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Resumen por capítulos

PRIMERA PARTE

Capítulo 1

Andrea es una joven que llega en tren a Barcelona para estudiar desde su pueblo.
Llega de madrugada y no la espera ninguna de sus familiares de acogida en la
estación, debido a que ha cogido otro tren al inicialmente previsto. Llega llena de
ilusión y observa con excitación las calles y el ambiente que respira en la ciudad,
aún de noche. Coge un coche de caballos hasta la calle Aribau, donde se encuentra
la casa de sus familiares. Arrastra una pesada maleta con libros. Sube la escaleras
y toca la puerta de la casa. Una voz le pide que espere, y cuando finalmente se
abre, toda su ilusión se desvanece y vislumbra un ambiente de pesadilla. La recibe
su abuela, que la confunde con otro habitante de la casa, en un recibidor oscuro y
polvoriento. Andrea se presenta pero la abuela sigue presa de la confusión. Al
momento aparece su tío Juan, y despues un par de mujeres detrás, todos con un
aspecto siniestro. Son la criada y Gloria, mujer de Juan. Detrás de Andrea, aparece
Angustias, también tía suya, bastante más alta que ella y con tono autoritario,
reprochandole el cambio de tren y que por tanto no llegara de mañana y fuese en
balde a recibirle a la estación. Pide una ducha, pero no hay agua caliente, le
avisan. Le da igual, la ducha la anima, aunque el baño esté lleno de suciedad. La
instalan en un diván del salón para dormir, donde no hay mas que muebles
abandonados y amontonados. Abriendo una puerta puede ver las estrellas de la noche,
que la vuelven a animar.

Capítulo 2

Andrea se despierta con frío y permanece en su lecho. Oye el ruido de los tranvías
en la calle y le traen el recuerdo del ambiente en las calles en su primera visita
a la casa, cuando era niña. Le parece un milagro estar en Barcelona, tanto lo ha
soñado. Abre los ojos y ve a su abuela y abuelo jóvenes en un cuadro. Piensa en la
ilusión que tenían en habitar aquella su nueva casa, hace muchos años ya, y en como
se fue llenando los ocho balcones con cortinas y las habitaciones con muebles.
Recuerda la alegría de la casa entonces, como la trataban con dulzura sus
habitantes y siente temor por lo que va a encontrarse ahora. Un problema económico
ha olbigado a vender la mitad de la casa, y por eso se han amontonado todos los
muebles en la parte restante. Se levanta a la vez que un gato también se despereza.
Sale al recibidor y de alli al comedor, donde hay un loro chillando. No hay nada
que comer, de comida solo se ve la de los bodegones en los cuadros. De una
habitación la llama su tía Angustias, que tras un momento de silencio, le dice que
se acerque . Le advierte del riesgo es que una chica joven como ella se aventure en
Barcelona, que siga sus órdenes en todo momento (sigue con su tono autoritario). Le
reafirma que ha venido a estudiar letras en la universidad. Le dice que va a ser
gracias a ellos que podrá estudiar, dada la escasa pensión, según ella, que recibe
de los parientes de su madre (asi pues, Andrea es huérfana). Angustias le advierte
de sus tíos, sus hermanos, que viven en la casa, han perdido los nervios en la
guerra. Le avisa asimismo sobre Gloria, esposa de Juan, que ni se le ocurra hacerse
amiga de ella, es su acérrima enemiga. A pesar de ser autoritaria, no es
desagradable fisicamente. Vuelve al comedor, se encuentra a Gloria dando de comer
a un niño pequeño y a su tío Román, limpiando una pistola, y con un perro de nombre
Trueno. Le echa en cara a Gloria como mira y enseguida aparece Juan y se enzarzan
en una violenta discusión a causa de ello, en la que también entra Gloria. Juan
tira el plato del niño. Aparecen la abuela, Angustias y la criada, esta última con
una mueca cruel de triunfo.

Capítulo 3

Angustias tiene un comportamiento extraño con Andrea, tanto en casa como cuando
salen a la calle. En la calle le reprocha la forma de mirar a la gente, aunque no
haga más que seguir los pasos de Angustias, y en casa tiene excesivas muestras de
cariño con ella, besos y abrazos, a la vez que sigue siendo autoritaria. En casa
siguen las discusiones repentinas y absurdas entre Román, Juan y Gloria. Gloria
invita a su habitación a Andrea, dejando celosa a Angustias. Ya en la habitación,
acostado el niño, Gloria pregunta, más bien afirma, a Andrea lo buena que persona
que es ella y su marido Juan, se considera bonita además. Le comenta a Andrea lo
terribles que son, excepto Juan, los habitantes de la casa. Recuerda Andrea la vez
que entraron en el estudio de pintura de Juan, artista de talento mediocre, donde
Gloria hacía de modelo desnuda, y la belleza que desprendía su cuerpo. Gloria le
pregunta sobre su amistad y admiración por Román, que Andrea niega. Y es que Gloria
considera a Román un hombre terrible. Andrea no siente más que frialdad hacia él,
aunque a veces la invite tras la cena a la buhardilla donde vive y le enseña sus
objetos preciosos (tinteros, ...), toca el violín, cuya música escucha copn agrado
(aunque dice a Román que no siente NADA al escucharla), y le enseña sus dibujos.
Hombre polifacético e inteligente el tío Román, piensa Andrea. Al salir de su
habitación y bajar las escaleras, ha solido oir pasos, y en una de estas vio a
Gloria bajando apresuradamente.

Capítulo 4

Andrea va sintiendo una gran tristeza mientras van pasando los dias sin interés
alguno, en la ida y vuelta a la universidad. Andrea siente que las relaciones y los
acontecimientos de la casa van tomado cuerpo dentro de ella, pasando su ser a un
segundo plano. Un día lluvios se sienta junto a Gloria y la abuela. Empieza una
conversación entre ellas, de la que Andrea es una mera espectadora. La abuela
cuenta como Juan y Romás son sus hijos más queridos de los seis que ha tenido, los
dos más jóvenes. De pequeños estaban siempre juntos. Juan fue como militar a
África, y a la vuelta de jóvenes iba con su hermano de juerga, siempre juntos. La
abuela cuenta que reprocha a Román su actitud con Gloria. Y Gloria confiesa que no
siempre ha sido así, que antes estuvo enamorado de ella. Gloria cuenta como fue él,
Román, quien la trajo a casa, cuando entonces vivía con ellos un siniestro hombre
llamada don Jerónimo, perseguido por los republicanos, y que la criticaba por ser
la novia de Juan. Cuenta el cambio de Román, de ser amable y simpático a ser vil y
mezquino, según Gloria desde que vino a Barcelona y comenzó a actuar de espía para
los republicanos. Cuenta Gloria como conoció y se casó con Juan, estando evacuada
en Tarragona por los bombardeos, y como acordó con su hermano Román pasarse al
bando nacional, mientras Román volvería a Barcelona, llevando consigo a Gloria,
embarazada y con un sentimiento de abandono. Como en lcasa de Barcelona se llevaron
a Román y la criada intercedió por él para que no le fusilaran. Y como empezó a
tratarla mal. Finalmente cuando los nacionales entraron en Barcelona, Juan llegó y
se encontró amorosamente por Gloria, pidiéndole perdón. Mientras, Román salió de la
cárcel. Y mientras Gloria cuenta todo esto, Andrea se queda aparentemente dormida,
pero no. Está enferma. La cuidan y visitan en su lecho a lo largo de varios dias.
Recibe la visita de Román, que teclea una pequeña pieza al piano tras pedírselo
Andrea, que le muestra su admiración. Andrea se duerme y sueña que Román y Gloria
son amantes, y siente que ha desvelado un secreto.

