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Desde sus orígenes hasta la actualidad, las residencias artísticas se han cimentado como uno de los
elementos clave del campo artístico contemporáneo a nivel mundial. En el caso puntual de la Argentina, la
historia de éstas se remonta a finales de la década de los noventa y llega hasta el presente con más de 40
residencias en funcionamiento a lo largo del país. Frente a la forzada interrupción de actividades a raíz de
la pandemia del COVID-19, desarrollaron estrategias de trabajo y análisis interno que dieron lugar a la
posibilidad de tender vínculos, trabajar en red y poder identificar los principales desafíos a los que se
enfrentan. De esta forma, las proyecciones a futuro de las residencias de la Argentina abren nuevas
Palabras clave: Residencia de Artistas; Campo Artístico; Arte Contemporáneo; Gestión Cultural; Argentina;
COVID-19
Abstract
From their origins to the present time, artistic residencies have been cemented as one of the key elements
of the contemporary artistic field worldwide. In the specific case of Argentina, their history dates back to
the late nineties and reaches the present time with more than 40 residencies in operation throughout the
country. Faced with the forced interruption of activities as a result of the COVID-19 pandemic, artistic
residencies developed work strategies and internal analyses that gave rise to the possibility of establishing
links, networking and being able to identify the main challenges they face. In this way, the future projections
Keywords: Artistic residencies; artistic field; contemporaneous art; cultural management; Argentina;
COVID-19.
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Desarrollo
nuestro interés colectivo en este tipo de espacios, combinado con la falta de información
disponible y difusión de las mismas a la que nos enfrentamos al momento de iniciar el proyecto
en 2019. Con la llegada de la pandemia del COVID-19 en 2020, nuestras expectativas rápidamente
residencia. Sin embargo, sucedió algo distinto: como contracara del párate forzado de la
actividad, las residencias se encontraron con el tiempo y espacio suficientes para poner la mirada
en su funcionamiento interno, y sobre todo en tender vínculos y trabajar en red. De esta forma,
con el nacimiento de la Red de residencias Quincho y los posibles futuros que llegaron, la crisis
del 2020 se convirtió en una oportunidad para las residencias artísticas de Argentina. La
torno a cuatro ejes: Características de la residencia, Vínculo con Argentina/Buenos Aires, Vínculos
arte: “Las residencias hoy forman un sedimento global de organizaciones y estudios flexibles,
semi públicos y semi privados, donde artistas y profesionales de las artes pueden viajar, trabajar
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y vivir durante periodos de tiempo en comunidades temporarias junto a otros artistas y
profesionales de las artes” (Elfving, Kokko y Gielen, 2019, p. 12). Aunque es importante recordar
que la definición no es cerrada debido a la naturaleza mutable del campo de las residencias
relevancia de estas estructuras dentro del campo del arte está ligada a su rol como centros de
2019, p. 10).
Aunque no hay una historia de las residencias muy clara desde la investigación formal,
podemos rastrear sus orígenes en estructuras similares como fueron las colonias de artistas de
finales del s. XIX en Europa y Norteamérica. Distintos tipos de estructuras con estas características
principales estuvieron en funcionamiento durante el siglo XX, respondiendo a los cambios socio-
políticos mundiales que sucedieron durante estos años. A partir de la década del ’80 las
residencias de artistas se expandieron por el planeta dejando de ser una estructura de occidente,
gracias a la incorporación del arte en políticas urbanas a nivel global (Óp. Cit., p. 15-18). Este
proceso continuó durante la década del ’90 y los años 2000, lapso durante el cual las residencias
se convirtieron en organizaciones clave dentro del ecosistema artístico: estas “funcionan cada
vez más como catalizadores en la escena del arte contemporáneo local y se han vuelto
indispensables para conectar la escena local con el mundo del arte global” (Unión Europea, 2014,
p. 69). Al modificarse las formas de hacer arte y ser artista, las residencias respondieron
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adaptable que utilizan hoy.
