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PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL

1. Derecho Penal

Es un conjunto de normas, que en el ejercicio del derecho de castigar que emite el


Estado, sobre las conductas prohibidas o imperativas a las que se asigna una pena o
medida de seguridad. El derecho penal es “la parte del ordenamiento jurídico, reguladora
del poder punitivo del Estado, que para proteger valores e intereses con relevancia
constitucional, define como delitos determinadas conductas a cuya verificación asocia
como consecuencias jurídicas penas y/o medidas de seguridad”. (Carbonell 1999:29)

El derecho penal como expresión del poder punitivo del Estado de derecho tiene que
estar limitado por una serie de principios emanados de la Constitución, Tratados y
Convenios Internacionales sobre Derechos Humanos. Por eso la Constitución es la
primera norma penal, de la Carta Magna se derivan, del penal garantista o derecho penal
de acto, y la política criminal del Estado, por ejemplo, el fin resocializador de la pena.

2. Principios del Derecho Penal

Los principios son la base o fundamento que sirve de directriz para creación,
interpretación y aplicación del derecho penal en un estado de Derecho. Estos principios
tienen una base constitucional en derecho humano o histórico republicano. Se
encuentran en la Constitución, en Convenciones o Tratados sobre Derechos Humanos o
en la doctrina penal republicana, reflejan la ideología en la que se sustenta el Estado.

Los principios del derecho penal son muchos y los estudios didácticamente desde
varios ángulos, por ejemplo desde un punto de vista procesal la presunción de inocencia,
el principio de legalidad u oficialidad por medio del cual el Estado tiene la obligación de
perseguir y juzgar a las personas por conductas tipificadas como delitos. Sin embargo, en
este módulo de teoría jurídica del delito aplicada al proceso penal, estudiaremos los
relacionados con el derecho penal sustantivo.

PRINCIPIO DE LEGALIDAD SUSTANTIVO

En derecho penal el principio de legalidad sustantivo es una expresión de democracia


puesto que, por el principio de reserva de ley, solo el poder legislativo puede crear leyes
penales. Esto se debe a que el poder legislativo como representante del pueblo es el
único facultado para la creación de tipos penales, y en los que en su proceso de creación
debe existir publicidad desde su iniciativa hasta su publicación.

Desde luego, otros organismos del estado pueden crear leyes, pero cuando se trata de
crear tipos penales (prohibir o mandar conductas en donde a su incumplimiento este
asignada una sanción penal) para el caso de Guatemala y países democráticos, el poder
Legislativo tiene el poder de esta facultad. En este sentido la fuente de la ley penal es
exclusivamente la ley, descartado la costumbre y la jurisprudencia salvo casos muy
especiales.
Para que exista un contrapeso, el juzgamiento y ejecución de lo juzgado corresponde con
exclusividad al poder judicial. De lo que se infiere que la seguridad jurídica tiene su
asidero en la división de poderes, y se manifiesta constitucionalmente tanto en todas las
ramas del derecho como el aspecto criminal.

Guatemala los regula en los artículos 2 y 17 constitucional primero como uno de los
deberes del estado garantizar la vida, la libertad, la justicia y la seguridad, la paz y el
desarrollo integral de la persona, y segundo no son punibles las acciones y omisiones que
no estén calificadas como delito o falta y penadas por ley anterior a su perpetración.

El principio de legalidad como expresión de seguridad jurídica opera como una oposición
a lo incierto, al desarrollar el principio de que no hay pena sin ley anterior que
históricamente ha sido reconocido en las constituciones modernas como una expresión de
una lucha por el derecho, también “está incluido en el cuadro de Derechos Humanos que
en términos parecidos expresa el artículo 9 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos: Nadie puede ser penado por acciones u omisiones que en el momento que
fueren delictivos según el derecho aplicable” (Sentencia 17-09-86, expediente No 12-86
pagina 1 gaceta No. 1 Corte de Constitucionalidad de Guatemala).

IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY PENAL

“La ley no tiene efecto retroactivo, salvo en materia penal cuando favorezca al reo”
artículo 15 CPRG. La ley tiene efectos hacia el futuro y nunca hacia el pasado. El
fundamento de este principio es el principio de libertad de la persona y la intervención
mínima del estado. Aquí es importante el tiempo de comisión u omisión de la acción
típica, pues en todo caso se debe aplicar la ley más favorable al procesado. “Si la ley
vigente al tiempo en que fue cometido el delito fuere distinta de cualquier ley posterior, se
aplicara aquella cuyas disposiciones sean favorables al reo aun cuando haya recaído
sentencia firme y aquel se halle cumpliendo su condena”. (Artículo 2º. CP) Conocido como
extractividad de la Ley Penal.

PRINCIPIO DE CULPABILIDAD

 CULPABILIDAD COMO FUNDAMENTO DE LA PENA

La culpabilidad puede definirse como un juicio de reproche que se realiza a un sujeto que
ha realizado una acción típica y antijurídica, siempre y cuando tenga la capacidad de
motivarse o determinarse de acuerdo con la comprensión de sus acciones, que además
tenga conocimiento de la antijurícidad de la conducta realizada, y que al sujeto le era
exigible obrar de otro modo, y no como lo hizo. Cumpliendo estas circunstancias, la
persona es penalmente responsable y se le impone una pena para que esta pueda
rehabilitarse o resocializarse. Este es el fundamento de la culpabilidad basada en un
derecho penal de acto, en donde la culpabilidad es la consecuencia de la acción u
omisión antijurídica, es decir, basada en la teoría tradicional del delito.
En sentido contrario, la conducta puede ser típica y antijurídica, pero si la persona no
tiene la capacidad para motivarse por no comprender su conducta (caso de los
inimputables), si el sujeto no conoce el contenido de la norma, y no le es exigible obrar de
determinada conducta, los fines de la pena no se cumplirían en el condenado, y al
imponer penas a una persona con incapacidad penal, estaríamos ante un Estado
arbitrario, o de policía por violar el principio de culpabilidad como fundamento de la pena.

 CULPABILIDAD COMO FUNDAMENTO EN LA PODERACION DE LA PENA

Hasta aquí a culpabilidad se refiere a la imposición de la pena. Sin embargo la


culpabilidad tiene otro punto de vista tal como “fundamento o como elemento de la
determinación o medición de la pena. Aquí ya no se trata de fundamentar el sí, sino de
determinar el cómo de la pena, su gravedad de duración; en una palabra, la magnitud
exacta que en el caso concreto debe tener una pena cuya imposición ha sido ya
fundamentada. En este caso, se digna a la culpabilidad una función sobre todo impuesta
por encima o por debajo de unos límites que vienen impuestos por la idea misma de
culpabilidad”. (Muñoz 1996:96).

Es aquí donde las garantías penales como el principio de la culpabilidad sirven para
limitar el poder punitivo en un Estado democrático. Para ello, son necesarios los criterios
tales como el daño causado al bien jurídico, e incluso la culpabilidad subjetiva tomando
como base el dolo o la imprudencia, que en todo caso es graduable de acuerdo a las
agravantes o atenuantes.

Sin embargo, como herencia de códigos alemanes, o ideas arbitrarias hoy en día
encontramos en algunos códigos penales como el de Guatemala, criterios arbitrarios para
la medición de la pena tales como la peligrosidad social y los antecedentes del acusado.

Por ejemplo de artículo 65 del Cogido Penal de Guatemala. “El juez o tribunal
determinara, en la sentencia, la pena que corresponda, dentro del máximo y el mínimo
señalado por la ley, para cada delito, teniendo en cuenta la mayor o menor peligrosidad
del culpable, los antecedentes personales de este y de la víctima, el móvil del delito, la
extensión e intensidad del daño causado y las circunstancias atenuantes y agravantes
que concurran en el hecho apreciadas tanto por su número como por su entidad o
importancia. El juez o tribunal deberá consignar expresamente, los extremos a que se
refiere el párrafo que antecede y que ha considerado determinantes para regular la pena”.

El vacío entre la culpabilidad y la pena, se trata de llenar por el reproche a las personas
por no motivarse por la norma, y es responsable el que ha realizado una conducta
descrita en la ley, siempre y cuando autodeterminarse y que no exista inexigibilidad de la
conducta. Desde luego, por acciones y omisiones que hayan lesionado a bienes jurídicos,
es decir, un derecho penal de acto. Sin embargo en el derecho penal de autor la
culpabilidad se obtiene de considerar peligro social a determinado grupo de personas y
para ello las criminaliza.

El estado policía siempre busca la culpabilidad de autor por medio de la peligrosidad


social, como una regresión a Garofalo, Ferri y Lombroso. Toma este discurso del
peligroso social para obtener la culpabilidad, tal como sostiene Jakobs respecto de la
pena: “En esta medida, la coacción no pretende significar nada, sino pretende ser
efectiva, lo que implica no se dirige contra la persona de Derecho, sino contra el individuo
peligroso. Esto quizás se advierta con cierta claridad si se pasa del efecto de
aseguramiento de la pena privativa de libertad a la custodia, en cuanto medida de
seguridad, en ese caso la perspectiva no solo contempla retrospectivamente el hecho
pasado que debe ser sometido a juicio, sino que también se dirige y -sobre todo- hacia
adelante, al futuro, en el que una -tendencia a cometer hechos delictivos de considerable
gravedad- podría tener efectos peligrosos para la generalidad”. (Jakobs, 2006:26).

Es así como el derecho penal autoritario hace una conexión entre la culpabilidad con la
pena, utilizado la peligrosidad social o vulnerabilidad. “De este modo, la culpabilidad de
autor facilita la practica intuitiva y arbitraria de la conexión punitiva positivista al
normativizar directamente los caracteres del estereotipo del delincuente. Con ello
neutraliza el magro resto de posible garantía que podía llegar a representar una eventual
(y nunca realizada) aplicación estricta o científica de la peligrosidad y, al mismo tiempo,
evita absoluciones por total incapacidad para reiterar la conducta ilícita al igual que
cuando se funda en la necesidad de confirmar la vigencia de la norma”. (Zaffaroni,
2003:28).

PRINCIPIO DE PROTECCIÓN DE BIENES JURÍDICOS

El Estado tiene el deber de “garantizarle a los habitantes de la Republica la vida, la


libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona”. A la vida, la
libertad, les ha asignado una condición y posibilidad para que el ser humano viva en
sociedad, confiando en el respeto y liberad particular.

