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Inicio / Textos ÍNDICE TEMÁTICO

1 Estructura del soneto


30 EJEMPLOS DE
2 Origen del soneto

Sonetos
3 Ejemplos de sonetos clásicos

4 Tipos de sonetos

Sonetillo

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SOBRE EL AUTOR
El soneto es una composición poética limitada, de molde fijo. Autor: Vanesa Rabotnikof
Está compuesta por catorce versos endecasílabos, que se Licenciatura en Letras (Universidad de
Buenos Aires). Especialización en Edición
distribuyen en dos cuartetos y dos tercetos. La rima es
(Universidad Nacional de La Plata).
consonante y, en la actualidad, su distribución puede variar. Hay
Última edición: 19 julio, 2022
también sonetos escritos en alejandrinos.

Se llama estrofa a la combinación o grupos de versos que se COMPARTIR


repiten regularmente. El cuarteto es una estrofa de cuatro      
versos. En el soneto, la rima de los cuartetos es fija: el primer
verso coincide con el cuarto, mientras que el segundo y tercero
riman entre sí. Por su parte, la rima de los tercetos puede variar.

El terceto es una estrofa formada por tres versos. En el soneto,


los tercetos finales tienen rima propia. En los dos primeros
versos de ambas estrofas se reitera la rima, mientras que los
versos finales riman entre sí.

Sigue con: Tipos de poesía

Estructura del soneto


1———————a
2———————b
3———————b
4———————a

1———————a
2———————b
3———————b
4———————a

1———————c
2———————c
3———————d

1———————c
2———————c
3———————d

Otros esquemas métricos posibles para la rima de los tercetos


son: CDC-DCD o bien CDE-CDE.

Origen del soneto


Si bien no se sabe con certeza cuándo comenzó a usarse esta
composición, los primeros sonetos datan de la Edad Media. Esta
estructura nació en Italia y su uso se extendió luego por Europa
y América.

Las temáticas que desarrollan son muy variadas. Por ejemplo: el


amor y el desamor, la alegría y la tristeza, la soledad, entre
otros. En el soneto más clásico, se utilizan los cuartetos para
introducir un problema y los tercetos para exponer un cierre o
solución a ese conflicto.

Ejemplos de sonetos clásicos


1 Sor Juana Inés de la Cruz

Feliciano me adora y le aborrezco;


Lisardo me aborrece y yo le adoro;
por quien no me apetece ingrato, lloro,
y al que me llora tierno no apetezco.

A quien más me desdora, el alma ofrezco; 5


a quien me ofrece víctimas, desdoro;
desprecio al que enriquece mi decoro,
y al que le hace desprecios, enriquezco.

Si con mi ofensa al uno reconvengo,


me reconviene el otro a mí ofendido; 10
y a padecer de todos modos vengo,

pues ambos atormentan mi sentido:


aqueste con pedir lo que no tengo,
y aquél con no tener lo que le pido.

2 Garcilaso de la Vega

Como la tierna madre que el doliente


hijo le está con lágrimas pidiendo
alguna cosa, de la cual comiendo,
sabe que ha de doblarse el mal que siente,

y aquel piadoso amor no le consiente 5


que considere el daño que haciendo
lo que le pide hace, va corriendo,
y dobla el mal y aplaca el accidente,

así a mi enfermo y loco pensamiento,


que en su daño os me pide, yo querría 10
quitar este mortal mantenimiento.

Mas pídemelo, y llora cada día


tanto, que cuanto quiere le consiento,
olvidando su muerte y aun la mía.

3 Francisco de Quevedo

Es hielo abrasador, es fuego helado,


es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,


un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,


que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.

Este es el niño Amor, este es su abismo.


¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

4 Rubén Darío
«De invierno»

En invernales horas, mirad a Carolina.


Medio apelotonada, descansa en el sillón,
Envuelta en su abrigo de marta cibelina
Y no lejos del fuego que brilla en el salón.

El fino angora blanco junto a ella se reclina,


Rozando con su hocico la falda de Alençón,
No lejos de las jarras de porcelana china
Que medio oculta un biombo de seda del Japón.

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño;


Entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
Voy a besar su rostro, rosado y halagüeño

Como una rosa roja que fuera flor de lis.


Abre los ojos, mírame, con su mirar risueño,
Y en tanto cae la nieve del cielo de París.

5 Federico García Lorca


«Adán»

A Pablo Neruda, rodeado de fantasmas

Árbol de sangre riega la mañana


por donde gime la recién parida.
Su voz deja cristales en la herida
y un gráfico de hueso en la ventana.

Mientras la luz que viene fija y gana


blancas metas de fábula que olvida
el tumulto de venas en la huida
hacia el turbio frescor de la manzana.

Adán sueña en la fiebre de arcilla


un niño que se acerca galopando
por el doble latir de su mejilla.

Pero otro Adán oscuro está soñando


neutra luna de piedra sin semilla
donde el niño de luz se irá quemando.

