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Derecho Penal Resumen Primer Parcial
Derecho Penal Resumen Primer Parcial
1. Derecho Penal
El derecho penal como expresión del poder punitivo del Estado de derecho tiene que
estar limitado por una serie de principios emanados de la Constitución, Tratados y
Convenios Internacionales sobre Derechos Humanos. Por eso la Constitución es la
primera norma penal, de la Carta Magna se derivan, del penal garantista o derecho penal
de acto, y la política criminal del Estado, por ejemplo, el fin resocializador de la pena.
Los principios son la base o fundamento que sirve de directriz para creación,
interpretación y aplicación del derecho penal en un estado de Derecho. Estos principios
tienen una base constitucional en derecho humano o histórico republicano. Se
encuentran en la Constitución, en Convenciones o Tratados sobre Derechos Humanos o
en la doctrina penal republicana, reflejan la ideología en la que se sustenta el Estado.
Los principios del derecho penal son muchos y los estudios didácticamente desde
varios ángulos, por ejemplo desde un punto de vista procesal la presunción de inocencia,
el principio de legalidad u oficialidad por medio del cual el Estado tiene la obligación de
perseguir y juzgar a las personas por conductas tipificadas como delitos. Sin embargo, en
este módulo de teoría jurídica del delito aplicada al proceso penal, estudiaremos los
relacionados con el derecho penal sustantivo.
Desde luego, otros organismos del estado pueden crear leyes, pero cuando se trata de
crear tipos penales (prohibir o mandar conductas en donde a su incumplimiento este
asignada una sanción penal) para el caso de Guatemala y países democráticos, el poder
Legislativo tiene el poder de esta facultad. En este sentido la fuente de la ley penal es
exclusivamente la ley, descartado la costumbre y la jurisprudencia salvo casos muy
especiales.
Para que exista un contrapeso, el juzgamiento y ejecución de lo juzgado corresponde con
exclusividad al poder judicial. De lo que se infiere que la seguridad jurídica tiene su
asidero en la división de poderes, y se manifiesta constitucionalmente tanto en todas las
ramas del derecho como el aspecto criminal.
Guatemala los regula en los artículos 2 y 17 constitucional primero como uno de los
deberes del estado garantizar la vida, la libertad, la justicia y la seguridad, la paz y el
desarrollo integral de la persona, y segundo no son punibles las acciones y omisiones que
no estén calificadas como delito o falta y penadas por ley anterior a su perpetración.
El principio de legalidad como expresión de seguridad jurídica opera como una oposición
a lo incierto, al desarrollar el principio de que no hay pena sin ley anterior que
históricamente ha sido reconocido en las constituciones modernas como una expresión de
una lucha por el derecho, también “está incluido en el cuadro de Derechos Humanos que
en términos parecidos expresa el artículo 9 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos: Nadie puede ser penado por acciones u omisiones que en el momento que
fueren delictivos según el derecho aplicable” (Sentencia 17-09-86, expediente No 12-86
pagina 1 gaceta No. 1 Corte de Constitucionalidad de Guatemala).
“La ley no tiene efecto retroactivo, salvo en materia penal cuando favorezca al reo”
artículo 15 CPRG. La ley tiene efectos hacia el futuro y nunca hacia el pasado. El
fundamento de este principio es el principio de libertad de la persona y la intervención
mínima del estado. Aquí es importante el tiempo de comisión u omisión de la acción
típica, pues en todo caso se debe aplicar la ley más favorable al procesado. “Si la ley
vigente al tiempo en que fue cometido el delito fuere distinta de cualquier ley posterior, se
aplicara aquella cuyas disposiciones sean favorables al reo aun cuando haya recaído
sentencia firme y aquel se halle cumpliendo su condena”. (Artículo 2º. CP) Conocido como
extractividad de la Ley Penal.
PRINCIPIO DE CULPABILIDAD
La culpabilidad puede definirse como un juicio de reproche que se realiza a un sujeto que
ha realizado una acción típica y antijurídica, siempre y cuando tenga la capacidad de
motivarse o determinarse de acuerdo con la comprensión de sus acciones, que además
tenga conocimiento de la antijurícidad de la conducta realizada, y que al sujeto le era
exigible obrar de otro modo, y no como lo hizo. Cumpliendo estas circunstancias, la
persona es penalmente responsable y se le impone una pena para que esta pueda
rehabilitarse o resocializarse. Este es el fundamento de la culpabilidad basada en un
derecho penal de acto, en donde la culpabilidad es la consecuencia de la acción u
omisión antijurídica, es decir, basada en la teoría tradicional del delito.