Esos presupuestos para que se pueda vivir en la sociedad se denominan bienes jurídicos
protegidos por el Estado de diferente forma, por ejemplo, la salud, el patrimonio. Cuando
estos bienes son perturbados y no es posible en su protección por otras ramas del
derecho, se protegen por el derecho penal y adquieren el nombre de bienes jurídicos
penalmente protegidos.

Por esa razón el Estado debe ser cuidadoso en escoger los bienes que protegerá el
derecho penal, que como quedo anotado serán bienes jurídicos muy importantes y que
estén expuestos a ataques graves. De ahí que bienes como la moral no son susceptibles
de ser protegidos por el derecho penal.

PRINCIPIO DE MATERIALIDAD LESIVIDAD U OFENSIVIDAD

El principio de ofensividad como también se le denomina a la lesividad, exige la existencia


de un daño material al objeto de protección penal, si no hay lesión o daño no hay delito.
Tal como lo indica el aforismo “nullum crimen sine injuria”. “Las acciones que no
lesionan o afectan a terceros están fuera del alcance del poder del Estado. Todo el
derecho sirve a la realización de la persona (es personalista o no trasciende), de modo
que no puede imponerse una moral o asumir posiciones paternalistas en nombre de un
mito transpersonal (…) No hay delito sin afectación de un bien jurídico ajeno” (Zaffaroni,
2009:43).

Se viola este principio en la penalización de los actos preparatorios del delito, no hay
lesión al objeto de protección de la norma, y al penalizar la conducta de conspirar o
concertarse para la realización de un delito, se viola el principio de materialidad de la
acción, que ni siquiera se puede comparar con una tentativa en donde se realizaron
algunos elementos del tipo penal, pero por circunstancias ajenas a la voluntad del agente
no se ejecutaron todos los elementos del delito.

Ahora bien, cuando se penaliza la conspiración es como si se penara la tentativa


imposible, pero como el afán del Estado es adelantarse a la materialidad de la acción
(Derecho penal de tercera velocidad), no le importa violar derechos constitucionales,
procesales o principios generales del derecho penal, para el discurso populachero,
erradicar la delincuencia organizada, producto que no se ha logrado ni se alcanzara con
leyes de emergencia tal como penalizar los actos preparatorios como la conspiración, en
la Ley contra la delincuencia organizada.

PRINCIPIO DE INTERVENCION MÍNIMA

“El derecho penal solo debe intervenir en los casos de ataques muy graves a los bienes
jurídicos más importantes. Las perturbaciones muy leves del orden jurídico son objeto de
otras ramas del derecho” (Muñoz 2004:70). Este es el carácter fragmentario, porque la
protección de bienes jurídicos la pueden realizar otras ramas del derecho, y solo en el
caso de mucha gravedad a bienes jurídicos muy importantes como la vida, le
corresponden al derecho penal. En el caso de conflictos o ataques o bienes jurídicos de
menor gravedad se debe dar la oportunidad de que los regulen otras ramas del derecho, y
si después continua la amenaza o si no fue efectiva su intervención, entonces entrara a
funcionar el derecho penal, por eso se dice que el derecho penal es subsidiario de otras
ramas del derecho.

Por ejemplo, el patrimonio es un bien jurídico, y cuando se trata de deudas originadas de


relaciones entre personas, las resolverá el derecho civil, por eso conocemos el aforismo
por deudas no hay prisión. Diferente es el caso de sustracción de un bien mueble con
violencia, en donde la gravedad se califica por la violencia utilizada, corresponde al
derecho penal la protección del patrimonio penalizando esa conducta. Un segundo
ejemplo, el caso de contaminación ambiental por emisión gases por humo de vehículos
automotores, se da la oportunidad al derecho administrativo sancionador como el
Reglamento de Tránsito, porque el ataque el bien jurídico es leve. La pena como sanción
de aplicarse de última ratio por que la penalización debe ser el último recurso del
legislador para tratar de proteger el bien jurídico.

Es importante señalar que el derecho penal no soluciona conflictos, pues este entra a
funcionar cuando el bien jurídico ha sido dañado o puesto en peligro. Si bien es cierto
una de las funciones del tipo penal es el de prevención del delito, por la prevención
general negativa como la amenaza de la imposición de una pena a la sociedad para no
realizar conductas señaladas como delito, esto no implica que el derecho penal solucione
problemas entre seres humanos.

El proceso penal tiene el principio de oportunidad por medio del cual se puede suspender
la persecución penal ya iniciada, o bien el Ministerio Público puede abstenerse de ejercitar
la acción penal, siempre y cuando se haya reparado el daño al bien jurídico. Esta justicia
restaurativa es muy aconsejable porque toma en cuenta la opinión de la víctima quien al
obtener un resarcimiento económico o moral y contribuye a la paz social.

EL DERECHO PENAL

De las distintas ramas del conocimiento humano, el Derecho es sin duda una de las más
antiguas, cuya misión ha sido regular la conducta de los hombres a través del complicado
devenir histórico de la sociedad tratando de alcanzar la justicia, la equidad y el bien
común, como los valores fundamentales más altos a los que aspira el Derecho; y de la
ciencias eminentemente jurídicas, es sin lugar a dudas el Derecho Penal, la disciplina más
vieja, cuya misión siempre ha sido filosóficamente, proteger valores fundamentales del
hombre, tales como: su patrimonio, su dignidad, su honra, su seguridad, su libertad, y su
vida como presupuesto indispensable para gozar y disfrutar de todos los demás; hasta
llegar a la protección del Estado y de la Sociedad en la medida en que se tutele y se
garantice la convivencia humana. Es el derecho penal pues, la melancólica ciencia del
delito y de la pena, y a decir de Raúl Carranca y Trujillo (1980:12), un clásico venerable –
Rossi- escribió que el Derecho Penal es la más importante rama entre todas las ciencias
de las leyes, ya por sus relaciones morales, bien por las políticas, todo progreso de la
ciencia penal es un beneficio para la humanidad, y por ello economiza sufrimientos y,
sobre todo secunda la marcha del hombre hacia su desenvolvimiento moral.

DEFINICION

Suele entenderse el Derecho Penal en forma bipartita, desde el punto de vista subjetivo y
desde el punto de vista objetivo; consideramos que esta división aún sigue siendo válida
en principio en aras de la enseñanza de esta disciplina, ya que ubica al que lo estudia, en
un punto en el que estratégicamente puede darse cuenta cómo nace y como se manifiesa
el Derecho Penal para regular la conducta humana y mantener el orden jurídico, por
medio de la protección social contra el delito.

DESDE EL PUNTO DE VISTA SUBJETIVO (JUS PUNIENDI)

Es la facultad de imponer penas que tiene el Estado como único ente soberano
(fundamento filosófico del derecho penal); es el derecho del Estado a determinar los
delitos, señalar, imponer y ejecutar las penas correspondientes o las medidas de
seguridad en su caso. Si bien es cierto la potestad de “penar” no es un simple derecho,
sino un atributo de la soberanía estatal, ya que es al Estado con exclusividad a quien
corresponde esta tarea, ninguna persona (individual o jurídica), puede arrogarse dicha
actividad que viene a ser un monopolio de la soberanía de los Estados

DESDE EL PUNTO DE VISTA OBJETIVO (JUS POENALE)

Es el conjunto de normas jurídico-penales que regulan la actividad punitiva del Estado;


que determinan en abstracto los delitos, las penas y las medidas de seguridad, actuando
a su vez como un dispositivo legal que limita la facultad de castigar del Estado, a través
del principio de la legalidad, de defensa o de reserva que contiene nuestro Código Penal
en su artículo 1º (Nullum Crimen, Nulla Poena sine Lege), y que se complementa con el
artículo 7º del mismo código (exclusión de analogía).
En suma podemos definir el derecho penal Sustantivo o Material (como también se le
llama), como parte del derecho compuesto por un conjunto de normas establecidas por el
Estado que determinan los delitos, las penas y/o las medidas de seguridad que han de
aplicarse a quienes los cometen. A continuación exponemos algunas definiciones de
derecho penal.

El Derecho Penal trata las conductas conminadas con pena en cuanto a sus presupuestos
y consecuencias. (C. Roxin. Derecho Penal, p. 44.)

Derecho Penal es el conjunto de reglas jurídicas establecidas por el Estado, que asocian
al crimen como hecho, la pena como legítima consecuencia. (Franz Von Liszt. Tratado de
Derecho Penal Alemán).

Es el conjunto de prescripciones jurídicas que desvaloran y prohíben la comisión de


delitos y asocian a estos, como presupuestos, pena y/o medida de seguridad, como
consecuencia jurídica (Santiago Mir Puig, Derecho Penal, p 11).

Derecho penal es la parte del derecho compuesta por un conjunto de normas dotadas de
sanción retributiva. (Sebastián Soler. Derecho Penal Argentino).

Derecho Penal es el conjunto de leyes mediante las cuales el Estado define los delitos,
determina las penas imponibles a los delincuentes y regula la aplicación concreta de las
mismas a los casos de incriminación. (Raúl Carranca y Trujillo. Derecho Penal Mexicano).

Zaffaroni, Alagia y Slokar, estiman que el Derecho Penal es una rama de saber jurídico
que mediante la interpretación de leyes penales propone a los jueces un sistema
orientador de decisiones que contiene y reduce el poder punitivo, para impulsar el
progreso del Estado Constitucional de Derecho (Derecho Penal, parte general 2000, pag.
4).

NATURALEZA JURIDICA DEL DERECHO PENAL

Cuando inquirimos sobre la naturaleza jurídica del Derecho Penal, tratamos de averiguar
el lugar donde este nace y la ubicación que tiene dentro de las distintas disciplinas
jurídicas, y así cabe preguntarnos: si pertenece al Derecho Privado, al Derecho Público o
si pertenece al Derecho Social, que son los tres escaños en que se le ha tratado de
ubicar.

El hecho que algunas normas de tipo penal o procesal penal, puedan dar cierta
intervención a los particulares en la sustanciación del proceso o en la iniciación del mismo
por la clase de delito que se trate (instancia de parte interesada por ser delito privado, el
perdón del ofendido y el sobreseimiento del proceso en ciertos delitos privados, etc.), no
es ninguna justificación válida para pretender situar al Derecho Penal dentro del Derecho
Privado (como el Derecho Civil y el Derecho Mercantil); la venganza privada como forma
de reprimir el delito, dejando a los particulares hacer su propia justicia, ha sido
formalmente desterrada del Derecho Penal Moderno, y si bien es cierto que aun puedan
darse algunos casos en nuestro medio, esto no solo es ilegal sino absurdo en una
sociedad civilizada y jurídicamente organizada, donde solamente al Estado corresponde
determinar los delitos y establecer las penas o medidas de seguridad. La intervención de
los particulares en la ejecución de la pena, es en los libros tan solo un recuerdo histórico
de las formas primitivas de castigar.

