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“La Criminalidad de la Mujerr”

Aspectos Generales

“El fenómeno delictivo es una realidad en la que participan tanto hombres como

mujeres,” pero opina Solis (2017) que “se puede apreciar que dentro de la criminalidad

global, el índice de la delincuencia en la mujer y los tipos de delitos cometidos, se

diferencia de manera sustancial de la criminalidad del varón” (p.396). Bien es cierto los

crímenes y delitos no discriminan raza, sexo o género, y pues tanto varones como mujeres

están propensos a aquello cada quien de acuerdo a su naturaleza – dado que es imposible

demostrar científicamente que hombres y mujeres poseen la misma esencia natural – se

pueden observar ladrones varones y mujeres sin embargo tienen diferentes manera de

operar.

En la legislación peruana del “ámbito penal la delimitación de ciertos delitos que se

vinculan a la sociedad femenina” en realidad son pocos. En relación con nuestro con

nuestro código vigente se tienen por ejemplo el infanticidio estipulado en el art. 110 del

Código Penal, aunque se podría entrar en el pensamiento que la madre siempre está en

disponibilidad de cualquier tipo de sacrificio en bien de otorgar a su hijo un mejor futuro

dado que como opinan ciertos juristas “no en vano los códigos reconocen a la madre un

mejor derecho de tenencia de sus menores hijos con respecto al padre” (Peña Cabrera

Freyre, 2016). Sin embargo Núñez (2009) afirma que “el infanticidio es la muerte del hijo

por la madre para ocultar la deshonra, consumada durante el nacimiento o mientras se

encuentra bajo la influencia del estado puerperal” (p.124). Como se puede observar la

modalidad típica activa es hacia la madre es decir en términos generales hacia una mujer.
Otro ejemplo de esto se lo puede ver en “el autoaborto y en el aborto consentido

contemplado en art. 114” del Código Penal, en primer lugar – autoaborto – es producido

como obra generada por la misma gestante -y aquí hay que analizar el respeto a la vida en

cualquiera de sus fases – concentrada en dar muerte al fruto de su vientre no importando

medios para perfeccionar la voluntad criminal. Como opina Peña Cabrera (2022) “Importa

un comportamiento activo por parte de la autora (gestante) ella misma toma los abortivos,

se introduce al útero elementos extraños con ese propósito, o ejecuta maniobras abortivas”

(p.269). Aquí se le puede agregar el consentimiento de la mujer para que se le practiquen

tales maniobras – donde entra a tallar el elemento subjetivo del deseo o la voluntad – con el

fin de producir el aborto.

El último ejemplo aquí que se puede citar es el de fingimiento de embarazo o parto

estipulado en el art. 144 del Código Penal aquí se pude observar el ánimo de causar

perjuicio a un tercero suprimiendo y/o alterando el estado civil opina aquí Núñez (2009)

que “el mayor contenido del injusto, reside en los propósitos de la mujer, con el fingimiento

del embarazo o del parto, en el sentido de lograr el nacimiento de derechos para con el

niño, ilegítimamente” (p.433). Aquí vemos el aprovechamiento de la mujer de una de sus

funciones naturales como lo es la de concebir y alumbrar una vida, utilizando a una criatura

a quien al final termina afectando por diversas circunstancias. Haciendo una visión general

de todos los ejemplos citados, coinciden los juristas que de todas aquellas tipificaciones

delictivas en la legislación penal peruana, cabe la probabilidad que “el aborto es el único

que tiene una bastante grande incidencia real, sin embargo también los niveles son muy

altos en la cifra negra de aquella criminalidad.” Opina Solis (2017) que “en los otros

delitos, infanticidio por ejemplo o fingimiento de embarazo, se trata de actos delictivos


escasos o poco frecuentes” (p. 396). Sin embargo se puede discrepar este punto de vista – y

aquello sucede cuando el jurista intenta mirar la realidad desde un escritorio – pues por el

hecho de aquellos actos delictivos sean pocos conocidos en el ámbito judicial – por temor

al escándalo en algunos casos – o en el ámbito científico criminal no quiere decir que sean

poco frecuentes en la realidad social y más que todo en las zonas rurales.

