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Inteligencia criminal como mecanismo contra el crimen posmoderno

Por:
Johnny Alexander Rivera chacón

Hablar de "crimen posmoderno" describe una serie de delitos causados por la


cultura moderna y las nuevas tecnologías. Las personas u organizaciones
frecuentemente utilizan la tecnología para engañar, extorsionar, acosar o cometer
fraude. El acoso cibernético, el fraude de identidad, las estafas en línea, la piratería
informática, la sextorsión y la distribución no autorizada de fotos y videos
comprometedores son algunos ejemplos de delitos posmodernos.

La globalización y la accesibilidad a Internet, que permiten a los delincuentes actuar


de forma anónima y sin importar la geografía, han hecho posibles estos delitos.
Además, estos representan una amenaza creciente para la seguridad y la privacidad
de las personas debido a la ausencia de regulaciones claras en muchos campos
tecnológicos y la falta de conciencia pública sobre los mismos.

La ley y la justicia son desafiadas por el crimen posmoderno porque con frecuencia
no están preparados para enfrentarlo. Para protegerse de estos delitos, es crucial
que las personas estén informadas sobre los riesgos y amenazas de publicar su
información en la red, con el fin de que sean conscientes de ello y tomen medidas
preventivas.
Estas tendencias criminales pueden mutar en respuesta a variables como cambios
en la economía, avances tecnológicos y ajustes en la política gubernamental, las
tendencias delictivas también pueden cambiar con el tiempo. Por ejemplo, el
creciente uso de las criptomonedas puede estar impulsando un aumento de los
delitos financieros relacionados con ellas, mientras que la pandemia de COVID-19
también ha contribuido a un aumento de los delitos.
Para que las instituciones policiales puedan combatir efectivamente esta variación
del crimen, se generan diferentes desafíos por los fenómenos criminales alrededor
del mundo. Es así, como la Policía Nacional de Colombia está en la obligación de
rediseñar su capacidad de operar, lo que se traduce en el fortalecimiento y
actualización de la Inteligencia Criminal, con el fin de atender las demandas de
seguridad pública que se ve amenazada por el surgimiento de diversas modalidades
criminales.
Aunado a lo anterior y, en atención al cambio que se presentó en materia de
investigación criminal con ocasión de la entrada en vigencia del Sistema Penal Oral
Acusatorio, se da la necesidad de incorporar un mecanismo que contribuya a la
recopilación, tratamiento, evaluación y análisis de información criminal, integrado
con un modelo de inteligencia criminal en la Policía que permita generar sinergia
efectiva en los roles de las Direcciones de Inteligencia e Investigación Criminal en
aras de contrarrestar el delito.

Para combatir el crimen posmoderno, que se distingue por ser altamente sofisticado
y adaptable, la inteligencia criminal es una herramienta crucial. La inteligencia
criminal aquí se refiere a la capacidad de recopilar, examinar y emplear datos con
el fin de frustrar y reducir el crimen.

Es fundamental que los organismos encargados de hacer cumplir la ley adopten


una estrategia integrada y cooperativa al combatir el crimen posmoderno. Para
hacer esto, es necesario colaborar estrechamente con otras organizaciones,
incluidos los servicios de inteligencia, las instituciones financieras y las empresas
de tecnología, para recopilar y evaluar datos sobre tendencias delictivas.
Además, es fundamental hacer uso de las tecnologías de punta para la recopilación
y el análisis en tiempo real de los volúmenes de datos. El análisis de estos, la
inteligencia artificial y el aprendizaje automático son herramientas esenciales para
detectar patrones y tendencias delictivas.
La instrucción y capacitación del personal encargado de hacer cumplir la ley en
métodos de inteligencia criminal y análisis de datos es otro componente crucial.
Como resultado, podrán recopilar y analizar información para combatir el crimen de
manera más efectiva y eficiente.

Por consiguiente, es menester involucrar al la comunidad en la lucha frontal contra


el crimen. Además de trabajar con organizaciones y líderes sociales y comunitarios
para recopilar información sobre actividades sospechosas y tendencias delictivas
que se presentan en el territorio, esto puede incluir programas de educación y
prevención del delito.
Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la inteligencia criminal es la
herramienta o mecanismo fundamental para prevenir y combatir la evolución del
crimen de manera efectiva, empero, es necesario que esté a cargo personal líder,
un líder que trabaje en equipo, ético y transparente, que pueda adaptarse y
evolucionar con las condiciones y desafíos del crimen, conocedor y comprensivo
del problema, adaptativo y evolutivo, que tenga una visión a largo plazo, que busque
colaboración internacional, que fomente una cultura de transparencia,
responsabilidad, que empodere a las comunidades locales, y que tenga la habilidad
de inspirar y motivar a los demás.

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