Algunos tratadistas, en épocas recientes y amparadas por las novedosas corrientes de la


defensa social contra el delito, han pretendido ubicar al Derecho Penal dentro del Derecho
Social (como el Derecho de Trabajo y el Derecho Agrario), sin embargo tampoco se ha
tenido éxito. El Derecho Penal es una rama del Derecho Público interno que tiende a
proteger intereses individuales y colectivos (públicos o sociales); la tarea de penar o
imponer una medida de seguridad es una función típicamente publica solo corresponde al
Estado como expresión de su poder interno producto de su soberanía, además que la
comisión de cualquier delito (privado, público o mixto) genera una relación directa entre el
infractor y el Estado que es el único titular del poder punitivo, en tal sentido, consideramos
que el Derecho Penal sigue siendo de naturaleza jurídica pública.

Es necesario indicar, que la relacionada distinción entre Derecho Público y Privado, es en


la actualidad, puramente referencial, pues en la práctica, hay muchas actividades del
Derecho Privado que se ven inmersas en el Derecho Público y viceversa, al extremo que
se piensa que la gran polaridad entre lo público y lo privado, existente en la época de
filósofos del Derecho como G. Radbruch, se encuentra por lo menos en crisis.

CONTENIDO DEL DERECHO PENAL:

Es importante observar técnicamente, una diferencia entre el Derecho Penal y la Ciencia


del Derecho Penal, y se hace precisamente delimitando su contenido. Mientras que el
Derecho Penal se refiere a un conjunto de normas jurídico – penales creadas por el
Estado para determinar los delitos, las penas y las medidas de se seguridad; la Ciencia
Del Derecho Penal se refiere a un conjunto sistemático de principios, doctrinas y
escuelas, relativas al delito, al delincuente, a la pena y a las medidas de seguridad.

La ciencia del Derecho Penal (que comprende al Derecho Penal desde el punto de vista
filosófico, buscando su razón de ser) es una disciplina eminentemente jurídica; sin
embargo, al estudiar el delito no debe hacerlo únicamente como “ente jurídico”, como una
manifestación de la personalidad del delincuente; y al estudiar la pena no debe hacerse
únicamente como una sanción retributiva para mantener la tutela jurídica o restaurar el
orden jurídico perturbado (error que también se señala a los clásicos), sino también como
un medio de defensa social, incluyendo el estudio de las medidas de seguridad para la
prevención del delito y la rehabilitación del delincuente.

PARTES DEL DERECHO PENAL


El Derecho Penal o la Ciencia del Derecho Penal, para el estudio de su contenido (el
delito, el delincuente, la pena y las medida de seguridad), tradicionalmente se ha dividido
en dos partes, que coincide también con la división de la mayor parte de códigos penales
del mundo (entre ellos el nuestro).

LA PARTE GENERAL DEL DERECHO PENAL

Se refiere en forma general a todas las instituciones, conceptos, principios, categorías y


doctrinas relativas al delito, al delincuente, a las penas y las medidas, de seguridad, tal el
caso del Libro Primero del Código Penal guatemalteco.

LA PARTE ESPECIAL DEL DERECHO PENAL

Se ocupa de los ilícitos penales propiamente dichos (delitos y faltas) y de las penas y las
medidas de seguridad, que han de aplicarse a quienes los cometen, tal es el caso del
Libro Segundo y Tercero de nuestro Código Penal.

RAMAS DEL DERECHO PENAL

Desde un punto de vista mucho más amplio (latu sensu), el Derecho Penal se ha dividido
para su estudio en tres ramas:

EL DERECHO PENAL MATERIAL O SUSTANTIVO

Se refiere a la “sustancia” misma que conforma el objeto de estudio de la Ciencia del


Derecho Penal como es el delito, el delincuente, la pena y las medidas de seguridad; y
que legalmente se manifiesta contemplado en el decreto 17-73 del congreso de la
republica (que es el código penal vigente) y otras leyes penales de tipo de tipo especial.

EL DERECHO PENAL PROCESAL O ADJETIVO.

Busca la aplicación de las leyes del Derecho Penal sustantivo a través de un proceso,
para llegar a la emisión de una sentencia y consecuentemente la deducción de la
responsabilidad penal imponiendo una pena o medida de seguridad ordenando su
ejecución. Se refiere pues, al conjunto de normas y doctrinas que regulan el proceso
penal en toda su sustanciación, convirtiéndose en el vehículo que ha de transportar y
aplicar el Derecho Penal sustantivo o material, y que legalmente se manifiesta a través del
decreto 51-92 del Congreso de la Republica (que es el código procesal penal vigente).

Confiamos en que la agilización del proceso penal y la aplicación de una pronta y debida
justicia penal, solo puede intentarse como ya se hace en la mayoría de las legislaciones
modernas, dentro de las cuales puede colocarse el nuevo Código Procesal Penal
(Decreto 51-92) con un proceso penal oral desprovisto de todo tipo de burocratización con
ayuda de la moderna tecnología científica.

EL DERECHO PENAL EJECUTIVO O PENITENCIARIO

Se refiere al conjunto de normas y doctrinas que tienden a regular la ejecución de la pena


en los centros penales o penitenciarios destinados para tal efecto, y que por cierto en
nuestro país no se encuentra codificado ya que lo único que existe son normas
reglamentarias de tipo carcelario.

Tanto el Derecho Penal Sustantivo, como el Derecho Procesal Penal o adjetivo, gozan de
autonomía, como disciplinas independientes, cada una tiene sus propios principios,
métodos y doctrinas, lo cual no debe entenderse como una separación absoluta entre
ambas, ya que una es indispensable para la aplicación de la otra. En Guatemala
contamos con un Código Penal que además de adolecer de una serie de errores técnico-
científicos (multiplicidad de figuras delictivas, penas mixtas de prisión y multa, etc.), y
carecer de aspectos fundamentales (no define lo que es el delito, ni lo que debe
entenderse por pena, etc.), también existen una serie de instituciones producto del
Derecho Penal moderno (medidas de seguridad, suspensión condicional de la pena,
perdón judicial, libertad condicional, etc.), que si se aplicaran debidamente y en el tiempo
prudente, contribuirán no solo a aplicar la debida justicia, sino a lograr los fines del
Derecho Penal.

En cuanto al Derecho Penal ejecutivo o penitenciario se refiere, en nuestro país no se ha


logrado su independencia como una disciplina autónoma; no existe una condición
particular y cuando se estudia se hace como parte del Derecho Penal o Procesal Penal,
en tanto que en la práctica depende del Poder Judicial, por cuanto que el Código
Procesal Penal decreto 51-92 del Congreso de la Republica, entre innovaciones jurídicas
que contiene, regula la figura de juez de ejecución, que será el encargado de aplicar la
política penitenciaria. El sistema carcelario depende del Poder Ejecutivo (Ministerio de
Gobernación). Hoy día la mayoría de los especialistas propugnan por su legítima
independencia; en ese sentido la separación del Derecho Penitenciario del Derecho Penal
ha sido sostenida insistentemente por Novelli, quien considera como un conjunto de
normas jurídicas que regulan la ejecución (Novelli. “Autonomía del Derecho Penitenciario”.
Revista Penal y Penitenciaria citada por Rafael Cuevas del Cid. 1954:45). Y, para
subrayar la importancia de esta disciplina vale mencionar lo expuesto por el Profesor
Palacios Motta al decir que en la ejecución penitenciaria se asienta el éxito o el fracaso de
todo sistema penal.

FINES DEL DERECHO PENAL


EL Derecho Penal o Criminal, que es el verdadero, autentico y genuino Derecho
Penal (no confundirlo con el Derecho Penal disciplinario o administrativo), ha tenido
tradicionalmente como fin la protección de los bienes jurídicos fundamentales a través de
la imposición y la ejecución de la pena, cuando son afectados o puestos en peligro por la
comisión de un delito; en ese orden de ideas corresponde al Derecho Penal o Criminal
castigar los actos delictivos que lesionan o ponen en peligro intereses individuales,
sociales o colectivos, de ahí el carácter sancionador del Derecho Penal; sin embargo el
Derecho Penal moderno con aplicación de las discutidas medidas de seguridad ha
tomado otro carácter, el de ser también preventivo y rehabilitador, incluyendo entonces
dentro de sus fines últimos la objetiva prevención del delito y la efectiva rehabilitación del
delincuente para devolverlo a la sociedad como un ente útil a ella.

CARACTERISTICAS DEL DERECHO PENAL

a) Es una ciencia social y cultural. Atendiendo a que el campo del conocimiento


científico aparece dividido en dos clases de ciencias: las ciencias naturales por un
lado y las ciencias sociales o culturales por el otro, se hace necesario ubicar a
nuestra disciplina en uno de ambos campos, ya que los dos tienen características
distintas, así por ejemplo: en las ciencias naturales el objeto de estudio es “psico-
fisico; mientras en las ciencias sociales es el producto de la voluntad creadora del
hombre; el método de estudio de las ciencias naturales es “experimental” mientras
en las ciencias sociales o culturales es “racionalista”, “especulativo” o “lógico
abstracto”; en las ciencias naturales la relación entre fenómenos es “causal” (de
causa a efecto); mientras que en las ciencias sociales o culturales es “teleológica”
(de medio a fin); las ciencias naturales son ciencias del “Ser” mientras las ciencias
sociales o culturales son del “Debe Ser”; de tal manera que el Derecho Penal, es
una ciencia social, cultural o del espíritu, debido a que no estudia fenómenos
naturales enlazados por la causalidad, sino regula conductas en atención a un fin
considerando como valioso; es pues, una ciencia del deber ser y no del ser.

b) Es normativo. El Derecho Penal, como toda rama del Derecho, está compuesto
por normas (jurídico-penales), que son preceptos que contienen mandatos o
prohibiciones encaminadas a regular la conducta humana, es decir, a normar el
“debe ser” de las personas dentro de una sociedad jurídicamente organizada.

c) Es de carácter positivo. Porque es fundamentalmente jurídico, ya que el


Derecho Penal vigentes es solamente aquél que el Estado ha promulgado con ese
carácter.