El carácter nómade del artista contemporáneo, combinado con la facilidad actual para
puesta en común de conocimientos y temas de interés de los actores del campo artístico
últimos años (Transartis, s.f.). Nos encontramos con una sociedad cada vez más global, sin
identidad fija, maleable y voluble, frente a la cual el individuo debe atravesar un proceso de
‘Modernidad líquida’ de Bauman (1999). Estas identidades en construcción nos hacen cada vez
más dependientes del otro, y dentro de este contexto, las residencias de artistas surgieron para
actuar como un campo identitario que no solo integra al artista dentro de un grupo, sino que su
permitirle a los artistas el desarrollo de medios y herramientas para adaptarse a los cambios del
privados y públicos, y han refinado sus estándares de calidad y procesos de selección (Unión
Europea, 2014. pág. 69). El número de residencias de artistas en funcionamiento a nivel global en
la actualidad supera las 500 según la plataforma Rivet (que reúne a 538 residencias); según
Transartis el número de residencias artísticas llega a ser de 764, lo que confirma la importancia
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aquella de las residencias en Europa. Como establecimos previamente, estas estructuras nacieron
y se adaptaron a las necesidades de los artistas, del campo artístico y de las prácticas
regional, cuestión que se replica en el caso del nacimiento de estas instituciones a nivel local. Para
comprender la gestación de estas estructuras en el campo local es necesario tener en cuenta que
fueron creadas en un contexto histórico distinto al actual. No debe ser observado como un hecho
aislado, sino como un punto clave dentro de la evolución artística nacional, que también implica
Los orígenes de las residencias argentinas se encuentran hacia finales de la década del
‘90. La primera de la que existe registro es Casa 13. Fue creada en el interior de Córdoba en 1993.
nuevo, con un colectivo de trabajo para desarrollar su arte y con un lugar de experimentación
década del ’90 durante la que las políticas de estado, en lo concerniente a cultura y su apoyo,
fueron escasas, dando paso a la desestatización del sector cultural de la mano del apoyo
financiero a proyectos artísticos por parte de entidades privadas diversas y del surgimiento de
proyectos alternativos ligados al “under” de la década anterior (Usubiaga, 2011, pág. 64).
década del ’90; realmente estas estructuras se comenzaron a posicionar en Argentina durante la
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década del 2000 a la par de otras instituciones como museos de arte contemporáneo, centros de
red, proceso que ocurrió en paralelo en muchas otras ciudades latinoamericanas y tuvo que ver
con la creación de un nuevo circuito de organización de las artes. Como explica Andrea Giunta en
el libro Poéticas Contemporáneas (2011), las residencias “crearon una dinámica que se entrelaza
con la del mundo del arte internacional en términos de itinerancia”. Este florecimiento de
social del 2001 en el país no es casual: estas estuvieron insertas dentro del proceso de
gentrificación y reestructuración de las ciudades, modificando los recorridos para llegar a zonas
que antes no estaban vinculadas al arte y generar nuevos espacios de encuentro saliendo de la
hegemonía de las galerías de arte (Óp. Cit., pág. 22). En palabras de la artista Tamara Stuby, quien
fue una de las directoras de otra de las residencias históricas de Argentina, el Basilisco (2004-
2009), “la intención fue generar un espacio que no repitiera la misma dinámica de las galerías ni
de las escuelas ni de los eventos masivos” (Stuby, 2012, pág. 7). En esa línea, el proyecto Basilisco
por ejemplo, nació de la necesidad de establecer un diálogo directo y de primera mano con
culturas ajenas, tanto regionales como internacionales, para poder trabajar en el contexto del
país en toda su complejidad y superar las barreras de prejuicios y estereotipos a nivel global. Esta
vacancia en el campo artístico local que marcan los creadores de El Basilisco es la que
paulatinamente se fue cubriendo durante la década del 2000 con la creación de residencias que
provincia de Buenos Aires, URRA (Tigre, 2003), ‘ace (CABA, 2005), Residencia Corazón (La Plata,
2006), Zona Imaginaria (Victoria, 2008), Centro Rural de Arte (Cazón, 2008), La Paternal (CABA,
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2009) y Vuestra Merced (Mar del Plata, 2009). En paralelo, también se crearon residencias
itinerantes como MÓVIL (2009) y a lo largo del país: Fundación Inti Main – Ud. Está Aquí (Tierra
del Fuego, 2005), Demolición/Construcción (Córdoba, 2007) y Aguas Antiguas (Córdoba, 2008).
