Cely). La norma “tiene por objeto tipifi-
car el feminicidio como un delito autónomo, para garantizar la
investigación y sanción de las violencias contra las mujeres
por motivos de género y discriminación, así como prevenir y
erradicar dichas violencias y adoptar estrategias de sensibiliza-
ción de la sociedad colombiana, en orden a garantizar el acce-
so de las mujeres a una vida libre de violencias que favorezca
su desarrollo integral y su bienestar, de acuerdo con los princi-
pios de igualdad y no discriminación” (Ley 1761, 2015).
Ley 1.719 de 2014, por la cual se modifican “artículos de
las leyes 599 de 2000, 906 de 2004 y se adoptan medidas para
garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia
sexual, en especial la violencia sexual con ocasión del conflic-
to armado. Tiene por objeto la adopción de medidas para ga-
rantizar el derecho de acceso a la justicia de las víctimas de
violencia sexual, en especial de la violencia sexual asociada al
conflicto armado interno. Estas medidas buscan atender de
manera prioritaria las necesidades de las mujeres, niñas, niños
y adolescentes víctimas” (Ley 1719, 2014). 
Ley 1.639 de 2013, “Por la cual se fortalecen las medidas
de protección a la integridad de las víctimas de crímenes con
ácido” (Ley 1639, 2013).
Decreto 2.734 de 2012, tiene por “objetivo de establecer
los criterios, condiciones y procedimientos para el otorga-
Gestion socio politica de Colombia en la
216
Violencia de género

miento de las medidas de atención definidas en el artículo 19


de la Ley 1257 de 2008”. (Decreto 2734, 2012)
Ley 1.542 de 2012, Con el propósito de “fortalecer los me-
canismos de protección a los derechos de las mujeres, esta ley
suprime el carácter de querellable y desistible a los delitos de
violencia intrafamiliar e inasistencia alimentaria y establece la
investigación oficiosa de éstos. Reforma el artículo 74 de la
Ley 906 de 1994, Código de procedimiento penal” (Ley 1542,
2012).
Decreto 4.799 de 2011, “reglamenta las competencias de
las Comisarías de Familia, la Fiscalía General de la Nación,
las/os Jueces Civiles Municipales, Promiscuos Municipales y
de Control de Garantías, de manera que se garantice el efecti-
vo acceso de las mujeres a los mecanismos que establece la
Ley para su protección. La importancia de este Decreto radica
en aclarar los procedimientos para aplicar las medidas de pro-
tección presentes en la Ley 1257, teniendo como fundamento
la prevención de nuevas situaciones de violencia” (Decreto
4799, 2011).
Decreto 4.798 de 2011, “Establece para el Ministerio de
Educación Nacional, para las secretarias de educación de enti-
dades territoriales certificadas en educación y para los estable-
cimientos educativos, obligaciones en torno a la identificación,
denuncia, prevención y abordaje de situaciones de violencia
contra la mujer en el contexto educativo; y regula las acciones
de formación y sensibilización de la comunidad educativa
frente a las violencias contra la mujer, y estrategias que permi-
217 Yuliet Dayana López Lpópez

tan crear ambientes escolares protectores de situaciones de


violencia” (Decreto 4798, 2011).
Decreto 4.796 de 2011, “define las acciones necesarias
para detectar, prevenir y atender integralmente a las mujeres
víctimas de violencia a través de los servicios que garantiza el
Sistema General de Seguridad Social en Salud, e implementa
mecanismos para hacer efectivo el derecho a la salud” (Decre-
to 4796 , 2011)
Decreto 4.463 de 2011, “creación del programa de Equi-
dad laboral con enfoque diferencial y de género para las muje-
res, que deberá difundir y sensibilizar a todas las entidades del
sector público a nivel nacional frente a la problemática de la
violencia. También, incorpora la obligación de desarrollar ejes
de investigación para visibilizar la situación de violencia y dis-
criminación en el ámbito laboral de las mujeres y la puesta en
marcha de un Sello de responsabilidad social para empresas
que implementen políticas de equidad de género”.
Ley 1.257 de 2008, “por la cual se dictan normas de sensi-
bilización, prevención y sanción de formas de violencia y dis-
criminación contra la mujer, se reforman el Códigos Penal, el
de Procedimiento Penal, la Ley 294 de 1996 y se dictan otras
disposiciones” (Ley 1257, 2008). “Considera la violencia
contra las mujeres una violación de sus derechos humanos, lo
que tiene implicancias particulares en cuanto a las garantías
específicas de judicialización, protección de las víctimas y las
sanciones pertinentes” (Ley 1257, 2008). “Tipifica el delito de
acoso sexual, el agravamiento de penas para crímenes de le-
siones personales y homicidio por razón de ser mujer, así
Gestion socio politica de Colombia en la
218
Violencia de género

como creación de medidas fiscales para facilitar alternativas


económicas para las víctimas de la violencia de género” (Ley
1257, 2008)
Ley 742 del 2002, “por la cual se aprueba el Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional de 1998. Incluye delitos
relacionados con la violencia de género” (Ley 0742, 2002)
Ley 294 de 1996, “por medio de la cual se desarrolla el ar-
tículo 42 de la Constitución Política y se dictan normas para
prevenir, remediar y sancionar la violencia intrafamiliar. “Me-
diante un tratamiento integral de las diferentes modalidades de
violencia en la familia a efectos de asegurar su armonía y uni-
dad. Define medidas para proteger a las víctimas y establece
procedimientos para los distintos casos” (Ley 0294, 1996).
“La ruta de atención integral para víctimas de violencias
de género se entiende como el conjunto de acciones articula-
das que responden a los mandatos normativos para garantizar
la protección de las víctimas, su recuperación y la restitución
de los derechos. Comprende las actuaciones internas de cada
institución para abordar a la víctima de acuerdo con sus com-
petencias y la coordinación de las intervenciones intersectoria-
les.
Considerando que cada caso es único y particular por las
condiciones individuales de las víctimas, por el tipo de violen-
cia de género presentado y por la oferta de servicios y disponi-
bilidad institucional en los territorios, la ruta intersectorial se
construye localmente involucrando a todas las entidades co-
rresponsables en materia de salud, protección y justicia y to-
219 Yuliet Dayana López Lpópez

mando en cuenta los análisis de la situación y de determinan-


tes sociales de la salud en cada territorio (Ministerio de Salud,
2020).
5.9.- Estrategias del Ministerio de Salud
Un Trato digno

El Ministerio de Salud y Protección Social ha priorizado


como un asunto de interés en salud pública el abordaje integral
de las violencias de género y para ello desarrolla las estrate-
gias, destinadas a prevenir dicha situación, entendiendo que
“todas las víctimas de violencias de género en Colombia tie-
nen derecho a recibir un trato digno y una atención integral en
salud física y mental y a contar con protección y justicia para
restituir sus derechos sin importar su edad, sexo, credo, etnia,
orientación sexual, identidad de género o cualquier otra condi-
ción. Por esta razón, todos los actores del Sistema General de
Seguridad Social en Salud (SGSSS) para dar cumplimiento a
los mandatos legales, deben adelantar acciones de promoción,
prevención, atención y restitución de los derechos en salud a
las víctimas de violencias de género, a la vez que deben incen-
tivar la participación comunitaria y la movilización social en
torno a los derechos sexuales y derechos reproductivos para
visibilizar la problemática en el territorio nacional e impulsar
estrategias de no tolerancia a cualquier tipo de violencia”
Estrategias generales

Desarrollo de capacidades: comprende el fortalecimiento


y la actualización de las capacidades del personal y de las ins-
tituciones de salud, fomentando los conocimientos, las compe-
Gestion socio politica de Colombia en la
220
Violencia de género

tencias y las habilidades de los y las funcionarias para que


ofrezcan una atención digna, respetuosa y efectiva a las vícti-
mas. De igual manera, se incide en las instituciones para que
revisen, ajusten e implementen sus políticas internas, desde los
enfoques de derechos humanos, género y diferencial.
Acciones de formación: se destacan aquellas relacionadas
con la capacitación en promoción de los derechos sexuales y
derechos reproductivos, la implementación del Modelo y Pro-
tocolo de Atención Integral en Salud para Víctimas de Violen-
cia Sexual, la toma de muestras médico legales, la inclusión
del enfoque psicosocial en la atención de las víctimas de vio-
lencia sexual dentro y fuera del conflicto armado, lineamientos
técnicos para la atención a las víctimas de ataques con agentes
químicos; la movilización social para prevenir las violencias
de género, la construcción de rutas intersectoriales de atención
integral y el uso de los kits post-exposición en casos de violen-
cias sexuales.
Asistencia técnica: se dirige al abordaje integral de las vio-
lencias que se realizan en el ámbito Nacional, Departamental y
Territorial donde se incluye la incorporación de las estrategias
de promoción de los derechos sexuales y derechos reproducti-
vos y derechos de las víctimas y la prevención y atención inte-
gral de las violencias de género. Esta asistencia incluye la arti-
culación intersectorial y la construcción de rutas para la aten-
ción integral de las violencias.
Articulación intersectorial: para que las víctimas puedan
recibir una atención integral que incluye la restitución de los
derechos vulnerados y la garantía de no repetición del evento,
221 Yuliet Dayana López Lpópez

