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PRIMEROS CRISTIANOS

espero, ocupan mi atención más que continúa: “No hay compartimentos estan-
mi Dios? ¿Con quién estoy, cuando no cos en nuestra vida, ni podemos distinguir
estoy con Dios?” (F, 511). –insisto– dónde acaba la oración y dónde
empieza el trabajo, ni dónde se encuentran
3. Presencia de Dios y unidad de vida los límites del apostolado. Porque el apos-
tolado es Amor de Dios que se desborda,
Para captar el sentido profundo de dándose a los hombres; y la vida interior
todo lo dicho se hace necesario señalar contemplativa es clamor de almas; y el
que, para el fundador del Opus Dei, el ob- trabajo, un esfuerzo sostenido de abnega-
jetivo al que se encamina la lucha espiritual ción, de caridad, de obediencia, de com-
es precisamente la unidad de vida, es de- prensión, de paciencia y de servicio a los
cir, la armonía intrínseca, verdadera causa- demás” (ibidem, n. 40).
lidad circular, que debe darse entre las tres
dimensiones presentes en la búsqueda de Voces relacionadas: Amor a Dios; Contemplati-
la santidad en el mundo, a saber, trabajo, vos en medio del mundo; Jaculatorias; Oración;
oración y apostolado. El hilo que une es- Trabajo, Santificación del; Unidad de vida.
tas distintas dimensiones de la existencia
cristiana es precisamente la presencia de Bibliografía: Juan Pablo II, Cart. Enc. Redemp-
Dios. Si hay una característica que denota tor hominis, 1979; Antonio Aranda, “El bullir de
la madurez en la vocación en el Opus Dei, la Sangre de Cristo”. Estudio sobre el cristocen-
la plena encarnación de su espíritu, es el trismo del Beato Josemaría Escrivá, Pamplona,
logro o, mejor, la lucha siempre reiniciada y EUNSA, 2001; Álvaro del Portillo, Entrevista
sobre el Fundador del Opus Dei, Madrid, Rialp,
nunca del todo lograda, fruto de la gracia y
1993; Pedro Rodríguez, Vocación, trabajo, con-
de correspondencia personal, de la unidad templación, Pamplona, EUNSA, 1986.
de vida. Es una característica esencial de
la vocación de cristianos corrientes, pues Jorge PEÑA VIAL
“o sabemos encontrar en nuestra vida or-
dinaria al Señor, o no lo encontraremos
nunca” (CONV, 114).
PRIMEROS CRISTIANOS
Terminemos citando un texto de san
Josemaría que, al describir el concepto 1. El ejemplo de los primeros fieles, como
teológico de unidad de vida, sintetiza lo referencia explicativa. 2. La vida ordinaria,
hasta ahora expuesto: “No vivimos una ámbito de santificación cristiana. 3. Pro-
doble vida, sino una unidad de vida, sen- yección apostólica del cristiano corriente.
cilla y fuerte, en la que se funden y com-
El aprecio de san Josemaría por los
penetran todas nuestras acciones. Cuan-
primeros seguidores del cristianismo está
do respondemos generosamente a este
ya presente en los comienzos de la Obra.
espíritu, adquirimos una segunda natura-
Se refirió a ellos en muchas ocasiones, en-
leza: sin darnos cuenta, estamos todo el
tendiendo por primeros cristianos no sólo
día pendientes del Señor y nos sentimos
la primitiva comunidad de Jerusalén, sino
impulsados a meter a Dios en todas las
las primeras generaciones de cristianos,
cosas, que sin Él, nos resultan insípidas.
que vivieron tanto en la época apostólica
Llega un momento, en el que nos es im-
como en la inmediata posterior.
posible distinguir dónde acaba la oración y
dónde comienza el trabajo, porque vuestro
trabajo es también oración, contempla- 1. El ejemplo de los primeros fieles,
ción, vida mística verdadera de unión con como referencia explicativa
Dios –sin rarezas–: endiosamiento” (Carta Una de las enseñanzas más reiteradas
6-V-1945, n. 25: AGP, serie A.3, 92-4-2). Y por san Josemaría ha sido la llamada uni-

