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¿Qué sabemos
del mindfulness?
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respetuosas con la sociedad y el medio ambiente y cuenta con los
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Buda
Agradecimientos 15
Prefacio 17
1. ¿Que es el mindfulness? 19
1. ¿Qué es y qué no es el mindfulness? ¿Cuáles son
las diferencias entre mindfulness y meditación?
¿Cuáles son los ámbitos de aplicación del mindfulness? 19
2. ¿Qué son el modo ser y el modo hacer en el mindfulness?
¿Cuáles son los tipos de felicidad asociados a ambos
modos de la mente? 26
3. ¿El mindfulness es rasgo o es estado? ¿Es genético
o es adquirido? ¿Hay relación entre el mindfulness
y la personalidad? ¿El mindfulness solo se desarrolla
mediante la meditación? 30
4. ¿Cuáles son los diferentes tipos de meditación
existentes? 37
5. ¿Cuáles son las psicoterapias de tercera generación? 45
6. ¿Cuáles son los protocolos del mindfulness? 54
7. ¿Qué son las intervenciones basadas en el mindfulness
y cuándo se utilizan? 60
8. ¿Existe relación entre el mindfulness y el estilo
de apego? 64
9. ¿Qué es el mindfulness interpersonal? 69
Marcelo Demarzo
Además de a todos los anteriormente ya citados por Javier, quiero dar las
gracias a todo el equipo del Centro Mente Aberta (Centro Brasileño de
Mindfulness y Promoción de la Salud), tanto al actual como a todos los
que pasaron por allá en esos siete años, incluyendo también estudiantes de
postgrado y profesionales en formación, que con sus apoyos y debates
de ideas contribuyeron de manera fundamental en la creación de este li-
bro. Quiero dar las gracias igualmente a todos los miles de personas y pa-
cientes que pasaron por nuestros grupos de mindfulness, y que tanto nos
enseñaron con sus experiencias al incorporar el mindfulness en sus vidas.
1. La del monje zen Thich Nhat Hanh, que la define como «mante-
ner viva la propia consciencia focalizada en la realidad presente»
(Hanh, 1976).
Concepto
Tomada de: Williams, 2010; García Campayo y Demarzo, 2015, pp. 22-24.
Los conceptos del mindfulness estado y rasgo que usa la psicología oc-
cidental, aunque parecen compartir muchas características comunes con
la psicología budista, muestran también importantes diferencias en su
conceptualización y evaluación. De hecho, cuando se realizan estudios
cualitativos para evaluar la validez cultural de cuestionarios como el
Five Facet Mindfulness Questionnaire (FFMQ) y la Toronto Mindfulness
Scale (TMS) entre practicantes occidentales y budistas, tanto monjes
como laicos, se confirma la existencia de estas diferencias. Dos de las más
importantes son: a) Desde la perspectiva budista, la autoevaluación de los
niveles del mindfulness es subjetiva y poco fiable, y b) El proceso de
desarrollo en el mindfulness no es lineal, sino que existen períodos de me-
joría y de estancamiento, y no siempre hay una correlación directa con la
práctica.
Mindfulness y personalidad
mos conscientes de que solo es una película con actores y una trama inven-
tada, eso es metacognición. Se subdividiría en (Hasenkamp y cols., 2012;
Jha y cols., 2007; Lutz y cols., 2015):
Introducción
El primer protocolo del mindfulness, con el que surge esta técnica como
terapia, fue el MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction), (Kabat-
diarias, como andar y estar de pie (lo que constituye la práctica de mind-
fulness caminando) o comer. La práctica de la pasa (atender progresiva-
mente con todos los sentidos y degustar lentamente una pasa) se usa para
entender la diferencia entre la mente en estado de mindfulness y el esta-
do mental habitual. Por último, la práctica de los tres minutos es una bre-
ve meditación en tres fases que permite parar y prestar atención durante
el día a día.
En todos los ejercicios se da la instrucción de focalizar la atención en
el punto de anclaje (por ejemplo, respirar o andar) y hacerse consciente
de él en cada momento. Cuando surgen sensaciones, emociones o pensa-
mientos, son observados sin juicio. Si la mente divaga en pensamientos,
memorias o fantasías, la atención vuelve al punto de anclaje, sin quedarse
absorbida por el contenido de dichos fenómenos mentales (Kabat-Zinn,
1982). El MBSR enseña a los individuos a observar los eventos tanto in-
ternos como externos de forma no reactiva, sin emitir juicios y con acep-
tación. En este sentido, es importante mencionar que el MBSR no está di-
rigido hacia la reducción de síntomas, sino, fundamentalmente, hacia la
alteración de la forma en que los procesos y contenidos mentales estresan-
tes son experimentados, hacia una mayor consciencia, aceptación y tole-
rancia de los inevitables vaivenes de la vida, para disminuir, así, la reacti-
vidad emocional y mejorar la evaluación cognitiva que facilita un mayor
bienestar psicológico, incluso en presencia de síntomas continuos. Más de
tres décadas de investigación sugieren que la formación en mindfulness
y MBSR, en comparación con la lista de espera y el tratamiento habitual
del grupo control, puede reducir moderadamente el estrés, la depresión
y la ansiedad y mejorar la calidad de vida y el funcionamiento tanto a ni-
vel físico como mental en una serie de trastornos como el dolor crónico,
las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la depresión y los trastornos
de ansiedad. También puede ser una intervención preventiva para adul-
tos y niños sanos (Gotink y cols., 2015;. Khoury y cols., 2015).
2. El protocolo MBCT (Mindfulness-Based Cognitive Therapy), (Se-
gal y cols., 2002): estos autores consideraron que el MBSR, con la inclu-
sión de algunas técnicas cognitivas, podría ser útil en el tratamiento de la
depresión mayor recurrente. Desarrollaron la teoría del procesamiento
crianza de los hijos (Duncan y Bardacke, 2010). Existen estudios que de-
muestran su eficacia (Duncan y cols., 2014).
Introducción
Las intervenciones que utilizan el mindfulness, pero que no siguen los es-
trictos criterios de los protocolos más frecuentes (MBSR o MBCT) en
cuanto a estructura y número de sesiones o en relación con los contenidos
se denominan «intervenciones basadas en el mindfulness» (en inglés: MBI,
Mindfulness-Based Interventions).
Son múltiples las razones por las que puede ser necesario o recomen-
dable utilizar las MBI. Recordemos que el mindfulness nace en Estados
Unidos, en un sistema sanitario privado, como una intervención cara y eli-
tista, mayoritariamente utilizada en población de elevado nivel socioeco-
nómico y cultural. Por eso, algunas de las razones para utilizar las MBI son
las siguientes:
Los estudios correlacionales muestran que los individuos con apego segu-
ro como rasgo reportan niveles de mindfulness más elevados que los que
presentan apego inseguro (Goodall y cols., 2012). Cuando se realizan es-
tudios (Pepping y cols., 2015) para evaluar si existe relación causal entre
estilo de apego estado y mindfulness estado, se comprueba que los incre-
mentos de mindfulness estado no producen cambios en el estilo de apego
seguro estado. Viceversa, incrementar el estado de apego seguro no pro-
dujo cambios en los niveles de mindfulness estado. Esto sugiere que no
existe una relación causal inmediata y directa entre ambas variables, por
lo menos cuando se modifican con técnicas breves experimentales. En el
futuro habría que evaluar si intervenciones de más larga duración son ca-
paces de producir este cambio.
Apego y compasión
Los seres humanos somos animales sociales. Las relaciones sociales cons-
tituyen un elemento básico en nuestras vidas. Las prácticas meditativas
habitualmente utilizadas, tanto en la tradición budista como en el mind-
fulness, son (Kramer y cols., 2008):
Antecedentes
Insight Dialogue
tica, diálogo online (tanto en tiempo real como asincrónico) y, sobre todo,
el Interpersonal Mindfulness Program (IMP).
El IMP está basado, de una forma laxa, en el MBSR, que presenta los
elementos básicos del ID como un curso estructurado diseñado para ser
accesible a las personas que no tienen una base o interés en el budismo.
Aunque tanto el IMP como el ID utilizan las mismas prácticas, se han
desarrollado de forma diferente.
Una práctica típica de ID/IMP sería de la siguiente forma: se inicia con
una corta meditación para calmarse y hacerse consciente de las sensaciones
corporales en el presente. Se introduce una de las instrucciones de medi-
tación (por ejemplo: pausa). El instructor describe la instrucción y realiza
alguna meditación para entender cómo se puede integrar. Posteriormente,
el grupo se divide en pares y se asigna un tema (por ejemplo: el envejeci-
miento), que será desarrollado por el instructor. El grupo comenta en pa-
res ese tema, focalizándose en la instrucción que se pretende desarrollar
en esa sesión (por ejemplo, la pausa). La discusión empieza con un toque
de campana y, durante el proceso, el instructor puede tocar ocasionalmen-
te la campana para que se haga un corto silencio y se recupere la instruc-
ción de meditación. También puede haber breves charlas por parte del ins-
tructor y alguna práctica de movimiento físico. La sesión se cierra con una
práctica de compasión hacia las otras personas. El papel del instructor es
compartir las instrucciones, crear en entorno de práctica adecuado y servir
de modelo con su conducta al relacionarse con los otros.
Las guías para la meditación del ID y del IMP son las siguientes:
La mente errante
La conciencia fringe
James (1890) fue quien describió por primera vez el concepto de concien-
cia marginal. Se refirió a los aspectos transitivos, fugaces e inarticulados
de la conciencia como fringe consciousness. Algunos ejemplos comu-
nes de esta conciencia marginal son el sentimiento de «tener algo en la
punta de la lengua», la novedad o familiaridad de una situación, los sen-
timientos de corrección o incorrección, etc. La conciencia marginal puede
ser vista como una representación resumida de información que, en sí mis-
ma, es actualmente inaccesible a la conciencia, pero que, sin embargo, es
importante para el contenido actual que ocupa la conciencia focal (es de-
cir, lo que se le está prestando atención deliberadamente) (Mangan, 2001).
La inaccesibilidad a la conciencia es percibida como sorprendente, porque
ocurre en una situación en la cual la persona normalmente esperaría que hu-
biese acceso a la información en cuestión (Price y Norman, 2008). Man-
gan (2001) menciona que este tipo de conciencia podría tener una función
de recuperación. Por lo tanto, dirigir la atención a estas sensaciones mar-
ginales o mantener la atención en ellas podría ayudar a dirigir la atención
a la información que representan (Norman, 2002).
Elisabeth Norman (2017), en su artículo «Metacognition and Mindful-
ness: the Role of Fringe Consciousness», propone tres formas distintas de
implicación que puede tener la conciencia marginal sobre el mindfulness:
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Son múltiples, pero resumimos aquí algunas de las críticas más impor-
tantes:
Se piensa que tiene que ver con las interacciones entre la tradición budista
y Occidente. El énfasis en la experiencia meditativa era parte de una crítica
modernista al budismo, que parecía derivada, en muchos aspectos, de la crí-
tica que el protestantismo siempre ha realizado al catolicismo, al que acu-
Son muchas las contradicciones del mindfulness, y sus detractores las han
señalado. Algunas de las más importantes son:
Biografía
Sus prácticas de zen, yoga y sus estudios con diversos maestros budistas,
lo condujeron a integrar partes de esas enseñanzas con la ciencia occiden-
tal. Así, en 1979 funda la Clínica de Reducción de Estrés en la Escuela de
Medicina de la Universidad de Massachusetts, donde desarrolla el Progra-
ma de Reducción de Estrés y Relajación. Posteriormente, estructuró un
protocolo en ocho sesiones que denominó técnica de «Reducción del Es-
trés Basada en la Atención Plena» (REBAP) o Mindfulness-Based Stress
Reduction (MBSR) en inglés. Eliminó el contexto budista de las prácticas
de atención plena y situó el MBSR en un contexto científico. Desarrolló
una técnica secular, que combina meditación y yoga, y que pretendía ayu-
dar a los pacientes a afrontar mejor el estrés, el dolor y las enfermedades
mediante la atención momento-a-momento. Posteriormente, fundó el Cen-
tro de Mindfulness en Medicina, el Cuidado de la Salud y la Sociedad en la
Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts.
El MBSR se inició con pacientes de una unidad de psicosomática que
sufrían dolor crónico, y posteriormente se fue utilizando en trastornos rela-
cionados con el estrés y un amplio espectro de enfermedades médicas y psi-
cológicas. También se utilizó en personas que experimentan elevado estrés
psicológico debido a las condiciones sociales que acarrean, incluyendo es-
tudios de los efectos de la técnica MBSR en el cerebro y cómo este procesa
las emociones, especialmente bajo estrés. Desde 1992, el MBSR se desarro-
lló en un centro comunitario de salud de la ciudad de Worcester, que asis-
te a una población multiétnica de escasos recursos económicos. Entre los
años 1992 y 1996 el programa se implementó, por solicitud del Comité de
Justicia Criminal de Massachusetts, en diversas unidades carcelarias del
Estado, para mejorar la calidad de vida de los presos y del personal.
Expansión de su trabajo
que vayas, ahí estás (Ediciones Paidós Ibérica, 2009), fue un superventas
nacional. Desde finales de 1990, se abrieron múltiples clínicas de MBSR
en Estados Unidos, algunas de forma aislada y otras como parte de un pro-
grama de medicina holística.
En los últimos años, Kabat-Zinn es un activo conferenciante para la
difusión de la atención plena y ha escrito algunos otros libros más sobre
el mindfulness y sus aplicaciones:
El establecimiento de la clínica
estas unidades. El MBSR vio la luz en el otoño de 1979, y los tres prime-
ros directores de estas tres clínicas, fueron los únicos que remitieron pa-
cientes en los primeros cursos del MBSR, hasta que después se extendió
a todo el hospital y, posteriormente, a toda la zona. Ese año, el jefe de me-
dicina, James E. Dalen, sugirió que se convirtiera en parte del Departa-
mento de Medicina, con lo que el mindfulness entró a formar parte del
sistema sanitario habitual.
Desde la aparición del mindfuness con Jon Kabat-Zinn, han sido muchas
las figuras relevantes que han realizado aportaciones a esta disciplina. En
esta sección resumimos brevemente algunas de las más importantes, asu-
miendo que existen otras muchas, pero que no podemos incluirlas a todas
y que la selección es subjetiva de los autores.
Zindel V. Segal
John D. Teasdale
Mark G. Williams
Richard J. Davidson
Ronald D. Siegel
Willem Kuyken
Jean L. Kristeller
Richard Shankman
Fabrizio Didonna
Antoine Lutz
tro fue Chan Thanh Quy Tiet. Se sometió a una sólida formación de la
escuela Zen y del budismo Mahayana y recibió la ordenación completa
en 1949. Thay ha combinado su conocimiento profundo de una varie-
dad de métodos tradicionales de enseñanza con los métodos e ideas de
la psicología occidental para formar su acercamiento a la práctica del
Zen moderno, y por ello se ha convertido en una influencia muy im-
portante en el desarrollo del budismo para occidentales. En 1982 fun-
dó Plum Village, una comunidad budista en el exilio, en Francia. Ha
recibido un merecido reconocimiento por su trabajo con los veteranos
de Vietnam, por sus retiros de meditación y su prolífica obra literaria
sobre meditación, mindfulness y paz. En septiembre de 2003 pronunció
un discurso a miembros del Congreso de los Estados Unidos en un re-
tiro de dos días. (Para más información, véase https://tnhspain.org/thich-
nhat-hanh/.)
Saki F. Santorelli
Ruth A. Baer
Shauna Shapiro
Francisco Varela
Son muchos los aspectos del desarrollo del mindfulness en los que podría-
mos centrarnos, por lo que elegiremos solo ciertos aspectos documenta-
dos bibliográficamente. Algunos de los más importantes son el desarrollo
del propio programa MBSR y los estudios científicos sobre mindfulness
y su impacto en la salud, la educación y la política. También analizaremos
los costes de la revolución mindfulness.
tífico a partir del año 2000 fue el desarrollo de la terapia cognitiva basada
en el mindfulness (MBCT en inglés). Otra de las razones fue el progre-
sivo mayor interés de los neurocientíficos en los efectos neuronales de la
meditación. De esta forma se han analizado probables mecanismos de ac-
ción, como la regulación de la atención, la regulación emocional, la toma
de perspectiva, la interconexión social o la neurobiología interpersonal,
así como los cambios en las redes y regiones cerebrales. Por último, otro
factor para la difusión científica del mindfulness ha sido la aparición de
revistas científicas específicas como Mindfulness, o números especiales
sobre el tema en otras revistas y una mayor financiación de este tema por
parte de las agencias científicas.
Salud
Educación
Política
Debido a la gran expansión del mindfulness en los últimos años, era in-
evitable que fuese comercializado y devaluado, y que fuera usado por indi-
viduos que no realizan una práctica personal para obtener beneficios de
El término mindfulness
8. ¿Qué es el McMindfulness?
En un artículo de Ron Purser y David Loy (2013), titulado «Más allá del
McMindfulness», que se ha convertido en clásico, se critica el uso indis-
criminado del mindfulness en diferentes entornos, y su empleo descontex-
tualizado de las enseñanzas budistas en el que surge. Este artículo, que ha
creado opinión a nivel internacional y que resume algunos de los errores
que han acompañado al mindfulness en su desarrollo, debiera ser conoci-
do por cualquier practicante o profesor de esta disciplina. Lo que básica-
mente se critica es:
150 minutos, y ambos están diseñados para ser utilizadas en entornos clí-
nicos occidentales y laicos, sin ninguna influencia religiosa. (Para una
ampliación sobre este tema véase «¿Debe haber formación en ética y va-
lores en el mindfulness?».)
Algunas diferencias específicas de los protocolos de segunda genera-
ción son (Van Gordon y cols., 2015):
Los estudios confirman que las terapias de segunda generación del mind-
fulness son eficaces en el tratamiento de enfermedades como depresión,
ansiedad, estrés, esquizofrenia, adicción al trabajo, adicción al sexo, juego
patológico, tabaquismo, conducta antisocial o fibromialgia (Shonin y Van
Gordon, 2014b; Van Gordon y cols., 2016a, 2017). Pese a estos resultados
prometedores, no hay comparaciones directas entre técnicas de primera
y segunda generación del mindfulness para confirmar si alguna de ellas es
más eficaz en alguna población específica.
Los mecanismos de acción serían:
El concepto de flow
po». Decía que la felicidad no sucede al azar, que había que trabajarla,
y la relacionaba con una alta frecuencia de estos estados de flow. Las con-
diciones que debe tener una actividad para que se dé el estado de flujo son
(Csikszentmihalyi, 1990):
Flow en el trabajo
Flow y mindfulness
Saboreo y mindfulness
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Hay dos técnicas conductuales que son las más utilizadas y que cuentan
con mayor evidencia para ser utilizadas como medida del mindfulness.