el Ministerio de Salud y Protección Social, trabaja de manera


articulada con otros sectores para fortalecer acciones y cons-
truir rutas que benefician a las víctimas y empoderan a la co-
munidad en el reconocimiento y exigibilidad de sus derechos.
Esta articulación permite identificar barreras que limitan el ac-
ceso al abordaje integral y formular planes de acción conjun-
tos con estrategias que responden a las necesidades y condi-
ciones de las víctimas y a las particularidades de municipios,
distritos y departamentos.
Movilización social: el Ministerio de Salud y Protección
Social ha gestionado diferentes estrategias de movilización so-
cial para prevenir las violencias de género, las cuales han teni-
do como propósito general la transformación de los imagina-
rios, creencias y prácticas que naturalizan y legitiman las vio-
lencias de género.
Gestión del Conocimiento: considerado como aspecto es-
tratégico para contar con información válida, oportuna y con-
fiable sobre el comportamiento y dinámicas de las violencias
de género en el país que permitan orientar la formulación de
política pública en el tema, el Ministerio de Salud cuenta con
la línea de Violencias de Género en el Observatorio Nacional
de Violencia. Dentro de las herramientas de información que
hacen parte de este observatorio están: el Sistema Integrado de
Información de Violencias de Género (SIVIGE) que permite
la interoperabilidad con diferentes fuentes de información del
país sobre el comportamiento de las violencias de género y la
respuesta institucional para el restablecimiento de los dere-
chos; el Sistema de Gestión del Abordaje Integral de las Vio-
Gestion socio politica de Colombia en la
222
Violencia de género

lencias de Género en el territorio nacional, que se encarga de


sistematizar las acciones realizadas por el sector salud en vio-
lencias de género desde los diferentes agentes del sistema: Mi-
nisterio de Salud y Protección Social, Entidades Territoriales
de Salud, Empresas Administradoras de Planes de Beneficios
e Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud y los indica-
dores para la medición de las violencias de género.” (Ministe-
rio de Salud, 2020). Con ocasión de los frecuentes ataques con
productos químicos a nivel nacional se desarrolló el siguiente
protocolo de atención integral a víctimas de crímenes con áci-
do.
Ilustración 01: Protocolo de atención de victimas con áci-
do

Fuente:https://www.google.com/search?q=protocolo+de+atenci
%C3%93N+
integral+A+V%C3%8dctimas+de+crimenes+con+%C3%81CIDO&sxsrf=
223 Yuliet Dayana López Lpópez

La extensa normatividad y jurisprudencia que se ha produ-


cido en el país para responder a las violencias de género, sus-
tenta la necesidad de establecer esta articulación intersectorial
y, por ello, el Ministerio ha acompañado iniciativas que bus-
can organizar los diferentes comités en los que se tratan los te-
mas relacionados con violencias de género y violencias sexua-
les, con la pretensión de aunar esfuerzos y fortalecer las accio-
nes orientadas a la prevención, atención, judicialización, desa-
rrollo de sistemas de información e incidencia sobre las vio-
lencias. De este modo, se conformó inicialmente una estrate-
gia inter comités, con un comité coordinador y tres subcomités
que facilitan la planeación y el desarrollo de las gestiones: pre-
vención, atención y sistemas de información.
Ilustración 02: Flujograma de la mujer maltratada
Gestion socio politica de Colombia en la
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Violencia de género

Fuente: Guía de atención de la mujer maltratada


A partir de la estrategia de las Bases del Plan Nacional de
desarrollo se ha fortalecido el Mecanismo Nacional de Coordi-
nación Intersectorial e Interinstitucional para el Abordaje Inte-
gral de las Violencias de Género, liderado por el Ministerio de
Salud y Protección Social, la Consejería Presidencial para la
Equidad de la Mujer y el Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar ICB.
Dentro de los documentos expedidos se cuentan por ejem-
plo el “Diagnóstico de la violencia hacia la mujer, De Violen-
225 Yuliet Dayana López Lpópez

tos y violentados” (Castorena, L. 2010); “Modelo de Atención


para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la violencia
contra las mujeres” (Perdomo T. & Parra Cárdenas, 2016); “El
peritaje psicológico y la Evaluación de las mujeres maltratadas
de Echeburua”; “La experiencia del funcionamiento de los
Módulos de Atención a las Mujeres en Situación de violencia
del Instituto Sudcaliforniano de la Mujer”; “El Código Ético
del Psicólogo, en la actualización del Modelo de Atención In-
tegral se buscó tener una correspondencia y coordinación con
los modelos de atención a la violencia contra la mujer de la
Secretaria de Salud del Estado de Baja California Sur y de la
Subprocuraduría de Atención a la Mujer y al Menor” (Perdo-
mo T. & Parra Cárdenas, 2016).
“El Modelo de Atención propuesto, en este se incluyen el
enfoque legal y los enfoques teóricos, las consecuencias de la
violencia hacia la mujer” (Ortega E., 2011), la investigación
más reciente, “así como la descripción de los objetivos, propó-
sitos y áreas de intervención, así como el esquema de atención
integral” (Ortega E., 2011). “La cuarta parte del documento la
constituye el Manual de Procedimientos para la atención inte-
gral de la mujer en situación de violencia”. (Ortega E., 2011)
Se han consolidado estrategias, guías y protocolos de aten-
ción y gestión para la atención de las víctimas de la violencia,
impartidas y socializadas a todos los niveles y en los contextos
locales y regionales, con la participación de las instituciones y
las sociedad civil, pero lamentablemente no es suficiente, pues
pese a los programas que desde la institucionalidad y aun con-
tando con el apoyo de los entes territoriales, el flagelo no se
Gestion socio politica de Colombia en la
226
Violencia de género

detiene, es importante construir rutas y adelantar la gestión del


conocimiento a través de derroteros coordinados e intersecto-
riales para la atención integral a las víctimas de violencias de
género.
5.10.- Aspectos de la Gestión Pública de atención de la
violencia contra la mujer
La Gestión Pública Efectiva de atención de violencia
contra la mujer debe medir y evaluar resultados haciendo plau-
sible su mejoramiento, consolidando un sistema integral de re-
cursos humanos, técnicos y financieros, desarrollados bajo un
marco de coordinación institucional y participación social,
considero entonces que para su eficacia, esta gestión, debe
contener por lo menos apartados, tales como:
Gestión de recursos públicos: implica la eficiencia en el
uso y aprovechamiento de los recursos públicos requeridos y
destinados para el desarrollo de las estrategias y la consecu-
ción de los resultados en el marco de criterios técnicos y polí-
ticos focalizados en decisiones acordes a las necesidades pre-
vio un análisis fundacional de criterios técnicos de productivi-
dad, resultados, cumplimiento de planes, objetivos y eficien-
cia. Temáticas estratégicas direccionadas a la intervención en
las instituciones: es necesario que se consoliden redes, me-
diante la ejecución de propuestas destinadas al emprendimien-
to de intervenciones en un entorno flexible a las instituciones
públicas, orientadas a integrar redes de organizaciones dirigi-
das hacia la funcionalidad fundamentadas en la formulación
de estructuras armónicas, con acciones definidas, contando
con la intervención del estado en asuntos como las funciones
227 Yuliet Dayana López Lpópez

de planeación, promoción, regulación, ejecución, evaluación y


control.
Gestión organizacional de las entidades Estatales: requie-
re una estrategia en la gestión de la organización de las entida-
des del Estado bajo una óptica de modernidad eficaz y eficien-
te dónde la atención sea célere y oportuna, se requiere para
ello: i) criterios definidos de gestión y asignación eficaz de los
recursos financieros, humanos y tecnológicos, ii) Un criterio
de calidad en el servicio, iii) El permanente análisis de proce-
sos y evaluación de resultados y su relación con los grupos so-
ciales y de interés; iv) La coordinación institucional que siste-
matizar estudios de casos generadores de resultados y proce-
sos aplicables por otras entidades y grupos humanos. La efi-
ciencia en la política, es importante organizar, simplificar y ra-
cionalizar los procedimientos, trámites y servicios prestados a
las personas en casos de urgencia o de victimización a través
de sistemas tecnológicos y sinergias en la atención en salud,
asesoría jurídica, factores económicos y otros.
Gestión pública fundamentada y orientada a resulta-
dos: se debe propender por el logro de los resultados estableci-
dos en los planes de gobierno y en los lineamientos de las po-
líticas públicas de protección y prevención y atención de la
mujer víctima de violencia, entregando a los responsables de
los procesos información clara para la optimización de la aten-
ción de las víctimas. Mejorar la capacidad de los organismos y
entidades públicas para que puedan desarrollar sus funciones y
prestar la atención inmediata; y Articular las instituciones y fa-
ses de la política pública.
Gestion socio politica de Colombia en la
228
Violencia de género