d) Pertenece al Derecho Público. Porque siendo el Estado único titular del Derecho
Penal, solamente a él corresponde la facultad de establecer delitos y las penas o
medidas de seguridad correspondientes. El Derecho Penal es indiscutiblemente
Derecho Público Interno, puesto que el establecimiento de sus normas y su
aplicación, está confiado en forma exclusiva al Estado, investido de poder público.
La represión privada sólo puede considerarse como una forma histórica
definitivamente superada [Cuevas del Cid, 1954: 34].

e) Es valorativo. Se ha dicho que toda norma presupone una valoración (el Derecho
Penal es eminentemente valorativo), y a decir del profesor argentino Sebástian
Soler, esta cualidad de toda norma es particularmente manifiesta en las leyes
penales, ya que carecerían de todo sentido las amenazas penales si no se
entendiera que mediante ellas son protegidos ciertos bienes e intereses
jurídicamente apreciados. Es decir, que el Derecho Penal está subordinado a un
orden valorativo en cuanto que califica los actos humanos con arreglo a una
valoración; valorar la conducta de los hombres es tarea fundamental del juez
penal.

f) Es finalista. Porque siendo una ciencia teleológica, su fin primordial es


resguardar el orden jurídicamente establecido, a través de la protección contra el
crimen. La ley -dice soler – regula la conducta que los hombres deberán observar
con relación a esas realidades, en función de un “fin” colectivamente perseguido y
de una valoración de esos hechos.

g) Es fundamentalmente sancionador. El Derecho Penal se ha caracterizado,


como su nombre lo indica, por castigar, reprimir, imponer una pena con carácter
retributivo a la comisión de un delito, y así se hablaba de su naturaleza
sancionadora, en el entendido que la pena era la única consecuencia del delito;
con la incursión de la Escuela Positiva y sus medidas de seguridad, el Derecho
Penal toma un giro diferente (preventivo y rehabilitador), a pesar de ello,
consideramos que mientras exista el Derecho Penal, no puede dejar de ser
sancionador porque jamás podrá prescindir de la aplicación de la pena, aún y
cuando existan otras consecuencias del delito.

h) Debe ser preventivo y rehabilitador. Con el aparecimiento de las aún discutidas


“medidas de Seguridad”, el Derecho Penal deja de ser eminentemente
sancionador y da paso a una nueva característica, la de ser preventivo,
rehabilitador, reeducador y reformador del delincuente. Es decir, que además de
sancionar, debe pretender la prevención del delito y la rehabilitación del
delincuente.

i) Fragmentario. Subsidiario y de intervención mínima. El carácter fragmentario se


debe a que el Derecho penal es solamente una parte de los medios de control con
que el Estado cuenta en su lucha contra el delito. Se dice que es subsidiario
porque se debe utilizar únicamente en caso de que los demás medios de control
social no hayan servido para neutralizar las conductas antisociales, es decir, el
derecho penal debe ser un último recurso del Estado contra la agresión delictiva;
en la medida en que un Estado utiliza el control, han servido como filtro o han
fracasado; la sociedad debe renunciar a la utilización del control penal si los
demás medios pueden neutralizar la problemática de la conducta criminal, su
carácter mínimo reside en que solamente puede actuar en los casos en que hayan
definido previamente en la ley penal tales conductas como delitos.

En la actualidad se ha determinado por los penalistas la existencia de tres grandes


principios en torno a los cuales se estructura la intervención penal: los de protección, de
responsabilidad y de la sanción. El primero está contenido en tres fundamentales, el de
lesividad, el de neutralización de la víctima, y el dogma del bien jurídico protegido.

EL DERECHO PENAL COMO MEDIO DE CONTROL SOCIAL

Es un mecanismo por medio del cual, con la norma existente convive la sociedad
en un Estado de Derecho, atendiendo a sus necesidades básicas, asimismo al infractor
de un hecho tipificado le corresponde una pena y/o medida de seguridad, de conformidad
con la ley y con ello establecer el bien común, sabiendo la sociedad que el Estado protege
sus bienes jurídicos.

EVOLUCIÓN HISTORICA DEL DERECHO PENAL


Se ha dicho que el Derecho Penal es tan antiguo como la humanidad misma, ya
que son los hombres los únicos protagonistas de esta disciplina, de tal manera que las
ideas penales han evolucionado a la par de la sociedad. Todas las expresiones humanas
con algún significado social, surgen en la vida de relación, en la convivencia humana, en
el trato diario de unos con otros; es al entrar en relación unos con otros que se exterioriza
la conducta del ser humano, y es a través de la manifestación de su conducta que el
hombre realiza acciones u omisiones que le permiten expresarse, es decir, actúa o se
abstiene de actuar según su voluntad, estas acciones y omisiones cuando son ofensivas,
cuando no son socialmente relevantes, son aceptadas y permitidas por el Estado en
cuanto que no lesionan ni ponen en peligro un bien jurídico tutelado; sin embargo, cuando
estas acciones u omisiones dañan o ponen en peligro un interés jurídicamente tutelado,
son reprobadas y reprimidas por el Derecho Penal, en nombre del Estado y de una
sociedad jurídicamente organizada, como sistema titular de los valores más altos, ello es,
interviene solamente ante la vulneración de valores que una sociedad, en un momento
dado, reputa fundamentales [Soler, 1970: 20].

En el devenir histórico de las ideas penales, la función de castigar ha tenido


diversos fundamentos en diferentes épocas y la mayor parte de tratadistas para su
análisis las han planteado de la manera siguiente:

1. Época de la venganza privada.

Se afirma que en los primeros grupos humanos, cuando el poder público (poder
estatal) no existía o no poseía aún el vigor necesario para imponerse a los particulares, la
función penal revestía el aspecto de una venganza; la venganza particular entonces se ha
tomado como el inicio de la retribución penal, aunque no se trate de un sistema penal en
sí, sino de una forma de manifestación individual. Si pensamos –dice Bernardino Alimena
[1915-97] –que el protoplasma irritado reacciona, si pensamos que todo animal ofendido
tiende instintivamente a reaccionar, los vemos obligados a pensar que la primera forma y
la primera justificación de aquella función –que hoy llamamos, justicia penal –debe de
haber sido por necesidad de las cosas, la venganza.

La época de la venganza privada es la época bárbara, puesto que se accede al


impulso de un instinto de defensa, ante de la reacción provocada por un ataque que se
considera injusta. Como en dicha época no se encontraba organizada jurídicamente la
sociedad, es decir, no se encontraba organizado el Estado, los individuos que se sentían
ofendidos en sus derechos acudían a una defensa individual y cada quien se hacía
“justicia” por su propia mano; esto dio origen –dice Cuello Calón –a graves males, a
sangrientas guerras privadas que produjeron el exterminio de numerosas familias, ya que
los vengadores al ejercitar su derecho no reconocían limitación alguna y causaban al
ofensor o a su familia todo el mal posible. Las perniciosas consecuencias de una
reacción ilimitada, fueron atenuadas por la Ley del Talión, según la cual no podían
devolverse al delincuente de un mal mayor que el inferior a su víctima-ojo por ojo, diente
por diente reconociendo así el grupo o colectividad que el ofendido sólo tenía derecho a
una venganza de igual magnitud al mal sufrido; de tal manera que “no toda venganza
puede estimarse como antecedente de la presión penal moderna, solo tenida relevancia
como equivalente de la pena actual la actividad vengadora que contaba con el apoyo de
la colectividad misma, mediante la ayuda material y el respaldo moral hacia el ofendido,
reconociendo su derecho a ejercitarla” [Castellanos Tena, 1981:32]. Además de la Ley
del Talión, aparece como otra limitación de la venganza privada, y también “la
composición” a través de la cual el ofensor o su familia entregaban al ofendido y los suyos
cierta cantidad para que éstos no ejercitaran el derecho de venganza.

2. Época de la venganza divina.

Es la época teocrática, se sustituye la voluntad individual del vengador por una


voluntad divina a la que corresponde la defensa de los intereses colectivos lesionados por
el delito. La justicia penal se ejercita en el nombre de Dios, los jueces juzgan en su
nombre (generalmente eran sacerdotes, los que representando a la voluntad divina
administraban justicia), y las penas se imponían para que el delincuente expíe su delito la
divinidad depongan su cólera. Es el espíritu del Derecho Penal del antiquísimo pueblo
hebreo. También es posible encontrar resabios de tal sistema en la edad media, en la
que algunos estados asumieron la lucha contra el delito, pero en la que en algunos
tiempos se confundieron los poderes estatales y eclesiásticos.

3. Época de la venganza pública.

Se deposita en el poder público la representación de la vindicta social respecto de la


comisión de un delito. El poder público (representado por el Estado), ejerce la venganza
en nombre de la colectividad o de los individuos cuyos bienes jurídicos han sido
lesionados o puestos en peligro. La represión penal que pretendía mantener a toda costa
la tranquilidad pública, se convirtió en una verdadera venganza pública que llego a
excesos, que caracterizan el procedimiento punitivo de la Edad Media con la aplicación de
penas inhumanas y totalmente desproporcionadas con relación al daño causado, la pena
era sinónimo de tormento y se castigaba con severidad y crueldad, aún hechos que hoy
en día son indiferentes como delitos de “magia y hechicería” que eran juzgados por
“tribunales especiales” con rigor inhumano; esta etapa constituye uno de los episodios
más sangrientos del Derecho Penal europeo, especialmente en los siglos XV al XVIII
[Cuello Calón, 1957:56].

Comenta al respecto el autor precitado que para luchar contra la criminalidad


desbordante de aquellos tiempos, el poder público no vaciló en aplicar las penas más
crueles, la muerte acompañada de formas de agravación espeluznante, las corporales
consistentes en terrible mutilaciones, las infamantes, las pecuniarias impuestas en forma
de confiscación. La pena para ciertos delitos transcendían a los descendientes del reo y
ni la tranquilidad de las tumbas se respetaba, pues se desenterraban los cadáveres y se
les procesaba; reinaba el administración de justicia de una completa desigualdad,
mientras a los nobles y a los poderosos se les imponían las penas más suaves y eran
objeto de una protección eficaz, para los plebeyos y los siervos se reservaban los castigos
más duros y su protección era en muchos casos tan solo una caricatura de la justicia, y
por ultimo dominaba una completa arbitrariedad, los jueces y tribunales tenían la facultad
de imponer penas no previstas en la ley, incluso podían incriminar hechos no penados
como delitos.

