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“No vuelve al Cielo hasta que ha cumplido su Misión”. 9-dic-2.

021

Mª Esther Rodriguez Colle 1.948 – 2.021

Nuestra querida Madre a los 73 años ha subido al


Cielo después de terminar su Misión en la tierra…
no existe ninguna duda que el Cielo le abrió las
puertas y tenemos evidencias para demostrarlo, a
través de los frutos de Paz y Alegría que nos ha
dejado como herencia.

El 9 de diciembre fiesta de San Juan Diego (el


“indio” de la Virgen de Guadalupe) nuestros padres
fueron a misa como todos los días a la Parroquia San Juan Bautista (La Palma del Cdo, Huelva),
sobre las 20 hrs, después de comulgar Mamá fue a su banco, y mientras Papá desde el altar hacía
una oración, Dios la llamó para el Cielo, se durmió en Dios y cayó al pasillo central, quedando su
cuerpo totalmente orientado hacia el altar y mirando a nuestro querido padre…el sacerdote
pudo asistirla y terminar de darle la Extremaunción. No se pudo hacer nada por salvarla, a pesar
del esfuerzo enorme de los sanitarios y policías. La Voluntad de Dios se
llevó a cabo… este era su día, su hora y su sitio. No puede haber mejor
forma de morir para un cristiano, en gracia, en su iglesia y junto a su
marido, con quien ha compartido la Vida y Fe durante 49 años.

Tuvo el privilegio de ser velada en el mismo lecho y lugar de muerte


durante 4 horas… rodeada de los hijos que tuvieron la gracia de estar
cerca y contemplar la paz que irradiaba su rostro.

Para los cristianos no existen casualidades, sino Cristo incidencias… y la


pascua de nuestra Madre nos ha dejado con mucha paz al
contemplarlas. El día anterior Ella pudo celebrar la Vigilia de la Inmaculada... y nosotros sus hijos
ser consolados por la Virgen durante estos días por las fiestas de las
advocaciones que nuestra madre amaba profundamente: la Virgen de
Loreto (10-dic) y La Virgen de Guadalupe (que se celebra desde el 9 al 12-
dic, patrona de América, donde ella dio su vida por la Evangelización y tierra
que tanto amaba y que a pesar de los años tanto recordaba). Sin duda, que
Jesucristo viendo nuestro sufrimiento de su partida, en esta Cruz nos dice
“Hijo ahí tienes a tu madre”, nos regala a la Virgen María para consolarnos
y animarnos. Nuestra Madre de la tierra ya está unida a nuestra Madre
celestial, y hoy desde la eternidad las dos juntas nos dicen como la Virgen de Guadalupe al indio
Juan Diego, “¿Por qué temes?, ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?”. La sencillez de espíritu y
vida de nuestra madre, como la del propio San
Juan Diego, le hizo poder tener una relación con
la Virgen muy especial, a ella sabemos que
siempre le pedía por la Fe y necesidades de sus
hijos y todas las personas necesitadas.

Es verdad que no tuvimos la oportunidad de


despedirnos por la repentina muerte… pero sin
saberlo nos dejó un testamento, como una carta
de despedida. Después de la misa tenían una
celebración y se había preparado una monición o exhortación, que llevaba escrita en su bolso…
en ella decía refiriéndose a la palabra de Dios “No vuelve al Cielo hasta haber cumplido su
Misión, sin haber fecundado la tierra” y “no se detiene hasta que ha cumplido su misión”, no
“No vuelve al Cielo hasta que ha cumplido su Misión”. 9-dic-2.021

Mª Esther Rodriguez Colle 1.948 – 2.021

sabía que lo escribía de sí misma para dejarnos la paz de saber que es cierto que Ella ya cumplió
su fecunda misión y por eso vuelve al cielo... este escrito terminaba diciendo “poner la confianza
en Él”… ¡Cómo nos consuelan estas palabras sabias!.

Después de la eucaristía celebrada en el mismo lugar de su


partida, acompañados también por su comunidad, amigos y
familia en procesión dejamos su cuerpo descansando junto
a nuestros abuelos, en la firme esperanza también de la
Resurrección de la Carne. Era el ocaso y por tanto ya
empezaba la celebración del Domingo “Gaudete”
(“Alegraos”), Domingo de la Alegría. Por supuesto, no
dudamos que su deseo
era que estuviéramos alegres en el corazón, pues ella ya goza
y disfruta de la alegría perfecta, que es estar con Dios por
toda la Eternidad. Es cierto que nos deja un vacío infinito y
sufrimos… pero estamos alegres y agradecidos por su Vida y
porque ya la tenemos en el cielo. ¡Que orgullosos nos
sentimos de ser sus hijos!