Recursos para la gestión pública: Diseñar e implementar


procesos eficientes y agiles para incrementar la capacidad or-
ganizacional, permitiendo la sociabilización, la divulgación y
atención de las mujeres víctimas de agresión.
5.11.- Metodología.
El trabajo contiene un enfoque social pues describe las
condiciones de del grupo afectado por la violencia, para este
caso en concreto la mujer, apoyándose en el abordaje de la
realidad social desde una perspectiva socio humanista pues
percibe a las víctimas desde una mirada objetivable y cognos-
cible comprendiendo las situaciones de quienes sufren el fla-
gelo del acoso y la violencia.
Permite también el análisis del elemento introductorio, la
función social de lo jurídico, de las leyes, constitución, princi-
pios, jurisprudencia, y doctrina que estudian y referencian las
situaciones y el objeto de estudio, sobre el planteamiento del
problema y las recomendaciones para su solución, cada aspec-
tos alineado con los objetivos de la investigación, orientada a
descubrir, describir y explicar situaciones axiológicas sobre la
violencia contra la mujer, la gestión adelantada por el estado y
sus instituciones y el conocimiento que debe imperar tanto en
servidores públicos como en la sociedad; es decir, una investi-
gación socio normativa caracterizada suficientemente por la
específica esencia que considera este problema desde dos pa-
radigmas el social y el jurídico.
Esta investigación contiene una Pertinencia jurídica y so-
cial, enfocada en las siguientes perspectivas:
229 Yuliet Dayana López Lpópez

Social: Es posible la construcción de una modalidad inte-


gradora que articule los contextos locales, regionales, naciona-
les y globales, mediante la generación de conocimiento y
aporte teórico junto con acciones para satisfacer las necesida-
des jurídico sociales de las comunidades, para generar infor-
mación y llevar conocimiento útil en la defensa de sus dere-
chos proporcionando mejores condiciones en un estadio social
determinado, pertinencia social de sus tareas académicas y
científicas en una dimensión histórica a través del estudio y
solución de problemáticas sociales y especialmente la realiza-
ción de los esfuerzos científicos que van a incidir de manera
deliberada, incluyente y autocrítica en el desarrollo local y re-
gional.
La pertinencia social de la investigación supone objetivar
la condición real socio jurídica de la mujer en Colombia y pro-
poner acciones para la resolución del conflicto, como referente
valorativo de los impactos asociados a la adjetivación de su
condición como componente articulador de la sociedad y la fa-
milia.
Jurídica: el análisis jurisprudencial, legal y convencional
del tema estudiado permitirá establecer la necesidad de coordi-
nar las intuiciones y la normatividad en una misma dirección
que dé cumplimiento a los compromisos del estado, las autori-
dades y comunidad en defensa de los derechos de la mujer.
Conclusiones
El desarrollo de este trabajo permite la construcción y aná-
lisis de elementos de sistemas normativos, políticos y sociales
en la asignación de roles para la protección de la mujer, esta-
Gestion socio politica de Colombia en la
230
Violencia de género

bleciendo las concepciones, creencias y costumbres culturales


que inciden en la situación de desventaja de la mujer, al identi-
ficar las normas sociales y culturales, se evidencia que las le-
yes existentes no son contenedoras del flagelo y en cuanto a
las sociales, moda, tradición, usos, creencias y costumbres, es-
tas se incumplen y aunque no conllevan una penalización o
sanción de orden jurídico, si son capaces de generar el repro-
che social y se nota obviamente, la desigualdad entre hombres
y mujeres, pero también se tienen efectos de discriminación
política, laboral y económica.
Los elementos estructurales encargados de trasmitir y re-
plicar las ideologías generan en la mayoría de las ocasiones la
continuidad de los procesos sistémicos de violencia y subdesa-
rrollo humano, que continúan aportando a ensanchar el proble-
ma, pese a las dimensiones y la institucionalidad jurídica y po-
lítica encargados de contribuir a la construcción de un orden
social donde el desarrollo y la asistencia social, aporten a erra-
dicar el problema, además es preciso ayudar a conservar la
institución de la familia fomentando políticas públicas con re-
presentación asistencialista pero efectiva, que realmente prote-
ja a la mujer posicionándola es una situación consecuencial
con su realidad y sus derechos.
El asunto es que la reproducción de modelos y performan-
ce de la sociedad actual legitima las acciones discriminatorias,
institucionaliza la violencia y naturaliza la agresión, es por
esto que se deben proponer programas para desarrollar en la
primera infancia, con el fin de buscar cambios generacionales,
modelos nuevos de cultura de aceptación e inclusión de géne-
231 Yuliet Dayana López Lpópez

ro, es preciso elaborar procesos de interrelación entre mode-


los, generaciones, espacios de encuentro para favorecer la
construcción de nuevos órdenes y categorías de diversa índo-
les: Jurídicas, sociales, familiares, dónde al dinámicas le
apuesten al respeto, la autoestima de unos y otros (agresores,
victimas), el empoderamiento de la mujer y la capacidad del
estado pro cumplir con los fines que tan sabiamente el consti-
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reglamenta parcialmente la Ley 1257 de 2008, "por la
cual se dictan normas de sensibilización, prevención y
sanción de formas de violencia y discriminación contra
las mujeres, se reforman los Códigos Penal, de Procedi-
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246

Capítulo 6

La culminación del continuum de violencia


contra la mujer por razón de género:
el suicidio feminicida

Alejandra Guadalupe Galera Vidal


Centro Universitario del Norte, Universidad de Guadalaja-
ra.

…el amor, o si no queremos usar una palabra tan fuerte,


la aceptación del otro junto a uno en la convivencia, es
el fundamento biológico del fenómeno social; sin amor,
sin aceptación del otro junto a uno no hay socialización
y sin socialización no hay humanidad.
Cualquier cosa que destruya o limite la aceptación del
otro junto a uno, desde la competencia hasta la posesión
de la verdad, pasando por la certidumbre ideológica,
destruye o limita el que se dé el fenómeno social, y por
tanto lo humano (Maturana & Varela, 1984)

Introducción
Dentro de las distintas expresiones de la violencia que so-
cialmente vivimos y sufrimos como una forma casi naturaliza-
da de modos de irrupción sobre nuestras vidas, las violencias
contra las mujeres por razones de género son las más visibles
estadísticamente sólo por las denuncias por diversas formas de
agresión, en las cuales se plasman las distintas expresiones y
formas de sometimiento a roles y estereotipos impuestos histó-
ricamente, y, aunque somos mayoría en casi todos de los Esta-
247

dos Latinoamericanos y a nivel mundial, tal como demuestra


el informe de Estimaciones del Banco Mundial usando la ra-
zón de las Perspectivas de Población de la Organización de las
Naciones Unidas y del Banco Mundial (Banco Mundial,
2020), la violencia contra las mujeres parecieran estar asimila-
das como un orden natural de jerarquización dentro de los dis-
tintos constructos culturales.
En este sentido, la violencia contra las mujeres parece ser
la constante histórica en los relatos legitimadores del compor-
tamiento históricamente representativo de la dominación del
hombre sobre la mujer como forma característica del andro-
centrismo0 en el ejercicio irracional del patriarcado0.
6.1.- Visibilización de la violencia contra las mujeres
La visibilidad de la VCM puede ser analizada desde los
distintos aparatos ideológicos del Estado, es decir, desde los
distintas instituciones en que se avalan esquemas de produc-
ción de las violencias, desde las estructuras sociales anquilosa-
das en prácticas sustentadas desde aspectos biológicos y de
funcionalidad en el desarrollo de las sociedades primitivas;

0
“El concepto de androcentrismo se encuentra relacionado con el origen y desa-
rrollo posterior en la historia del patriarcado, así como en la discriminación que
existe hacia la mujer en el mundo educativo, legal, laboral o personal. Mirada cen -
trada en los intereses masculinos, que margina a las mujeres, hasta el punto de
llegar a invisibilizar sus aportaciones o incluso considerarlas ciudadanas de segun-
da categoría a la hora de tomar decisiones” (Bard, 2016)
0
El patriarcado es un sistema político que institucionaliza la superioridad sexista de los
varones sobre las mujeres, constituyendo así aquella estructura que opera como
mecanismo de dominación ejercido sobre ellas, basándose en una fundamentación
biologicista. Esta ideología, por un lado, se construye tomando las diferencias
biológicas entre hombres y mujeres como inherentes y naturales. Y por el otro,
mantiene y agudiza estas diferencias postulando una estructura dicotómica de la
realidad y del pensamiento (Vacca & Coppolecchia, 2012)
248
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