En sentido contrario, la conducta puede ser típica y antijurídica, pero si la persona no
tiene la capacidad para motivarse por no comprender su conducta (caso de los
inimputables), si el sujeto no conoce el contenido de la norma, y no le es exigible obrar de
determinada conducta, los fines de la pena no se cumplirían en el condenado, y al
imponer penas a una persona con incapacidad penal, estaríamos ante un Estado
arbitrario, o de policía por violar el principio de culpabilidad como fundamento de la pena.
Es aquí donde las garantías penales como el principio de la culpabilidad sirven para
limitar el poder punitivo en un Estado democrático. Para ello, son necesarios los criterios
tales como el daño causado al bien jurídico, e incluso la culpabilidad subjetiva tomando
como base el dolo o la imprudencia, que en todo caso es graduable de acuerdo a las
agravantes o atenuantes.
Sin embargo, como herencia de códigos alemanes, o ideas arbitrarias hoy en día
encontramos en algunos códigos penales como el de Guatemala, criterios arbitrarios para
la medición de la pena tales como la peligrosidad social y los antecedentes del acusado.
Por ejemplo de artículo 65 del Cogido Penal de Guatemala. “El juez o tribunal
determinara, en la sentencia, la pena que corresponda, dentro del máximo y el mínimo
señalado por la ley, para cada delito, teniendo en cuenta la mayor o menor peligrosidad
del culpable, los antecedentes personales de este y de la víctima, el móvil del delito, la
extensión e intensidad del daño causado y las circunstancias atenuantes y agravantes
que concurran en el hecho apreciadas tanto por su número como por su entidad o
importancia. El juez o tribunal deberá consignar expresamente, los extremos a que se
refiere el párrafo que antecede y que ha considerado determinantes para regular la pena”.
El vacío entre la culpabilidad y la pena, se trata de llenar por el reproche a las personas
por no motivarse por la norma, y es responsable el que ha realizado una conducta
descrita en la ley, siempre y cuando autodeterminarse y que no exista inexigibilidad de la
conducta. Desde luego, por acciones y omisiones que hayan lesionado a bienes jurídicos,
es decir, un derecho penal de acto. Sin embargo en el derecho penal de autor la
culpabilidad se obtiene de considerar peligro social a determinado grupo de personas y
para ello las criminaliza.
Es así como el derecho penal autoritario hace una conexión entre la culpabilidad con la
pena, utilizado la peligrosidad social o vulnerabilidad. “De este modo, la culpabilidad de
autor facilita la practica intuitiva y arbitraria de la conexión punitiva positivista al
normativizar directamente los caracteres del estereotipo del delincuente. Con ello
neutraliza el magro resto de posible garantía que podía llegar a representar una eventual
(y nunca realizada) aplicación estricta o científica de la peligrosidad y, al mismo tiempo,
evita absoluciones por total incapacidad para reiterar la conducta ilícita al igual que
cuando se funda en la necesidad de confirmar la vigencia de la norma”. (Zaffaroni,
2003:28).
Esos presupuestos para que se pueda vivir en la sociedad se denominan bienes jurídicos
protegidos por el Estado de diferente forma, por ejemplo, la salud, el patrimonio. Cuando
estos bienes son perturbados y no es posible en su protección por otras ramas del
derecho, se protegen por el derecho penal y adquieren el nombre de bienes jurídicos
penalmente protegidos.
Por esa razón el Estado debe ser cuidadoso en escoger los bienes que protegerá el
derecho penal, que como quedo anotado serán bienes jurídicos muy importantes y que
estén expuestos a ataques graves. De ahí que bienes como la moral no son susceptibles
de ser protegidos por el derecho penal.
Se viola este principio en la penalización de los actos preparatorios del delito, no hay
lesión al objeto de protección de la norma, y al penalizar la conducta de conspirar o
concertarse para la realización de un delito, se viola el principio de materialidad de la
acción, que ni siquiera se puede comparar con una tentativa en donde se realizaron
algunos elementos del tipo penal, pero por circunstancias ajenas a la voluntad del agente
no se ejecutaron todos los elementos del delito.
“El derecho penal solo debe intervenir en los casos de ataques muy graves a los bienes
jurídicos más importantes. Las perturbaciones muy leves del orden jurídico son objeto de
otras ramas del derecho” (Muñoz 2004:70). Este es el carácter fragmentario, porque la
protección de bienes jurídicos la pueden realizar otras ramas del derecho, y solo en el
caso de mucha gravedad a bienes jurídicos muy importantes como la vida, le
corresponden al derecho penal. En el caso de conflictos o ataques o bienes jurídicos de
menor gravedad se debe dar la oportunidad de que los regulen otras ramas del derecho, y
si después continua la amenaza o si no fue efectiva su intervención, entonces entrara a
funcionar el derecho penal, por eso se dice que el derecho penal es subsidiario de otras
ramas del derecho.
