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¿Matrimonio gay?: una mirada bíblica, legal e histórica

Aprendiendo a dar razones de la esperanza

Danny Bernardo Pérez Solano

RTM Academy

¿Por qué no soy progresista?

Joaquín Moya

2021
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INTRODUCCIÓN

¿Qué es matrimonio?

La Real Academia Española define la palabra matrimonio como “Unión de

hombre y mujer, concertada mediante ciertos ritos o formalidades legales, para

establecer y mantener una comunidad de vida e intereses.” De hecho, la acepción

en donde incluye a parejas del mismo sexo es algo reciente que ha sido añadido a

conforme se ha ido legalizando en otros países.

Según los expertos jurídicos y políticos de la Universidad de Princeton,

Sherif Girgis, Robert P. George y Ryan T. Anderson (2010) el matrimonio es “la

unión entre un hombre y una mujer, quienes contraen un compromiso permanente

y exclusivo cada uno respecto del otro, el cual se realiza naturalmente

(inherentemente) en plenitud mediante la generación y crianza conjunta de los

niños. Los cónyuges sellan (consuman) y renuevan su unión por medio de actos

conyugales, es decir, actos que son constitutivos de la parte conductual del

proceso reproductivo, de tal manera que se unen como una sola unidad

reproductiva”.

¿Qué dice la Biblia sobre el matrimonio?

En el libro ¿Gay y cristiano?, Michael Brown (2014), dice lo siguiente sobre

el matrimonio “en realidad, es porque la Biblia dice explícitamente que la

heterosexualidad es la norma prevista por Dios para la raza humana — y la única

forma de union acceptable para Dios en el matrimonio — que los autores bíblicos

no hablaron más sobre la práctica homosexual. Lo poco que dijeron era más que

suficiente dado el hecho de que la Biblia, de principio a fin, es un libro


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heterosexual.” Por otro lado, la Biblia dice en Génesis 2:22-24 “Y de la costilla que

Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces

Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada

Varona,[a] porque del varón[b] fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre

y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Al respecto, sobre

ese versículo, el autor William McDonald dice en su comentario bíblico “Dios

instituyó el matrimonio monógamo con las palabras del versículo 24. Como cada

institución divina, fue establecido para el bien del hombre y no puede ser violado

con impunidad. Las obligaciones del matrimonio ilustran la relación que hay entre

Cristo y la Iglesia (Ef. 5:22–32).” Brown menciona nuevamente: “Por lo tanto, fue

de Adán que Dios forma a Eva, los dos se complementan de modo exclusive entre

sí hasta el punto de que cuando Adán ve a su ayudante y contraparte, exclama:

“Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada

Varona (hebreo ´ishah), porque del varón (´ish) fue tomada” (v. 23). Como señala

el estudioso del Antiguo Testamento Gordon Wenham: “En éxtasis, el hombre

irrumpe en poesía cuando conoce a su perfecta compañera” (p. 93). Por otro lado,

en el Antiguo Testamento, también se condenan practices sexuales fuera del

matrimonio como el adulterio o codiciar una mujer que no es de uno (Éxodo

20:14,17). En el Nuevo Testamento, Jesús también condena la codicia y el

adulterio (Mateo 5:27-30), además de que hace una declaración del matrimonio

avalando las palabras de Dios en Génesis 2:24, en Mateo 19:4-6 Jesús dijo “Él,

respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y

hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su

mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola
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carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Sobre este pasaje,

Brown dice al respecto, “En el capítulo anterior vimos la importancia de esta

narrative en Génesis, cuando Dios estableció el matrimonio como la union de un

hombre y una mujer (nótese que Jesús no habla aquí de dos, tres o más, sino que

habla de dos). Jesús reitera eso aquí, diciendo que esa era la intención de Dios

“desde el principio”, hacienda hincapié en la union única que viene cuando se

unen un hombre y una mujer—ellos son ahora “una sola carne”, como solo un

hombre casado y una mujer pueden ser—y afirma que en la union marital Dios

mismo los une.” (pp. 143-144).

