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Documentos de Cultura
PROFESOR: PARTICIPANTE:
Manuel Álvarez Dorianny Silveira
C.I. 28.408.385
Unidad Curricular:
DCYNC
Sección:14
Introducción………………………………………………………..…..………. 3
Cultura………………………………………………………..…….……………. 4
Diversidad ….…………………………………………………………..……… 5
La Diversidad Cultural………………………………………………………... 6
Ciudadanía……………………………………………………………………… 6
Nueva Ciudadanía……………………………………………………….......... 7
CONCLUSIONES.…………………………………………………….……... 9
Referencias Bibliográficas……………………………………………..…. 10
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INTRODUCCION
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Cultura
La cultura es un sistema complejo de conocimientos y de costumbres que
caracteriza a una población determinada y que es transmitido a las generaciones
siguientes. El lenguaje, los hábitos y los valores son algunos de los aspectos que
forman parte de la cultura.
La palabra cultura proviene del latín que significa “cultivar”, “labrar” o “cuidar” y
hace referencia a cultivar el conocimiento y la educación, en el sentido de la
capacidad intelectual que adquiere un pueblo o civilización.
La cultura es el resultado de la acumulación de experiencias y de la adaptación a
diferentes circunstancias, que tuvo una población durante un largo período. Es la
cultura la que garantiza la supervivencia del grupo social.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO) definió a la cultura como “el conjunto de los rasgos distintivos espirituales
y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo
social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras
de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.
Elementos de la cultura
Si bien existen diversas culturas muy diferentes entre sí, todas comparten los
siguientes elementos:
Los símbolos que son reconocibles por toda la comunidad.
El idioma y el lenguaje particular.
La idiosincrasia, es decir, el modo de ser de las personas.
El sistema de creencias que le da una dirección a la vida, como la religión o
los rituales.
Los valores que proveen de un orden social.
Las leyes que regulan un determinado sistema de normas y sanciones.
Las costumbres, como el tipo de música, de vestimenta o de comida.
Las celebraciones colectivas, como una fiesta patria o el carnaval.
El avance de la tecnología que impacta en el desarrollo de la vida cotidiana.
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Diversidad
El termino diversidad proviene del latín “diversitas”, que hace referencia a la
diferencia, la variedad o la abundancia de cosas distintas.
Esto nos permite indicar, marcar o hablar de la desemejanza que pueden
presentar algunas cosas entre sí, aunque también nos es realmente útil a la hora de
señalar la abundancia de elementos distintos que conviven en un contexto en
particular.
Existen diferentes tipos de diversidades como: la cultural, la sexual, la biológica, la
funcional, la ecológica y por último la lingüística, entre las más recurrentes.
La importancia de la diversidad
Es importante tener en cuenta la diversidad en una sociedad o comunidad porque,
de esta manera, es más representativa de la variedad que existe en la sociedad,
viéndose representadas en ellas personas de cualidades y orígenes distintos y
heterogéneos. Así, el valor de la diversidad hace que las personas se sientan
integradas y que forman parte activa de la sociedad que habitan.
Incluir la diversidad como factor diferencial quiere decir que esa sociedad es
inclusiva, incorporando a cualquier individuo en igualdad de condiciones y
oportunidades, sin importar su género, raza, clase socioeconómica, edad, religión u
orientación sexual.
El respeto a la diversidad quiere decir entender y comprender que las personas
participan de forma paritaria y ética en el mundo por su mera condición humana, a la
vez que se reconocen las singularidades y diferencias de cada individuo. Esto no
quiere decir que todas las personas sean iguales: quiere decir que todas tienen igual
derecho de participar en la sociedad, independientemente de sus diferencias, y que
son estas precisamente las que enriquecen y aportan a la propia comunidad.
Reconocer estas diferencias es también importante para visibilizar a los colectivos
que precisamente han sido discriminados históricamente por ellas, dando relevancia
y apoyo a sus luchas por el reconocimiento real y práctico de sus derechos sociales y
humanos.
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La Diversidad Cultural
Considerada como parte fundamental del patrimonio cultural de los países, la
diversidad de culturas hace referencia a la convivencia e interacción en armonía y
respeto mutuo entre varias culturas que coinciden en un mismo lugar y tiempo. Un
concepto de cultura que hace referencia al modo de vida, tradiciones, lenguaje,
creencias, gastronomía, etc. que caracterizan a un grupo de personas. Según
UNESCO, “la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la
diversidad biológica para los organismos vivos”.