Ahora referente a los demás ilícitos penales, que las mujeres lógicamente también

pueden cometer, en comparación “con la participación del varón, la incidencia delictiva de

la mujer es disminuida con importantes variaciones dependiendo el tipo de criminalidad. En

dichos casos las diferencias en la comisión de delitos radica en función de las condiciones

coyunturales,” económicas, “sociales y políticas que tienen incidencia diversa en la

participación criminal por ambos géneros.”

Tesis “explicativas del bajo volumen de la criminalidad femenina”

En la “mayoría de países se puede observar que los volúmenes de la delincuencia

femenina, constituyen porcentajes pequeños de manera significativa con respectos a los

varones.”

Teoría “de los roles sociales diferenciales. Uno de los estudiosos que se

preocuparon de la criminalidad femenina a mediados del siglo XX, fue Otto Pollack (1908

– 1998), profesor de sociología, consideraba que la incidencia de la criminalidad femenina”

debe “comprenderse por los roles desempeñados, y que tal fenómeno no sería escaso, sino

que lo que ocurriría es que sus roles, de carácter tan limitado y privado, les permite cometer

infracciones difícilmente detectables a causa” precisamente, “de la naturaleza de las

infracciones cometidas (envenenamiento, lesiones y malos tratos a los niños) donde además
de la privacidad, se hace presente la incapacidad de las víctimas para denunciar o esclarecer

lo sucedido” (Herrero, 2007).

“Concordante con esta orientación y los criterios que sigue el criminólogo francés

Robert Cario la menor criminalidad de la mujer y sus variantes delictivas se deberían:”

- Al “enclaustramiento social y a sus limitadas funciones sociales (de hija, esposa,

madre). Centradas en la educación de los hijos y administrar el hogar. Funciones

que predispondrían a la mujer para ser más respetuosas con las vidas ajenas.”

- La “especialidad y pecualiaridad de la criminalidad femenina, se pueden

comprender, de acuerdo a esta teoría, por los conflictos en que se pueden

involucrar mujeres (debido a carencias afectivas, educativas; limitaciones

culturales o profesionales; dificultades económicas; problemas familiares o

matrimoniales),” que “se sitúan en el ámbito limitado de la familia, lugar en el

que se ejercen sus actividades tanto caseras como profesionales.”

“Teoría de la caballerosidad con las mujeres. Planteada también por el experto

Otto Pollack, tesis de acuerdo a la cual existe una tendencia más baja para denunciar y

procesar a una mujer.” Se “estima pues que existe una mayor indulgencia con las mujeres,

tanto para ser denunciadas como para ser condenadas en caso de ser procesadas.” Esto “se

traduciría en menester a una apreciación propia, en que los niveles de la cifra negra de la

criminalidad femenina serían bastante elevados.” Pollack “anotó que el nivel de

criminalidad en ambos sexos era prácticamente igual, y que gran parte de la participación

criminal de la mujer estaba enmascarada.”


Este “planteamiento de la caballerosidad ha sido materia de muchas críticas, incluso

algunas feministas de la opresión afirman que más bien las mujeres son tratadas con más

dureza que los hombres.” Pero “no se puede negar que ha sido una actitud con cierto

predominio en épocas pretéritas, sin embargo ha sufrido un rango de disminución por una

serie de razones.” Esta “perspectiva de que el trato favorable hacia las mujeres

delincuentes ha disminuido fue planteado a fines de los 70 por Rita Simon.”

“Tesis de la mayor eficacia de los controles sociales en caso de mujeres. Teresa

Miralles (1983, p.133), desde una visión crítica singular, considera también que la escasez

numérica de la delincuencia femenina es vista como el resultado” de una “distinta

proyección de los controles sociales sobre la mujer. De tal modo, se constata que los

controles informales funcionan con enorme eficacia en un ámbito muy extenso,” “por lo

que poco margen le queda al control formal limite, es decir a la cárcel, para su actuación.

