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BLOG DE VIAJES

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UN POCO DE HISTORIA

Cuando el año pasado me senté a pensar los contenidos del tercer seminario de Comunicación,
Viajes y Representaciones Sociales, uno de los objetivos era trabajar el tema de la constitución
histórica del turismo. Mi impresión era que había puesto poco énfasis en esa parte en cursos
anteriores. Por lo general, el turismo ha sido descripto de manera bastante eurocéntrica; sus
orígenes siempre son localizados en esa región del mundo. Esto, porque algunas de las formas
modernas relacionadas con la actividad -los paquetes de viajes, la constitución de agencias, la
formación de recursos humanos dotados de ciertos saberes expertos- se dio allí antes que en otras
partes del mundo -sobre el “eurocentrismo” de la descripción del nacimiento del campo turístico
volveré en otra entrada. El término “turismo” proviene del francés, y es tomado del término “Grand
Tour”, el viaje que los nobles europeos hacían a París y otras ciudades de Francia en el siglo XVII
y XVIII. Con el tiempo, la palabra fue tomada desde el inglés, y transformada en tourism. Para
mediados del siglo XIX, el turismo era una actividad reservada a las clases altas. Esta
perspectiva elitista recién desaparecerá con la lenta introducción de derechos laborales en Europa,
y la posibilidad de que los trabajadores de tomarse un descanso anual.

Para que el mercado del turismo masivo apareciera, hicieron falta una serie de importantes
transformaciones:

 La aparición de sistemas de transporte organizados, con horarios fijos, como el tren.

 Nuevos métodos de organización del viaje, como agencias de viajes, paquetes integrados de
transporte y alojamiento, cheques de viajero, guías de viajes, recursos humanos con conocimientos
expertos, etc.

 Condiciones laborales dignas, donde el trabajador tuviera derecho a un descanso anual y a una
paga que le permitiera movilizarse
 La formación de destinos turísticos sólidos, a los que había que dotar de infraestructura y de
imaginarios que hicieran atractivo visitar ese lugar.

El desafío de los primeros tiempos del turismo fue como movilizar un número importante de
personas sin que éstas se dejaran de sentir cómodas. Fue un desafío enorme de logística, que fue
resolviéndose entre 1880 y 1930. En algunos casos, esta formalización del viaje se hizo al estilo
de la economía fordista: el punto central era alcanzar una economía de escala vía el
ofrecimiento de servicios estandarizados de turismo. La gente se trasladaba en enormes
números a una ciudad -en Argentina, por ejemplo, el destino tradicional era la playa- en donde los
turistas recibían servicios notablemente similares, en horarios claramente establecidos y por lapsos
de tiempo fijados. Era común que muchos turistas concurrieran todos los años a los mismos
lugares. El momento de esplendor de este tipo de viajes por paquetes, o organizados por
instituciones como sindicatos, se da tras la segunda guerra mundial y hasta 1980.

En cierta medida, el turismo es un producto de condiciones sociales, históricas y políticas


particulares. Los cambios en el mercado laboral, en las relaciones económicas y culturales entre
las naciones -generalmente enmarcadas bajo el rótulo de globalización, y en las formas de traslado
están impactando fuertemente en el mercado turístico. De algunas cosas ya hemos hablado aquí:
los turistas ya no tienden a ir siempre a los mismos lugares; la división entre temporada alta
y baja es cada vez más difusa; el afianzamiento de mercados turísticos extremadamente
segmentados; tiempos de viaje muy cortos; entre otros temas.

Bibliografía utilizada

Álvarez Sousa, Antonio (1994) “El tiempo libre y las vacaciones pagadas” en El ocio turístico en
las sociedades industriales avanzadas. Barcelona, Bosch.

Lash, Scott y John Urry (1998) Economías de signos y espacio. Sobre el capitalismo de la
posorganización. Buenos Aires, Amorrortu.

PD: este es la entrada número 200. No está mal para un blog que lleva sólo cuatro meses y
medio de existencia.