En adición a las ya mencionadas se encuentra El Levante (Rosario, Santa Fé, 2003), RIAA (Ostende,
Buenos Aires, 2006) y ResidenCIA (CABA, 2009), residencias que actualmente no se encuentran
en funcionamiento. Así, vemos que de las quince residencias creadas en el país durante la primera
hasta llegar al 2021, con 46 residencias creadas de las cuales 38 continúan activas (4 de ellas
esperan inaugurar sus programas de residencia durante el 2021). Así llegamos a la actualidad,
donde 49 residencias se encuentran activas a lo largo del país. Para poder analizar el estado actual
entrevistamos a 41 de ellas: URRA, ‘ace, Ud. Está Aquí (Fundación Inti Main), Residencia Corazón,
Vuestra Merced, La Ira de Dios, Mundo Dios, Proyecto Yungas, Casa Suiza, Curadora, Proyecto
PAC, La Flecha, La Rural, Manta, Barda del Desierto, R.A.R.O., Crudo, Casa de Piedra, Casa
Nómade de Arte Contemporáneo, Isla Invisible, Raíces, Residencia Epecuén, Tribu de Trueno,
Underpressure, Boca de Fuego – Munar, BROTA, Alberdi Residencia, Ruido Blanco Residencia,
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Panorama contemporáneo
Actualmente, las residencias en Argentina se han expandido hasta llegar a sumar un total
concentradas en la Provincia de Buenos Aires y las 24 restantes situadas por un lado en Córdoba,
Santa Fé, Entre Ríos, Tierra del Fuego, Tucumán, Neuquén, Río Negro, Catamarca, Salta y
Misiones, y por el otro sin sede fija, funcionando como proyectos nómade.
El gráfico refleja la distribución territorial de las residencias que se encuentran activas en la actualidad a lo largo del país
constituye una red de diálogos institucionales e informales con la escena nacional. Presentan
estructuras, modelos y propuestas muy diversas, pero no obstante comparten un objetivo común
que implica ofrecer un tiempo y espacio para que el artista pueda desarrollar su proyecto. En
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general se trata de estructuras sostenidas por un equipo fijo reducido de entre 1 y 5 personas, a
de mayor actividad.
ejemplo), mientras que otras también convocan a otros actores del campo del arte como
curadores, investigadores (Proyecto PAC, Manta). Muchas de ellas son llevadas adelante por
artistas-gestores (como fue el caso de Basilisco y RIAA, y sucede actualmente con Curadora, ‘ace,
Boca de Fuego, Brota, Crudo, Casa Intermitente, Intemperie, La Flecha, La Ira de Dios, RARO,
Thigra, Tribu de Trueno, Vuestra Merced y Casa de Piedra). Muchos de los directores de actuales
Ruido Blanco, BROTA RESIDENCY, ‘ace, Curadora, Manta y más). La mayoría de los proyectos
establecen diálogos, vínculos, intercambios con otras residencias del país, con museos, centros
cultural.
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Los gráficos reflejan cuantas residencias mantienen diálogos y vínculos tanto con otras residencias del país como con otras
instituciones culturales (entre ellas museos, universidades, centros culturales, galerías y otros) entre aquellas que entrevistamos
proyectos de residencia, las residencias de arte constituyen un elemento indispensable dentro del
ecosistema artístico y cultural del país. Sin embargo, las dificultades que enfrentan a la hora de
gestionar y sostener los proyectos a lo largo del tiempo son múltiples y se entrelazan, girando en
torno a cuestiones sobre financiamiento, reconocimiento del Estado y políticas públicas referentes
a las residencias.
residencia de arte, y sobre aquello que la diferencia de otras estructuras como son las
universidades, las clínicas de artista, los talleres o los cursos. Como mencionamos previamente,
la historia de las residencias en Argentina no tiene una antigüedad mayor a 20 años, y al día de
hoy es difícil acceder a información tanto sobre las que están en funcionamiento como aquellas
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que no se encuentran activas. Todas enfrentan una dificultad de visibilización y reconocimiento
Por otra parte, es significativa la falta de una estructura legal o forma de personería jurídica
adecuada que se ajuste al tipo de estructura particular que poseen las residencias, lo que genera
fondos y subsidios que requieren de una estructura legal para poder solicitarlos. También genera
un gran problema al momento de causar un reconocimiento por parte del Estado y una línea de
fondos/subsidios específica para las residencias, ya que no existe en Argentina una categoría de
Residencias de Arte. Esta es la principal dificultad destacada por las residencias entrevistadas. Con
respecto a los formatos adoptados, entre las residencias con las que establecimos contacto, 16
manifestaron no contar con personería jurídica sino que se manejan con el formato de
experiencia con la estructura de fundación sin fines de lucro pero la abandonó por la burocracia y
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De la mano de la falta de reconocimiento y comprensión de la estructura específica de
residencias viene el problema de la relación entre estas y el Estado, en todos sus niveles. La
que enfrentan estas organizaciones en el país. El apoyo, reconocimiento y aval por parte de los
evidencia que no responde a una política clara en relación a estas estructuras. Hablando sobre un
encuentro reciente con un organismo estatal a raíz de la creación de la Red de residencias Quincho
(sobre la que hablaremos más adelante), la residencia Epecuén comentó un dato que ilustra esta
primero que nos dijeron fue que no sabían qué había tantas residencias”. (E. Saubidet, entrevista
fondos y de financiamiento, tanto de tipo intermitente como estable, genera una gran dificultad.
