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MUROS Y MURQLLAS

1.

La morada de los tigres –como reza su nombre– es una de las fortalezas que el
maharajá Jai Singh mandó construir (en 1734) para proteger la ciudad de Jaipur.
Elevado sobre las estribaciones del macizo de Aravalli, al noroeste de la ciudad,
y residencia veraniega de la familia real, las murallas de Nahargarh son hoy un
fabuloso mirador –perfecto para un picnic– sobre la capital del Estado de
Rajastán. Para visitarlo es necesario alquilar un coche o un taxi (el fuerte está a
unos 20 kilómetros de la parada de tren o autobús más cercanas).

2. Carcasona (Francia). Los dos anillos amurallados que


rodean la villa medieval de Carcasona se elevan, casi
impolutos, sobre una colina rodeada por la población de
La Bastida –la Carcasona moderna– , a unos 95
kilómetros al suroeste de Toulouse. Abandonada y
semiderruida desde el siglo XVII, fue el arquitecto
romántico Viollet le Duc quien se dedicó en cuerpo y
alma a su completa reconstrucción a mediados del XIX, a
imagen y semejanza de la gran fortaleza que fue. Para
algunos con tal exceso de fantasía que ha desdibujado la
autenticidad de la ciudadela original.

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