4. Periodo humanitario.

La excesiva crueldad de la época de la venganza pública dio como resultado un


movimiento a favor de la humanización no sólo de las penas sino del procedimiento penal,
toda vez que en la época de la venganza pública se iniciaron las torturas, los calabozos y
toda clase de tormentos con la finalidad de castigar y obtener confesiones. La etapa
humanitaria del Derecho Penal comienza a fines del siglo XVIII con la corriente intelectual
del “iluminismo” y los escritos de Montesquieu, DÀlambert, Voltaire y Rousseau, pero es
indiscutible y aceptado unánimemente que su precursor fue el milanés César Bonnesana,
el Marqués de Beccaria, que en el año 1764 (a la par de que se gestaba la Revolución
Francesa con la Filosofía Iluminista), público su famosa obra denominada Dei Delliti e
Delle Pene (De los delitos y de las penas), en la cual se pronunció abiertamente contra el
tormento de la pena para castigar los delitos cometidos; el fin de las penas dijo, no es
atormentar y afligir a un ente sensible, ni deshacer un delito ya cometido, el fin no es otro
que impedir al reo causar nuevos daños a sus ciudadanos, y retraer a los demás de la
comisión de otros iguales, luego deberán ser escogidos aquellas apenas y aquel método
de imponerlas que guardada la proporción hagan una impresión más eficaz y más durable
sobre los ánimos de los hombres y la menos dolorosa sobre el cuerpo del reo. El
tormento resulta el medio más eficaz para absolver a los robustos malvados y condenar a
los flacos inocentes.

Beccaria, se ha dicho, escribió en aquella época un alegato en definitiva contra el


tormento de las penas, aún se recuerdan sus palabras:

“Qué derecho, sino el de la fuerza, será el que da potestad al Estado para imponer
pena a un ciudadano mientras se duda si es reo o es inocente”.

Consideró que la pena es tanto más justa y útil cuanto más pronta y más vecina al
delito cometido se encuentre; es más justa porque evita en el reo los inútiles y fieros
tormentos de la incertidumbre que crece con el vigor de la imaginación y la propia
flaqueza, y es más útil porque cuando es menor la distancia de tiempo que pasa entre la
pena y el delito, tanto es más fuete y durable en el ánimo la asociación de las ideas, delito
y pena, de tal modo que funcionan el uno como causa la otra como efecto consiguiente y
necesario. Desde que Beccaria pronunció su primera palabra humanitaria –dice
Guillermo Cabanellas-, han transcurrido más de dos siglos y, sin embargo, sus ecos
permanecen aun vibrando, quizá ahora con acentos más firmes como si desde entonces
no hubiera habido otro grito más fuerte en las etapas frías en las que hasta entonces
militaban las sanciones contra el delito [Cuevas Del Cid, 1954: 160].

De esta manera pues, la brillante obra del noble milanés de Beccaria, se ha dicho,
tiene mérito de haber cerrado un capítulo del Derecho Penal, que podríamos pensar fue el
primero y que le han llamado “antiguo”, y de abrir otro que los especialistas han
denominado “Edad de Oro del Derecho Penal”, a esto hay que agregar que Eugenio
Florián dio a Beccaria la gloria de haber elevado a la dignidad de Ciencia al Derecho
Penal, ya que hasta esa época aún no podía hablarse de un verdadero Derecho Penal
científico.

5. Etapa científica

Podemos decir que se inicia con la obra de César Bonnesana, el Marqués de


Beccaria, y subsiste hasta la crisis del Derecho Penal Clásico con el aparecimiento de la
Escuela Positivista. Según expresa Palacios Motta [1980: 17]: la labor de sistematización
que realizaron Francesco Carrara y los demás protagonistas de la Escuela Clásica,
llevaron a considerar al Derecho Penal como una disciplina única, general e
independiente, cuyo objetivo era el estudio del delito y de la pena desde el punto de vista
estrictamente jurídico. Luego de la Escuela Clásica aparece la Escuela Positiva del
Derecho Penal, con ideas totalmente opuestas, al extremo de que Enrico Ferri (uno de
sus precursores), consideró que el Derecho Penal debía desaparecer totalmente como
ciencia autónoma para convertirse en una rama de la Sociología Criminal, auxiliándose,
para su estudio, del método positivista o experimental, contrapuesto al lógico abstracto de
la Escuela Clásica. En este periodo el Derecho Penal sufre una profunda transformación
a causa de la irrupción de las ciencias sociales en las penales. Enrico Ferri [Sociología
Criminale: 297], estudia la etiología de la delincuencia y pone a relieve el influjo de los
factores individuales, antropológicos, físicos y sociales en los que se condensa la etiología
de la criminalidad; de esta manera se deja de considerar el delito como una entidad
jurídica, para convertirse en una manifestación de la personalidad del delincuente; la pena
deja de tener un fin puramente retributivo y se convierte en un medio de corrección social
o de defensa social.

Luego de esta etapa, Eugenio Cuello Calón, considera que surge el llamado Derecho
Penal Autoritario producto de la aparición de regímenes políticos totalitarios, con rasgos
netamente peculiares que por su espíritu y orientación presentaba un vivo contraste con el
Derecho Penal liberal-individualista proveniente de las ideas del Siglo de las Luces y de la
Revolución Francesa. Su principal característica era proteger al Estado, por lo cual los
delitos de tipo político, que en regímenes democráticos tuvieron trato benévolo en grado
sumo, fueron considerados como infracciones de especial gravedad y castigados
severamente.
6. Época Moderna
Actualmente existe unidad de criterio en toda la doctrina en cuanto a que el Derecho
Penal es una ciencia eminentemente jurídica, para tratar los problemas relativos al delito,
al delincuente, a la pena y a las medidas de seguridad; mientras que las ciencias penales
o criminológicas, que tienen el mismo objeto de estudio, lo deben hacer desde el punto de
vista antropológico y sociológico. Es más, algunos especialistas sostienen que el
Derecho Penal debe circunscribirse con alguna exclusividad a lo que se denomina
“Dogmática jurídica Penal” que consiste en la reconstrucción del Derecho Penal vigente
con base científica [Cuevas Del Cid, 195473], alejándolo, incluso, de las consideraciones
filosóficas y críticas. (“La dogmática se edifica sobre las conductas de hoy”) [Jiménez de
Asúa, 1960:25].

7. Crisis del Derecho Penal guatemalteco

La crisis del Derecho Penal guatemalteco, es al final producto inevitable de la crisis del
Derecho Penal contemporáneo; pero, en principio es consecuencia de situaciones
jurídicas propias que se han resuelto inadecuadamente y que muchas veces ni siquiera se
han intentado resolver.

En la historia jurídica de Guatemala, se puede contar la promulgación de cinco


códigos penales hasta la presente fecha: el primero se promulgo en el año 1837 durante
el gobierno del Dr. Mariano Gálvez; el segundo en el año de 1877 durante el gobierno del
general Justo Rufino Barrios; el tercero en el año 1889 durante el gobierno del general
Manuel Lisandro Barrillas; el cuarto en el año 1936 durante el gobierno del general Jorge
Ubico; y el quinto que es el que actualmente nos rige, entro en vigencia el 1 de enero de
1974. Los autores han participado en diversas iniciativas de ley para sustituir el actual
código penal que se encuentran pendientes de ser discutidas por el Poder Legislativo.

Si dicho en buen chapín, “echamos un vistazo” a los dos últimos cuerpos penales, fácil
es evidenciar en el Código Penal anterior al emitido en 1973, que si bien es cierto
introdujo algunos avances técnicos como: el principio de legalidad, el principio de
retroactividad de la ley penal favorable al reo y otros, también es cierto que refleja las
influencias de la corriente clásica del Derecho Penal. El Código Penal actualmente en
vigencia, indiscutiblemente presenta una estructura institucional y delictiva mucho más
técnicamente acabada que el anterior, sin embargo no se han hecho más que introducir
sendos postulados de la Escuela Positiva, muchas veces sobre bases y principios de la
Escuela Clásica que aún conserva. Se dejan ver en él muy pocos avances del
“tecnicismo jurídico”, corriente que para su tiempo de creación ya había dominado todo el
ámbito jurídico-penal de aquella época.

Entre los más sobresalientes indicios que revelan crisis en nuestro ordenamiento
penal, podemos mencionar con relación a su parte general: la falta de conceptualización
sistemática respecto de los institutos más importantes como son el delito y la pena;
justificados quizás en que es difícil asentar una buena definición con validez general, o
bien atendiendo a la opinión que ya hace muchos años vertiera el penalista español Luis
Jiménez de Asúa:

“las definiciones en los Códigos son un precepto inútil, pues nada enseñan a los
doctos, ni nada aclaran a los profanos”.

Para nuestro medio resultarían necesarias algunas definiciones, como la de delito,


pues siendo el mismo razón fundamental del Código Penal, debe definirse lo que ha de
entenderse como tal, de igual manera resulta incomprensible la existencia de diversas
clases de pena, sin una previa explicación sobre lo que debe entenderse por ella, o al
menos expresar los elementos esenciales de sus fundamentos dogmáticos, y debe
comprender dentro de la Dogmática conceptos relativos al reconocimiento y respecto de
los grupos indígenas de ascendencia maya, como el caso del error de prohibición
culturalmente condicionado. Desde otro punto de vista, parece extraño que nuestro
Código Penal no contemple estas definiciones, cuando otros ordenamientos jurídicos
guatemaltecos, como el laboral y el civil, sí definen lo que debemos entender por
trabajador, patrono, contrato, persona, etc. En definitiva pues, no hay razón para que se
siga manteniendo como una incógnita a los más relevantes institutos penales, cuando hoy
día, los códigos penales más aventajados como el federal argentino, que dedican algunos
artículos a explicar los mismos (No obstantes también existen tendencias a simplificar los
códigos penales como el caso del código penal alemán). También es indicio de crisis en
esta parte, la enumeración de una serie de medidas de seguridad (reeducadoras y
curativas principalmente), que sólo sirven de ornamento, ya que por lo general nunca se
aplican, por un lado porque no existen establecimientos adecuados para ello, y por otro
porque la práctica criminológica brilla por su ausencia, debiéndose determinar la duración
de las mismas.

