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Dawn K. Cecil
Profesora de Criminología
Universidad de Florida del Sur
1. Introducción
2. Género y desistencia
2.1. Antecedentes
2.2. El estudio
Este estudio utilizó una muestra de 549 delincuentes condenados por delitos de
cuello blanco en el sistema de los Tribunales Federales entre 1976 y 1978.
Aproximadamente un 25 por ciento de los delincuentes de esta muestra eran mujeres.
Los datos de estos delincuentes se obtuvieron de Wheeler, Weisburd y Bode (1988) y
Weisburd, Waring y Chayet (2000). Combinados, estos conjuntos de datos ofrecen una
cantidad sustancial de información sobre antecedentes, así como un periodo de
seguimiento de diez años1.
En general, el desistimiento se entiende como el final de una carrera delictiva.
Sin embargo, no existe una definición consensuada de desistimiento en Criminología, y
así el mismo se ha medido de muchos modos diferentes (Laub y Sampson, 2001). Una
técnica utilizada para estudiar el desistimiento es examen del tiempo que transcurre
hasta que tiene lugar el fracaso, recurriendo la herramienta estadística del análisis de
supervivencia. El fracaso se define como el primer arresto posterior a la sentencia
correspondiente a una condena por delito de cuello blanco. Se reconoce que utilizar el
rearresto como medida de fracaso puede ser más indicativo de conducta policial en
oposición a una conducta delictiva real; sin embargo, esta muestra no tenía disponible
información sobre conductas delictivas autoinformadas. El análisis de supervivencia
permite al investigador determinar si las variables independientes tienen un impacto
significativo sobre la longitud de tiempo hasta que sucede un acontecimiento (Schmidt
y Witte, 1988). De modo similar a lo que sucede en los modelos de regresión, los
coeficientes «indican el efecto que tiene una variable específica cuando el resto de las
variables del modelo permanecen constantes» (Weisburd y Waring, 2001, p. 104). Un
coeficiente negativo indica que el factor disminuye el tiempo hasta el fracaso,
reduciendo de este modo las posibilidades de desistimiento. Por otra parte, un
coeficiente positivo indica que el factor aumenta el tiempo hasta el fracaso, ampliando
de este modo las posibilidades de desistimiento. Se utilizaron modelos diferentes para
los hombres y las mujeres para determinar si tuvo lugar un efecto relacionado con el
género durante el tiempo transcurrido hasta el rearresto2.
De los cuatro factores examinados en este estudio, dos fueron modificados por
el género, lo que significa que tenían un efecto diferencial sobre hombres y mujeres.
Estos factores fueron el nivel de formación y la paternidad. Por otra parte, el empleo y
el matrimonio no tuvieron una influencia significativa sobre el tiempo hasta el rearresto
de los hombres o mujeres de esta muestra.
En general, el nivel de formación3 aumentó significativamente el número de
meses hasta el rearresto de los delincuentes de este estudio. Un examen posterior de los
modelos para delincuentes masculinos y femeninos indica que el nivel de formación
aumentó significativamente el número de meses hasta el rearresto de los hombres. En
1
Para descripciones detalladas de la recopilación de datos véase Weisburd, Wheeler, Waring y Bode
(1991) y Weisburd y Waring (2001).
2
La descripción detallada de los procedimientos utilizados en este estudio excede el alcance de este trabajo.
Para comentarios detallados, véase Cecil (2001).
3
El nivel de formación se mide por la titulación más alta obtenida, titulaciones que oscilan desde la
ausencia de titulación hasta el título universitario.
cuanto a las mujeres, por su parte, el coeficiente educativo es negativo, lo que sugiere
un tiempo menor hasta el rearresto, pero este efecto no es significativo. Así, mientras
que un nivel de formación elevado puede ser un factor protector respecto a los hombres
de este estudio, no ejerce una influencia significativa respecto al rearresto de las
mujeres. Si el estudio se hubiese basado únicamente en el modelo general que
controlaba el género, se hubiese concluido de un modo falso que la formación influye
en el desistimiento tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres.
Aunque no ha habido una cantidad considerable de investigación que haya
examinado el impacto de la paternidad sobre la conducta delictiva, puede esperarse que
la paternidad tenga algún tipo de impacto sobre la delincuencia4. En general, los
resultados indicaron que algunos de los factores relacionados con la paternidad
influyeron significativamente en el tiempo hasta que tuvo lugar el rearresto. Más
específicamente, vivir con los niños aumentó significativamente el número de meses
hasta el rearresto. Un examen más en profundidad del efecto de la paternidad indica que
al controlar el estado civil, el efecto de la paternidad viene condicionado por el género,
pero no del modo previsto. Aunque se creía que la paternidad era un factor importante a
la hora de determinar el desistimiento en el caso de las mujeres, no tuvo un impacto
significativo sobre el número de meses hasta el rearresto. En cuanto a los hombres, la
paternidad reduce significativamente el tiempo hasta el rearresto. Así, no se trata de un
factor relacionado con el desistimiento, sino más bien de un factor de riesgo. Una vez
más, depender exclusivamente de un modelo que controla el género hace que creamos
que el efecto es uniforme. Por otra parte, los modelos basados en el género indican que
el efecto de la paternidad está relacionado con el género de un modo muy diferente al
previsto.