Es importante señalar que el derecho penal no soluciona conflictos, pues este entra a
funcionar cuando el bien jurídico ha sido dañado o puesto en peligro. Si bien es cierto
una de las funciones del tipo penal es el de prevención del delito, por la prevención
general negativa como la amenaza de la imposición de una pena a la sociedad para no
realizar conductas señaladas como delito, esto no implica que el derecho penal solucione
problemas entre seres humanos.
El proceso penal tiene el principio de oportunidad por medio del cual se puede suspender
la persecución penal ya iniciada, o bien el Ministerio Público puede abstenerse de ejercitar
la acción penal, siempre y cuando se haya reparado el daño al bien jurídico. Esta justicia
restaurativa es muy aconsejable porque toma en cuenta la opinión de la víctima quien al
obtener un resarcimiento económico o moral y contribuye a la paz social.
EL DERECHO PENAL
De las distintas ramas del conocimiento humano, el Derecho es sin duda una de las más
antiguas, cuya misión ha sido regular la conducta de los hombres a través del complicado
devenir histórico de la sociedad tratando de alcanzar la justicia, la equidad y el bien
común, como los valores fundamentales más altos a los que aspira el Derecho; y de la
ciencias eminentemente jurídicas, es sin lugar a dudas el Derecho Penal, la disciplina más
vieja, cuya misión siempre ha sido filosóficamente, proteger valores fundamentales del
hombre, tales como: su patrimonio, su dignidad, su honra, su seguridad, su libertad, y su
vida como presupuesto indispensable para gozar y disfrutar de todos los demás; hasta
llegar a la protección del Estado y de la Sociedad en la medida en que se tutele y se
garantice la convivencia humana. Es el derecho penal pues, la melancólica ciencia del
delito y de la pena, y a decir de Raúl Carranca y Trujillo (1980:12), un clásico venerable –
Rossi- escribió que el Derecho Penal es la más importante rama entre todas las ciencias
de las leyes, ya por sus relaciones morales, bien por las políticas, todo progreso de la
ciencia penal es un beneficio para la humanidad, y por ello economiza sufrimientos y,
sobre todo secunda la marcha del hombre hacia su desenvolvimiento moral.
DEFINICION
Suele entenderse el Derecho Penal en forma bipartita, desde el punto de vista subjetivo y
desde el punto de vista objetivo; consideramos que esta división aún sigue siendo válida
en principio en aras de la enseñanza de esta disciplina, ya que ubica al que lo estudia, en
un punto en el que estratégicamente puede darse cuenta cómo nace y como se manifiesa
el Derecho Penal para regular la conducta humana y mantener el orden jurídico, por
medio de la protección social contra el delito.
Es la facultad de imponer penas que tiene el Estado como único ente soberano
(fundamento filosófico del derecho penal); es el derecho del Estado a determinar los
delitos, señalar, imponer y ejecutar las penas correspondientes o las medidas de
seguridad en su caso. Si bien es cierto la potestad de “penar” no es un simple derecho,
sino un atributo de la soberanía estatal, ya que es al Estado con exclusividad a quien
corresponde esta tarea, ninguna persona (individual o jurídica), puede arrogarse dicha
actividad que viene a ser un monopolio de la soberanía de los Estados
El Derecho Penal trata las conductas conminadas con pena en cuanto a sus presupuestos
y consecuencias. (C. Roxin. Derecho Penal, p. 44.)
Derecho Penal es el conjunto de reglas jurídicas establecidas por el Estado, que asocian
al crimen como hecho, la pena como legítima consecuencia. (Franz Von Liszt. Tratado de
Derecho Penal Alemán).
Derecho penal es la parte del derecho compuesta por un conjunto de normas dotadas de
sanción retributiva. (Sebastián Soler. Derecho Penal Argentino).
Derecho Penal es el conjunto de leyes mediante las cuales el Estado define los delitos,
determina las penas imponibles a los delincuentes y regula la aplicación concreta de las
mismas a los casos de incriminación. (Raúl Carranca y Trujillo. Derecho Penal Mexicano).