En relación con la parte especial, únicamente nos limitaremos a decir que nuestro
ordenamiento penal, presenta un sinnúmero de figuras delictivas, que si bien es cierto son
vigentes, no son positivas, por cuanto que su tipificación es completamente adversa a
nuestra realidad social, pero también faltan algunos delitos que son producto de la vida
moderna; aparte de ello existe un incongruente sistema de penas mixtas (prisión y multa),
para determinados delitos, que desde ningún punto de vista pueden ser conformes con
los fines asignados modernamente a la pena, como consecuencia del delito.

En suma, la crisis de nuestro Derecho Penal está determinada por la desmedida


importancia que generalmente se ha hecho de una dogmática jurídico-penal, que no
corresponde muchas veces a la interpretación, sistematización y aplicación de nuestro
Derecho Penal positivo, ya que siendo propia de legislaciones que regulan la idiosincrasia
de países más o menos avanzados, no es posible que se ajuste adecuadamente al
nuestro, que como cualquiera tiene características de vida muy peculiares. Por otra parte
es evidente la falta de estudios criminológicos que puedan auxiliar a nuestro Derecho
Penal en la lucha contra el delito. Con respecto a esta disciplina, a pesar de haber
alcanzado notables progresos en muchas partes de, mundo, tal es el caso de Estados
Unidos, México, Argentina, Chile, Perú, Venezuela, Costa Rica, Inglaterra, Alemania,
Italia, etc., en nuestro país podemos decir que lamentablemente no existe, ya que no
podemos denominar criminología nacional a la simple publicación de trabajos o tratados
puramente compilatorios, producto de la investigación criminológica de los países
mencionados.

La causa fundamental quizás más importante de nuestra crítica situación jurídica-


penal y criminología, es la escasez de valores humanos en la investigación de las
Ciencias Penales. Actualmente bastarían los dedos de la manos para contar a los juristas
guatemaltecos que se dedican al estudio del Derecho Penal puro, es decir penalistas
entendiendo como tal, a los que con calidad de investigadores se consagran de por vida
al estudio del delito, ya que no se puede dar el apelativo de penalistas, a los que después
de su paso por las aulas universitarias, no hacen más que dedicarse a la práctica procesal
penal, y de vez en cuando por curiosidad profesional, si no por intereses personales, de
detienen a estudiar o criticar un artículo de nuestra ciencia, no obstante que por
imperativo del procedimiento penal vigente a partir de 1994, muchos se han inclinado al
estudio del mismo, más no así de la dogmática penal.

Es más que necesario, urgente en nuestro país, la creación de un “Instituto de


Ciencias Penales y Criminológicas”; para que sustentando un criterio eminentemente
científico, podamos construir nuestra propia doctrina, nuestra propia técnica y nuestro
propio sistema jurídico-penal; solo en estas condiciones podremos aspirar a una
verdadera “justicia”, virtud inquebrantable que suele ser la única que puede dar valor a la
existencia humana sobre la faz de la tierra.

DIVERSAS DENOMINACIONES DEL DERECHO PENAL


A través de la evolución histórica de las ideas penales, y producto de esa
discordancia que ha existido entre los diferentes tratadistas de la materia en todos los
tiempos, es la multiplicidad de denominaciones que se han dado a nuestra disciplina, así
el penalista chileno Raymundo del Río menciona las siguientes: Derecho Penal, Derecho
Criminal, Derecho de Castigar, Derecho Represivo, Derecho Sancionador, Derecho
Determinador, Derecho Reformador, Derecho de Prevención, Derecho protector de los
Criminales, Derecho de Defensa Social. Muchas de esas denominaciones se han
descartado (Derecho de castigar, sancionador o represivo), porque no responden a la
concepción actual del derecho que denominan, hoy, antes de castigar se pretende
reformar y reeducar al delincuente; muchas otras (Derecho determinador, reformador o
prevención) casi no se han usado, ya que si bien es cierto reflejan en parte el fin de la
disciplina, suelen ser términos muy imprecisos. En nuestro país fue propuesto el nombre
de “Derecho de Defensa contra el Delito” por los penalistas Benjamín Lemus Morán y
Gonzalo Menéndez de la Riva, y luego después Rafael Cuevas del Cid (penalista
nacional), adopta el nombre de “Derecho de Defensa Social contra el Delito” por
considerarlo menos confuso que el anterior, sin embargo ninguno de los dos tuvo el éxito
deseado.

Las denominaciones de abolengo que más acogida han tenido para identificar a
nuestra disciplina son las de: “Derecho Penal” y “Derecho Criminal”, la primera hace
alusión a la pena (Derecho Penal), y a pesar de ser la más usada y por lo mismo más
conocida en nuestro medio de cultura jurídica, consideramos que cada día puede ir siendo
la menos indicada, si tomamos en cuenta que la disciplina actualmente ya no tiene como
único fin castigar, sino reeducar, regenerar o rehabilitar al delincuente para devolverlo a la
sociedad como un ente útil a ella. El juspenalista hispano y eminente profesor de
Derecho Penal de la Universidad de Salamanca, (año de 1900), Pedro Dorado Montero,
con una tendencia excepcionalmente humanitaria, se pronunció contra la pena
convencido que ésta, en lugar de reformar al hombre lo hace peor y pensaba que la
sensación sería un día “auxilio” y “favor” para el criminal, porque protegiendo al
delincuente se defiende también a la sociedad. No es castigo lo que el delincuente
merece sino cuidados y remedios.

La segunda denominación hace alusión al crimen (Derecho Criminal), terminología


usada con mayor frecuencia en Europa, especialmente en Francia (Droit Criminel) y en
Italia (Diritto Criminale), que si bien nos puede pararecer anticuada, no es errada por
cuanto crimen es sinónimo de delito, y en tal sentido responde en mejor forma a la
concepción de nuestra ciencia, si tomamos en cuenta que el delito es, sin duda, la razón
de ser del Derecho Penal [Fontán Balestra, 1957:21]; en ese sentido el presupuesto
imprescindible para la existencia y funcionamiento de los demás institutos penales, es el
delito, de tal manera que sin la existencia de éste, los demás no tendrían razón de existir,
así el delito resulta ser el eje fundamental del Derecho Penal y el más popularizado
nombre de nuestra disciplina (Derecho Penal), está en decadencia y resulta cada vez más
ser el menos adecuado al no estar construido sobre el instituto fundamental de nuestra
ciencia que indiscutiblemente es el delito y no la pena.

CLASES DE DERECHO PENAL

El Derecho Penal por excelencia es el “Derecho Penal Criminal” que hemos


definido anteriormente, y que guarda íntima relación con el Derecho Procesal Penal
(Adjetivo), y el Derecho Penitenciario (Ejecutivo), a que también ya nos referíamos, sin
embargo en la doctrina se ha discutido la autonomía de una serie de derechos penales de
tipo particular tales como: el Derecho Penal Administrativo, el Derecho Penal Disciplinario,
el Derecho Penal Financiero, el Derecho Penal Fiscal, etc., que hasta la fecha no han
logrado su independencia del Derecho Penal común o material.

1. Derecho Penal Administrativo

Está compuesto por un conjunto de normas o disposiciones (administrativas), que bajo


la amenaza de una sanción tratan de garantizar el cumplimiento de un deber de los
particulares frente a la administración pública. Dentro de esta disciplina algunos autores
incluyen también el Derecho Contravencional o Derecho de Policía, sin embargo, algunas
contravenciones de policía constituyen verdaderos delitos por lo que pertenecen
estrictamente al Derecho Penal Común. Si bien es cierto que ambos derechos (penal
Administrativo y Penal Común), coinciden en sancionar o castigar una conducta, la
diferencia estriba en que el Derecho Penal Material protege valores como la vida, la
libertad, la seguridad, el patrimonio, etc., mientras que el Derecho Penal Administrativo
protege intereses puramente administrativos. Si bien es cierto que ambos derechos
(Penal Administrativo y Penal Común), coinciden en sancionar o castigar una conducta, la
diferencia estriba en que el Derecho Penal Material protege valores como la vida, la
libertad, la seguridad, el patrimonio, etc., mientras que el Derecho Penal Administrativo
protege intereses puramente administrativos.

2. Derecho Penal Disciplinario

Está compuesto por un conjunto de disposiciones que bajo amenaza de una sanción
regulan el comportamiento de los empleos de la administración pública en el
desenvolvimiento de sus funciones. Tiene su fundamento en la organización jerárquica
de la propia administración pública, no tiene por finalidad ni la prevención, no la
reprensión de la delincuencia, sino la vigilancia de la disciplina que debe guardarse en la
función administrativa.

El Derecho Penal Administrativo se distingue al Derecho Penal Disciplinario, por


cuanto que este último tiene como destinatarios únicamente a los empleados de la
administración pública, mientras que el primero se refiere a los habitantes en general. En
cuanto a las sanciones establecidas por entidades eminentemente privadas para regular
el comportamiento de sus empleados, no tiene absolutamente nada que ver con el
Derecho Penal Disciplinario por cuanto que dichas correcciones no asumen el carácter de
penas y en la mayoría de los actos que se castiga no existe la esencia de lo injusto (así lo
considera Luis Jiménez de Asúa, La ley y el delito).

3. Derecho Penal Fiscal o Tributario

Está compuesto por un conjunto de disposiciones que bajo amenaza de una pena
(sanción), protege intereses puramente fiscales, hacendarios o tributarios. Realmente
resulta difícil hablar de un Derecho Penal Financiero y diferenciarlo del Derecho Penal
Fiscal, ya que prácticamente ambos protegen intereses hacendarios, por lo que utilizan
indistintamente.

Así como los anteriores, se mencionan algunos otros tipos de Derecho Penal, tales
como: el Derecho Penal Económico, el Derecho Penal Corporativo, el Derecho Penal
Industrial e Intelectual y el Derecho Penal de Imprenta, empero es evidente que el radio
de acción de tales disciplinas debe quedar incluido dentro del Derecho Penal Común,
pues, el sólo hecho de que sus preceptos sancionan la infracción de normas especiales,
no es razón suficiente (ni legal ni doctrinariamente), para concederles la autonomía que
reclaman, ya que debe recordarse que el Derecho Penal, por su carácter sancionatorio se
preocupa de asociar penas a aquellas conductas que lesionan intereses jurídicos
protegidos por el ordenamiento jurídico extrapenal [Palacios Motta, 1980: 16 y 17].
RELACIÓN DEL DERECHO PENAL
CON OTRAS DISCIPLINAS JURÍDICAS

1. Con el Derecho Constitucional.

El Derecho Penal como cualquier institución es un Estado de Derecho, debe tener su


fundamento en la Constitución Política, que señala generalmente las bases y establece
las garantías a que debe sujetarse el Derecho Penal y éste debe ajustar sus preceptos al
marco constitucional del Estado; en ese orden de ideas, la abrogación, la derogación y la
creación de leyes penales, responde de alguna manera a la organización y a la filosofía
de un estado en un momento determinado, plasmada en su ley fundamental, tal es la
Constitución de la República.