La mayor parte de los proyectos combinan diversas fuentes de financiamiento para poder
sostener su actividad; las principales son las becas, fondos y subsidios (utilizados por 20
residencias), tarifas de los artistas (por 19 residencias), convenios de distintos tipos con el
gobierno (7), convenios con organizaciones internacionales (7), financiamiento por parte del
sector privado nacional (4), sponsors (3), y rentas por alquiler del espacio físico de la residencia
(2). Las residencias se encuentran ante la imposibilidad de planificar a mediano y largo plazo
debido a la falta de estabilidad a causa de esto, agravado por la falta de estabilidad general del
país. No es irrelevante aclarar que por su propia naturaleza, las residencias de arte requieren de
una cierta flexibilidad para poder funcionar adaptándose a las distintas circunstancias que
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enfrentan, algunas con las que mantuvimos diálogo destacaron esta cuestión, pero esto no quita
que el problema de la inestabilidad y falta de financiamiento sean las principales cuestiones que
salieron a colación al momento de analizar las dificultades que enfrentan en el panorama nacional.
El gráfico refleja las fuentes de financiamiento utilizadas por las residencias que entrevistamos
del gobierno y de entidades privadas a las residencias artística en sus primeros años de historia:
“Cuando comenzamos a buscar apoyo de instituciones locales en el año 2003, primero había que
explicar la idea de una residencia de artistas y justificar la necesidad y los beneficios a largo plazo
para toda la comunidad de un proyecto de esas características, y sólo entonces pudimos solicitar
el financiamiento para hacerlo. (Pero nada es tan constante como el cambio, y hoy las residencias
son consideradas una línea esencial para cualquier currículum y el proceso se ha vuelto un nuevo
objeto de deseo.) Una vez que logramos que una institución local respondiera con entusiasmo a
la propuesta (Fundación Proa), otras se sumaron con más confianza. Aprendimos mucho en el
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camino que transitamos hacia la “legitimación” del proyecto en el ámbito local, tal vez porque no
hubo un modelo preexistente a seguir”. (Stuby, 2012, Pág. 14).
Siguiendo la línea que plantea Stuby (2012), es importante mencionar que desde 2016, el
extranjero. Sin embargo, este programa no funciona como fuente de financiamiento directo o
indirecto para las residencias argentinas (BECAR, s.f.). Así podemos ver que aquellas residencias
que lograron establecer un diálogo y apoyo directo del sector público, como Basilisco, son
excepciones y no la regla, ya que aún no existe una línea de financiamiento específica para las
residencias artísticas, tanto de parte del Fondo Nacional de las Artes como de parte del Ministerio
de Cultura de la Nación, ni políticas de apoyo específicas para el sector de las residencias de arte.
El 2020 trajo consigo un gran desafío no solo para el sector cultural, sino para el mundo
entero: la pandemia del COVID-19. Esta se impuso como una situación inesperada para todos.
sanitarios urgentes antes de pensar nuevamente en la movilidad cultural, todas las instituciones
culturales se vieron forzadas a cerrar sus puertas durante la mayor parte del año. En el caso
puntual de las residencias, si tenemos en cuenta que el formato de residencia virtual es muy
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artistas, las residencias argentinas vieron sus actividades alteradas radicalmente. A pesar de que
7 de ellas recibieron a artistas durante los primeros meses del año antes del comienzo de la
que ya se encontraban allí -Boca de Fuego, Casa Suiza y Brota Residency- y 2 realizaron programas
de residencias para artistas locales (Intemperie y Urra). Además, 20 residencias se vieron forzadas
a cancelar sus programas para el 2020, y 10 cesaron sus actividades por completo durante todo
el año.
organizaron muestras, seminarios, clases online, cursos, talleres, archivos online, fanzines y
páginas web. Mientras tanto, otras residencias se volcaron a actividades diferentes como
como la vertiente digital tuvo un rol destacado frente al panorama 2020, sin embargo hubo 12
residencias que no elaboraron ningún tipo de experiencia virtual. Aunque 2 residencias, ‘ace y
presencia física para la realización de los programas. La conclusión tentativa apunta a que aunque
redes con otras partes del mundo, domina una imposibilidad de migrar el formato de residencia
a un formato virtual.