Capítulo 5

Andrea se recupera de las fiebres, sin que llamen al médico, y experimenta una
extrana sensación de bienestar, de renovación. La tía Angustias le dice que la
enfermedad se ha debido a que ha andado con los zapatos mojados, pero le recrimina
sobre todo que salga a vagabundear por Barcelona sola, con los peligros que acechan
en la ciudad. Le interroga sobre si ha ido a la zona de las ramblas, donde está el
barrio chino, donde reina la inmoralidad, según ella, y Andrea responde que no,
pero con una curiosidad inusitada. En todo caso, Andrea vislumbra que el conflicto
con la tía Angustias es inevitable. Vuelve a las clases de la nuiversidad y empieza
a tejer relaciones, que la alejen del mundo fantasmal en el vive en la casa de la
calle Aribau. Habla con un chico llamado Pons y sobre todo con Ena, hermosa chica,
inteligente y vivaz, que le pregunta si es familiar de un violionista célebre, a lo
que Andrea responde que no, con total sinceridad. Pero Ena insiste y le da los
detalles del violinista, se llama Román y vive en la calle Aribau. Andrea reconoce
que es su tío, y se queda extrañada, no sabía que su tío fuese conocido. Ena quiere
que se lo presente, pero Andrea quiere evitar que la asocien con el mundo sucio y
oscuro de la casa de la calle Aribau, está avergonzada. A pesar de sus relaciones
con el grupo de jóvenes de clase, Andrea sigue sentándose en última fila,
discretamente, y sale corriendo de clase, evitando la obligación de llevar a Ena a
Aribau. Cuando llega a Aribau, ve que Román no está, pero según le explica Antonia
la criada, no es más que una de sus frecuentes salidas de varios dias, de las que
siempre vuelve. Finalmente un dia de estos Román vuelve, más moreno, ha estado en
los Pirineos, y ironicamente dice que ha averiguado algo sobre la moralidad de
Angustias, relacionado con que el señor Jerónimo tiene recluida a su esposa en una
casa del Pirineo. Angustias se ponen nerviosa y Román sigue contando su viaje,
habla de lo sobrecogedoras que son las montañas, mientras acaricia con fruición al
perro Trueno y la criada le mira fijamente.

Capítulo 6

Los sucesos más banales adquieren tinte de tragedia en la casa de la calle Aribau.
Andrea cuenta como su amistad con Ena se va afianzando. Eso le ayuda a ampliar su
círculo de amistades en la universidad debido a la popularidad de Ena. Salen
frecuentemente juntas, al bar de la universidad y también fuera. Paga siempre Ena,
ya que Andrea no puede permitirse esos lujos. Pero se siente en deuda, avergonzada
incluso, y decide regalarle una de las pocas posesiones que guarda en su maleta. un
pañuelo de encaje que le regaló la abuela. Ena se siente conmovida con el regalo.
La noche de Nochebuena Andrea, de buen humor, ofrece a su tía Angustias ir con ella
a la misa del gallo, pero sorprendentemente su tía dice que prefiere ir sola. Al
dia siguiente, en Navidad, Andrea acompaña a su abuela a misa y a la vuelta se
encuentra a Gloria, Juan y Angustias peleando violentamente. Angustias acusa a
Gloria de haber robado el pañuelo a Andrea y haberlo vendido, y Juan defiende a su
mujer. Angustias dice que la han visto vender el pañuelo y que otras veces también
se ha puesto la ropa interior de Andrea a escondidas, cosa que es verdad. Andrea
niega todo y confiesa avergonzada, sobre todo por la abuela que está presente, que
ha regalado el pañuelo. Angustias queda absolutamente sorprendida y le pregunta
incisivamente si se lo ha regalado a algún novio, pero enseguida Juan da tal
bofetón a Angustias que la tira al suelo, espetándole además que ayer no estuvo en
la misa del gallo, sino con otra persona. Angustias se retira gritando a su
habitación. La abuela da una pequeña reprimenda a Andrea por haber regalado su
pañuelo, el que ella le regaló. En la comida de Navidad están Román, Juan, Gloria y
la abuela y transcurre en un ambiente alegre pero artificial. A la tarde Angustias
llama a Andrea y le dice que no crea nada de lo diga Juan sobre que no fue a la
misa del gallo. Andrea replica que no le importa, ademas que no es de su
incumbencia. Le pide, y ordena, que debe recuperar el pañuelo, a lo que Andrea se
niega rotundamente. Angustias le dice que fue su tío Román quien le dijo que lo
habia robado Gloria y que la había visto venderlo en una tienda de antigüedades.
Ante tal falsedad, surge en Andrea un gran rechazo hacia Román y le ve como a
alguién convertido en un mezquino que ha corrompido su personalidad en el ambiente
hostil de aquella casa. Se queda sola en su habitación en la tarde de Navidad,
triste y pensativa.

Capítulo VII

Dos dias despues de esos sucesos, Angustias se va de casa, haciendo de ello un


drama. Juan comenta que está loca. La misma tarde aparece don Jerónimo preguntando
por Angustias. Angustias trabaja en su oficina y por lo visto hay allí unso asuntos
que resolver. La abuela le dice que no sabe adonde ha ido. Jerónimo Sanz lanza
miradas furibundas y descaradas hacia Andrea. Andrea se da cuenta y no las entiende
porque no la puede conocer como no sea por lo que le haya comentado Angustias. La
abuela sabe adonde ha ido, pero no se lo puede decir a nadie. Juan y Gloria
comentan que Jerónimo y Angustias son más que amigos, la siguieron hace unos dias y
vieron como Jerónimo le besaba la mano y Angustias lloraba. Aprovechando que
Angustias se ha ido, Andrea duerme en su habitación, algo mejor que el resto de la
casa y el salón donde duerme. Una tarde recibe una visita en su habitación de
Román, una visita absurda, no quiere nada en particular. Una tarde mira las fotos
de familia que le enseña la abuela, fotos que en realidad la abuela, senil, ya no
reconoce con claridad. Cuando despues de ver las fotos, va a la habitación ve a
Román leyendo una carta, carta ue ha cogido del escritorio de Angustias, del que
tiene una llave. La invita a su cuarto, pero Andrea se niega. Román le contesta que
no le hace falta su compañia. Finalmente sube a la habitación de Román, sola,
aunque piensa que es un mezquino. En las escaleras recuerda los terribles ecos que
se suelen oir allí, y las misteriosas salidas de Gloria a las escaleras, deseosa al
parecer de visitar a Román, pero para salir al final a la calle. Al llegar a su
habitación, Román le pregunta si le quiere como tío suyo que es. Andrea le acoseja
que se busque amigos, Román los desdeña en cambio. Visiblemente trastornado, se
ufana del poder que ejerce sobre los habitantes de la casa, especialmente sobre
Juan. Dice incluso que ofrecera Juan y Gloria a su dios Xochipilli. Andrea se va,
sientiendo una profunda repulsión por Román. Ni siquiera va a cenar para no
encontrarse con él.