Zaffaroni, Alagia y Slokar, estiman que el Derecho Penal es una rama de saber jurídico
que mediante la interpretación de leyes penales propone a los jueces un sistema
orientador de decisiones que contiene y reduce el poder punitivo, para impulsar el
progreso del Estado Constitucional de Derecho (Derecho Penal, parte general 2000, pag.
4).
Cuando inquirimos sobre la naturaleza jurídica del Derecho Penal, tratamos de averiguar
el lugar donde este nace y la ubicación que tiene dentro de las distintas disciplinas
jurídicas, y así cabe preguntarnos: si pertenece al Derecho Privado, al Derecho Público o
si pertenece al Derecho Social, que son los tres escaños en que se le ha tratado de
ubicar.
El hecho que algunas normas de tipo penal o procesal penal, puedan dar cierta
intervención a los particulares en la sustanciación del proceso o en la iniciación del mismo
por la clase de delito que se trate (instancia de parte interesada por ser delito privado, el
perdón del ofendido y el sobreseimiento del proceso en ciertos delitos privados, etc.), no
es ninguna justificación válida para pretender situar al Derecho Penal dentro del Derecho
Privado (como el Derecho Civil y el Derecho Mercantil); la venganza privada como forma
de reprimir el delito, dejando a los particulares hacer su propia justicia, ha sido
formalmente desterrada del Derecho Penal Moderno, y si bien es cierto que aun puedan
darse algunos casos en nuestro medio, esto no solo es ilegal sino absurdo en una
sociedad civilizada y jurídicamente organizada, donde solamente al Estado corresponde
determinar los delitos y establecer las penas o medidas de seguridad. La intervención de
los particulares en la ejecución de la pena, es en los libros tan solo un recuerdo histórico
de las formas primitivas de castigar.
La ciencia del Derecho Penal (que comprende al Derecho Penal desde el punto de vista
filosófico, buscando su razón de ser) es una disciplina eminentemente jurídica; sin
embargo, al estudiar el delito no debe hacerlo únicamente como “ente jurídico”, como una
manifestación de la personalidad del delincuente; y al estudiar la pena no debe hacerse
únicamente como una sanción retributiva para mantener la tutela jurídica o restaurar el
orden jurídico perturbado (error que también se señala a los clásicos), sino también como
un medio de defensa social, incluyendo el estudio de las medidas de seguridad para la
prevención del delito y la rehabilitación del delincuente.
Se ocupa de los ilícitos penales propiamente dichos (delitos y faltas) y de las penas y las
medidas de seguridad, que han de aplicarse a quienes los cometen, tal es el caso del
Libro Segundo y Tercero de nuestro Código Penal.
Desde un punto de vista mucho más amplio (latu sensu), el Derecho Penal se ha dividido
para su estudio en tres ramas:
Busca la aplicación de las leyes del Derecho Penal sustantivo a través de un proceso,
para llegar a la emisión de una sentencia y consecuentemente la deducción de la
responsabilidad penal imponiendo una pena o medida de seguridad ordenando su
ejecución. Se refiere pues, al conjunto de normas y doctrinas que regulan el proceso
penal en toda su sustanciación, convirtiéndose en el vehículo que ha de transportar y
aplicar el Derecho Penal sustantivo o material, y que legalmente se manifiesta a través del
decreto 51-92 del Congreso de la Republica (que es el código procesal penal vigente).
Confiamos en que la agilización del proceso penal y la aplicación de una pronta y debida
justicia penal, solo puede intentarse como ya se hace en la mayoría de las legislaciones
modernas, dentro de las cuales puede colocarse el nuevo Código Procesal Penal
(Decreto 51-92) con un proceso penal oral desprovisto de todo tipo de burocratización con
ayuda de la moderna tecnología científica.
Tanto el Derecho Penal Sustantivo, como el Derecho Procesal Penal o adjetivo, gozan de
autonomía, como disciplinas independientes, cada una tiene sus propios principios,
métodos y doctrinas, lo cual no debe entenderse como una separación absoluta entre
ambas, ya que una es indispensable para la aplicación de la otra. En Guatemala
contamos con un Código Penal que además de adolecer de una serie de errores técnico-
científicos (multiplicidad de figuras delictivas, penas mixtas de prisión y multa, etc.), y
carecer de aspectos fundamentales (no define lo que es el delito, ni lo que debe
entenderse por pena, etc.), también existen una serie de instituciones producto del
Derecho Penal moderno (medidas de seguridad, suspensión condicional de la pena,
perdón judicial, libertad condicional, etc.), que si se aplicaran debidamente y en el tiempo
prudente, contribuirán no solo a aplicar la debida justicia, sino a lograr los fines del
Derecho Penal.