Son las dos siguientes:
El FFMQ (Baer y cols., 2006) intentó unificar los cuestionarios más habi-
tualmente utilizados en mindfulness en un solo instrumento, y es un claro
exponente de una visión multifactorial del mindfulness. Esta herramienta
es cercana en conceptualización a la KIMS (Baer y cols., 2004), que, jun-
to al FMI (Buchheld y cols., 2001), el SMQ (Chadwick y cols., 2008), la
MAAS (Brown y cols., 2003) y la CAMS (Feldman y cols., 2004) fue-
ron las escalas precursoras del FFMQ. Se considera la escala más com-
pleta para medir el mindfulness y la más utilizada en investigación (Sauer
Por esta razón, es necesario reevaluar los ítems y las facetas del mindfulness
en el FFMQ y distinguir las facetas disposicionales y aprendidas del mind-
fulness. La atención plena es una cualidad humana compartida, tanto por me-
ditadores como por no meditadores, que puede ser cultivada mediante entre-
namiento intencional e intervenciones psicoterapéuticas. De las cinco facetas
del mindfulness, se considera que las dos con mayores limitaciones psico-
métricas, observar y no reaccionar, son facetas disposicionales. Sin embargo,
las otras tres facetas, generalmente más consistentes desde el punto de vista
psicométrico, describir, no juzgar y actuar con atención, se consideran as-
pectos entrenables del mindfulness (Duan y Li, 2016). Estos autores desa-
rrollaron el Short Inventory of Mindfulness Capability (SIM-C), que es un
cuestionario de doce ítems (cuatro de ellos procedentes de cada una de las
tres subescalas que se consideran entrenables en el FFMQ: describir, no juz-
gar y actuar con atención). Este cuestionario posee adecuadas cualidades psi-
cométricas y su uso sería de elección para evaluar la eficacia de una inter-
vención y monitorizar los cambios que produce (Duan y Li, 2016).
La escala MAAS (Brown y cols., 2003) fue una de las primeras medidas
de mindfulness y la más utilizada en investigación, sobre todo hasta hace
unos años (Sauer y cols., 2013). Es también la medida unidimensional más
empleada del mindfulness. La MAAS evalúa, de forma global, la capa-
cidad disposicional de un individuo para estar atento y consciente en la
vida cotidiana. Por lo tanto, si clasificamos las escalas del mindfulness
en un continuo estado-rasgo, la MAAS estaría cercana al rasgo (Bergomi
y cols., 2013). Aunque la versión original de la MAAS incluyó dos fac-
tores –presencia y aceptación–, posteriormente se excluyó el componente
de aceptación porque los autores consideraron que era redundante y no
aumentaba la validez de la escala.
La MAAS difiere, en sus orígenes, de otras medidas, ya que se derivó
tanto de la sabiduría budista histórica y contemporánea sobre el mind-
fulness como de la teoría clínica y la investigación sobre la práctica del
mindfulness (Brown y cols., 2011). El instrumento fue diseñado partiendo
de una visión unifactorial del constructo de mindfulness. La escala se puede
utilizar con independencia de que los sujetos hayan realizado un entre-
namiento en mindfulness o no. La MAAS es un cuestionario autoadmi-
nistrado, que consta de quince ítems, que miden la presencia o ausencia
de atención/conciencia sobre lo que ocurre en el momento presente y en
la vida diaria. Se puntúa en una escala Likert con un rango entre 1 «casi
siempre» y 6 «casi nunca». La puntuación se obtiene a partir de la media
aritmética del total de ítems, por lo que la puntuación total oscila entre 15
y 90. La puntuación más alta indica ausencia de atención. Este enfoque de
evaluación indirecta ha sido criticado, ya que la escala podría medir fra-
casos atencionales o una tendencia a funcionar en «piloto automático» en
lugar de la disposición del mindfulness (Rau y Williams, 2015). Sin em-
bargo, en la opinión de Brown y Ryan (2003), los ítems que reflejan me-
nos atención son probablemente más accesibles a la mayoría de los indi-
viduos, dado que los estados de ausencia de atención plena son mucho
más comunes que los estados conscientes.
Existen validaciones del instrumento en diferentes idiomas, incluyen-
do dos adaptaciones al castellano, una en población general y psiquiátrica
(Soler y cols., 2012) y otra exclusivamente en pacientes con fibromialgia
(Cebolla y cols., 2013). Cabe señalar que en la validación al castellano
para población general y psiquiátrica se confirmó la estructura original del
instrumento (Soler y cols., 2012), pero en la validación con una muestra
de pacientes con fibromialgia se obtuvo una solución factorial valida tan-
to para uno como para dos factores (Cebolla y cols., 2013). En la validación
de Soler y sus colaboradores (2012) se encontraron unos buenos índices de
fiabilidad (α de Cronbach de 0,89) y una buena estabilidad temporal, agru-
pando el 42,8% de la varianza total, resultados similares a los que se en-
contraron en los estudios de la escala original.
A pesar de que la MAAS se ha relacionado con medidas conductua-
les del mindfulness (Frewen y cols., 2008) o con la actividad cerebral
(Creswell y cols., 2007), y aunque existe una abundante literatura en la
que se ha utilizado esta escala, como por ejemplo en pacientes con cán-
cer (Carlson y Brown, 2005), este instrumento no está exento de críticas
(Grossman, 2011). Entre ellas, destacan los resultados incongruentes de
MacKillop y Anderson (2007), que no encontraron diferencias en los ni-
veles de mindfulness entre muestras de meditadores y no meditadores.
También el hecho de que la MAAS parecería medir más propiamente in-
atención o mindlessness y no exactamente mindfulness. Así, en la MAAS
se asume que mindfulness es simplemente lo contrario de inatención
(Sauer y cols., 2013). Recientemente, y en relación con esta controversia,
ha aparecido una versión de la escala que incluye tanto preguntas en sen-
tido positivo como negativo (Höfling y cols., 2011).
En otra investigación (Inchausti y cols., 2014) se estudió a casi 200 par-
ticipantes españoles con sintomatología ansioso-depresiva y, mediante un
análisis Rasch, se concluyó que el cuestionario es sensible al cambio aso-
ciado a un tratamiento con mindfulness en este tipo de población. Sin em-
bargo, estos autores encontraron problemas en la traducción y métrica,
y propusieron una revisión del cuestionario o el uso del MAAS-12, el cual
elimina los ítems 5, 9 y 12. Además, señalaron como ítems con un bajo
valor de ajuste el 10, el 12 y el 14, dando como posible explicación de este
resultado la redundancia de las preguntas. Este mismo grupo de autores
(Inchausti y cols., 2014) cree que este cuestionario no mide un solo cons-
tructo de «ser plenamente consciente del momento presente», sino que de-
ben darse cuatro factores independientes:
Hay estudios que confirman que es posible usar una escala de solo cin-
co ítems con propiedades psicométricas similares a las de la escala MAAS
estándar (Osman y cols., 2016) y se ha probado en muestras de adolescen-
tes noruegos con éxito (Smith y cols., 2017). Sin embargo, otros estudios
aceptan que la MAAS puede ser ligeramente acortada, pero son críticos
respecto a las cualidades psicométricas de las versiones cortas como la de
cinco ítems (Chiesi y cols., 2017).
con un único factor que resulta más robusto psicométricamente, ya que cu-
bre casi todos los aspectos del mindfulness. Estos ítems se puntúan en una
escala Likert del 1 al 4, yendo desde el 1 («raramente») hasta el 4 («casi
siempre»). Se dieron cuenta de que la atención plena se puede observar
desde diferentes ángulos, revelando un componente cognitivo, un com-
ponente del procesamiento, uno de aceptación de la experiencia y uno de
postura no juiciosa ante los eventos de la vida. Pese a que esto pudiese in-
dicar la existencia de cuatro factores, estos aspectos están íntimamente
interrelacionados, por lo que permitieron obtener una medida unifactorial
del mindfulness. Además, se encontró que la atención plena está rela-
cionada con la autoconsciencia y la disociación. El test tiene sensibilidad
para detectar variaciones en el nivel de experiencia en meditación, la fre-
cuencia meditativa, así como el aumento del mindfulness por un retiro. Se
encontró también que la angustia psicológica es menor en los sujetos con
puntuaciones más altas de atención plena.
También existe una versión del FMI de siete ítems (Jiménez y cols.,
2010), y trabajos recientes con el instrumento señalan la existencia de dos
factores, uno para Presencia y otro para Aceptación (Sauer y cols., 2013).
Se ha validado este cuestionario en Francia (Trousselard y cols., 2010), en
una muestra de 506 participantes con resultados comparables a los de la
versión corta original. La consistencia interna de la escala es de 0,74, y
la fiabilidad test-retest es buena, sustentando la alternativa unidimensio-
nal. Las correlaciones indicaron que los individuos con alta puntuación
en mindfulness presentan una mayor tolerancia al estrés, puntúan más en
afecto positivo y poseen una mayor autoeficacia. Además, aquellos parti-
cipantes que no notifican eventos estresantes tienen mayores puntuacio-
nes en atención plena.
También se validó en 281 soldados destinados en misiones estresantes
(Büssing y cols., 2013), quedando un FMI para las poblaciones de perso-
nal militar bifactorial con las subescalas aceptación y sentido de presen-
cia. La escala validada en militares pasó a llamarse Conscious Presence
and Self Control (CPSC), teniendo diez ítems con una buena consistencia
interna y asociaciones con medidas de salud y satisfacción con la vida.
Puede usarse como una medida rápida y corta en los estudios de interven-
El EQ (Fresco y cols., 2007), más que una escala del mindfulness propia-
mente dicha, es un instrumento que evalúa un aspecto particular y asociado
al mindfulness: la capacidad de descentramiento. Esta habilidad consiste
rasgo como la MAAS. Aunque los autores recomendaron usar tanto las
subescalas por separado como el valor global, se duda que la validez in-
terna de la escala lo permita (Cox y cols., 2016). Esta escala ha sido vali-
dada durante la actividad física con buenas cualidades psicométricas, aun-
que los autores sugirieron mínimas modificaciones (Cox y cols., 2015).
En el momento de escribir el libro, esta escala no ha sido validada en es-
pañol. Hay estudios que demuestran que el mindfulness rasgo y el mind-
fulness estado se correlacionan después de la práctica de mindfulness y que
también se correlacionan con la autocompasión. Por otra parte, la com-
prensión del mindfulness se correlaciona con el mindfulness estado, sobre
todo con la subescala de eventos mentales de la escala de Tanay (Campos
y cols., 2016).
No debe olvidarse que existe una amplia corriente crítica respecto a si
lo que evalúan los cuestionarios es realmente mindfulness rasgo o esta-
do, como se describe en las definiciones, o es otro constructo diferente
(Wheeler y cols., 2016).
donde HoP representa las horas totales de práctica, YoP son los años de
práctica, 365 es el número de días del año y IoP representa la intensidad
de la práctica. Así, la IoP son las horas de práctica por debajo o por enci-
ma de las horas de práctica acumulada a razón de una hora al día durante
los años de práctica, lo que los autores consideran una práctica moderada.
Así, una IoP por encima de 0 indica práctica intensiva, mientras que si es
igual o está por debajo de 0 implica práctica moderada. Los autores en-
contraron que esta forma de medir la práctica meditativa podía ser útil como
factor predictivo.
• La frecuencia.
• El tiempo medio de práctica.
• La cantidad de práctica a la semana.
• El tiempo de experiencia.
• El porcentaje de tiempo destinado en la actualidad (de 0 a 100%)
a cada meditación.
Introducción
Son muchos los cuestionarios que han tratado de evaluar las variables
que intervienen en los diferentes patrones alimentarios, tanto a nivel ge-
Conclusión
Introducción
Discusión
Introducción
Hay que tener en cuenta que lo que evalúan los cuestionarios desarro-
llados por la psicología occidental no es lo mismo que se entiende por
el mindfulness en Oriente, como han señalado diferentes autores (Christo-
pher y cols., 2009). También ocurre con la compasión. Lo que evalúa el
cuestionario más utilizado para medir la compasión, la Self-Compassion
Scale (SCS), tampoco funciona bien en practicantes budistas. En ellos
la estructura factorial de seis dimensiones descrita en la validación ori-
ginal no se replica. En los budistas, la dimensión de autocompasión y la
de humanidad compartida ni muestran correlaciones negativas con la di-
mensión opuesta, ni se asocian con resultados de bienestar emocional.
Además, ambas dimensiones no se predicen por la práctica regular de me-
ditación en la compasión. La conclusión es que el concepto de auto-
compasión utilizado por la psicología occidental y reflejado en el SCS
es radicalmente diferente del que se emplea en el budismo (Zeng y cols.,
2016).
También el mindfulness descrito por la psicología occidental pare-
ce ser un constructo diferente al que se describe como mindfulness en
la tradición budista (Cristopher y cols., 2014). Las principales críticas
desde la tradición budista al mindfulness en general y, por tanto, a su
medición son: 1) el mindfulness no puede ser practicado de una forma
Por el contrario, los puntos fuertes del FFMQ según estos practicantes
de budismo Zen son (Christopher y cols., 2014):
• Observar: piensan que es una faceta clave y que está bastante bien
recogida en el FFMQ. Pero consideran que habría que enfatizar aún
más los ítems de observación/atención al propio cuerpo, sobre todo
cuando se generan emociones. Para estos participantes budistas, ob-
servar sería el proceso del mindfulness como tal.
• No reactividad: este sería el resultado. Afirman que con la práctica
uno desarrolla la capacidad de observar emociones y pensamientos
sin reaccionar ni quedarse atrapado en ellos.
Estas diez etapas son secuenciales, y empiezan con una mente que
no puede focalizarse más de unos segundos y culmina en un estado de
estabilidad y vivacidad sublime que puede mantenerse durante horas
(Wallace, 2006). La escala ha sido utiliza por Kozasa y sus colaborado-
res (2015). Los asistentes a un retiro contestaban una pregunta sobre el
Introducción
Van der Riet y sus colaboradores (2015) realizaron un estudio que tenía
como objetivo explorar el impacto de un programa de siete semanas de ma-
nejo del estrés y mindfulness como un método de apoyo al aprendizaje y para
reducir el estrés de un grupo de estudiantes de enfermería y matronas aus-
tralianos. La muestra estaba compuesta por catorce estudiantes de primer
año de pregrado de ambas carreras. Para evaluar los resultados del progra-
ma, utilizaron un diseño descriptivo cualitativo (Kermode, 2004) de grupo
focal con un análisis temático de la transcripción y notas de proceso, utili-
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momento mental hay una mezcla, una coexistencia de las funciones men-
tales hacer y ser, de forma que casi siempre existe un porcentaje de cada
uno de los modos en cualquier actividad que llevemos a cabo. El entrena-
miento en el mindfulness permite que el individuo permanezca el máximo
de tiempo posible en un estado tan «en modo ser» como sea posible para
la realización de la actividad que está desarrollando. Cuando tiene que to-
mar decisiones complejas, se encontrará principalmente en modo hacer,
mientras que, meditando o realizando una actividad artística o creativa,
podrá permanecer mayoritariamente en modo ser.
El modo ser incluye no fijarse metas, no querer conseguir ningún esta-
do especial. Esto no es fácil cuando se empieza a meditar porque nuestra
motivación va ligada a querer conseguir objetivos, como estar más tran-
quilo, desarrollar mayor concentración o disminuir el estrés. Pero cuanto
más deseamos ese objetivo, más nos alejamos del mindfulness. Por eso,
al principio de la práctica es un arte conjugar el modo hacer (ser conscien-
te de que tenemos objetivos que están en la base de nuestra motivación
para la práctica), pero sin perder contacto con el modo ser (hacernos cons-
cientes de que el objetivo final del mindfulness es la ausencia de metas
y objetivos, ya que estos facilitan el diálogo interno continuo). Este no bus-
car metas incluiría no desear que aparezcan estados mentales específicos
como la ausencia de pensamientos o cualquier otro, ya que comparar el
estado mental que tenemos en el momento de la práctica con estados es-
perados nos saca del mindfulness (García Campayo y Demarzo, 2015).
2. Concentración. En muchas definiciones del mindfulness, la con-
centración es un aspecto clave. Se describe como la capacidad de mante-
ner la atención en un tema concreto de forma sostenida y concentrada, no
dispersa y fragmentaria. Sería lo contrario a «mente errante», concepto
ampliamente descrito en el capítulo 1. Esta es una habilidad básica en
el mindfulnes, intensamente ligada al bienestar psicológico y al aumento
del rendimiento en cualquier actividad (Killingsworth y Gilbert, 2010).
3. Permanecer en el momento presente. Es poner la atención instan-
te tras instante en lo que está ocurriendo, no en otro sitio ni en otro mo-
mento. El presente es lo único que existe, ya que el pasado y el futuro son
constructos mentales, es lo que pensamos en el presente sobre el pasado
to por otro más positivo? ¿Para qué queremos saber cómo se origi-
na ese pensamiento concreto? El objetivo del mindfulness es cono-
cer cómo se generan los pensamientos y esperar a que desaparezcan
sin dejarse atrapar por ellos.
• Los estados cognitivos carecen de potencia inherente. Pensar algo
no implica que vaya a ocurrir. Una de las características del pensa-
miento pre-racional o «mágico» es considerar que con el pensamien-
to podemos cambiar la realidad. Por ejemplo, hay personas que tie-
nen miedo a que a un familiar suyo le ocurra algo y piensan que
la única forma de evitarlo es no pensar en ello. Nunca nuestro pensa-
miento aislado podrá cambiar la realidad. Hay una amplia aceptación
en Occidente de que podemos cambiar el entorno solo pensando (no
haciendo) y eso favorece la confusión entre pensamiento y realidad.
• Toda actividad cognitiva puede tener un valor de aprendizaje. Ob-
servar nuestros pensamientos y emociones puede ser muy útil para
nuestro autoconocimiento. No tanto para saber cómo se han pro-
ducido esos pensamientos (proceso habitual en psicoanálisis y que
nos lleva siempre a la infancia o a experiencias pasadas), sino para
conocer cómo actúa nuestra mente: cómo generamos pensamientos
y emociones, cómo nos dejamos atrapar por ellos y actuamos en
consecuencia, porque creemos que son la realidad.
Kindfulness
Introducción
Concepto
a) Dolor
Grant y Rainville (2009) estudiaron la percepción de los estímulos dolo-
rosos térmicos en meditadores experimentados y noveles de la tradición
budista Zen. Todos recibieron los estímulos dolorosos en tres condiciones:
descanso, AF (en este caso, al estímulo) y focalización al estímulo, pero
mientras mantenían una actitud de no juicio momento a momento (lo que
equivaldría a MA). Estos autores describieron que la intensidad del dolor
se incrementaba durante la AF centrada en el estímulo en los meditadores
principiantes, mientras que tanto la intensidad como el malestar dismi-
nuían durante la MA en meditadores experimentados. Por otra parte, la
reducción de la intensidad del dolor en meditadores experimentados se
asociaba con las horas de práctica a lo largo de la vida, encontrando que a
partir de 2.000 horas de práctica a lo largo de la vida disminuía de una for-
ma clínicamente significativa el dolor (más de 2 puntos en una escala ana-
lógica de 0 a 10).