Capítulo VIII

La tía Angustias vuelve a la casa de la calle de Aribau de noche, con aspecto


lamentable. Viene despotricando contra Gloria, a la que por lo visto ha pillado
saliendo a la calle. Juan se encara con ella. Andrea sale apresuradamente de su
cuarto para que no la pìlle en su cama, pero Angustias encuentra su traje en la
habitación y le dice que ya hablarán mañana. Andrea vuelve a su lecho frío del
salón y oye los terrible ecos de la casa, la criada, el perro, Juan, y también el
niño pequeño llorando. Al día siguiente va donde Angustias, dispuesta a no aguantar
ni una más de las suyas. Pero sorprendentemente, Angustias le dice que pronto se va
a meter en un convento de clausura, pagando una dote que ha reunido, y se ufana de
lo decente que es, frente a lo descarriada y golfilla que se ha vuelto Andrea,
según dice, andando por Barcelona. La ha decepcionado, dice, e incluso que ser más
pequeña la habría molido a palos. Le dice que a partir de ahora será ella quien
reciba la pensión y que dé lo oportuno a la abuela para su manutención. Andrea la
oye perpleja y con desprecio. Piensa donde está el ambiente alegre, joven, burgués
que reinaba hace años en la casa. Angustias lanza una diatriba también contra
Gloria, a la que llama serpiente maligna. La acusa de haber envenenado el ambiente
de la casa. Pero al día siguiente, Gloria le enseña a Andrea los moratones que le
dado su marido Juan la víspera.

Capítulo IX

Las ya maduras amigas de Angustias, otrora jóvenes y ahora decadentes, se reúnen en


la casa de Aribau a despedirse de ella. Recuerdan los viejos tiempos, el ambiente
de la casa antaño, y indiscretamente, la relación de Angustias desde joven con
Jerónimo. A Gloria le resulta incomprensible la decisión de meterse a monja de
Angustias, dice que no tiene una espiritualidad profunda, a diferencia de la
abuela, y que solo le preocupa controlar a los demás. Román se alegra de la marcha
de Angustias, no es más que un obstáculo para sus vidas, pero confiesa que echara
de menos su decadencia. Andrea se comporta más cariñosamente con ella los últimos
dias. Gloria le dice que se ve con don Jerónimo gtodos los dias en la iglesia. El
último día se muestran todos los habitantes nerviosos, van todos en taxi a
despedirla a la estación. Juan, nervioso y agresivo, le espeta en la despedida que
es una falsa, porque en realidad quiere a don Jerónimo, al que despreció de joven
porque era pobre.

SEGUNDA PARTE
Capítulo X

Andrea sale a altas horas de la noche de casa de Ena, en Via Layetana, donde se ha
improvisado una fiesta entre los amigos de la universidad. La madre de Ena ha
cantado al piano y Andrea se ha emocionado. Sale a la calle y perduran los ecos de
la fiesta en su interior, ha bebido. Recorre las calles en la noche fría y
apacible. Busca a la catedral. Da un par de pesetas a un anciano indigente. Se le
acerca subitamente un asistente de la fiesta, Andrea le quiere evitar pero el chico
insiste en acompañarle a casa. Finalmente, Andrea le llama imbécil y le dice que la
deje en paz. El chico le da su tarjeta antes de irse. Llega a la casa de Aribau y
se acuesta en la habitación de Angustias, ahora ya suya. Se encuentra una nota de
Juan diciéndole que no cierre con llave, para poder hacer uso del teléfono de la
habitación, echándole en cara que solo tiene derecho a la habitación. Y es que unos
dias antes, Andrea ha dicho en casa que no va a pagar por la manutención, que ya
comerá por su cuenta, que solo pagará la habitación, pero la abuela le dice que no,
que la habitación tampoco la pague si no quiere. Con su dinero, ha empezado a
comprar buenos jabones y perfumes para su aseo. Y hace unod días rosas para la
madre de Ena que la invitó a comer. En la comida Andrea conoce a los cinco
hermanos menores de Ena. Su padre es muy afable y su madre más reservada y extraña.
Son todos rubios. El padre de Ena trabaja de comerciante y viaja mucho por Europa,
a cargo de los negocios del abuelo materno de Ena. El abuelo les ha dicho que igual
tengan que mudarse a Madrid por los negocios pero ellos prefieren quedarse en
Barcelona, sobre todo Ena, que ya tiene novio (secreto) en Barcelona. En esas
remembranzas de los dias pasados, Andrea se va durmiendo, temiendo que su ya amiga
íntima Ena deba irse a Madrid y recordando los ojos angustiosos y extraños de su
madre en la despedida.

Capítulo XI

Andrea pasa hambre y come a hurtadillas las sobras de la sopa de la casa de Aribau.
Juan la pilla y le dice que deje de pasar hambre, pero que contribuya tambián a los
gastos. Andrea no quiere. Se arregla como puede. Devora el pan del desayuno en
Aribau, que sigue pagando. Con su dinero compra cacahuetes, va un restaurante
excelente que ha descubierto a comer algunos dias, compra dulces, pero el dinero se
le va, 30 pesetas para 30 dias, y a final de mes pasa hambre. Los habitantes de la
casa también pasan hambre, Román está fuera y ha dejado unas ricas provisiones que
desaparecen misteriosamente. Juan está de mal humor, como de costumbre y maldice a
su esposa por no poder reclamar la deuda de algún cuadro. Una noche se levanta
asustada con los grtios de Juan y Gloria. Al final abren la puerta y Juan va
agarrando a Gloria hasta el baño y la mete en la ducha helada. Al sacarla la deja
con Andrea. Gloria se acuesta con Andrea, tiritando y le confiesa aterrorizada que
piensa que algún día Juan la va a matar. Dice que solo le gusta salir a ver a su
hermana y divertirse un poco, se considera buena persona. Su hermana, mujer de
obrero, la ayuda pero lo tiene en secreto por miedo a Juan. Maldice haberse casado
con un señorito pobre como Juan. Con la situación y con el hambre que tiene Andrea
se estremece y cree enloquecer. Juan entra en la habitación y empieza a discutir
violentamente, echa en cara a Gloria que minusvalore sus cuadros , con Gloria como
modelo desnuda, y que no pueda venderlos a un precio justo. Gloria le intenta
apaciguar diciéndole que deje dormir a Andrea, y Juan le hace caso y sale de la
habitación.