Esta entrada fue publicada el Saturday, January 24th, 2004 at 24 Jan, 04 | 1:09 pm y esta
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3 Comentarios to 'Un poco de historia'


1. Ana-Laura Baz Says:
January 29th, 2004 at 29 Jan, 04 | 6:22 pm
Una presentacion de la historia del turismo muy interesante.
Esa evolucion del turismo va muy cerca con la progresion de las libertades individuales y
de la busqueda del placer (que llamamos en frances la soci 鴩 du loisir ).
2. Jorge Says:
January 29th, 2004 at 29 Jan, 04 | 8:12 pm
Si, definitivamente el surgimiento del turismo se enlaza con el afianzamiento de los
derechos laborales. Ahora que estos, desgraciadamente, est ᮠ comenzando a
desaparecer, es obvio que el mercado tur�ico sufrir ᠴ ransformaciones.
3. Jean-Fran 篩 s Says:
June 16th, 2004 at 16 Jun, 04 | 2:16 pm muy bien
DESCUBRIDORES, EXCPLORADORES, TURISTAS Y MOCHILEROS

En su libro sobre los viajeros ingleses de entreguerras –1914 / 1939-, Abroad (1980), Paul Fussell
distingue tres tipos de traslado: la exploración, característica del Renacimiento; el viaje, que se
da en la sociedad burguesa; y el turismo, parte de la cultura popular de la posguerra. “Si el
explorador se mueve hacia los riesgos (…) de lo desconocido el turista va hacia la seguridad del
puro cliché. Es entre estos dos polos donde el viajero media y retiene todo lo que puede de la
excitación a la impredecible adhesión a la exploración, y el fusionarse con el placer de “saber
dónde está uno” perteneciente al turismo” (Fussell, 1980:39). Para este autor, la literatura de
viajes ha muerto, porque la experiencia vacía y organizada del turismo “causa la destrucción del
viaje ‘real’ e [implícitamente provoca] el final de la ‘buena’ escritura”. Las experiencias que
informaban el género habrían desaparecido, si seguimos esta líneas de análisis, en manos de la
mercantilización del traslado. Para dejarlo más claro: mientras viajaban las elites, había viajeros
que buscaban descubrir cosas nuevas. Cuando el viaje se volvíó parte habitual de la vida de
los trabajadores, hubo turistas que sólo quieren repetir las mismas experiencias de siempre.

La imagen del viajero moderno que construye Fussell (aún cuando, indudablemente, no sea una
creación suya) es precisa: “un individuo occidental, usualmente hombre, “blanco”, de recursos
independientes, observador introspectivo, literato (…) y, ante todo, un humanista” (Kaplan,
1996:50). Esta particular construcción imperialista y patriarcal del “verdadero” viajero, el único
enunciatario “autorizado” para producir textos válidos, se puede encontrar claramente en la
literatura de viajes que, desde tiempos de la colonia, los europeos han producido sobre el “resto del
mundo”, tal como repasan Mary Louise Pratt (1992) y Edward Said (1978). Esas narrativas
surgieron de una particular relación entre “textos” y experiencias, inscripto en un sistema político y
económico que favorecía claramente a Europa por sobre las colonias. Es esa relación entre texto y
experiencia la que desaparece en ciertas teorías sobre el turismo contemporáneo.
Una característica de los teóricos que condenan al turismo es el ataque contra lo que es
visto como una “estandarización” del movimiento: el turista sólo viaja a lo seguro, a lugares
cuyos recorridos han organizado otros, y en donde debe fascinarse sólo cuando se le diga. O sea:
en donde las significaciones, las interpretaciones sobre paisajes y lugares se encuentran
establecidas de antemano. “Esas agencias que cuadriculan la tierra, que la dividen en recorridos,
estadías, en clubes cuidadosamente preservados de toda proximidad social abusiva, que han
hecho de la naturaleza un producto (…) son las primeras responsables de la ficcionalización del
mundo, de su desrealización aparente; en realidad, son los responsables de convertir a unos en
espectadores y a otros en espectáculo” (Augé, 1997:16).