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versal a la santidad en medio del mundo. vivido con plenitud (cfr. Clemente de Alejan-
De ahí que manifestara un interés priorita- dría, Stromata, IV, 4, 15).
rio por la santificación de la vida cristiana En los primeros cristianos, san Jose-
en sus situaciones corrientes y ordinarias. maría veía un claro testimonio de que la
Esa vida, que en el Nuevo Testamento es plenitud de vida cristiana era accesible a to-
presentada como una “vida nueva” (cfr. dos. Y así dice: “–Ser santo no es fácil, pero
Rm 6, 4), le sirve a san Josemaría para tampoco es difícil. Ser santo es ser buen
establecer un claro paralelismo entre la cristiano: parecerse a Cristo. –El que más
novedad de la Obra, y el Evangelio y las se parece a Cristo, ése es más cristiano,
primeras generaciones de seguidores de más de Cristo, más santo. –Y ¿qué medios
Cristo, atribuyéndoles un valor paradig- tenemos? –Los mismos que los primeros
mático. En una entrevista que le hizo un fieles, que vieron a Jesús, o lo entrevieron a
periodista norteamericano, quiso desta- través de los relatos de los Apóstoles o de
car algo más esta característica, diciendo: los Evangelistas” (F, 10; cfr. C, 470).
“Si se quiere buscar alguna comparación,
la manera más fácil de entender el Opus 2. La vida ordinaria, ámbito de santifica­
Dei es pensar en la vida de los primeros ción cristiana
cristianos. Ellos vivían a fondo su vocación
Una consecuencia inmediata del plan-
cristiana; buscaban seriamente la perfec-
teamiento que acabamos de enunciar es
ción a la que estaban llamados por el he-
que el modo en que vivían la santidad los
cho, sencillo y sublime, del Bautismo. No
primeros cristianos tuvo lugar en el amplio
se distinguían externamente de los demás
espacio de la vida ordinaria. De ahí que
ciudadanos” (CONV, 24). Y, en otro mo-
en los escritos y en la predicación del fun-
mento escribe: “nuestra mayor ambición
dador del Opus Dei sean muy frecuentes
ha de ser la de vivir como vivió Cristo Se- las referencias a la santificación de la vida
ñor Nuestro; como vivieron también los corriente. Así, por ejemplo, en una de sus
primeros fieles” (Carta 16-VII-1933, n. 19: homilías presenta como un modelo a imitar
Ramos-Lissón, 1992, p. 292) la descripción de la vida cristiana que apa-
De las múltiples sugerencias que nos rece en un conocido pasaje de la llamada
ofrecen los textos recién citados, cabe Epístola a Diogneto, 5-6 (cfr. AD, 63).
destacar la referencia a la imitación de la El primer ámbito de desarrollo de la
vida de Cristo, tal y como la vivieron los vida ordinaria es el entorno familiar. Las
primeros fieles. Los cristianos de los pri- familias cristianas de los primeros tiempos
meros siglos sabían que la recepción del son consideradas por san Josemaría mo-
Bautismo llevaba consigo el deber de tes- delos en los que han de mirarse los compo-
timoniar, con su propia vida, la fe que pro- nentes de las familias actuales, en orden a
fesaba en Cristo. Así, san Ignacio de An- vivir la santidad a la que han sido llamados.
tioquía (+ 108) declaraba sin ambages: “Si En sus enseñanzas, estas afirmaciones no
por Éste (Cristo) no estamos dispuestos a se quedan en el terreno de lo genérico,
morir [para participar] en su pasión, su vida sino que desciende a nombres y detalles
no está en nosotros” (Ep. ad Magn., V, 2). concretos: el centurión Cornelio, Priscila y
Por otra parte, la perfección paradigmática Aquila, Tabita y tantos otros (cfr., por ejem-
del martirio irá creando, con el transcurso plo, ECP, 30). Por otro lado, subraya que
del tiempo, una atmósfera propicia para esta búsqueda de la santidad crea un calor
que se abra paso la idea de otro tipo de de hogar que fomenta la caridad entre sus
martirio, que podríamos calificar de “es- miembros: “Como los primeros cristianos,
piritual” o “incruento”, pero que expresa somos cor unum et anima una (Hch 4, 32)”
también el compromiso bautismal cristiano (Carta 6-V-1945, n. 23: Ramos-Lissón, 1992,