Capítulo XII

Es primavera. Ena manifiesta su vivo deseo de salir al campo y a la playa con su


novio Jaime. Es un secreto para los de su casa, ya que siempre suele dar calabazas
a sus pretendientes de forma desdeñosa, y quiere que lo sigan pensando. En el fondo
le encanta manejar a los hombres a su antojo, pero con Jaime es diferente. Le
admira entre otras cosas porque tiene gran parecido con un personaje de una famosa
pintura. Es un chico de dinero, pero a la vez despreocupado. Salen los tres juntos,
Andrea, Ena y Jaime, en el coche de este último. Suelen ir a la playa. Pasean por
la orilla, divirtiéndose y Ena y Jaime no tienen ningún reparo en besarse a la
vista de Andrea. Aunque Ena tiene un secreto, dice a Andrea: ama a otra persona
desconocida más que a nadie en el mundo. Son dias de mucha alegría, una alegría
infantil se diría, en los que comían en fondas aquí y allá, y hacía generalmente un
tiempo maravilloso. Sin embargo, el resto de días Andrea se sumerge en las sombras,
no por el ambiente de Aribau, al que es ya indiferente, pero por sentimientos
propios, quizás provocados por el hambre que pasa. Cree que experimenta algo
parecido a Juan, con su agrio carácter. Cuando recibe la pensión todo cambia,
compra cosas yestá más animada. Román, que la mira con sonrisa especial, le regala
cigarrillos que fuma con fruición. A solas se indigna incluso con Ena, a causa de
su superioridad. En todo caso, está muy nerviosa. Se acuerda de Gerardo, el chico
que la abordó en la calle despues de la fiesta en casa de Ena y le llama. Quedan,
dan una vuelta, le parece un chico majo, pero indiscreto con sus preguntas a veces.
El chico le roza el pelo y finalmente la besa pero Andrea se queda rígida y le
confiesa que no está enamorada de él. A él no le importa, le dice que con él será
diferente. Cuando llega a casa la criada Antonia le dice que ha llegado una chica
rubia y que está con Román. Es Ena. Entra en la habitación y Román toca el piano
para Ena, conmovida. Todo se detiene, se miran, y Román las deja solas. Pero Ena
también se va, muy nerviosa.

Capítulo XIII

Al dia siguiente, Ena rehuye a Andrea en la universidad y finalmente le dice que no


vaya a su casa, porque tiene algunos asuntos que resolver. Ni siquiera le va a
dejar los diccionarios que necesita Andrea, como es habitual. Los dias siguientes
su actitud es la misma, la saluda de lejos sin acercarse y no la invita a salir con
Jaime. Andrea se lo toma con sesignación. En casa, Gloria está nerviosa, pero Juan
y Román están de buen humor e incluso empiezan a tener buena relación. Andrea
pregunta a Román si le dijo algo a Ena que haya hecho que dejen de ser amigas.
Román se encoge de hombros. Ya no va a casa de Ena, y allí ya no se celebran las
reuniones de los amigos de la universidad, sobre todo porque se acercan los
exámenes de final de curso. Un día en la biblioteca, se encuentra con uno de esos
amigos, Pons. Andrea dice que no tiene libros y que por eso va a la biblioteca. Al
dia siguiente, Pons aparece con unos libros nuevos que regala a Andrea, que queda
avergonzada. La invita a conocer a su a cuadrilla de amigos, todos artistas y
escritores, bohemios. Andrea acepta sin dudarlo y la lleva esa misma tarde al
estudio donde se reúnen. En el camino le enseña la iglesia gótica de Santa maría
del Mar, con los daños de la guerra aún visibles. Le compra claveles, para
entusiasmo de Andrea. Llegan al estudio de su amigo Guixols, pintor. Allí le
presenta a Guixols (alto, fuerte, a diferencia de Pons), a Pujol, también pintor, a
Iturdiaga, escritor, todos intentando abrise paso en el mundo de las artes. Andrea
se siente bien en ese ambiente bohemio. Comen bocadillos y Andrea hace café.
Iturdiaga acaba de llegar a un monasterio, y viene maravillado de la mística que se
respira. Pero se va batir en duelo con un tal Martorell, por haberle dicho una
grosería a una florista de las Ramblas. Andrea miro los cuadros, sobre todo los de
Guixols, muy buenos. Todos son hijos de familia adinerada, pese a su vida bohemia.
Iturdiaga comenta que su padre le ha exigido que le devuelva el dinero que le dio
recientemente, al enterarse de que se lo ha dado a un amigo. Iturdiaga ha ido hasta
Madrid a pedir la devolución del dinero a su amigo, el cual se lo toma muy mal.
Finalmente recupera el dinero, pero el padre lo ha castigado sin dinero durante un
tiempo, para su desgracia, ya que de este modo no puede financiar la larga novela
que ha escrito. Iturdiaga ve el que llaman cuadro de la Verdad dado la vuelta en el
estudio y le dan la vuelta: aparece escrita una cita que dice que debemos dar
gracias por ser mejores que nuestros antepasados. Andrea se siente muy féliz en ese
ambiente.

Capítulo XIV
Es la época de exámenes y Andrea estudia mucho. Siente dolores de cabeza. En casa
Gloria le informa de que Ena viene frecuentemente a ver a Román, Román toca el
violñin para ella. Gloria le pregunta si se van a casar, dado que Ena es un buen
partido para Román. Andrea niega absolutamente la posibilidad. En la universidad,
Ena mantiene alejada a Andrea, pero Andrea se acerca un día y tras preguntarle por
Jaime y su madre, Ena la invita a pasear al Tibidabo (monte cercano a la ciudad de
Barcelona), Ena reconoce que se ha portado mal y quiere que todo vuelva a ser como
antes. Andrea le habla de la cuadrilla de artistas amigos de Pons. Ena dice que un
dia fue a su casa en su busca y estuvo horas esperándola, aunque mientras tanto
estuvo con Román, en su habitación. A Ena no le gusta que Andrea se avergüenze de
su familia, dice que su propia familia es mucho más gris y vulgar. Cree que Andrea
se minusvalora, cuando ella desde un principio la ha admirado, su mirada especial y
sobre todo desde el dia en que bajo una lluvia torrencial se atrevió a salir de la
universidad, mientras todo el mundo se cobijaba. Ena sabe que a Andrea no le gusta
que ande con Román, pero reivindica su derecho a escoger a sus propios amigos, y es
que ve en Román a una persona interesamte, diferente a los demás, aunque Andrea le
diga que es una mala persona. Quiere a sus padres, pero le parecen seres tristes. Y
por eso busca a la gente que tenga un rasgo de locura, de hecho piensa que su padre
y su abuelo se escandalizarían si supieran que Andrea se gasta su pensión en pocos
dias con los caprichos y regalos y que le gusta vagabundear, aunque su madre igual
no, porque ella también es algo extraña. Según Ena, Andrea va por el mismo camino
de sus grises familiares, avergonzándose de su tío Román y de sus familiares. Y eso
no le gusta, porque ha encontrado un ambiente alto y especial en la calle Aribau,
sobre todo con Román. Andrea no lo cree así. Ena lo sabe, y por eso se ha enfadado
con ella. Le pide perdón y quiere que vuelva a su casa, su madre está deseosa de
verla otra vez, le gusta que su hija tenga finalmente una amiga, y que no esté
siempre rodeada de chicos.