En este ensayo se analizará el tema del matrimonio gay a la luz de la Biblia

y el derecho, así como los argumentos de las personas que defienden el mismo,

con el fin de dar un veredicto sobre el tema, se analizará si los argumentos son

sólidos o si realmente no lo son.


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La homosexualidad en tiempos antiguos: una mirada histórica

De acuerdo con Mario Cely en su libro Teología Gay y preferencia

homosexual (2015) afirma que a pesar de que la propaganda gay afirma que

el 10% de todos los hombres de cada cultura ha sido homosexual o gay,

aparentemente basado en los informes de Alfred C. Kinsey, es falso, ya que

“especialistas como Jokin de Irala según estudios estadísticos en España y

Comunidad Europea señala que la proporción es entre 1 y 1,5 por ciento”

(p.13).

De hecho, menciona Cely que en el antiguo mundo grecorromano, en los

escritos de Platón como Diálogos se hacía una apología al homosexualismo

(p. 15), se refería a la pareja gay como “amantes”. Con respecto al término

“lesbiana” también se remontan a la antigua Grecia, en donde una poetisa

lírica llamada Safo (600-562 aC), nacida en la isla de Lesbos, y según el

poeta griego Anacreonte, Safo sentía un amor sexual por las mujeres, de ahí

términos como lesbianismo o safismo (p. 16).

Sin embargo, hay que aclarar que no existía en esas culturas tal cosa como

el “matrimonio gay”, la bisexualidad era la lo típico entre un buen porcentaje

de hombres en el Imperio Romano, de hecho, que un hombre casado con

una mujer tuviera un amante varón, ni siquiera era considerado adulterio. El

adulterio (entiéndase por adulterio que un hombre se acostara con otra

mujer) era más motivo de escándalo que la homosexualidad según Cely,

incluso darle un beso a la esposa en público era más escandaloso que la

homosexualidad (p. 17). De hecho en Roma era común los casos de


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doulokoites (de doulos, esclavo, y koites, coito), es decir, el sexo con

esclavos, de hecho, como detalla Cely, hasta los emperadores romanos

tenían esclavos como “cuerpos para sexo”.

De igual manera pasando por la India, Egipto, y la América precolombina

(aztecas, mayas, incas, tribus norteamericanas) se veían imágenes en los

muros en donde se observaba homosexualismo, lesbianismo, bisexualismo,

sin embargo, a pesar de que la homosexualidad era conocida, no era

aprobada (caso de La India). Había homosexualidad en la corte de

emperadores o faraones, prostitutos que les daban favores sagrados a los

guerreros, se vestían de mujer y se les consideraba mágicos, pero aún en

esas culturas no hay evidencia de tal cosa como “matrimonio gay” (pp. 21-

34).

¿Redefinición de matrimonio?

Como expresa el filósofo Greg Koukl en el vídeo Is Same-sex Marriage

Harmful to Society (Canal Stand to Reason, 2012, 3m52s) que debemos

aprender a ver más allá de “¿qué tiene de malo que una pareja gay viva en

el piso de abajo?”, es decir, no ver las cosas de manera superficial, sino ver

más allá, ver las consecuencias que traen las ideas. El tema de que según

Koukl, que el matrimonio es algo en particular o no lo es, en caso de que no

lo sea, podría ser redefinido a nuestro antojo, y si algo puede ser redefinido

a nuestro antojo, el límite es el cielo.

Entonces, ¿qué es lo que hace al matrimonio algo particular y diferente de

otras relaciones? ¿Qué hace al matrimonio diferente de una relación de


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amistad por ejemplo? ¿Por qué el Estado regula los matrimonios, pero no las

amistades?