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p. 300); y siguiendo la doctrina paulina so- los primeros fieles, cuando escribe a sus
bre la “iglesia doméstica” (cfr. 1 Co 16, 19), hijos: “Se vuelve a repetir, en la vida nues-
enseña a hacer de la vida familiar un lugar tra, la vida de aquellos primeros cristianos.
ideal para el aprendizaje de las virtudes. También nosotros encontramos a nuestro
En el seno de las primeras familias paso, en tantas ocasiones, la más deso-
cristianas, tanto el matrimonio como la vir- ladora ignorancia religiosa, que nos exige
ginidad o el celibato “por el reino de los un profundo y continuado apostolado de la
cielos” (Mt 19, 12) fueron vividos con na- doctrina” (Carta 15-VIII-1953, n. 10: AGP,
turalidad, sin apartarse del mundo. San serie A.3, 93-4-2).
Josemaría alentará a quienes se sientan La respuesta ante la ignorancia es dar
llamados a esa manera de vivir el segui- doctrina, anunciar el Evangelio. Ahora bien,
miento personal de Cristo, el celibato, para el modo de hacer esta tarea apostólica se
que acojan ese don con la ejemplaridad inscribe primariamente en la esfera existen-
de nuestros primeros hermanos en la fe cial del cristiano, que testimonia personal-
(cfr. CONV, 92). mente la fe que ha recibido. Y aquí reapa-
recen también los primeros cristianos.
Desde esta vasta perspectiva de lo
Podemos recordar a san Ignacio de Antio-
ordinario y cotidiano se comprende fácil-
quía, que se dirige a los cristianos de Éfe-
mente que el fundador del Opus Dei ex-
so para conseguir la conversión de los pa-
tendiera su mirada a todas las actividades
ganos y les escribe: “Consentidles, pues,
nobles, sin distinción de personas ni de
que, al menos, por vuestras obras, reciban
edades, como cauces normales para san-
instrucción de vosotros” (Ep. ad Ef., X, 1).
tificar el trabajo y el ambiente que lo cir-
cunda (cfr. ECP, 46). En este punto llama la Pero el testimonio debe ir acompaña-
atención su insistencia en la santificación do de la palabra, como hiciera el Señor en
de todo trabajo profesional, aludiendo de su predicación. Bien entendido que san
nuevo a cómo lo habrían hecho los prime- Josemaría pone el acento apostólico en
ros cristianos: “Te está ayudando mucho una forma de predicación: el diálogo, si-
–me dices– este pensamiento: desde los guiendo el ejemplo de Jesús y de los Doce.
primeros cristianos, ¿cuántos comercian- Recordemos sus palabras: “Podríamos
tes se habrán hecho santos? Y quieres continuar hojeando el Evangelio y contem-
demostrar que también ahora resulta posi- plar tantas conversaciones de Jesús con
ble… –El Señor no te abandonará en este los hombres: toda su vida ha sido un con-
empeño” (S, 490). tinuo diálogo, en busca de las almas; y to-
dos los que se han encontrado con Él, han
sentido el influjo de su palabra (…). Los pri-
3. Proyección apostólica del cristiano meros Doce –para predicar el Evangelio–
corriente tuvieron una conversación maravillosa con
Estaría fuera de contexto pormenori- todas las personas a las que encontraron,
zar aquí las grandes dificultades que de- a las que buscaron, en sus viajes y pere-
bieron superar los primeros seguidores del grinaciones” (Carta 24-X-1965, n. 13: AGP,
cristianismo. Bástenos recordar algunas serie A.3, 94-4-2). Y lo mismo hicieron los
más significativas: las persecuciones del cristianos de la generación post-apostóli-
poder político, los ataques de la élite in- ca que, “con un apostolado individual, si-
telectual, las condenas de la opinión pú- lencioso y casi invisible, llevan a todos los
blica, las difamaciones, etc. Todos esos sectores sociales, públicos o privados, el
obstáculos tenían el común denominador testimonio de una vida semejante a la de
de la ignorancia de la verdad que encie- los primeros fieles cristianos” (Instrucción,
rra el mensaje de Jesús. Por eso la mira- mayo 1935/14-IX-1950, n. 94: Ramos-Lis-
da de san Josemaría se dirige también a són, 1992, p. 285).