Capítulo XV

Andrea llega a casa y la criada, nerviosa y a la vez desagradable, le informa de


que el niño de Gloria y Juan va a morir. El médico ha venido y ha recetado
medicinas pero en la farmacia no se las quieren dar sin pagar. Andrea entra en la
habitación del pequeño, que llora, y ve a sus padres y la abuela con él. Gloria
esta bastante despreocupada, pero Juan parece inquieto, así como la abuela. Juan
debe salir a trabajar de guardia a un almacén, pero no se decide. Gloria le dice de
malas maneras que se vaya ya. Cuan Juan se ha ido, Gloria se arregla y maquilla y
llama a la abuela, le dice que va donde su hermana a que le dé dinero para poder
comprar las medicinas. Gloria cena a medias y se va. Andrea se queda en el comedor
estudiando, pero no se concentra: tiene hambre y ni siquiera puede comer la cena
que se ha dejado Gloria. La abuela la llama para rezar juntas el rosario y en estas
que aparece Juan, que se pone furioso al ver que Gloria no está en casa, a pesar de
que la abuela le ha dicho que ha ido a la farmacia. Juan sale de casa en busca de
Gloria, dejando el niño en casa, y Andrea detrás de él, tras rogárselo la abuela,
que teme por la vida de Gloria por lo violento que es Juan. Andrea va siguiendo a
Juan, que no la ve de lo enloquecido que está, por un laberinto de idas y venidas
por las calles de Barcelona, hasta que acaban en el sórdido ambiente del barrio
chino, donde la música, ruidos y personajes extravagantes se mezclan por doquier.
Le pierde, le vuelve a encontrar, quiere llevárselo a casa pero no se atreve. Juan
sigue su busqueda, choca con un borracho y se enzarza en una pelea con él. De
pronto, tras el sonido de una sirena o alarma, todos se retiran y quedan Juan y
Andrea solos. Andrea quiere decirle algo, pero solo puede acompañarle y abrazarle.
Al final, Juan se da cuenta de que Andrea está con él. Ella le dice que Gloria
estará en casa, que solo ha ido a buscar medicinas. Fuera de sí, Juan maldice a
Gloria, la insulta, dice que la conoce, que estará divertiéndose. Van andando pero
al final Juan aporrea una puerta y desaparece tras ella. Tras una hora de espera,
le abre la puerta una señora gorda y se encuentra una tienda de comestibles y a
Juan en el mostrador con un vaso. Es la hermana de Gloria, y le dice a Juan que se
vaya enterando, que sus cuadros no los quiere nadie, y que las presuntas ventas que
le consigue Gloria son ficticias, es ella quien compra los cuadros con el dinero
que gana jugando a las cartas, para que él crea que es un pintor famoso. Juan la
amenaza. Aparece Gloria desde la trastienda y sale con Juan a la calle. Caminan
juntos y Gloria le pregunta si el niño ha muerto. Juan dice que no y rompe en
sollozos, y tras él Gloria. Se abrazan.

Capítulo XVI

Román entra en casa, alegre, pidiendo su traje nuevo. Está de buen humor, aunque de
pronto dice que va a matar al perro, que anda por ahí. S enredando un poco. Sale a
la calle, y Gloria le dice a Andrea que Román está enamorado de Ena, como antes lo
estaba de ella, de Andrea. Andrea se queda asombrada ante tal increible afirmación.
Sale a la calle y se encuentra con un viejo indigente, que aunque no le pide nada
directamente, lo dice todo con su mirada, que interpela y pone de los nervios a
Andrea. Al final siempre le tiene que dar dinero, y además una cantidad generosa,
de lo abrumada que se suele sentir. En realidad no soporta al pobre viejo, al que
ya conocia, porque Angustias ya le daba dinero, lo que aprovechaba para
interrogarle sobre su vida y familia, para al final juzgarle. Lo mismo que con el
viejo, le ocurre con los niños que la persiguen y le piden las almendras que lleva
entre manos, y ella les da todas. Pero al mismo tiempo, se siente indignada, quizás
no aguanta la vista de la pobreza y la miseria.

Andrea se encuentra con Pons y este le pregunta que va a hacer en verano, y luego
si piensa casarse algún dia, ante la perpeljidad de aquella. En la calle Aribau se
encuentra con Jaime, que espera en su coche. Le pregunta si Ena está en su casa,
Andrea dice que hace tiempo que no la ve. Dan una vuelta en coche. Jaime sabe que
Ena suele ir a su casa y supone ya que no es para ver a Andrea. Es el cumpleaños de
Jaime y le pide a Andrea que le diga a Ena que él tiene confianza en ella. Le dice
a Andrea que la quiere mucho y que quizás no la entiende. La lleva al estudio de
Guixols tras pedírselo Andrea. Guixols y sus maigos la ven llegar e Iturdiaga la
previene contra Jaime, dice que es un niño mimado, que no hace nada, que dejo los
estudios y que vive de la fortuna que le dió su padre fallecido. De hecho Iturdiaga
le ha visto en un cabaret la noche pasada, solo. Dejando de lado a Jaime,
Iturdiaga comenta que en el cabaret ha conocido a una mujer de la que se ha
enamorado locamente, ha sido un flechazo mutuo. La mujer le mostraba también su
amor con lamirada, a pesar de estar con otro hombre con el que al final se fue en
taxi. Pujol trae a una chica gitana al estudio como modelo, con la que hace una
pequeña fiesta bailando. Andrea sale con los amigos de Guixols a la calle, y cuando
va por Via Layetana ve a Ena con su padre y va a su encuentro. Le dice a Ena que de
parte de Jaime, que tenga confianza en él y que quiere verla. Ena se queda
asombrada y algo decepcionada. Al volver al coche, Iturdiaga le dice que esa es la
chica de la que se ha enamorado, la que vio en el cabaret la noche pasada. Andrea
le dice que es una compañera de clase y que el hombre que iba con ella es su padre,
aunque no sabe si es el que iba con ella en el cabaret.