La mujer no recibe una actitud más suave ni caballerosa,” la “mujer encuentra un montaje

de control constante en todas las esferas de su actuación.”

“Bajo similar apreciación, algunos autores afirman que precisamente” el

“enclaustramiento social y lo limitado de las funciones sociales de la mujer como hija,

esposa y madre” (Herrero, 2007),“contribuyeron para ser más respetuosas de los valores y

derechos ajenos, así como el de tener menor riesgos para caer en la criminalidad, por lo que

al ocurrir progresivamente cambios en este tipo de vida y volcarse hacia” fuera “del

contexto familiar, los riesgos de criminalidad también han aumentado, lo que se refleja en

las estadísticas en tal sentido.”


“La idea de que los controles informales son más eficaces con las mujeres, puede

ser en parte aceptable, pero también se observa que una variedad de delitos son

mayoritariamente tipificados para criminalizar conductas de los hombres,” además “de una

menor criminalización de las mujeres, por una serie de actitudes sociales predominantes.

Asimismo, en la persecución del crimen, es obvio por ejemplo que, frente a un delito de

robo, homicidio u otros similares,” el “o los sospechosos mayormente son hombres y no

mujeres, no obstante que ellas también cometen tales crímenes.”

“En esta diferencia se debe también tener en cuenta que ciertos delitos, debido a una

serie de condiciones de socialización y de oportunidad, se cometen mayoritariamente por

hombres; por ejemplo entre los delitos contra el patrimonio, los delitos de robo” que se

ejecutan “mediante la agresión física o con arma blanca o de fuego, generalmente se

realizan por varones, no obstante que en las últimas décadas existe también participación

femenina. Asimismo los delitos contra la libertad sexual,” que también “son numerosos,

mayormente son cometidos por hombres, además son delitos en los que se castiga solo al

varón; sin embargo no podemos cerrar los ojos ante la cifra oscura en violación de menores

y en atentados contra” el pudor de mero “cometidos por mujeres mayores de 18 años de

edad, que prácticamente son denunciadas, por la actitud dominante de que ella no comete

esos hechos, o que tal conducta realizada por una mujer no es censurable” o grave, “por las

diferencias físicas entre un actor varón y una actora mujer.”


Razones “de la Criminalidad Femenina”

“Como se puede observar en la mayoría de estadísticas de la criminalidad de las

últimas décadas, hay un variado en el crecimiento en le volumen de delitos cometidos por

la mujer y las respuestas son diversas.”

“Teoría de la emancipación o de la liberación femenina. Freda Adler, en su obra

Sisters in crime: The rise of the new female criminal de1975, es la representante principal

de esta tesis. Ella decía que el aumento de” la criminalidad “de la mujer y por tanto su

encarcelamiento, estaba en relación al desarrollo de la liberación femenina, y que la

criminalidad de la mujer se iba a igualar a la masculina, ya que la liberación de la mujer

también” tenía repercusiones “en la actividad delictiva de la mujer. Dentro de esta

tendencia de pensamiento, Rita Simon considera que el aumento de la criminalidad de la

mujer tiene relación con la mayor participación en el ámbito laboral. Asimismo Carol

Smart” quien publicó “en 1976 el libro Women crime and criminology: a feminist critique,

encontró en las estadísticas británicas de criminalidad de 1930 a 1975, un crecimiento de

los delitos de la mujer.”

“No obstante, otras autoras consideran, que las condiciones sociales y económicas,

comunes a hombres y mujeres, influyen en los cambios de los niveles de la criminalidad, y

no tanto debido al factor liberación femenina.”

“Aumento de la actividad laboral femenina. Desde otra óptica John Braithwite y

colaboradores en el artículo Unemployment and crime: Resolving the paradox (American

Bar Foundation, 1995), consideran que probablemente el aumento en el empleo de las

mujeres” conduzca “a una alza en algunos delitos en general y de las mujeres en particular,
tesis seguida también por Roger Matthews (2009) debido a la combinación de cuatro

procesos:”

1) “El efecto de supervisión: la ausencia del hogar por parte de las mujeres aumenta

las posibilidades de que éste sea objeto de robos, y además también hace decrecer el nivel

de supervisión de los niños.”