Es cierto que una de las características del marketing y la producción capitalista ha sido la
homogeneización de los productos y servicios con el fin de abaratar costos y dar mayores
ganancias, pero establecer que esa homogeneización económica se traslada directamente a la
cultura nos retrotrae a los viejos problemas de la determinación base – superestructura y de la
concepción de la cultura como reflejo de lo económico. Por otro lado, el posfordismo ha dado
muestras de una importante capacidad de flexibilización de las capacidades de producción y de
aumento de las posibilidades de oferta, que, en el caso del turismo, están ayudadas por el continuo
mejoramiento de los medios de transporte. Una mirada del capitalismo que ponga el acento
sólo en los procesos de homogeneización es, incluso en términos básicamente
económicos, muy discutible.

En la experiencia moderna, la experiencia del turismo aparece, desde buena parte del análisis
académico, como fuertemente negativa, enfrentada binariamente con la noción de exilio.
“Las definiciones de sentido común de exilio y turismo sugieren que ocupan polos opuestos en la
experiencia moderna del desplazamiento: el exilio implica coerción; el turismo celebra la elección.
El exilio connota el extrañamiento de individuo de su comunidad original; el turismo demanda una
comunidad a escala global (…) El turismo anuncia el posmodernismo; es un producto del ascenso
de la cultura del consumo, el ocio y la innovación tecnológica. Culturalmente, el exilio está
implicado en las formaciones modernistas de las bellas artes (high art) mientras que el turismo
significa el anverso, como la marca de todo lo comercial y superficial” (Kaplan, 1996:27). Esta
construcción binaria se apoya, en principio, en la conceptualización negativa del consumo, por un
lado, y en la visión del exiliado como “víctima” de un sistema económico y político injusto, lo cual lo
hace un objeto de estudio respetable para los intelectuales críticos. Es cierto que los gobiernos
suelen estimular el turismo mientras hacen lo posible por poner trabas a los migrantes; pero lo que
debe ser una lucha política por la igualdad de oportunidades y en contra de las
concepciones racistas y xenófobas contra los que aparecen como “extranjeros”, no debe
servir de coartada para construcciones epistemológicamente binarias -como la que sugiere
el par migrante/viajero- que suelen reducir las complejidades sociales a modelos mecánicos
y deterministas.

“En el lenguaje ordinario, el consumir suele asociarse a gastos inútiles y compulsiones irracionales.
Esta descalificación moral e intelectual se apoya en otros lugares comunes acerca de la
omnipotencia de los medios masivos, que incitarían a las masas a avorazarse irreflexivamente
sobre los bienes” (García Canclini, 1995:41). Como en el viejo modelo del televidente,
manipulado por medios todopoderosos, el turista no piensa: es sólo una unidad estadística
llevada de la mano de aquí para allá, en tours cuidadosamente planificados. Una figura
homogénea: para este tipo de textos, es lo mismo un viajero de tours que un mochilero; un usuario
de hoteles de lujo que otro que sólo ocupa hoteles de unos pocos dólares, un visitante de
Disneylandia que un turista de paso por un villorrio de América o África. El modelo del espectáculo
termina por quitar de la agenda de investigación las diferencias entre los distintos tipos de
consumo, y es inaceptable para aquellos que queremos estudiar, ante todo, las prácticas de
quienes viajan.

No hay aquí la menor sugerencia de autenticidad: desde este punto de vista no existe ninguna
experiencia “natural” o “auténtica”, ya que ningún espacio o paisaje tiene una significación
“hasta que se le acuerda un lugar o una identidad en los mundos sociales y cognitivos de la
experiencia humana” (Helms, 1988:20). No es más “auténtico” el mochilero que un turista de
tours, en tanto ambos están inscriptos en lógicas de mercado e imaginarios particulares,
que van desde el On the road de Kerouac hasta los canales de cable sobre viajes, y desde los
relatos de terceros experimentados de forma directa -esto es, de forma no mediatizada, aunque en
ellos ingresen transversalmente imaginarios difundidos por los medios- hasta la percepción
socialmente positiva que suele darse a los viajes o a los viajeros. Sin embargo, considerar sin
más que el modelo del mochilero o del “strictly budget” es sólo una forma folklórica de las
vacaciones organizadas y comparable con las formas más caras del turismo (Prato &
Trivero, 1985) sólo nos lleva a despreciar las diferentes prácticas sociales que rodean las
distintas formas de viajar, así como los imaginarios que los informan.