El gran cambio en el Derecho Constitucional contemporáneo ha sido en la mayoría de


países la constitucionalización de todas las ramas del Derecho, entre ellas obviamente el
Derecho Penal. Todas las ramas del derecho deben verse a partir de la óptica
constitucional.

2. Con el Derecho Civil.

Ambos tienden a regular las relaciones de los hombres en la vida social y a proteger
sus intereses, estableciendo sanciones para asegurar su respeto. Las establecidas por el
Derecho Civil son de carácter reparatorio, aspiran a destruir el estado antijurídico creado,
a anular los actos antijurídicos y a reparar los daños causados por estos actos [Cuello
Calón, 1957: 13]. La sanción penal es retributiva atendiendo a la magnitud del daño
causado y a la peligrosidad social del sujeto activo. Prueba de la íntima relación entre
ambos derechos la constituyen aquellos hechos, librados muchas veces al criterio de los
juzgadores, que fluctúan entre ambos campos, considerados algunas veces como delitos
y otras veces como infracciones de tipo civil (el daño civil y el daño penal, por ejemplo),
nuestro Código Penal en su título IX, del Libro I se refiere a la responsabilidad civil,
partiendo de un delito o falta, lo es también civilmente (véanse los artículos del 112 al 122
de Código Penal).

3. Con el Derecho Internacional.

En la época contemporánea la facilidad de comunicación entre los diferentes países y


las crecientes relaciones internacionales, son propicias para la comisión de delitos que
revisten características de tipo internacional, como la trata de personas, la falsificación de
moneda, el terrorismo, etc., todo lo cual hace indispensable una mancomunada acción de
diversos Estados para la prevención y el castigo de estos delitos, surgiendo así una
legislación penal, creada por acuerdos y tratados internacionales, cuyos preceptos son
comunes en las distintas legislaciones, dando paso a lo que se ha dado en llamar
“derecho Penal Internacional”, que tiene estrecha relación con el Derecho Penal Interno
de cada país, en temas y problemas que les son propios como el conflicto de leyes en el
espacio, la extracción, la reincidencia internacional, el reconocimiento de sentencias
dictadas en el extranjero, etc.

La idea de construir un Tribunal Penal Internacional con jurisdicción sobre toda la


comunidad internacional ha sido muy antigua, y algunos esfuerzos por instaurarlo se han
realizado en le época contemporánea, en parte, por los esfuerzos del entonces presidente
de la Asociación Internacional del Derecho Penal Cherif Bassiouni, quien formulo un
proyecto de estatuto Penal Internacional, se ha logrado la firma del Estatuto de Roma de
la Corte Penal Internacional, al que poco a poco se han ido adhiriendo los países al grado
que en la actualidad ya se han utilizado algunas de sus normas. Se han incluido en el
estatuto delitos como el genocidio crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra,
crimen de agresión y delitos contra la administración de justicia.

4. Con la legislación Comparada.

Se refiere al estudio, análisis y comparación de las legislaciones de diversos países


que se han convertido en un medio importante para la reforma de la legislación penal de
otros países adoptando aquellas leyes e instituciones que mayor éxito han alcanzado en
la lucha contra la criminalidad. Esto se debe al hecho de que hombres de estudio nacidos
en aquellas tierras viajan por el mundo, y después vueltos a su patria, introducen las
nuevas ideas (producto de la comparación de legislaciones de distintos países), de modo
que como observa Bernardino Alimena, algunos pueblos comienzan la elaboración de su
legislación en el mismo punto al que otros llegaron [Cuello Calón, 1957: 15].

ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS PENALES

1. Definición.

Se considera que con la introducción de la “Dogmática jurídica” quedó plenamente


definido el campo del Derecho Penal y el campo de las ciencias penales o criminológicas.
Se atribuye a Isaac Roviera Carrero el nominativo de Enciclopedia de las Ciencias
Penales (año de 1915) y a Alfredo Molinario el de Enciclopedia de las Ciencias
Criminológicas se le llama Enciclopedia por cuanto que identifica a:

“un conjunto de ciencias que consagran al estudio del delito, del delincuente, de las
penas y las medidas de seguridad, desde distintos puntos de vista, en forma
multidisciplinaria”.

A la que Enrico Ferri llamara Sociología Criminal y que más tarde el argentino José
Ingenieros resumiera con el nombre de Criminología desligando de su conjunto al
Derecho Penal. Con el fin de incluir en su contenido tanto al Derecho Penal, como al
Derecho Penitenciario, Rafael Cuevas del Cid se inclina por la denominación de
Enciclopedia de las Ciencias Penales.

2. Su Clasificación.

El contenido de la mencionada enciclopedia, ha sido también motivo de mucha


discusión, no hay acuerdo entre los diversos autores sobre el mismo, sin embargo las
clasificaciones que más acogida han tenido en nuestro medio son las del profesor italiano
Filippo Grispigni y el profesor español Luis Jiménez de Asúa, las cuales plateamos así:

Enciclopedia de las Ciencias Penales de Filippo Grispigni.

a) Ciencias que se ocupan del estudio de las normas jurídicas:


1. Dogmática jurídico-Penal
2. Historia del Derecho Penal
3. Sociología jurídico Penal
4. Filosofía del Derecho Penal
5. Política Criminal (a la que denomina Criminología)
b) Ciencias que estudian los delitos y los delincuentes:
1. Antropología Criminal
2. Sociología Criminal
c) Ciencias Auxiliares:
1. Medicina Legal (forense)
2. Psiquiatría Forense
3. Psiquiatría judicial
4. Técnica de las investigaciones o policía científica

Enciclopedia de las Ciencias Penales de Luis Jiménez de Asúa.

a) Filosofía del Derecho e Historia, que comprende:


1. Filosofía del Derecho Penal
2. Historia del Derecho Penal
3. Legislación Penal Comparada
b) Ciencias causal-explicativas (que llama Criminología), y comprende:
1. Antropología Criminal
2. Biología Criminal
3. Psicología Criminal (que incluye el Psicoanálisis Criminal).
4. Sociología Criminal
5. Penalogía
c) Ciencia jurídico-represivas que comprenden:
1. Derecho Penal (Dogmática jurídica)
2. Derecho Procesal Penal
3. Derecho Penitenciario
4. Política Criminal
d) Ciencias de la pesquisa:
1. Criminalística
2. Policía científica o judicial
e) Ciencias auxiliares, que comprende:
1. Estadística Criminal
2. Medicina Forense o Legal
3. Psiquiatría Forense

Posteriormente el eminente profesor de Medicina Forense de la UNAM, Alfonso


Quiroz Cuarón (fallecido el 16 de noviembre de 1978), modifico la clasificación del Doctor
Luis Jiménez de Asúa; y en la actualidad su discípulo Luis Rodríguez Manzanera
(profesor titular de Criminología en la UNAM y expresidente de la Sociedad Mexicana de
Criminología), haciéndole varias modificaciones a la clasificación de su maestro, la
presenta de la siguiente manera [Rodríguez Manzanera, 1984:84].

Enciclopedia de las Ciencias Penales de Luis Rodríguez Manzanera.

a) Ciencias criminológicas que comprenden:


1. Antropología criminológica
2. Psicología criminológica
3. Biología criminológica
4. Sociología criminológica
5. Criminalística
6. Victimología
7. Penología
b) Ciencias históricas y filosóficas, que comprenden:
1. Historia de las Ciencias Penales
2. Ciencias penales comparadas
3. Filosofía de las Ciencias Penales
c) Ciencias jurídico-Penales, que comprenden:
1. Derecho Penal (Dogmática Penal)
2. Derecho Procesal Penal
3. Derecho Ejecutivo Penal
4. Derecho de Policía
d) Ciencias médicas, que comprenden:
1. Medicina Forense
2. Psiquiatría Forense
e) Ciencias básicas, esenciales o fundamentales:
1. Metodología
2. Política criminológica

Las ciencias criminológicas, son ciencias del mundo del “Ser” mientras que las
ciencias jurídico-penales, son ciencias del mundo del “Deber Ser”, de tal manera que la
Criminología (ciencias criminológicas), se dedica al estudio tanto del criminal, como de su
víctima, así como del crimen y la criminalidad; mientras que el Derecho Penal (ciencias
jurídico-penales), se dedica al estudio de las normas que nos dicen como debe ser el
hombre, qué es lo que debe hacer y qué es lo que debe omitir; es decir, estamos frente a
dos clases de ciencias, las del mundo natural y las del mundo normativo, y ambas
integran la denominada: Enciclopedia de las Ciencias Penales o Criminológicas.

3. Su contenido.

De manera somera y concreta, el contenido y qué hacer de las disciplinas que


conforman la Enciclopedia de las Ciencias Penales o Criminológicas, es la siguiente:

3.1. Filosofía del Derecho Penal.

Es la rama de la Filosofía del Derecho que se ocupa del estudio de las cuestiones
penales desde el punto de vista filosófico, conectando las normas penales con el orden
universal, indicando en qué medida el fenómeno de la pena y el delito tiene carácter
universal, buscando su legitimación sobre la base de la naturaleza y de los fines del
Estado y del valor moral y legal de la personalidad del individuo. Aún hoy se reconoce por
algunos autores la necesidad de deslindar con precisión el campo de la Filosofía del
Derecho y el de la Dogmática jurídica Penal, ya que está ultima como ciencia, se ocupa
exclusivamente del estudio de las normas, excluyendo las consideraciones filosóficas que
van más allá de su campo de estudio.

3.2. Historia del Derecho Penal.

Es una rama de la Historia del Derecho, que se ocupa del estudio de la evolución en
el tiempo de las ideas e instituciones penales y sus resultados prácticos ayudando a evitar
abstracciones alejadas de la realidad social concreta de la cual según Grispigni “El
Derecho nace y toma vida”. La Dogmática jurídica Penal se ocupa del estudio de las
normas penales desde el punto de vista estático; mientras la Historia del Derecho Penal lo
hace desde el punto de vista dinámico, y puede aportar al dogmático “El conocimiento de
la precedente evolución de las instituciones particulares”.