Según Girgis, George y Anderson (2010) es importante distinguir qué es el

matrimonio, ya que al distinguirlo se excluirán otro tipo de uniones y esas

personas podrían alegar alguna discriminación, de ahí lo importante de

definirlo apropiadamente. Según estos autores, el matrimonio no sólo es la

unión de vida y recursos, mentes y voluntades, consentimiento mutuo, sino

que “también involucra una unión corporal orgánica. Esto es así porque el

cuerpo es una parte real de la persona, y no sólo un disfraz o carcasa,

vehículo o propiedad. Los seres humanos no se pueden entender de manera

apropiada como personas no corpóreas –mentes, fantasmas, conciencia que

habitan y usan cuerpos no personales. Después de todo, si alguien arruina

tu auto, lo que hace es destrozar tu propiedad, pero si te amputa la pierna, te

destroza a ti.” (p.8). Según estos autores el matrimonio es una unión

orgánica, en la que los cuerpos mediante el coito juegan un papel muy

importante, pero la pregunta es, ¿por qué? Porque si bien es cierto que los

individuos son autosuficientes en algunas funciones corporales como la

digestión (dicen los autores), no son autosuficientes en la reproducción

sexual, necesitan a una persona del sexo opuesto. Pero ¿el fin del

matrimonio es la reproducción? ¿Qué pasa si alguno de los dos o los dos no

son fértiles? Incluso, si no son fértiles, la unión sexual entre un hombre y una

mujer es complementaria, es un acto generativo y complementario que da

como resultado no sólo la unión sino en última instancia, la procreación.

Ahora, que la procreación de cada persona venga de la unión de un hombre


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y una mujer, hace de por sí a ese acto, algo muy especial y diferente a

cualquier otro. Y ese acto sólo puede ser hecho por dos personas de sexo

contrario, no más de dos personas o entre personas del mismo sexo.

Entonces el matrimonio es unión complementaria, permanencia, exclusividad

y en última instancia, tienden a la generación y crianza de hijos. Estas cosas

no están presentes en las uniones homosexuales.

¿Cuáles son los alegatos presentados por los defensores del

matrimonio del mismo sexo?

a) Así como en algún momento, la sociedad se opuso a los matrimonios

interraciales (entre una persona de raza blanca y otra de raza negra

de sexo contrario), se está cometiendo la misma injusticia cuando se

les niega el mismo a las personas del mismo sexo: comparar un

matrimonio interracial con un matrimonio del mismo sexo es una

falacia de falsa analogía, ya que no tienen nada en común. La

diferencia racial entre un hombre y una mujer no es ningún problema

para la unión complementaria que da el acto generativo y la posterior

procreación y crianza de hijos.

b) Si el matrimonio consiste en la crianza de los hijos, los homosexuales

también podrían realizar un gran trabajo criando niños, incluso mejor

que muchos heterosexuales: un cura y una monja podrían cuidar y

criar a un niño y eso no los convierte en un matrimonio puesto que

ambos son célibes, en ningún momento se ha dicho que cuidar y criar

niños constituya un matrimonio. Como bien decían Girgis, George y

Anderson (2010) que “la tradición legal anglo-americana ha


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considerado durante siglos el coito, y no la concepción o el nacimiento

del hijo, como el evento que consuma el matrimonio.” Incluso si una

pareja heterosexual casada decidiera no tener hijos, sigue siendo

matrimonio porque posee una unión corporal-orgánica, permanente y

exclusiva. Y como mencionan dichos autores, dado que el coito

requiere la unión de ambos cuerpos (hombre y mujer) para una función

biológica común (no la pueden hacer por separado), se puede decir

que dicha unión es una unión orgánica (p.20).

c) El matrimonio entre personas del mismo sexo no le afecta en nada a

los heterosexuales: Eso mismo se podría decir de personas que piden

que se reconozca la unión entre más de dos personas (relaciones

poliamorosas), ¿en qué les afecta a heterosexuales y homosexuales

que varias personas se casen? Como dicen Girgis, George y

Anderson (2010), el matrimonio gay debilita el concepto del

matrimonio, ya que al redefinirlo no como la unión corporal o para los

hijos, sino como “una unión emocional” y dado que las emociones son

fluctuantes y pueden variar, eso produce inestabilidad marital (p. 15).