b) Es normativo. El Derecho Penal, como toda rama del Derecho, está compuesto
por normas (jurídico-penales), que son preceptos que contienen mandatos o
prohibiciones encaminadas a regular la conducta humana, es decir, a normar el
“debe ser” de las personas dentro de una sociedad jurídicamente organizada.
d) Pertenece al Derecho Público. Porque siendo el Estado único titular del Derecho
Penal, solamente a él corresponde la facultad de establecer delitos y las penas o
medidas de seguridad correspondientes. El Derecho Penal es indiscutiblemente
Derecho Público Interno, puesto que el establecimiento de sus normas y su
aplicación, está confiado en forma exclusiva al Estado, investido de poder público.
La represión privada sólo puede considerarse como una forma histórica
definitivamente superada [Cuevas del Cid, 1954: 34].
e) Es valorativo. Se ha dicho que toda norma presupone una valoración (el Derecho
Penal es eminentemente valorativo), y a decir del profesor argentino Sebástian
Soler, esta cualidad de toda norma es particularmente manifiesta en las leyes
penales, ya que carecerían de todo sentido las amenazas penales si no se
entendiera que mediante ellas son protegidos ciertos bienes e intereses
jurídicamente apreciados. Es decir, que el Derecho Penal está subordinado a un
orden valorativo en cuanto que califica los actos humanos con arreglo a una
valoración; valorar la conducta de los hombres es tarea fundamental del juez
penal.
Es un mecanismo por medio del cual, con la norma existente convive la sociedad
en un Estado de Derecho, atendiendo a sus necesidades básicas, asimismo al infractor
de un hecho tipificado le corresponde una pena y/o medida de seguridad, de conformidad
con la ley y con ello establecer el bien común, sabiendo la sociedad que el Estado protege
sus bienes jurídicos.
Se afirma que en los primeros grupos humanos, cuando el poder público (poder
estatal) no existía o no poseía aún el vigor necesario para imponerse a los particulares, la
función penal revestía el aspecto de una venganza; la venganza particular entonces se ha
tomado como el inicio de la retribución penal, aunque no se trate de un sistema penal en
sí, sino de una forma de manifestación individual. Si pensamos –dice Bernardino Alimena
[1915-97] –que el protoplasma irritado reacciona, si pensamos que todo animal ofendido
tiende instintivamente a reaccionar, los vemos obligados a pensar que la primera forma y
la primera justificación de aquella función –que hoy llamamos, justicia penal –debe de
haber sido por necesidad de las cosas, la venganza.
4. Periodo humanitario.
“Qué derecho, sino el de la fuerza, será el que da potestad al Estado para imponer
pena a un ciudadano mientras se duda si es reo o es inocente”.
Consideró que la pena es tanto más justa y útil cuanto más pronta y más vecina al
delito cometido se encuentre; es más justa porque evita en el reo los inútiles y fieros
tormentos de la incertidumbre que crece con el vigor de la imaginación y la propia
flaqueza, y es más útil porque cuando es menor la distancia de tiempo que pasa entre la
pena y el delito, tanto es más fuete y durable en el ánimo la asociación de las ideas, delito
y pena, de tal modo que funcionan el uno como causa la otra como efecto consiguiente y
necesario. Desde que Beccaria pronunció su primera palabra humanitaria –dice
Guillermo Cabanellas-, han transcurrido más de dos siglos y, sin embargo, sus ecos
permanecen aun vibrando, quizá ahora con acentos más firmes como si desde entonces
no hubiera habido otro grito más fuerte en las etapas frías en las que hasta entonces
militaban las sanciones contra el delito [Cuevas Del Cid, 1954: 160].
De esta manera pues, la brillante obra del noble milanés de Beccaria, se ha dicho,
tiene mérito de haber cerrado un capítulo del Derecho Penal, que podríamos pensar fue el
primero y que le han llamado “antiguo”, y de abrir otro que los especialistas han
denominado “Edad de Oro del Derecho Penal”, a esto hay que agregar que Eugenio
Florián dio a Beccaria la gloria de haber elevado a la dignidad de Ciencia al Derecho
Penal, ya que hasta esa época aún no podía hablarse de un verdadero Derecho Penal
científico.