Tipos de sonetos
El soneto es una forma de versificación muy antigua, por lo
tanto, en la medida en que se fue popularizando, sufrió cambios
y adaptaciones a las distintas lenguas y épocas. De ahí se
derivan los diferentes tipos que conservan relación con la
estructura original, pero ofrecen cambios en el esquema
métrico.

Sonetillo
Es un soneto de arte menor, cuyos versos no son endecasílabos
sino octosílabos (o incluso versos de menos de ocho sílabas).
Esta variante del soneto se popularizó especialmente en el
modernismo pero no es muy utilizada en español. Por ejemplo:

6 Cayetano Fernández Cabello


«El orador elocuente» (1864)

«Vente conmigo a admirar


Un orador elocuente;
(Díjole Juan a Clemente,
Echando los dos a andar)
Demóstenes fue un pelgar
Y Tulio un impertinente,
Comparados al torrente
De su elocuencia sin par».
—«Tendré un gusto regalado,
Clemente dijo: es asunto
Que siempre fue de mi agrado».
Y Juan le señala al punto
Un aposento enlutado
Y allí tendido un difunto.

Soneto acróstico
La inicial de cada verso forma un acróstico, es decir, leídas en
sentido vertical, las letras con que se inicia cada verso forman
un vocablo o expresión.

7 Patricio de la Escosura
De la obra teatral La Corte del Buen Retiro (1857)

Ira del cielo, amor, fueron tus tiros:


Sobre el que adora un imposible objeto:
Arde y su fuego, que ocultó el respeto,
Bramando exhala en rápidos suspiros.
En vano ablandan bronces y porfiros
Lágrimas de dolor. ¡Cruel Aleto!
¡Dura suerte! No muda un solo afeto,
En tanto el hombre cambia en raudos giros.
Bárbaro amor, concede una esperanza,
O que á olvidar me mueva su desprecio:
Rompe, sino, los lazos de la vida:
Baste ya lo sufrido á tu venganza
Oh! no escuches, amor, ni ruego necio:
No: ingrata sea: nunca aborrecida. Es muy necesario aprender

Soneto agudo
Los cuartetos tienen la forma de una octava aguda, es decir, dos
estrofas de cuatro versos endecasílabos con rima consonante,
en las cuales el cuarto verso es agudo. En los tercetos, los
terceros llevan versos agudos y riman entre sí. Por ejemplo:

8 Anónimo

Como un templo de Vesta religioso


de mi alma el misterio y simulacro
que hinche el recinto de respeto sacro
es el fuego sagrado del amor.
Lo demás… el vestíbulo de bronce,
el bosque umbrío de verdor perenne,
la fuente de alabastro y el solemne
silencio majestuoso de alredor.
Para nutrir el fuego, la divina
virgen del amistad, con paso egregio,
del pavimento por las losas va.
No lo robéis, profana gente indigna,
que no quedará impune el sacrilegio:
el rayo vengador os tocará.

Soneto alejandrino
Está compuesto por versos alejandrinos. Esto es, catorce versos
de catorce sílabas métricas, cada uno de ellos con acento en la
tercera y decimotercera sílaba. Por ejemplo:

9 Rubén Darío
«Caupolicán», Azul (1888)

Es algo formidable que vio la vieja raza:


robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,


pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,


le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta.


Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta»,
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

Soneto asonante
Utiliza rima asonante en todo el poema, en lugar de la rima
consonante del soneto clásico. Por ejemplo:

10 Bernardo Ortiz de Montellano


«V», Muerte de cielo azul (1937)

Este cuerpo sellado por la inercia,


vivo sin voz, ausente sin sentido,
que al grito de los hombres no despierta
y el sueño arrastra a su secreto sino,
este cuerpo, mi cuerpo, sometido
a la niebla más niebla de mi muerta
soledad, sin presencia ni destino,
perdido el aire sin saber la esencia;
este cuerpo sin voz, metal sin fuego,
mano sin despedida que no muevo,
brazo, lirio de lava y de ceniza,
aire sin soplo de ternura verde;
este cuerpo sin voz ya no es la vida,
pero tampoco el sueño ni la muerte.

Soneto con cola


Utiliza cada dos versos uno quebrado, que puede ser
tetrasilábico o pentasilábico, es decir, de cuatro o cinco sílabas.
Por ejemplo:

11 Juan Díaz Rengifo


De Arte poética española (1592).

Los ojos de honestíssima paloma,


o del octauo cielo las estrellas
relumbrantes:
La frente de la Aurora, quando assoma:
A las granadas las mexillas bellas
semejantes:
Los labios qual carmín deshecho en goma,
palabras y meneos de donzellas
no arrogantes:
El pecho qual confecionada poma,
los pies quales Rubís que dan centellas,
o Diamantes:
La estatura qual de una hermosa. palma,
y de Marfil el blanco cuello, y manos,
son dotes deste cuerpo sacrosanto
de María
porque los interiores, y del alma,
venid, o Cherubines soberanos
a los cantar, que ya no puede tanto
mi Talía.