Capítulo XVII

Es junio y con el calor las chinches han aparecido. Andrea intenta acabar con
ellas, limpiando, enfundada en su bañador azul, que tantos recuerdos le trae del
pueblo y también de la playa de Barcelona. Cuando la ve la abuela, le dice que lo
deje, que lo haga la criada, mientras Juan lanza un exabrupto contra ella. Ella
sigue en la faena, y no puede quitarse de la cabeza a Jaime y Ena, su separación la
hace sufrir, porque ha vivido con ellos momentos felices. Intenta comprender a Ena
pero se le hace imposible. Román sigue contento y al ver a Andrea limpiando le dice
que será una buena esposa, no como Gloria, lo cual provoca la furia habitual en
Juan, contra Román y también contra Andrea. Ya nadie hace caso a Juan, que ha
caido en la apatía cuando está solo y la indiferencia total de los demás cuando se
irrita. El calor es terrible y da un tono de tristeza a la ciudad.
Esa misma noche, Andrea sale. Es la última reunión de los amigos artistas antes del
verano. Iturdiaga está contento porque su padre le va a financiar la publicación
del libro y le han nombrado crítico de arte en una revista. Pons invita a Andrea a
casa de sus padres y a pasar el verano en la Costa Brava. Su madre quiere
conocerla. Andrea se siente atraída por el plan, resultaría agradable, pero le
asusta el enamoramiento de Pons con ella. Se lo va a pensar. Debe contestar en
cinco días, dar la respuesta en el baile que se va a organizar en casa de Pons en
el dia de su santo, San Pedro, al que está invitada y donde conocerá a su madre.
Pons se lo ruega, de tal forma que le gustaría sentirse enamorada, aunque realmente
no loesté. Es la noche de San Juan y Andrea va hacia su casa. Hay ambiente festivo.
Llega a casa y se va al balcón. Desde allí ve a Román, fumando, y luego a Gloria,
abajo en la calle. Se acercan el uno al otro, hablan, Román la coge del brazo,
Gloria sale hacia casa y Román detrás. Llegan a casa, Román le quiere hablar, van
al balcón y Román le hace recordar aquellos dias en los que la llevó a Barcelona,
en los que ella se ofreció carnalmente. Gloria lo reconoce, no estaba casada con
Juan, pero le recuerda que la despreció entonces. Discuten. Román cree que esta
loca por él, Gloria lo niega, siempre la ha despreciado y maltratado. Gloria dice
que le odia, que fue ella quien le denunció a la checa o policía secreta. Román le
dice que es su última oportunidad para estar con él. Aparece la abuela con el
barullo, y Román se va furioso, Gloria dice que se va a dormir. Todo lo ha oido
Andrea desde el otro balcón. A la mañana siguiente Andrea va a casa de Ena, pero le
dicen que están en la mansión de su abuelo. Va hacia allí. Espera fuera. Ve al
hermano pequeño de Ena, pero no a ella. Le da miedo la situación, se siente
angustiada. Quiere contarle a Ena como es realmente Román, pero no aparece y
prefiere al final que pase lo que tenga que pasar. Va a casa y ve a Trueno, con la
oreja herida de un mordisco de Román. Andrea tiembla. Le quedan tres dias para ir a
casa de Pons. Es su oportunidad de huir.

Capítulo XVIII

Andrea rememora el paso por la casa de Aribau. Otoño, invierno y verano. Con el
calor de noche, en su habitación, la tristeza que se respira en Aribau le hace
sentir una necesidad física de ternura, un deseo incumplido. Ve alucinaciones en el
espejo de su habitación: a ella misma con el camisón de su madre. Es de noche y ha
estado en la fiesta de Pons, y se ha sentido finalmente querida y deseada, aunque
de niña le decían que era delgaducha y fea.

La víspera, Román ha salido finalmente de su cubículo, tras estar cinco dias


encerrado. Reprocha a la abuela el que haya vendido unos muebles al trapero, pero
la abuela reivindica sus derechos, su propiedad, que en definitva utiliza en favor
de los demás, renuncia ella para que no falte nada a los demás. Román toca el piano
con pasión, ve lo arreglada que va Andrea y sabe lo que siente. Sabe Andrea, por
Gloria, que Ena vino a visitar a Pons el dia de San Juan por la tarde y que la
chica se fue corriendo. Andrea llega a casa de Pons, hay mucha gente, está
nerviosa, es la primera vez que va a una fiesta. Dentro, Pons la recibe y la
presenta a su madre. Hay mucha gente, comiendo, hablando, riendo. Chicas bonitas.
No se atreve a separarse de Pons. Pons la deja sola con una cuadrilla de jóvenes.
No lo pasa bien, se siente deslucida entre tanto lujo. Termina el baile, y se
encuentra sola. No sabe donde está Pons. Oye a Gaspar Iturdiaga contar a un grupo
de chicas su proyecto de construcción de una mansión de la que no saldrá nunca y
vivirá con su amada. las chicas se mofan de él, dice una que nadie querrá vivir con
él. Dos hombres hablan de la guerra en Europa. Pasa el tiempo y Andrea se encuentra
sola en la fiesta, siente que todo lo que había imaginado con Pons se está
desmoronando. Viene la madre de Pons, algo enfadada porque su hijo a dejado sola a
Andrea y va en su busca. Llega Pons y le pide perdón. Andrea le dice que quiere
marcharse, Pons la intenta convencer de que se quede. Llega una chica y pregunta
medio de broma si están discutiendo. Esa chica es para Andrea el colmo, y le
espeta a Pons que no encuentra ningún placer entre gente así. Pons le dice que es
una buena chica y que de hecho es una prima suya que le ha hecho una declaración, y
eso le parece ya el colmo a Andrea. Se quiere ir, y Pons intenta hablar con ella.
En vano. Andrea se va y sabe que solo puntualmente volverña a ver a Pons. Sale
fuera, se dirige a la ciudad. Camina entre la gente, con el calor. Le parece que
caminando está recorriendo el camino de su vida. Llora desilusionada, piensa que su
papel en la vida es el de mera espectadora. Llega a Aribau, cansada, y la espera la
madre de Ena en el portal, acaba de salir de casa donde la esperado. La invita a
tomar un helado. Quiere hablar con ella.

TERCERA PARTE

Capítulo XIX

La madre de Ena vislumbra que ha llorado, y le pregunta que le pasa y por qué no
viene a casa de Ena. No le pasa nada, dice Andrea, y añade que simplemente cree que
Andrea se aburre con ella, por eso no la visita. La madre de Andrea dice que quiere
muchísimo a Ena y que si bien hasta ahora era una chica feliz y radiante, más aún
desde que conoció a Jaime, ahora ha cambiado, sobre todo desde que ha conocido a
Román y ha abandonado a Jaime. Le pregunta a Andrea sobre Román y ella contesta de
forma ambigua: es interesante como persona pero quizás no muy recomendable. La
madre de Ena dice que conoce a Román desde joven, cuando coincidían ambos en el
conservatorio, y aunque de joven Román tenía mucho talento y sabe de sus
atractivos, no quiere que Ena se deje atrapar por un hombre así, al que por otra
parte ve acabado. Y es que ella lo conoce profundamente, porque estuvo enamorada
con locura de él. Incluso le esperaba a escondidas en Aribau, solo por verle. Una
vez, logró que su padre aceptara que tocasen los dos en casa y los invitados
quedaron electrizados por la interpretación de Román. Al rato, se apartaron los
dos, y Román le pidió que se cortase y le diese su hermosísima trenza de pelo, a lo
que tras vacilaciones angustiosas, accedió finalmente, aunque luego tuve que asumir
el castigo de su familia por tamaña barbaridad de la que enseguida se arrepintió,
porque finalmente Román recibió la trenza con desprecio. Se sintió humillada y
dolida por Román. Su padre la envió fuera un año y pagó a Román para que se
mantuviese a distancia. A la vuelta, el padre le advirtió sobre Román, furioso, de
que si quería estar con él, no sería delante suyo. La madre de Ena, triste, aceptó,
y se casó con el que hoy es su marido, Luis, con el que finalmente ha sido feliz.
Andrea se siente abrumada, incómod e incluso agria ante esas confesiones. La madre
de Ena dice que no puede contarle todo esto a Ena, la quiere demasiado. Y eso que
cuando nació no la deseaba, porque su matrimonio con Luis era sin amor, a pesar de
la buena voluntad de su marido. Pero al poco tiempo Ena se convirtió en su sueño de
felicidad, con la fuerza y vida que mostraba de niña, y quedó atada a ella. Incluso
gracias a Ena de niña, el matrimonio con Luis adquirió sentido, y tuvieron más
hijos. Y quisiera morir antes que Ena supiese todo lo pasado con Román.