3.3. La legislación Penal Comparada.

Es una rama de la legislación comparada en general, consiste en un método


encaminado, entre otras cosas, a mejorar la propia legislación (con ideas e instituciones
importadas de otras legislaciones), y busca la uniformidad del ordenamiento jurídico en la
medida de lo posible entre los distintos países del mundo.

3.4. La Antropología Criminal.

Filippo Grispigni considera que la Antropología criminal es la ciencia que estudia los
caracteres físico-psíquicos del hombre delincuente, y, sobre la base de éstos, juntamente
con las influencias del ambiente y de las circunstancias, apunta a explicar la génesis de
los hechos criminosos particulares y añade que, así como la antropología general es el
estudio del hombre en su unidad de espíritu y cuerpo, así, también la Antropología
criminal estudia ambos aspectos de la personalidad del delincuente en sus relaciones
recíprocas.

Se atribuye a Cesare Lombroso el nacimiento de la Antropología criminal quien


considera que el hombre delincuente es una especie particular de hombre dotado de
peculiares características somáticas funcionales y psíquicas que constituyen el “tipo
delincuente” o “delincuente nato” que según Lombroso es idéntico al loco moral, con base
epiléptica, explicable principalmente por atavismos y un tipo biológico y anatómico
particular: escasez de cabellos, frente fugitiva, mandíbula bien desarrollada, reducida
capacidad craneal, senos frontales desarrollados, espesor mayor de los huesos del
cráneo, gran agilidad, insensibilidad moral, ausencia de remordimiento, la pereza, la
pobreza de afectos, la inclinación a los placeres venéreos, la superstición, etc., Carlos
Fontán Balestra dice que la Antropología Criminal estudia al delincuente en su totalidad
psicofísica.

3.5. La Psicología Criminal.

El penalista argentino Carlos Fontán Balestra, considera que la Antropología criminal


comprende la Psicología y la Psiquiatría criminales, ya que estudia al delincuente en su
totalidad psicofísica. Sin embargo, la Psicología criminal se ocupa del estudio del delito
como un acto en el estado normal del hombre dentro de las regularidades de su vida
psíquica, dejando el estudio de lo anormal y de los anormales para el campo de la
Psiquiatría. Filippo Grispigni considera que para cometer un delito es necesario que el
delincuente esté en condiciones psiquiátricas defectuosas o irregulares, sean
permanentes, transitorias o excepcionales (el individuo normal psíquicamente no
delinque). Por defecto psíquico no solo se entiende deficiencia del sentimiento moral. El
defecto psíquico incide en la esfera intelectual, en la esfera sentimental y en la esfera
volitiva, que es lo que se denomina “Poligénesis psíquica del delito”.

3.6. Sociología Criminal.

Fue creada por el sociólogo Enrico Ferri durante la época de la Escuela Positiva del
Derecho Penal, a pesar de que Rousseau ya había hablado del factor social sobre el
crimen, y se ocupa del estudio del delito, la pena y la criminalidad como un fenómeno
puramente social. En principio Ferri planteó la desaparición del Derecho Penal como una
ciencia autónoma y propuso pasara a ser una rama de la denominada “Sociología
Criminal”; sin embargo, eso no llegó a suceder; y actualmente el Derecho Penal es una
ciencia eminentemente normativa, mientras la Sociología criminal es una ciencia
eminentemente causal-explicativa, que tienen el mismo objeto de estudio desde distintos
puntos de vista.
3.7. La Penología.

Se ha discutido largamente la independencia de esta disciplina del Derecho Penal;


uno de los más decididos defensores fue Cuello Calón, para quien la Penología se ocupa
del estudio de las penas y las medidas de seguridad, así como las instituciones
poscarcelarias. Hay quienes hablan de Penología como sinónimo de Derecho
Penitenciario o Derecho de Ejecución Penal, por cuanto que su objeto de estudio es el
mismo, todo régimen de la aplicación de las penas y medidas de seguridad, empero, la
diferencia radica en que el Derecho Penitenciario es una ciencia jurídica y la penología es
causal-explicativa o naturalista.

3.8. El Derecho Penitenciario.

Es una ciencia jurídica compuesta por un conjunto de normas que tienden a regular la
aplicación de las penas y medidas de seguridad y velar por la vida del reo dentro y
muchas veces fuera de la prisión. Su autonomía es ya innegable en la doctrina y en la
mayoría de países del mundo.

3.9. El Derecho Penal.

Es una ciencia eminentemente jurídica, que regula el deber de ser de las personas en
la sociedad, y cuando se reduce al campo de la Dogmática Jurídica Penal, no es más que
la reconstrucción del Derecho Vigente con base científica, desprovisto de su aspecto
filosófico, histórico, critico, etc. Sin embargo como bien lo explica Rafael Cuevas del Cid
(1954: 74 y 75], el “Dogmatismo Penal” resulta ser demasiado estrecho para incluir todos
los aspectos que abarca la ciencia del Derecho Penal y, que los dogmáticos pretenden
excluir, razón por la cual muchos especialistas admiten que debe ampliarse mucho más la
cobertura de la Dogmática Jurídica Penal; así, por ejemplo: en América uno de los
primeros más grandes autores técnico-jurídicos, que enfocó el Derecho Penal como
Dogmático, es Sebastián Soler, y no obstante ello, en su Derecho Penal Argentino,
encontramos extensos capítulos dedicados a la Historia del Derecho Penal, aspectos que
no cabrían dentro de un tratado meramente dogmático; de igual manera, Filippo Grispigni
quien también explica cuestiones históricas siendo participe de un sistema estrictamente
dogmático.

3.10. La Política Criminal.

Encuentra sus antecedentes más remotos en César Bonnesana, el Marqués de


Beccaria, y alcanza su más alta expresión con el penalista alemán Franz Von Liszt.
Basada en la Antropología Criminal, en la Sociología Criminal y en la Ciencia
Penitenciaria, la política criminal se encamina hacia su fin, que es la lucha y prevención
consciente contra el delito; ella debe ser la maestra y la guía del legislador en la lucha
contra el delito. La Política es pues, la doctrina que estudia la actividad que debe ser
desarrollada por el Estado a los fines de prevención y represión del delito (Grispigni). Luis
Jiménez de Asúa considera que la Política Criminal no es más que una parte del Derecho
Penal Dogmático, es necesario que el realice críticas para lograr un mejoramiento del
Derecho vigente.

3.11. La Criminalística.

Es una disciplina esencialmente práctica, cuya finalidad, es obtener una mayor


eficiencia en el descubrimiento del delincuente y en la investigación del delito. En el II
Congreso Nacional de Criminología, celebrado en febrero en 1986 en la ciudad de Colima
de la República Mexicana, se expuso que la criminalística es la ciencia que con su
método de estudio nos garantiza la resolución de muchos casos en los que se aplique
independientemente de la naturaleza del hecho, ya que estudiando la escena o lugar, en
la victima, en el victimario o sospechoso, podrá asegurarse la participación de este, su
culpabilidad o inocencia, la participación de uno o más sujetos en un hecho, etc. El
crimen perfecto no existe, y puede serlo porque no se investigue o porque las
investigaciones no se concluyan; es función de la criminalística investigar y determinar,
quien o quienes, como, cuando, donde, por qué, a quien o a quienes; nos permite llegar a
la reconstrucción de los hechos, y demostrar la verdad objetiva. La criminalística o policía
científica resulta ser un necesario auxiliar en la administración de justicia para el
verdadero esclarecimiento de los delitos.
CRIMINOLOGÍA, CRIMINALISTA Y VICTIMOLOGIA

LA CRIMINALISTA:

Ciencia natural y penal, que mediante la aplicación de sus conocimientos, metodología y


tecnología al estudio de las evidencias materiales asociativas, descubre y verifica de
manera científica un hecho presuntamente delictuoso y a los presuntos autores y
cómplices analizando, valorando o aportando las pruebas materiales y periciales al caso
concreto.

Ciencias Auxiliares al Proceso Penal

1. Antropología Forense
2. Lofoscopia y Dactiloscopia
3. Fotografia Forense
4. Victimologia
5. ADN GENETICA
6. Traumatismos
7. Accidentologia Vial y Forense
8. Psicología y Psiquiatría
9. Grafología y Grafotecnia

LA CRIMINOLOGÍA:

Conjuntos de estudios y observaciones acerca del delito, sus causas y su represión,


basándose en los aspectos de carácter genético, psicológico, antropológico y sociológico
de la criminalidad.

Ciencia que estudia los fenómenos del delito, delincuente, pena y sociedad. (Política
Criminal de Estado)

ENTONCES LA CRIMINOLOGÍA EN QUE SE CENTRA: Cuando la criminalística se


encarga de buscar: como, en donde, quien, cuando, etc. La criminología se pregunta
porque? Es decir porque la persona actuó de esa manera, pudiéndola hacer de otra.

ENTONCES CUAL ES EL OBJETO DE LA CRIMINOLOGÍA:

1. La Criminalidad
2. El Delito
3. La Conducta Desviada
CRIMINOLOGÍA EN SENTIDO AMPLIO

Es el estudio empírico de la criminalidad, entendiendo por tal, el conjunto de todas las


acciones punibles dentro de un determinado ámbito temporal y espacial

1. La criminalidad debe explicarse desde el punto de vista de las ciencias sociales


2. La Criminología goza de autonomía.

LA FÁBRICA DE LEYES NO ES LA SOLUCIÓN:

La criminología estudia los comportamientos humanos, influido muchas veces por la


propia sociedad, la política, la economía de un país, la religión etc.

LA DESPENALIZACIÓN DE LA DROGA ES UN TEMA CRIMINOLÓGICO?.

Por supuesto que sí, ya que al narcotráfico jamás se le ha presentado, la posible solución
para la sociedad en función despenalizadora, legalización de las mismas y suministros
controlado, como una forma de política criminal.

ENTONCES LA CRIMINOLOGÍA ESTUDIA LA CRIMINALIDAD DE UN PAÍS?

En efecto, pero también estudia su prevención, control y corrección, muchas veces esta,
por medio de la política criminal.

LA CRIMINALISTA EN LAS DIFERENTES FASES DEL PROCESO PENAL:

Fase preparatoria, intermedio y del juicio propiamente.

 Investigaciones preliminares
 En la audiencia de primera declaración
 Audiencia intermedia

Ofrecimiento de prueba.

Debate oral público.

POLITICA CRIMINAL DE ESTADO:

Escribir su propio concepto.

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