5. Etapa científica
Luego de esta etapa, Eugenio Cuello Calón, considera que surge el llamado Derecho
Penal Autoritario producto de la aparición de regímenes políticos totalitarios, con rasgos
netamente peculiares que por su espíritu y orientación presentaba un vivo contraste con el
Derecho Penal liberal-individualista proveniente de las ideas del Siglo de las Luces y de la
Revolución Francesa. Su principal característica era proteger al Estado, por lo cual los
delitos de tipo político, que en regímenes democráticos tuvieron trato benévolo en grado
sumo, fueron considerados como infracciones de especial gravedad y castigados
severamente.
6. Época Moderna
Actualmente existe unidad de criterio en toda la doctrina en cuanto a que el Derecho
Penal es una ciencia eminentemente jurídica, para tratar los problemas relativos al delito,
al delincuente, a la pena y a las medidas de seguridad; mientras que las ciencias penales
o criminológicas, que tienen el mismo objeto de estudio, lo deben hacer desde el punto de
vista antropológico y sociológico. Es más, algunos especialistas sostienen que el
Derecho Penal debe circunscribirse con alguna exclusividad a lo que se denomina
“Dogmática jurídica Penal” que consiste en la reconstrucción del Derecho Penal vigente
con base científica [Cuevas Del Cid, 195473], alejándolo, incluso, de las consideraciones
filosóficas y críticas. (“La dogmática se edifica sobre las conductas de hoy”) [Jiménez de
Asúa, 1960:25].
La crisis del Derecho Penal guatemalteco, es al final producto inevitable de la crisis del
Derecho Penal contemporáneo; pero, en principio es consecuencia de situaciones
jurídicas propias que se han resuelto inadecuadamente y que muchas veces ni siquiera se
han intentado resolver.
Si dicho en buen chapín, “echamos un vistazo” a los dos últimos cuerpos penales, fácil
es evidenciar en el Código Penal anterior al emitido en 1973, que si bien es cierto
introdujo algunos avances técnicos como: el principio de legalidad, el principio de
retroactividad de la ley penal favorable al reo y otros, también es cierto que refleja las
influencias de la corriente clásica del Derecho Penal. El Código Penal actualmente en
vigencia, indiscutiblemente presenta una estructura institucional y delictiva mucho más
técnicamente acabada que el anterior, sin embargo no se han hecho más que introducir
sendos postulados de la Escuela Positiva, muchas veces sobre bases y principios de la
Escuela Clásica que aún conserva. Se dejan ver en él muy pocos avances del
“tecnicismo jurídico”, corriente que para su tiempo de creación ya había dominado todo el
ámbito jurídico-penal de aquella época.
Entre los más sobresalientes indicios que revelan crisis en nuestro ordenamiento
penal, podemos mencionar con relación a su parte general: la falta de conceptualización
sistemática respecto de los institutos más importantes como son el delito y la pena;
justificados quizás en que es difícil asentar una buena definición con validez general, o
bien atendiendo a la opinión que ya hace muchos años vertiera el penalista español Luis
Jiménez de Asúa:
“las definiciones en los Códigos son un precepto inútil, pues nada enseñan a los
doctos, ni nada aclaran a los profanos”.
En relación con la parte especial, únicamente nos limitaremos a decir que nuestro
ordenamiento penal, presenta un sinnúmero de figuras delictivas, que si bien es cierto son
vigentes, no son positivas, por cuanto que su tipificación es completamente adversa a
nuestra realidad social, pero también faltan algunos delitos que son producto de la vida
moderna; aparte de ello existe un incongruente sistema de penas mixtas (prisión y multa),
para determinados delitos, que desde ningún punto de vista pueden ser conformes con
los fines asignados modernamente a la pena, como consecuencia del delito.
Las denominaciones de abolengo que más acogida han tenido para identificar a
nuestra disciplina son las de: “Derecho Penal” y “Derecho Criminal”, la primera hace
alusión a la pena (Derecho Penal), y a pesar de ser la más usada y por lo mismo más
conocida en nuestro medio de cultura jurídica, consideramos que cada día puede ir siendo
la menos indicada, si tomamos en cuenta que la disciplina actualmente ya no tiene como
único fin castigar, sino reeducar, regenerar o rehabilitar al delincuente para devolverlo a la
sociedad como un ente útil a ella. El juspenalista hispano y eminente profesor de
Derecho Penal de la Universidad de Salamanca, (año de 1900), Pedro Dorado Montero,
con una tendencia excepcionalmente humanitaria, se pronunció contra la pena
convencido que ésta, en lugar de reformar al hombre lo hace peor y pensaba que la
sensación sería un día “auxilio” y “favor” para el criminal, porque protegiendo al
delincuente se defiende también a la sociedad. No es castigo lo que el delincuente
merece sino cuidados y remedios.