De hecho Mario Cely (2015), en el libro suyo que se ha mencionado

anteriormente en este escrito, dice que estudios hechos por la

demógrafa británica Kathleen Kiernan que desde que el matrimonio

gay llegó a Escandinavia, en los años noventa, los nacimientos fuera

del matrimonio se dispararon significativamente, entre un 30% y un

50%, según la autora que menciona Cely, el matrimonio heterosexual

monogámica desapareció de estos países (p. 238). Por otro lado,


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siendo que lo más importante para permanecer casado son las

emociones, y a falta de un sentimiento permanentemente fuerte, la

gente no vería razones para permanecer casados, ya que sólo

buscarían satisfacción emocional y no un vínculo corporal, mental, y

volitivo que sea permanente y exclusivo. Y retomando a Girgis,

George y Anderson, “una política matrimonial errada tiende a

distorsionar el entendimiento de la gente acerca del tipo de relaciones

que los cónyuges han de formar y mantener” (p. 16). Por otro lado,

como señalan estos autores, el matrimonio del mismo sexo amenaza

la libertad moral y religiosa, ya que al equiparar a los matrimonios del

mismo sexo con los matrimonios auténticos, cualquier persona que no

acepte esta cosmovisión, será considerado un intolerantes y como

personas que promueven el odio, y no permiten el derecho a la

objeción de conciencia, a personas que no quieran participar de esto

en instituciones educativas y/o empresas, además de poner en peligro

la crianza de los padres, al no permitirles que les enseñan una

cosmovisión diferente a sus hijos, además de que el concepto de

“matrimonio auténtico” será sinónimo de locura, malicia, prejuicio,

injusticia y odio (p. 19).

d) Las parejas homosexuales deben tener acceso a los mismos

derechos y beneficios que las parejas heterosexuales: eso es falso,

dado que el matrimonio, como se ha visto antes, es una unión

corporal, mental y volitiva que se da de manera exclusiva y

permanente. Dos hermanos que vivan juntos, por ejemplo, que tienen
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un vínculo emocional y volitivo, pero no sexual, podrían alegar

discriminación. Por otro lado, un hombre y una mujer, aunque no sean

fértiles o decidan no tener hijos, contribuyen a una cultura matrimonial

saludable. Por otro lado, como dice Mario Cely (2015), hay que saber

diferenciar entre un derecho constitucional y un derecho humano, el

que algo sea legal en un país (en otros países es legal la poligamia y

que los menores de edad se casen con un mayor), no lo hace un

derecho humano como el derecho a la vida, la libertad de expresión o

la libertad religiosa y/o de culto.

e) Los homosexuales también le brindan beneficios al Estado, pagan

impuestos: dos amigos que vivan juntos también pagan impuestos y

eso no significa que las amistades deban ser de interés público. Los

matrimonios, son el escenario ideal para la procreación y crianza de

hijos, de hecho, mencionan Girgis, George y Anderson (2010)

mencionan estudios que sugieren que los niños que crecen en

hogares con padre y madre se muestran mejor en indicadores de

logros educacionales, salud emocional, desarrollo sexual y familiar,

comportamiento entre adultos y niños, entre otros (p. 13).

Evidentemente, personas con ese tipo de indicadores, serían más

funcionales dentro de la sociedad y le ahorrarían mucho dinero al

Estado, y, por ende, a los ciudadanos. Según estos mismos autores,

“de acuerdo a un estudio realizado por el Brookings Institute, los $229

billones de dólares en gastos de asistencia social que se realizaron

entre 1970 y 1996 se pueden atribuir a la degradación de la cultura


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familiar y la resultante exacerbación de males sociales: embarazo

adolescente, pobreza, crimen, consumo de drogas, y problemas de

salud (p. 24).”

f) Si dos homosexuales viven juntos, de manera estable, se prestan

apoyo mutuo y cuidado, ¿por qué no deberían tener acceso a los

mismos beneficios que las parejas heterosexuales casadas? El que

dos personas vivan juntas no las constituye un matrimonio, ¿por qué

los compañeros de cuarto no podrían reclamar los mismos derechos?