Bibliografía utilizada

Augé, M. (1997) El viaje imposible. El turismo y sus imágenes. Barcelona, Gedisa, 1998

Fussell, P. (1980) Abroad: british literary travelling between the wars. Oxford, Oxford University
Press, 1980.

García Canclini, N. (1995) “El consumo sirve para pensar”. En Consumidores y ciudadanos.
Conflictos multiculturales de la globalización. México, Grijalbo.

Helms, M. (1988) Ulysses’ Sail. An ethnographic odyssey of power, knowledge, and geographical
distance. Princeton, Princeton University Press.

Kaplan, C. (1996) Questions of travel. Postmodern discourses of displacement. Durham and


London, Duke University Press, 1997
MacCannell, D. (1992) Empty meeting grounds. The tourist Papers. London and New York,
Routledge.

Prato, P. & Trivero, G. (1985) “The spectacle of travel”. En Australian Journal of Cultural Studies,
vol.3 nº 2, december.

Pratt, M. (1992) Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación. Buenos Aires, Universidad
Nacional de Quilmes, 1997

Robertson et al. (1994) “As the world turns”. En Robertson et al. (eds) Travellers tales. Narratives
of home and displacement. London and New York, Routledge.

Said, E. (1978) Orientalismo. Madrid, Libertarias, 1990.

Esta entrada fue publicada el Saturday, January 31st, 2004 at 31 Jan, 04 | 3:42 am y esta
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2 Comentarios to 'Descubridores, exploradores, turistas y mochileros'


1. Juan Says:
January 31st, 2004 at 31 Jan, 04 | 7:26 pm
Denso, pero interesante. No me atrevo a comentar de lo q no conozco. Esas visiones
elitistas me hacen acordar a una frase de “La calle de la media luna” de Paul Theroux:
“Solo existen 100 personas en el mundo, el resto son solo numeros”, o algo as�mi libro
esta en Lima.
2. Jorge Says:
February 1st, 2004 at 01 Feb, 04 | 8:50 pm
Soy consciente de que la entrada trata de temas bastante densos y complejos; el original
m
᳠es m largo, pero decid� ublicarlo en varias partes como para no agobiar. En los proximos
dias habr ᠴ extos sobre los no lugares y las guias de viajes -a ver si por fin me hago tiempo

vacaciones
VACACIONES
¿Es el viaje una experiencia de ruptura con el entorno cotidiano? Para el actor social, esto
parece indudable. Irse de viaje, de vacaciones -a veces esas frases son usadas como sinónimos
en la vida cotidiana- es una forma de alejarse de la rutina laboral. Así, para el agente su
experiencia de traslado hacia otro lugar puede ser vista como contrapuesta a su vida diaria.

Como ya he dicho alguna vez en otros posteos, en tanto analistas sociales, jamás damos por
verdadero aquello que dice el agente. Más bien, tomamos esas palabras, las contextualizamos, y
las pensamos en relación con otras prácticas. Ahora bien, ¿es posible pensar al turismo como una
oposición al mundo del trabajo? La respuesta es, desde ya, que no; lo que tenemos es una
relación particular, que tiene profundas raíces sociales e históricas. Justamente, fue la
consolidación de un modelo laboral basado en las relaciones formales entre empleador y empleado
las que permitieron fundar esa institución social que son “las vacaciones”. En ese sentido común,
los trabajadores tenían derecho a tomarse vacaciones en una época determinada del año, en la
cual pudieran compartir un viaje de descanso con su familia.