así, iniciando con una división del trabajo sexual en la familia


marcada por la determinación de nuevas prácticas de inter-
cambio económico, la propiedad privada y la sociedad mono-
gámica marcan con firmeza el derrotero histórico de los roles
y estereotipos en las cuales la mujer ha sido, no sólo encasilla-
da, sin determinada, limitada.
Al respecto, Engels sentención en 1884: La división del
trabajo en la familia había sido la base para distribuir la pro-
piedad entre el hombre y la mujer. Esta división del trabajo
continuaba siendo la misma, pero ahora trastornaba por com-
pleto las relaciones domésticas existentes por la mera razón de
que la división del trabajo fuera de la familia había cambiado.
La misma causa que había asegurado a la mujer su anterior su-
premacía en la casa –su ocupación exclusiva en las labores do-
mésticas– aseguraba ahora la preponderancia del hombre en el
hogar: el trabajo doméstico de la mujer perdía ahora su impor-
tancia comparado con el trabajo productivo del hombre; este
trabajo lo era todo; aquél un accesorio insignificante. Esto de-
muestra ya que la emancipación de la mujer y su igualdad con
el hombre son y seguirán siendo imposibles mientras perma-
nezca excluida del trabajo productivo social y confinada den-
tro del trabajo doméstico, que es un trabajo privado (Engels,
2006).
Desde este punto de vista economicista, la opresión de la
mujer desde la concepción de formas de dominación legitima-
das y legítimas, la ha excluido de cualquier proceso de integra-
ción, de participación y de consolidación en el desarrollo de
249 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

las sociedades occidentales0, cuya minimizada visibilización


dentro del sistema patriarcal, consolidado a partir de la reafir-
mación del discurso moral -adoptado y adaptado- para justifi-
car su cosificación como instrumento sexual de su sociedad,
en un sentido simbólico del concepto de Maturana y Varela de
autopoiesis, capaz de reproducir y dar continuidad a las for-
mas que perpetuan el sistema las necesidades del sistema eco-
nómico:
La abolición del derecho materno fue la gran derrota histó-
rica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó
las riendas también en la casa y la mujer se vio degradada,
convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hom-
bre, en un simple instrumento de reproducción (Engels, 2006)
Gerda Lerner nos dice que durante casi cuatro mil años las
mujeres han desarrollado sus vidas y han actuado a la sombra
del patriarcado, concretamente de una forma de patriarcado
que podría definirse mejor como dominación paternalista. El
término describe la relación entre un grupo dominante, al que
se considera superior, y un grupo subordinado, al que se consi-
dera inferior, en la que la dominación queda mitigada por las
obligaciones mutuas y los deberes recíprocos (Lerner, 1990).
6.2.- Violencia contra las mujeres
La violencia contra las mujeres es señalada por la literatu-
ra en diversas disciplinas como un problema multidimensional
y multifactorial (Velez & Palacios, 2017), considerada actual-
mente como sistema de desigualdades que promueve la discri-

0
Hago referencia a las sociedades occidentales por la base identitaria definida por
la conformación una moral judeocristiana.
250
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

minación y la exclusión, y, con ello, cualquier forma de inte-


gración social con igualdad de condiciones y con las mismas
oportunidades de las mujeres con los hombres; dichas violen-
cias legitimadas y legítimas, han desarrollado un sistema de
constructos binarios: dominación - opresión, superioridad - in-
ferioridad, poder – desventaja, que, desde el abordaje de dis-
tintas teorías y metodologías feministas, están consolidando
actualmente una mirada capaz de entender las relaciones so-
ciales como situaciones de desventajas y de desigualdades, lo
que permite observar a las mujeres como una entidad sustan-
cial para la conformación en los ámbitos públicos de las socie-
dades y de los ámbitos privados del poder.

La visibilización de las violencias como formas de expre-


sión e imposición del sistema sexo - género 0, quedan enmarca-
das en las formas de representación para reafirmar modelo pa-
triarcal en su preservación del status quo androcéntrico para el
dominio y control de los aparatos ideológicos, normalizando
las formas de violencia contra las mujeres desde distintos en-
foques y bajo distintos modos de manifestación, cuya justifica-
ción histórica ha sido el bien común a través del orden públi-
co, es decir, del control y regulación social.

0
Según la concepción de la feminista Gayle Rubin, el “sistema sexo/género” fue
definido como: El sistema de relaciones sociales que transforma la sexualidad bio-
lógica en productos de actividad humana y en el que se encuentran las resultantes
necesidades sexuales históricamente específicas (Rubin, 1975).
251 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

6.3.- Ciclo de la invisibilización de la mujer respecto de la


violencia psicológica

Si bien las manifestaciones de violencias contra las muje-


res han sido legitimadas por las instituciones que fungen como
mecanismos de imposición y represión, la creación y repro-
ducción (de las violencias) en el ámbito de lo privado por las
formas definidas de control (desde lo público) generan un ci-
clo de invisibilización de la violencia contra las mujeres: en el
ámbito privado, la interiorización del proceso de control y re-
gulación del sistema patriarcal generado en la unidad domésti-
ca sustenta sus expresiones a través de medios de imposición
efectivos de dominación a lo simbólicamente llamado “femen-
ino”0; en el ámbito público, su convalidación se manifiesta la
reproducción de la violencia doméstica en los aparatos de alie-
nación ideológica, estableciendo un sistema de consumo for-
mas de representación de la cultura; dicho esto, el control so-
bre las mujeres desvanece cualquier posibilidad interpretativa
entre los límites borrosos de su apreciación de su propia iden-
tidad, matizado bajo los estándares del sistema sexo-género
como una forma de control sin cadenas, pero de efectiva y
funcional obediencia como idealización de una moral, sin asu-

0
En nuestra sociedad la forma de ser y de sentirse mujer viene determinada por
un estereotipo de feminidad tradicional, que entre otros rasgos que la definen in-
cluye: la atribución de importancia en todo lo relacionado con lo emocional, con
las relaciones interpersonales, con el afecto, los cuidados y el apego y no solo con
la creación de estos vínculos sino con la responsabilidad en su mantenimiento (Fa-
jardo, Et Al, 2005).
252
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

mir en su fondo y forma, la reproducción del sistema patriar-


cal.

Ante este límite borrosos, la sistematización y naturaliza-


ción de las violencias en el ámbito de lo privado permean las
interpretaciones, que, si bien pueden ser actualmente jurídicas
enmarcadas por los lineamientos de organismos supranaciona-
les, las cargas interpretativas de lo que no es visto como lo es
la violencia en el ámbito de lo familiar0 y/o de lo doméstico, se
niegan como una forma de pacto patriarcal.
6.4.- Fases de Walker
Ahora bien, dicha violencia en el núcleo doméstico no só-
lo pasa por el conocido ciclo de violencia establecido por Wa-
lker en 1979, cuyas tres fases son:
a. fase de tensión creciente: situaciones de violencia que
pueden ir de las malas palabras a formas de contacto físico que
va incrementando la tensión, y en ese punto pueden surgir
amenazas de muerte o frases que atenten directamente contra
la dignidad de la mujer que vivencia dicha situación;
b. fase de violencia aguda; donde las manifestaciones de
agresión trascienden las expresiones de coraje, ira o inconfor-
midad, y se vuelcan para la agresión directa que puede ser a

0
Las formas de violencia en el ámbito de lo familiar se expresan con violencia físi-
ca, sexual y sicológica que se produzca en la familia, incluidos los malos tratos, el
abuso sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la viola-
ción por el marido, la mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales
nocivas para la mujer, los actos de violencia perpetrados por otros miembros de la
familia y la violencia relacionada con la explotación (ONU O. , 1993)
253 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

través de empujones, jalones de cabello, golpes, cortaduras o


violaciones sexuales;
c. fase de amabilidad y afecto (Walker, 2009), en una in-
ter-fase entre la anterior y ésta, se presenta un distanciamiento
por ambas partes, que, por un lado permite el control y la dis-
minución de las emociones violentas en el hombre, en tanto
que en la mujer, dicho distanciamiento le permite la reafirma-
ción de patrones de conducta socialmente impuestas, recono-
ciéndose en modelos de comportamiento y asimilando, a modo
de justificación, las formas de violencia a modo de entendi-
miento de las relaciones de pareja; terminado ese distancia-
miento, la culpa0 en cada uno de los sujetos (activo/hombre;
pasivo/mujer) por y en la violencia, comienza a disipar las ac-
titudes violentas: el arrepentimiento 0 y la justificación de las
conductas que hayan transgredido la dignidad e integridad físi-
ca, psicológica y emocional de la mujer, toman el camino del
perdón de las acciones, la convalidación de conductas socio-
morales asumidas, y la reafirmación de vínculos psicoafecti-
vos para con la pareja.