La pregunta es, ¿por qué los homosexuales desean casarse? ¿Alguna

ley les impide vivir juntos? No. ¿Alguna ley les impide compartir

gastos? No. La pregunta es, si las relaciones del mismo sexo no tienen

el mismo vínculo orgánico-corporal ni producen los mismos resultados

en la sociedad ni le otorgan a los niños un padre y una madre, ¿por

qué quieren que se les trate igual que a un matrimonio entre un

hombre y una mujer? Por otro lado, no es justo tratar de igual manera

a casos que son totalmente diferentes, y como se ha visto, las uniones

heterosexuales son totalmente diferentes a las homosexuales.

g) Los conservadores cometen la falacia de pendiente resbaladiza (dicha

falacia es aquella que rechaza una línea de razonamiento o acción

alegando que conllevará una avalancha de absurdos o consecuencias

negativas por medio de la exageración de hasta las posibilidades más

improbables), ya que afirman que la aprobación del matrimonio entre

personas del mismo sexo llevará a la aprobación de otro tipo de

relaciones: no, no es una exageración, por dos razones. Porque los


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mismos argumentos que usan los defensores del matrimonio del

mismo sexo sirven para defender otro tipo de relaciones: si a fin de

cuentas dos personas están casadas porque se aman y viven juntas,

¿por qué no podría contar esto para relaciones poliamorosas? Tres

personas o más podrían amarse y vivir juntas y solicitar los mismos

beneficios. Además de que estas predicciones, de que otros grupos

usen estos argumentos para defender sus intereses, no es algo

infundado, ya que como señalan Girgis, George y Anderson (2010)

“prominentes figuras como Gloria Steinem, Barbara Ehrenreich, y

Cornel West ya han expresado su demanda por el reconocimiento

legal de las relaciones sexuales de “múltiples compañeros”. Ni

tampoco es que dichas relaciones nos sean desconocidas: la revista

Newsweek reporta que existen más de 500 mil sólo en los Estados

Unidos de América” (p. 27).

h) El matrimonio es lo que nosotros como sociedad digamos que es: si

el matrimonio puede ser cualquier cosa, ¿por qué se considera a una

amistad diferente a un matrimonio, si el matrimonio no es nada en

particular? Eso desmiente la idea que el matrimonio es cualquier cosa

que se diga.

i) El matrimonio es una ficción para promover utilidades sociales: si esto

es así, los primeros damnificados serían los homosexuales, ¿qué

utilidad social deja una pareja homosexual que no pudieran dejar dos

hermanos que vivan juntos u otros compañeros de cuarto?


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j) La homosexualidad es un deseo innato o natural, tiene un componente

genético, por lo tanto, no se les debería negar el matrimonio: primero,

es falso, no hay nada que demuestre que la homosexualidad posea

un componente genético. Segundo, incluso si dicho comportamiento

fuera resultado de alguna cuestión genética, eso no cambia el

significado del matrimonio, además de que hay comportamientos

indeseables que poseen predisposición genética como la violencia o

el alcoholismo y eso no implica su justificación.

Argumentos bíblicos de teólogos gays a favor de las relaciones

homosexuales monógamas

a) La prohibición de la homosexualidad era parte de la ley ceremonial

judía, así como los judíos tenían prohibido comer mariscos o cerdo,

o usar prendas de dos tejidos. Además la palabra abominación se

refiere a una profanación ritual, Levítico 18:22 condena la

homosexualidad cuando está ligada a la idolatría, por tanto, no es

pecado: este argumento es insostenible bíblicamente porque la

homosexualidad no era un tema ritual, dietético o sanitario, sino

que fue condenado junto a varios pecados como el incesto,

adulterio, zoofilia, sacrificio de infantes, y nada de esto es un tema

ritual. Con respecto a eso, el erudito judío Michael Brown (2014)

dice al respecto: “(1) La Torá califica los actos homosexuales en la

misma clase que el adulterio, el incesto, la bestialidad, la idolatría,

y el sacrificio de los niños a los ídolos, censurándolos en los


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términos más enérgicos posibles. (2) Según Levítico 18:24-30,