Ese deseo suyo lo celebramos en la intimidad de la familia el Domingo a través de los laudes
cantados en el patio de la casa de nuestros padres y fueron sus nietos quienes participaron más
activamente… una asamblea numerosa, ruidosa y
agradecida. Nos unimos al cielo para alabar a Dios
por su Vida, su Fidelidad, su Entrega, su Ejemplo,
su Amor, su Sencillez y por supuesto su Alegría,
imposible no recordarla así. ¡Mamá, te
queremos, ya estás en el Cielo, intercede por
todos nosotros “Hasta Pronto”!.

Breve reseña de su vida

Mª Esther Rodríguez Colle, hija de Adrian y Eusebia nació en


Santas Martas, pequeño pueblo de León el 23 de febrero de
1948, tuvo un hermano mayor: Maxi, que
también ya descansa en paz. Pasó su
infancia en el pueblo, donde recibió la
comunión a muy temprana edad, alimento
que la nutrió hasta minutos antes de su
muerte. Siempre nos comentó que tuvo vocación de monja misionera, pero
sus padres no la apoyaron lo necesario ¡Menos mal!.

Desde jovencita salió del pueblo a trabajar… fue así como terminó en
Barcelona, donde participaba activamente en los grupos juveniles de la
parroquia. Allí locamente enamorada de nuestro padre, tuvo que respetarlo y callar, pues
nuestro padre estaba en pleno discernimiento para monje trapense; y así fue, 6 meses estuvo
Papá en el Monasterio de Venta de Baños (Palencia), su vocación no fue esa… ¡Gracias a Dios!.
Al volver a Barcelona, fue mi padre quien tomó lo iniciativa y mi madre recibió la recompensa
“No vuelve al Cielo hasta que ha cumplido su Misión”. 9-dic-2.021

Mª Esther Rodriguez Colle 1.948 – 2.021

de su sacrificio y respeto. Después de nueve meses de noviazgo, el 23


de diciembre de 1972 se casaron en Barcelona. Fue recién casados que
escucharon el anuncio del Kerigma y
iniciaron el Camino Neocatecumenal.

Los frutos del matrimonio no se hicieron


esperar y fueron numerosos… Rubén,
Samuel, Moisés, María e Isabel nacieron
en Barcelona, y a continuación, después
de una pérdida natural, llegaron Israel,
Jesús, Esther, Ana y Marcos… ya viviendo
en La Palma del Condado.

El agradecimiento a Dios de quien se han sentido profundamente amados, los llevó a ofrecer sus
vidas y la de sus hijos a ser misioneros, siendo enviados a
Chile en diciembre de 1988 por San Juan Pablo II. Tuvimos la
gracia de ser de las primeras familias em misión en partir… y
poder experimentar como dice el evangelio el ciento por uno
en la tierra. Ahora, en nuestra madre también se cumple “y
en el mundo venidero: Vida Eterna”, no es de extrañar que
Dios en su dulzura haya dado una muerte Santa a quién ha
dado por entero su Vida a Dios y al prójimo; dedicada a su
familia, sus hijos y a la salvación de las almas de todas las personas.

Doce años estuvimos en Chile ¡casi nada!, en Conchalí y en Coronel,


incluso con nuestro abuelo Adrian, pues estuvo en Chile sus dos
últimos meses de vida. Los frutos de ese tiempo de misión solo Dios
los conoce, tan solo decir que en Lagunillas - Coronel (Chile) alguna
jovencilla lleva su nombre pues nació
gracias a la fuerza que sus padres vieron
en nuestra madre para criarnos y eso les llevó a ser generosos dando
una nueva vida ¡Solo por esa niña mereció la pena dejarlo todo!.

En diciembre de 2001, tocó regresar a España y desde ese momento


siempre nuestra madre quiso partir
nuevamente en misión, y así fue como
pudieron, esta vez solos, en el año 2012-2013 dar unos meses de
su vida en Bruselas ayudando en todo al Seminario, los
seminaristas disfrutaron y degustaron de su gran don en la cocina.
Después de aquella experiencia, no pararon ni un solo momento de estar al servicio de la Iglesia
y por supuesto de sus 10 hijos y 21 nietos, hasta el mismo momento de su partida.

Su cuerpo descansa en el pueblo, fue sepultada junto a sus padres


en las vísperas del Domingo
“Gaudete” de la Alegría.

Muchas gracias por


vuestras oraciones y por
acompañarnos.

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