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Los gráficos reflejan la cantidad de residencias que generaron experiencias alternativas online durante el 2020, y de qué
tipo de experiencias se trataron
A pesar de las enormes dificultades planteadas, el 2020 estuvo lejos de tratarse de un año
perdido: la crisis se perfiló como una oportunidad para las residencias de arte de argentinas.
Fueron meses de intenso trabajo interno, reestructuración y organización, cuestiones para las
exhaustiva que genera la autogestión con todas sus dificultades en el ámbito local. Por parte del
Estado, a través del Ministerio de Cultura de la Nación lanzó un plan de financiamiento específico
para afrontar la crisis a raíz de la pandemia, el Fondo Desarrollar, para los espacios y proyectos
culturales del país, aunque no incorporó una línea específica para las residencias de arte.
Un punto clave que abrió la puerta a la oportunidad fue la creación de la Red de Residencias
Quincho, destacado por Alberdi Residencia, La Ira de Dios y Residencia Corazón como el gran
proyecto del 2020. Esta agrupación sigue el antecedente de Meridiano, la cámara de galerías del
país que está en funcionamiento desde 2016, y de la Red Argentina de Museos y Espacios de Arte,
la Red Bonaerense Junta y la red Cuero, todas nacidas durante el 2020. Esta asociación refleja la
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paulatina organización y consolidación del campo cultural argentino, y ve a las residencias de arte
tomar su sitio. Hubo algunos intentos de agrupación previos, pero antes de la pausa obligada a
las actividades diarias por parte del COVID-19 las distintas residencias no habían logrado
la movilidad, y generar espacios de diálogo y cooperación entre gestores. Otra cuestión que
buscan impulsar es el diálogo con el Estado de forma directa para poder gestionar temas como
permisos especiales, visas y protocolos para poder reanudar la actividad presencial lo antes
posible. Los beneficios de la creación de esta red que las residencias destacan incluyen el trabajo
respuesta por parte del Estado. Otros beneficios también destacados son la fuerza de la unión
establecimiento de protocolos y el fomento del federalismo. Tanto estos objetivos, como los
beneficios y los distintos tipos de proyectos, dan cuenta de la posibilidad que se abre de la mano
de la creación de Red Quincho para enfrentar aquellos problemas que dificultan el accionar de
las residencias y que no podrían haber nacido si no hubiera sucedido el párate obligado a raíz de
la pandemia.
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Proyecciones para el 2021
Al momento de mirar el futuro, las proyecciones de las residencias son muy similares:
predomina la incertidumbre, ya que la pandemia aún continúa y no hay una respuesta sobre
cuándo se podrá retomar la actividad regular; 10 de las residencias piensan el 2021 día a día,
apuestan a la movilidad nacional para sus proyectos a partir de las gestiones que está realizando
la Red Quincho, tanto para generar protocolos que permitan la reactivación de la actividad como
futuro de las residencias muy complicado, otras ya cuentan con planes para el 2021, ya sea de
potenciales programas de residencia como de otro tipo de actividades, sea investigación o foco
en otros proyectos como vertientes comerciales de galería. Las alianzas y vínculos con otros
proyectos o instituciones también son protagonistas en las proyecciones a futuro, tanto dentro
como fuera del marco de la Red. Con respecto a la virtualidad, fue una gran aliada durante el año
que finalizó, y una novedad para la mayoría de los proyectos ya que sólo 5 habían tenido este tipo
de ensayos previos a la pandemia. Sin embargo, la experiencia física sigue siendo considerada
como fundamental por 7 de ellas. Las palabras de J. E. Manfredi de la residencia Aguas Antiguas
son contundentes: “será presencial o no será” (J.E. Manfredi, entrevista virtual, 11 de noviembre
de 2020).
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Conclusión
artístico-cultural tanto local como internacional; centrar la atención en estas es clave para poder
virtuales, al considerarlas contra intuitivas al fin que persiguen, durante el 2020 la virtualidad se
comenzó un proceso de análisis interno y trabajo en red que formalizó los vínculos entre
residencias y que permitió identificar las debilidades estructurales del campo de las residencias
en el país para poder comenzar a construir soluciones. De esta forma, el tiempo de inactividad se
cultural nacional.
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