0
Es importante delimitar el concepto de “culpa”: La culpa es un concepto que se
manifiesta en tres vertientes: la psicológica, la religiosa y la jurídico. La primera se
refiere a la valoración cognitiva y efectiva que el sujeto hace de sus acciones (Za-
balegui, 1997); la religiosa describe la percepción de haber cometido un pecado,
por realizar o no una acción (Condrau, 1968), y la jurídica se relaciona con la tras-
gresión de una norma legal (Carranza y Trujillo, 1997).
[…] el sentimiento de culpa puede ser un mecanismo cultural que pretende contro-
lar las acciones de las personas y limitar su capacidad de autonomía y toma de de-
cisiones, […] la culpa se inserta en la subjetividad de las mujeres debido al incum-
plimiento y/o trasgresión de las normas sociales que se establecen especialmente
para ellas (Romero, 2011).
0
Culpa como proceso de interiorización consciente de alguna de las vertientes ex-
puestas en el punto anterior, arrepentimiento como el sentimiento resultante de
la culpa
254
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

Estas fases reproducen las formas estructurales de la ma-


croviolencia,0 que cuando se presenta este ciclo dentro del con-
texto de la unidad doméstica, es casi imperceptible distinguir-
la, más cuando los niveles de violencia se constriñen a formas
de minimización, cosificación y transgresión psicológicas a la
propia capacidad de la mujer, adolescente o niña de interpre-
tarse únicamente dentro de dicho contexto de violencia contra
ellas: (…) …la violencia se construye siguiendo un patrón cir-
cular que, como todos los patrones de este tipo, se alimentan a
sí mismos, lo que significa que no necesitan dar razones exter-
nas para su mantenimiento y que pasa a formar parte del reper-
torio de patrones de interacción de la pareja. Este patrón puede
demostrarse en la manera en que la pareja ha aprendido a inte-
ractuar y creer que es la mejor manera de resolver sus conflic-
tos -aunque en la realidad no sea así, ya que sólo se incremen-
tan-, lo que explica su persistencia y peligrosidad. La violencia
pasa de ser un acto aislado a una forma aceptable y “normal”
en la interacción de la pareja, lo que aumenta el riesgo de gra-
ves lesiones u homicidio (Vargas, López, & Cortés, 2017)
6.5.- Violencias Psicológica
La violencia psicológica no es un hecho fortuito o espo-
rádico, sino la sistematización de las formas legitimadas y le-
gítimas de la concepción de la mujer dentro de un sistema de
dominación – opresión; en este sentido, dicha violencia se ge-

0
Con el término de “macroviolencia” hago referencia al nivel de violencia constre-
ñida en las formas estatales de imposición en la estructura del Estado: legitimadas
por la costumbre y legítimas por el sistema jurídico, que controlan y regulan a la
mujer como aparato dependiente y reproductor del sistema patriarcal.
255 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

nera dentro de una relación psicoafectiva dada por valores


emocionales o sociales, por lo que en su expresión se obedece
a costumbres o tradiciones que están dadas de manera natural
en prácticas rutinarias o de habitualidad.
En este punto me detengo para definir un término que con-
sidero importante por ser parte de la característica de la vio-
lencia de género en el ámbito doméstico: el término de “habi-
tualidad”, el cual hace referencia a la rutina, a la cotidianeidad,
pero que sin embargo, hablando sobre un sistema de prácticas
de violencia; sin embargo, al momento no ha sido considerado
en alguna legislación mexicana, ni descrito específicamente
por algún criterio de la Suprema Corte de Justicia de la Na-
ción, ya que la violencia doméstica la entendemos como una
una manifestación, un ejercicio mismo de la violencia, mas no
como una temporalidad o como una frecuencia de actos.
En España, el concepto existe desde 1989 en el Código
Penal Español en su artículo 153, y hace referencia a la violen-
cia de sobre las mujeres:
El que habitualmente ejerza violencia física sobre su cón-
yuge o persona a la que se halle ligado de forma estable
por análoga relación de afectividad o sobre los hijos pro-
pios o del cónyuge o conviviente, pupilos, ascendientes o
incapaces que con él convivan o que se hallen sujetos a la
potestad, tutela, curatela o guarda de hecho de uno u otro,
será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres
años, sin perjuicio de las penas que pudieran corresponder
por el resultado que, en cada caso, se causare (Código Pe-
nal Español, 1989).
256
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

Sin embargo, el término no contaba con una definición


precisa para su interpretación, sino hasta el 2003 en el aparta-
do 3 del artículo 173 del mismo Código se establece:
Para apreciar la habitualidad a que se refiere el apartado
anterior, se atenderá al número de actos de violencia que
resulten acreditados, así como a la proximidad temporal de
los mismos, con independencia de que dicha violencia se
haya ejercido sobre la misma o diferentes víctimas de las
comprendidas en este artículo, y de que los actos violentos
hayan sido o no objeto de enjuiciamiento en procesos an-
teriores.
Dicho esto, la “habitualidad” como forma de expresión del
ejercicio de la violencia contra la mujer en el núcleo fami-
liar genera una subordinación [que] se vuelve una práctica
cotidiana en las relaciones de género en las mujeres: no
pueden opinar, no pueden decidir sobre su propia vida, si
quieren trabajar o no, tener relaciones sexuales o no, ni sus
amistades, sin la aprobación del jefe de familia; no pueden
decidir si el hombre puede pegarle o no por no cumplir
con sus obligaciones (van Bergen et al., 2011).

Esta expresión que distingue actualmente las violencias


contra las mujeres, adolescentes y niñas en nuestras socieda-
des, hace referencia a cómo se perpetúan las relaciones de po-
der en la pareja como un orden natural de formas subjetivas
garantes de lo socialmente permitido, aceptado y naturalizado.
257 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

La Organización Mundial de la Salud define la violencia


como …el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea
en grado de amenaza o efectivo, grupo o comunidad que cause
o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, da-
ños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones
(OMS, 1996). Bajo esa definición, necesario reconocer que la
violencia ocasiona un menoscabo en las identidades a partir de
la desvaloración psicoemocional de este sector, dejando secue-
las que, tarde o temprano, se verán reflejadas en contexto de
las víctimas:
…la consecuencia de un acontecimiento traumático o
violento, caracterizado por un significativo nivel de
intensidad, que desborda el umbral de tolerancia al
sufrimiento de la persona en quien repercute, al ser
percibido por ésta como un ataque generalizado
contra su propio self, al que no puede hacer frente
con su experiencia acumulada hasta entonces, y que
deja una huella o cicatriz interior, invisible e inac-
cesible, que derivará en trastornos de naturaleza psi-
copatológica que se mantendrán activos, por un tiem-
po indeterminado, dado que, según sus característi-
cas, pueden o no ser remisibles, por lo que requerirán
atención especializada inmediata” (Hernández, Ma-
gro, & Cuéllar, 2014)

La acumulación de la violencia de género que cimbra es-


pecialmente la estructura del ámbito doméstico, donde la inte-
rioriza, de manera natural o impuesta, la sufre; en tanto que el
258
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

hombre, legitima sus privilegios. En este punto me detengo


para retomar el título del artículo para exponer el tema que me
interesa: la culminación del continuum de violencia contra la
mujer por razón de género: el suicidio feminicida.
Cuando hablamos de la expresión continuum de violen-
cia hacemos referencia a la prolongación de formas estableci-
das, perpetuadas y perpetuadoras de mecanismos de violencia
que atentan directa o indirectamente contra la mujer, adoles-
centes y niñas; en este sentido, es necesario aclarar que dentro
de este continuum se encuentran el femicidio, feminicidio y el
suicidio por razones de género, como dos expresiones radica-
les que ponen en juego los modos de convivencia en nuestras
sociedades (Guajardo, Gabriel; Cenitagoya, Verónica;, 2017).
La violencia psicológica contra las mujeres, adolescentes y
niñas, constituye no sólo un delito de intencionalidad, de car-
gas históricas de odio y de representan la prolongación de las
violencias validadas socialmente, lo que no las deja sin espa-
cio, sin territorialidad propia permita un autocuidado en el ám-
bito doméstico, dejándolas en tal condición que puede llevar-
las a atentar contra sí como una forma de poner fin a las vio-
lencias que se ejercen sobre su persona.
Es necesario señalar que las legislaciones no se contempla
la violencia psicológica, la cual es el resultado de estar en per-
manente estado de exposición a situación que produzcan una
alteración emocional, psicológica o física por ejercer cualquier
forma de violencia sobre una mujer, adolescente o niña; las le-
gislaciones constriñen la violencia contra la mujer como un
259 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

acto único tendiente a ocasionar un solo y exclusivo menosca-


bo sin considerar la posibilidad de que dicho delito sea la con-
tinuidad de una serie de delitos cometidos en menoscabo de la
mujer víctima de violencia, como tampoco está la considera-
ción de las posibles secuelas de dicha comisión.
La violencia psicológica, tal como la define Asensi Pérez0
Se consideran tres tipos de violencia que se interrelacionan
dentro de las situaciones de malos tratos: el maltrato físico, el
maltrato psicológico y el maltrato sexual, cuya severidad y
frecuencia varían de una situación a otra, pero cuyo objetivo
común es el control de la víctima.
La violencia psíquica es inherente a la violencia física o
puede ser un anuncio de la misma, o bien se puede dar inde-
pendientemente de las agresiones.
Es una forma de maltrato, un conjunto heterogéneo de ac-
titudes y comportamientos, en todos los cuales se produce una
forma de agresión psicológica, pero, a diferencia del maltrato
físico, es sutil y más difícil de percibir, detectar, valorar y de-
mostrar.
Se desvaloriza, se ignora y se atemoriza a una persona a
través de actitudes o palabras. La violencia psíquica se susten-
ta a fin de conseguir el control, minando la autoestima de la
víctima, produciendo un proceso de desvalorización y sufri-
miento (Asensi, 2016)