2) “El efecto de oportunidad: cuando las mujeres están fuera de la Tuerza laboral,

sus oportunidades de involucrarse en formas delito más lucrativas se ven reducidas; por lo

que a mayor participación laboral hay mayor riesgo de comisión de delitos.”

3) “El efecto de vulnerabilidad: En este caso la mujer que trabaja correría mayor

riesgo de ser afectada por algún delito, el empleo extiende el rango de que las mujeres

puedan ser víctimas de delitos desde el ámbito doméstico hasta” la “esfera de trabajo; y”

4) “El efecto de poder: la posibilidad de que la mujer trabaje puede modificar las

relaciones de poder en el hogar, y en potencia suscitar mayores conflictos.”

“Mujeres pobres y/o desempleadas y delito. Estudios de Steven Box y Chris

Hale, en Roger Matthews y Jock Young en Confronting Crime, editado en 1986 en

Inglaterra, consideran que en situaciones de recesión económica y el desempleo” de

hombres y mujeres, “se aprecia que Cierto grupo de mujeres Son marginadas en tales

situaciones de recesión. Igualmente la estudiosa inglesa Pat Carlen, en su obra Women,

Crime and Poverty de 1988, en un estudio con 39 internas, considera que la pobreza” les

generaba un “conjunto de necesidades no satisfechas, asimismo que dichas reclusas, tenían

pocos incentivos materiales para obedecer la ley. No obstante que el desempleo afecta de
forma similar a los hombres,” la “condición del sexo, el desempleo y el delito, tiene

especiales repercusiones en las mujeres.”

“Estos hechos suponen otros aspectos complejos, en función de la diferencia de

género. Como anota Roger Matthews (2009, p. 167) deben verse en un entorno en el cual

las oportunidades de trabajo se ven restringidas para las mujeres jóvenes” sin “instrucción,

a la vez que se expanden para las más instruidas. Por esto, ha existido una mayor

desocupación entre un grupo de mujeres y crecientes oportunidades para el otro. Esto se ha

asociado con una desigualdad social y económica” cada vez mayor, “al igual que con el

concepto de feminización de la pobreza, por el cual las mujeres pobres y de clase

trabajadora soportan el peso de los efectos de la pobreza.”

“Concluyendo el presente trabajo se puede decir que algunos autores como

Zaffaroni (2000) consideran que la actitud feminista por lograr mayor protección del

sistema penal es contradictoria y como argumenta Birgin (2000) curiosamente, las mujeres,

quienes” en general “se encuentran fuera de la esfera de acción del derecho penal, arguyen

ser discriminadas por el sistema y reclaman una mayor intervención coactiva para dar

solución a la conflictiva problemática de las agresiones sexuales.” En suma, “al margen de

las anotaciones críticas, existen aportes importantes desde la óptica feminista, que han

permitido ampliar el análisis del fenómeno criminal considerando la variable de género,

aunque también en ciertas tendencias se aprecian generalizaciones no siempre objetivas.”


Referencias Bibliográficas
Birgin, H. (2000). El Derecho en el Género y el Género en el Derecho . Buenos Aires :
Biblos.

Herrero, C. (2007). CRIMINOLOGÍA (Parte General y Especial). Madrid: DYKINSON.

Matthews, R. (2009). Beyond ‘so what?’criminology. Rediscovering realism. Theoretical


Criminology, 3(13), 341-362.

Núñez, R. (2009). Derecho Penal Argentino Parte Especial III. Buenos Aires: LERNER.

Peña Cabrera Freyre, A. R. (2016). Derecho Penal Parte Especial Tomo I. Lima: IDEMSA.

Peña Cabrera, R. (2022). Estudios de Derecho Penal. Delitos Contra la Vida. Lima:
MOTIVENSA .

Solis Espinoza, A. (2017). Criminología. Lima: Adrus D&L Editores SAC.

Zaffaroni, E. (2000). El curso de la criminología. Derecho Penal y Criminología, 21(69),


115–122.

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