Despues del relato, las dos mujeres se quedan calladas y Andrea se siente
absolutamente unida a la madre de Ena. Esta le pide encarecidamente que la ayude a
sacar de las garras de Román a Ena, que le deje claro lo cruel que es. Y Andrea
acepta, aunque es escéptica sobre los logros que pueda conseguir. La madre de Ena
ha pensado en mandarla fuera de Barcelona, pero es tal el apego que siente su padre
Luis por su hija, que lo resulta imposible convencerle. Le ha pedido a Román que
deje en paz a Ena, pero se ha negado. Ha intentado contarle a la hija cómo es
realmente Román, pero no se atreve. Finalmente la madre de Ena seva, ... En Aribau,
de noche, Andrea está inquieta, se imagina como ha sido la visita de la madre de
Ena a Román, en su pequeño teatro, entendiendo la fascinación de su hija por ese
hombre.

Capítulo XX

De mañana Andrea se despierta tarde en medio de una discusión entre Juan y Gloria.
Gloria quiere vender cosas de casa al trapero que está ahora pasando por la calle
para poder comer, pero Juan se lo quiere impedir, dice que para eso trabaja él. Le
lanza un jarrón que estalla y hiere al niño. Gloria va a la habitación de Ena
llorando. Le maldice, porque el mismo Juan sabe, y comprende, despues de que le
encontrara en la tienda de su hermana, que es ella quien saca las castañas del
fuego. Le cuenta que en realidad lo que hace ella es vender los cuadros de Juan a
los traperos por cuatro perras, porque no valen nada, y con el dinero va a jugar a
partidas clandestinas en la tienda de su hermana (ver final de capítulo XV), en las
que tiene suerte y habilidad y gana mucho dinero. Sabe también hacer trampas y
precisamente la noche que fue Juan, tenía de contrincante a un tipo bruto, llamado
Tonet, contrabandista, que se dió cuenta de que hacía trampas. Gloria dice que se
asustó pero que en ese momento aporreaba la puerta Juan y su hermana aprovechó para
decirle a Tonet que escapará porque venían a por el. Tonet se escapó y abrieron la
puerta a Juan. Juan puedo ver de sus propios ojos que Gloria estaba ganando dinero
para la familia honradamente, solo con el juego. Su hermana inculso le hizo ver que
había recibido proposiciones de hombre para acostarse con ella a cambio de dinero y
que las había rechazado. Y es que Gloria dice que en el fondo ama a Juan. Recuerda
Gloria que viendo allí a Juan y a ella, a Andrea, pensó que el niño se había
muerto. Gloria calla, más tranquila, se miran las dos mujeres sus pies, los de
Andrea enjutos, los de Gloria como los de una musa. Pasa otro trapero y Gloria le
le llama, mientras la abuela le dice que se apresure, que aproveche ahora que Juan
ha salido con el niño, además las cosas de casa son suyas.

Mientras Gloria discute con el trapero, Andrea piensa en Gloria y Juan, en el


drama de su vida, que es el drama de todas las vidas. Y piensa en la abuela, que
agradece el dinero del trapero, y que es tierna con ella. Gloria se acerca a Andrea
y le dice que a la tarde Ena irá al cuarto de Román, y que Ena es su amante. Andrea
estalla de indignación, diciendo que su amiga no es así. Gloria le contesta que de
sobra conoce a Romás, que casada con Juan ha querido acostarse con ella. Y Andrea
replica que ella a conoce a Ena. Andrea sale furiosa de casa, para escarnio de
Gloria y decepción de la abuela. En la calle ya, resuenan voces en su cabeza: Ena
diciendole que come muy poco y que está histérica. Se siente agobiada. Va al puerto
y luego a comer algo a un típico y alegre bar, está hambrienta. Vuelve a casa,
sigue inquieta. Estarán arriba Román y Ena. Oye a Ena diciédole a Romás que no
conseguirá estar en sus manos, que no logrará dinero de ella como lo consiguió de
su madre. Andrea toca la puerta y le abre Román que la manda con sarcasmos. Pero
Ena sale también con ella. Román le dice que lo de ellos no acabará así. Ena dice
que ya hablarán. Andrea siente que Román palpa algo en su chaqueta, quizás una
pistola, y se lanza contre él. Román le dice que a ver si se piensa que las iba a
matar. Andrea baja, furiosa e indignada, cuando Ena le dice que por qué está tan
trágica. Andrea sale a la calle corriendo fuera de sí.

Capítulo XXI

Triste y dolorida en el alma pero al fin más tranquila, llega a la plaza de la


Universidad, donde la alcanza Ena llorando. Nunca la había visto llorar. Se
abrazan, Ena dice que la quiere muchísimo, y Andrea se reconforta. Andrea le pide
perdón por haberla espiado cuando estaba con Román, pero Ena dice que no pasa nada,
que en realidad la ha salvado. Reconoce que no se ha dado cuenta hasta ahora de su
amistad, ni tampoco del amor de Jaime. Y que es muy feliz por poder disfrutar la
vida con ellos. Empieza a llover. Andrea le pregunta si se ha enamorado de Román.
Le ha parecido interesante, dice Ena. Que Román creía tenerla en sus manos, y ella
se ha escapado. Ha sido emocionante. Un tipo atractivo pero soez. Sabía que su
madre había salido con él y quería conocerle, estaba obsesionada con él. Por eso
rehuía a Andrea y dejo a Jaime. Con ellos es buena, pero con Román ha visto que
tiene una cara oculta, hasta llegar a odiarle. Y ama a Jaime, solo que ha sido algo
curiosa y maligna con Román. Andrea le pregunta si Román le ha hecho el amor
(cortejado, seducido). No lo sabe, lo que sabe es que le ponía de los nervios y eso
le daba miedo. Solo cinco veces ha estado con él, y ha intentado siempre que las
mujeres de Aribau estuviesen al tanto por precaución, porque siempre intentaba
sacarle de los nervios o dejarle perpeljo. Fue su padre quién le contó su cortejo
con su madre, cuando su madre estuvo enferma. Ena sonríe, tanta tragedia para nada,
ha sido un mero juego malicioso, del que tenía que dejar fuera a Andrea y Jaime.
Dice que es imposible enamorarse de un hombre tan abyecto, que en el fondo da
miedo. Sabe que se ha portado mal con Jaime, pero le ha tenido presente siempre,
incluso ha llorado por él estos dias. Jaime investigó por su cuenta y sabia de que
calaña era Román y así se lo advirtió a Ena, pero ella no podía hacer caso. Sabe
que Jaime se marchó de Barcelona. Explica que hoy ha ido a casa de Román porque
este le quería encarecidamente devolver unas cosas que se dejo una vez pasada,
cuando sale corriendo hacia la calle apresuradamente dejando a Román colgado. Pero
que ha ido con muchísimo miedo. Pero eso no se lo podía decir a ella delante de
Román y por eso la ha tratado mal en las escaleras.