Dios juzgó a las naciones paganas por estos pecados (no era un

tema judío solamente). (3) De acuerdo con Levítico 20:13, Dios

aborrecía las naciones paganas por la comisión de estos actos

sexuales” (p. 134).

b) El apóstol Pablo condenó la homosexualidad en términos

idolátricos, lo hacía por lo que pasaba dentro de los templos

paganos, que siendo heterosexuales iban contra su propia

naturaleza practicando la homosexualidad, y por lo tanto no

condenada a los homosexuales auténticos. Por otro lado las

palabras griegas que Pablo usó en 1 Corintios 6 y 1 Timoteo 1 no

tienen nada que ver con relaciones amorosas entre personas del

mismo sexo: Romanos 1 no se refiere meramente a estos pecados

en contextos idolátricos, de ser así, no estaría incluyendo cosas

tales como fornicación, avaricia, desobediencia a los padres,

soberbia, homicidios, cosas que no son malas solamente en un

contexto idolátrico, sino en todo contexto claramente. Por otro lado,

1 Corintios 6:9-11 menciona en el griego las palabras “malakoi” y

“arsenokoitai”. Malakoi según versiones bíblicas como la 1960,

1977, NVI se refiere a afeminado, incluso versiones antiguas como

la Peshita o la Vulgata Latina (como detalla Brown, 2014) le llaman

corruptos y “molles” (técnicamente, la pareja receptiva en el coito

anal), incluso Brown menciona la enciclopedia en línea LGTBIQ

que confirma estos significados. En cuanto a arsenokoitai, las


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versiones de 1960, 1977 y NVI lo define como “los que se echan

con varones”, mientras que la Peshita y la Vulgata Latina los

definen como los que se echan con varones y como “masculorum

concubitores” (hombres que se acuestan con hombres, parte

activa), la enciclopedia LGTBIQ lo define como “los que se

acuestan con varones, duermen con varones”. Por tanto, la

condena al comportamiento homosexual en general por parte de

Pablo en estos pasajes es claro.

Conclusiones

 El matrimonio es sólo entre hombre y mujer por la

naturaleza de su vínculo, además de que requiere

permanencia y exclusividad.

 Redefinir el concepto de matrimonio le hace un gran daño

al matrimonio mismo.

 Los defensores del matrimonio del mismo sexo no sólo

carecen de buenos argumentos (argumentos

sentimentales), sino que sus argumentos pueden ser

usados por otros grupos para defender cualquier otra clase

de relación.

 La Biblia condena explícitamente la homosexualidad,

incluso si es monógama.
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Bibliografía

1. Girgis S, George R y Anderson R (2010). Artículo publicado originalmente


en inglés en el Harvard Journal of Law and Public Policy, Vol. 34, Nª.1, Pp.
245–287, Invierno 2010. Traducción al español de Tomás Henríquez
Carrera, edición de Claudio Alvarado Rojas.
2. McDonald, William (2004). Comentario Bíblico de William McDonald.
Editorial Clie. Barcelona, España.
3. Brown, Michael L (2014). ¿Gay y cristiano? respuestas con amor y verdad
a las preguntas acerca de la homosexualidad. Ediciones Casa Creación.
Florida.
4. Cely, Mario (2015). Teología Gay y preferencia homosexual. Editorial CLIR.
Guadalupe, San José, Costa Rica.
5. Koukl, Greg (Stand to Reason). 2012, October 15. CR 9+Greg Koukl - Is
Same-sex Marriage Harmful to Society. Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=i-i03NrAdcU

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