0
La Profesora en Investigación, Laura Asensi Pérez, Psicóloga jurídica y forense, de
la Universidad de Alicante, ha desarrollado diversos trabajos sobre la detección de
rasgos de violencia psicológica en mujeres con relaciones violentas de pareja, así
como también ha desarrollado trabajos de investigación respecto a la prueba peri-
cial sobre violencia de género.
260
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

Las consecuencias de la violencia psicológica por malos


tratos son detectables, entre ellas están:
 Trastorno por estrés postraumático (TEPT)
 Depresión
 Trastornos de ansiedad (ansiedad generalizada, ataques de
pánico, agorafobia, etc.)
 Trastornos de la alimentación
 Alteraciones del sueño
 Abuso y dependencia de sustancias
 Problemas psicosomáticos
 Baja autoestima
 Problemas crónicos de salud
 Inadaptación. Aislamiento.
 Problemas de relación social/familiar/laboral
 Suicidio

Es en este último punto -el suicidio- donde está el triunfo


del sistema patriarcal sobre la igualdad de derechos: llevar a
que la propia mujer termine con su vida por el alto grado de
vulnerabilidad y menoscabo de su dignidad en el que se pueda
encontrar.

Si bien El Salvador, hasta el 2012, había sido único país


en tipificar el delito de suicidio feminicida (Sulbarán, 2018),
pero el término ha sido ya utilizado en Chile y Argentina, y a
261 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

nivel internacional se cuenta con la Sentencia de la Corte Inte-


ramericana de Derechos Humanos Caso Guzmán Albarracín y
Otras vs Ecuador, cuya sentencia fue el 24 de junio de 2020,
en la cual se narra un caso de violencia psicológica que llevó
al suicidio a una adolescente,

La violencia psicológica cuando se ejerce de manera siste-


mática, permanente y continuada, debe ser identificada para el
reconocimiento de ésta, a través de diversas herramientas e
instrumentos de medición de los niveles de violencia y del ni-
vel de riesgo en el que se encuentra que la mujer, las adoles-
centes o las niñas, ya que, debemos dejar claro, es la forma
más invisible pero evidente de las formas patriarcales en que
hemos sido sometidas las mujeres.
Debo aclarar que la expresión “de manera sistemática, per-
manente y continuada” es propia, por lo hago referencia al
modo en que la violencia se expresa como un sistema repre-
sentativo de modelos impuesto y legitimados por los sistemas
patriarcal y de sexo-género; permanente, en cuanto a que el
ejercicio de la violencia sobre la mujer, en cualquiera de sus
manifestaciones, se representa en una temporalidad abierta, es
decir, que no se constriñe en tiempo ni en límite para su expre-
sión; y continuada, hago referencia a la interpretación de la
doctrina y a la aplicación de la pena en virtud de que el mismo
delito se lleve a cabo en distintos tiempos cuando se comete,
es decir, considerando la violencia psicológica contra la mujer,
adolescente o niña por razón de género, sea en el contexto del
hogar o fuera de éste, se ejerce:
262
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

a. como una expresión de delito;


b. como una conducta tipificada;
c. es una conducta dolosa;
d. busca ocasionar un menoscabo;
e. se expresa en distintos momentos;
f. deja secuelas en el tiempo;
g. lesiona un bien jurídico tutelado.

Por estas razones, considero que la violencia psicológica


debe considerarse como un delito continuado, cuando sea per-
petuado con, en y por una relación directa que tenga una in-
fluencia emocional y psicoafectiva en la víctima.0
6.6.- Metodologías para la interpretación de las
violencias por razones de género
Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la in-
terpretación para la atención, acceso, administración, imparti-
ción y procuración de justicia, ha sido la falta de un sistema
interpretativo capaz de centrar a la mujer víctima de violencia
por razones dentro de un mapa de contenidos, formas y siste-
mas que a lo largo de la historia, la ha situado en condiciones
de desigualdad, vulnerabilidad y de invisibilización.

0
Esta postura aquí expuesta es contrario sensu a lo establecido por la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en su criterio jurisprudencial respecto a la comisión
del delito de violación, el cual considera que, aunque se comenta en distintos
tiempos, dicho delito se integra en un hecho único. Tesis: 1ª./J. 24/2011, Materia
Penal. Obtenido de: https://sjf2.scjn.gob.mx/detalle/tesis/161932
263 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

La violencia contra las mujeres que actualmente está tute-


lada por el Estado, debe asumirse como una práctica para la
intervención integral para la atención, prevención, sanción y
erradicación de las violencias tipificadas, por lo que debe con-
siderar teorías, metodologías y enfoques que permitan enten-
der a partir de diferentes contextos las relaciones de género,
condiciones de desigualdades, y otros ámbitos en los que se
han construido conceptos delimitadores de la condición de las
mujeres, al igual que otras consideraciones, cuyo abordaje
debe ser desde el punto de vista de la ciencia; las actuales teo-
rías, metodologías y enfoques más usados a nivel internacional
para comprender y contextualizar cualquier forma de expre-
sión de violencia contra las mujeres, son:
a. Perspectiva de género: es una metodológica, analítica y
política sobre las relaciones entre las mujeres y los hombres,
observa y comprender las desigualdades socialmente construi-
das desde la concepción de roles de género; su objetivo es ge-
nerar políticas y acciones transversales para disminuir hasta
abatir las brechas de desigualdad entre los sexos.
b. Enfoque diferencial y especializado: reconocimiento
que debe darse a las mujeres, niñas y adolescentes como grupo
de población con características particulares o con mayor si-
tuación de vulnerabilidad en razón de género; existe la obliga-
ción de brindarles una atención especializada que responda a
las particularidades, grado de vulnerabilidad, y del daño oca-
sionado a las víctimas.
264
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

c. Enfoque Transdisciplinar. Es una metodología que guía


la intervención de diversas disciplinas para la solución de pro-
blemas persistentes y complejos.
d. Enfoque Multicultural. Mira a las culturas y los pueblos
en sus relaciones y grupos sociales desde la perspectiva de la
antropología cultural, planteando fundamentos culturales, bus-
cando la comprensión y aceptación de la diversidad sin tener
que encontrar las similitudes partiendo del respeto de las pre-
ferencias comunitarias, sea cual sea su cultura.
e. Enfoque de Interseccionalidad. Revela las variadas
identidades, expone los diferentes tipos de discriminación y
desventaja que se dan como consecuencia de la combinación
de identidades. Abordar las formas en que el racismo, el pa-
triarcado, la opresión de clase y otros sistemas de discrimina-
ción crean desigualdades que estructuran las posiciones relati-
vas de las mujeres. Considera contextos históricos, sociales y
políticos y también reconoce experiencias individuales únicas
que resultan de la conjunción de diferentes tipos de identidad0

6.7.- El suicidio como culminación de la violencia psicológi-


ca
El ejercicio de la disciplina supone un dispositivo que
coacciona mediante el juego de la mirada; un aparato
en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos

0
Las definiciones aquí descritas son producto de interpretación de diversos glosa-
rios de términos feministas, de género y de derechos humanos.
265 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

de poder y donde, a cambio, los medios de coerción ha-


cen claramente visible aquellos sobre los que se aplican
(Foucault, 2009)

La violencia sistematizada y naturalizada en el ejercicio y


manifestación de las características impuestas como formas de
conducta y como normas, ha hecho más fuerte y más visible al
patriarcado, lo que conlleva a que las mujeres, específicamen-
te las víctimas de violencia familiar o domésticas inmersas en
ciclos de violencia y de invisibilización, marcadas por relacio-
nes de desigualdad y de opresión en sus relaciones y en su
vida doméstica, generan una doble carga: aquella de la falta de
cumplimiento de las expectativas al exterior, y otra que es la
que interioriza, pasando por sentimientos como la culpa, el
despojo, depresión, estrés, y otros sentimientos de falta de va-
lorización que la llevan un sentido casi permanente de baja au-
toestima, la cual puede desembocar en terminar con su propia
existencia como solución a un problema considerado como
irreparable.
En este sentido consideramos que la violencia influye ne-
gativamente en la víctima, condicionando su autonomía, dis-
minuyendo su autoestima, determinando su capacidad de sen-
tir, de generar independencia, imposibilitándola en la toma de
decisiones por sí misma (Escuder, 2012)
Las continúas formas de violencia psicológica, más que
por la intensión, sí por la continuidad y constancia en la agre-
sión que se pueda manifestar contra la mujer, adolescenete o
niña, puden llevar a tomas de decisiones fatales:
266
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