Otro estudio de Perlman y sus colaboradores (2010) comparó la capa-
cidad regulatoria de los dos tipos de meditación, AF frente a MA. Aquí la
AF dirigía la atención a un objeto diferente del estímulo doloroso (a dife-
rencia del estudio previo en que la atención se centraba en el dolor), con-
cretamente a una diana visual. Este tipo de meditación produce un meca-
nismo de regulación del estímulo sensorial mediante la modulación de las
neuronas nociceptivas del cuerno dorsal de la médula, que sería produci-
do por la atención. Este mecanismo ya había sido previamente demostrado
(Bushnell y cols., 1984). Por el contrario, la MA consigue regular la emo-
ción negativa mediante un mecanismo de conciencia sin juicio y no reac-
b) Estrés
Se realizó un metanálisis para identificar el efecto de la meditación gene-
ral y de sus dos subtipos, AF y MA, sobre el estrés. Se incluyeron 45 es-
tudios controlados aleatorizados que comparaban el mindfulness con una
intervención control. Cuando se analizan los subtipos, la AF reduce el cor-
tisol y la MA la frecuencia cardíaca. Ambas también disminuyen la ten-
sión arterial. Cuando se toman las dos meditaciones en conjunto sin dife-
renciar, se reducen la proteína C reactiva, los triglicéridos y el TNF-alfa
(Pascoe y cols., 2017).
Actividad electroencefalográfica
Neuroimagen
2. Meditación sentada
Esta práctica es compleja, ya que se compone de varias partes. Las prin-
cipales enseñanzas que se pueden desarrollar en cada una de las partes son
las siguientes (Kabat-Zinn, 1990, pp. 59-74; Kabat-Zinn, 2005, p. 254;
Segal y cols., 2002, pp. 146-147; 164-165; 168-172, 196-197):
• Mindfulness en la postura:
– Anclaje en el momento presente a través de las sensaciones corpo-
rales: el hecho de sentarse permite desengancharse de cualquier actividad
mental previa y focalizarse en las sensaciones corporales.
3. Escaneo corporal
Algunas de las enseñanzas que se buscan con esta práctica son las siguien-
tes (Kabat-Zinn, 1990, pp. 75-93; Kabat-Zinn, 2005, pp. 245-255; Williams
y cols., 2007, pp. 96-114):
ler y cols., 2014; Cebolla y cols., 2017). Solo existen dos estudios de des-
mantelamiento, es decir, diseñados para analizar los ingredientes activos
de cada tratamiento, que se han desarrollado en el mindfulness. Uno es-
tudió el MBSR (MacCoon y cols., 2012) y el otro el MBCT (Williams
y cols., 2014). El primero, confirma que el MBSR es eficaz, pero no más
que un control activo de calidad como el Health Enhancement Program
(HEP) un control activo que analizaremos en el capítulo 10 (véanse pp. 634-
635). En el de Williams y Kuyken (2012) se confirma que el mindfulness
en su forma MBCT es especialmente útil para evitar la recaída depresiva,
sobre todo en personas con traumas infantiles, no siendo tan eficaz en el
resto.
En la sección siguiente hablaremos específicamente de la cantidad de
práctica formal diaria que se considera mínima para ser efectiva. En esta
sección analizamos el resto de características de la práctica sobre las que
hay datos de investigación.
Frecuencia de la práctica
Estos datos coinciden parcialmente con otros autores (Baer, 2008; Soler
y cols., 2014). Es importante destacar que Baer (2007) sugiere que estas
tres facetas son nucleares para entender los cambios que se producen en
los meditadores de larga duración, y que son las que más se asocian con
la disminución de los síntomas y la mejora del funcionamiento psicológi-
co. Este hallazgo también iría a favor de la importancia de acumular prác-
tica a lo largo de los años para incrementar los niveles de mindfulness (Ber-
gomi y cols., 2015).
Uno de los estudios más potentes sobre el tema lo realizó nuestro grupo
(Demarzo y cols., 2017). En una muestra de estudiantes universitarios com-
paramos de forma directa una intervención de mindfulness de ocho sema-
nas con otra de cuatro semanas, y no hallamos diferencias significativas
en las variables estudiadas, que incluían mindfulness y afecto positivo,
mientras que ambos grupos mejoraban significativamente en comparación
con el grupo control, que no recibió tratamiento. En suma, intervenciones
basadas en el mindfulness (MBI) breves pueden ser tan eficaces como las
estándares de ocho semanas y mucho más aceptables por la población ge-
neral o en entornos sanitarios públicos.
Aunque nuestro grupo está desarrollando un metanálisis sobre este tema,
la ausencia hasta el momento de metanálisis y de comparaciones directas
entre MBSR y programas más cortos hace que, pese a que los estudios in-
dividuales reportan mejorías significativas en variables de salud psicoló-
gica, haya muchos temas que quedan sin contestar. Algunos de ellos son
los siguientes:
Sobre este tema, el estudio más potente es el metanálisis del equipo de Kuy-
ken en Oxford (Parsons y cols., 2017), quienes analizando mas de 1.400 par-
ticipantes, provenientes de 43 estudios publicados y que usaron los programas
MBSR y MBCT, que suelen registrar la práctica en casa. El estudio confirma
que las tareas que los participantes realizan en casa solo constituyen el 64%
del día a día (Kabat-Zinn, 1990). Las prácticas informales pueden descri-
birse como «notar el propio cuerpo mientras andamos, hacerse consciente
de los pensamientos y emociones mientras lavamos los platos o llevar la
atención a la respiración cuando nos despertamos» (Salmon y cols., 1998).
La práctica informal puede ser aplicada de modo más flexible a las circuns-
tancias de una agitada vida diaria, donde lo habitual es que no se tenga casi
tiempo para la práctica formal. En el mindfulness, los protocolos tipo MBSR
o MBCT enfatizan mucho la práctica formal, exigiendo un mínimo de
45 minutos al día durante seis días por semana. Sin embargo, en otras te-
rapias de tercera generación, como la ACT (terapia de aceptación y com-
promiso) (Hayes y Smith, 2005), la DBT (terapia dialectico conductual)
(Linehan, 1993) o la ABBT (terapia conductual basada en aceptación)
(Roemer y Orsillo, 2009), o en los denominados protocolos del mindful-
ness de segunda generación, como el Meditation Awareness Training (Van
Gordon y cols., 2015), la práctica informal se considera más importante
que la formal, porque puede ser adaptada más fácilmente al estilo de vida
del individuo. Por eso puede resultar más fácil encontrar datos sobre prác-
tica informal en estudios de ACT y DBT que en los de mindfulness.
Cualquier actividad rutinaria, como fregar platos, lavarse o cocinar,
puede emplearse para desarrollar el mindfulness. La diferencia es, por un
lado, la intención previa, es decir, generar el deseo de practicar el mind-
fulness antes de empezar la acción y, por otro lado, la actitud de atención
plena mientras se realiza (Hanley y cols., 2015). Los estudios demuestran
que realizar una actividad rutinaria como lavar platos de forma mindful
aumenta el nivel del mindfulness y el bienestar psicológico, disminuye el
malestar psicológico (por ejemplo, el nerviosismo) y aumenta la sensa-
ción subjetiva de tiempo, es decir, se tiene la sensación de haber estado
más tiempo lavando platos (Hanley cols., 2015).
temporal son las figuras ambiguas o multiestables, que alternan cada pocos
segundos y donde una de esas perspectivas define un momento de «ahora»
(Pöppel, 1997; Varela, 1999). Muchas meditaciones tratan de alterar los
procesos de consciencia focalizándose en el momento presente.
Dado que los recursos cognitivos que facilitan la atención y la memo-
ria de trabajo son esenciales en el proceso de la percepción temporal, in-
cluyendo la sensación subjetiva del «ahora», es esperable que la práctica
del mindfulness pueda influenciar la percepción subjetiva del tiempo. De
hecho, la práctica del mindfulness puede definirse como «permanecer
deliberadamente en la experiencia del momento presente de forma tan
larga y continua como sea posible» (Hollis-Walker y Colosimo, 2011).
El estudio de Sauer y sus colaboradores (2015) concluye que la percep-
ción subjetiva del «ahora» es más larga en meditadores que en no medi-
tadores, y los niveles individuales del mindfulness son los que modulan
este efecto.
Por otro lado, se ha descrito que el tiempo puede ser conceptualizado
desde cinco diferentes perspectivas, lo que se ha denominado «Perspecti-
va temporal» (Time Perspective en inglés), (Zimbardo y Boyd, 1999). In-
cluye cinco posibilidades:
tre otras (Kozasa y cols., 2008; Braboszcz y cols., 2013; Jacobs y cols., 2013;
Elliot y cols., 2014; Khoury y cols., 2017).
Existen varios metanálisis sobre este tema: el más amplio se centra en
veintiún estudios sobre retiros que utilizan técnicas meditativas tradicio-
nales (Khoury y cols., 2017). Existe otro que analiza diferentes tipos de
meditación: tradicional, meditación trascendental y técnicas basadas en el
mindfulness, pero que, al no separar los efectos con base en las diferentes
técnicas meditativas, los resultados pueden inducir a confusión (Sedlmeier
y cols., 2012). Hay otro tercer metanálisis (Eberth y Sedlmeier, 2012) que
compara meditación tradicional con técnicas basadas en el mindfulness
y, entre ellos, incluyen tres retiros de meditación. Por último, existe una
revision sistemática que estudia tres retiros de meditación Vipassana en
poblaciones penales (Chiesa, 2010).
Aunque no hay suficientes estudios sobre el tema, los datos actuales invi-
tan a pensar que los retiros son mucho más eficaces que la práctica habi-
tual, algo que desde siempre ha defendido la tradición budista. Uno de los
cambios neurofisiológicos más consistentes e importantes que produce la
meditación es la reducción en la frecuencia respiratoria (véase «¿Qué cam-
bios produce el mindfulness en la frecuencia cardíaca y en la función respi-
ratoria?». Se piensa que el entrenamiento en mindfulness podría desarrollar
la habilidad de detectar y responder a los estímulos fisiológicos mediante la
percepción y modulación de los patrones respiratorios. Este proceso po-
dría ser aprendido y consolidado mejor durante los retiros intensivos de
práctica que durante la práctica diaria habitual, y produciría cambios du-
raderos en el patrón respiratorio.
Así, hay estudios que confirman (Wielgosz y cols., 2016) que la dis-
minución de la frecuencia respiratoria se asocia con la práctica, pero no
con el tiempo de práctica diaria, sino con el tiempo invertido en retiros.
No está clara la causa, pero se piensa que la razón de esta mejor «conso-
lidación» de los cambios psicológicos que se producen en los retiros es que
en ellos se puede realizar práctica durante más tiempo al día y más días,
a la vez que existe una mínima exposición a estímulos extraños y a de-
mandas ambientales complejas. Por el contrario, la práctica diaria ocurre
en un entorno de estímulos frecuentes y estresores complejos, que consti-
tuyen nuestro día a día. Este hallazgo podría obligar a evaluar cuál es el
mecanismo de acción y cómo se debería planificar la práctica formal, es
decir, que habría que enfatizar la práctica en forma de retiros.
Otro tema relevante respecto a la diferencia entre los retiros y la prác-
tica diaria es: ¿cuál es la distribución óptima de la práctica diaria frente
al tiempo invertido en retiros para producir beneficios a largo plazo? Exis-
te un reconocimiento creciente de la necesidad de una mayor sofistica-
ción y especificidad en la identificación de los mecanismos activos de
cada intervención (Sedlmeier y cols., 2012; Goyal y cols., 2014; David-
son y cols., 2015; Lutz y cols., 2015). La mayor parte de los estudios
están basados en protocolos como el MBSR (Kabat-Zinn, 2003), que se
focaliza en la práctica diaria y considera los retiros como una actividad
marginal, ya que solo dedica un día durante las ocho semanas de forma-
ción. Se piensa que los retiros intensivos deben tener un papel más impor-
tante como ingrediente activo, sobre todo si queremos evaluar el impac-
to no solo a corto plazo, sino como una herramienta de cambio de estilo
de vida a largo plazo.
Características epidemiológicas
ojos (García Campayo y Alda, 2005). Esto suele estar asociado al deseo de
expresar los sentimientos propios y puede ser un beneficio de interactuar
en redes sociales más intensas que las que existen en otros grupos étnicos.
4. Sentimientos de culpa: la culpa no es específica de la cultura latina,
pero es más frecuente que en otras culturas, sobre todo en entornos de
fuerte tradición católica. Es más habitual en estos países sentirse culpable
cuando se padece una depresión o se es diagnosticado de una enfermedad
(García Campayo y Alda, 2005).
5. Dependencia del médico y bajos niveles de empoderamiento: con
frecuencia, los latinos no desean conocer todos los detalles de su enferme-
dad o participar activamente en el diagnóstico o en la elección de trata-
miento, y delegan muchos de estos aspectos a los profesionales sanitarios
(García Campayo y Alda, 2005).
dos de 20 minutos. Hay que ser cuidadoso y tener tacto al hacer esta re-
comendación, ya que la crítica puede aumentar los sentimientos de culpa
e inadecuación en estos pacientes, que tienden a tener menor autoestima
que los anglosajones (Kabat-Zinn y cols., 2016). El uso de guías de audio
o vídeo para la realización de prácticas tiende a ser también más frecuen-
te en latinos, seguramente por el rol más pasivo y el menor compromiso
que tienden a adoptar (Olano y cols., 2015).
3. La dificultad de incluir retiros en los protocolos: protocolos del
mindfulness como el MBSR o la MBCT incluyen un retiro de un día.
Como muchos de los cursos en estos países se ofrecen en el sistema sani-
tario, estos períodos pueden ser difíciles de implementar, porque suponen
un gran incremento de recursos públicos. Desde la perspectiva de los pa-
cientes también suele resultar difícil, porque requiere un esfuerzo mucho
mayor que las sesiones semanales habituales de dos horas, en el contexto
de sus largas jornadas de trabajo y de compromisos familiares (Demarzo
y cols., 2015).
4. Utilidad de las prácticas corporales: en consonancia con la mejor
conexión con el cuerpo que suelen mostrar los latinos comparado con otras
culturas, prácticas como el escaneo corporal o el mindfulness en movi-
miento o andando pueden resultar especialmente útiles en estos pacientes
(Demarzo y cols., 2015).
5. Mindfulness interpersonal e informal: dado que la familia desem-
peña un rol importante y las redes sociales tienden a ser más extensas
e importantes, el mindfulness interpersonal puede ser una práctica espe-
cialmente útil en este entorno cultural, permitiendo mayor conciencia de
las emociones propias y de los otros. Este énfasis en la práctica informal
permitiría explicar por qué los latinos encuentran una eficacia similar con
los protocolos del mindfulness, aunque tienden a realizar menos práctica
formal que los anglosajones (García Campayo y Demarzo, 2015).
6. La impronta religiosa en países latinos: pese a la progresiva secu-
larización que se observa en todos los países desarrollados, la impronta
cristiana en estos países produce ciertos cambios en la práctica y enseñan-
za del mindfulness. El concepto de compasión tradicional implica sen-
sación de superioridad por quien la otorga, por lo que produce cierto re-
Introducción
Tratamientos computarizados
Aplicaciones móviles
La realidad virtual
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cerebral que funciona por defecto (en inglés, el default mode network o
DMN), poniendo en marcha la imaginación. En esta fase, el mindfulness
ayuda porque incrementa el pensamiento divergente. Practicar mindful-
ness antes de una sesión de lluvia de ideas hace que estas ideas básicas
iniciales sean de mayor calidad.
2. Incubación: una vez que se han generado suficientes ideas, es mo-
mento de dejar de generarlas. Hay que realizar otras actividades de la vida
diaria, como dormir, jugar y practicar aficiones, tareas rutinarias, etc.,
mientras el cerebro organiza y estructura esas ideas de forma adecuada.
En esta fase poco valorada, el mindfulness es especialmente útil. A mu-
chas personas les resulta difícil dejar de pensar y no obsesionarse por el
tema de creación, lo que les produce un gran estrés. La práctica del mind-
fulness facilita esa desconexión, porque el proceso creativo no llega de
forma voluntaria, sino que aparece. Podría surgir incluso durante la me-
ditación. El mindfulness caminando puede ser una excelente técnica para
disminuir ese estrés y facilitar el proceso creativo.
3. Iluminación: es el momento del ¡eureka! o el ¡ajá! El momento de
creatividad en el que las ideas inconscientes y no relacionadas toman sen-
tido y son detectadas por el circuito de saliencia, que identifica la idea
creativa en el mar de ideas de la mente. Mediante la práctica del mindful-
ness se incrementa la toma de conciencia, por lo que en esta fase es más
fácil detectar la idea creativa de la maraña del resto de pensamientos, lo
cual es más difícil de lograr en el caos de una mente no mindful.
4. Verificación: hay que exponer la idea a la realidad y ver el resul-
tado. Se requiere pensamiento convergente (usar menos la imaginación
y más el control cognitivo y atencional para realizar una evaluación ana-
lítica). El mindfulness facilita estar motivado y focalizado, usando el pen-
samiento convergente, para elegir las soluciones más eficaces.
Conciencia corporal
Bases neurobiológicas
Uno de los componentes del entrenamiento de la atención plena es el de-
sarrollo de la atención interoceptiva (AI) a las sensaciones corporales vis-
cerales, facilitadas a través de prácticas diarias tales como el mindfulness
en la respiración. Farb y colaboradores (2013) utilizaron la resonancia mag-
nética funcional (RMNf) para examinar las representaciones interocepti-
vas en un grupo de participantes en un curso de MBSR, comparándolas
con las de un grupo control. En los análisis de la actividad de la ínsula, el
mindfulness predijo una mayor actividad relacionada con la AI en las re-
giones de la ínsula disgranular anterior, lo que concuerda con una ma-
yor integración de la sensación interoceptiva con el contexto. También
predijo la disminución del reclutamiento de la corteza prefrontal dorso-
medial (CPFDM) durante AI y modificó la conectividad funcional entre
la CPFDM y la corteza interoceptiva primaria. Además, la práctica de la
meditación predijo una mayor aislación posterior y una reducción del re-
clutamiento de la vía visual durante la AI. Estos hallazgos sugieren que el
entrenamiento interoceptivo modula el reclutamiento cortical específico
de la tarea, análogo a la plasticidad relacionada con el entrenamiento. Ade-
más, la modulación CPFDM de las redes AI puede ser un mecanismo im-
portante por el cual la meditación trascendental altera el procesamiento de
la información en el cerebro, aumentando la contribución de la interocep-
ción a la experiencia perceptual.
Implicaciones clínicas
Son muchas las implicaciones de la atención plena en la CC, Rejeski (2008)
demostró que la atención plena puede ser particularmente útil para promo-
ver la actividad física entre los adultos mayores y cómo la actividad física
puede ser utilizada como un vehículo para promover la atención plena.
Dijkstra y Barelds (2011) examinaron los vínculos entre la disposición
mental, la comparación corporal y la satisfacción corporal. En una encues-
Embodiment
¿Qué es embodiment?