Está compuesto por un conjunto de disposiciones que bajo amenaza de una sanción
regulan el comportamiento de los empleos de la administración pública en el
desenvolvimiento de sus funciones. Tiene su fundamento en la organización jerárquica
de la propia administración pública, no tiene por finalidad ni la prevención, no la
reprensión de la delincuencia, sino la vigilancia de la disciplina que debe guardarse en la
función administrativa.
Está compuesto por un conjunto de disposiciones que bajo amenaza de una pena
(sanción), protege intereses puramente fiscales, hacendarios o tributarios. Realmente
resulta difícil hablar de un Derecho Penal Financiero y diferenciarlo del Derecho Penal
Fiscal, ya que prácticamente ambos protegen intereses hacendarios, por lo que utilizan
indistintamente.
Así como los anteriores, se mencionan algunos otros tipos de Derecho Penal, tales
como: el Derecho Penal Económico, el Derecho Penal Corporativo, el Derecho Penal
Industrial e Intelectual y el Derecho Penal de Imprenta, empero es evidente que el radio
de acción de tales disciplinas debe quedar incluido dentro del Derecho Penal Común,
pues, el sólo hecho de que sus preceptos sancionan la infracción de normas especiales,
no es razón suficiente (ni legal ni doctrinariamente), para concederles la autonomía que
reclaman, ya que debe recordarse que el Derecho Penal, por su carácter sancionatorio se
preocupa de asociar penas a aquellas conductas que lesionan intereses jurídicos
protegidos por el ordenamiento jurídico extrapenal [Palacios Motta, 1980: 16 y 17].
RELACIÓN DEL DERECHO PENAL
CON OTRAS DISCIPLINAS JURÍDICAS
Ambos tienden a regular las relaciones de los hombres en la vida social y a proteger
sus intereses, estableciendo sanciones para asegurar su respeto. Las establecidas por el
Derecho Civil son de carácter reparatorio, aspiran a destruir el estado antijurídico creado,
a anular los actos antijurídicos y a reparar los daños causados por estos actos [Cuello
Calón, 1957: 13]. La sanción penal es retributiva atendiendo a la magnitud del daño
causado y a la peligrosidad social del sujeto activo. Prueba de la íntima relación entre
ambos derechos la constituyen aquellos hechos, librados muchas veces al criterio de los
juzgadores, que fluctúan entre ambos campos, considerados algunas veces como delitos
y otras veces como infracciones de tipo civil (el daño civil y el daño penal, por ejemplo),
nuestro Código Penal en su título IX, del Libro I se refiere a la responsabilidad civil,
partiendo de un delito o falta, lo es también civilmente (véanse los artículos del 112 al 122
de Código Penal).
1. Definición.
“un conjunto de ciencias que consagran al estudio del delito, del delincuente, de las
penas y las medidas de seguridad, desde distintos puntos de vista, en forma
multidisciplinaria”.
A la que Enrico Ferri llamara Sociología Criminal y que más tarde el argentino José
Ingenieros resumiera con el nombre de Criminología desligando de su conjunto al
Derecho Penal. Con el fin de incluir en su contenido tanto al Derecho Penal, como al
Derecho Penitenciario, Rafael Cuevas del Cid se inclina por la denominación de
Enciclopedia de las Ciencias Penales.
2. Su Clasificación.
Las ciencias criminológicas, son ciencias del mundo del “Ser” mientras que las
ciencias jurídico-penales, son ciencias del mundo del “Deber Ser”, de tal manera que la
Criminología (ciencias criminológicas), se dedica al estudio tanto del criminal, como de su
víctima, así como del crimen y la criminalidad; mientras que el Derecho Penal (ciencias
jurídico-penales), se dedica al estudio de las normas que nos dicen como debe ser el
hombre, qué es lo que debe hacer y qué es lo que debe omitir; es decir, estamos frente a
dos clases de ciencias, las del mundo natural y las del mundo normativo, y ambas
integran la denominada: Enciclopedia de las Ciencias Penales o Criminológicas.
3. Su contenido.
Es la rama de la Filosofía del Derecho que se ocupa del estudio de las cuestiones
penales desde el punto de vista filosófico, conectando las normas penales con el orden
universal, indicando en qué medida el fenómeno de la pena y el delito tiene carácter
universal, buscando su legitimación sobre la base de la naturaleza y de los fines del
Estado y del valor moral y legal de la personalidad del individuo. Aún hoy se reconoce por
algunos autores la necesidad de deslindar con precisión el campo de la Filosofía del
Derecho y el de la Dogmática jurídica Penal, ya que está ultima como ciencia, se ocupa
exclusivamente del estudio de las normas, excluyendo las consideraciones filosóficas que
van más allá de su campo de estudio.