Más allá de que en realidad no hay oposición, desde este punto de vista, entre mundo de trabajo y
vacaciones, hay otro punto interesante. ¿De qué manera la actual precarización de los puestos de
trabajo y el debilitamiento de las relaciones formales entre empleadores y empleados puede
modificar al segmento del turismo y las vacaciones? Ya estamos viendo algunas consecuencias:
viajes más cortos, en épocas del año antes infrecuentes, son algo bastante común para una cierta
porción de la población. A la larga, esto terminará en un debilitamiento de otra práctica usual
en el mundo turístico: la existencia de una temporada “alta” y otra “baja”.

Esto ya está pasando, pero una manera muy lenta. La decadencia de la “temporada alta” es un
proceso de tiempos largos, que puede ser articulado con los cambios en el mercado de trabajo y
las dinámicas familiares. El modelo de “vacaciones pagas” en una época fija del año se hizo con
una imagen en la cabeza: existían familias con lazos extensos en el tiempo, que se
movilizaban en las vacaciones gracias a que uno o más miembros del grupo contaban con
empleos fijos. Hoy, con índices de divorcio en alza, nuevas formas de reconstitución de los
entornos familiares, y empleos cada vez más informales, las cosas son más complejas.

A diferencia de los analistas que hablan de manera muy sensacionalista del “fin del
turismo” o del “adiós a la familia”, creo que estos procesos de reinvención de los espacio
de ocio y pertenencia llevarán muchos años. Por un largo tiempo, seguiremos hablando de
“temporada alta”. Al fin y al cabo, la mayor parte de la gente que se separa sigue, con todo,
formando familias, lo que habla de la persistencia de un modelo. Y a pesar de la precarización del
empleo, todavía los trabajadores suelen acceder al derecho a un descanso anual -bajo qué
condiciones, eso es algo cada vez más difícil de generalizar.
Y si alguien tiene alguna duda, que salga un rato a pasear por esta Buenos Aires que ha quedado
casi desierta en enero, mientras los pasajes a cualquier lado -y no exagero cuando digo “cualquier
lado”- se agotaban por completo. Al fin y al cabo estamos en vacaciones, ¿no?.