Se ha definido como la sensación de estar localizado dentro del propio
cuerpo físico (Arzy y cols., 2006). La noción de embodiment se desarrolló
en oposición al concepto tradicional de cognición, que asume que todos
los individuos representan el mundo usando símbolos mentales abstrac-
tos que manipulan para pensar (Michalak y cols., 2012). Por el contrario,
Lakoff y Johnson (1999) propusieron que el cerebro toma información del
resto del cuerpo. Por tanto, los circuitos neuronales cerebrales que no co-
nectan con el cuerpo son incapaces de facilitar el pensamiento y no pue-
den producir pensamientos valiosos. Según esta perspectiva, el cuerpo
funciona como un constituyente de la mente y no como un perceptor o un
actor que sirve a la mente, por lo que está directamente involucrado en la
cognición. La cognición corporeizada (embodied cognition) asume que
una gran parte de la cognición se deriva y depende de las interacciones del
cuerpo con el mundo (Barsalou, 2007). Por ejemplo, conforme el cuerpo
llega a ser experto en algún dominio (por ejemplo, jugar al tenis), incre-
menta su habilidad para responder de forma fluida y apropiada a diferen-
tes situaciones relacionadas (por ejemplo, jugar contra un oponente muy
bueno, lloviendo o en un campo con pésimo firme). El cuerpo tiene un
papel en aumentar el conocimiento sobre el mundo, en este caso en rela-
ción con jugar a tenis. De hecho, existen varios estudios sobre el papel del
cuerpo en la percepción y la cognición (Chandler y Schwarz, 2009; Jost-
mann y cols., 2009; Natanzon y Ferguson, 2012). Un reciente estudio con-
trolado aleatorizado confirma que la postura del cuerpo sentada en pacien-
Son escasos los estudios sobre el mindfulness que se han centrado en exa-
minar su efecto sobre los sentidos, como el tacto o la visión. Los únicos
que existen son los que describimos a continuación.
Tacto
Mirams y sus colaboradores (2013) examinaron el efecto del mindfulness
en la reducción de la percepción errónea y el aumento de la sensibilidad
durante la tarea de detección de señales somáticas (SSDT: somatic signal
detection task). La SSDT tiene cuatro tipos de ensayos: uno en el que solo
estaba presente el estímulo táctil, otro en el que hay tanto un estímulo tác-
til como una estimulación visual (una luz), un tercero en el que solo está
presente la luz y, por último, uno en el que se ausentaban ambos estímu-
los. Para cada ensayo el sujeto tenía que responder si sentía la vibración en
el dedo índice. Los resultados mostraron que los sujetos que participaron
en el grupo experimental, realizando la técnica del escaneo corporal, mos-
traron en el día 7 (T2) menos percepciones erróneas que en el día 1 (T1),
lo que sugiere una mejoría en la capacidad para distinguir entre vibracio-
nes y sensaciones interoceptivas (Mirams y cols., 2013). Este resultado fue
inesperado para los autores, porque en un estudio previo se observó que
la tarea de detección de los latidos cardíacos causaba un elevado número
de percepciones erróneas durante la SSTD (Mirams y cols., 2012). Esta di-
ferencia en los dos estudios fue explicada por los autores con la hipótesis
de que diferentes tipologías de atención interoceptiva pueden causar dife-
rentes consecuencias en la percepción (Mirams y cols., 2013).
Vista
En la literatura científica existen estudios, como este de nuestro grupo,
que han analizado la asociación entre el mindfulness y la función visual.
García Martín y sus colaboradores (2016) analizaron la asociación entre
la meditación Zen e indicadores de la función visual y medidas de estruc-
tura morfológica de la retina. Los resultados indican que los meditadores
de larga duración muestran una mejor agudeza visual y una mejor sensi-
bilidad al contraste comparados con los no meditadores. No se han encon-
trado diferencias en las medidas de la retina y de la capa de fibras nervio-
sas de la retina entre el grupo de meditadores y el grupo de control. Por
último, se ha observado una asociación moderada entre el espesor de las
células ganglionares de la retina con la agudeza visual, la sensibilidad al
contraste, la visión del color y la visión estereoscópica (García Martín
y cols., 2016). Los autores destacan el hecho de que estos resultados mues-
tran una asociación no necesariamente causal, ya que puede haber varias
explicaciones de los resultados encontrados en este artículo y, por esta ra-
zón, sugieren la necesidad de nuevos estudios. Una hipótesis alternativa,
que según García Martín y sus colaboradores (2016) puede explicar los
resultados relacionados con los indicadores de la función visual es que la
meditación aporta mejorías en los síntomas de depresión o ansiedad, lo que
podría ser la verdadera causa de la mejoría en la agudeza visual (Goodrich
y cols., 2014; Owsley y McGwin, 2004). Otras explicaciones podrían ser
que el estado de la función visual de los meditadores fuera mejor antes de
empezar a meditar en comparación con las personas del grupo control
o que la meditación desarrolla la propensión a observar más detalles en el
entorno (García Martín y cols., 2016).
Otro estudio realizado por Delgado y su grupo (2010) tenía el objetivo
de observar variables psicológicas y fisiológicas relacionadas con la re-
gulación emocional, después de un programa de mindfulness, en un gru-
po de estudiantes universitarios con puntuación alta en el Cuestionario de
Preocupación de Pensilvania (Penn State Worry Questionnaire), pero que
no cumplían los criterios necesarios para el diagnóstico de un trastorno
de ansiedad generalizado. Entre las diversas medidas fisiológicas, también
se midió el parpadeo de los ojos durante el paradigma señalizado, que con-
siste en presentar señales desagradables, neutrales y agradables. Los resul-
tados mostraron que no había diferencia entre pre y post-intervención (Del-
gado y cols., 2010).
La reactividad pupilar es un marcador de los cambios autonómicos y
del procesamiento emocional. Vasquez-Rosati y sus colaboradores (2017)
hipotetizaron que la respuesta pupilar en meditadores y no meditadores
debía ser diferente, y que ello reflejaría el distinto procesamiento emocio-
nal. En un grupo de once meditadores y nueve no meditadores se grabó el
diámetro pupilar usando videooculografía mientras los sujetos veían imá-
genes con contenidos emocionales. Ambos grupos mostraron respuestas
similares ante imágenes positivas y neutras, pero las imágenes negativas
evocaron una mayor contracción pupilar y una dilatación más débil en me-
ditadores, grupo que también consiguió una más rápida recuperación hasta
los niveles basales. Por tanto, el mindfulness modula la respuesta del sis-
tema nervioso autónomo, y la pupilometría podría ser un marcador de los
efectos beneficiosos de esta práctica.
Delta 0,1-4 Hz
Theta 4-8 Hz
Alfa 8-12 Hz
Beta 13-30 Hz
Gamma 30-100 Hz
cols., 2015) y de Qi-Gong (Tei y cols., 2009) sugieren que ambas medita-
ciones están asociadas a un incremento en la actividad delta frontal, po-
siblemente produciendo una inhibición basal relativa del procesamiento
cognitivo y una disminución de la conexión con la experiencia diaria. En
meditadores Zen se observa también un incremento en la frecuencia de
actividad alfa 1 y alfa 2, exclusivamente en un clúster derecho que abarca
desde áreas prefrontales, incluyendo la ínsula, hasta parte de la corteza
motora y somatosensorial y áreas temporales. Además, se observa una dis-
minución de la actividad alfa y beta 2 en el giro angular izquierdo, así
como una disminución de la actividad beta 1 y beta 2 en un área bilateral
posterior extensa que comprende la corteza visual, el córtex cingulado pos-
terior y el córtex parietal. También existen cambios en el Default Mode
Network que sugieren un incremento de la memoria automática y del pro-
cesamiento de la emoción, una reducción del pensamiento conceptual
y autorreferencial, con menor tendencia al juicio, es decir, más centrado
en la experiencia momento a momento (Faber y cols., 2015).
La banda gamma se ha encontrado como factor rasgo que distingue va-
rios tipos de meditación en practicantes avanzados (Lehmann y cols., 2001;
2012), y también como un marcador rasgo y estado de la meditación en
practicantes avanzados de budismo tibetano focalizados en la compasión
(Lutz y cols., 2004). Cuando se entra y se sale de la meditación, existen di-
ferencias significativas en la conectividad con importantes diferencias en
la banda delta, y diferencias menores en la banda beta 2. Esta disminución
global de la interdependencia funcional entre regiones cerebrales durante
la meditación, sugiere que los procesos del yo son minimizados, produ-
ciendo la exoeriencia subjetiva del no-apego, no involucración con la ex-
periencia y de dejarla pasar, facilitando la sensación de disolución de los
límites del yo y de unidad con todo (Lehman y cols., 2012).
Sin embargo, existen inconsistencias en los datos de los estudios por
una serie de limitaciones metodológicas que incluyen (Cahn y Polich, 2009;
Chiesa y Serreti, 2010):
Mindfulness y sueño
más núcleos clave del DMN, lo que produce un menor insight y menor
metaconciencia.
duciendo solo ligeras variaciones de un latido a otro. Por otro lado, la VFC
es un reflejo del funcionamiento de la red central autonómica (que inclu-
ye el córtex prefrontral, el núcleo central de la amígdala, el hipotálamo
y el tallo cerebral) y su adaptación a las demandas del entorno. La VFC
está reducida en pacientes con enfermedad cardiovascular (Nolan, 1996),
siendo a la vez un indicador de riesgo cardiovascular y de todas las causas
de mortalidad (Dekker y cols., 2000).
Las investigaciones demuestran que las personas con elevada VFC ofre-
cen respuestas emocionales más adecuadas al contexto (Thayer y cols.,
2012) y regulan, de manera más efectiva, la adaptación de la FC frente
a las demandas rutinarias y extraordinarias. La VFC expresa la capacidad
del individuo para regular sus emociones (Geisler y cols., 2010) y es un
aspecto clave de la flexibilidad psicológica (Kashdan y Rottenberg, 2010).
Los estudios demuestran que la VFC está reducida en pacientes con
depresión y ansiedad (Kemp y cols., 2012) y en aquellos con trastornos
maníacos (Faurholt-Jepsen y cols., 2016), aunque no padezcan una en-
fermedad cardiovascular. También constituye un marcador en estados de
dependencia del alcohol (Quintana y cols., 2013). Por el contrario, el in-
cremento de la VFC se relaciona con el bienestar psicológico (Kemp y Quin-
tana, 2013) y, sobre todo, con la reducción del afecto negativo (Boehm
y Kubzansky, 2012). Es decir, las personas con mayor bienestar psicoló-
gico tienen mayor VFC en reposo, mientras que las personas con malestar
psicológico muestran una baja VFC en el mismo estado.
Existe una gran evidencia de que variables psicológicas como los nive-
les de mindfulness están relacionadas con la salud cardíaca y la función
autonómica (DuBois y cols., 2012). Los efectos producidos por el estado
de meditación no pueden ser completamente explicados por el enlenteci-
miento de la respiración, es decir, por la bradicardia sinusal. El efecto
del mindfulness, incluso usando un deliberado control de la respiración,
produce efectos superiores a un simple control respiratorio destinado a dis-
minuir la frecuencia (Takahashi y cols., 2005).
otros factores que puedan estar influenciando los resultados, como el ni-
vel de actividad física, la alimentación, la calidad del sueño, etc. (Demar-
zo y cols., 2015), y b) establecer la ganancia real del uso de la VFC sobre
otras medidas de FC más sencillas y clásicas en la literatura científica
y, sobre todo, más sencillas de usar (Abildstrom y cols., 2003).
Neuroimagen morfométrica
Una de las obras pioneras en este campo (Lazar y cols., 2005) encontró
que los meditadores con una media de siete-nueve años meditando cua-
renta minutos al día mostraron un aumento del grosor cortical en la ínsu-
la, corteza somatosensorial, áreas frontales y corteza visual y auditiva en
comparación con sujetos sin experiencia en meditación. Además, la cor-
teza en las áreas frontales (áreas 9 y 10) de los meditadores de cuarenta-
cincuenta años de edad tenía el mismo grosor que la de los sujetos control
de veinte-treinta años de edad, lo que indicaría que la meditación puede
promover la preservación de las áreas corticales asociadas con la actividad
de meditar. Grant y su equipo (2010) evaluaron el grosor de la corteza ce-
rebral en relación con la alta o baja sensibilidad al dolor y si el sujeto prac-
ticaba la meditación. Se observó un mayor grosor de la corteza cingulada
anterior y de las áreas somatosensoriales secundarias en los meditadores,
lo que demuestra que la práctica de la meditación está vinculada a aumen-
tos en el grosor de estas áreas, y puede ser útil en el tratamiento del dolor
crónico. Se concluyó que una intervención relativamente breve, ocho se-
manas de práctica de meditación durante un promedio de veintisiete mi-
nutos al día, fue suficiente para inducir cambios en estructuras parietales
izquierdas como el hipocampo, el cíngulo posterior, la unión temporopa-
rietal y el cerebelo (Hölzel y cols., 2008).
Estos estudios proporcionan evidencia de que la ínsula está implicada
en el funcionamiento y en el manejo de las emociones (Critchley y cols.,
2004). En sujetos que realizan una tarea relacionada con la percepción
interoceptiva, la densidad de la sustancia gris en esta área se correlacionó
positivamente con la efectividad en la tarea. Un estudio realizado con me-
ditadores a largo plazo (Hölzel y cols., 2008) mostró aumentos en la ma-
teria gris en áreas de la ínsula anterior derecha, confirmando resultados
previos (Lazar y cols., 2005), en los que la misma estructura mostró un
mayor grosor en meditadores. A pesar de la diversidad de hallazgos, pa-
rece que la corteza cingulada anterior y otras áreas como la corteza pre-
frontal medial o las áreas somatosensoriales secundarias se modifican a
largo plazo mediante la práctica de la meditación, incluso (Dickenson
y cols., 2013) en principiantes. Estos estudios pueden arrojar luz sobre tra-
tamientos futuros para enfermedades que involucran déficits de atención
(Van de Weijer-Bergsma y cols., 2012). La noción de que la meditación pue-
de producir tales cambios está respaldada por estudios que muestran dife-
rencias estructurales después del entrenamiento mental a corto plazo para
la memoria de trabajo (Takeuchi y cols., 2011) y las habilidades de ra-
zonamiento (Mackey y cols., 2012). Sin embargo, se reitera que la eviden-
cia de la meditación como factor causal sigue siendo muy limitada en los
Introducción
Los marcadores biológicos más estudiados son las citoquinas, los neuro-
péptidos y la proteína C reactiva. Las citoquinas son glicoproteínas res-
ponsables de la comunicación intercelular; participan en la regulación del
crecimiento celular y desempeñan un papel crucial en los procesos de
apoptosis y en la regulación de los procesos de inflamación (Popa, 2007).
Las citoquinas pueden clasificarse en: a) proinflamatorias (Th1): interleu-
quina 6 (IL-6), IL-8, factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) e interfe-
rón gamma (IFN-γ); y b) antinflamatorias (Th2): IL-10. Los neuropép-
tidos son moléculas formadas por la unión de aminoácidos que actúan
como un neurotransmisor. Se han identificado más de un centenar de neu-
ropéptidos entre los que se encuentra la hormona liberadora de gonado-
tropina (GnRH), la vasopresina o el neuropéptido Y. La proteína C reactiva
es una proteína plasmática con importantes propiedades proinflamatorias,
que parece estar implicada en la etiología de enfermedades reumáticas in-
flamatorias.
También existen estudios en los que se han evaluado los efectos de pro-
gramas de MBSR en determinados marcadores biológicos en personas con
cáncer. A continuación mencionamos los más importantes.
Carlson y sus colaboradores (2003) realizaron un estudio en el que apli-
caron un programa de MBSR a pacientes con diagnóstico precoz de cán-
cer de mama y con cáncer de próstata. El programa incorporaba medi-
tación, yoga y prácticas diarias para realizar en casa. Aunque no hubo
diferencias significativas en el número total de linfocitos o subconjuntos
de células, la producción de las células T de IL-4 se incrementó y el IFN-γ
se redujo, mientras que la producción de células NK de IL-10 disminuyó.
Carlson y su equipo (2007) realizaron un estudio igual al anterior, pero
con medidas antes y después de la intervención y con seguimiento a los
seis y doce meses. Los patrones inmunes a lo largo del año indicaron una
reducción continuada de las citoquinas TH1 (proinflamatorias). Respecto
a los resultados de citoquinas en porcentaje de células T, se encontró una
reducción significativa a lo largo de las tres medidas (pre, post y segui-
miento) en IFN-γ, TNF e IL-4.
Witek-Janusek y sus colaboradores (2008) investigaron los efectos de
un programa MBSR en una población de mujeres con diagnóstico tempra-
no de cáncer de mama. Se realizaron evaluaciones de parámetros inmuno-
lógicos y calidad de vida al comienzo del programa, a la mitad y al final,
Conclusiones
Witek-Janusek, 2008; Lengacher, 2013), y los otros dos con tipos combi-
nados (Carlson, 2003; Lengacher, 2012). Todos los estudios aplicaron la
intervención MBSR. Los resultados muestran que el MBSR tuvo efectos
en los niveles de las citoquinas, aunque no se pudieron determinar los ti-
pos específicos. Witek-Januse (2008) reportó que las reducciones en ci-
toquinas Th2 (IL4, IL-6, IL-10) pueden permitir la normalización de las
citoquinas Th1 (IFN-y). Lengacher mostró que el MBSR puede conferir
efectos beneficiosos en la recuperación inmune. Finalmente, otro estudio
(Carlson, 2007) identificó que los cambios en el sistema inmune con in-
crementos de IL-4 y decrementos en IFN-γ son consistentes con un cam-
bio en el balance de TH1 (proinflamatorio) a TH2 (antinflamatorio). La
diversidad de tipos de cáncer es un problema para la interpretación de las
relaciones entre las intervenciones y las citoquinas debido a las diferencias
de género. También existió una heterogeneidad en la duración del diagnós-
tico de cáncer.
Los telómeros
Reloj epigenético
Al igual que los telómeros, otros marcadores biológicos pueden darnos una
idea de la edad biológica y el envejecimiento. La investigación reciente ha
demostrado que la metilación del ADN, una modificación epigenética que
altera la forma en que se leen y se expresan los genes sin alterar la secuen-
cia subyacente, es un biomarcador robusto del envejecimiento biológico
que puede mostrar cambios relacionados con la edad del ADN. Esta me-
dida es tan precisa que la edad cronológica en los seres humanos puede
predecirse +/- 3,6 años (Horvath, 2013; Hannum y cols., 2013). Se cono-
ce como el reloj epigenético y es un biomarcador fuerte y reproducible
del envejecimiento biológico, uno de los mejores disponibles. La desvia-
ción entre la edad del ADN y la edad cronológica de un individuo propor-
ciona información con respecto a su tasa de envejecimiento epigenético.
Una menor aceleración en esta tasa de envejecimiento epigenético (reloj
biológico) estaría asociada con la longevidad (Horvath y cols., 2015), por
el contrario la aceleración de dicho reloj se relaciona positivamente con en-
fermedades crónicas (Horvath y cols., 2014; Horvath y Ritz, 2015; Levine
y cols., 2015a, 2015b; Perna y cols., 2016) y mortalidad (Christiansen y
cols., 2016; Marioni y cols., 2015; Perna y cols., 2016).