Llevando a cabo un recorrido histórico sobre la categoría


de análisis, la palabra suicidio se introdujo en la segunda mi-
tad del siglo XVII, las expresiones utilizadas hasta ese mo-
mento eran "auto-homicidio", "auto-destrucción", "causar vio-
lencia contra uno mismo", "procurarse la propia muerte" (Lo-
rente, Sánchez de Lara, & Naredo, 2007)
El suicidio ha sido visto por algunos autores como “au-
tohomicidio”, sin embargo, se le considera como una prác-
tica antropológica de autocastigo por aspectos de incum-
plimiento social o por culpas; sin embargo, el suicidio,
tanto en una significación antropológica o criminológica,
tiene sus formas de expresión y de representación que ha-
bla de contextos particulares.
Para Thomas: "El hombre se da la muerte (u ordena que se
le dé). Suicidio y homicidio ¿están ligados? ¿Hay que admitir
con Stekel que "no hay suicida que no haya deseado la muerte
de alguien"? ¿O que hay a/lí(...) dos efectos de una misma
causa, que se expresa tanto bajo una forma como bajo la otra,
sin que se puedan asumir una y otra vez", de modo que el sui-
cidio sería de alguna manera" un homicidio transformado y
atenuado"{...)
Muchos son los problemas antropológicos importantes que
se plantean: la existencia de suicidios colectivos, donde la imi-
tación y la presión social desempeñan un papel capital; el au-
mento del índice consumado de tentativas de suicidios (histéri-
cos) y de suicidios (melancólicos) en las sociedades industria-
les, el hecho de que entre las tentativas haya sobre todo ado-
267 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

lescentes y mujeres, y que los suicidios logrados sean espe-


cialmente de hombres y adultos maduros; o también que el
máximo de suicidios se manifieste durante los meses en que
los dias son más largos (...) que la gente no se suicida de la
misma manera según a que clase social pertenezca y qué pro-
fesión ejerza, incluso según las edades o el sexo" (Thomas,
1983)
El gran cuestionamiento sobre el suicidio es su aceptación
desde la percepción moral, y su validez social como reconoci-
miento de abandono por parte del Estado en el cumplimiento
de su responsabilidad en la encomienda de proteger el bien ju-
rídico más salvaguardado por todas las legislaciones: la vida.

El concepto de vida, si bien no está tutelado de modo tex-


tual en las legislaciones, se considera como la obligación
del Estado, por lo que es, en el sentido deóntico respecto a
la protección que ofrece en la defensa de los derechos hu-
manos, el elemento que define su sentido garantista.

Los desafíos de dicha tutela han llevado a interpretar los


delitos que atentan contra la vida, y, en este caso específico:
contra las mujeres, adolescentes y niñas por razones de géne-
ro, son considerado actualmente como crímenes de lesa huma-
nidad (Lagos, 2019), ya que son concebidos desde la interpre-
tación judicial como un evidente atentado contra la integridad
física, psicológica y emocional.
268
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

6.8.- De las herramientas para la prevención y atención de la


violencia psicológica
En México, el 16 de abril del 2009, el Diario Oficial de la
Federación publicó un acuerdo mediante el cual es Sistema de
Seguridad Pública establece los lineamientos de funciona-
miento y de operación del Banco Nacional de Datos e Infor-
mación sobre Casos de Violencia contra las Mujeres “BANA-
VIM”, la cual es una instancia virtual encargada de contener
los datos de mujeres víctimas de violencia, siendo implemen-
tada en cada entidad federativa a través de la vinculación insti-
tucional por esta red (BANAVIM), cuyo objeto es es “admi-
nistrar la información de las instancias involucradas en la aten-
ción, prevención, sanción, erradicación, con el propósito de
elaborar estadísticas y diagnósticos de violencia que permitan
conocer sistemáticamente las características y patrones de este
fenómeno para hacer frente a la violencia contra las mujeres
con miras a simplificar los proceso y mejorar la coordinación
entre sus miembros, así como fortalecer su capacidad en los
planos federal, estatal y municipal proporcionando los recur-
sos humanos técnicos y financieros para aumentar su eficacia
en la ejecución de sus acciones” (Poder Judicial, s/f).
Su funcionamiento permite que quienes reciben notifica-
ciones o atienden directamente de casos de violencia contra las
mujeres puedan registrarlo para generar un reporte y “alimen-
tar” la base de datos: sea con “nuevas” víctimas, o con casos
de seguimiento, bajo la siguiente clasificación: información
pública; datos de la víctima; datos del agresor o agresora; ór-
269 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

denes de protección, seguimiento de casos; mujereas desapare-


cidas, víctimas de trata; violencia feminicida; hostigamiento y
acoso sexual; mujeres en prisión por el delito de aborto; ya
que el principal objetivo de la BANAMVIM
6.9.- Institucionalidad y protocolos en México
Ahora bien, Por otra parte, el Estado mexicano ha desarro-
llado a través de distintas instituciones 25 protocolos focaliza-
dos en la atención a mujeres víctimas de violencia de género,
los cuales, son una ruta especializada:
a) Secretaría de Gobernación (2):
Modelo conceptual y operativo de centros especializados
para la erradicación de las conductas violentas hacia las muje-
res, 2014,
Modelo Integrado para la Prevención y Atención de la
Violencia Familiar y Sexual. Manual Operativo, 2010,

b) Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Segu-


ridad Pública (1)
Protocolo de actuación a usuarias y víctimas en los Cen-
tros de Justicia para las Mujeres de México

c) Secretaría de Salud (16):


 Guía para el Diagnóstico Presuntivo del Maltrato Infanto-
Juvenil, 2006
 Atención médica a Personas Violadas, 2004,
 Modelo de Atención Integral en Salud Sexual y Reproduc-
tiva para Adolescentes, 2016
270
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

 Atención psicológica a mujeres víctimas de violencia,


2010
 Protocolos de atención para profesionales de la salud men-
tal
 Protocolo para la Atención Psicológica de la Violencia
Moderada
 Protocolo para la Atención Psicológica Individual de la
Violencia Moderada
 Protocolo para la Atención Psicológica Grupal de la Vio-
lencia Moderada
 Protocolo para la Atención Psicológica de la Violencia Se-
vera
 Protocolo para la Atención Psicológica de la Violencia Ex-
trema
 Protocolos para la Atención Psicológica de la Violencia
Sexual
 Protocolo para la Atención Psicológica Individual para la
Violencia Sexual de Primer Contacto (Primeras 72 horas
trascurrido el evento)
 Protocolo para la Atención Psicológica en caso de Viola-
ción
 Protocolo para la atención Psicológica de la Violencia Se-
vera con Contenido Sexual
 Protocolo para la atención Psicológica de Mujeres en ca-
mino al retorno a la Vida sin Violencia
 Protocolo de Canalización y Referencia
 Norma Oficial Mexicana 046
271 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

d) Instituto Nacional para las Mujeres (1):


Protocolo de Intervención para casos de Hostigamiento y
Acoso Sexual, 2009,

e) Sistema de Seguridad Pública (2):


Protocolo de Actuación Judicial en materia de Violencia
de Género, 2010
Manual de Implementación del Protocolo de Actuación
Judicial en materia de Violencia de Género

f) Suprema Corte de Justicia de la Nación (1):


Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, 2017,

g) Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (1):


Modelo Integral de Atención a Víctimas, 2015,

h) Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos


Indígenas (1):
Modelo Participativo de Atención a la Salud Sexual y Re-
productiva y la Violencia de Género en Mujeres Indígenas,
2014,

Respecto el conjunto regulatorio antes descrito, el modelo


de Atención Psicológica a Mujeres víctimas de Violencia con
sus respectivos Protocolo de la Secretaría de Salud publicado
en el 2010, es el referente actualmente utilizado por las y los
profesionales de la salud mental con independencia de la insti-
tución pública en la que brinden sus servicios profesionales;
272
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

dicho modelos de atención psicológica si bien han sido desa-


rrollados pensados en problemas específicos que atraviesan
mujeres, adolescentes y niñas que han sido violentadas en su
ámbito emocional, psicológico y sexual, los cuales brindan de
manera metodológica desde una contención a una atención es-
pecializada que puede brindar diagnósticos específicos y útiles
tanto para la contextualización, como para desarrollar progra-
mas de prevención focalizados.
Ahora bien, recapitulando: por un lado contamos con una
base de datos nacional y regional que permite segmentar, foca-
lizar y distribuir toda la información para poder analizar no só-
lo desde el aspecto estadístico; por otro, contamos con meto-
dologías diseñadas para atender problemas específicos por ca-
racterísticas, por intensidad, por frecuencia, por contextos, por
información sociodemográfica, por dinámicas familiares… sin
embargo, no hemos focalizado dicha información obtenida por
la BANAVIM o por los test que se elaboran a las mujeres,
adolescentes y niñas víctimas de violencia, fuera del ámbito de
los datos duros: no contamos con perfiles victimológicos.