Esta entrada fue publicada el Monday, January 19th, 2004 at 19 Jan, 04 | 4:28 pm y esta archivada
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10 Comentarios to 'Vacaciones'
1. Priscila Says:
January 19th, 2004 at 19 Jan, 04 | 9:05 pm
᳠Yo soy una defensora a ultranza de viajar en temporada baja, que
᳠ nada porque los
precios son baj�mos.
El viajar y las vacaciones laborales supongo que van tan unidos por la necesidad de
evasiPoca gente conozco que en vacaciones no viaje, incluso se le mira como un bicho
raro: De verdad no vas a ning ೩ tio estas vacaciones?
2. Jorge Says:
January 20th, 2004 at 20 Jan, 04 | 4:11 pm
S�el que tiene que dar explicaciones es el que se qued ༩ mg
src='http://www.blogdeviajes.com.ar/wp-images/smilies/icon_smile.gif' alt=':)' class='wp-
smiley' /> . Porque convengamos que uno es medio un bicho raro si no se toma
vacaciones… Aunque yo detesto ir en estas 鰯 cas del a destinos muy tur�icos. Eso es
descansar? Pelearse por un pedazo de playa, hacer cola en todos lados, etc? No gracias,
Buenos Aires ahora est ᠬ inda y desierta.
3. Juan Says:
January 21st, 2004 at 21 Jan, 04 | 4:15 am
Creo q uds. no han pensado en la gran cantidad de gente q no dispone de dinero en sus
vacaciones, cuando las tiene, claro. Han oido hablar del subempleo? del autoempleo? lo q
aqui ha venido a llamarse el mil-oficios? quizas es algo q a primera vista no tiene q ver con
el turismo, pero yo pienso q si.
solemos hablar solo de nuestro circulo de familiares, amigos, conocidos, lo q suele
denominarse aca “la gentita”; el resto es ignorado. Pero cuenta.
Como puede evadirse turisticamente el q no tiene recursos? no tiene derecho de hacerlo?
A proposito de lo de la playa, me ha hecho recordar algo q lei en los periodicos hace un par
de dias, las playas de los barrios veraniegos del sur de lima estan siendo seccionados en
sector de residentes y sector visitantes, no se quieren mezclar, y este problema es
complejo, los 2 grupos tienen algo de razpero resulta q en el Per 峴 a prohibido tener
playas privadas, o al menos hasta hace un tiempo era as�(quizas me he desactualizado
en legislaci
ah, y creo q aca no se da masivamente lo de temporada de vacaciones, claro, en los 3
meses del verano todos van a la playa como borregos, pero salir de vacaciones al mismo
tiempo, pues no, solo lo habia oido de Espa ᮊ
4. Jorge Says:
January 21st, 2004 at 21 Jan, 04 | 9:07 am
Juan, desde ya que soy consciente del tema de que hay gente que no tiene recursos para
irse de vacaciones, porque por ejemplo no tiene un trabajo fijo. En Argentina hay una
enorme desocupaci el tema no puede ser ignorado. Pero al mismo tiempo, en la primera
quincena del a᳠de 300 mil personas pasaron sus vacaciones en las playas de este pa� y
el tema del turismo se ha reactivado de una manera impresionante. Tener conciencia de la
existencia de la desigualdad econ�a en nuestros pa�s no significa que debamos
desatender un fen�o tan importante a escala global como son los distintos tipos de
movilidades, de las cuales el turismo es s 쯠 una expresielevante. Por eleccieste blog
tiene como uno de sus temas centrales el tema del viaje, y dentro de 鬠 no podemos obviar
un punto central: la cantidad de gente que ha movido en estas vacaciones, al menos en
Argentina, ha sido muy significativa. En serio, no hay pasajes a ning ଡ do. Eso no significa
que en la Argentina las cosas est ᮠ bien; sigue habiendo much�ma gente sin empleo, con
hambre, sin acceso a oportunidades m�mas de ascenso social, con salarios vergonzosos.
Y algunas de estas formas de la explotacie la pobreza se dan incluso en el turismo,
como hemos visto en el caso del turismo sexual. Lo que necesitamos, en esto creo
estamos de acuerdo, es que la gente tenga trabajo con salarios que le permitan mantener
con dignidad a su familia, y poder tomarse un descanso todos los a ‫ﳮ‬
5. Jorge Says:
January 21st, 2004 at 21 Jan, 04 | 9:11 am
Juan, en el caso de las playas del sur de Lima, hay alg ഩ po de conflicto socioecon�o
evidente en la aparicie estas playas privadas? La divisintre playas para residentes y
para visitantes obedece a alg࣯rte social, del tipo ricos / pobres?
6. Juan Says:
January 21st, 2004 at 21 Jan, 04 | 2:55 pm
Jorge: Retomando una de las preguntas q planteas en el post, pues no creo q el turismo
sea una oposicion al mundo del trabajo, es mas bien un complemento. Ya sabes, el