Este reloj epigenético se ve acelerado por el estrés, los hábitos de vida
y las enfermedades crónicas relacionadas con la edad, por lo que es una
herramienta fiable para hacer mediciones de cómo los cambios e interven-
ciones en los hábitos de vida pueden ser efectivos para la prevención de
enfermedades relacionadas con la edad y la posibilidad de explorar si la
introducción de la meditación en nuestra forma de vida puede modular
la velocidad del envejecimiento epigenético. Como hemos comentado an-
teriormente, la meditación ayuda a la reducción del estrés, de la depresión
y la ansiedad (Schutte y Malouff, 2014), y con ello al mantenimiento de los
telómeros (Epel y cols., 2009; Alda y cols., 2016), pero también se ha ob-
servado que son sensibles a la práctica de meditación mecanismos molecu-
lares implicados en el proceso del envejecimiento (Black y Slavich, 2016;
Kaliman y cols., 2014), y que produce cambios neuroplásticos relaciona-
dos con la edad (Acevedo y cols., 2016; Luders, 2014).
entre los genes y el entorno que, al final, modulan la diversidad de los fe-
notipos humanos. Los principales mecanismos epigenéticos para la regu-
lación de los genes incluyen la metilación del ADN, modificación de his-
tonas o la acción silenciadora del ARN no codificante. La metilación
del ADN consiste en la unión de un grupo metilo a un residuo de citosina
y, habitualmente, se produce en los dinucleótidos citosina-guanina (CpG),
que se agrupan en el genoma constituyendo las llamadas islas CpG, espe-
cialmente abundantes en las regiones promotoras de los genes y otras zo-
nas reguladoras. Se sabe que la metilación de las islas CpG en las regiones
promotoras silencia la expresión génica, mientras que la metilación en el
cuerpo del gen se relaciona, generalmente, con un aumento en la trans-
cripción (Suzuki, 2008). Así, partiendo de un mismo genoma, los meca-
nismos epigenéticos hacen posible el desarrollo y la diferenciación de las
células y tejidos dentro de un mismo organismo. Por otra parte, las altera-
ciones en el patrón de la metilación del ADN, también llamadas variantes
epigenéticas o epimutaciones, pueden incrementar la susceptibilidad e in-
fluir en la patogenia de las enfermedades humanas, como el cáncer, pato-
logía en la que se han estudiado de forma extensa como biomarcadores
(Heyn y Esteller, 2012).
Los patrones de metilación del ADN tienen un impacto en la expresión
de los genes en el cerebro humano y en la sangre (Horvath y cols., 2012).
Por otro lado, patrones aberrantes de metilación del ADN están involucra-
dos en un aumento del número de enfermedades comunes (Bergman y Ce-
dar, 2013; Heyn y Esteller 2012), incluyendo trastornos mentales y neu-
rológicos. La falta de herramientas o habilidades para el manejo del estrés
puede ayudar al desarrollo de enfermedades crónicas y al envejecimiento
acelerado (Epel y cols., 2009; Juster y cols., 2010; Karatsoreos y McEwen,
2011). Por ello la importancia de comprender como diferentes técnicas de
manejo emocional pueden inducir cambios a nivel neurofisiológico y ce-
lular.
Los factores ambientales como la dieta, ejercicio físico, la meditación
o los diferentes estilos de vida puedes influir en funciones corporales,
como la respuesta y el comportamiento al estrés, a través de vías extra-
celulares e intracelulares que interactúan con la maquinaria epigenética
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Para hacer este capítulo se han revisado en bases de datos las investigacio-
nes que incluyen alguna forma del mindfulness y se han analizado las prin-
cipales patologías mentales y físicas. Solo se ha recogido la evidencia de
mayor calidad científica (principalmente, revisiones, metanálisis y guías
de práctica clínica).
Depresión
Trastorno bipolar
Obesidad
Abuso de sustancias
Trastornos de personalidad
Psicosis
Insomnio
Discapacidad intelectual
Oncología general
Cáncer de mama
Enfermedades vasculares
Insuficiencia cardíaca
Tensión arterial
Síntomas vasomotores
Dolor Crónico
Dolor lumbar
El MBSR se asocia con efectos a corto plazo sobre la intensidad del dolor
y el funcionamiento físico de personas con dolor lumbar (Anheyer y cols.,
2017). También existen pruebas limitadas de que puede mejorar la acep-
tación de este dolor (Cramer y cols., 2012).
Fibromialgia
Enfermedades crónicas
Enfermedades neurológicas
Enfermedades pulmonares
Demencia
Trastornos sexuales
Adicción al trabajo
Diabetes
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Introducción
El complejo proceso que supone el embarazo, así como los períodos du-
rante y después del parto, aun siendo una de las vivencias más maravillo-
sas que una mujer puede experimentar, no está exento de riesgos para
la salud física y psicológica de la madre y del bebé. Debido a los cambios
de tipo biológico, psicológico y social que se producen en la mujer y en
Programas terapéuticos
Conclusiones
Conclusiones
Introducción
Eficacia en ancianos
Eficacia en cuidadores
Limitaciones
Berk 45-85 años 13 MBSR 8 semanas de Efectos positivos de la capacitación (por ejemplo, mayor
y cols., Quejas de intervención serenidad), y menor preocupación por los problemas de
(2017) memoria, sin memoria. Las medidas autoinformadas estuvieron en
diagnóstico línea con los resultados del análisis cualitativo. El MBSR
es factible y bien recibido entre individuos mayores con
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quejas cognitivas.
Black Edad media = 49 MAP Ensayo clínico El grupo MAP mostró una mejora significativa frente
y cols., 66,3 EHS aleatorizado con 2 grupos al grupo EHS en PSQI. La diferencia entre ambos tuvo
(2015) Dificultades de paralelos. un tamaño de efecto de 0,89. El grupo MAP mostró
sueño moderado Grupo MAP una mejora significativa en relación con el EHS sobre
(PSQI > 5) Grupo EHS los resultados de salud secundarios a los síntomas de
6 semanas de insomnio, síntomas depresivos, interferencia por fatiga
intervención y gravedad de fatiga. No hubo diferencias entre grupos
en ansiedad, estrés o NF-κB. Las concentraciones NF-
κB disminuyeron significativamente en ambos grupos.
Creswell 55-85 años 40 MBSR Aleatorizado El programa MBSR redujo la soledad y la expresión
y cols., Adultos mayores Grupo MBSR del gen proinflamatorio NF-κB en comparación con el
(2012) sanos Grupo control (lista grupo de control. Así, el MBSR puede ser un enfoque
de espera) novedoso de tratamiento para reducir la soledad y la
8 semanas de expresión génica proinflamatoria relacionada en adultos
intervención mayores.
* MBSR modificada: acortamiento de las sesiones (90 min), simplificación de las prácticas físicas, reducción de la tarea y eliminación del día de retiro.
¿Es eficaz el mindfulness en ámbitos no clínicos?
417
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418
Características
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Ernst 72-98 años 16 Programa Estudio de factibilidad no Mejoría significativamente mayor en el grupo
y cols., Residentes MBSR aleatorizado, controlado experimental frente al control en salud física, depresión
(2008) de hogares de modif.* Grupo MBSR y gravedad de las principales quejas. No hubo diferencias
ancianos en Grupo control (no activo) entre los grupos en los cambios en la salud mental, la
Berlín 8 semanas de satisfacción con la vida, las AVD o la cognición. Aunque
intervención la diferencia no fue significativa, no pareció haber ningún
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cambio en la cognición en el grupo experimental, pero sí
una disminución en el grupo de control. El estudio tiene
una tasa de abandono alta (40%).
Foulk Edad media = 50 MBCT Medidas pre-post Los participantes, tras recibir MBCT, mostraron mejoras
y cols., 72,9 años modif. intervención significativas en la ansiedad informada, pensamientos
¿Qué sabemos del mindfulness?
(2014) Depresion y/o Grupo MBCT rumiativos y problemas de sueño y una reducción en los
ansiedad 8 semanas de síntomas depresivos. Los resultados mostraron que esta
intervención intervención no farmacológica es aceptable para los adultos
mayores y se asocia con cambios positivos.
26/4/18 12:49
Características
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Gallegos 365, edad media 100 MBSR Aleatorizado, con Este estudio demuestra asociaciones entre los
y cols., = 72 años medidas pre-post componentes específicos del MBSR y sus resultados
(2013) intervención y durante específicos. La exploración de los efectos diferenciales
la misma, también de de cada componente permitió la delineación de cuál fue
seguimiento (21 semanas el más efectivo para impulsar el cambio en los resultados
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y 5,25 meses después del biológicos y emocionales. En este caso el yoga y la
programa). meditación sentada son las prácticas más apropiadas para
Grupo MBSR frente a promover la salud entre los adultos mayores. El yoga
grupo control fue particularmente efectivo para impulsar cambios en el
8 semanas de factor de crecimiento insulínico IGF-1 y afecto positivo.
intervención
Gallegos 365, edad media 200 MBSR Aleatorizado, con En el grupo MBSR, una mayor gravedad de los síntomas
y cols., = 72,8 años medidas pre-post depresivos iniciales se asoció con una menor mejoría en
(2013) intervención y de el afecto positivo a los 6 meses de seguimiento. Además,
seguimiento (tras 6 los participantes MBSR ³ 70 años y con menor severidad
meses). 8 semanas de de síntomas depresivos basales tuvieron la mayor mejoría
intervención en el afecto positivo en el seguimiento. Este estudio
Grupo MBSR demuestra los efectos beneficiosos del MBSR en el
Grupo control afecto positivo entre los adultos mayores con una menor
gravedad de los síntomas depresivos iniciales.
Hayney 50-76 años. 59, 149 MBSR Medidas antes y 3 y 12 No se encontraron diferencias en las respuestas de la
y cols., edad media semanas después de la vacuna al comparar el control con MBSR o el ejercicio. El
(2014) inmunización. MBSR y el entrenamiento físico evaluados en este estudio
Grupo MBSR no mejoraron las respuestas inmunes a la vacuna antigripal
¿Es eficaz el mindfulness en ámbitos no clínicos?
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Características
420
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Keyworth 54-85 años, 40 MBSR Medidas pre-post La intervención fue altamente aceptada, 90% completó
y cols., media = 69,5 modif. intervención. el tratamiento. Se observó mejoría en el sueño, mayor
(2014) años. 6 semanas de relajación y enfoques más aceptables de la experiencia
Diabetes y intervención de enfermedad y enfermedad. Al final del curso, la
enfermedad preocupación y la supresión del pensamiento se redujeron
coronaria significativamente.
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Lenze 365 años 34 MBSR Medidas pre-post y Mejoras en la gravedad de las preocupaciones,
y cols., Depresión seguimiento (6 meses). aumento de la atención y mejoras en la memoria
(2014) Ansiedad Grupo 8 semanas (con un tamaño de efecto grande). La mayoría de los
Déficit cognitivo Grupo 12 semanas participantes continuaron usando técnicas de MBSR
durante 6 meses después de la instrucción. No hubo
¿Qué sabemos del mindfulness?
Mallya > 60 años, edad 97 MBSR Grupo MBSR No hubo diferencias significativas entre los grupos en
y Fiocco media = 69,26 Grupo control (lectura ninguna de las medidas posteriores a la intervención.
(2016) años y relajación)
Sujetos sanos 8 semanas de
intervención
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Características
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Malinowski 55-75 años, edad 56 MBAT Grupo MBAT El MBAT produjo mejoras significativas en las medidas
y cols., media = 64,5 BT Grupo BT conductuales (latencia de respuesta) y electrofisiológicas
(2017) años 8 semanas (potencial relacionado con eventos N2), pero no tras BT.
de intervención Este efecto relacionado con N2 se asocia principalmente
con cambios en la circunvolución angular derecha
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y otras áreas de la red de atención dorsal. No hubo
mejoras específicas esperadas en el control ejecutivo y
la regulación emocional. En general, el MBAT mejora el
mantenimiento de la atención visoespacial dirigida a un
objetivo y puede ser útil para contrarrestar el deterioro
cognitivo asociado con el envejecimiento.
McBee 60-85 años 8 MBSR 10 semanas Estos cuidadores pudieron completar el programa e
(2003) Cuidadores de de intervención informaron de disminución de estrés y quejas somáticas
personas con después del entrenamiento. Aunque la falta de un grupo
demencia de comparación control limita cualquier conclusión con
respecto a la eficacia, este estudio respalda la viabilidad
del MBSR para cuidadores de adultos mayores.
McHugh 71-90 años Sin 24 RC Medidas post Los participantes de la intervención de meditación
y cols., problemas de inmediatamente después tenían una selectividad atencional (visión en túnel)
(2010) memoria, ni de la intervención significativamente menor que los que divagaban, lo que
demencia Grupo de atención indica que una corta intervención de atención plena puede
enfocada disminuir este sesgo de atención relacionado con la edad.
Grupo de atención
desenfocada
¿Es eficaz el mindfulness en ámbitos no clínicos?
421
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Características
422
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Morone 365, edad media 37 MBSR Fue diseñado como Comparado con el grupo de control, el grupo de
y cols., = 74.9 años modif. un ensayo clínico intervención mostró una mejoría significativa en la
(2008) Dolor lumbar aleatorizado y subescala Chronic Pain Acceptance Questionnaire Total
crónico controlado. Medidas Score and Activities Engagement (p = 0,008, p = 0,004)
pre-post tratamiento y de y la función física SF-36 (p = 0,03). Un programa de
seguimiento (3 meses). meditación basado en el mindfulness de 8 semanas es
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Grupo experimental factible para adultos mayores con dolor lumbar crónico.
Grupo control (lista de El programa puede mejorar la aceptación del dolor y la
espera) función física.
8 semanas de
intervención
¿Qué sabemos del mindfulness?
Morone 365, edad media 35 MBSR Aleatorizado y Tanto el grupo de meditación como el de control
y cols., = 74.9 años modif. controlado. Medidas mejoraron las medidas de discapacidad, dolor y función
(2009) PE pre-post tratamiento psicológica, tanto al finalizar el programa como a los
y de seguimiento 4 meses de seguimiento. Las diferencias entre los dos
(4 meses). grupos no alcanzaron significación estadística. A los
Grupo MBSR 4 meses de seguimiento 14/16 (88%) participantes
Grupo control (programa continuaron meditando.
de educación)
8 semanas de
intervención
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Características
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Moynihan ³63 201 MBSR Ensayo controlado y El grupo MBSR mostró una mejor función ejecutiva
y cols., aleatorizado inmediatamente después de la intervención en
(2013) Medidas pre-post comparación con el grupo control. También tuvo una
intervención y mayor asimetría alfa frontal lateralizada izquierda que el
seguimiento tras 3 y 24 grupo control, justo después de la intervención. El grupo
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semanas de MBSR tuvo aumentos significativos en atención plena
Grupo MBSR después de la intervención y tras 24 semanas. No hubo
Grupo en lista de espera cambios en depresión y estrés percibido. La respuesta
o control inmune en el seguimiento fue menor en el grupo de
MBSR que en el grupo control.
Mularski Edad media = 86 MBBT Ensayo controlado y Este ensayo no encontró mejoras mensurables en
y cols., 67,4 años aleatorizado pacientes con EPOC que reciben una terapia de
(2009) EPOCr Grupo MBBT respiración asistida por aire basada en mindfulness en
Grupo de apoyo social comparación con el grupo control (que recibió apoyo
8 semanas de social), lo que sugiere que esta intervención es poco
intervención probable que sea una opción terapéutica importante para
aquellos con EPOC de moderada a grave.
O’Connor 65-80 años 30 MBCT No aleatorizado y MBCT redujo los síntomas depresivos significativamente
y cols., Personas controlado en los que completaron la intervención tras seguimiento,
(2014) mayores en Medidas pre-post y con interacción significativa entre grupo y tiempo (con un
duelo seguimiento (5 meses) tamaño de efecto grande). En el grupo en lista de espera,
Grupo intervención el 29% tuvo síntomas depresivos elevados tanto antes
Grupo lista de espera de la intervención como durante el seguimiento. En el
grupo MBCT, el 50% de los que completaron la prueba
¿Es eficaz el mindfulness en ámbitos no clínicos?
26/4/18 12:49
Características
424
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
O’Donnell Edad media = 24 MBSR Aleatorizado; medidas Reducción de estrés percibido y depresión
y cols., 71 años PRP pre-post y seguimiento significativamente mayores en medidas pre-post
(2010) Cuidadores (8 semanas, 6 meses, tratamiento en el grupo MBSR en comparación con el
de personas 1 año) grupo de PRP. Sin embargo, ambos grupos mostraron
con demencia Grupo MBSR reducción en la carga de cuidado percibida, en las medidas
Grupo PRP diarias máximas de cortisol y en la presión arterial
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8 semanas sistólica.
de intervención
Oken 45-85 años 28 MBSR Controlado y aleatorizado Alta tasa de finalización y adherencia, y una expectativa
y cols., Cuidadores MBCT Grupo MBSR y MBCT comparable de mejora y credibilidad percibida de las
(2010) de personas TPTC Grupo TPTC dos intervenciones activas. Los cuidadores en ambas
¿Qué sabemos del mindfulness?
con demencia Respiro Grupo respiro intervenciones activas mostraron una mejoría mayor que
8 semanas de el grupo de respiro solo en autoevaluación del estrés del
intervención cuidador, autoeficacia del cuidador y atención basada en
el rendimiento. No se observaron efectos significativos en
estado de ánimo, fatiga, atención plena, autoinforme del
sueño, cortisol salival y citoquinas.
Paller Pacientes 37 MBSR + Medidas pre-post Se observaron beneficios para los pacientes con deterioro
y cols., con deterioro elementos Grupo pacientes cognitivo y sus cuidadores. El análisis posterior al estudio
(2014) cognitivo de TDC Grupo cuidadores indicó una mayor calidad de vida, menos síntomas
(55-81 años) y ACT 8 semanas de depresivos y una mejor calidad subjetiva del sueño.
y sus cuidadores intervención Los hallazgos con respecto a la cognición no fueron
(31-98 años) significativos. Además, indicaron que estaban agradecidos
por la oportunidad y que recomendarían el programa a
otros.
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Características
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Palta y cols, 362 años, media 20 MBSR Ensayo controlado y Se obtuvo una reducción de la presión arterial sistólica
(2012) = 65 años modif. aleatorizado (tamaño de efecto pequeño) y diastólica en comparación
Ancianos Grupo de intervención con el grupo de apoyo social.
en residencia, Grupo control (apoyo
con bajos social)
001-672_Que_sabemos_mindfulness.indd 425
ingresos 8 semanas de
intervención
Quintana Edad media = 127 MBSR Ensayo clínico La función cognitiva global, la funcionalidad y los
Hernández 80 años (³65) KK aleatorizado longitudinal, trastornos de conducta asociados a la demencia indicaron
y cols., EA probable, sin EIS a doble ciego que los enfermos del grupo experimental basado en el
(2014) psicopatología EC (PPI) Grupo mindfulness mindfulness se han mantenido estables durante los dos
grave comórbida RMP Grupo EC años, mientras que los controles y el resto de los grupos
+ donepezilo Grupo RMP experimentales muestran un leve pero significativo
Grupo control empeoramiento de sus capacidades mentales. El
programa de intervención neuropsicológica basado en el
mindfulness se ha asociado con la estabilidad cognitiva
y funcional y con mejoras significativas en la situación
psicopatológica de los pacientes en fase leve y moderada.