Es una rama de la Historia del Derecho, que se ocupa del estudio de la evolución en
el tiempo de las ideas e instituciones penales y sus resultados prácticos ayudando a evitar
abstracciones alejadas de la realidad social concreta de la cual según Grispigni “El
Derecho nace y toma vida”. La Dogmática jurídica Penal se ocupa del estudio de las
normas penales desde el punto de vista estático; mientras la Historia del Derecho Penal lo
hace desde el punto de vista dinámico, y puede aportar al dogmático “El conocimiento de
la precedente evolución de las instituciones particulares”.
Filippo Grispigni considera que la Antropología criminal es la ciencia que estudia los
caracteres físico-psíquicos del hombre delincuente, y, sobre la base de éstos, juntamente
con las influencias del ambiente y de las circunstancias, apunta a explicar la génesis de
los hechos criminosos particulares y añade que, así como la antropología general es el
estudio del hombre en su unidad de espíritu y cuerpo, así, también la Antropología
criminal estudia ambos aspectos de la personalidad del delincuente en sus relaciones
recíprocas.
Fue creada por el sociólogo Enrico Ferri durante la época de la Escuela Positiva del
Derecho Penal, a pesar de que Rousseau ya había hablado del factor social sobre el
crimen, y se ocupa del estudio del delito, la pena y la criminalidad como un fenómeno
puramente social. En principio Ferri planteó la desaparición del Derecho Penal como una
ciencia autónoma y propuso pasara a ser una rama de la denominada “Sociología
Criminal”; sin embargo, eso no llegó a suceder; y actualmente el Derecho Penal es una
ciencia eminentemente normativa, mientras la Sociología criminal es una ciencia
eminentemente causal-explicativa, que tienen el mismo objeto de estudio desde distintos
puntos de vista.
3.7. La Penología.
Es una ciencia jurídica compuesta por un conjunto de normas que tienden a regular la
aplicación de las penas y medidas de seguridad y velar por la vida del reo dentro y
muchas veces fuera de la prisión. Su autonomía es ya innegable en la doctrina y en la
mayoría de países del mundo.
Es una ciencia eminentemente jurídica, que regula el deber de ser de las personas en
la sociedad, y cuando se reduce al campo de la Dogmática Jurídica Penal, no es más que
la reconstrucción del Derecho Vigente con base científica, desprovisto de su aspecto
filosófico, histórico, critico, etc. Sin embargo como bien lo explica Rafael Cuevas del Cid
(1954: 74 y 75], el “Dogmatismo Penal” resulta ser demasiado estrecho para incluir todos
los aspectos que abarca la ciencia del Derecho Penal y, que los dogmáticos pretenden
excluir, razón por la cual muchos especialistas admiten que debe ampliarse mucho más la
cobertura de la Dogmática Jurídica Penal; así, por ejemplo: en América uno de los
primeros más grandes autores técnico-jurídicos, que enfocó el Derecho Penal como
Dogmático, es Sebastián Soler, y no obstante ello, en su Derecho Penal Argentino,
encontramos extensos capítulos dedicados a la Historia del Derecho Penal, aspectos que
no cabrían dentro de un tratado meramente dogmático; de igual manera, Filippo Grispigni
quien también explica cuestiones históricas siendo participe de un sistema estrictamente
dogmático.
3.11. La Criminalística.
LA CRIMINALISTA:
1. Antropología Forense
2. Lofoscopia y Dactiloscopia
3. Fotografia Forense
4. Victimologia
5. ADN GENETICA
6. Traumatismos
7. Accidentologia Vial y Forense
8. Psicología y Psiquiatría
9. Grafología y Grafotecnia
LA CRIMINOLOGÍA:
Ciencia que estudia los fenómenos del delito, delincuente, pena y sociedad. (Política
Criminal de Estado)
1. La Criminalidad
2. El Delito
3. La Conducta Desviada
CRIMINOLOGÍA EN SENTIDO AMPLIO
Por supuesto que sí, ya que al narcotráfico jamás se le ha presentado, la posible solución
para la sociedad en función despenalizadora, legalización de las mismas y suministros
controlado, como una forma de política criminal.
En efecto, pero también estudia su prevención, control y corrección, muchas veces esta,
por medio de la política criminal.
Investigaciones preliminares
En la audiencia de primera declaración
Audiencia intermedia
Ofrecimiento de prueba.