concepto ese de recargar baterias. Por otro lado todos sabemos q cuando viajamos le
estamos dando trabajo a otros, como puede ser entonces visto como algo opuesto, salvo
en lo profundo de la psiquis de alguien?
Ahora, recordemos que lo q conocemos como status esta bastante ligado al turismo,
mucha gente viaja a algun lugar, solo xq es el sitio de moda, o simplemente para poder
decir q en sus vacaciones fue a tal sitio famoso, implicando q otras pobres personas no
pudieron hacer eso. Tampoco es lo mismo para tu status enseᲠtus videos de, x ejemplo,
un tour por el Amazonas de 5000 $, en una embarcacie lujo, rodeado de extranjeros,
varios de ellos famosos, que mostrar tus fotos surcando el rio en, a lo mucho, un modesto
deslizador. En fin, la gente es as�y quizas si no fuera as�o habr�negocio.
Por otro lado, claro q estamos de acuerdo en lo q planteas, es m ᳬ creo q hice una lectura
un poco ligera de tu texto, puesto q tu ya habias planteado el tema de la precariedad de las
actuales relaciones laborales, o su informalidad, como le decimos x ac ᮠ En todo caso t�o
como lo que es, un comentario.
Sobre lo de las playas, te remito a la fuente:
http://www3.larepublica.com.pe/2004/ENERO/pdf18/locales.htm
El art�lo se llama “Especial : Pesadillas de Verano”, primero tratan el tema de los peajes, y
luego de lo q coment 鮠 Leelo y hablamos.
7. Jorge Says:
January 21st, 2004 at 21 Jan, 04 | 4:32 pm
Juan, muy interesantes esas notas. Me parece que algunas cosas que aparecen all�e dan
en toda Am 鲩 ca Latina. Por un lado, la apropiacirivada de espacios p 쩣 os, como el
caso de Naplo. En segundo lugar, los abusos de las municipalidades por conseguir dinero
de donde sea, como en este caso cobrar un monto realmente muy alto por estacionar.
Tercero, la pol�ca corrupta de privatizaciones, que vendi ௠privatiz യ do y lo entreg
ࡠempresas que cobran tarifas desmedidas por sus servicios.
En el fondo, estamos hablando de pol�ca. Los gobiernos latinoamericanos, por desgracia,
nos tienen bastante acostumbrados a este tipo de cosas
8. Jorge Says:
January 21st, 2004 at 21 Jan, 04 | 4:38 pm
Ahora voy con el tema de la oposicintre turismo y trabajo / vida cotiadiana. Desde el
punto de vista del actor social -lo que los periodistas llamar� “la gente com 棸 221;- es
obvio que est ᮠ opuestos. Pero en tanto analista social -mi trabajo como investigador en la
Universidad- no los veo como opuestos, sino en relaciExplico porqu 麼 br /> <li> Porque
las vacaciones s 쯠 surgieron como producto del mercado laboral
<li> Porque la forma en que se ofrecen los productos tur�icos -duracicostos- est ᠥ n
directa relacion el hecho de saber que la gente tiene un per�o acotado de tiempo libre.
<li> Porque si el viaje est ᠯ puesto a la vida cotidiana, entonces no se entender�porque la
gente compra souvenirs
<li> Porque uno no s 쯠 es viajero en el viaje, sino tambi 鮠 en la vida cotidiana
<li> Porque la decadencia de la “temporada alta” no se debe a que los turistas cambiaron,
sino a que cambi ६ mercado de trabajo.
S 頱 ue es un punto de vista un poco complejo, pero me encanta ir en contra del sentido
come ᳠ jodido que soy, no᳠ .
9. Jorge Says:
January 21st, 2004 at 21 Jan, 04 | 4:41 pm
‫ڬ‬tima aclaracicuando hablo de relaciones entre turismo y trabajo, me refiero bᳩcamente
a relaciones hist⩣as, pol�cas y sociales.
Ah, y todav�no pude mirar mucho esos avisos publicitarios que me mandaste, Juan. Te los
debo.
10. Juan Says:
January 22nd, 2004 at 22 Jan, 04 | 2:02 am
Me han surgido unas preguntas curiosas q no me habia planteado antes. Desde cuando
existe el turismo tal como lo conocemos?, x q el trabajo ha existido siempre, pero bajo
diversas formas y no seria exagerado decir que antes del siglo XX lo q habia era
explotacias que trabajo. Cuando empiezan las hordas de turistas a vagar por el mundo?
Cuando hay una clase media bien remunerada? No exist�ese deseo de movilidad en la
antiguedad? Quienes eran los turistas de esa epoca? los aventureros? los militares? los
comerciantes?. Disculpa tanta pregunta pero sabes que no soy especialista en el tema, si
curioso. Ademas me gusta comentar en tu pagina, asi me leen mas q en la mia, jajajaja.
Que a proposito no esta disponible ahorita, espero no sea nada grave, di RVR?

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