Quintana Edad media = 21 MBSR Ensayo clínico Los resultados de este estudio apoyan la eficacia
Hernández 84 años (365) KK aleatorizado, longitudinal, comparada del mindfulness en la EA avanzada. Los
y cols., EA probable, sin EIS a doble ciego datos muestran que el tratamiento de donepezilo con
(2014) psicopatología EC (PPI) Grupo mindfulness mindfulness o estimulación cognitiva presenta una mejor
grave comórbida RMP Grupo estimulación evolución clínica que el tratamiento farmacológico solo
+ donepezilo Cognitiva o combinado con relajación.
¿Es eficaz el mindfulness en ámbitos no clínicos?
Grupo relajación
Progresiva
Grupo control
425
26/4/18 12:49
Características
426
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Robin 55-90 años, edad 27 Meditación Aleatorizado controlado. Los resultados en el nivel .10 indicaron mejoría en los
Meize- media = 72 años Medidas pre-post, y puntajes de dolor neuropático, afectivo y total para el
Grochowski Neuralgia durante (tras 2 semanas grupo de tratamiento, mientras que el dolor afectivo
y cols., postherpética desde inicio).6 semanas empeoró para el grupo de control. Los participantes
(2015) de intervención pudieron adherirse a los requisitos diarios y a la
Grupo meditación meditación en este estudio piloto de factibilidad.
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Grupo control
Splevins Edad media = 65 43 MBCT Ensayo no controlado, Se informaron mejoras significativas en el bienestar
y cols., años con medidas pre-post emocional y mindfulness después de la MBCT, con
(2009) Depresión, intervención tamaños del efecto de grande a moderado. El aumento
ansiedad o estrés 8 semanas de del mindfulness se asoció moderada y significativamente
¿Qué sabemos del mindfulness?
Sun y cols., Edad media 80 EAR (RMP Aleatorizado y controlado Disminución de la calidad del sueño y la función
(2013) = 69,69 años y MGI) Medidas pre-post cognitiva a lo largo del tiempo en el grupo de control,
Calidad de EHS y de seguimiento (3, 6 y pero aumento en el grupo experimental. Estos resultados
sueño reducida, 12 meses) sugieren que el programa de autorelajación no solo puede
sin enfermedad Grupo experimental compensar la disminución en la calidad del sueño y la
mental o DCL Grupo control cognición, sino también mejorar la calidad del sueño
12 meses de intervención y la cognición. En conclusión, el entrenamiento de
autorelajación puede mejorar la calidad del sueño y las
funciones cognitivas en los mayores.
26/4/18 12:49
Características
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Szanton > 60 años 13 MBSR Grupo MBSR Los participantes utilizaron particularmente su
y cols., Mujeres modif. entrenamiento MBSR para hacer frente a los
(2011) afroamericanas procedimientos médicos y para controlar la depresión
en una y la ira. De este estudio se desprende que las intervenciones
residencia y con MBSR pueden ser efectivas para reducir el estrés,
001-672_Que_sabemos_mindfulness.indd 427
bajos ingresos aumentar la autoeficacia y manejar las enfermedades
psicológicas y físicas entre poblaciones más ancianas
y vulnerables.
Teixeira Edad media = 75 22 PM Estudio aleatorizado No se encontraron diferencias significativas entre los grupos.
(2010) Neuropatía EN Grupo meditación
diabética Grupo de educación en
nutrición
4 semanas de
intervención
Wells y 55-90 años 14 MBSR Ensayo clínico A pesar de la principal limitación del tamaño de muestra
cols., (2013) DCL aleatorizado pequeño, este estudio es una valiosa evaluación
Grupo MBSR preliminar de un enfoque prometedor para pacientes con
Grupo control deterioro cognitivo leve, ya que sugiere que el MBSR es
8 semanas de intervención una intervención segura, factible y bien aceptada que puede
tener un impacto positivo en la calidad de vida
y el bienestar.
¿Es eficaz el mindfulness en ámbitos no clínicos?
427
26/4/18 12:49
Características
428
Referencias Población Muestra Intervención Hallazgos principales
del estudio
Wetherell y 365 Dificultades 103 MBSR Aleatorizado Mayor mejoría en memoria en el grupo MBSR. Los grupos
cols., (2017) neurocognitivas ES Grupo MBSR no difirieron en el control cognitivo. Los participantes
y trastorno de Grupo control (ES) MBSR también mejoraron más en las medidas de
ansiedad preocupación y depresión en el postratamiento y en
o depresión las medidas de preocupación, depresión y ansiedad
en el seguimiento. El nivel de cortisol disminuyó en
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mayor medida en el grupo MBSR, pero solo entre los
participantes con cortisol basal alto.
Young > 60 años 141 MBSR No controlado La angustia emocional general y todas las subescalas
y Baime Medidas pre-post del estado de ánimo mejoraron significativamente después
(2010) intervención. del entrenamiento con el MBSR. Dio como resultado
8 semanas de intervención una reducción > 50% en el número de personas mayores
¿Qué sabemos del mindfulness?
26/4/18 12:49
¿Es eficaz el mindfulness en ámbitos no clínicos? 429
Conclusiones
Mindfulness en empresas
Aunque la labor realizada por las personas que forman parte de las orga-
nizaciones no gubernamentales (ONG) y otras organizaciones sociales se
Introducción
Tipos de intervenciones
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lizar objetos o acrónimos para recordar cómo afrontar situaciones (por ejem-
plo: SOS, stop-observe-step back), f) mindfulness para relajar el cuerpo,
g) mindfulness de pensamientos y emociones g) compasión, y h) Princi-
pio de causa y efecto.
8. Persevera alegremente: hay que disfrutar en la práctica, no sentirla
como una obligación. Hay que aceptar que algunas personas no podrán
seguir practicando por circunstancias personales, sin que el instructor lo
considere un fracaso personal.
9. Encuentra un maestro: para seguir profundizando en la práctica, es
importante encontrar una persona que tenga más experiencia que nosotros
y ser supervisado por ella.
10. Defiende tu linaje: independientemente de nuestra formación y
creencias, el mindfulness es la transmisión de una enseñanza que lleva
bienestar a los seres humanos y que el instructor debe encarnar (Shonin
y Van Gordon, 2015b).
1. Técnica. Se recomienda:
• Empezar siempre las sesiones con una práctica, para enfatizar que
la experiencia es lo principal.
• La atención durante la práctica: cuando dirigimos una práctica, par-
ticipamos de ella. Hay que estar atento durante la práctica a tres as-
pectos:
2. Actitud. Es conveniente:
3. Contenido:
Introducción
decir, se formaron con los fundadores del mindfulness o con las personas
que ellos mismos habían entrenado. A partir de entonces, el creciente de-
sarrollo del mindfulness requirió mucho profesores y empezaron a surgir
preocupaciones sobre la calidad de la formación de los instructores, tanto
a nivel teórico como en su práctica de mindfulness (Kabat-Zinn, 2011;
Grossman, 2010).
En Gran Bretaña, a partir de 2006, ha habido un gran debate sobre este
tema y se han originado tres patas sobre las que se asienta la formación de
los terapeutas en mindfulness:
El Mindfulness-Based Interventions:
Teaching Assessment Criteria
Actitudes fundamentales
los fenómenos mentales para podernos dormir. Esa habilidad tenemos que
practicarla también estando despiertos. El instructor encarna el dejar pasar
cuando no guía al grupo hacia un objetivo especial y no tiene otra agenda
que explorar la experiencia del momento.
Por otra parte, tendría que encarnar también las siguientes actitudes re-
lacionales (evaluadas en el dominio 2):
Dentro de las tareas de un instructor, como hemos visto en los seis do-
minios del MBI-TAC (Crane y cols., 2011), dirigir una sesión de mind-
fulness es una de las más importantes y complejas. El profesor debe ser
consciente de los objetivos generales del mindfulness y de los objetivos
específicos de cada una de las prácticas. Se tienen en cuenta los siguientes
puntos:
Kabat-Zinn (2004) avisa de que estas normas son para seguirlas, pero
no de forma automática o rígida, ya que el excesivo uso del gerundio pue-
de distraer, y el excesivo uso de artículos en vez de posesivos puede llevar
a la idea de que «no me está hablando a mí».
En cuanto a las actitudes, las que se enfatizan son:
Es importante ser consciente de que cada persona conecta mejor con unas
prácticas que con otras, y que las preferencias del instructor son las suyas,
pero no necesariamente las del grupo. Hay estudios que muestran discrepan-
cias entre la aceptación que el instructor percibe del grupo ante una prác-
tica del mindfulness y la que realmente tiene entre los participantes. Así,
McCown y sus colaboradores (2007) demuestran que los participantes
muestran un gran interés por el escaneo corporal y, sin embargo, los ins-
tructores infravaloran este hecho. Por el contrario, los profesores piensan
que el yoga/movimientos mindful van a ser muy bien aceptados por el gru-
po, y no es así. Estos datos norteamericanos podrían ser diferentes en Es-
paña y países latinos, pero se cree que el hecho de que hay discordancia
instructor-grupo en cuanto a la aceptación de las prácticas que es universal.
Qué no es la indagación
Objetivos de la indagación
Estructura de la indagación
Importancia de la supervisión
hace unos años en Gran Bretaña (Crane y Kuyken, 2012) confirma que
el 65% de los instructores no siguen supervisión, probablemente por falta
de tiempo y por el enorme coste económico.
Desde el famoso artículo de Purser y Loy (2013), que dio origen al concep-
to de McMindfulness, ha existido una crítica continuada al mindfulness por
lo que se considera una ausencia de valores éticos que puede llevar a un
mindfulness erróneo. El artículo de Monteiro y sus colaboradores (2015)
es uno de los más emblemáticos en este sentido en los últimos tiempos,
y ha dado origen a diferentes réplicas (Purser, 2015) y contrarréplicas
(Baer, 2015). Sobre todo se plantean las dudas cuando el mindfulness se
administra en entornos que se consideran contrarios a la ética budista como
las fuerzas de seguridad (Purser y Loy, 2013) o empresas cuyo principal
objetivo es obtener beneficios aun a costa de dañar el planeta o generar
sufrimiento en los trabajadores (Monteiro y cols., 2015).
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Concepto
Componentes de la compasión
MINDFULNESS COMPASIÓN
Pregunta a la que ¿Cuál es la experiencia aquí ¿Qué necesitas ahora para estar
responde y ahora? bien y disminuir el sufrimiento?
Objetivo Tomar consciencia de la Reconfortar al sujeto ante el
experiencia real y aceptar su sufrimiento, entendiendo que el
naturaleza dolor primario es consustancial
al ser humano
Riesgo de cada Aceptar el malestar del sujeto, No aceptar la experiencia del
terapia si no se olvidándose de sus necesidades sufrimiento (que es inevitable).
equilibra con la (afecto), centrándose No centrarse en el aquí y ahora,
otra exclusivamente en la experiencia en la naturaleza real de las cosas,
Eventual ausencia de motivación y querer buscar soluciones para
y actitud ética y compasiva hacia el futuro
uno mismo y hacia el mundo
Introducción
• Ejercicios de mindfulness.
• Ejercicios dirigidos a comprender cómo la evitación experiencial
y el control cognitivo resultan además de ineficaces, perjudiciales.
• Ejercicios destinados a fomentar la flexibilidad cognitiva.
• Ejercicios que permitan reflexionar sobre los valores de cada uno.
• Una de las herramientas más definitorias de este enfoque terapéuti-
co, las metáforas (Bach y Hayes, 2002; Ruiz, 2012; Sharp, 2012).
Medir la aceptación
Concepto de ecuanimidad
Medidas de auto-informe:
Aunque la mayoría de las escalas carecen de un marco teórico, y de la
existencia de una falta de acuerdo entre los autores respecto al constructo
Mecanismos neuronales
Las líneas actuales en este sentido advierten que, a pesar de que no hay es-
tudios de neuroimagen diseñados específicamente para investigar la ecua-
nimidad, sí que mantienen que los que hay en relación con el estudio del
mindfulness podrían ofrecer información valiosa a este respecto, sobre todo
en los que comparan a meditadores expertos con meditadores noveles o per-
sonas no meditadoras (Desbordes y cols., 2015).
ser aceptados (Fresco y cols., 2007). Esta toma de distancia respecto a los
contenidos mentales permite al sujeto tener en cuenta otras perspectivas,
reconocer la subjetividad del pensamiento de uno mismo y no identificar-
se con él. El proceso de descentramiento otorga un papel activo al sujeto
en su proceso de construcción de la realidad. Al reconocer la subjetividad
y volubilidad de los contenidos mentales (desidentificación e imperma-
nencia), el sujeto se hace cargo de cómo los está viviendo y qué está en-
tendiendo de ellos (Safran y Segal, 1994). El entrenamiento en descentra-
miento es un eje central en las intervenciones basadas en el mindfulness y
está estrechamente relacionado con el aumento de sensación de bienestar
y de reducción de síntomas depresivos (Teasdale y cols., 2002). El con-
cepto de descentramiento es contrario a las estrategias de rumiación y evi-
tación, estrategias estrechamente relacionadas con el desarrollo de sínto-
mas depresivos y ansiosos (Dragan y Dragan, 2014; Getch y cols., 2014).
Asimismo, el descentramiento permite tomar distancia de las respuestas
automáticas (taquicardias, crisis, ataques de pánico, entre otros) ante los
contenidos mentales y «frenar» el ciclo que se puede activar ante la per-
cepción de estas señales (Teasdale y cols., 2002).
El no-apego es un constructo que se remonta a las enseñanzas budistas
y que solo recientemente se ha debatido en la bibliografía sobre el mind-
fulness. El no-apego (Sahdra y cols., 2016) se define como una forma
flexible y equilibrada de relacionarse con las experiencias sin suprimirlas
o quedarse atrapado por ellas. Es la cualidad subjetiva caracterizada por
una ausencia de fijación en las ideas, imágenes u objetos sensoriales, así
como una ausencia de presión interna para agarrarse, evitar o cambiar las
circunstancias o experiencias (Sahdra y cols., 2010). El no-apego es uno
de los constructos que más se correlaciona con el mindfulness (Tran y
cols., 2014), y se ha propuesto como uno de los principales mecanismos
de adaptación ligado a los beneficios en el bienestar psicológico que se
obtienen con el mindfulness (Hölzel y cols., 2011; Tanay y cols., 2012).
Ha sido usado como una medida de la visión desidentificada del yo (Höl-
zel y cols., 2012), lo que según la tradición budista es uno de los princi-
pales cambios que produce la meditación (Gunaratana, 2009). El no-apego
se relaciona con la práctica individual de meditación (Tanay y cols., 2012),
duplica durante el retiro, y ello indica que no hay efecto techo, al me-
nos en retiros intensivos. Sin embargo, es posible que sí exista ese techo
cuando se practica de forma rutinaria fuera de un retiro, lo que sería cohe-
rente con la visión de los maestros budistas de que los estados más ele-
vados de meditación solo pueden alcanzarse en situación de retiro (Kar-
mapa, 1981).
La medición de la sabiduría
1. Regulación emocional.
2. Humor.
3. Experiencias críticas en la vida.
4. Reminiscencia y reflexión en la vida.
5. Apertura a la experiencia.
Consecuencias de la sabiduría
Como se ha dicho, la sabiduría sería útil tanto para el individuo como para
la sociedad. Para el individuo (y para los sistemas de salud) es beneficio-
sa porque mejora la salud física y mental (Ardelt, 2000; 2003; Jeste, 2013;
Webster y cols., 2014), la calidad de vida (Ardelt, 2000; Jeste y Oswald,
2014), así como otros constructos psicológicos positivos como la autoefica-
cia (Gluck, 2013), maestría (Ardelt, 2003; Etezadi y cols., 2013), perdón
(Taylor, 2011), resiliencia (Jeste, 2013) y satisfacción con la vida (Le y
cols., 2011; Ferrari y cols., 2011). También se ha relacionado con la feli-
cidad (Etezadi y cols., 2013), aunque algunos autores consideran que la
sabiduría actuaría como simple inteligencia emocional (Zacher, 2013). De
las tres subescalas del 3D-WS, la reflexiva es la que más se correlacio-
Concepto
Instrumentos de medida
Hay bastantes escalas e índices, casi todos ellos breves, que miden la fe-
licidad. Entre ellos podemos encontrar:
Mindfulness y felicidad
Felicidad y sabiduría
Monteiro y su grupo (2014) aportan sus reflexiones sobre el uso ético del
mindfulness en su artículo «Traditional and Contemporary Mindfulness:
Finding the Middle Path in the Tangle of Concerns», y expresan la preo-
cupación de la comunidad budista por el impacto que puede tener la rápi-
da expansión del mindfulness desvinculado de una enseñanza explícita
de aspectos éticos como parte de sus enseñanzas. Algunas de estas conse-
cuencias pueden ser la malinterpretación del mindfulness como una téc-
nica de alivio sintomático, desechando su carácter holístico. Un ejemplo
es la proliferación de programas de mindfulness en grandes corporacio-
nes, cuya visión centrada en obtener beneficios se percibe como antiética
en contraste con los principios budistas del mindfulness (Van Gordon y
cols., 2016). Asimismo, puede resultar paradójico enseñar mindfulness
en el ámbito militar, siendo la visión del colectivo en su conjunto incon-
gruente con los valores clave asociados al budismo. Como Monteiro y su
Mindfulness
(–)
(+)
Conflicto de roles
Ética organizacional
(–)
Valores éticos corporativos
Código de ética
compartido
Garland y su grupo (2015) describen que los pacientes con cáncer recien-
temente diagnosticados, en su proceso de búsqueda de sentido y reevalua-
ción del sentido de la vida, suelen acudir a programas de mindfulness. Los
autores concluyen que los pacientes que están en un proceso de búsque-
da de sentido o significado son altamente receptivos al entrenamiento en
mindfulness. En otro estudio, Garland y sus colaboradores (2016), traba-
jaron con pacientes de cáncer mientras recibían tratamiento con quimio-
terapia. En su estudio se basaron en el concepto del mindfulness disposi-
cional, entendido como la tendencia natural de actuar conscientemente
en la vida diaria, y en la mindfulness-to-meaning theory [teoría de aten-
ción plena al significado]. Encontraron que los pacientes que practica-
ban con mayor frecuencia una reevaluación positiva tenían una mayor
percepción del sentido de la vida y tendían a disfrutar más los eventos
vitales positivos, lo que a su vez influía en una mayor calidad de vida y un
sufrimiento menor en relación con el estrés emocional. Los autores ex-
traen como una de sus conclusiones que el mindfulness puede generar re-
valoraciones positivas de los eventos estresantes de la vida y, con ello,
promover un mayor sentimiento de sentido de la vida.
Zimmermann y su grupo (2017) han realizado una investigación sobre
el mindfulness, la aceptación y el sentido de vida en población adulta con
cáncer. En su estudio han desarrollado y aplicado un programa de mind-
fulness en pacientes adultos con cáncer avanzado, englobando meditación
mindfulness, actitud de aceptación y reflexiones sobre el sentido de la vida.