Adicional a ello y pese a que dichas metodologías están


diseñadas para la atención específica de violencia contra las
mujeres por razón de género, no se ha elaborado:
a. Indicadores específicos y sobre tendencias suicidas en
mujeres, adolescentes y niñas víctimas de violencia por razón
de género;
273 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

b. una base de datos que proporcionen referencias concre-


tas para la atención y seguimiento a casos de ideación suicida
como resultado de una violencia sistemática, permanente y
continuada;
c. diseño de diagnósticos focalizados en la problemática
de la ideación del suicidio para la investigación, prevención y
atención de la violencia psicológica e ideación suicida;
d. políticas públicas que atiendan la violencia psicológica
como un problema multidimensional y multifactorial como un
problema de género y de factores socioculturales, atendido
desde los enfoques anteriormente señalados.
Finalmente y lo que considero más importante, creación
de observatorios y laboratorios ciudadanos que vigilen y ten-
gan mesas de análisis donde participen diversos sectores y so-
ciales, así como un grupo de profesionistas multidisciplinario
que sea capaz de desarrollar investigaciones focalizadas, perfi-
les victimológicos y criminológicos, mapas de georreferencia-
ción para que las instituciones que trabajan en la atención a
mujeres víctimas de violencias, puedan desarrollar soluciones
integrales desde el trabajo interinstitucional, regional o secto-
rial focalizados para atender problemáticas específica y dar so-
luciones medibles, alcanzable y que trasciendan administracio-
nes, además de públicas, políticas.
6.10.- Sobre el Suicidio feminicida
“Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo
femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o
sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como
las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitra-
274
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

ria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como


en la vida privada” (ONU, 1993).
El artículo primero de la Declaración sobre la Eliminación
de la Violencia contra la Mujer nos marca una de las rutas de
interpretación para entender qué es la violencia contra mujer;
poco antes de esta Declaración a la fecha, una larga lista de
pronunciamientos, declaraciones, tratados y convenciones por
parte los organismos supranacionales, de informes y de obser-
vatorios por parte de los organismos no gubernamentales in-
ternacionales, de resoluciones por parte de la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos, de la creación de Mecanismos de
Adelanto para la Mujer, inciden para que los Estados Miem-
bros de la Organización de las Naciones Unidad posean un
cuerpo normativo armonizado con las garantías internaciona-
les de los derechos humanos de las mujeres, para una conside-
ración amplia y una interpretación extensiva de ellos.
En este orden de ideas, delitos graves por razones de géne-
ro como lo es el feminicidio, se convierten en un componente
base para la nueva interpretación de las sociedades y su aten-
ción y relación con las mujeres.
Ana Russell y Jill Radford definen el “femicidio” como
“el conjunto de hechos y conductas violentas contra las muje-
res por ser mujeres, que conduce en algunas ocasiones al ho-
micidio de algunas de ella” (Russell & Radford, 1992), en tan-
to que Marcela Lagarde sostiene: es una brutalidad de violen-
cia criminal entre los hombres, pero insistíamos nosotras: “és-
ta en su mayor parte es una violencia ejercida por hombres
275 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

contra mujeres, pero no sólo por hombres, por hombres colo-


cados en supremacía social, sexual, jurídica, económica, polí-
tica, ideológica y de todo tipo, sobre mujeres en condiciones
de desigualdad, de subordinación, de explotación o de opre-
sión, y con la articularidad de la exclusión” (Lagarde, 2006).
El delito de Feminicidio se tipifica por primera vez en el
2012 en el Código Penal Federal, a razón de la Recomenda-
ción de la Corte Interamericana respecto al Caso González y
Otras vs México (Campo Algodonero) y el Caso Radilla Pa-
checo vs. México, ambos de 2009, así como la posterior refor-
ma constitucional en materia de derechos humanos de 2011,
permitieron que México se pusiera a la vanguardia en la salva-
guarda de los derechos humanos de las mujeres, por lo que en
el 2012 se tipifica el delito de feminicidio en el Código Penal
Federal, el cual ha sido la base para que las entidades federati-
vas (32) armonizaran sus propias legislaciones.
En Jalisco, el pasado 7 de noviembre de este año se publi-
có en el Periódico Oficial del Estado de Jalisco el Decreto
27992/LXII/20 en que se tipifica la “Inducción o ayuda al
suicidio feminicida”, así que si mi revisión no me engaña, po-
demos decir que somos el primer gobierno subnacional a nivel
internacional en tipificar el delito de suicidio feminicida ade-
más de El Salvador.
La reforma al Código Penal del Estado Libre y Soberano
de Jalisco quedó de la siguiente manera:
Inducción o ayuda al suicidio feminicida
Artículo 224 Bis. Quien indujere u obligue a una mujer al
suicidio o le prestare ayuda para cometerlo, será sancionada
276
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

con la pena prevista en el primer párrafo del artículo anterior


aumentada de un tercio a la mitad cuando concurra cualquiera
de las siguientes circunstancias:
I. Que el suicidio fuera precedido por cualquier forma de
violencia de género del actor contra la víctima; y
II. Que el agresor se haya aprovechado de la superioridad
generada por las relaciones preexistentes o existentes entre él
y la víctima.
Si el suicidio no se lleva a efecto, pero su intento produce
lesiones, éstas serán consideradas como lesiones calificadas.
Si la ayuda se prestare hasta el punto de ejecutar el respon-
sable la muerte, la sanción será la que corresponda al delito de
feminicidio, según las circunstancias y modos de ejecución.
Necesario es aclarar que no se está considerando el suici-
dio infantil o adolescente por violencia de género, lo cual po-
dría quedar dentro de nuestras legislaciones, por lo que urge
generar la reforma que lo contemple, ya que quienes hemos
sobrevivido y nos sobrevivimos como personas adultas conti-
nuamos con la marcas que nos dejó la violencia en nuestras in-
fancias, donde muchas fuimos calladas e ignoradas por el mis-
mo sistema que justificaba la agresión en cualquiera de sus ex-
presiones, marcando nuestra percepción y entendimiento del
ciclo de invisibilización de la violencia, la que ser reproduce y
calla y la que se ejerce y nadie ve.
277 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

A manera de conclusión:
Expuesto todo lo anterior, el presente trabajo aspira a ser
una rudimentaria exposición de una de las formas de las vio-
lencias más difíciles de escuchar, mas no por ello imposible.
La violencia psicológica dentro de la unidad doméstica
cada día cobra más vidas de mujeres que buscaron y creyeron
en una vida, la cual no tuvo la oportunidad de expresarse y de
ser vivida fuera de los patrones sociocultrales en los que he-
mos crecido, y que, si bien nos consideramos liberadas de al-
gunos de ellos, no significa que estén todos superados.
La investigación analítica desde diversos enfoques de la
violencia psicológica en el ámbito doméstico para la investiga-
ción del delito del suicidio feminicida, es un reto que debemos
de tomar en el seguimiento legal, no sólo de todos los indicios
y medios que puedan llevarnos a la prueba material, porque
ello es un reto titánico, pero sí, a partir de estudios especializa-
dos en el ámbito forense, ampliar más las dinámicas de inves-
tigación retrospectiva de los distintos contextos de las mujeres
que han vivido una vida atada a la violencia, y cuyo suicidio
fue su intento más inmediato y efectivo para salir de los ciclos
de violencia y de invisibilización, donde ni ella misma se veía.
Depende de nosotras hacer que las violencias por razones
de género contra las mujeres, adolescentes y niñas sean vistas,
consideradas y asumidas no sólo como un crimen de lesa hu-
manidad, sino también como un genocidio: por lo común de su
práctica, por la intención de los perpetradores, por todo el ani-
quilamiento sistemático de una población que se encuentra en
una condición de indefensión, de inocencia y porque no repre-
278
La culminación del continuun de violencia contra
la mujer por razón de género: el suicidio feminicida.

sentamos ningún peligro para el grupo que nos está extermi-


nando como la otra parte de esta sociedad.

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Caso Rosendo Cantú y otra vs. México. Sentencia de 31
de agosto de 2010.
Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Senten-
cia de 26 de noviembre de 2010.
Caso Radilla Pacheco Vs. México. Sentencia de 23 de no-
viembre de 2009
Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. Méxi-
co. Sentencia de 16 de noviembre de 2009.
Caso Ríos y otros vs. Venezuela. Sentencia de 28 de enero
de 2009.
Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú. Sentencia
de 25 de noviembre de 2006.
Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y
otros) vs. Guatemala. Sentencia de 11 de Septiembre de 1997.
Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Sentencia de 26
de junio de 1987.

Documentos nacionales
283 Alejandra Guadalupe Galera Vidal

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos –


Derechos Humanos, 2011
Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres,
2006
Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia, 2007
Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Deli-
tos en materia de Trata de Personas y para la Protección y
Asistencia a las Víctimas de estos delitos, 2012
Ley General para la Prevención Social de la Violencia y la
Delincuencia, 2012
Ley General de Víctimas, 2013
Ley Gral. Para Prevenir, Investigar y Sancionar la Tortura
y otros Tratos o Penas Crueles, 2017
Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adoles-
centes, 2019

Documentos locales:
Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Jalis-
co
Ley para la Prevención y Atención de la Violencia Intrafa-
miliar del Estado de Jalisco, 2003.
Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia del Estado de Jalisco, 2008
Código Penal del Estado Libre y soberano de Jalisco, 2020

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