El ejemplo que aquí se ofrece es tan sólo un modo de incorporar el género a la
investigación criminológica, pero puede enseñarnos lecciones vitales acerca de la
relevancia del género en la investigación criminológica. En primer lugar, es importante
ir más allá de la utilización del género como una simple variable de control, que
únicamente permite ver cómo el género afecta a la variable independiente. Cuando nos
movemos más allá de este enfoque de «género añadido y alineación», queda claro que
los factores que influyen a los hombres y a las mujeres pueden ser diferentes, aunque
algunos, por supuesto, son similares. Sin embargo, sin desglosar los análisis no
seríamos capaces de localizar los factores que son importantes para los hombres y las
mujeres.
Los resultados específicos de este estudio indican que algunos de los factores
que se creía que constituían una influencia positiva a la hora de volver a delinquir no
fueron importantes en relación con las mujeres de este estudio. Los modelos de género
utilizados en este estudio pudieron mostrar que los factores considerados no tuvieron
una influencia significativa sobre el tiempo transcurrido hasta el rearresto de las
mujeres. Estos hallazgos no resultaron en modo alguno inútiles, pero deben
considerarse las razones para su falta de trascendencia (cuestión que también constituye
un valioso factor añadido a nuestra base de conocimientos). En primer lugar, puede
4
De modo similar a lo que se aprecia en los trabajos sobre el matrimonio, se trata probablemente de una
cuestión más compleja que el mero hecho de ser padre. Este modelo trata de medir algo más que la
condición de padre, incluyendo tres indicadores disponibles en el conjunto de datos. Estas variables indican
si el delincuente es padre, el número de hijos que tiene, y si el delincuente vive con sus hijos.
deberse al hecho de que existía un número pequeño de mujeres en la muestra, lo que
resulta común en la mayoría de los estudios de este tipo. En segundo lugar, estos
hallazgos pueden ser el resultado del hecho de que la mayoría de las delincuentes
femeninas son delincuentes de una baja frecuencia. Un setenta y cuatro por ciento de
las delincuentes femeninas reincidentes presentaron entre dos y cuatro arrestos en sus
antecedentes penales. Sigue siendo importante estudiar a los delincuentes de baja
frecuencia, ya que puede haber diferentes factores causales implicados en el proceso de
desistimiento de las delincuentes femeninas de baja frecuencia (Giordano et al., 2002).
Weisburd y Waring (2001) clasifican a la mayoría de los delincuentes de baja
frecuencia como personas que responden a una crisis o que se aprovechan de una
oportunidad. Las personas que responden a una crisis son aquellas que «parecen
participar en la delincuencia en respuesta a algún tipo de crisis percibida». (Weisburd et
al., 2001, p. 59). Las personas que aprovechan una oportunidad cometen un delito
cuando se presenta una oportunidad específica. Puede ser una oportunidad que la
persona reconozca por sí misma, o puede tener lugar a través del convencimiento por
parte de otros (Weisburd et al., 2001). Puesto que la mayoría de las mujeres de esta
muestra son delincuentes de baja frecuencia, lo más probable es que estén incluidas en
estas categorías, lo que significa que los tipos de factores incluidos en estos modelos no
tienen por qué tener necesariamente un impacto significativo en el tiempo transcurrido
hasta el fracaso. Por el contrario, las circunstancias inmediatas de la vida (como la
salud, el bienestar de los miembros de la familia, el bienestar económico) pueden ser
más importantes para los delitos de crisis, y los factores de situación relacionados con
el delito pueden ser más importantes para los delitos de oportunidad. En teoría, esto
significa que para las delincuentes femeninas de baja frecuencia que cometen delitos de
cuello blanco, los factores de situación del delito y las circunstancias inmediatas de la
vida pueden determinar si alguien continúa con su conducta delictiva. Puesto que es
probable que se trate de algo subjetivo (lo que es una crisis o una oportunidad para una
persona puede no serlo para otra), así, la capacidad predictiva de este tipo de
perspectiva teórica puede ser limitada.
Al analizar las diferencias de género, también es importante considerar otras
técnicas de investigación. Aunque los modelos estadísticos independientes puedan
mejorar nuestro conocimiento sobre las causas de la conducta delictiva, depender
únicamente de los análisis cuantitativos puede seguir teniendo un carácter limitador.
Este tipo de análisis cuantitativo puede no capturar adecuadamente la naturaleza y
relevancia del género en el desistimiento, o más en general, en la conducta delictiva.
Por ejemplo, Giordano et al. (2002) no hallaron muchas diferencias de género en su
análisis cuantitativo, pero sí lo hicieron en su análisis cualitativo. Una información más
detallada procedente de entrevistas cualitativas podría asimismo haber facilitado una
imagen diferente en el presente estudio; sin embargo, este tipo de información no
estaba disponible en nuestra muestra. Los estudios cuantitativos nos permitirán buscar
relaciones estadísticamente significativas; sin embargo, no son adecuados para la
identificación de mecanismos causales. Por ejemplo, hemos visto en este estudio que la
paternidad es un factor de riesgo, pero no somos capaces de determinar qué aspecto de
ser padre sitúa a estos hombres en situación de riesgo de una reincidencia más
temprana. Por tanto, los análisis cualitativos, ya sean independientes o se realicen
conjuntamente con análisis cuantitativos, son decisivos a la hora de favorecer nuestra
comprensión de la naturaleza relacionada con el género de los factores criminógenos y
asociados al desistimiento.
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