Mindfulness y valores
«los valores son los deseos más profundos de nuestro corazón y guían la ma-
nera en la que queremos interactuar con el mundo, otras personas y nosotros
mismos. No indican cómo queremos estar en la vida, cómo nos queremos com-
portar y qué tipo de personas queremos ser» (Harris, 2009, p. 25).
Concepto
Según las enseñanzas budistas, habría que cultivar los Cuatro Inconmen-
surables, también denominados «Estados sin límite» o «Brahmaviharas»
en sánscrito. Estas enseñanzas se consideran el corazón del Mahayana
o Gran Vehículo, una de las principales escuelas del budismo. Los Cuatro
Inconmensurables representan el deseo de llevar la felicidad a las otras
personas (bondad amorosa) y de aliviar su sufrimiento (compasión), la ce-
lebración de su bienestar (alegría) y la consecución de un estado mental
de tranquilidad (ecuanimidad) (Wallace, 1999; 2004; 2010).
Además de las cualidades como tal, los teóricos del budismo describen
los enemigos lejanos, que son las cualidades opuestas y, por tanto, fáciles
de reconocer. Pero también los enemigos cercanos, otras cualidades que
mimetizan los Cuatro Inconmensurables o constituyen una versión pobre
y superficial y que, a veces, son difíciles de diferenciar. Resumimos en la
tabla todas estas características.
con otros. Y todo ello constituye una importante fuente de estrés. El ser
humano es un ser social. Por tanto, se remarca la necesidad de incluir di-
cho ámbito social en el estudio del mindfulness. En este contexto, surge
el concepto cognición social, que hace referencia a los procesos mentales
que subyacen a las interacciones sociales, incluyendo la percepción, la in-
terpretación y la generación de respuestas a las intenciones, disposiciones
y comportamientos de los demás. La cognición social tiene un papel clave
en cómo entendemos el mundo que nos rodea, ya que implica la capaci-
dad de entenderse a uno mismo y a los otros (Lieberman, 2007). De acuer-
do con Pinkham y su grupo (2014), esta comprendería cuatro dominios:
a) procesamiento emocional, entendido como la habilidad de identificar
y reconocer correctamente estados emocionales; b) percepción social,
descrita como la competencia en percibir modelos relacionales; c) teoría
de la mente, es decir, la capacidad de discriminar, atribuir o inferir estados
mentales; y c) estilos/sesgos atribucionales, que se refiere a los sesgos re-
lacionados con la tendencia a atribuir las intenciones de las conductas
sociales (por ejemplo, intencionales, accidentales o ambiguas), (Combs
y cols., 2007).
La empatía también estaría relacionada con la cognición social. En
concreto, con la capacidad de entender los estados mentales de los otros
y responder a ellos. La empatía estaría más relacionada con la capacidad
de experimentar y encarnar la emoción que con la comprensión o la lógi-
ca subyacente a esta. Los estudios muestran que la empatía se asocia con
una mayor probabilidad de ayudar y de proporcionar apoyo social. Sin
embargo, para que la respuesta de empatía aparezca, se requiere que la
persona sea consciente de que la respuesta emocional es una simulación
de la experiencia de otra persona, sin confundirla con la propia experien-
cia. Así, como señala Lieberman (2007), son dos los criterios para una res-
puesta empática: a) una respuesta emocional y experiencial que se apro-
xime a la del otro, y b) la conciencia e identificación de la emoción como
referencia de la experiencia del otro.
La investigación ha demostrado la relación entre la existencia de déficits
en estos dominios de cognición social y psicopatología, teniendo impor-
tantes implicaciones para la psiquiatría (Barbato y cols., 2015; Gallagher
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El modelo de Baer
El modelo de Bishop
El modelo de Shapiro
den como fases o procesos separados, sino más bien como aspectos entre-
lazados y simultáneos de un mismo proceso cíclico. A partir de dichos
axiomas, los autores proponen un modelo de potenciales mecanismos
de acción del mindfulness, en el que sugieren que, intencionalmente (I),
atender (A) con apertura y sin-juzgar (A) conduce a un cambio significa-
tivo en la perspectiva, que denominan repercepción. Los autores clasifican
la repercepción como un metamecanismo de acción que a su vez influye
directamente en otros cuatro mecanismos para conseguir el cambio: 1) la
autorregulación, 2) la clarificación de valores, 3) la flexibilidad cognitiva,
emocional y conductual, y 4) la exposición a la experiencia interna. En
resumen, Shapiro su grupo (2006) describen un modelo teórico de meca-
nismos de acción en el cual el entrenamiento en mindfulness permite un
cambio fundamental en la relación con la experiencia (repercepción), que
conduce a cambios en la autorregulación, la clarificación de valores, la
flexibilidad cognitiva, emocional y conductual, y la exposición, y son es-
tas cuatro variables las que generarían cambios en la salud.
Carmody y su grupo (2009) llevaron a cabo un estudio para investigar
la validez empírica del modelo propuesto por Shapiro y sus colaboradores
(2006) en una muestra de participantes que habían recibido un entrena-
miento MBSR. Los resultados no respaldaron completamente el modelo,
ya que el cambio en la repercepción no fue un mediador significativo de
la relación entre el mindfulness y los cuatros mecanismos propuestos por
los autores. Sin embargo, cuando las puntuaciones de mindfulness y re-
percepción se combinaron, se encontró apoyo parcial de estas cuatro va-
riables como mediadores significativos en las medidas de distrés psico-
lógico.
Por otra parte, un estudio liderado por Brown (2015) examinó empíri-
camente el modelo de Shapiro, introduciendo las cinco facetas del mind-
fulness. Los autores encontraron apoyo parcial al modelo propuesto. En
concreto, los resultados apoyaron el modelo de doble mediación en la di-
rección esperada, donde el mindfulness se asoció a un aumento en des-
centramiento, que a su vez se asociaba a un aumento en los cuatro meca-
nismos específicos propuestos (autorregulación, clarificación de valores,
flexibilidad cognitiva, emocional y conductual y exposición), los cuales
El modelo de Brown
El modelo de Coffey
El modelo de Jiménez
El modelo de Hölzel
El modelo de Grabovac
El modelo de Kudesia
El modelo de Lindsay
El modelo de Alsubaie
Por otra parte, surgen algunos trabajos que investigan los mecanismos de
acción subyacentes a las intervenciones basadas en el mindfulness espe-
cíficas, como son la MBCT y el MBSR. Alsubaie y su grupo (2017) lle-
varon a cabo una revisión sistemática para investigar los mecanismos de
acción subyacentes a la MCBT y el MBSR en personas diagnosticadas
de algún tipo de enfermedad física y/o psicológica. Los autores encon-
traron cuatro estudios que investigaron los mecanismos de acción en
intervenciones basadas en el mindfulness (MBSR/MBCT) dirigidas a pro-
blemas comórbidos de salud física y mental y catorce trabajos sobre tras-
tornos psicológicos. Los mecanismos/mediadores en los estudios con po-
blaciones con enfermedades físicas eran mindfulness, rumiación y worry
(preocupación). Específicamente en dos de los cuatro estudios, el mind-
fulness y la rumiación parecían mediar los efectos de MBSR/MBCT en
estrés percibido, evitación postraumática, depresión, estado positivo de la
mente y ajuste psicosocial a la enfermedad (enfermedad cardíaca y cán-
cer). Sin embargo, solo uno de los cuatro estudios se centró en investigar
los mediadores relacionados con la población específica, como, por ejem-
plo, la preocupación relacionada con el cáncer en una población de cáncer
(Labelle y cols., 2015). De acuerdo con los autores, examinar los meca-
nismos que son específicos de una población o intervención es esencial
para evaluar si se están abordando vulnerabilidades/mecanismos univer-
sales y específicos. En relación con los estudios de enfermedades psico-
lógicas, los datos mostraron que la depresión había recibido mucha aten-
ción en relación con los mecanismos de acción de la MBCT, mientras que
la ansiedad había recibido más atención en relación con el MBSR. En ge-
neral, la mayoría de los estudios incluidos consideraban mindfulness
como un mediador universal, mostrando su potencial como mediador de
Mitos negativos
Mitos positivos
SOCIODEMOGRÁFICOS: los hombres tienden a abandonar más que las mujeres. Otros
factores sociodemográficos (edad, nivel cultural o económico, idioma) no parecen ser
relevantes.
CARACTERÍSTICAS DE LA ENFERMEDAD: los pacientes con dolor crónico aban-
donan más que los que padecen otras enfermedades (estrés insomnio, ansiedad o hiper-
tensión arterial). También abandonan más si tienen antecedentes de suicidio o historia de
dos episodios depresivos previos. Por el contrario, el número de síntomas, la intensidad del
estrés en el momento inicial, el hecho de que el diagnóstico sea mixto o la duración de la
enfermedad tampoco parecen ser relevantes para predecir abandonos.
RASGOS DE PERSONALIDAD: personas con rasgos obsesivos, con mayor reactividad
emocional, con mayor reactividad cognitiva o con rumiaciones tienen más tendencia a
abandonar el programa de entrenamiento. También personas con bajos niveles de mind-
fulness rasgo tienen mayor tendencia al abandono porque les cuesta más progresar.
y, por tanto, en sus posibles malas prácticas, no pudiendo por tanto en-
tender dichos efectos adversos como inherentes a la práctica en sí, sino al
modo en el que esta es ejecutada.
Perspectivas de futuro
Contraindicaciones
INDIVIDUOS SANOS:
Personas con baja motivación, hipercríticas o con actitud oposicionista.
PERSONAS CON ENFERMEDAD:
Pacientes en fase aguda de cualquier trastorno (depresión grave, trastorno bipolar,
psicosis).
Pacientes en riesgo o antecedentes de crisis disociativa (trastorno de estrés postraumático,
trastorno de conversión, trastorno de personalidad, etc.).
Pacientes con deterioro cognitivo grave, agitación, epilepsia, escasa conciencia de
enfermedad o muy medicados.
Precauciones
Criterios psicológicos
1. Riesgo de suicidio elevado.
2. Psicosis no controlable con tratamiento.
3. Trastorno de estrés postraumático.
4. Cualquier trastorno psiquiátrico que interfiera en el funcionamiento
del grupo (por ejemplo: ansiedad social que impida actuar/estar en el gru-
po.) En estos casos, puede llegarse a un acuerdo con el individuo antes de
entrar en el grupo para recibir y dar información sobre su proceso a los
profesionales que le estén tratando su trastorno específico.
Criterios actitudinales
1. Incapacidad para comprender las limitaciones del programa, que-
riendo resultados rápidos, sin la necesaria inversión de esfuerzo y tiempo.
2. Incapacidad para atender las sesiones (si se van a perder tres o más
sesiones, no se recomienda empezar el grupo, sino asistir a otra convoca-
toria).
Criterios físicos
1. Incapacidad de asistir a clase por enfermedad (encamamiento persis-
tente o incapacidad de salir de casa sin medios de transporte adecuados).
Obstáculos a la práctica
Como ocurre en cualquier actividad humana, a todas las personas que prac-
tican el mindfulness, tarde o temprano, les surgirán problemas. Habitual-
mente, los seres humanos huimos o evitamos lo desagradable y solo que-
remos encontrarnos con situaciones agradables y cómodas. Pero esto no
es realista. Si solemos hacer eso en la vida, como es lo habitual para la
mayoría de seres humanos, intentaremos hacer lo mismo en la meditación.
El mindfulness recomienda vivir los problemas como oportunidades
y enfrentarlos con una actitud ecuánime: sin enfadarnos con el mundo ni
con nosotros, y aceptando que en la vida existen problemas y nos los va-
mos a encontrar. Por otra parte, la esencia del mindfulness consiste en ser
amable con nosotros mismos y con los aspectos de nosotros que no nos
gustan. Los tratados clásicos de meditación citan una serie de obstáculos
que van a ser habituales para los practicantes del mindfulness o de cual-
quier tipo de meditación. García Campayo y Demarzo (2015) resumen toda
esta sabiduría de la tradición revisando los principales problemas que pue-
den surgir, principalmente durante las prácticas formales del mindfulness,
y ofrecen algunas recomendaciones sobre cómo abordarlos.
Problemas físicos
Problemas psicológicos
mente tan monótono como la respiración no parece muy atractivo. Sin em-
bargo, no existen dos respiraciones iguales. En la tradición se habla de los
múltiples aspectos a observar en la respiración (temperatura del aire, pro-
fundidad de la respiración, áreas de la nariz que toca la respiración, perío-
dos muertos entre inspiración-espiración y entre espiración-inspiración).
Una estrategia puede ser observar las características únicas de la respi-
ración, o bien, como se hacía con otros obstáculos, observar el propio
aburrimiento: ¿Cómo es el proceso de pensamiento que se produce? ¿De
qué sensaciones físicas se acompaña?
3. Miedo: es un sentimiento que aparece con frecuencia en los medi-
tadores conforme van avanzando en la práctica. Son varias las causas que
pueden producirlo. La más frecuente son los recuerdos, más o menos trau-
máticos, sumergidos en el inconsciente y recubiertos por el diálogo inter-
no habitual. La meditación produce una disminución importante de ese
diálogo interno, que puede facilitar la erupción de esos componentes incons-
cientes al mundo consciente. Con frecuencia, el simple hecho de tomar
conciencia y observar su naturaleza, hace que el miedo pierda fuerza. Oca-
sionalmente, puede ser necesaria una terapia específica para manejarlo.
En otras ocasiones, cuando aumenta el tiempo de práctica, la meditación
puede producir cierta sensación de disolución del yo y generar un terror
a la pérdida del yo.
4. Rechazo a la meditación: todo meditador tiene períodos de rechazo
a la meditación. Suele ser una emoción de corta duración, que cede a los
pocos minutos de empezar a practicar. En otros casos, puede deberse a al-
guna de las dificultades específicas que hemos descrito anteriormente (por
ejemplo, dolor, sensaciones extrañas, aburrimiento), por lo que habría que
aplicar las recomendaciones expuestas. Por último, si la resistencia es sis-
temática, tendremos que plantearnos la práctica de la meditación. Es po-
sible que tengamos resistencias religiosas, filosóficas o de otra índole que
impidan que nos beneficiemos de la práctica. Lo más sensato es dejarse
aconsejar por un buen instructor de meditación.
5. Exceso de esfuerzo: los principiantes, en cualquier tipo de activi-
dad, suelen tener expectativas poco realistas. Suelen pensar que pueden
alcanzarlas enseguida, con solo algo más de dedicación diaria. Como
ness suelen ser más bajos conforme se practica que al principio, porque se
es más consciente del significado del mindfulness.
Por último, en esta área, proponen definir la meditación no como el
mindfulness, sino con una lista, que ellos consideran que no es exhaus-
tiva, de:
Réplicas y contrarréplicas
Conclusiones
resumido en esta sección, pero los estudios de revisión que analizan la cali-
dad de esta investigación desde el año 2000 al 2016 confirman que la ca-
lidad metodológica mejora, sobre todo en los estudios realizados en Europa
y Estados Unidos (Goldberg y cols., 2017).