Precisamente la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad
Cultural, que se remonta a 2001, establece 12 artículos referidos a este derecho
universal de todos los ciudadanos. En ella, se expone que “la cultura adquiere formas
diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la
originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las
sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y
de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la
diversidad biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el
patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio
de las generaciones presentes y futuras”.
Ciudadanía
Por lo general, la ciudadanía se conceptualiza a partir de su dimensión política,
asociada a los derechos civiles y sociales adquiridos por los individuos y a la
legitimización de un Estado en cuanto a su condición ciudadana, sin embargo, es
importante destacar su dimensión intersubjetiva en la que se crea una visión del
espacio colectivo, y en la que asumen, individual y colectivamente, responsabilidades
y retos como parte de una sociedad; es decir, es un proceso social que a través de la
experiencia, genera identidad y pertenencia ciudadana, dos ingredientes que pueden
marcar la diferencia entre un estados de bienestar colectivo o de inconciencia
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ciudadana, el primero que asume con una ética incuestionable y con sentido de
ciudadanía y el segundo que limita, inmoviliza y consume, reforzando la impotencia y
la creencia en la externalidad.
Desde esta perspectiva, cuando el individuo se mueve en una crisis de sentido
ciudadano caracterizado por la incertidumbre, las anomias en cuanto a los acuerdos
sociales e institucionales establecidos y una determinada visión de ciudadanía, se
produce un resquebrajamiento de las propias creencias y principios, por ello es
necesario apelar a esa esencia ciudadana que impulsa y que motoriza acciones en
pro de una preservación colectiva, esto implica asumir en cada una de las propias
esferas sociales, una actitud proactiva ante los desafíos y problemas que derivan de
la cotidianidad nacional.
En consecuencia, la relevancia social de la educación es contribuir con el
fortalecimiento de una cultura ciudadana que pueda direccionar los esfuerzos
ciudadanos hacia un bienestar común, con el desarrollo máximo del potencial que
pueda desarrollarse en cada sujeto de las comunidades educativas, en un espacio
dinámico, que promueva la participación, el cuestionamiento y el intercambio en sus
formas de visualizar la realidad, pensar, sentir, compartir y valorar la experiencia que
construyen día a día.
Nueva Ciudadanía
La nueva ciudadanía sería una titularidad de derechos y deberes que tienen las
personas que pertenecen a una comunidad política, sin que esta tenga que ser la
nación y sin que esté vinculada a tener o no un pasaporte. Se basa en pertenecer a
un barrio, un municipio o una ciudad solo por el hecho de ser residente, seas o no
nacional.
La Nueva Ciudadanía es la titularidad de derechos y deberes, por tanto, que
tienen los integrantes de una comunidad política sin necesidad de ser un pueblo o
una nación. Es una variación del concepto de ciudadano que emerge tras la
Revolución Francesa y que tiene tanto que ver con la pertenencia a una nación, es
un complemento que incide en el hecho de vivir en un lugar y sentirse implicado en él
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por encima de requisitos jurídicos pero aceptando y asumiendo las normas de
convivencia.
La participación activa de todos los integrantes de una comunidad implica la
inclusión necesaria de los no nacionales que residen en ella. La Nueva Ciudadanía
tiene como premisa la integración de los diversos componentes de una sociedad,
fomentar la participación activa de los inmigrantes y valorizar la diversidad como
valor indispensable y desarrollador de las sociedades modernas. Para este fin, la
laicidad del Estado se presenta como una característica positiva y el fomento de la
mediación intercultural como una disciplina que ponga en marcha una energía social
con la fuerza necesaria para revertir los procesos de exclusión.
Fomentar el asociacionismo y la presencia de los ciudadanos no nacionales en la
vida de la comunidad no sólo reduce el riesgo de exclusión, aumenta los valores de
pertenencia a la comunidad, bien común y solidaridad. La Nueva Ciudadanía no es
algo que nos hable en exclusiva del ciudadano inmigrante asentado en una
comunidad de la que no procede, nos habla también de la pertenencia a esa
comunidad de sus descendientes y nos habla, en general, de todos los integrantes
de esa comunidad. La Nueva Ciudadanía no se refiere, por tanto, a los individuos
que llegan a una comunidad si no a la transformación del concepto clásico de
ciudadanía, vigente desde la Revolución Francesa, al integrarlos como ciudadanos
de pleno derecho de dicha comunidad por encima del concepto de nación.
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CONCLUSIONES
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necesidad de generar espacios de encuentros en los propios escenarios de acción,
para articular nuevas acciones en pro de ese ciudadano de hoy y de la ciudadanía
que merece un país como este.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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