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LOS PRINCIPIOS LIMITADORES DEL PODER PUNITIVO

PRINCIPIO DE LEGALIDAD
Conforme el principio de legalidad, sólo la ley crea delitos y sólo podrá considerarse
delito, aquél hecho que la ley expresamente lo declare como tal. Mientras una ley
no prohíba un hecho, el hombre tiene libertad para realizarlo (art. 19 CN).

Art. 18 CN “Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo
fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales,
o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie
puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden
escrita de autoridad competente (…)”

Art. 9. 1, PIDCyP: “Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad


personales. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá
ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con arreglo al
procedimiento establecido en ésta” .

Art. 9 CADH. Principio de Legalidad y de Retroactividad: “Nadie puede ser


condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran
delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave
que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la
comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente
se beneficiará de ello”.
LA LEY DEBE SER ESCRITA: Es a los efectos de su conocimiento. Para que no
queden dudas acerca de su contenido.

LA LEY DEBE SER ESTRICTA. También conocido como principio de máxima


taxatividad penal.

La ley debe describir concretamente la conducta que es delito. La pena solo es


aplicable en los casos de realización de tipos de conductas expresamente previstos
por la ley con indicación de sus elementos descriptivos y normativos. El principio de
máxima taxatividad penal excluye la aplicación analógica de la ley.
Conforme este principio, la criminalización primaria debe ser formalizada en una ley
en forma taxativa y con la mayor precisión técnica posible.
La analogía queda absolutamente vedada en materia penal, porque la norma tiene
un límite lingüísticamente insuperable, que es la máxima capacidad de la palabra.
No obstante, la analogía como regla de la lógica interpretativa es admisible y
recomendable. Lo que está prohibido es hacerle decir a la ley lo que esta no dice
en razón de que la situación es análoga a lo que la ley resuelve.

LA LEY DEBE SER FORMAL:


En nuestro sistema jurídico el principio de legalidad no se satisface con una norma
general previa, sino que ésta debe emanar de quien está efectivamente investido
del poder legiferante y no de otro poder, como los decretos del Poder Ejecutivo
Provincial o Nacional. Es inadmisible, pues, la delegación legislativa en materia
penal.

Aun así, nuestro sistema admite las leyes penales en blanco, dado que la creación
de una figura punible por vía de reglamentación no supone necesariamente la
atribución a la administración de una facultad indelegable del Poder Legislativo. Se
alude aquí, aunque no sin controversia, que se trata del ejercicio legítimo de la
potestad reglamentaria discernida por el art. 99, inc. 2 de la C.N

LA LEY DEBE SER PREVIA:


Como consecuencia de este principio quedan eliminadas las llamadas leyes ex post
facto. La garantía de legalidad tiene por objetivo que nadie puede ser penado por
un hecho que al momento de su comisión no era delito o no era publible.

Hay una excepción: el efecto retroactivo de la ley penal más benigna. El código
penal (art. 2) y la CADH (art. 9) establecen expresamente la excepción al principio
de irretroactividad en el caso que la ley sea más benigna. Adviértase que no sólo
es aplicable la que establece una pena menor, pues puede tratarse de la creación
de una nueva causa de justificación, de inculpabilidad o puede provenir también
otras circunstancias como un menor tiempo de prescripción, probación, libertad
condicional, etc.
PRINCIPIO DE LESIVIDAD
Art. 19 CN: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al
orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios,
y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningú n habitante de la Nación será
obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”

Establece límites materiales al poder punitivo del estado en general, estableciendo


que las acciones privadas de los hombres que “de ningún modo ofendan al orden y
a la moral pública, ni perjudiquen a terceros, están (….) exentas de la autoridad de
los magistrados”.

Ningún derecho puede legitimar una intervención punitiva del estado cuando no
media al menos un conflicto jurídico, entendido como la afectación de un bien
jurídico total o parcialmente ajeno, individual o colectivo. No puede admitirse que
alguien pretenda imponer una pena cuando no hay un derecho afectado.
Legalidad y reserva constituyen dos manifestaciones de la misma garantía de
legalidad. Son como las dos caras de una misma moneda, que responden a un
único propósito: la racionalidad en el ejercicio del poder, que también emerge del
principio republicano de gobierno.

Esto es lo que afirma ZAFFARONI, para quien “la criminalización alcanza un límite
intolerable cuando el conflicto sobre cuya base opera es de ínfima lesividad o
cuando, no siéndolo, la afectación de derechos que importa es groseramente
desproporcionada con la magnitud de la lesividad del conflicto.
PRINCIPIO DE CULPABILIDAD

A ninguna persona le pueden ser imputadas acciones prohibidas por ley si dicha
persona no ha tenido al menos la posibilidad de prever el resultado de su conducta,
o si no le era posible conocer la prohibición legal o adecuar su conducta a tal
prohibición en el momento concreto. Exige que el sujeto haya tenido la posibilidad
de haberse motivado en la norma.

No sólo se requi ere que exista una acción material imputable al autor, sino que
también se requiere que ese hecho haya sido querido por el autor o le sea
reprochable por negligencia (cuando el autor debió prever la posibilidad del
resultado). Ello es denominado como “principio de dolo o culpa”.
De esa forma el principio de culpabilidad es un nuevo filtro que evita en muchos
casos la imposición de penas a sujetos no responsables.

“la culpabilidad es el juicio necesario para vincular en forma personalizada el injusto


a su autor y, en su caso, operar como principal indicador del máximo de la magnitud
del poder punitivo que puede ejercerse sobre éste. Este juicio resulta de la síntesis
de un juicio de reproche basado en el ámbito de autodeterminación de la persona
en el momento del hecho (formulado conforme a elementos formales
proporcionados por la ética tradicional) con el juicio de reproche por el esfuerzo del
agente para alcanzar la situación de vulnerabilidad en que el sistema penal ha
concretado su peligrosidad, descontando del mismo el correspondiente a su mero
estado de vulnerabilidad” (ZAFFARONI).

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