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PROMOCIÓN SOCIAL Y DESARROLLO

Por último, no se ha de olvidar que en sus documentos de doctrina social. Si


toda acción apostólica debe estar movida en la Cart. Enc. Rerum novarum (1891) de
y alimentada por la caridad. Tertuliano alu- León XIII predominaba la “cuestión obre-
dirá a la vivencia cristiana de esta virtud y ra”, en el transcurso del siglo XX se añaden
a su constatación por los paganos de en- nuevos temas, especialmente el desarrollo
tonces, que decían de los cristianos: “mi- y la distinción entre países desarrollados y
rad como se aman” (Apolg., 39). A lo que países en vías de desarrollo. Pablo VI, en
san Josemaría comentaba: “Qué bien pu- su Cart. Enc. Populorum progressio (1967),
sieron en práctica los primeros cristianos afirma que “el desarrollo es el nuevo nom-
esta caridad ardiente, que sobresalía con bre de la paz” (PP, 76). En la percepción
exceso más allá de las cimas de la simple social general, se pasó del optimismo de
solidaridad humana o de la benignidad de un “progreso técnico y económico sin lími-
carácter” (AD, 225). tes”, que había reinado en los años 1950 y
1960, a la preocupación por la ecología y al
Voces relacionadas: Apostolado; Bautismo y problema de la eventual escasez de recur-
Confirmación; Familia, Santificación de la; San- sos naturales, que se inicia con la década
tidad; Trabajo, Santificación del; Vida ordinaria, de los setenta. De otra parte, se difunde
Santificación de la. un amplio consenso, gracias también a
economistas como Amartya Sen, sobre la
Bibliografía: Francisco Gil Hellín, “La vida fa- necesidad de que el desarrollo sea integral
miliar camino de santidad”, Romana. Boletín y no se limite al mero crecimiento cuantita-
de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, 20 tivo (cfr. Vaggi, 2009, pp. 752 ss.). El papa
(1995), pp. 224-236; José Luis Illanes, La santi- Benedicto XVI sitúa “el desarrollo humano
ficación del trabajo. El trabajo en la historia de integral en la caridad y en la verdad” en el
la espiritualidad, Madrid, Palabra, 200110 rev. y
centro de su Cart. Enc. Caritas in veritate.
act.; Domingo Ramos-Lissón, “El ejemplo de los
primeros cristianos en las enseñanzas del Beato Parte de los acontecimientos recién
Josemaría”, Romana. Boletín de la Prelatura de mencionados son posteriores al falleci-
la Santa Cruz y Opus Dei, 29 (1999), pp. 292- miento de san Josemaría. Otros en cam-
307; Id., “La novità cristiana negli apologisti del II bio estuvieron presentes o empezaron a
secolo”, Studi e Ricerche sul l’Oriente Cristiano, aflorar durante su vida. En una de sus ho-
15 (1992), pp. 507-516. milías recuerda que ya en su infancia oyó
Domingo RAMOS-LISSÓN hablar de la “cuestión social” (AD, 170);
posteriormente, durante sus estudios de
teología, en Zaragoza, pudo conocer la
doctrina de la Rerum novarum y las cartas
PROMOCIÓN SOCIAL Y DESARROLLO pastorales que diversos obispos españo-
les, entre ellos el arzobispo cesaraugusta-
1. El contacto de san Josemaría con la
no, el cardenal Soldevilla, dedicaron a los
pobreza. 2. Algunos principios de fondo.
problemas del mundo del trabajo. También
3. Impulso a obras y tareas encaminadas a
la promoción social. en Zaragoza, en la Universidad civil, en la
que cursó estudios de Derecho, tuvo como
A lo largo del siglo XX se consumó la profesores a algunos de los representan-
gran evolución tecnológica que aceleró la tes de la que se ha denominado como Es-
transición, iniciada ya en los siglos XVIII a cuela Social de Zaragoza, uno de los nú-
XIX con las revoluciones científica e indus- cleos más significativos del pensamiento
trial, de una economía estática a otra en cristiano-social de la época. El transcurso
continuo crecimiento. El Magisterio de la de su vida le puso en relación con situa-
Iglesia refleja esos movimientos sociales ciones duras. Y su corazón sacerdotal le

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