Soneto continuo
Se disponen solamente dos tipos de rimas consonantes para los
catorce versos, distribuidas en partes iguales. Por ejemplo:

12 Juan Díaz Rengifo


De Arte poética española (1592)

Ceniza espiritada, vil mixtura,


hombre de polvo, y lágrimas formado,
por ley divina a muerte condenado:
¿por qué no pones freno a tu locura?

Comienza ya a llorar con amargura,


lo mucho que a Dios tienes enojado,
la mala vida, el tiempo malgastado,
si no te quieres ver en apretura.

Llamándote está la sepultura,


lugar estrecho, do será enterrado
deleite, honra, mando y hermosura,

y cuanto en esta vida es estimado:


El alma es inmortal, y siempre dura,
en sola ella emplea tu cuidado.

Soneto de cuartetos independientes


Cada cuarteto tiene una rima diferente. Por ejemplo:

13 Blas de Otero
«Lejos», Que trata de España (1916)

Cuánto Bilbao en la memoria. Días


colegiales. Atardeceres grises,
lluviosos. Reprimidas alegrías,
furtivo cine, cacahuey, anises.

Alta terraza, procesión de jueves


santo, de viernes santo, santo, santo.
Por Pasagarri las últimas nieves
y por Archanda helechos hechos llanto.

Vieja Bilbao, antigua plaza Nueva,


Barrencalle Barrena, soportales
junto al Nervión: mi vida despiadada
y beata. (La Virgen de la Cueva,
que llueva, llueva, llueva.) Barrizales
del alma niña y tierna y destrozada.

Soneto dialogado
La composición tiene forma de un diálogo, en el que dos o más
personajes mantienen una conversación. Suele ser humorístico.
Por ejemplo:

14 Miguel de Cervantes Saavedra


«Diálogo entre Babieca y Rocinante», El ingenioso
hidalgo Don Quijote de la Mancha (Parte I, capítulo IX)
(1605)

B-¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?


R-Porque nunca se come, y se trabaja.
B-Pues ¿qué es de la cebada y de la paja?
R-No me deja mi amo ni un bocado.
B-Anda, señor que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R-Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Queréislo ver? Miradlo enamorado.
B-¿Es necedad amar? R-No es gran prudencia.
B-Metafísico estáis. R-Es que no como.
B-Quejaos del escudero. R-No es bastante.
¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?

Soneto doblado o doble


Se añade un verso heptasílabo después de cada verso impar de
los cuartetos y otro después del segundo verso de los tercetos.
Por lo tanto, el soneto doblado tiene catorce versos
endecasílabos y seis heptasílabos. Los versos añadidos deben
rimar con el verso inmediatamente anterior. Por ejemplo:

15 Juan Díaz Rengifo


De Arte poética española (1592)

Amor es lazo en tierra solapado,


ladrón disimulado,
ponçoña entre la dulce miel metida,
serpiente en frescas yeruas encogida,
que da mortal herida,
hondura en el seguro y ancho vado:
León junto al camino agaçapado,
de hambre fatigado
centella entre las pajas escondida,
halago, con que muere nuestra vida,
entrada sin salida,
castillo que debaxo está minado:
Celada de enemigos en la sierra,
fingido lamentar de cocodrilo,
candela sin pauilo,
veleta de tejado varïable;
de lana por torcer delgado hilo,
engaño manifiesto y deleytable,
calentura incurable,
promete paz, mas es la misma guerra.

Soneto con eco


La palabra final de cada verso repite el final de la palabra
anterior, a modo de eco. Es una versión del soneto que fue
popular en el barroco. Por ejemplo:

16 Lope de Vega
De Pastores de Belén (1612)

Dichoso aquel que en un comprado prado,


la vida solitaria apura pura,
y entre las mieses y verdura dura,
sin que tenga jamás parado arado.

No va en los golfos desterrado errado,


ni en la ciudad con voz perjura jura,
que ni de la civil locura cura,
ni le desvela su prestado estado.

En soledad que le entretiene, tiene,


para blasón la disfrazada azada,
cama en su trigo, en sus rebaños baños.

Que, como haber que le conviene viene,


que es todo al fin de la jornada nada,
pasa felices sin engaños años.

Soneto encadenado
A partir del segundo verso, la primera palabra de cada uno
forma rima con la última del verso anterior. Por ejemplo:

17 Juan Díaz Rengifo


«A la sabiduría», Arte poética española (1592)

Pluguiera a Dios, que en ti, Sabiduría


(Guía del alma, y celestial lumbrera)
hubiera yo empleado el largo día,
la fría noche, el tiempo, que perdiera.

Tuviera con tu dulce compañía


alegría en lo adverso, y paz entera:
viera lo que no vi cuando creía,
que veía, lo que ver jamás quisiera.

Vencido de ignorancia, pobre, y ciego


entrego a ti el ingenio envejecido
despedido del ocio y vano juego,

ruégote le recibas, que aunque ha sido


perdido por su gran desasosiego,
sosiego ha de hallar a ti rendido. ×

Soneto enumerativo
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