Capítulo XXII

Antes de que Ena vaya de vacaciones, vuelven a salir Jaime, Ena y Andrea, a la
playa. Andrea siente una felicidad lánguida. En unos días va a San Sebastián a
veranear y de allí a Madrid, destino de trabajo de su padre. Andrea pìensa que
volverá a quedarse sola. Triste, va a despedirla con su padre, a la estación de
tren. Su padre esta también triste pero se muestra muy amable con Ena. Da un largo
rodeo por Barcelona para llegar al final al estudio de sus amigos artistas, pero la
portera le dice que están todos fuera, de vacaciones. Le da la llave para entrar y
ve todos los cuadros tapados, pero flota el ambiente alegre. Vuelve caminando a
Aribau, ya al anochecer.

En Aribau se encuentra en su cama a Gloria, llorando. Le dice que tiene miedo, pero
no puede hablar. Andrea se duerme y se despierta lugubremente con unos chillidos
espantosos. Se levanta y se encuentra a Antonia, la criada, en el suelo. Juan le
echa un cubo de agua encima para que vuelva en sí y finalmente dice que está
muerto, señalando a la habitación de arriba, donde vive Román, que se ha cortado el
cuello. Los vecinos se agolpan en la escalera. La abuela quiere subir al cuarto de
Román, y Andrea va ayudándole, pero su tío Juan, que ya ha estado arriba, la manda
de allí y se lleva a la abuela ya llorando hacia el cuarto de Román. Se refugia en
la ducha, histérica pero en silencio, el agua corre sobre su cuerpo, mientras el
barullo de la gente va aumentando, sabiendo que arriba está Román totalmente
ensangrentado. De pronto, dan porrazos en la puerta del baño.

Capítulo XXIII

Los dias siguientes la casa de Aribau se sume en una lúgubre oscuridad. han cerrado
todas la ventanas. Y el ambiente también es lúgubre. Gloria ha enfermado. Andre la
cuida. Antonia la maldice. Según dice la misma Antonia, Román se iba a ir de viaje
cuando ocurrió todo, le avisó que le preparase ropa, por lo que fue un acto
repentino. Gloria pregunta por el cuadro que le pintó de joven con los lirios.
Gloria piensa que la policía le buscaba, y que es ella la culpable por haberle
delatado. Andrea no sabe de qué habla, está embotada. La abuela se agarra a la fe.
Juan ha desaparecido dos dias, quizás para enterrar a su hermano. A pesar de todo,
sufre de mala manera la muerte de su hermano, estaba en realidad poseído por él.
Andrea, exhausta, duerme durante dos dias. Al levantarse, Gloria le da un vaso de
leche y le dice que Antonia se ha fugado con Trueno. Le dice que han llegado unas
tias suyas, hijas de la abuela que no conoce. Cuando se presenta a ellas, están
echando en cara a la abuela que siempre malcrió a sus hijos, que eran sus
preferidos y que a ellas las despreció, y que este el precio que ha pagado, un hijo
suicidado y una casa en la miseria. La abuela dice que ha querido a todos, entre
lamentos. Pregunta a Juan si es verdad lo que dicen sus hermanas, y dice que sí, y
maldice a todos. Estallan chillidos en casa.

Capítulo XXIV
Es pasado en el verano cuando Andrea adquiere conciencia de la muerte de Román.
Mientras tanto, le imagina en su cuarto, recuerda su música, arrancada de su
tristeza. Y le echa de menos, no le parece tan malo. Pero un día, sube a su cuarto
y ve todo desvalijado, el violín, todas las curiosidades que guardaba. Y sabe
entonces que ha muerto. Las pesadillas se apoderna de ella, imagina sus manos
cadavéricas tumefactas, esas manos de artista. Para huir de ellas, corre por la
ciudad en su viejo traje negro, avergonzada y rehuyendo los barrios acomodados. Una
vez tiene una visión mística cerca de la catedral, cercana a la muerte. Llega
enloquecida a Aribau. Allí las cosas han vuelto a la nomralidad: Juan pega a
Gloria, por cualquier cosa ahora, y la viejecita le sigue dejando comida. Gloria
vende el piano de Román para comprar comida, lo que provoca la ira enloquecida de
Juan. Gloria imagina la posibilidad de ingresar a Juan en un manicomio. Dice que
ella es buena, y que tiene buen tipo. Dice que Juan no le deja dormir de noche, la
estrangula, echándole en cara que siempre duerme. Tiene miedo de que la mate. Pero
luego Juan la acaricia, rompe a llorar, y Gloria se compadece de él y llora
también. Contandole esto a Andrea, entra la abuela y arremete contra ellas, intuye
que quieren llevarle al manicomio, a su hijo, que es el que está trayendo dinero a
casa y cuida además al niño. Lanza al suelo una carta para Andrea, que resulta ser
de Ena desde Madrid. La carta va a cambiar su vida.

Capítulo XXV

Andrea está en una cena de despedida con todos los de la casa, Gloria, Juan, que
está de buen humor, el niño y la abuela. Gloria ha vendido unas cornucopias
antiguas y ha podido comprar comida en abundancia. Andrea se va a ir temprano y se
van despidiendo de ella, Gloria la abraza, Juan le desea lo mejor en la nueva casa,
que es de extraños, pero en la que aprenderá de la vida, según dice. Y es que en la
carta, Ena le ofrecía trabajo con su padre. Vivirá con ellos al principio, además
Ena se va a casar con Jaime, que ha decicido acabar la carrera. Esa noche no duerme
de emción. El padre la recogerá a la mañana en coche, ha venido unos dias a
Barcelona y vuelve a Madrid.

Llega la mañana. Llama el chófer. Sin despertar a nadie, baja. El padre de Ena la
espera en coche. Comerán en Zaragoza, le dice. Mira arriba, hacia la casa. Ha
vivido un año allí, pero desde hoy Aribau y Barcelona pertenecen ya al pasado.

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