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analítica, meditación: 45, 530 autocompasión: 57, 67-68, 73, 400, 431, 468,
analítico funcional, psicoterapia (FAP): 47, 521, 535, 590
50-51 medición del mindfulness y: 162, 170,
Anand, B. Karthika: 315 176, 178-79, 181, 195
Anapanasati Sutra: 17, 472 práctica del mindfulness y: 256-57, 304,
Anchorena, María: 120 396, 442, 523-24, 543
Andersen, Judith P.: 442 autoesquema espiritual, terapia del: 509-10
Anderson, Emily J.: 157, 164 Auty, Katherine M.: 446
Anderson, James W.: 376 Avants, S. Kelly: 509
Andersson, Gerhard: 281-283 Axelrod, Vadim: 78
angustia, trastorno de: 168, 171, 267, 274, ayahuasca: 36
368, 372, 379, 398, 415, 428
Anheyer, Dennis: 378 Bach, Patricia: 526
anorexia: 370 Badino, Clara: 120
antisocial, conducta: 135, 191 Baer, Ruth A.: 21, 62-63, 117, 147-48, 152-
Antonova, Elena: 184 57, 159, 165-66, 170, 183, 192, 210, 254-
apego: 64-69, 70, 135-36, 399, 485, 522-23, 55, 259, 260-61, 264, 267, 468-69, 506,
562, 585-87 543, 578-79, 600
en el budismo: 125, 134, 529, 585 Baijal, Shruti: 316
compasión y: 67-69, 522-23, 535 Baime, Michael J.: 428
inseguro: 64-68 Baird, Benjamin: 78-80
seguro: 64-67, 70, 399, 523, 562 Bakker, Arnold B.: 137
Araya, Claudio: 120 Ball, Elizabeth F.: 378
Ardelt, Monika: 538-41 Baltes, Paul B.: 537
Aristegui, Roberto: 120 Bamber, Mandy D.: 413
Aristóteles: 29 Bangor, Exeter and Oxford Mindfulness-
Armayones, Manuel: 283 Based Interventions: Teaching
Arnow, Bruce: 189 Assessment Criteria (MBI-TAC): 481-83
artritis: 378 Banks, Kirsty: 367
Arzy, Shahar: 309 Banks, Sarah J.: 330
Asensio-Martínez, Ángela: 22 Bar, Moshe: 78
Ask, Karl: 441 Barbato, Mariapaola: 560
asma: 380, 381 Barber, Jacques P.: 476-77
ASP Questionnaire: 531 Bardacke, Nancy: 59-60, 399
Astin, John A.: 129, 399 Barelds, Dick P.H.: 307
atención con hiperactividad, déficit de (TDAH): Barnby, Joseph M.: 130
39, 57, 373 Barnes, Nicholas: 122-23
atención, etapas en el desarrollo de la: 201- Barnes, Patricia M.: 275
04 Barnes, Sean: 74
Atención Plena en Ámbito Escolar, Escala Barnhofer, Thorsten: 316
de (EAP): 193 Barrett, Bruce: 337
atencional focalizada, meditación: 38-39, 161, Barsalou, Lawrence W.: 309
237-38, 239-46, 257-58, 299-300 Baskin, Thomas W.: 634
atencional, meditación: 25, 37-39, 237-46, Basson, Rosemary: 383
299-300 Baum, Corinna: 166-67
aterosclerosis: 342 Beach, Mary Catherine: 432
Atkinson, Gilbert: 201 Beating the Blues, tratamiento: 282
Attention Academy Program: 404 Becerra, Rodrigo: 366
Attention Control Training: 633 Beck, Aaron T.: 40, 111, 113, 256
Aust, J. Bradley: 372 Becker, David E.: 316
autismo: 112, 311, 408, 561 Benson, Herbert: 127
culpa, sentimiento de: 189, 277-79, 445, 474, Didonna, Fabrizio: 114-15, 606, 613
485, 493, 521, 523, 586 Diener, Ed: 542
Curtiss, Joshua: 157 Dietrich, Arne: 246
Dijkstra, Pieternel: 307
D’Esposito, Mark: 245 Dimidjian, Sona: 47-48, 630
D’Silva, Sahana: 365 disciplina: 486, 627
Dahl, Cortland J.: 37, 39, 42, 45, 185, 239, Dobkin, Patricia L.: 431-33, 599-603, 604,
631 612-17, 619
Dalai Lama: 104, 112, 121, 126, 132, 520, Doll, Anselm: 321-22
530 Domino, George: 299
Dalen, James E.: 109 Donnchadha, Sean: 372, 398
Daoxin: 96 Doraiswamy, Murali: 413
Daubenmier, Jennifer: 323 Downs, Marilyn F.: 411
Davidson, Richard J.: 105, 111-12, 115, 126, Dragan, Malgorzata: 533-34
264, 275, 316, 631, 637 Dragan, Wojciech L.: 533-34
Davies, Mark I.: 527 Drake, Lisa: 270
Davies, Sally C.: 434 Dreyfus, Hubert L.: 478
Davis, Jake H.: 548 Dreyfus, Stuart E.: 478
Davis, Karen M.: 174 drogadicción: 58, 191, 268, 273, 371, 402,
Davis, Lisa: 372 446, 509-10, 603, 617, 619
Davis, Tanya J.: 67 DSM-IV: 170
Dawe, Sharon: 405 Duan, Wenjie: 158
De Jong, Marasha: 308 DuBois, Christina M.: 320
De Vibe, Michael: 33-34, 412 dukkha: 108, 125
Deatherage, Gary: 127 Duncan, Larissa: 60, 72, 399
Deci, Edward L.: 541 Dutch Eating Behavior Questionnare (DEBQ):
deconstructiva, meditación: 25, 37, 42-45 187-88
Default Mode Netwok: véase cerebral por Dzgochen, escuela: 45, 96
defecto, red
dejar estar: 28, 95-96, 133, 226-30, 317, 445, Eastwood, John D.: 267
471, 482, 485-86, 489, 502, 524 Eberth, Juliane: 271, 273
Dekker, Jacqueline: 320 Ecological Momentary Assessment: 639
Del Re, A.C.: 199 ecuanimidad: 62, 521, 528-32, 557-59, 586
Delgado, Luis C.: 313, 577 meditación y: 40, 200, 528-30, 532
demencia: 59, 337, 342, 382, 398, 414-15, Educación de Higiene del Sueño (EHS): 417,
421, 424, 425, 561 426, 428
Deng, Yu-Qin: 154-55, 157 Edwards, Rhiannon: 594
Denson, Thomas F.: 443 Eisenberg, Daniel: 411
derreificación: 233-34, 235, 237-38 Ekman, Paul: 532
Desbordes, Gaëlle: 529, 532, 536 electroencefalograma (EEG): 244-45, 314-18
descentramiento: 226-27, 233, 336, 400, 443, Elices, Matilde: 522
533-36, 577, 580-81, 590 Elliott, James C.: 271
medición del: 36, 174-79, 182, 536 embarazo: 59, 158, 398-401
Dharma: 7, 106, 109, 125-27, 472 embodiment: 309-11
Dhiravamsa, Ajahn: 98 Emerson, Lisa Marie: 398
diabetes: 58, 175, 342, 375, 383-84, 416, 420 Emotional Eater Questionnaire (EEQ): 188-
dialectico conductual, terapia (DBT): 20, 25, 89
39, 47-48, 49-50, 63, 117, 165, 263, 266, Emotional Eating Scale: 189
372, 428, 511, 555, 596, 603 empatía: 31, 33, 41, 70, 179, 396, 535, 560
Díaz, Naelys: 403 instructores de mindfulness y: 487, 510
Dickenson, Janna: 331 meditadores y: 161, 561-63
Lutz, Antoine: 38, 115, 230-37, 239-40, 246, McBee, Lucia: 59, 414-15, 421
275, 317, 326, 347, 577 McCabe Ruff, Kelley: 591
Ly, Kien Hoa: 284 McConville, Janet: 397, 411-12, 431
Lykins, Emily L.: 159, 254 McCown, Donald: 469, 471, 473, 479, 487-
Lynch, Gregory V.: 600 88, 492-94
Lynch, Sioban: 411 McCray, Laura W.: 429
Lynn, Steven J.: 525 McCullough, James P.: 47, 52
Lyubomirsky, Sonja: 533, 541-42 McEwen, Bruce S.: 346
Lyzwinski, L.N.: 370 McGwin, Gerald: 313
McHugh, Louise: 421
MacBeth, Angus: 401, 524, 558 McKnight, Patrick E.: 551
MacCoon, Donal G: 255, 633-35 Mclean, Gary: 380
Mack, Deborah: 189 McManus, Freda: 368
Mack, Jennifer W.: 531 McMillan, Thomas M.: 633
Mackenzie, Elizabeth R.: 591 McMindfulness: 64, 101-02, 130-32, 134,
Mackey, Allyson P.: 331 232, 506, 547, 598, 604, 611-12
MacKillop, James: 157, 164 McPhail, Cory: 171
Maglione, Margaret A.: 371 McPherson, Susan: 524
Mahamudra, práctica: 45 McVay, Jennifer C.: 75-76
Maharshi, Ramana: 126 Meade, Adam: 157
Mahasi Sayadaw: 98 Meadows, Graham M.: 593
Mahayana, escuela: 116, 124-27, 519, 557 Meaning in Life Questionnaire: 553
Malhi, Gin S.: 149 Medina, Wilson L.: 383
Malinowski, Peter: 94, 149, 239, 421, 603 meditación:
Mallya, Sasha: 420 aceptación y: 20, 35, 71, 76, 231, 249,
Maloney, Raelynn: 73 250, 273, 343, 526, 596, 624
Malouff, John M.: 343-44 atención y: 230-38
Malpass, Alice: 210 en el budismo: 41, 43-44, 69, 99, 231-
Manejo de los Síntomas Basado en el Mind- 32, 244, 274, 537
fulness: 510 cerebro y: 39-45, 122, 129-30, 243-46,
Mangan, Bruce: 80 304, 307, 315-18, 324-34, 610, 631
Mantzios, Michail: 442 cognición social y: 562-64
Manuel, Jacob A.: 160 compasión y: 25, 40-42, 68, 71-72, 161,
Marchetti, Igor: 77 195, 239-40, 245, 317, 326, 336, 519,
Margolin, Arthur: 509-10 564, 602, 610, 630
marihuana: 268, 371 creatividad y: 299-301
Marioni, Riccardo E.: 344-45 en el cristianismo: 280
Maris, Judy A.: 210 ecuanimidad y: 40, 200, 528-30, 532
Martell, Christopher: 47, 51 efectos adversos de la: 604-18
Martín, Josune: 535 enfermedad de la: 96-97
Martindale, Colin: 301 envejecimiento y: 344-45
Martínez, Michelle: 444 felicidad y: 543
Martins, David: 522 instructores y: 467-69, 475
Martires, Joanne: 318 mente errante y: 39, 196, 224, 227, 233-
Marzetti, Laura: 245 38, 325-26
Maslach, Christina: 429, 438 metacognición y: 37-40, 43, 228, 624
Mason, Ashley E.: 370 mindfulness y: 20, 24-25, 596
Maturana, Humberto: 118 momento presente y: 21, 71, 233, 240,
Matvienko-Sikar, K.: 401 247-49, 251, 256-57, 269, 315, 325,
Maynard, Brandy R.: 304 328-29
Mazu Daoyi: 96 no apego y: 534-37
instructor de: 62, 63-64, 71, 134, 467- Mindfulness Inventory for Sport: 451
506, 578, 598 Mindfulness, revista: 122, 136
interpersonal: 69-74 Mindfulness-Based Breathing Therapy
intervenciones basadas en el: 60-64 (MBBP): 423, 428
investigación científica y: 23, 628-33, Mindfulness-Based Childbirth and Paren-
636-41 ting (MBCP): 59-60
Kabat-Zinn y el: 102-10 Mindfulness-Based Childbirth Education
mecanismos de acción del: 577-91 Program: 399-400
medición del: 147-210 Mindfulness-Based Cognitive Therapy
meditación y: 20, 24-25, 596 (MBCT): 28, 39, 45, 47, 48, 55, 56-57,
metas y objetivos en el: 224 63-64, 110, 111, 113, 117, 120, 122, 138,
mitos acerca del: 594-99 159, 176, 182, 205-07, 223, 255, 257,
modificación de la eficacia del: 254-59 260, 263-64, 266, 279, 303-04, 308, 316,
modo ser y modo hacer en el: 26-30, 223- 337, 340, 365-66, 368, 374-78, 381, 383,
24, 228, 248, 470-71 395, 399-401, 403, 407, 418, 423-24,
en los niños: 190-94, 304, 402-10, 640 426, 431, 439, 448, 467-68, 470-71, 477,
nuevas tecnologías y: 281-86, 614, 632- 481, 497-503, 508-11, 522, 589-94, 600,
33 603, 626
obstáculos en la práctica del: 621-28 Mindfulness-Based Cognitive Therapy Ad-
occidental frente a oriental: 194-98, 314 herence Scale (MBCT-AS): 480
organizaciones no gubernamentales y: Mindfulness-Based Coping with University
437-40 Life (MBCUL): 411
origen del: 19-20, 93-102, 277 Mindfulness-Based Eating Awareness Trai-
pacientes psiquiátricos y: 207-08, 274, ning (MB-EAT): 48, 57-58, 114, 511
371-73, 382, 597, 603, 605-07, 612- Mindfulness-Based Elder Care (MBEC): 59
19 Mindfulness-Based Interventions (MBI): 60-
población general y: 395-98 63, 260, 262, 404-10, 477, 578
en la policía: 440-44, 506, 509 Mindfulness-Based Interventions-Teaching
en la política: 123 Assessment Criteria (MBI-TAC): 63-64,
práctica diaria de: 263-65 481-83, 486-90, 503
practicantes de: 275-81 Mindfulness-Based Mind Fitness Training
precaución en la práctica de: 619-20 (MMFT): 443
en prisiones: 444-47 Mindfulness-Based Relapse Prevention
profesionales de la salud y: 415-16, 429- (MBRP): 48, 58, 117, 371, 511
33 Mindfulness-Based Relapse Prevention Adhe-
protocolos del: 54-60, 135-36 rence and Competence Scale
rasgo y estado en el: 30-35, 65-68, 74, (MBRP-AC): 480
163, 174, 180-81, 563-64, 582, 602, Mindfulness-Based Relationship Enhance-
637 ment: 73
realidad virtual y: 36, 285-86 Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR):
segunda generación de protocolos en el: 20, 31, 33, 39, 47, 54-56, 57, 59, 61-64,
132-36 71, 98, 99, 103, 105, 107, 109-10, 114,
sistema sanitario y: 261, 279, 591-94 116, 117, 118-19, 120, 124-29, 154, 160,
tradiciones contemplativas y: 124-30 175, 178, 182, 200, 255, 257, 259-67,
tratamiento de enfermedades y: 365-84 275, 279-80, 300-08, 316, 318, 328-29,
universitarios y: 74, 148, 171, 176, 256, 334, 337-42, 365, 373-79, 381, 395-96,
262, 313, 330, 410-13, 429-31 399, 401, 403, 407, 412, 414, 417-28,
valores y: 553-57 430-31, 443, 447, 448, 467, 470, 475,
Mindfulness Awareness Training: 135-36 477, 481, 490, 497-503, 507-10, 522,
Mindfulness in Schools Program (MiSP): 553, 580, 589-91, 594, 599-600, 612-
404 13, 617, 619, 633-35
obesidad: 58, 113, 188-90, 285, 368-70 Perlman, David M.: 240, 243
Obeyesekere, Gananath: 195 Perna, Laura: 344
obsesivo-compulsivo, trastorno: 114-15, 202, Persinger, Michael: 607
367, 535, 597-98, 600, 603, 611, 613 Personal Orientation Inventory (POI): 526
Ohmori, Kenich: 606 personalidad: 32-34
Oken, Barry: 334-35, 337, 341, 415, 424 personalidad, trastorno límite de (TLP): 49-
Okonta, Nkechi R.: 376 50, 66, 115, 166-67, 371-72
Olano, Henry A.: 276, 279 Peters, Jessica R.: 34
oración: 42, 130, 280 Petrides, K.V.: 149, 173
organizaciones no gubernamentales (ONG): Pham, Tho X.: 347
437-40 Phelps, Elizabeth A.: 330
Orme-Johnson, David W.: 299 Philadelphia Mindfulness Scales (PHLMS):
Ormerod, Thomas C.: 78 148, 172-74
Orsillo, Susan M.: 266, 525 Pickert, Kate: 122
Ortner, Catherine N.: 272, 443 Pidgeon, Aileen M.: 272, 434
Osman, Augustine: 165 Piet, Jacob: 366, 374
Ospina, María B.: 37 Pigeon, Wilfred: 261-62
Ostafin, Brian D.: 264, 300 Pigni, Alessandra: 438-40
Oswald, Andrew J.: 538, 540-41 Pincus, Tamar: 305
Otis, Leon S.: 607 Pinkham, Amy: 560
Ott, Mary Jane: 374 Piron, Harald: 200-01
Ott, Ulrich: 201 Pirson, Michael: 23, 314
Owsley, Cynthia: 313 Platón: 42
Ozawa de Silva, C.: 551 Plaza, Inmaculada: 283-84, 321
Polich, John: 246, 315, 317
Pace, Thaddeus W.: 532 Pommier, Elizabeth A.: 521
paciencia: 40, 200, 253, 482, 484, 502, 510 Popa, Calin: 337
Paller, Ken A.: 424 Pöppel, Ernst: 268-69
Pallozzi, Rebecca: 190 positiva, psicología: 29, 63, 136, 272
Palmer, Stephen: 438 Possemato, Kyle: 261-62
Palmi, Joan: 449 Practice Quality-Mindfulness (PQ-M): 199-
Palta, Prabhat: 425 200
pánico, trastornos de: 282, 285, 305, 534, presente, momento: 17
605, 606 aceptación y: 22, 209, 230, 253, 485, 523,
Park, Seong-Hi: 376 525, 555, 582, 588
Park, Taehwan: 148-49, 153, 173 atención y: 73, 75, 133, 138-39, 148, 163,
Parkinson, enfermedad de: 380 196, 225, 254, 470, 579, 587-88
Parsons, Christine E.: 182-83, 264 descentramiento y: 176, 533-34
Pascoe, Michaela C.: 244, 303, 367 ética y: 545, 547-49, 556, 604
Paterson, Laurel Q.P.: 383 felicidad y: 29-30, 75
Patten, Scott B.: 593 fundamentos del mindfulness y: 19-23,
Paudyal, P.: 380 30, 61, 109, 128, 133, 224-25, 269,
Pauley, Gerard: 524 286, 579
Peace, Equanimity, and Acceptance in Can- instructor de mindfulness y: 470, 484-86,
cer Experience (PEACE): 531 491, 494, 506, 508
Pemberton Happiness Index (PHI): 542 meditación y: 21, 71, 233, 240, 247-49,
Pepping, Christopher A.: 66-67 251, 256-57, 269, 315, 325, 328-29
Perelman, A.M.: 445 modos ser/hacer y: 26-27, 254, 470
Pérez de Albéniz, Alberto: 612, 615 psicoterapia y: 47, 49, 53, 268-70, 432
Pérez-Álvarez, Marino: 46 sensaciones corporales y: 225, 247, 251
perinatal, periodo: 398-401 Price, Donald D.: 329
Ryan, Sheila: 506 Segal, Zindel: 28, 47, 55, 105, 110, 176, 223,
Ryan, Tim: 123 231, 247, 252-53, 263, 467-70, 480, 494,
Ryff, Carol D.: 527 508, 511, 534, 577, 606, 626, 630
Self-Assessment Wisdom Scale (SAWS):
Saatcioglu, Fahri: 347 539-40
Saavedra, Maria C.: 66 Self-Compassion Scale (SCS): 195
sabiduría: 107, 125, 484, 522, 537-41, 544, Self-Other Four Immesurables (SOFI): 272,
555 531, 559
saboreo: 139 Semerari, Antonio: 533
Safran, Jeremy D.: 176, 534, 577 Senders, Angela: 379
Sahdra, Baljinder: 179, 534-36 Seng-Hui Neng: 125
Salanova, Marisa: 137-38 sentido de la vida: 18, 29, 32, 40, 61, 63, 129,
Salmon, Paul G.: 266, 601 268, 270, 541, 551-53
Salzberg, Sharon: 105, 343 sentidos: 311-14
samatha, meditación: 39, 203, 271 Sephton, Sandra E.: 264
Sammons, Amanda: 398 Serretti, Alessandro: 315-17, 366, 371, 377,
Samuel, Geoffrey: 28-29, 99, 100, 102 395-96, 434
Samuelson, Marlene: 446 Sethi, Sujata: 606
Sanada, Kenji: 334, 374 Seung Sahn: 103, 106, 125, 126
Sandelowski, Margarete: 205 sexuales, trastornos: 282, 305, 368, 383
Santa Clara Brief Compassion Scale (SCBCS): Shafran, Roz: 497
522 Shambala, tradición: 175
Santideva: 548 Shane, Jon M.: 441
Santorelli, Saki F.: 105, 116, 469, 494, 500- Shankman, Richard: 114
01, 507, 619 Shapiro, David: 316
Saron, Cliff: 105 Shapiro, Deane H.: 604, 607-09, 619
Sarris, Jerome: 372 Shapiro, Shauna L.: 31, 117-18, 129, 272,
sati: 19, 93-95 429-30, 432, 468, 553, 577, 579-81, 599
Satipathana Sutra: 17, 93, 472 Sharf, Robert H.: 94-100, 195
Sauer, Sebastian: 148, 152-53, 163-64, 168, Sharma, Manoj: 374
269 Sharma, Pawan: 605, 608, 610, 612
Sauer-Zavala, Shanon E.: 256-57 Sharp, Katie: 526
Scale of Satisfaction with Life (SWLS): Shaver, Phillip R.: 65, 562
542 Shaw, Chris: 286
Scales of Psychological Well-Being (SPW): Shear, Jonathan: 244, 637
527 Sheng-Yen: 125-26
Schaubroeck, John: 441 Shennan, Christine: 374
Schmidt, Stefan: 308, 347 Shi, Zhenrong: 401
Schneider, Joanne: 413 Shikantaza, meditación: 45, 97
Schonert-Reichl, K.A.: 403 Shiralkar, M.T.: 430, 432
Schooler, Jonathan W.: 74, 77 Shirley, Debbie A.: 300
Schroeder, David A.: 261-62 Shonin, Edo: 17-18, 133-35, 445-46, 471,
Schutte, Nicola S.: 343 473, 510, 577-78, 606, 608, 612-16,
Schwanhausser, L.: 448 635-36
Schwartz, Gary E.: 107, 127 Short Inventory of Mindfulness Capability
Schwartz, Shalom H.: 512 (SIM-C): 158
Schwarz, Norbert: 309 Siegel, Daniel J.: 70, 523
Schweitzer, Maurice E.: 549 Siegel, Ronald D.: 24, 112-13
Sears, Sharon: 531, 559 Siegling, Alex B.: 149, 173
Sedlmeier, Peter: 271, 275, 304 Silbersweig, David A.: 239-40, 577
Seema, Riin: 270 Simón, efecto: 242-43